Cuanto más enseño, más aprendo

19 octubre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Martha I. Fortier

Ser maestro es una de las profesiones más nobles que existen. Es una gran responsabilidad porque tienes en tus manos la facultad de formar positivamente a tus estudiantes. La profesión se elige por vocación porque no hay manera de que sea efectiva si no se siente o se anhela impartir la enseñanza. Si hubiese un propósito diferente, se desvirtúa la razón de ser maestro.

Para el maestro es imprescindible conocer a sus estudiantes, visualizarlos como seres únicos respetando sus diferencias y virtudes. Ver en cada uno, el gran potencial que poseen, validarlos acorde con sus fortalezas y los logros que van obteniendo durante la experiencia educativa.

Algo particular de ser maestro es que los años de experiencia te van revelando que cuanto más enseñas a tus estudiantes, más aprendes de ellos. Esto surge cuando conscientemente te enfocas en descubrir sus valores, a respetarlos como seres individuales pensantes y a validar su potencial para aprender, descubrir y crear. También aprendemos de ellos cuando representan desafíos de aprendizaje, conducta, situaciones sociales de su entorno que no permiten el desarrollo pleno de la educación. Es aquí cuando se separa la teoría de la práctica y la realidad que los rodea.

Aprendes de ellos, que las teorías, estrategias y métodos educativos son una buena base para la enseñanza, pero estos deben ser adaptados al entorno real y la necesidad del estudiante. Que el maestro no solamente llega a la sala de clases a enseñar el contenido de la materia, sino que además aporta al desarrollo moral del estudiante a través del modelaje positivo y el ejemplo.

Se aprende que el estudiante también reconoce tus fortalezas y debilidades como maestro y que se percata del esfuerzo que hace para compartir el conocimiento en la sala de clases. Al estudiante le gusta el maestro preparado con una diversidad de actividades, bien documentado en el contenido y que demuestra dominio y disfrute de lo que enseña. Conocer al estudiante es un desafío constante para el maestro, porque lo lanza a la investigación y a la educación continua. Es imperante estar bien preparado y al día para lidiar con el acceso que tienen hoy día los estudiantes a la información y al conocimiento.

No hay duda que ser maestro es siempre una ganancia. Es un privilegio poder compartir conocimientos, vivencias, experiencias y valores con los estudiantes. Es un privilegio aprender de ellos y saber que nunca dejarás de hacerlo porque mientras más enseñas, más aprendes.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/cuanto-mas-enseno-mas-aprendo/

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Martha I. Fortier

Doctora en Educación, currículo y enseñanza y Coach/mentora profesional de International Federal Coaching. Optimista por naturaleza y convencida de que los valores son la clave para una mejor educación