Posición o planeación. Los límites de la planeación educativa

Por: José Rangel

La era moderna de los rankings inició en 2003[1], su impacto fue de tal naturaleza amplio e imprevisto que pocos años después la OCDE calificaba de “obsesión” el interés y la preocupación de las instituciones de educación superior en el mundo por los listados[2].

OCDEEsta obsesión por el desempeño de las instituciones por los primeros sitios de los listados ha impulsado políticas cuyo resultado es una mayor estratificación social. Se rompen los nexos entre las responsabilidades locales, regionales, nacionales y globales.

La búsqueda por ser WCU ha transformado los sistemas de educación superior y sus prioridades en el mundo. El problema de medir el desempeño a través de la lente del ranqueo de las universidades distorsiona la comprensión de lo que corresponde al desempeño nacional. Erróneamente, confunde el desempeño del sistema en su conjunto con el agregado del desempeño de instituciones en particular [3].

La disputa por la pole está en su apogeo. El 15 de agosto de 2016, la Academic Ranking of World Universities (ARWU), en su edición número 14, reportó el ingreso de 38 nuevas instituciones al grupo de las primeras 500 del mundo, el mayor arribo en cualquiera de los años. Adicionalmente, hubo varias instituciones que cambiaron posición hacia arriba o abajo por más de 100 sitios[4].

Hacia arriba en la lista, las instituciones que más sitios cambiaron fueron: Queeensland University of Technology (194 lugares), la Medical University of South Carolina (187 sitios) y la Universidad de Soochow (China, 176 lugares).

Muchos de estos movimientos se debieron al cambio en la métrica de ubicación, donde ahora se da preferencia a una lista de los autores más citados (HICI), desarrollada por Thomson Reuters.

China fue el país que obtuvo los mayores beneficios de este cambio en la métrica. Este país tiene ahora 54 universidades en el grupo de las primeras 500, frente a nueve que tenía en 2003.

Australia, por su parte, ha llevado a cabo un programa de largo plazo de profundas reformas de su sistema de educación superior, buscando calificar bien en los rankings internacionales y ser altamente competitiva en la escena mundial. Actualmente, 23 de sus 37 universidades públicas se ubican dentro de las primeras 500. Más de 65% de sus instituciones públicas de educación superior están consideradas WCUs.

Los países “perdedores” han sido los que tradicionalmente tenían controlado el listado: EE.UU., Canadá, Alemania, Reino Unido.

La carrera se ha enfebrecido. Entran, salen, suben, bajan. Se trabaja por la posición como mecanismo de planeación. Países enteros ha sucumbido al reto. Pero ignorarlo tampoco es la solución.

Hace algunos años, al inicio de esta competencia, aparentemente sin fin, todos los países comenzaron a buscar tener una universidad cuando menos bien ubicada en los listados, a pesar de que nadie sabía lo que significaba ser una universidad de clase mundial (WCU)[5].

Comenzó a ser claro que una WCU era una institución que mostraba un conjunto de normas y valores de las instituciones académicas dominantes, principalmente orientadas hacia la investigación, basadas todas ellas en el concepto humbuldtiano de las universidades de investigación que han dominado el pensamiento académico desde finales del siglo XIX.

Sin embargo, desde hace ya muchos años también, surgió la crítica de que muchas universidades comenzaron a comportarse buscando alcanzar el modelo de universidades orientadas a la investigación, como Harvard o MIT. Ese modelo se replica ahora en la búsqueda por ser una WCU, bajo una orientación única.

Construcción de WCUs

Se pueden sintetizar algunas reglas o principios detectados en la construcción de instituciones WCU y en buenas posiciones de los rankings:

En primer término, parece indefendible la posición contraria a que todo país requiere contar con alguna(s) WCU, independientemente de la postura crítica que pueda tenerse de cara a los rankings. Se los reconoce como una condición sine qua non para el camino de inserción de una economía a la sociedad del conocimiento[6]. Una cantidad importante de indicadores de dicha inserción están a su vez vinculados con la inclusión de una IES al rango de WCU.

