Entrevista a Salvador Rodríguez: «El aprendizaje no es llegar a un sitio es el recorrido»

Por: Carolina Blázquez. EducActívate. 18/07/2018

Salvador Rodríguez es pedagogo, formador, asesor y autor de El blog de Salvaroj y del libro “La educación que deja huellas (y no cicatrices)“.

Su libro tiene por nombre “La educación que deja huellas (y no cicatrices)”. ¿Por qué escogió este título?

Porque la educación tiene que llegar a lo más profundo, a la esencia de la persona y realmente tiene que marcar para toda la vida. Es decir, lo superficial, lo que deja cicatrices es aquello que no sirve luego y en cambio lo que deja huella es lo que te va servir para aprender durante toda la vida, para poder adaptarte a los cambios, para tener éxito en los desafíos que te va plantear el futuro…

¿Cuál es para usted la última finalidad de la educación?

Preparar a las personas para tener éxito en la vida. Pero, ¿eso qué significa? Tener éxito en la vida quiere decir ser feliz. Eso significa desde conseguir un buen trabajo que te permita vivir cómodamente, poder dedicarte a aquello que te gusta, tener capacidad para adaptarte a los cambios… Ser feliz significa muchas cosas y la educación lo que tiene que hacer es dar las herramientas, los contenidos, las destrezas, las habilidades que nos permiten hacerlo.

En el segundo capítulo habla sobre los tópicos educativos. ¿Podría indicarnos alguno que crea imprescindible para empezar a curar las cicatrices de la educación tradicional?

Siempre se ha pensado que el estudio era una cuestión individual para la que necesitábamos casi una actitud monacal, de silencio, de estar concentrado en uno mismo. Pero está demostrado que el aprendizaje es social, que el cerebro aprende de una manera social, y por lo tanto, lo que tenemos que hacer para aprender es colaborar, cooperar, compartir… y no tanto cerrarnos en nosotros mismos.

¿Algún otro?

Siempre explico que cuando los historiadores del futuro estudien cómo teníamos a los niños en el aula dirán que los teníamos maltratados, porque tener a un niño encerrado durante 7 horas en un aula, sentado en una silla casi en silencio y en inmovilidad es contra natura. Creo que el aprendizaje necesita del movimiento y eso en nuestras escuelas hoy en día todavía no está claro, no es factible.

Se están viviendo continuos cambios educativos en los que se descubren nuevas disciplinas, metodologías, recursos… ¿cómo valora esta situación?

Lo fundamental es que estamos intentando olvidar y a veces olvidamos el pasado. En ocasiones inventamos lo que ya está inventado y eso no tiene ningún sentido. Si queremos cambiar la educación, debemos conocer muy bien la tradición pedagógica y a partir de ahí saber cómo aprenden los alumnos y plantear una educación que dé respuesta a esa realidad. A veces nos olvidamos que el objetivo de la escuela es que los niños y niñas aprendan, no que los profesores enseñen. La escuela tiene que cambiar y darle más protagonismo al alumno, que sea el centro del aprendizaje.

¿Cuál es la mejor metodología para aplicar en el aula?

No hay ninguna metodología milagrosa ni hay nada que dé respuesta absoluta a todo. Como escribí en mi blog, la mejor metodología es la ABSC: el aprendizaje basado en el sentido común. Es decir, nosotros tenemos un abanico de posibilidades metodológicas y nuestra obligación es conocerlas, desde la clase magistral hasta el flipped classroom, pasando por el aprendizaje colaborativo o el aprendizaje basado por proyectos y aplicarlo en función de las necesidades del contexto educativo, de lo que queremos conseguir con nuestros alumnos.

¿Qué materiales cree que promueven el aprendizaje significativo de los niños y niñas dentro del aula?

Indudablemente tienen que ser materiales muy abiertos, flexibles y modulares, que den una respuesta a las diferencias que va a encontrar el docente en el aula. Cada aula es diferente, pero es que cada persona es diferente. Hacer un material cerrado como lo que era antes un libro de texto no es una respuesta adecuada para la educación actual. Los materiales didácticos que pueden funcionar deben recoger diferentes posibilidades metodológicas y ofrecer un abanico de posibilidades muy amplio al profesorado. Especialmente en el ámbito de primaria, que es el que conozco más, el proyecto ZOOM de la Editorial Vicens Vives cumple con todas estas características.

Y la formación del profesorado, ¿es correcta o es insuficiente?

Es absolutamente insuficiente. Yo hace muchos años estuve de profesor en la Escuela de Magisterio en la Universidad de Barcelona y hay un desfase absoluto entre la realidad del aula y la formación que reciben los profesores. Es muy teórica, está poco basada en la realidad, las prácticas son escasas… Creo que habría que meter a los alumnos dentro de las escuelas que tengan experiencias de éxito, donde puedan ver buenas prácticas y conocer una manera diferente de cómo ellos aprendieron. El nuevo docente tiene una tendencia natural a enseñar de la forma en que fue enseñado, y la única manera de romper esto es que puedan conocer esas prácticas novedosas e innovadoras que realmente funcionan.

