Bullying.

América del Sur/Bolivia/07.03.2017/Autor y Fuente:http://correodelsur.com/

El acoso escolar campea en los recintos educativos fiscales y particulares. De acuerdo con un estudio realizado en julio de 2014 por el Ministerio de Educación en 252 unidades educativas rurales y urbanas de Bolivia, cinco de cada 10 estudiantes han sido víctimas de algún tipo de violencia dentro de la comunidad educativa. Es un mal que los alumnos deben aprender a enfrentar, con el apoyo de los padres, maestros y la sociedad.

La investigación se hizo a través de encuestas aplicadas a 25.040 estudiantes, de los niveles inicial, primaria y secundaria, además de maestros y padres de familia.

En otro estudio, la UNICEF se refiere a la realidad en América Latina y destaca, entre otros aspectos, que la violencia entre los estudiantes parece estar aumentando en la región, ya que entre el 50 y el 70% han sido testigos de actos de bullying. Señala que este fenómeno ocurre en las escuelas públicas y privadas, pero las formas más sofisticadas de acoso, que son la humillación y la exclusión, predominan en las privadas.

“En Bolivia no se cuenta con datos estadísticos actuales y globales sobre esta temática, pero en otros países como Colombia o España se observó que la distribución es similar, con una leve predominancia de los hombres”, informa el psicólogo clínico y educativo Iván Salinas.

ECOS conversó con varios estudiantes de los niveles primaria y secundaria de distintos colegios y todos siempre identifican a un agresor o un grupo de agresores en su curso, ya sean hombres o mujeres. Dicen que estos molestan durante todo el año a los demás, especialmente a determinados compañeros.

Pese a esto, son contados los casos que llegan en forma de denuncia a las Direcciones Distritales de Educación; la gran mayoría de las víctimas y los testigos prefiere el silencio y los hechos quedan sin sanción.

Fuera de entrevista, funcionarios de las Direcciones Departamentales de Educación de Chuquisaca y Potosí coinciden en indicar que el acoso escolar está presente tanto en recintos fiscales como privados. También en advertir situaciones de discriminación entre compañeros por razones de estatus o posición económica.

En algunos casos, los directores se vieron obligados a expulsar del colegio a los agresores.

Un problema frecuente

Salinas explica que el término anglosajón “bullying” se traduce como “acoso escolar” y es un problema muy frecuente en las escuelas y→ →colegios. Al respecto, hay tres personajes que interactúan en una serie de situaciones violentas: un agresor o grupo de agresores (en estos suele haber un líder), una víctima y un público.

En muchos casos, las acciones que violan la integridad física, psicológica o social de la víctima son constantes y el público refuerza esta situación con risas, burlas u otro tipo de comportamiento, empeorando el daño de la víctima.

Los agresores por lo general gozan de algún tipo de ventaja sobre sus víctimas; puede ser física, social, intelectual, económica, de popularidad o de otro tipo. Además, el acoso escolar no distingue género: hombres y mujeres pueden estar involucrados en este tipo de hechos.

“Una persona puede encontrarse en cualquiera de los tres roles: ser víctima, agresor o público, puesto que la dinámica de las relaciones sociales en las escuelas es cambiante y depende mucho del contexto. No se puede hablar de acoso escolar si el episodio violento se da en una sola ocasión o es producto de otro tipo de circunstancias que no reflejen una relación de desigualdad y un abuso de la misma”, aclara Salinas. •

¿Es violencia escolar o violencia social?

Se denomina ‘violencia escolar’ porque la escuela suele ser el contexto de las principales relaciones sociales entre niños y adolescentes; sin embargo, no se debe olvidar que la escuela es un espacio donde no solo se va a aprender sobre aspectos académicos, sino también cómo uno puede relacionarse con los demás. “Aunque muy a menudo padres y profesores pierden de vista esta perspectiva”, señala el psicólogo clínico y educativo Iván Salinas.

¿Cómo actúan los acosadores en las escuelas o colegios?

“No existe un perfil único de acosador; en realidad, cualquier persona puede involucrarse en este rol. De hecho, es muy probable que una eventual víctima se convierta en acosador en algún momento. Sin embargo, la persona que ejerce acoso lo hace en situaciones que no son evidentes para los profesores o el personal de las unidades educativas y, además, suele justificar su comportamiento con la conducta de la víctima, diciendo por ejemplo: “por qué no se defiende” o “es un mimado”. Rara vez asume abiertamente la responsabilidad de sus actos.

El acoso, ¿cómo afecta la vida de la víctima?