Sin embargo, es fundamental dejar en claro que existe un cada vez más amplio consenso en el sentido de que construir y contar con una WCU no garantiza ni acerca a tener el sistema de educación que requiere un país. Más aún, se hace énfassis en que el sistema de educación superior de un país no es el agregado de IES, menos de WCUs. Las necesidades de vinculación del sistema de educación superior de un país con los objetivos de desarrollo del mismo son mucho mayores que los elementos asociados con los indicadores actuales para que una IES sea considerada WCU.

Posicionar una IES como WCU en lo alto de los listados puede llevar a desantender la construcción y el buen manejo del resto del sistema. No puede haber una WCU bien posicionada en un sistema que no está visto integralmente. Es prudente atender a la causalidad de llegar a obtener una WCU por medio del fortalecimiento del sistema educativo en su conjunto. Este mecanismo garantiza el mayor equilibrio. Por el contrario, buscar construir WCUs y suponder que con ello se tendrá un sistema de educación superior adecuado a las necesidades de un país, es idealista, cuando no ingenuo.

Los patrones que determinan la inclusión en los listados de las calificadoras de IES en los ranking mundiales son: Ser intensivas en investigación, esto es, pertenecer al grupo de las llamadas Research Universities. De ahí y para ello, asegurar académicos de muy alta calidad internacional (calificados según criterios externos al país, asociados con prioridades científico-técnicas de umbrales del descubrimiento científico e innovación técnica de los países más avanzados en el conocimiento), citas en un puñado de journals reconocidos por la comunidad científica como los más representativos de la difusión de este conocimiento, muchos recursos financieros.

La excelencia académica que exige una WCU, además de los recursos financieros, requiere allegarse gran cantidad de recursos humanos de alta calidad. Su constitución debe garantizarse por medio de una gran autonomía. En la construcción de una o varias WCU el sistema tiene que especificar el Qué. El Cómo, lo llevan a cabo las instituciones mismas.

En el mundo hay alrededor de 18 mil IES, de las cuáles solo unas 1000 pueden considerarse pertenecientes a la clase de Research Universities. Sin embargo, en gran medida los métodos de evaluación de los rankings tienden a resaltar las características de este tipo de instituciones. Con esa vara miden también al resto. De ahí la importancia de los movimientos alternativos que buscan, bien sea ampliar los métodos de evaluación, o bien hacer evaluaciones del sistema, donde las instituciones insignia sean parte de lo que se mide.

Después de mucho analizar listados y características de las instituciones en las mejores posiciones, Salmi resumió en tres grandes dimensiones las rasgos y estrategia que se requiere para construir una WCU[7]

  1. Plenitud de recursos. La magnitud requerida es enorme, de tal suerte que no se piensa más que en instituciones públicas, con fondos públicos y aportaciones del resto de la sociedad. El requerimiento de talento, otro de los pilares fundamentales es inaccesible sin abundantes recursos.
  2. Concentración de talento. Esto implica allegarse los mejores alumnos, los mejores docentes y los mejores investigadores, con las mejores relaciones internacionales. El conjunto será crecientemente internacional. Esta dimensión garantiza disponer de la formación de los mejores cuadros para el país y los mejores resultados de investigación.
  3. Liderazgo y gobernabilidad. Dimensión que combina una mezcla muy sensible de elementos. Es necesario conjugar la visión estratégica, con la autonomía y libertad de cátedra e investigación con el marco normativo que la haga posible. Esta dimensión trasciende los comúnmente llamados planes de desarrollo institucional.

De acuerdo con Salmi, la creación de WCUs puede hacerse desde alguna de tres plataformas: 1) aprovechar las instituciones existentes (generalmente con lastres e historia difíciles de eliminar) ; 2) fusionar y reconstruir instituciones existentes (con grandes dificultades de negociación para lograrlo), y 3) crear nuevas instituciones (financieramente la más costosa, pero políticamente la más viable para los fines buscados). La historia desde entonces ha demostrado que instituciones con un progreso más dinámico son generalmente jóvenes de reciente fundación.

Rankeo o Planeación

A pesar de las críticas y descalificaciones de que han sido objeto desde su nacimiento, los rankings son crecientemente fuente de consulta para estudiantes en un mundo cada vez más globalizado. De la misma forma, son insumo fundamental para investigadores, gestores de la educación superior y hacedores de política educativa. Son extraordinariamente sencillos de consultar. Hasta los políticos los entienden y la reputación que ofrecen los hace instrumentos indispensables de la gestión educativa.

