Entrevista: Nelson Vallejo, un paisa influyente en la educación de Francia

Por José Guillermo Palacio

El filósofo Nelson Vallejo-Gómez, cerebro fugado de Medellín, con altos estudios en la universidad de La Sorbona, París, y otros altos institutos europeos, es uno de los líderes científicos de la educación en Francia. EL COLOMBIANO lo contactó en su reciente visita a la ciudad. Dice que lo único que no puede remplazarse en el mundo de las tecnologías es al maestro. “Ningún robot, ni ningún computador, dará lo más importante que requiere la educación a saber: el eros, el amor, solo con amor se enseña y se aprende”.

¿Qué lo hace tan cercano al ministro de Educación de Francia?

“Lo cercano es una empatía espiritual que tiene que ver con una visión de mundo en cuanto confianza y complejidad del sistema educativo. Una amistad de 20 años en los que hemos hecho múltiples proyectos. Cuando él era director del Instituto de Altos Estudios para América Latina, en el 98, y yo asesor del entonces ministro de Educación Superior y Tecnologías francés, Claude Alegra, organizamos la primera reunión de ministros de Educación de América Latina, Caribe y la Unión Europea en 2000. Es una amistad y un compromiso por la educación global que ha perdurado”.

¿Cuál es su papel para construir el nuevo modelo de educación en Francia?

“Mi papel consiste en acompañar al ministro en la estructuración de las diferentes fuentes de apoyo de investigación, experimentación y comparación internacional para que la política pública educativa de Francia se apoye no en ideologías de izquierdas o derechas; de teorías contra prácticas, y de pedagogías contra disciplinas, sino que en conjunto se entramen los diferentes conocimientos y experiencias en las investigaciones y los mismos profesores en perspectivas de un sistema que sea lo más objetivo, conceptuado y razonable posible para una nación de 70 millones de personas, en un sistema con casi un millón de profesores, 12 millones de alumnos y en un marco democrático”.

La educación es hilo conductor de las sociedades, elemento cohesionador, sin ella el mundo va al fracaso ¿Es lo que lo mueve?

“Es una pregunta fundamental desde que existen sociedad y cultura en la humanidad. Se educa para ser una persona capaz de pensar por sí misma, responsable y solidaria, hoy se educa a un ciudadano capaz de tener y participar en una democracia cognitiva. Es decir, capaz de cuestionar las políticas que gobiernan la sociedad y aportar lo mejor desde sus propias experiencias y conocimientos. La educación es para la libertad ante todo, educar para ser libre y para ser más humano”.

¿Tiene sentido introducir las tablets y demás desarrollos tecnológicos a la escuela desde la temprana edad?

“Tenemos que vivir con nuestra época y nos ha tocado vivir en los tiempos de la revolución digital que se acompaña de diferentes artefactos, instrumentos y aplicaciones digitales. Todo aporta a la pedagogía en cuanto sea equilibrado y se cree que se está robotizando a la educación y la sociedad. En realidad mientras más aportes técnicos tengamos a nuestra disposición mayor necesidad de conciencia y mayor necesidad de humanidad tenemos. Ciencia con conciencia es la divisa principal de la educación”.

¿La revolución digital y sus desarrollos tecnológicos pueden terminar remplazando al profesor en el aula?

“Desde siempre el hombre ha tenido la ilusión de que algo remplace las dificultades de la existencia. Desde la Revolución Industrial queremos que los artefactos nos remplacen para tener mayor disponibilidad y mayor tiempo. Si hay algo que no podrá remplazarse es al maestro. Transmitir conocimientos requiere de personas, podemos acompañar la elaboración de proyectos pedagógicos en marco de complejidad con aplicaciones más sofisticadas, podemos utilizar robots en una clase para ayudar a repetir las tareas, pero en ningún momento el robot dará lo más importante que requiere la educación a saber: el eros, el amor, eso solo las personas lo pueden dar, solo con amor se enseña y se aprende”.

¿Existen diferentes modelos educativos, en ese caso cuáles son, o existe una única perspectiva y un solo modelo educativo?

“Decir que existe un único modelo educativo implicaría que existe una sola sociedad o una sola cultura. Sin embargo, nosotros podemos considerar que nuestro modelo educativo se inspira desde la antigüedad griega (…) En cierto modo la misma constituye el renacimiento europeo del siglo XVI y que se retoma de nuevo hoy. Educar es ante todo para la libertad, educar es también recoger las tradiciones, la riqueza de la cultura oral y las diferentes técnicas transmitidas, pero contextualizadas a lo contemporáneo y en reflexión de apertura a lo nuevo y lo innovador. En ese sentido, el modelo educativo, sin ser el mismo en cada país, se ha ido estructurando de tal manera que lo que importe es que a los niños se les enseñe desde lo más temprano a leer, a escribir, y como dice el ministro francés de Educación, a respetar a los demás”.

En ese sentido, ¿cuáles son las bases del modelo educativo de Francia?

