Educación e igualdad de género

Autora: María Ángeles Goicoechea Gaona

Últimamente, el feminismo está de moda. Personas de toda edad y condición aparentan estar de acuerdo con las tesis que el movimiento feminista ha abanderado desde sus inicios. ¿Beneficia a las mujeres o es una nueva forma de opresión? Si la igualdad está ya lograda, ¿por qué quejarse?, ¿deja de ser necesaria la educación en igualdad?

A pesar del avance del feminismo, es obvio que las mujeres siguen sufriendo opresión: sus sueldos no son iguales a los de los hombres; el trabajo doméstico realizado por las amas de casa no está ni pagado ni reconocido en ningún índice de desarrollo (es decir, es invisible, gratuito, sin derecho a descanso, ni vacaciones pagadas, ni bajas por enfermedad); las tareas de cuidado de personas dependientes (grandes y pequeñas), así como el trabajo doméstico en hogares donde ambos miembros de la pareja están empleados, continúa siendo una carga mental, emocional y física desarrollada en mayor medida por ellas; las jóvenes obtienen mejor rendimiento académico que los varones y, sin embargo, son ellos quienes ocupan los puestos de responsabilidad y poder en la empresas y en otros ámbitos laborales y políticos. Estos son solo algunos ejemplos que demuestran que la vida de las mujeres gira en torno al universo masculino, ellas son un complemento y un apéndice, un lugar donde el guerrero acude a descansar de su duro trabajo. Las mujeres pueden incorporarse al mundo asalariado con la condición de que no abandonen esas otras ocupaciones que la distribución de roles de género les ha asignado. Los hombres, por el contrario, no han asumido las tareas de cuidado en la misma proporción.

* El curso de verano ‘Violencia de género
educar para prevenirla’ se imparte los días 2 y 3 de julio en el Edificio Quintiliano de la UR

La violencia ejercida sobre las mujeres es de índole diversa y, en muchos casos, simbólica, con lo que la detección se hace más complicada. El sexismo cotidiano y sutil, los micromachismos, son difíciles de ver para ojos no atentos y entrenados. La justificación de la violencia sexual por razón de género sigue existiendo. Las niñas, jóvenes y adultas no transitan por los espacios urbanos -ni rurales- con la misma libertad y sensación de seguridad que los chicos. A ellas se las cuestiona por su forma de vestir, de comportarse, de hablar…

Estos son solo algunos argumentos que constatan que la igualdad de género que se refrenda en las leyes no ha calado en la práctica cotidiana. Quizás algunos hombres sean reacios a perder privilegios, es entendible, pero es preciso que ellos cedan y acepten que el reparto equitativo de tareas y responsabilidades es una condición imprescindible para alcanzar la igualdad real.

Las leyes para prevenir la violencia de género tampoco están dando el resultado esperado, pues las cifras de mujeres asesinadas por sus parejas no descienden, y además esa violencia se hace extensiva a los hijos e hijas que, en demasiados casos, también la sufren en el entorno familiar.

La educación puede ser una herramienta eficaz para prevenir y remediar este mal, así como para sentar las bases de una sociedad más igualitaria y menos sexista. Para alcanzar este objetivo es necesaria la formación del profesorado, del personal sanitario, del personal jurídico, de las y los trabajadores sociales, de las familias, etcétera, ya que esa transformación debe desarrollarse simultáneamente a todos los niveles y en todos los ámbitos.

Cambiar los esquemas tradicionales y machistas en los que nos hemos educado es una tarea ardua, lenta y costosa, pero es crucial que sigamos avanzando en esa dirección. El grupo de investigación Igualdad y Género de la Universidad de La Rioja, comprometido con este fin, organiza cada año a través de la Fundación de la Universidad de La Rioja un curso de verano que gira en torno a la violencia de género, en un intento de reflexionar críticamente sobre este fenómeno y buscar formas eficaces de erradicarlo. Este mes de julio, en la sexta edición del curso, se tratará la educación como una forma de prevenir esta epidemia que infelizmente se sigue cobrando tantas víctimas mortales.

Fuente: http://www.larioja.com/opinion/educacion-igualdad-genero-20180630235437-ntvo.html

 

 

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María Ángeles Goicoechea Gaona

Profesora de Pedagogía y Delegada del Rector para Igualdad de la UR