El posicionamiento del conocimiento como eje no solo de la actividad productiva, sino del poder social y político, ha ubicado a la educación terciaria, como proveedora de capital humano de la más alta calidad y fuente del nuevo conocimiento en el centro de la definición de políticas, ha llevado a que los rankings hayan transitado de ser un producto de consumo a un instrumento de planeación estratégica[8].

Es ya imposible vivir sin ellos, como lo dijimos en otro momento [9]. Un país como México no puede ignorarlos; vivir como si no existieran, sin ser negativamente afectado. Pero tampoco puede buscar sin más tratar de mejorar la posición de todas sus instituciones públicas en los distintos listados. No se puede y no se debe. ¿Entonces?

Ocurre la necesidad de manejar un delicado balance entre los requerimientos que se hacen ahora a la educación superior, su autonomía, la competencia internacional que presentan los rankings y  su papel de metainstituciones de planeación, y los objetivos nacionales.

Ya pasó el momento de afanarse en construir una WCU, sin tomar en cuenta un importante número de otros aspectos clave tanto para las instituciones como para los países y regiones donde se asientan, además de los criterios específicos de excelencia que ya se conocen[10].

En un país no puede abandonarse el objetivo de contar con alguna o varias instituciones de clase mundial. Sin embargo, debe hacerse considerando el contexto nacional e internacional, las condiciones propias, los recursos disponibles y los objetivos específicos antes de iniciar el proceso de construcción de una o varias WCUs.

De hecho, muchos países emergentes y de ingreso medio han adquirido creciente consciencia de que en un mundo donde la economía del conocimiento estará cada vez más impulsada por la investigación, requiere construir instituciones de educación superior capaces de asumir esta responsabilidad.

El resultado se expresará en los listados que los rankings prestigiosos elaboran regularmente. Así que la planeación educativa y el posicionamiento en los rankings se asocian cada vez más estrechamente. La aparición de las instituciones en los listados y su ascenso no son fruto del azar.

Las estrategias diseñadas por gobiernos e instituciones a partir de la aparición de los listados empiezan a probar que la aparente inmovilidad de las instituciones que dominan los primeros lugares en los listados ya no es tal.

A partir de una estrategia (planeación) claramente diseñada, con adecuado balance entre corto y largo plazos, Esto es, visión y acción, con un manejo disciplinado y eficiente, un conjunto de instituciones llegará a ubicarse en los primeros sitios de los listados a finales de la próxima década[11].

El surgimiento de estas nuevas estrellas en el firmamento universitario implica tener muy claro cómo evoluciona el mundo y qué papel juegan las instituciones en él. Al mismo tiempo requerirán transformar estos elementos en un plan estratégico muy sólido, donde claramente se establezca los recursos materiales y humanos necesarios, así como el tiempo requerido para instrumentarlo.

A diferencia de otros modelos de éxito para mejor posicionarse en los listados de las instituciones de clase mundial, la Generación del 2030, como han dado en llamar a estas instituciones, no seguirá un modelo único.

Estarán más volcadas hacia el exterior (internacionalización); serán muy innovadoras en sus métodos y alianzas interinstitucionales; participarán de nuevas redes, recursos y modelos institucionales[12].

De la misma forma, Firetail también considera que cada institución definirá el éxito en sus propios términos. Los casos exitosos provendrán de cualquier sitio, no hay garantías. Sin embargo, tendrán que especificar claramente sus áreas de excelencia, su pertinencia local y global; elaborar planes bien integrados y profundizar su capacidad empresarial. Sin por ello abandonar la calidad específica que diferencia a las universidades de otras instituciones.

Construir o lograr contar con alguna(s) WCU no es lo más relevante del proceso de planeación. Los determinantes de una WCU no son los mismos que aquellos que están en un esquema de planeación de educación superior. Empezar planeando por conseguir WCU puede resultar en una enorme desviación de recursos, humanos y financieros. Es menester obtener los mayores resultados con los recursos disponibles. Una vez en esa posición, conociendo la dirección en que se navega, puede entonces hacerse el esfuerzo de caminar hacia el logro de alguna WCU. Pero no puede, por ejemplo, concentrar recursos y esfuerzos en lograr WCUs en un país, como México, con resultados tan pobres como los que muestran pruebas internacionales, entre otras, PISA. Es prácticamente irrelevante hacer planeación educativa de instituciones públicas de educación en todos los niveles que no tome en cuenta la totalidad del sistema. Si lograr el mayor resultado con los recursos disponibles permite alcanzar alguna WCU, bienvenido. En caso contrario se requiere que la marea eleve a todos los barcos por igual.