“Los cuatro pilares con los cuales el ministro francés de Educación Jean-Michel Blanquer está conduciendo hoy su cartera son: una escuela republicana en confianza y excelencia para leer, escribir, contar y respetar a los demás. Este último punto es capital porque la educación es para aprender a respetar las divergencias y puntos contradictorios en un marco de reconocimiento y dignidad. El aporte ético desde la base de la educación para los niños es fundamental para una convivencia ciudadana pacífica”.

¿La religión, como elemento de la cultura, debe enseñarse en la escuela?

“Sí, considero que en la escuela deben enseñarse los hitos de cada religión y sus hechos estructurantes desde una perspectiva de cultura y civilización, no desde una perspectiva de dogmas y cosmovisiones que encerrarán la verdad dentro de un solo horizonte. La religión es algo que nos enfrenta con lo trascendental (…). Hoy, con la irrupción de lo religioso desde la perspectiva del radicalismo, la violencia del terrorismo internacional o el hecho de reivindicar a un dios para ejecutar un atentado, conlleva a que sea necesario para las generaciones futuras tener una mayor información de en qué contexto los dogmas de una religión están determinando nuestros comportamientos. Dar una educación que tenga aporte de los hechos religiosos tiene sentido para que los jóvenes logren mayor perspectiva en cuanto a dogmas y cosmovisiones de diferentes religiones y puedan tener un distanciamiento y una mayor conciencia y convivir aceptando que los demás puedan tener otras religiones y pensar en otros dioses sin que por ello se justifiquen asesinatos o atentados”.

¿La ética, como relación del hombre consigo mismo, los otros hombres y la naturaleza, se enseña?

“La única manera de enseñar el comportamiento ético es con la ejemplaridad. Esto ya había sido objeto en el gran debate entre los griegos Platón y Aristóteles. El primero consideraba que se podía enseñar la ética, la verdad, el bien y la belleza porque bastaba con encontrar las ideas paradigmáticas o fundamentales de las mismas. Claro, eso requería un proceso de iniciación para poder encontrar en nosotros ese paradigma que, según el mito de las ideas platónicas, habían sido olvidadas al nacer, pero vemos que esa perspectiva implicaba una cierta visión del bien, la belleza y la verdad. Aristóteles cambia la perspectiva y considera que en cuanto a la ética, la verdad, la belleza y el bien es necesario integrar las diversidades y el caminar. Dice que para enseñarlas sí se requieren conocimientos, ideas y, sobre todo, ejemplaridad. La mejor manera de enseñarlas es dando ejemplo de ética y buen comportamiento”.

¿Tiene sentido poner a competir en pruebas de conocimiento globales a niños de naciones con alto grado de desarrollo con aquellos de países pobres?

“Creo que no se trata de medir conocimientos de los niños en cuanto al aprendizaje de base como si estuviéramos en una competición mundial, lo que trata de hacerse, como lo hace la Ocde, con las pruebas Pisa, es poder identificar los problemas y soluciones, al medir y evaluar cuáles son las dificultades. Con base en ello elaborar recursos pedagógicos de remediación para ayudarles a los niños a leer, escribir y resolver problemas de matemáticas en las mejores condiciones posibles. Lo que hay que ver en esas evaluaciones internacionales no es la competición entre países para decir que una nación está más avanzada o atrasada que las otras, o en que país los niños son más inteligentes. Se trata de detectar e identificar cuáles son las dificultades pedagógicas, cognitivas, socioculturales, económicas para los niños de base en ciertas naciones y poder aportar soluciones con programas que pueden recibir apoyo internacional, nacional e incluso local”.

El ministro de Educación francés, Jean-Michel Blanquer, acaba de publicar un libro sobre Colombia. ¿Cuál es la razón para que el país le resulte tan atractivo?

“Es una aventura personal. El ministro hizo su servicio militar como cooperante, profesor en la Universidad Externado de Colombia en Bogotá y eso lo hizo tener un primer contacto muy joven con el país. Él es un constitucionalista de formación, tiene un conocimiento muy profundo de las constituciones latinoamericanas y en particular de la colombiana. Como director del Instituto Colombiano para América Latina él enseñó muchas veces sobre los procesos de constitución e historia de Colombia y quiso recoger toda la información que tiene a todo nivel sobre el país y plasmarla en un libro, de cien páginas, en un pedido de las editoriales de prensa universitarias francesas. Eso ha hecho que él proponga una visión global de Colombia desde su historia, geografía, etnografía y las ciencias políticas. Por supuesto, él tiene un gran cariño a Colombia. De ahí que ese libro sea un homenaje a su confianza y esperanza en esta nación. En el libro se refiere al país como uno de los jaguares latinoamericanos en comparación con los leopardos asiáticos. Considera que Colombia lo tiene todo, no solo en recursos naturales, sobre todo en recursos humanos para, en un proceso de posconflicto y salida de la violencia, darle todo a América Latina y al mundo, ser una de las principales economías del planeta y motor cultural para la sociedad contemporánea.

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