No todas las víctimas reaccionan de la misma manera. Depende de su personalidad, las habilidades para controlar sus emociones, presencia o ausencia de otros grupos asociativos o el grado de apoyo y sobreprotección por parte de los padres, entre otros.

Sin embargo, a menudo el acoso escolar produce desajustes emocionales y conductuales que, dependiendo de los factores mencionados, pueden ser más o menos importantes en su vida. De todas maneras, es necesario indagar sobre el ambiente escolar de los hijos.

¿Es aconsejable que la víctima se cambie de colegio?

Lo primero que debe hacer la víctima es hablar sobre lo que le pasa con alguien de confianza. Si la unidad educativa cuenta con un psicólogo, es la persona más indicada. También conviene que lo converse con un adulto de su entorno cercano.

Salinas dice que el cambio de colegio debería ser la última opción contemplada; para ello, debe haber un problema crónico, es decir, tomar en cuenta el tiempo que lleva la víctima en esa dinámica y considerar los intentos de solución.

“Los programas más exitosos en el acoso escolar se centran en intervenciones que apuntan a la conciliación y trabajan con los tres involucrados en acoso escolar (víctima, agresor y público), dando especial énfasis a la intervención con el público. Un ejemplo de este tipo de intervenciones es el programa KIVA, creado en Europa; para este tipo de intervenciones se debe validar la presencia de profesionales que formen a estudiantes y docentes al respecto”, añade el profesional consultado por ECOS.

¿Cómo apoyar a las víctimas de acoso escolar?

Según el experto, es recomendable permitir el desahogo emocional de las víctimas y brindarles apoyo sin caer en sobreproteccionismos o inversión de roles. Si se procura beneficiar excesivamente a la víctima, se pueden enviar mensajes equivocados a los niños y jóvenes. Lo ideal es prevenir generando un ambiente en el que se fomente la tolerancia y el respeto, con reglas claras, sanciones coherentes y consistentes, que se cumplan sin excepción para los buenos y malos comportamientos.

Lo ideal es que en esta tarea participe toda la comunidad. Pero para ello se debe modificar las estructuras típicas del funcionamiento escolar, como la cantidad de estudiantes por aula, los horarios para las reuniones y la asignación de personal que se dedique de manera constante a estos temas.

Para relativizar un comportamiento agresivo es importante que todas las personas hablen en los mismos términos. Los adultos deben tener un discurso coherente entre ellos y promover el respeto como valor constante a lo largo de la educación de los niños y adolescentes.

¿Cómo actúan los maestros frente al acoso escolar?

De acuerdo a las características del ambiente escolar, como el número de estudiantes, la saturación de horas o el desgaste laboral, a veces ocurre que los maestros no pueden dar una respuesta inmediata a la situación. Por esta razón se requiere de un cambio importante en las políticas educativas, que deberían enfocarse en reducir la masificación de los procesos educativos.

En otras ocasiones, los estudiantes agresores son muy hábiles para que no los descubran. Entretanto, muchos profesores tratan de generar ambientes de tolerancia y respeto entre los alumnos a su cargo. “La motivación interna de cada docente y el reconocimiento a la labor que desempeñan suelen ser factores de mucha importancia para determinar las posibles reacciones, ya sean de respuestas coherentes o de apatía ante el acoso escolar”, sostiene el psicólogo.

“Probablemente el acoso escolar sea un reflejo de lo violenta que es nuestra forma de vivir; del estrés y los problemas sociales en nuestra vida. Por eso, en lugar de cuestionar a la institución educativa debemos cuestionar la manera cotidiana en que vivimos y resolvemos nuestros problemas con las personas”, finaliza Salinas.

Tipos de acoso

Es muy improbable que el acoso escolar se manifieste de una sola manera. Suele empezar con una agresión psicológica-moral o social.

Físico: En el que hay agresiones físicas como golpes o daños específicos a bienes del estudiante.

Psicológico-moral: Se producen agresiones que mellan la dignidad emocional y moral de la persona, como burlas, apodos y humillaciones.

Social: Se minan las relaciones de una persona. Por ejemplo, la dejan sin amistades, todo el grupo deja de hablar con la víctima, o se inventan rumores que afectan su dignidad.

Ciberbullying: Es una forma más solapada de agresión, puesto que se produce de manera virtual mediante publicaciones degradantes en diferentes tipos de redes sociales como Facebook, Whatsapp, Snapchat, Twitter o aplicaciones similares.

Señales de que un alumno está sufriendo acoso escolar

No quiere ir a la escuela, se pone de mal humor y no le interesan los temas académicos.

Se niega a participar en actividades sociales típicas de su edad.

Se niega a hablar sobre los sucesos ocurridos en la escuela.