Por otro lado, las historias nacionales tienen inercias de oposición al cambio en la dirección que la formación de WCU demanda, que difícilmente puede lograrse superar los obstáculos que las instituciones vigentes presentan. El caso de la India es ejemplar. Recientemente el gobierno indio anunció un plan para alcanzar que 10 instituciones públicas y 10 privadas se transformen en WCUs. Para ello se anunció como acompañante del proceso establecer una agencia de financiamiento de la educación superior. Asimismo, se hizo partícipe del proceso a otro organismo creado con anterioridad para hacer frente a la aparición de los rankings mundiales: el Instituto Nacional de Condiciones de Rankeo.  Sin embargo, expertos estadounidenses en la materia se mostraron muy escépticos de que pudieran lograr los objetivos propuestos. En primer sitio, ya se han hecho esfuerzos similares con anterioridad y han fracasado.

De acuerdo con Altbach[13], el notable grado de politización y burocratización que tiñe las universidades indias hace que los cambios sean si no imposibles, sí extraordinariamente lentos. Además, se requiere una enorme cantidad de recursos financieros, capacidad innovadora, planificación y autonomía, que no están considerados en los planes para lograr las WCU que buscan. Muchas de estas características, por cierto, no son ajenas a las universidades públicas mexicanas.

Por otro lado, en el caso de México, La planeación está en gran medida fuera de las manos de las IES. En particular, de las que buscan jugar en el terreno de las Research Universities y su personal se ha sometido a las reglas del juego del SNI. La autonomía se ha enajenado en manos de este organismo a quien se cedió el derecho de remunerar y otorgar prestigio académico.

Las reglas del SNI están en consonancia con los principales indicadores de los rankings más importantes de universidades en el mundo. No importa el tamaño de la institución, su localía, sus limitados recursos, las reglas son las mismas. Los académicos, en aras de permanecer y mejorar su status en las grandes instituciones juegan el juego del SNI. Los pequeños lo hacen como un medio para obtener credenciales que eventualmente les permitan ascender, en su propia y o en una mayor o mejor institución.

La planeación macro

La determinación de tener una o más WCU lleva necesariamente a la necesidad de considerar la planeación del sistema de educación superior en su conjunto. Esto exige rebasar el mecanismo de regla única. Esto es, definir cuáles no. Cuáles son los reqisitos.

Las WCU son definidas como resultado de la visión macro de la planeación (El qué). Provienen de una clara visión de estructura estratificada con precisión de IES públicas de un país, como lo hacen naciones desarrolladas como en los sitemas educativos francés, alemán, o en el sistema educativo del estado de California en los EE.UU.

El Banco Mundial reconoce que la falta de diferenciación institucional significa enorme preocupación. En primer lugar, por la gran capacidad de las instituciones terciarias no universitarias de absorber demanda, de formar cuadros técnicos con la capacidad que requiere el mercado en plazos cortos y su capacidad por ajustarse con mayor celeridad a la dinámica cambiante de los mercados.

Es con esta visión que los gobiernos han reestructurado y dirigido la educación superior y la investigación, con la intención fundamental de emplearla como la principal palanca de transformación de las economías. Así en el año 2000, en uno de los más conspicuos ejemplos, la Unión Europea definió La Agenda de Lisboa, la cual buscaba hacer de Europa la economía más dinámica y competitiva del mundo, con base en la economía del conocimiento. Para ello comprometió invertir hasta el 3 % del PIB en investigación y desarrollo y duplicar el número de doctorantes[14].

Entre 2000 y 2010 la Estrategia de Lisboa fue el marco de referencia de la política económica y educativa de la Unión Europea. En este último año, aún sin saberse qué tan exitosa había sido, el proyecto estratégico que le sucedió fue lanzado: Europe 2020. A pesar de que hay quien considera que sin una extensa evaluación de la Agenda de Lisboa, Europe 2020 está condenado a repetir los mismos errores, la preocupación de este último sigue centrada en llevar a cabo las inversiones más eficaces en educación, investigación e innovación para dejar atrás la crisis y crear las condiciones propicias para una economía más competitiva que genere más empleo[15].

