Una discusión sobre el rol social de las bibliotecas: de la Argentina a China, pasando por Estados Unidos

Argentina/Agosto de 2016/Telam

Cómo conquistar y formar más lectores, cómo hacer de las bibliotecas productoras de conocimiento, el vínculo con el Estado y el rol social de esas instituciones fueron algunas de las ideas que circularon durante la primera jornada del 21° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura en Resistencia.

La escritora Luisa Valenzuela y el ensayista Horacio González, junto a especialistas de China, Colombia y los Estados Unidos compartieron frente a un ávido público sus ideas sobre el rol social de las bibliotecas, en el marco del 21° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura que realizó en su primera jornada una mesa debate dedicada a las experiencias y desafíos locales y globales.

 Parece difícil imaginar que aquí y en la China o los Estados Unidos las bibliotecas compartan preocupaciones comunes; pero las tienen y, aunque distintas, substraen una identidad que se diría universal. Por lo menos esa postal quedó guardada en la memoria ayer por la tarde, cuando cinco especialistas del mundo contaron sobre las experiencias en sus países y trazaron así una suerte de cartografía en común.

Cómo conquistar más lectores, cómo hacer de las bibliotecas focos productores de conocimiento, cómo formar lectores críticos y gozosos, de qué modo debe ser el vínculo con el Estado y en definitiva cuál es el rol social de esas instituciones fueron algunas de las ideas que circularon entre Miguel Valladares (Estados Unidos), María Elvira Charría (Colombia), Ye Duoduo (China), Valenzuela y González, bajo la moderación de Adela Rattner.

Al comienzo del evento, en el discurso de apertura del foro, Mempo Giardinelli convocó a construir una “nación de lectores” y sobre esa idea volvió González, ex director de la Biblioteca Nacional entre 2005 y 2015, durante su ponencia en el Centro de Convenciones de Resistencia ante un público numeroso –unas mil personas-, que ya siendo tarde y tras un larga jornada, continuaba atento para discutir o coincidir al ritmo de aplausos y silencios.

La aspiración a una “nación de lectores” disparó y marcó así la primera línea de la intervención del sociólogo: “Me parece una idea atrevida, complejísima, no fácil de definir en la medida en que una nación es un espacio abierto a todas las aptitudes, conflictos, lecturas que también combaten entre sí. Nos obliga a cuestionarnos si esta podría ser una nación de productores de soja o petrolífera de empresarios, ¿por qué una nación de lectores?”.

“Las bibliotecas fundan países, la Argentina fue fundada bajo la forma de una biblioteca, casi diría Borges”, advirtió González y con una imagen muy sencilla de cuando fue funcionario reflejó la otra cara de la nación: “Muchas tardes, cuando terminaba el día, pasaba para consultar lo que leían los lectores. Eso es una mapa de la lectura de la nación”.

De China a Resistencia, la escritora Ye Duoduo contó sobre el funcionamiento de las bibliotecas en su país que conforman una “red estatal” pues “en cada provincia, municipio y distrito hay una biblioteca pública o salas de lectura”. Sin embargo, y a pesar de que el camino parece realizado, “no se logra cubrir las necesidades de todo el pueblo”, explicó a Télam al tiempo que señaló, como desafío “interesante” a debatir, que esa demanda promueve “la inversión y el auspicio empresarial”.

Ocurre que a diferencia de lo que sucede en el continente americano, en el gigante oriental –su Biblioteca Nacional aloja 35 millones de libros- “la lectura está instalada en nuestra cultura: es un país con una civilización de más de 5 mil años y la cantidad de bibliotecas y salas de lecturas continúan esa tradición. En todo caso, el tema es qué leemos”.

Al momento de derribar mitos, la nota la dio el director de la Alderman Library, Miguel Valladares-Llata de los Estados Unidos, quien sostuvo que “en el norte las bibliotecas tienen los mismos problemas que aquí, pero a diferente escala”, y ante todo disipó dudas: “La biblioteca debe ser un foco generador de conocimiento para la comunidad, no un centro acumulador de información”.

“Estamos viviendo en una época saturada de información -argumentó-. Algunos la llaman info-obesidad. Las bibliotecas están desbordadas de millones de libros, dvds, y demás. Esos millones de millones no garantizan abrir los ojos, como dice Mempo Giardinelli. Esos millones no nos hacen más inteligentes. El bibliotecario debe ayudar a los usuarios a generar conocimiento”.

En sintonía, la escritora argentina Luisa Valenzuela aseguró que “las bibliotecas son semilleros imprescindibles para despertar entusiasmos y proveer herramientas de comprensión y herramientas de defensa”, y cumplen la función, a su entender, de ser “refugios de la comprensión”. “Las bibliotecas no solo proveen volúmenes para la lectura, proveen compañía para compartir y comprender”. agregó.

Por su parte, la pedagoga colombiana María Elvira Charría indicó que “en todos los contextos, pero de manera especial refiriéndonos a nuestra América, debemos entender y atender de manera estructural las relaciones entre las culturas orales y la cultura escrita para poder caminar hacia el cumplimiento de las funciones de las bibliotecas públicas”.

“En una sociedad en la que el individualismo sigue siendo impulsado por diversos espacios educativos, en donde la reflexión colectiva y la participación en las decisiones para el bienestar comun es vista como peligrosa, la biblioteca pública tiene una gran oportunidad para mostrar formas de convivencia y de construcción de bienestar común, en las que el acceso a la palabra oral y escrita juegan un papel fundamental”, consideró la colombiana.

En línea histórica y política con la riqueza de un país, por su parte, González instó a identificar –y rechazar- políticas públicas que tienden a la homogeneización: “Las instituciones deben ser heterogéneas. Están en conflicto eterno con el Estado, por eso el Estado debe ser complejo en ese conflicto, por eso las bibliotecas como modelos de Estado”.

Por último González se refirió a las habituales discusiones técnicas sobre cómo llamar o no a una sala. “Hay profesiones presas de una modernidad tonta. Cambiamos nombres porque pensamos que si los tecnologizamos van a ser mejores nuestras instituciones y le sacamos la raíz histórica, con lo cual nos desnutrimos a nosotros mismos”.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201608/159567-foro-lectura-chaco-mempo-giardinelli.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=bibliotecas&biw=1024&bih=485&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwjr8fGjrczOAhVLSSYKHTjYDW0Q_AUIBigB&dpr=1#imgrc=mO9Z2kp2iDcCdM%3A

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