Alimentación escolar.

Por:  Alexander Molina Guzman.

La alimentación escolar es un programa que maneja el Ministerio de Educación y que busca supuestamente el desarrollo integral de los niños, la permanencia de ellos en el sistema educativo, que los niños aprendan conductas saludables y que haya una Colombia más educada. Un objetivo plausible, pero como dicen por ahí la letra puede con todo. Es decir, ese es el ideal pero la realidad puede ser otra.

Por estos días capturaron a tres mujeres que trabajaban como manipuladoras de alimentos en el restaurante escolar de la institución de El Limonar, porque se estaban robando la comida del restaurante. Un vigilante las denunció y la policía realizó el procedimiento correspondiente. Muy bien, de eso se trata, que haya muchos ojos vigilando para que no se roben la comida de los estudiantes. Y no quiero minimizar este hecho o hacerlo parecer como un asunto menor. Pero creo que el programa de alimentación escolar hay que vigilarlo en toda la cadena del negocio y denunciarlo desde más arriba porque precisamente se trata de eso, de un negocio. Es que mientras muchos niños reciben una alimentación muy malita y hasta de baja calidad los dueños del negocio viven rechonchos.

Lo que se debería exigir a los organismos de control y a todos los involucrados en el desarrollo de este programa, es que se descubran a los carteles que se han apoderado de este programa mediante consorcios, uniones temporales, cooperativas y demás, y que lo que buscan es maximizar sus ganancias a costa de la baja calidad del servicio y de los alimentos. Se debería conocer si, y a propósito de las capturas de estas manipuladoras de alimentos, al personal contratado para que trabaje en los restaurantes escolares se les paga un salario digno; si la dieta alimenticia es la que se predica y con la calidad de los alimentos suministrados; si los alimentos son almacenados, por parte del contratista, en lugares adecuados para su conservación y con la higiene requerida, y no en una casa en cualquier barrio que sirve como bodega de almacenamiento y central de operaciones del negocio.

Aquí lo que hay que hacer es hilar más delgado para descubrir toda la cadena de corrupción que se origina en este tipo de negocio. Y la comunidad educativa debe ayudar. Cualquier padre de familia puede verificar si la comida que llega a la institución está en buenas condiciones; si pesa lo que dicen que pesa; si se dan las condiciones de higiene para la preparación de los alimentos.

La alimentación para los niños no puede ser “pan comido” y se debe ejercer mayor vigilancia.

Fuente: http://www.lanacion.com.co/index.php/opinion/item/284314-alimentacion-escolar

Imagen: http://www.emisoraculturaldelhuila.gov.co/wp-content/uploads/2017/02/c3ced2_ImageProxy.jpg

Comparte este contenido:

Alexander Molina Guzman

Columnista de la Nacion.com