La Pedagogía Crítica como respuesta a la crisis ambiental

Por:  Luis Miguel Cisneros Villanueva.

 

Introducción

En el contexto actual la miseria, la violencia, el desempleo, la destrucción y el saqueo de los recursos naturales son problemas heredados del sistema capitalista como resultado de un falso “progreso”; sin embargo, el discurso “desarrollista” pronunciado -constantemente-por los neoliberales es para justificar sus políticas sociales, económicas y el despojo de los recursos naturales; los efectos para la naturaleza y la humanidad son desastrosos pues así lo evidencian los resultados.

La preocupación y ocupación por resolver los problemas ambientales son de tipo planetario, porque ya no podemos reducirlos solamente a lo inmediato y local, sino a la conservación de todos los ecosistemas fundamentales para la vida en el planeta; asimismo, a la preservación de las cosmovisiones de los pueblos originarios porque plantean horizontes diferentes para la relación hombre-naturaleza, porque urge un replanteamiento de las acciones del hombre para el respeto del medio ambiente.

La estructura del ensayo es la siguiente, primero analizamos de manera general el contexto actual para dar cuenta de la crisis capitalista que ha impactado en todos los sectores de la sociedad, incluida la naturaleza. A continuación esbozamos y damos ejemplos de cómo se ha impuesto la hegemonía neoliberal en la sociedad, a partir de un lenguaje “progresista” impulsado por los neoliberales; tomando  incluso planteamientos propios de la izquierda imponen su lógica basada en las leyes del mercado, sin importar los daños que ocasionan a los seres humanos y al planeta.

Por último, bosquejamos la necesidad de construir alternativas pertinentes para revertir el daño ecológico a partir del planteamiento de la ecopedagogíay la lucha de movimientos sociales para construir proyectos verdaderamente sustentables, respetuosos del planeta y los sujetos como condición fundamental para conservar la vida en el planeta.

Por primera vez en la historia de la humanidad, no por efecto de armas nucleares, pero por el descontrol de la producción, podemos destruir toda la vida del planeta. Es a esa posibilidad que podemos llamar la era de la exterminación. Pasamos del modo de producción al modo de la destrucción; tendremos que vivir de ahora en adelante enfrentando el permanente desafío de reconstruir el planeta.

MoacirGadotti

En este inicio de siglo XXI vivimos en un mundo con más desigualdad económica, destrucción de la naturaleza, desempleo masivo, hambrunas, trabajo infantil, miseria, corrupción, individualismo, enfermedades creadas, violencia, guerras y otros tantos problemas heredados del capitalismo y su cultura depredadora. A propósito de lo anterior, Peter McLarenafirma:

Vivimos en un tiempo tan brutal, tan despiadado, que tenemos que preguntarnos continuamente si no estamos soñando. Incluso cuando  reconocemos el  dolor  y  la desesperación  de  tantos  que  viven en un  estado  de desequilibrios  nacionales  e internacionales, y aunque nos espantamos ante el grado de explotación capitalista y la degradación ambiental de nuestro mundo contemporáneo, permanecemos prisioneros de la ilusión de que vivimos en el mejor de los mundos posibles. (McLaren citado en Quiroz, 2008, p. 100).

Efectivamente, el tiempo actual tiene que ver con el proceso de globalización capitalista de corte neoliberal que no sólo influye en el plano económico-político sino también en otros aspectos de la sociedad como la cultura, la ciencia o el medio ambiente. El capitalismo ha producido una severa crisis de todo tipo -incluido deterioro ambiental- dado que dicho sistema se enfoca únicamente en la ganancia y acumulación de la riqueza sin importar la muerte y desaparición de muchos ecosistemas fundamentales para la vida ocasionando verdaderosecocidios,[1] cortesía del sistema vigente.

La crisis ambiental ha sido el gran aguafiestas en la celebración del triunfo del desarrollismo, expresando una de las fallas más profundas del modelo civilizatorio de la modernidad. La económica, la ciencia de la producción y la distribución mostro su rostro oculto en el disfraz de su racionalidad contra natura. (Leff, 2004, p. 181).

El desastre ecológico heredado del sistema capitalista es evidente en muchas partes de la tierra. Pero, ¿Cómo se legitimó la destrucción de los ecosistemas?El modelo económico neoliberal impone su hegemoníadesde  los aparatos ideológicos del Estado a partir desus discursos “progresistas”[2]adoptando términos incluso de izquierda para seguir justificando sus acciones, aunque éstas atenten contra el ser humano y el planeta. Esta posición priva de sus derechos sobre sus recursos naturales a muchos pueblos y, en otros casos, sus planteamientos son aceptados poralgunos sectores de la población sin cuestionamiento alguno.