A esto lo llaman crecimiento inteligente e implica garantizar la inversión en educación, investigación y desarrollo previamente establecida, asegurar una deserción por debajo del 10 % y garantizar que no menos del 40 % de la población de entre 30 y 35 años cuente con educación terciaria[16].

De manera similar, países como Corea, Malasia, Irlanda, Abu Dabi, India, tienen planes para hacer de la educación, la investigación y el desarrollo los principales motores de su crecimiento.

Los rankings, la centralidad del conocimiento y la globlIzación son un reto al que las IES no pueden soslayar y los gobiernos requieren incorporar planificadamente. El reto significa que no es posible prescindir de la planeación para obtener un resultado satisfactorio de la búsqueda de clasificar algunas instituciones dentro de las reconocidas internacionalmente como research universities de alto prestigio.

En la visión macro de la planeación se reconocen los distintos horizontes para cada uno de los niveles en la estructura y los elementos (IES) que participan en cada uno de ellos. Es necesario definir claramente el sistema y los subsistemas de educación superior con la decuada estratificación.

A partir de ahí se establecen la misión global (del sistema) y las misiones particulares. Con ello se precisan la definición del rumbo (global) y las tareas particulares. Con ello quedan establecidas las especializaciones temáticas y disciplinares de cada institución.

Tanto para la visión macro como micro de la planeación se requiere una problematización de la visiones del futuro. Posteriormente es menestrer determinar el impacto que sobre el país tiene dicha problematización. Es necesario jerarquizar los impactos. Con esta base es que los grandes programas nacionales y regionales se cuestionan sobre el papel que la educación superior y la investigación tienen frente al panorama elaborado. Este proceso, por supuesto, es dinámico y permanente; evaluable y ajustable regularmente.

Como parte de la visión futura problematizada es indispensable cosiderar las transformaciones mismas de la educación y la investigación. Los mecanismos y procedimisntos de determinación de calidad para lograr mejores posiciones en los listados de las WCU tienden a modificarse.

Las instituciones de educación superior y los gobiernos nacionales, y locales están obligados a buscar balancear el dominio de los journals y otras metainstituciones en la definición de lo que es relevante en el terreno de la investigación y la innovación para los fines del país.

Además, el deslizamiento de la relevancia del trabajo académico en favor de la investigación, en desmedro de la docencia, y de la ciencia y la tecnología en detrimento de las humanidades, las ciencias sociales y las artes, tiene que ser contenido y armonizado con las necesidades de una sociedad justa, equitativa y sostenible.

Habrá que entender claramente las repercusiones que sobre todo este proceso tendrá la transformación de la hegemonía de los journals hacia el movimiento de conocimiento abierto. Toda esta estructura de jerarquías sobre las que se ha construido la estratificación académica dominante tiende a desaparecer. Tal vez, en beneficio de las posibilidades de planificación nacional.

El movimiento hacia la Universidad virtual comienza incluso a cambiar las reglas del juego vigente: la torre de marfil y el mundo que la rodea cambian. Lo único que permanece es el conocimiento. Tiende a desaparecer el campus, los maestros, los receptáculos de la información (bibliotecas…), las barreras son decrecientes, la masificación y la tecnología disminuyen costos. Las competencias y habilidades para la docencia cambian con los nuevos mecanismos de conocimiento abierto. Cambian también las formas de evaluar, ya que los journals y su creciente especialización son sustituidos, como lo serán enseñantes de la manera conocida, por conocimiento disponible.

Los horizontes de la planeación

La planeación (horizontes) son compromiso, relevancia, pertinencia, tecnología (presente y futura), tiempo, futuro (qué anticipamos en todos los órdenes). De qué: En breve, podría decirse, de los elementos que incorpora la función de producción (en términos de la enseñanza y la formación directamente vinculada con las actividades productivas).

Las humanidades, las artes y las ciencias sociales tienen horizontes de planeación más cortos. Su mayor problema es mantenerse tan vigentes como sea posible. Su visión de futuro es un insumo para delimitar el uso de los desarrollos tecnológicos y la distribución social de sus beneficios.

