Incidencia del abuso de la TIC en preescolares

19 de abril de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Paula González

Actualmente estamos insertos en una sociedad de la Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC), con premura y de urgencias, donde pareciera que si no utilizamos algún recurso tecnológico, estamos desconectados y perdidos del mundo y de nuestro entorno. Es como si el día durara menos horas que antes y nuestros deberes y responsabilidades aumentan considerablemente en la jornada. Corremos en la mañana para llegar a nuestros trabajos, luego para llegar a nuestros hogares y cuando queremos compartir tiempo con las familias, el cansancio, uso de la TIC y el desgano nos gana la batalla.

Del mismo modo les ocurre a los niños. La escolaridad completa, la competencia academicista de los establecimientos educacionales y el sistema en sí, parecieran extenuar a los escolares. Queremos y pretendemos hacer de nuestros niños adultos comprensivos y genios de contenidos de materias y habilidades a su corta edad. Poco importa si aprenden jugando o no, que exploren o disfruten de nuevas experiencias… lo importante es responder al sistema competitivo y veloz que se lleva a cabo para obtener buenos resultados y, con ello, favorecer a los establecimientos educativos.

Los niños con menos de seis años son actualmente “nativos digitales“, puesto que desde temprana edad están insertos en un mundo tecnológico y relacionado con celulares, vídeo-juegos, consolas o computadoras.

El tener la posibilidad de usar algún tipo de tecnología permite desarrollar en niños de corta edad, ciertas habilidades tales como: coordinación viso motriz; resolución de problemas; razonamiento lógico, orientación espacial; estrategia y mejora en los reflejos, entre otras. Sin embargo, estas habilidades podrían ser encauzadas desde otro tipo de herramientas, recursos y metodologías, menos llamativas para los niños de hoy.

Los efectos más palpables de niños menores de seis años que habitualmente utilizan este recurso en exceso son estremecedores. Entre ellos destacan:

– La falta de interacción social debido al poco contacto con otros niños, a las familias pequeñas de uno o dos hijos, a que los padres trabajan durante todo el día y a la poca socialización por no hacer uso de espacios comunes y públicos.
– Sedentarismo (obesidad, sobrepeso). La falta de ejercicio, las reducidas horas de educación física en la escuela, la comodidad del estar quieto… impiden tener una vida saludable, llevándolos a enfermedades a temprana edad.
– Comportamiento irritable. La irritabilidad, entendida como un estado emocional caracterizado por un menor control sobre el temperamento que generalmente se traduce en arrebatos verbales o de comportamiento (Snaith and Taylor 1985), provocados por la pérdida o el fin de un determinado juego, alteran el organismo del menor, haciendo que reaccione con un bajo dominio del control de sus emociones.
– Dependencia, es decir, y acotado al tema al abuso de la TIC, la necesidad de un determinado juego o tiempo de juego para sentir bienestar.
– Desorden en los hábitos de estudios y rutinas. Habitualmente los niños crean este desorden puesto que el tiempo del juego dependerá de la satisfacción o de su nivel de frustración. Si el resultado es positivo, entonces realizará sus actividades con ánimo y tranquilidad, mientras que si su resultado no es óptimo o esperable, dejarán esa estabilidad emocional, y sus rutinas de estudios se verán desplazadas o postergadas hasta lograr el éxito esperado en el juego.
– Desmotivación. Falta de interés en actividades al aire libre. Evita tener que realizar esfuerzos físicos e ir un poco a lo desconocido, con factores ambientales que pudieran afectar a su condición. Tiene preferencia a permanecer bajo circunstancias controladas, seguras y cómodas.
– Impulsividad, violencia y, en algunos casos, ira. La impulsividad conductual se caracteriza por la falta de control motriz y emocional y por actuar sin pensar en las consecuencias posteriores, movido por el deseo de gratificación inmediata.
– Desorientación en la noción del tiempo. Los niños que presentan un grado de adicción a videojuegos pierden, de alguna u otra manera, la noción del tiempo. El tiempo de juego corresponderá a los triunfos o derrotas que se generen en la oportunidad. En el caso de un alto índice de frustración el niño requerirá mayor tiempo para lograr la satisfacción esperada.
– Alteraciones de sueño. En ocasiones, el grado de violencia de los juegos afecta directamente a las etapas del sueño, pudiendo provocar en la fase tres y cuatro de sueño(donde las ondas cerebrales son más lentas) terror nocturno o pesadillas relacionadas con los videojuegos a los que juega.
– Ansiedad en circunstancias varias durante el juego. Se podrían generar ciertos temores en forma previa, anticipada, sin conocer o reconocer el por qué de esa sensación.

Entre las causas más habituales de la dependencia a los videojuegos y otros recursos tecnológicos se encuentran:

– La cantidad de dispositivos de este tipo que hay en los hogares.
– La actividad laboral de los padres y el poco tiempo a compartir con ellos.
– El bajo control y supervisión de los padres en el actuar de los niños.
– La falta de consistencia y coherencia en las reglas establecidas, si es que las hay.
– La opción de estar más cómodos.
– La seguridad dentro del hogar más que fuera de ella (parques, plazas, centros de juegos, etc.).
– La facilidad para encontrar rápidamente lo que buscan.
– La sensación de lograr algún tipo de recompensa al ganar un juego.

Pese a ello, el tener a niños dependientes preocupa a los progenitores. Es por ello que a continuación se dan a conocer algunas recomendaciones:

– Evitar el uso de videojuegos, consolas, computadora, tablets, incluso el televisión dentro de los dormitorios.
– Establecer horarios rutinarios de alimentación, estudio, sueño y recreación incluyendo en este punto el uso de las TIC.
– Planificar actividades fuera del hogar en familia que sean acorde a su edad y motivación.
– Hacer uso de plazas y lugares públicos, descongestionados, en donde hayan más niños con los que él se pueda relacionar.
– Incentivar el deporte con caminatas, salidas en bicicletas o al cerro. Si es en grupo familiar y bajo una actitud positiva probablemente sea más motivador para el niño.
– Mostrar el uso positivo de las TIC, dando a conocer el agrado por algún documental, tipo de música o ejercicio en línea que sea acorde a su edad y sus motivaciones.
– Invitar a conversar, a escala simple y sencilla, del daño que produce y los efectos que trae consigo la dependencia de las TIC.
– Establecer una gama de actividades, juegos o canales de Youtube donde los padres hayan hecho una selección exhaustiva del contenido.
– Bajar el nivel de irritabilidad a través de estrategias que conduzcan a una miranda interna de lo que provocó ese enojo, ira, molestia u otro y encontrar la solución. Enseñarle a respirar y controlar los impulsos para que sea capaz de auto-controlarse.
– Asistir a un especialista para que facilite orientaciones específicas.
– Procurar brindar afecto, tiempo y preocupación, con el fin de potenciar su persona en forma integral.

Finalmente entender que el preescolar podría estar en una proceso de hacerse adicto al uso de las TIC. El DSM-V da su primer paso para considerar adicciones conductuales a la clasificación de adicciones actuales descritas.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/incidencia-del-abuso-de-uso-de-tic-en-preescolares/

Comparte este contenido:

Paula González

Educadora de Párvulos. UNAB Postítulo en Psicopedagogía y Lenguaje. U.CENTRAL Postítulo en Especialización en Inglés. USACH Magister en Educación Mención Gestión Educacional. USACH Antigua alumna del Máster en Intervención en Dificultades del Aprendizaje. ISEP