Cuba: Perseverancia que no entiende de límites

Centro América/01 de noviembre de 2016/Fuente: granma.cu

Hace ocho años, Mercedes decidió responder al llamado que hizo nuestro presidente Raúl Castro a los profesores jubilados, convirtiéndose así en maestra ambulante.

De constancia, pa­ciencia y amor, sabe Mercedes Za­mora Aguilera. No importa cuántas veces sea preciso compartir la lección o buscar la manera más amena y a la vez comprensible de aprenderla, las horas dedicadas al­bergan la recompensa del conocimiento adquirido.

Cada semana llega hasta las ca­sas de pequeños con necesidades educativas especiales —que re­quieren de su ayuda como parte del proceso de aprendizaje—, con la certeza de que en este incesante camino de enseñanzas, siempre es posible «dar más».

Hace ocho años, Mercedes decidió responder al llamado que hizo nuestro presidente Raúl Castro a los profesores jubilados, convirtiéndose así en maestra ambulante. «Rein­corporarme, en esta va­riante, ha sido muy gratificante después de la jubilación», asegura.

Durante su trayectoria laboral atesoró gran experiencia en la en­señanza especial, lo cual le ha sido de gran ayuda. Tras graduarse de la Escuela de Formación de Maes­tros Antón Makarenko, dedicó los primeros años a la educación primaria. Y en Mariel —mu­nicipio donde reside hace algunos años— se desempeñó como directora de varios centros de este tipo hasta que en 1987 asume esa mis­ma función en la Escuela Especial Ca­milo Torres, donde se mantuvo en esa tarea hasta su jubilación en el 2005.

«Fue todo un reto porque no era de esa especialidad. Obtuvimos lo­gros en la preparación laboral de los niños, que es la esencia de es­tos centros: preparar al pequeño para la vida, y que no se vea limitado en su desarrollo social».

Luego hizo la Licenciatura en Educación Especial, lo cual «me sir­vió para hacer un mejor trabajo. Tuve que prepararme a fin de orientar adecuadamente, tanto a los pro­fesores, como a los padres. Hi­ci­mos una labor maravillosa de vinculación de la familia a la escuela; las reuniones de padres las convertíamos en un intercambio de apren­dizajes», manifiesta.

Cuando decide retomar el ejercicio profesional, tuvo a su cargo tres niños con necesidades educativas especiales: Jonathan, José Iván y Dariel. «No sabían leer ni escribir, por lo que empezamos desde cero. Trabajé con ellos durante cuatro cursos escolares. El apoyo de la familia es fundamental en este proceso», insiste.

Eran dos frecuencias a la semana con cada uno. «A Jonathan lo integramos en quinto grado a la primaria Protesta de Baraguá, le di­mos seguimiento, y orientábamos al maestro».

Posteriormente, Mercedes tuvo que viajar por razones personales y a su regreso, en septiembre del 2014, se responsabiliza con la atención a otros tres niños: Melany, Dianik Laura, y un pequeño también llamado Jonathan. Trabajó con ellos tanto en la estimulación del lenguaje, como en la motora y afectiva. Recibían las asignaturas Len­gua Española y Matemática.

«Ha sido una experiencia muy grande. Me siento realizada, me es­timula. Por ellos he seguido trabajando, siento que con mi ayuda pueden lograr avances en el aprendizaje, como sucedió con los niños anteriores. No nos podemos dar por vencidos».

En este momento continúa con los dos últimos pupilos, y se suma nuevamente José Iván. «Hay que ser perseverantes en la vida, fueron algunas de las palabras de Fi­del en la inauguración de la escuela donde comencé mi trayectoria laboral. Y esas palabras han representado una guía para mí, en el desarrollo del trabajo educativo», reflexiona.

«Yo sí puedo, y lo puedo hacer bien», es el lema que comparte Mercedes con cada estudiante, como un mecanismo incentivador del conocimiento que juntos construyen.

Fuente: http://www.granma.cu/cuba/2016-10-30/perseverancia-que-no-entiende-de-limites-30-10-2016-21-10-13

Imagen: www.granma.cu/file/img/2016/10/medium/f0070861.jpg

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