Tiene baja autoestima en temas sociales, dice que no es bueno para hacer amistades o que siempre comete torpezas.

Tiene síntomas de ansiedad o depresión, problemas para dormir, pesadillas y puede presentar enuresis (hacerse pis).

Alteraciones del apetito (deja de comer o come mucho más de lo habitual).

Se queja de dolores o molestias corporales (dolor de cabeza, espalda, estómago o nauseas), especialmente cuando se avecinan los lunes.

Es irritable y tiende a aislarse.

Consejos para padres

Muchas veces el comportamiento de su hijo en el colegio no es el mismo en casa; cuénteles sobre cuando eran estudiantes.

Presten atención a los nombres de los compañeros de su hijo y cómo se comportan.

Enséñenle a su hijo a reconocer cuándo es prudente defenderse hablando y cuándo es mejor ignorar lo que sucede.

Eviten ser sobreprotectores y actúen demostrando constantemente confianza en la capacidad de su hijo.

Si su hijo les comenta sobre hechos de violencia en su curso, escuchen antes de actuar, eviten las acciones precipitadas.

Pidan asesoría si se enteran de la posibilidad de que su hijo sea una víctima.

No se precipiten en castigar a su hijo si es acusado de agresiones, traten de ser coherentes.

Consejos para niños y adolescentes

Si alguien te molesta, no es tu culpa. Y si insiste, habla con un adulto de tu confianza al respecto; no es malo quejarse.

Siempre trata de resolver la situación hablando. Reconoce que a veces una burla “inofensiva” puede lastimar a otros.

Si te sientes mal por cosas que ocurren en tu casa o en el colegio, busca conversar con alguien.

Aprende a no reírte si alguien se burla de otros. El respeto es la base de la convivencia.

Para profesores

Fomenten espacios de tolerancia y respeto estableciendo reglas simples, claras y que se puedan cumplir.

Den espacios para hablar acerca de cómo se viven las relaciones entre los alumnos en el curso.

Traten de hablar siempre en privado con los estudiantes cuando cometan una falta.

No es malo pedir consejo si no se sabe cómo manejar una situación así.

Testimonio de un padre conmovido

Roberto (nombre ficticio) es un muchacho que dentro de poco cumplirá 20 años. Su familia y él mismo están contentos porque logró ingresar a la Universidad, después de haber perdido el año en dos oportunidades cuando estaba en primero de secundaria.

En 2010, la familia de Roberto se radicó en Sucre por una situación laboral de su padre; hasta entonces, él nunca había tenido problemas en el colegio: era un estudiante dedicado y buen deportista que también tocaba la guitarra y aprendía a hablar inglés, por lo que gozaba de cierta popularidad entre sus pares. Sin embargo, ese año, los cambios propios de la adolescencia hicieron mella en él.

Ingresó a estudiar a un colegio privado de Sucre y desde el primer día de clases, según cuenta su padre, fue el blanco de burla de cuatro compañeros.

Este es su relato emocionado de su padre para ECOS:

“Le hicieron la vida imposible a mi hijo, especialmente dos de ellos; los otros dos les seguían la corriente en todo. Cuando aparecía mi hijo, se reían de él delante quien sea, le criticaban su ropa, sus lentes, su bigote…; le pusieron un apodo muy humillante, cada vez le empujaban o le trancaban el paso, le quitaron toda la moral y las ganas de estudiar.

Hablé con los padres de los changos, que, en vez de hacer algo por reflexionar a sus hijos, más bien se alteraron diciendo que mi hijo exageraba las cosas y que tampoco no era ningún santito; tuvimos muchos conflictos.

También hablé con sus profesores, con la directora del colegio… Pese a que mostraron toda la predisposición para arreglar la situación, al final no hicieron nada.

Mi hijo perdió el año por sus bajas calificaciones. No quería ir al colegio, apenas comía, dormía mal, había perdido el interés por todo.

Al siguiente año opté por cambiarlo de colegio; aun así, continuó mal en sus estudios. Los profesores dijeron que si seguía así, perdería el año y así fue.

Finalmente aceptó ir al psicólogo; eso le ayudó mucho en su vida, le devolvió el entusiasmo y las ganas de vivir. Poco a poco mejoró sus notas y este año nos dio, a su mamá y a mí, la satisfacción de aprobar el ingreso a la Universidad. Estamos orgullosos por eso. Perdió dos años, pero no por su culpa, sino por culpa de cuatro mequetrefes, de los que sé, no solo han dañado a mi hijo sino a otros chicos más”.

Fuente:http://correodelsur.com/ecos/20170219_bullying.html

Imagen:http://correodelsur.com/img/notas/20170219/nota54367_imagen0_x5.jpg

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