Polity, Politics, policy y gobernanza

Por Rosario Herrera Guido

En un periódico la “polity”
está en la nota editorial y los artículos de opinión,
la “politics” en la sección dedicada
a actividades y debates parlamentarios
y la policy a la política científica,
cultural, fiscal y administrativa.
Todo ello, en español, suele quedar
englobado en el término política, sin más.
Joan Subirats

Politics o política, desde una lectura clásica designa el arte, doctrina u opinión sobre el gobierno de los Estados: el arte de gobernar a los pueblos, conservar el orden y hasta las buenas costumbres. También el modo de conducir un asunto, con habilidad para lograr el fin deseado.

Claro que la política tiene su faz perversa, pero no se puede generalizar sin lamentar los efectos. Sólo porque los y las ciudadan@s no pueden desentenderse por completo de los asuntos del gobierno y las políticas públicas que son medibles en sus resultados (policy), gracias a principios y convicciones (polity) que conducen la acción política de las personas.

Precisamente porque la política es demasiado importante no puede dejarse exclusivamente en manos de los políticos. Por lo que la ciudadanía debe ser protagónica.

Por ello, la policy se sustenta en un esquema racional de intervención por parte del poder político: 1) diagnóstico de una situación, que entra a formar parte de la agenda del gobierno, que permita fijar objetivos, examinar recursos, diseñar estrategias de intervención para alcanzar los objetivos, seleccionando la más óptima, para elegir indicadores de gestión y lograr crear los mecanismos de cuantificación de los resultados conseguidos, sin olvidar que se debe encomendar la gestión a directivos competentes y cualificados de gestión, para que la puedan poner en práctica.

L@s ciudadan@s pueden pasar de la politics a la politiquería. Pero no deben posponer la polity, en la que pueden encontrar satisfacción a sus principios y convicciones. Tampoco de la policy cuando pueden conseguir una prestación razonable de un servicio de administración, o cuando ven los resultados de una política pública, gestionada por personas competentes y éticas.
Por todo ello, a lo que l@s ciudad@s no debemos renunciar es a concebir y practicar una política como ejercicio de la responsabilidad, solidaridad, fraternidad, además del ético servicio de la sociedad.

En el marco de estas precisiones se han dado notables cambios en la administración pública en el tránsito hacia la gobernanza. Por razones de tiempo y espacio, imposible analizar, valorar, interpretar y criticar la magna compilación de la investigadora María del Carmen Pardo, De la administración pública a la gobernanza, México, El Colegio de México, 2004, resultado de un espléndido coloquio internacional sobre el tema, en el marco del XX Aniversario de su Licenciatura en Política y Administración Pública. Un Coloquio que recorre de manera magistral los cambios que se reflejan en la acción pública y en las tareas de gobierno, con un gran impacto en la producción intelectual. Una compilación que recorre los grandes cambios que ha tenido la administración pública en las últimas décadas y cuya trascendencia va de una administración uniforme, regida por normas, jerárquica, autoritaria, vertical y centralista hacia una administración más abierta, flexible y descentralizada, en interacción con otros actores y una participación ciudadana cada vez más presente y activa, congruente con una democracia moderna. Sin embargo, el énfasis en la práctica puede desplazar las ideas, con graves consecuencias. Por ahora, me resigno a interpretar y resumir el tránsito de la administración pública hacia la gobernanza en por lo menos cinco modelos:

1) Como se sabe, Gobernanza viene del francés y pasa al inglés, con el sentido primero de dirección de navíos y después como dirección y administración de los gobiernos (Sánchez, J. Gestión pública y governance, Toluca, Instituto de Administración Pública del Estado de México, 2006:18). En el comienzo, se puede hablar de la gobernanza como administración pública tradicional o progresiva (aunque parezcan términos contradictorio, en los inicios de la administración pública norteamericana, durante siglos XIX y XX, que buscó separar la política de la administración, para asegurar la eficacia de los servicios y evitar la corrupción de la burocracia. Una gobernanza como diseño e implementación de políticas públicas con objetivos políticamente definidos. Una gobernanza como administración pública donde el gobierno es el actor principal en la dirección de la sociedad, aunque haya otros actores representados. Su fundamento está basado en el supuesto de que los expertos contratados por el gobierno interpretan los deseos y necesidades sociales, sin la participación ciudadana. Hoy en día, podemos asumir que todavía funciona este caduco modelo, pues a veces las consultas ciudadanas son reducidas a tristes simulacros.

