El cerebro de mamá

26 de octubre de 2016 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx/

Por: Eduardo Calixto

Tener un hijo cambia de forma irreversible la forma de pensar, de ver la vida, de analizar problemas. Ser madre promueve un proceso de maduración cerebral. Cuando una mujer se embaraza, tiene un parto y abraza a su hijo, sin saberlo esta remodelando áreas cerebrales y modificando conexiones neuronales.

Una mujer antes de tener un hijo se ocupa de ser atractiva a los demás, en especial al sexo opuesto. Su conducta oscila entre ser egoísta, pasando por la vanidad hasta la obsesión de conseguir la atención.  Esto cambia cuando una mujer se embaraza y tiene un hijo. Un bebé incrementa la memoria de su madre, aumenta la resistencia al estrés, favorece la agudeza en atención en el periodo postparto, hace más solidaria a su mamá ante el dolor emocional y aumenta la audacia de ella al planear soluciones ante problemas relacionados con la salud de su hijo.

HORMONAS PARA EL CEREBRO DE MAMÁ

Una mujer que desea a su hijo, que sabe que su aumento de peso es en beneficio de su bebé, su cerebro gradualmente libera oxitocina, una hormona que induce conducta de apego, solidaridad, amor y fidelidad ¡Los cambios en su cuerpo valen la pena por dar una vida!

El cerebro de mamá incrementa la producción de prolactina que la prepara para amamantar a su hijo. Disminuyendo el deseo sexual y aumentando la sensación de placer al contacto físico entre personas. Los niveles de beta endorfinas son elevados, produciendo con ello placer por sentir movimientos de su hijo en el vientre o ante la cercanía de conocerlo.

Paradójicamente, entre el mes 3 al 9 de embarazo la futura madre, se hace más vulnerable emocionalmente, llora con facilidad y se duerme más fácil, esto se debe a los niveles ascendentes de la hormona progesterona; asimismo, esta hormona hace que mamá gane peso, disminuya su presión arterial, su intestino trabaje lentamente, su corazón va cambiando la forma de bombear la sangre y su riñón se hace más eficiente al depurar sustancias toxicas del cuerpo.

Todo tiene un principio biológico: el bebé en formación debe tener condiciones intrauterinas perfectas para desarrollarse y madurar.

Los estrógenos favorecen que en el embarazo una mujer recuerde detalles emocionales con más fuerza, ya que permiten el crecimiento de dendritas, una parte de la neurona que al conectarse más le permite poner más atención y mejorar la memoria. Entre la semana 5 a la 12 del embarazo, una madre siente náuseas y en ocasiones el vómito la traiciona. Esto se debe a que sus sistema inmunológico disminuye su función y unas hormonas responsables de la formación y función de la placenta, conocidas como gonadotrofinas coriónicas, que en forma alterna favorece que el cerebro sobredimensione olores y sabores previniendo de venenos, alimentos en mal estado y por ello una futura madre puede pasarla mal ante olores de comida o ver alimentos grasosos o probar alimentos condimentados.

UN REGALO PARA EL CEREBRO DE UNA MADRE

La llegada a la vida de un hijo, es un mundo de estímulos al cerebro de la madre, que antes no había atendido y ahora aprende, interpreta y evalúa de forma inmediata. Áreas cerebrales como la corteza prefrontal, el hipocampo y giro del cíngulo se conectan con más eficiencia: es decir, una madre primeriza incrementa conexiones de sus neuronas que favorecen los recuerdos, interpretar emociones y tomar mejores decisiones. Inmediatamente después de nacer el bebé, el cerebro de la madre inicia a generar nuevas neuronas, en especial en los lóbulos frontal y parietal. El hipotálamo incrementan los receptores a opiáceos, lo cual cambia el umbral al dolor. En el nervio olfatorio se desarrolla la división neuronal, incrementando la capacidad olfatoria. Un recién nacido atrae siempre la atención de su madre. El olor, el contacto con la piel y el encuentro de la mirada con su bebé jamás se olvidan.

Una madre ama a su hijo por sobre todas las cosas, su cariño es innegociable. Una madre ve a su hijo como el más hermoso, el más inteligente y el mejor. Así debe ser, su oxitocina y dopamina le quitan objetividad y al mismo tiempo este proceso hará que toda la vida el vinculo este presente entre ambos. Sin saberlo, ella al besarlo, abrazarlo, amamantarlo y hablarle, también su hijo libera oxitocina en su pequeño cerebro, lo que hará más profundo el apego.

Los humanos somos una especie gregaria, que necesita del cuidado social para vivir. Es la madre quien otorga inicialmente estas estrategias biológicas asociadas al entorno psicológico y social. Una mujer, al ser madre cambia para siempre su cerebro. Sin duda, el primer regalo de la vida que una mamá tiene es reorganizar y reconectar su cerebro, un regalo que es dual tanto para ella y como para su hijo, un futuro adulto que no debe olvidar las primeras enseñanzas de amor que le otorgo su madre.

@ecalixto

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/blog/neurociencias-en-la-vida-cotidiana/el-cerebro-de-mama/1091624

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