¿Qué hay detrás de la campaña en contra de las políticas de género?

Susana Chavez / ALAINET

Ya son varios los columnistas como Augusto Álvarez Rodrich y Mirko Lauer, que se preguntan qué están ganando algunas fuerzas políticas al sumarse a la mal llamada campaña en contra de la “ideología de género”, que más bien debería llamarse la campaña para afianzar el machismo, la misoginia y la homofobia.

Hasta ahora, las políticas de género no han sido de interés para la mayoría de los partidos, considerándolas incluso poco importantes, dejando la controversia a conocidos personajes confesionales y a las feministas. En los niveles más altos, apenas se molestaban con el tema y bastaba un arreglo con Cipriani para dar por terminado el debate, como lo ocurrido con Toledo, quien poco después de declararse a favor de despenalizar el aborto, se desdijo, como era habitual en él; García quien de manera abusiva, durante su gobierno mantuvo bloqueado el protocolo de aborto terapéutico o Humala, quien al salir del Episcopado, junto a su mujer, se declararon “conservadores”, negando así el reconocimiento de las parejas del mismo sexo, que estaba incluido en su plan de gobierno.

Las cosas ahora son distintas, no son los evangélicos y católicos los que están ejecutando medidas en contra de las políticas de género, sino la aplanadora fujimorista, muy apoyada por Alianza para el Progreso y Acción Popular con Yonhy Lescano. Todos ellos han coincidido con que hay que afianzar al machismo, combatiendo el enfoque de género.

Es difícil creer que el alineamiento que hay no sólo entre la bancada mayoritaria, sino con las otras bancadas, se deba a que han sido “tocados por Dios”, tal como lo señalan algunos personajes de “conmishijosnotemetas”. Es muy difícil creer que no estén conscientes de las implicancias de borrar de toda la política pública, el enfoque de género; que de pronto sus asesores desconozcan que las políticas de género forman parte de los Objetivos del Desarrollo; que la erradicación de la violencia contra la mujer requiere de la aplicación del enfoque de género; que no tendríamos políticas de salud sexual y reproductiva, incluyendo la prevención del embarazo en adolescentes, la educación sexual y el abordaje de la violencia sexual, sino hubiésemos aplicado el enfoque de género. Todo esto no es otra cosa que el reconocimiento de las desventajas que ha generado el machismo y que urge superar.

Hay quienes han explicado que este inusitado entusiasmo por la “campaña del machismo”, tal como deberíamos llamar al ataque y estigmatización contra el enfoque de género, sería la feligresía electoral, sin embargo, este argumento no parece ser tan sólido, ya que el núcleo duro que aporta este sector, ya está asegurado y así ha sido demostrado en varias elecciones del pasado. Sin embargo, creo que hay otra hipótesis que valdría la pena considerar y es lo que se refiere a la riqueza que cada vez es más evidente en los dueños de iglesias. Hace poco, fue publicada una investigación periodística de la Mula.pe, dando cuenta de la fortuna de uno de los pastores que incitaba asesinar a las lesbianas, y las dificultades para identificar el origen del dinero, que parece superar bastante los diezmos de gente muy humilde. Ya hay algunos antecedentes que dan indicios de los vínculos entre iglesias, narcotráfico y partidos que se pudo identificar con el caso Joaquín Ramírez.

Si Bethel pudo poner paneles gigantescos cuyo costo ascendió a miles de dólares y que por un mandato de Indecopi, logramos que estos fuesen retirados, imagínense la cantidad de dinero que podría movilizarse durante la campaña electoral, sin que ese dinero tenga que ser adjudicado al partido, sino a un entusiasmado sector religioso, al cual el control será esquivo.

Esto debe de llamar la atención a los partidos que no están involucrados en esta carrera absurda de la campaña del machismo, pues son estos lo que pueden hacer una diferencia sustancial, al retomar la defensa de la igualdad de género, porque lo que finalmente debemos de reconocer, no se trata de agendas particulares, sino, de la democracia y de lo que está en real riesgo.

Tomado de: http://www.alainet.org/es/articulo/184902

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