2) La Gobernanza como Nueva Gerencia Pública (NGP) (Kettl, D. The transformation of governance, USA, University Press, 2002), adopta valores y prácticas empresariales en el campo del sector público. Hay por lo menos dos variantes: a) el modelo Westminster (aplicado en Nueva Zelanda, Australia, Canadá, y el reino Unido) y b) la suma de intereses particulares que genera un resultado congruente con los más amplios grupos de ciudadanos. Sus vertientes teóricas están en la teoría gerencial racionalista (managerialism), la teoría de la acción racional para la maximilización de utilidades (public-choice-theory), la economía de los costos de transacción (transaction costs) y la teoría del agente principal (principal-agent). Una gobernanza limitada, pues frente a la corrupción y poca transparencia (Stiglitz, J. El malestar en la globalización, México, Taurus, 2003), pues la privatización que propone la nueva gerencia (NGP), beneficia a unos pocos amigos del grupo en el poder. Y como su filosofía cuestiona el papel cultural y filosófico de la democracia, genera desconfianza en el gobierno, (Peters, B.G. “Meassurement of governance”. Encyclopedia of governance, California-London, 2001:364-361).

3) La Gobernanza como Nuevo Servicio Público (NSP), (Denhardt, R. The new public service, Expanded, 2007), que se funda en el ejercicio de la autoridad pública, en base a un concepto más amplio que el de gobierno, que abarca tradiciones, instituciones y procesos en el ejercicio del poder en una sociedad, incluyendo las formas en que se toman las decisiones de la res pública (Denhardt, R. The new public service, Expanded, 2007:86). Donde los ciudadanos eligen los servicios públicos, las cantidades, provisión, fondos, contratos, sociedades y convenios, a través de la participación ciudadana (Callahan, K., Elements of effective governance: measurement, accountability and participation, Boca Raton, Taylor & Francis Group, 2007). Donde el Estado depende de otras organizaciones para cumplir con sus metas, aplicar sus políticas públicas y definir el estilo de gobernanza. Su antecedente es la nueva administración pública, surgida después de la conferencia de Minnowbrook (NY, 1968) y refundada con el Manifiesto de Blacksburg (VA, 1983) y revalorizada por las conferencias de Minnowbrook II (1988) y Minnowbrook III (2008), que no reportan avances con respecto a la conferencia Minnowbrook I (1968). Pero el nuevo servicio público sólo parece tener realidad como planteamiento e intención, pues en el mundo real lo que viene existiendo es una gobernanza estatista (donde el gobierno es el único actor) hasta la gobernanza con un gobierno horizontal y colectivo, donde los actores sociales son más importantes que el gobierno (Cherán, Michoacán). El modelo ideal de gobernanza del nuevo servicio público (NSP), que es más democrático proviene de la escuela holandesa (donde el gobierno es uno de los muchos actores que participan en las redes sociales del gobierno). Y el de “gobernanza sin gobierno” (Peters, J. y Pierre, G. Governig Complex Societies, NY, Mcmillan, 2005).

4) La Gobernanza como Conjunción Administrativa (CA) (Frederickson, G., (1999). The Repositioning of American Public Administration, Political Science and Politics, vol. 32 (4), dec., 701-711), se propone crear una imagen congruente de las relaciones laterales e interinstitucionales en la administración pública. Se trata del arreglo y carácter horizontal de la asociación formal e informal entre los actores que representan unidades, con una conducta pública y administrativas interconectadas. Pero, la política puede crear fuerzas que se opongan a la cooperación, o enfrentamientos de personalidades entre los jefes de los departamentos, además de que no existe investigación satisfactoria a nivel urbano, regional o nacional.

5) La Gobernanza desde la perspectiva de la Economía Política (EP), implica una serie de instituciones y procesos que tienen qué ver con el ejercicio del poder en una sociedad dada, y cuyas determinaciones remiten a la economía, las creencias y costumbres en el campo de la moral pública y los valores en el campo de la ética, cuyos fines se despliegan en la política como democracia (amor civil) y virtud pública, del latín vir = fuerza y poder (Strange, S. States and markets, UK, Blackwell Publisher, 1988), y ciudadanos pensantes y activos de una sociedad democrática, que deben tener clara la lógica de una democracia republicana y moderna, para no dejarse engañar con recetas internacionales que representan intereses particulares, y poder resistir la tentación de adoptar de manera acrítica las políticas públicas de moda, como las políticas públicas globalizadoras y neoliberales, si es que quieren construir una buena gobernanza.

Fuente: http://michoacantrespuntocero.com/polity-politics-policy-y-gobernanza/

Imagen tomada de: http://www.territorioindigenaygobernanza.com/images/stories/vinetas/ilustracion%205_258px.jpg

Comparte este contenido:

Rosario Herrera Guido

Licenciada en Filosofía (UMSNH), Maestra en Psicología en la Universidad Autónoma de Querétaro, Doctora en Filosofía por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid (UNED), Doctora en Psicoanálisis en el Centro de Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos de México.