Siria: a la escuela bajo las bombas

Por: Sami Boukhelifa

Tras siete años de guerra en Siria, el conflicto sigue siendo tan sangriento como devastador. Más de 500.00 muertos y desaparecidos, millones de refugiados repartidos en todo el mundo y millones de desplazado dentro de las fronteras sirias. ¿Cuál es el futuro de los niños en medio de este caos?

La guerra en Siria mata hombres, desfigura las ciudades y quiebra la sociedad. Millones de niños sirios jamás han pisado una escuela. No aprenden ni a leer ni a escribir. Es una generación sacrificada. “Nuestros padre se niegan a que vayamos al colegio porque nuestras escuelas están siendo bombardeadas. Muchos niños han muerto en la escuela. Nuestros padres temen por nosotros”, cuenta Mouna Karzi, una niña de ocho años, en Maarat Al Nouman, en la provincia de Idlib. “Pero hoy, con las escuelas escondidas, la situación ha cambiado y podemos ir nuevamente a clase”, se felicita.

Su testimonio llega a través de la aplicación WhatsApp, por el director de esta “escuela oculta”. Se llama Fadi Al Maari, y es además militante de la oposición siria. “Con los bombardeos, desgraciadamente el saber se convierte en algo secundario y la prioridad es vivir, sobrevivir”, lamenta este hombre que lucha por la escolarización de los niños sirios. “Los chicos de Maarat Al Nouman [Idlib] han perdido tres años de escolaridad en promedio. Aquí todos los habitantes han debido abandonar la ciudad a causa de los combates y los bombardeos de la aviación siria, que atacaba deliberadamente a los civiles”, dice Fadi Al Maari.

“Cuando la situación se calmó un poco pudimos volver a nuestras casas, pero nuestras escuelas y hospitales eran continuamente bombardeadas. La gente tenía miedo y rechazaba categóricamente el enviar a sus hijos al colegio. Pero rápidamente tomamos conciencia del peligro que representaba la desescolarización de los niños. Entonces creamos escuelas en zonas protegidas de los bombardeos sirios y rusos”, señala con orgullo el joven director de escuela.

“Nuestros niños tienen derecho al conocimiento”

Fadi Al Maari, y otros militantes de la oposición siria, financian con sus magras economías personales el proyecto. También echan mano al voluntariado. De este modo, mujeres de la comunidad de Maarat Al Nouma se convierten en maestras y profesoras improvisadas. Hoy, se ocupan de niños que tienen entre seis y 16 años.

“Algunas de nosotras enseñábamos antes de la guerras. Las otras todas tiene un diploma”, asegura Thana, que se ocupa de los más pequeños. “Idlib y Maarat Al Nouman son ciudades siniestradas. El régimen no se conformó con matar civiles aquí su aviación y la rusa han destruido nuestras escuelas. La escuela es la vida, es el futuro de nuestros hijos”, enfatiza la joven, antes de añadir: “Rechazamos la idea de tener una generación de niños sirios iletrados, analfabetos. Es por eso que pusimos en marcha las escuelas ocultas. Estas escuelas están protegidas de los bombardeos, están fuera de las ciudades y las clases se llevan a cabo en planta baja. Nuestros niños tienen derecho al conocimiento y es su derecho más elemental”.

Pedido de ayuda

Determinado a escolarizar a todos los niños de su provincia, Fadi Al Maari mira hacia el extranjero y pide ayuda. “La ayuda internacional que llega a Siria no debe limitarse solamente a medicinas y comida.”, asevera. “Tenemos una gran responsabilidad. Haber fundado esta escuela alternativa significa que los niños van a recibir una educación. Las organizaciones humanitarias francesas o de otros países ya ayudan enormemente al pueblo sirio, pero hay que comprender que la educación es una prioridad tan importante como el restos de la ayuda humanitaria”, recalca.

un llamado a las organizaciones humanitarias francesas: ayuden a los niños sirios a tener una educación. En las zonas liberadas, los niños deben poder seguir yendo a la escuela. Más allá de los bombardeos aéreos, la desescolarización en sí es una bomba de tiempo”, concluye este militante de la oposición siria.

Fuente: http://es.rfi.fr/oriente-medio/20180315-siria-las-escuela-bajo-las-bombas

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Sami Boukhelifa

Periodista