Colombia: La investigación científica poco les ha importado a los gobernantes

Colombia/Abril de 2017/Autor: Diego Arias Serna/Fuente: Crónica del Quindio

El futuro de Colombia va a estar profunda y directamente relacionada con la capacidad que los colombianos tengamos de organizar la educación; la hija de la educación: la ciencia; y la hija de la ciencia: la tecnología. Sin la menor duda, este entrelazamiento será uno de los ejes principales del futuro de nuestro país en el siglo XXI”.

Ya estamos en 2017 y la sombra que cubría al país –en educación, ciencia y tecnología- todavía pende en el firmamento del deseo, la desesperanza y la frustración, a pesar de que en septiembre de 1993 nuestro insigne neurocientífico Rodolfo Llinás, escribió los dos párrafos anteriores, publicado en el texto: Misión Ciencia, Educación y Desarrollo, Colombia: Al filo de la oportunidad.

Era la época del mandato de César Gaviria Trujillo, cuando él tuvo la magnífica idea de formar el grupo de los 10 sabios para que se reunieran a pensar y proponer soluciones que le permitieran a Colombia salir del atraso en la que se hallaba en el triángulo: educación, ciencia y tecnología y que sus dos ‘hijas’ mayores: la desigualdad social y la violencia, se transformaran, se ‘embarazaran’ y sus nuevos ‘hijos’ crecieran con justicia social y paz.

La Constitución es letra muerta

Pero no valió la recomendación de los sabios, ni tampoco la Constitución de 1991, en la que se expresa la urgente necesidad de formar un nuevo ciudadano que se caracterice por su solidaridad, tolerancia y respeto a la diferencia, elementos fundamentales para que un país pueda vivir en concordia.

Tanto Gaviria, con la formación del grupo de los 10 sabios, como Ernesto Samper Pizano, fueron presidentes que manifestaron la necesidad de impulsar la educación la ciencia y la tecnología, al igual que Carlos Lleras Restrepo, quien creó a Colciencias, y Virgilio Barco, que declaró 1988/1989 el año de la ciencia y la tecnología. Es decir, sino todos, casi todos los mandatarios han dicho expresiones y realizado actos de gobierno en ese sentido, movidos por el deseo, y por qué no, para engañar, pero el país sigue pensando en esa utopía.

Samper escribió en el prólogo del texto citado: “Tenemos la certeza de que es preciso dirigir gran parte de nuestros recursos hacia el mejoramiento de nuestro talento humano y hacia la creación de condiciones propicias para fomentar una actitud más positiva hacia el conocimiento, el aprendizaje y la innovación permanente”.

La joya de la corona para el impulso a la investigación y que enseña pocos ‘diamantes’, ‘perlas’, ‘esmeraldas’ y ‘oro’, que brillen en el escenario de la investigación científica y tecnología de Colombia, ha sido Colciencias.

El gobierno no le ha dado oxígeno a Colciencias

Desde Alberto Ospina Taborda (1969-1972), hasta el último nombramiento de César Ocampo (marzo 2017), Colciencias ha tenido cerca de veinte directores, varios de ellos con excelente formación académica y experiencia investigativa. Sin embargo, poco han podido hacer por orientar al país hacia el rumbo de la investigación científica y tecnológica, y seguramente que han tenido buenas intensiones.

El por qué el ente rector de la construcción científica y tecnológica del país se ha quedado corta, lo expresó uno de sus directores: Jaime Restrepo Cuartas, después de su dimisión en entrevista concedida a José Luis Barragán, colaborador de Semana.com., en julio 2012: “En el Estado, a Colciencias todavía no se le da la dimensión que debería tener si queremos que este país logre, a través del conocimiento, un nuevo modelo productivo”.

En dicha declaración, Cuartas dijo que renunció a la dirección de Colciencias porque, por esa época, se planeaba disminuir el presupuesto para la próxima vigencia, y porque – según él -durante cuatro meses, ni el presidente Juan Manuel Santos ni el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, lo recibieron para hablar sobre el asunto.

Así que quienes han estado al frente de ese organismo han vivido un viacrucis en el recorrido que conduzca al quehacer investigativo del país. En el mandato de Santos hubo momentos de alegría entre los científicos cuando él le dio vida a la Ley de Regalías, excelente idea que se frustró por la orientación dada al manejo de esos recursos.

El contralor señala el mal uso de las regalías 

Administración negativa que ya está dando sus frutos podridos. Este año el contralor general de la República -CGR- Edgardo Maya, informó del mal uso de los dineros de regalías que inicialmente habían sido destinados para ciencia y tecnología. El funcionario encontró en sus indagaciones que entre el 2012 y 2016 se asignaron 3,8 billones de pesos con destino al impulso científico y tecnológico, pero no todo se usó con tal propósito.

Esa situación se debió, según la Contraloría, porque quedó en manos de actores políticos como los gobernadores, quienes desviaron los fines de tan loable idea. Al estudiar 33 proyectos de ciencia y tecnología, se encontraron anomalías.

Por ejemplo, en el Cauca se invirtieron 16 mil millones de pesos para usarlos en estudios de posgrados para empresas de emprendimiento, buscando mejorar la competitividad, sin embargo, los recursos se destinaron a instituciones que no podían prestar ese servicio. En este caso se llegó al exabrupto de usar esa parte de las regalías en un asadero de pollos y en un SPA, establecimiento usado para hidromasaje.

Los Llanos Orientales, tan rico en recursos naturales pero olvidado, también fue timado por la clase gobernante, siendo doblemente despojado. La CGR encontró que en Vichada se aprobó construir un centro de formación e investigación en energías renovables por 32.917 millones de pesos y la gobernación, en su ‘sabiduría’ de la corrupción, contrató al consorcio Ciner integrado por dos empresas de construcción, sin experiencia en estos proyectos.

Ni siquiera instalaron celdas solares y el pomposo proyecto terminó en la construcción de una biblioteca, un auditorio y un conjunto habitacional. En Córdoba, los gobernantes no se han quedado atrás. En ese departamento se auditaron 10 proyectos de ciencia y tecnología, encontrándose pérdidas por 30 mil millones de pesos.

La gobernación tuvo su modus operandi, que permitiera enredar el atraco y dificultara encontrar culpables. Suscribieron convenios con varios cooperantes, entre los cuales hay reconocidas instituciones y universidades, y estas subcontrataron con una empresa novel, seguramente creada para ese fin.

El 10% de las regalías muy mal gestionado

Según el informe del organismo de vigilancia, se ha encontrado que una tercera parte del valor contratado lo realizan instituciones no reconocidas por Colciencias y al corte de la fecha del informe en diciembre de 2015, ejecutaban contratos por unos 600 mil millones de pesos, de 1,8 billones.

La evaluación que realizó la CGR sobre el Fondo de Ciencia y Tecnología, que abarca el período 2012-2015, pone de presente que buena parte de los problemas que evidenciaron son consecuencia de un diseño institucional poco adecuado, que puso el manejo de los recursos a depender de las decisiones de actores políticos de los departamentos: los gobernadores.

La corrupción entonces le está dando una estocada a la ciencia y la tecnología, y con la decisión del gobierno de destinar, por una sola vez, $1.5 billones de las regalías a vías terciarias, seguiremos – como diría Gabo – uno de los 10 sabios, con otros cien años de soledad.

Fuente: http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-la_investigacin_cientfica_poco_les_ha_importado_a_los_gobernantes-seccion-la_ciencia-nota-109093

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