El blog de Salvaroj es un blog de referencia para muchos profesionales de la educación. ¿Cuál sería el consejo más valioso que podría darle a los docentes que le leen a habitualmente?

Yo lo que pretendo con lo que escribo es que los docentes reflexionen sobre los problemas de la educación. No les doy ni recetas ni soluciones mágicas, sino que les planteo situaciones, ideas, experiencias… Les motivo y les provoco para que puedan reflexionar y puedan entender su realidad educativa. Cada persona tiene que conocer su entorno, sus circunstancias, y reflexionar a partir de ellas.

¿Recomendaría a los docentes escribir un blog para compartir los conocimientos, experiencias y valores del día a día?

¡Sin duda alguna! Creo que compartir a través del blog es una manera de abrirse a la comunidad para que los demás sepan lo que haces y, a través de comentarios y de conocer a otras personas, intercambiar experiencias. Es brutal lo que se puede aprender y lo que se puede compartir.

Si tuviera que escoger 3 ideas clave de otros referentes de la educación, ¿cuáles serían?

Cogería la idea de Francisco Mora, el neurocientífico que dice que sólo se aprende lo que se ama. Me parece básico. Otra idea que es muy potente es la frase de Nelson Mandela “La educación es la arma más poderosa para cambiar el mundo” y eso nos lo tenemos que creer, porque sino lo que intentamos hacer con nuestros alumnos no sirve de nada. Y otra idea clave sería de César Bona que dice que hay que escuchar a los alumnos.

En uno de sus artículos afirma que “la evaluación no es calificación, sino que es diagnóstico”. Tal y como está planteado el sistema educativo, ¿es posible una evaluación de este tipo?

Es posible y es necesaria. Que sea obligatorio poner una nota numérica es importante porque marca el camino de los alumnos, pero que no es fundamental para el aprendizaje. En el libro de Paul Tough Cómo triunfan los niños se demuestra que no siempre triunfan los alumnos que tienen buen expediente académico, la obligación del docente es valorar otros aspectos como el carácter (perserverante, meticuloso…), la educación emocional… Todo eso marcará mucho más el éxito vital que tener un buen expediente. Este sólo demuestra que te has adaptado bien al sistema educativo, que has aprendido a responder lo que quieren, pero luego eso en la vida no te va a solucionar nada. Aunque por ley es obligatorio hacer una evaluación numérica, luego deberíamos evaluar, coevaluar y autoevaluarnos, algo fundamental para ser conscientes de lo que aprendemos y cómo lo aprendemos.

Los alumnos aprenden que lo importante es aprobar y no aprender. Asimismo los padres también se rigen por una evaluación cuantitativa. ¿Qué debemos hacer para cambiar esta perspectiva?

La perversión del sistema educativo actual nos enseña que lo importante no es aprender, sino aprobar. Para cambiar esta perspectiva debemos cambiar el sistema. Si vas a una clase de infantil, los niños son súper creativos. Cuando llegan a primaria aprenden que tienen que dar la respuesta que el profesor les ha dicho que tienen que dar y es ahí donde el aprendizaje empieza a morir.

Y la educación emocional, ¿cómo propone abordarla dentro del aula?

Primero haciéndola visible, ya que hay muchos profesores que piensan que la parte emocional no les corresponde a ellos, que es algo a trabajar en la familia. Yo creo que es cierto, pero no es exclusivo. Además, habría que trabajar sistemáticamente la educación emocional. O sea, es importante trabajar las matemáticas y la lengua, pero también es importante que los alumnos identifiquen sus emociones y las sepan gestionar. Es importante para aprender y para una convivencia en el aula que sea adecuada. Con una buena educación emocional se obtendrían unos resultado esperanzadores sobre el acoso escolar.

Asimismo, su libro propone 10 valores fundamentales para educar en el siglo XXI. ¿Podría escoger tres que crea imprescindibles?

La flexibilidad, la responsabilidad y la perseverancia. La flexibilidad, porque vivimos en un mundo que cambia constantemente. Las personas que se creen que ya lo saben todo son los que realmente no saben nada. La responsabilidad, porque las personas debemos ser responsables en todo momento, responsables de nuestro aprendizaje, de nuestros fracasos… Y perseverantes, ya que no podemos rendirnos a la primera, hay que insistir para llegar a los objetivos.

¿Cómo se imagina la educación del futuro?

Pienso que será mucho más colaborativa, que será mucho más flexible, mucho más abiertamás personalizada, no tan estandarizada. Que indudablemente la educación formal va a ser importante, pero lo que es el marco extraescolar, la educación no formal va a tener cada vez más importancia. Creo que cada vez va a ser más importante, no ya lo que aprendemos, sino cómo lo aprendemos. Y nos vamos a dar cuenta que el aprendizaje no es llegar a un sitio, sino que es el camino, el recorrido.

Fuente: http://www.educactivate.com/salvador-rodriguez-el-aprendizaje-no-es-llegar-a-un-sitio-es-el-recorrido/

Fotografía: EducActívate

Comparte este contenido: