Aprendizaje digital, privatización y exclusión educativa

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

En 2015, Uber fue la empresa de más rápido crecimiento a escala mundial, incluso en toda la historia del capitalismo. Su cuantiosa fortuna se amasa a partir de las ganancias generadas por los usuarios que pagan el servicio de transporte personal conocido como taxi, utilizando una app desde sus dispositivos nanotecnológicos.

Pero esta no es la única firma que ha crecido aceleradamente en los últimos años; estamos frente a un conjunto de nuevas empresas que han trastocado la economía del capitalismo de nuestro tiempo, son grandes emporios imponiendo sus negocios en contubernio con las élites del poder político. Una mirada a las empresas que encabezan la lista de los multimillonarios más acaudalados del planeta nos dará un panorama de cómo se están reconfigurando las oligarquías y quiénes rigen hoy el curso del sistema mundo.

La famosa lista de Forbes 2016 incluye entre los 20 empresarios más ricos del orbe a los dueños de Microsoft, Telecomunicaciones, Amazon.com, Facebook, Blomberg LP, Oracle y Google; todos ellos tienen en común que son parte de la economía digital que produce y oferta: softwares, servicios de telecomunicaciones, tiendas en línea, asesorías financieras y de imagen virtuales, buscadores de Internet y aplicaciones digitales.

Estas corporaciones propias del capitalismo de base cognitiva; es decir, de conocimiento aplicado a las tecnologías y al desarrollo de la producción de mercancías inmateriales, están demandando hacer cambios en el ámbito de la educación para fortalecer y dinamizar el núcleo central de su crecimiento económico: la digitalización, el conocimiento, la información, la innovación, la creatividad y la comunicación.

En octubre de este año, en una entrevista para Tv UNAM, Marcela Santillán, ex titular de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación, institución responsable de la reforma educativa para las escuelas normales, dejó muy en claro cuál es la importancia de los cambios curriculares que se están impulsando desde la OCDE, haciendo referencia al lenguaje de las matemáticas aplicadas que se ha introducido en los planes y programas de estudio, por ejemplo en la interpretación de representaciones geográficas, para que los alumnos pudieran utilizar Google Maps.

Efectivamente, los organismos de la globalización económica tienen una agenda mundial en materia educativa y de investigación conocida como STEM en inglés o Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM) por sus siglas en español; en ella apuestan a que los sistemas educativos hagan la formación de capital humano, cuyas destrezas, habilidades y conocimientos respondan a las necesidades laborales de las nuevas empresas de la economía digital y del conocimiento, pero que también contribuyan a la cadena de su crecimiento.

Justo el propósito de la visita a nuestro país de Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, después de que se anunciara en las proyecciones del presupuesto 2017 el recorte total al techo financiero del Programa de Inclusión y Alfabetización Digital, fue promover esta agenda para poner en claro a la SEP y al gobierno federal cuáles son las prioridades de los capitalistas que hoy toman las riendas de la economía mundial.

La respuesta del Estado mexicano fue casi inmediata, al poner en marcha el nuevo programa estelar de Aurelio Nuño, @prende 2.0, que se calcula en una inversión de unos mil 500 millones de pesos, cuyos beneficiarios en primera instancia serían los firmantes del convenio SEP-SCT con varias de las empresas de la lista Forbes, tales como Microsoft, del hombre más rico del mundo; Telefónica México, del magnate Carlos Slim, y Google; se encuentran además AT&T, Intel, Dell, Fundación Azteca y Televisa.

Se trata de un mecanismo de privatización y acumulación que ha sido usual en el llamado capitalismo histórico: la canalización de recursos públicos a la iniciativa privada, en este caso, para la compra o renta de ferretería tecnológica, donde el sistema educativo nacional es visto como un mercado cautivo para la economía digital, cuyo éxito es vender obsolescencia programada que debe renovarse completa o parcialmente y actualizarse en un tiempo vertiginoso que genera una dependencia siempre continua hacia el hiperconsumo de innovaciones.

@prende 2.0 no tiene que ver con un tema de justicia cognitiva, porque su propósito no es la inclusión o alfabetización digital ni la democratización de la información y el conocimiento. En la era del capitalismo cognitivo la fuerza viva de trabajo tiende a su reducción en aras de la tecnificación sofisticada de ciertas áreas de la producción; en este sentido, se trata de un programa de capacitación selectiva para garantizar el mínimo de personas con las habilidades digitales requeridas por el sistema y otras como potenciales consumidores de dispositivos nanotecnológicos.

El acceso universal a las nuevas tecnologías y los espacios virtuales del conocimiento es sólo una ilusión contraria a la lógica del capitalismo de base digital y cognitiva, la inmensa mayoría de las escuelas permanecerán en el abandono estructural de sus espacios pedagógicos; algunas otras seguirán con agudas carencias de condiciones mínimas para su funcionamiento, como agua y luz.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/19/politica/019a1pol?partner=rss

 

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Lev Moujahid Velázquez Barriga

Doctor en pedagogía crítica y educación popular; miembro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Michoacán