Por ejemplo, cómo se caracterizarán los mercados laborales en el contexto de la 4ª Revolución Industrial en distintos horizontes de tiempo; qué se requerirá en términos de conocimiento, habilidades, organización, capacitación, educación continua. Qué efectos positivos y negativos tendrá, cómo direccionarlos.

La revolución tecnológica (digital) será determinante de los procesos que se enfrenten. Se la entiende para mejor ajustarse o se es un actor pasivo de la misma[17]. El mayor problema es que “los responsables de tomar decisiones se encuentran generalmente atrapados en un pensamiento tradicional, lineal, no disruptivo, atrapados en lo inmediato, que les impide pensar estratégicamente sobre los efectos que los cambios tecnológicos y la innovación tendrán sobre el futuro”[18].

El otro lado de la moneda de la revolución digital también corresponde a las IES, en particular a las definidas como instituciones de investigación: ¿Por qué la RT no ha sido aún capaz de rendir los frutos que se esperan de ella?[19]

Los estudios sobre los beneficios de la era digital muestran que un porcentaje muy elevado de la población permanece aún al margen de éstos. Se distribuyen con enorme desigualdad de género, geografía, ingreso y, en lugar de empoderar a grandes sectores de población, los ha hecho víctimas de su capacidad de control. Es necesario que los gobiernos sean capaces de generar los complementos que permitan impactos favorables al desarrollo y ser capaces de impactar en un mayor crecimiento, más empleo y mejores servicios[20].

Ya hoy, se encuentra que la mayoría de los sistemas educativos están desconectados de las herramientas y habilidades requeridas para operar correctamente en los mercados laborales[21].

De acuerdo con el informe The Future of Jobs[22], por ejemplo, las principales fuerzas que impactarán el futuro de las industrias son: 1) la naturaleza cambiante del trabajo, hacia un modelo flexible; 2) el Internet móvil y la tecnología de nubes, 3) la irrupción de las clases medias en los mercados emergentes, 4) el cambio climático y 5) el manejo de grandes datos.

Derivado de esto, considera que la tarea más importante hacia adelante es aquella relacionada con la planeación estratégica de la fuerza de trabajo. O sea, la planeación universitaria es una de las prioridades.

Cómo conjugar los requerimientos de una mejor posición en los ranking (WCU), con las necesidades del país presentes y futuras. Cómo hacer converger la actividad de investigación con los nuevos requerimientos de la docencia: qué va de salida y qué de entrada. Cuáles son las características de los nuevos empleos: técnicas y sociales. Qué enseñar a una población cuya fuerza de trabajo tiende a ser cada vez más vieja. Cómo asegurar la educación continua como parte integral de la vida.

¿Cómo avituallar a la nueva fuerza con los elementos que le permitan hacer frente e incorporarse adecuadamente a los trabajos que definirá la 4ª RT?

Harvard dice que se requerirá una combinación de savoir-faire técnico muy fuerte con una gran dosis de “gentileza”, como elemento único.

Los ranking son de corta duración. Tienden a desaparecer o a transformarse radicalmente.

Cómo hacer que la universidad como institución vaya por delante de los cambios del mundo, como lo fue en sus mejores momentos y lo sigue siendo en las mejores instituciones.

Los retos para la educación superior

La universidad cambia: sus miembros, sus asistentes (estudiantes), los medios de enseñanza e investigación; las preocupaciones de sus cuerpos académicos. La competencia y los resultados son crecientemente las varas de medición frente a las tradicionales mediciones académicas. Cómo adecuarse.

Habrá necesidad de adecuar los reclamos y tendencias mundiales a la masificación (cobertura) con calidad y equidad. La falta de visión ha permitido que la educación privada se constituya en sustituta del Estado con los consecuentes resultados de mediocratización de la enseñanza en el nivel superior. El Estado ha perdido el control. Se ha dejado a la sanción del mercado laboral y educativo.

Ahora es el mercado laboral quien determina qué institución privada supervive. El Estado se ha conformado y liberado del lastre. Difícilmente puede con las instituciones públicas. La autonomía también ha librado al Estado de ser tutelar de la educación superior y sus resultados. Es un navío sin rumbo.

En México, esta tendencia ha producido que la matrícula de educación superior crezca más rápido que el mercado laboral profesional en su conjunto. No se maneja la ampliación de la oferta de espacio en la educación superior con conocimiento de la dinámica de los mercados laborales profesionales. El desacoplamiento entre ambos no sólo es un asunto de cantidad, sino de calidad y adecuación de saberes y habilidades.

Podría decirse que en México se vive una etapa de sobrecalificación obsoleta de profesionales con educación universitaria. Al no haber un sistema explícito, claramente diseñado, de articulación entre mercados laborales, su dinámica y requerimientos mutantes, lo más que se logra es lanzar señales cargadas de expectativas sin fundamento sobre la dirección que la demanda disciplinaria debía adoptar.

El impacto real es menor, ya que la dinámica de crecimiento de los mercados es percibida por los demandantes de educación y esto permite que se mantenga una relativa adecuación entre las estructuras de ambos mercados (el de educación superior y el laboral por disciplina).

Sin embargo, este mecanismo de ajuste no garantiza que la dinámica de ambos mercados sea convergente. Esto es, que ambos respondan a un objetivo mayor de rumbo del país.

El aumento de la profesionalización de la economía mexicana no ha resultado en un aumento correlativo del crecimiento de la economía, ni en un incremento de la productividad, ni en mayor competitividad innovadora de la misma. Por el contrario, su creciente absorción ha redundado en menor eficiencia laboral profesional y en un consecuente abatimiento de los salarios profesionales.

El aislamiento  de sus entornos locales y nacionales frente a los problemas que las rodean, ha hecho que las IES pierdan pertinencia. La dictadura de los journals y el rankeo  como forma de planeación abona en esta dirección. Es importante estar vinculadas con programas estratégicos en el ámbito nacional, regional y local y estar dispuestas a rendir cuentas en el marco de la autonomía.

Las exigencias de la sociedad del conocimiento, responsable de llevar a las universidades al centro de la escena, las obliga a dar cuentas que antaño no hacían. Siguen siendo válidas las oportunidades y amenazas que el Banco Mundial presentó a principios de la primera década del S XXI[23]. Desde finales del siglo anterior el Banco Mundial hay insistido en que “es urgente que los países en desarrollo aumenten su capacidad para usar el conocimiento”. Sin embargo, no ha mostrado México una respuesta satisfactoria a este requerimiento del crecimiento y el aumento de la productividad. Continúa como la gran mayoría de países del mundo en desarrollo. No ha articulado aún una estrategia de desarrollo que vincule la aplicación del conocimiento y el crecimiento económico ni tampoco ha avanzado en su capacidad científica y tecnológica nacional”[24].

Para que el conocimiento científico y tecnológico produzca sus mayores beneficios requiere ser utilizado como parte de un sistema complejo de instituciones y prácticas conocido como sistema nacional de innovación. Esta complejidad ha tendido a ser sustituida por la más elemental práctica de buscar solamente alcanzar WCUs.

Los mecanismsos metanacionales  que imponen exigencias de evaluación de calidad y pertinencia asegurados por los mismos académicos han dado resultados desviados de los objetivos institucionales originales. Más aún, la fortaleza que han alcanzado los cuerpos académicos hace imposible en la actualidad sacarlo de sus manos.

La versión autóctona de evaluación ha hecho que en lugar de evaluar y controlar la calidad y pertinencia de los resultados, se controle únicamente cierta forma de calidad de los académicos. Si a ello se añade que las tradiciones del control estudiantil a las propuestas de modificación en aras de la calidad, por ejemplo, hayan impedido que medidas que se propusieron hace 20 años en la UNAM sigan pendientes, so pena de someter a la institución a penosas huelgas estudiantiles, no hay forma de garantizar que cambios drásticos radicales puedan tener lugar.

Por ejemplo, existe una satanización sobre la influencia de los mercados en cualquiera de los ámbitos universitarios, como si las instituciones de educación superior no tuvieran la responsabilidad de formar profesionales capaces de incorporarse en los mercados laborales. Más aún, es la artificiosa impermeabilidad a la influencia de los mercados lo que ha retrasado cambios de la mayor importancia en la operación de las IES mexicanas.

