Educación bajo el fuego. Los efectos no visibles de las guerras

Por: Unicef, Diciembre.

Futuro en riesgo por la baja escolarización en países africanos con conflictos armados

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) aseveró que los infantes del continente africano no obtienen logros educacionales, debido a conflictos armados que impiden una instrucción masiva, fundamentalmente en Sudán del Sur, Níger y Sudán.

El nuevo informe de Unicef, publicado el pasado miércoles 13 de Enero de 2016 y denominado «Educación bajo el fuego» está centrado en el impacto de la violencia en los niños en edad escolar y en los sistemas educativos de nueve países (Siria, Iraq, Líbano, Jordania, Turquía, Yemen, Libia, Sudán y Estado de Palestina) que se han visto directa o indirectamente afectados por la violencia.

En el mismo se destaca que casi uno de cada cuatro niños de los 109,2 millones de entre 6 y 15 años que viven en zonas en crisis, no tienen acceso a la educación. Los datos reflejados en el informe, distinguen a Sudán del Sur, como el primero de los territorios con más de 800 escuelas destruidas por el conflicto y en donde cerca de dos millones de niños en edad de primaria y secundaria (entre seis y 15 años), no saben leer y escribir y están sin acceso a la educación, según cifras oficiales.

El segundo país citado es Niger con el 51% de su población infantil sin escolarización, seguido por Sudán y Afganistán. De igual manera señala que en Siria, Iraq, Yemen y Libia, cerca de 9.000 escuelas están inutilizadas, ya sea porque están destruidas e inoperables, porque están ocupadas por las partes en conflicto o porque sirven de albergue a refugiados y desplazados por el conflicto bélico. Mientras que en Jordania, Líbano y Turquía países que han recibido a las y los desplazados de guerra de Siria, hay más de 700.000 niños sirios que no pueden ir a la escuela porque la infraestructura educativa nacional está sobrecargada y no puede asumir una carga extra de estudiantes.

Otros factores incluyen el miedo que impulsa a miles de maestros a abandonar sus puestos de trabajo, o que impide a los padres enviar a sus hijos a los centros docentes ante el temor de que les pudiera pasar algo en el camino o en el propio plantel.

Es de resaltar que de todas las posibles causas antes mencionadas que inciden en la no escolaridad de la población infantil, el informe identifica a los ataques a escuelas e instalaciones educativas –a veces deliberados- como uno de los motivos fundamentales por los que los niños no van a clase, según el estudio, que se ha centrado en el impacto de la violencia en los niños en edad escolar.

Ante la situación descrita, la agencia teme que a menos que se priorice la educación, una generación de niños en países en conflicto crecerá sin las habilidades necesarias para contribuir a sus economías, agravando la situación ya de por sí desesperada de millones de familias en África cuyos niñas y niños se encuentran privados de la posibilidad de habilitarse con los conocimientos y habilidades necesarias para reconstruir sus comunidades, una vez que los conflictos armados concluyan.

De igual manera la inasistencia a las escuelas les priva a corto plazo de la estabilidad y las estructuras de contención emocional necesarias para hacer frente al trauma ocasionado por las guerras, tomando en cuenta que la educación en zonas de conflicto no solo brinda la posibilidad de adquirir conocimientos para una vida productiva, sino que se convierte en una herramienta de apoyo psicosocial fundamental en estos contextos.

Ese panorama hace vislumbrar en el horizonte de África grandes dificultades para alcanzar los objetivos de la comunidad internacional de escolarizar a todos los niños y ese incumplimiento pone en riesgo el futuro de ese territorio.

El informe finalmente insta a la comunidad internacional, a los gobiernos de acogida, los responsables políticos y al sector privado a reducir el número de niños que están fuera de la escuela mediante la ampliación de los servicios educativos informales, especialmente para los niños vulnerables, y a generar políticas que reconozcan y certifiquen los servicios de educación no formal en los países afectados por la crisis.

En consonancia destaca una serie de iniciativas –como el autoaprendizaje y espacios de aprendizaje ampliados- que ayuden a los niños a estudiar incluso en las circunstancias más desesperadas, entre los que resalta especialmente la iniciativa No Lost Generation, lanzada en 2013 por UNICEF y otras organizaciones con las que trabaja para impulsar un mayor apoyo internacional a las necesidades educativas y de protección de los niños afectados por la crisis de Siria.

Es de hacer notar que Unicef resaltó en la presentación del informe que es extremadamente difícil recopilar datos sobre niños en los países en conflicto, por lo que estas cifras podrían no reflejar la verdadera magnitud del problema.

Nota de la editora: Como reflexión general ante la lectura de este informe vale la pena recordar que históricamente en contextos de conflicto armado en donde ha privado acciones de genocidio ante las y los contrarios, una manera de eliminarlos pasa por destruir los espacios de construcción y socialización de conocimiento, así como de las personas, hombres y mujeres y los libros que albergan la sabiduría cultural de comunidades y pueblos que han sido sometidos al fanatismo ideológico y/o religioso que suele acompañar a muchos conflictos bélicos. Esto da muestra del poder político y emancipador de la Educación y del conocimiento, por lo que la violación del derecho a la educación es uno de los principalmente vulnerados en contextos de conflicto no solo bélico sino también en conflictos políticos no necesariamente explícitos.

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