Mutilación genital, uso del hiyab y la supremacía del hombre en Egipto

Por: Nourhán Elshamy

La autora se pregunta ¿hasta cuándo guardaremos el silencio? al relatar las humillaciones a las que son sometidas muchas mujeres egipcias.

En un lejano lugar, donde la gente respira el mal, la tierra crece arenosa en vez de crecer en plantación verde, y cuando miras al cielo se ve extorsión y supresión como si fueran las columnas del cielo. Ahí donde odian la vida, y adoran la muerte, donde hacen todo en la oscuridad, evitan la luz y la claridad, donde quien lee, investiga, piensa es más peligroso que quien lleva arma, y los libros más prohibidos que las drogas.

En ese lugar la palabra ‘derecho’ no tiene concepto en las mentes de la gente, y la palabra ‘respeto’ no existe en los diccionarios, sólo existe y comprenden la palabra ‘injusticia’.

Ahí donde la mujer no tiene derechos, ni sobre su propio su cuerpo, se puede ver a las niñas de 10 años o menos, llevadas a realizarse la barbaridad: la “ablación de clítoris”, llamada también por la Organización Mundial De la Salud (OMS) ‘la Mutilación Genital Femenina’ ,para así eliminar el placer sexual cuando sean mujeres. Con otras palabras: para matar el sentimiento en ellas y que no tengan en el futuro apetencias sexuales. Después vivirán menos que los animales, pero lo peor es cuando mueren estas niñas, y se escucha a sus madres diciendo “gracias a Alá”, uno se asombra al oír algo así de una madre, y si se la pregunta: «¿Por qué dices esto?, ¿estás feliz?», ella responde inmediatamente: «Mi niña muere pero es mejor que el escándalo de vivir sin hacerse la mutilación». Madres felices de ver morir a sus niñas por no llevar a su familia el escándalo pero ¿qué escándalo?, el escándalo de vivir como humana normal, pura y natural. Muchas chicas sufren de hemorragias e infertilidad por culpa de esta espantosa tradición.

A mayores de todo ello hay un gran número de hombres que buscan a las mutiladas para casarse con ellas para que aseguren la fidelidad matrimonial. Y no sólo eso, los hombres que tienen problema con la eyaculación precoz llevan a sus mujeres para ser mutilarlas, no buscan solución a su problema ni les importa que la mujer se puede morir por esta operación inhumana, sólo buscan como satisfacerse. Sumemos más: cuando los hombre descubren que sus esposas no son vírgenes, eso le da el derecho a matarlas con sus propias manos y con el acuerdo de su familia, además la ley le da el derecho a casarse con 4 mujeres a la vez. Son solo ejemplos de lo que les ocurre a las mujeres en Egipto.

Antes de la curación del dolor físico y sentimental que han dejado sus marcas de humillada y maniatada en las almas de esas niñas, vamos por otra manera de reprimir a las mujeres en este mundo. Se les exige a las niñas de 13 años a poner el velo, el hiyab, ahí donde una tela es lo que define quién eres y qué mereces, por una tela decidirán si eres buena o mala persona, y según lo que decidan van a tratar a esas niñas-mujeres, si ellas aceptan sus condiciones, serán para ellos la muchacha bendecida que deben cuidar, pero si eligen abandonar ese rebaño, será considerada una pervertida, y por ende hay que castigarla y disciplinarla mediante el insulto, la violación, los azotes y a veces más allá de nuestra imaginación. La muerte es lo que les espera a las no siguen sus formas de vivir. O estás conmigo o contra mi.

¿Qué es aún peor, si lo hay? Que lavan los cerebros de las mujeres desde niñas y cultivan en sus mentes las ideas rotas de que poner el velo para cubrir su cabeza las hará mejores y de nivel más alto que aquellas que no cubren sus cabezas. Y en esa sociedad se ve a simple vista la brecha entre las mujeres que sienten son las mejores y bendecidas por usar un metro más de la tela y las que no aceptan matar su libertad.

Y para seguir robando y quitando los derechos de las mujeres, hablaré de obligarlas a dejar la educación para servir en la casa de su familia. Exigen que no trabajen las mujeres para que sean siempre dependientes de su familia/marido, no dejan a las mujeres trabajar para que necesiten de ellos. Los hombres, ellos sí independientes tienen el poder y quien tiene el poder tendrá el control: la mujer no puede salir y/o viajar sin permiso, ella tiene que hacer todas las tareas de la casa y educar a sus niños, y si pide a su marido que la ayude, le dirá «soy hombre y esas cosas deben hacerlas las mujeres». Sigamos.  El padre es igual que el alcahuete que vende a sus hijas para casarse con hombres mayores, sólo para obtener el dinero. En Egipto los hombres tienen todos los derechos a usar a las mujeres y castigarlas con todas las maneras de la represión y la supresión para que nunca piensen en cruzar los límites. Pero la pregunta aquí es ¿por qué las mujeres callan? En el modo de educar está la respuestas.

Pero ¿no hay quien lucha por los derechos humanos de las mujeres allí? Sí, hay miles que van gritando y luchando contra las manías de las costumbres rotas y falsas que quitan los derechos humanos de la mujer, pero por desgracia  cada día el numero de los luchadores va encogiendo. Nawal Elsaadawi es escritora, medica y feminista egipcia, todo el mundo la ha honrado por su lucha, menos en su país, ahí la honraron pero con otra forma, la enviaron a la cárcel ¿Por qué? Porque escribe! Sí, escribir es un crimen en Egipto.

Raif Badawi es defensor de los derechos humanos de Arabia Saudita y ese fue su crimen por el que recibió 10 años de prisión y 1000 latigazos. Farag Foda periodista egipcio, lo mataron a tiros en su oficina donde luchó escribiendo contra el terrorismo, y hace pocos días Nahed Hattar, jordano,  lo mataron por un dibujo que expresa la injusticias de los grupos terroristas. ¿Y dónde lo mataron? Frente el tribunal de Jordania.

Como esas personas hay miles que han sido asesinadas y el numero va creciendo. Una hoja de papel y bolígrafo dan mucho miedo y asustan tanto a los terroristas, pero ¿hasta cuándo guardaremos el silencio?

Fuente: http://www.mundiario.com/articulo/politica/mutilacion-genital-uso-hiyab-y-supremacia-hombre-egipto/20161012223015069886.html

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Nourhán Elshamy

Intérprete cultural egipcia, analista y defensora de los valores humanos. Escribe en MUNDIARIO