Las IES no tienen mecanismos de planeación estratégica. No es políticamente aceptado. Por ley procuran planes de desarrollo institucional acotados a los periodos de gestión. Son el marco de operación. No tienen en sus órganos de gobierno participación externa. Aseguran su escudo de aislamiento para garantizar el manejo político.

Uno de los mayores retos que las IES mexicanas tienen que resolver de cara al futuro está en las dificultades de compatibilización entre el manejo de la autonomía y los patrones que históricamente ha desarrollado y los requerimientos de rendición de evaluación de resultados y rendición de cuentas. Este manejo las ha aislado del rendimiento de cuentas a la sociedad. Más aún, no existen indicadores públicos de desempeño.

Urge que las IES mexicanas abandonen su posición de ser entes fundamentalmente reactivos. La enorme gama de nuevas formas de educación terciaria exige nuevos mecanismos para asegurar calidad. La apertura de múltiples mecanismos de oferta de contenido educativo hace necesarios nuevos mecanismos de evaluación y acreditación. No importará quién lo ofrezca, sino desarrollar formas adecuadas de certificar el conocimiento y las habilidades adquiridas, así como vincularlas con los requerimientos de los mercados laborales.

[1] José Rangel, “Los rankings universitarios. La carrera por la pole…”, Educación Futura, octubre 14, 2016. http://www.educacionfutura.org/los-ranking-universitarios-la-carrera-por-la-pole/

[2] Walshe, John, http://www.universityworldnews.com/article.php?story=20071108145803689&query=rankings.

[3] Ellen Hazelkorn, “Could HE rankings be socially transformative?”, University World News, 14 October, 2016, Issue No:432.

[4] http://www.shanghairanking.com/Academic-Ranking-of-World-Universities-2016-Press-Release.html.

[5] Altbach, P.G., “The Cost and Benefits of World-Class Universities”, Academe, Jan-Feb 2004.

[6] Banco Mundial, Construir Sociedades de Conocimiento: Nuevos Desafíos para la Educación Terciaria, Washington, 2003.

[7] Salmi, Jamil, El desafío de crear universidades de rango mundial, Banco Mundial, Washington, 2009. Gráfico 2.

[8] Hazelkorn, E. (2011) “Globalization and the Reputation Race” in Rankings and the Reshaping of Higher Education: the Battle for World Class Excellence. Palgrave MacMillan.

[9] J. Rangel, “La carrera por la pole…”, op.cit.

[10] J. Rangel, Ibid.

[11] Class of 2030. Which Universities will Rise, and How they Will Do It. http://www.firetail.co.uk/Firetail%20Class%20of%202030%20Aug%202016.pdf.

[12] Ibid.

[13] “India plans to create 20 ‘world-class’ universities”, https://www.timeshighereducation.com/news/india-plans-to-create-twenty-world-class-universities.

[14] https://www.euractiv.com/section/future-eu/linksdossier/lisbon-agenda/.

[15] http://ec.europa.eu/europe2020/europe-2020-in-a-nutshell/priorities/index_es.htm.

[16] http://ec.europa.eu/europe2020/europe-2020-in-a-nutshell/priorities/smart-growth/index_es.htm.

[17] http://www3.weforum.org/docs/Media/KSC_4IR.pdf.

[18] Schwab, Klaus, The Forth Industrial Revolution, World, Economic Forum, Geneva, Switzerland, 2016.

[19]Digital Dividends, http://www.worldbank.org/en/publication/wdr2016

[20] Ibid. Box O.1.

[21] http://www3.weforum.org/docs/HCR2016_Main_Report.pdf. Conclusiones.

[22] Reports.weforum.org/future-of-jobs-2016/mexico-2/

[23] Cuadro1.1 Oportunidades y amenazas que surgen como resultado

de los cambios en el entorno global, Construir Sociedades de Conocimiento: Nuevos Desafíos para la Educación Terciaria, Banco Mundial, Washington, DC, 2003

[24] Ibid, pág 12.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/posicion-o-planeacion-los-limites-de-la-planeacion-educativa/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/09/ocde_1.jpg

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José Rangel

Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. Especialista en Políticas Públicas y Desarrollo. Ha sido asesor en temas de educación superior de diversos secretarios y subsecretarios de Estado del ramo, de rectores, de la ANUIES y evaluador nacional de Pronabes. Email: rangel@unam.mx