Un ejemplo concreto de lo antes mencionadoes la promoción a través de los medios de comunicación masiva para campañas de reciclaje, sin embargo, el objetivo es hacer creer al ciudadano “que si él es responsable” y reciclasus desechos se terminará la contaminación. No obstante, esto resuelve poco, incluso si la sociedad entera reciclara sus desechos no se resolvería el problema de la contaminación, dado que son las empresas transnacionales las que producen la mayor parte de los desechos en el mundo. Por tanto, los capitalistas utilizan una estrategia engañosa para justificar el despojo, la explotación, el destrozo y robo de los recursos naturales, manejando un vocabulario progresista y algunas pequeñas acciones para –según ellos- resolver el tema de la contaminación.

La problemática ignorada no es sólo la sobreexplotación de los recursos naturales: la alarmante deforestación de muchos bosques y selvas, la contaminación del agua, el aire y otros; sino también los daños irreversibles ocasionados por las empresas trasnacionales que bajo el discurso de llevar “progreso” a los países “subdesarrollados” llevan a cabo verdaderos ecocidios. Ejemplo de lo anterior es la minería “moderna” a cielo abierto, destructora de ecosistemas,desperdiciando y contaminando el agua de las comunidades cercanas a la mina.

El despojo alarmante de los recursos naturales es patrocinado por los gobiernos neoliberales bajo el discurso de inversión y progreso para las comunidades; sin embargo, el supuesto progreso nunca es para los legítimos dueños de las tierras sino para las mineras extranjeras. En suma, lo más importante para el sistema capitalista es la obtención de ganancia a costa de todo y de todos ocasionando un daño irreversible a los ecosistemas gracias a la ambición desmedida de los capitales multinacionales; esta situación plantea un escenario de muerte ecológica.

Desde los años 70, hemos descubierto que los desechos, emanaciones, exhalaciones de nuestro desarrollo técnico-industrial urbano degradan nuestra biósfera, y amenazan con envenenar irremediablemente el medio viviente del cual hacemos parte: la dominación desenfrenada de la naturaleza por la técnica conduce la humanidad al suicidio. (Morín, 1999, p. 42).

A pesar de las evidencias que dan cuenta del camino hacia el auto exterminio de la humanidad, la apatía e indiferencia es notoria en muchos sectores de la población mundial que poco o nada hacen para resolver la catástrofe ecológica. Aunado a esta situación, tenemos una escuela ciega, sorda y muda ante el problema ambiental porque ésta se enfoca únicamente a la adquisición de las llamadas competencias básicas para la tecno-producción olvidando la formación integral del ser humano. La tarea ignorada por la educación vigente es la respuesta nula a la problemática ambiental local, fundamentalmente porque no cuenta en su currículo con un programa integral para concientizar a la comunidad educativadel desastre ecológico impuesto.

En efecto, la escuela actual no cuenta con un programa ambiental integral; por el contrario reproduce la desvalorización y destrucción de los ecosistemas porque:

  • En la escuela se reflejan las conductas de maltrato y destrucción de la naturaleza, porque hoy la mayoría de las escuelas priorizan la construcción de espacios de concreto quedando pocos o nulas áreas verdes.
  • Las instituciones educativas reproducen el consumismo desmedidode comida chatarra generando con ello grandes cantidades de basura de todo tipo.
  • Ausencia de una cultura de separación de residuos como el reciclaje y la reutilización.
  • Consumo excesivo de energía eléctrica y agua.
  • Las instituciones educativas no contemplan en su trabajo cotidiano con los estudiantes realizar tareas colectivas como construir huertos escolares, viveros, compostas, cuidado de espacios verdes, la eliminación de comida chatarra y materiales desechables; es decir, no existen proyectos de intervención que contrarrestan los problemas ambientales; no se realizan las acciones locales para los cambios globales.
  • En la escuela no se desarrolla una conciencia ambientalista, por el contrario, la comunidad educativa es apática, indiferente y pasiva ante los enormes problemas ambientales que atentan contra la vida misma.

De lo anterior surge una afirmación concreta: es necesario cambiar la racionalidad económica. ¿Qué hacer? y ¿Cuál es el aporte de la pedagogía crítica ante el desastre que ha dejado el capitalismo?La pedagogía crítica tiene como objetivo luchar por una vida mejor para todos mediante la construcción de una sociedad que no se base en relaciones explotadoras, sino en la justicia social. En esta perspectiva, la tarea fundamental de la pedagogía crítica es desmascarar y desmitificar el discurso hegemónico neoliberal y la construcción de un movimiento social trasnacional a favor de la emancipación del ser humano.

La pedagogía crítica invita a la praxis para la transformación social, sus ejes de acción son muchos y variados; uno de los principales tiene que ver con la ecopedagogía entendida como un movimiento social y político amplio donde los seres humanos se asumen como parte de la madre tierra; es decir, una pedagogía de la tierra como alternativa a la racionalidad capitalista, que no se reduce a la simple conservación de la naturaleza sino que promueve un modelo de civilización nuevo integral y sustentable. “La construcción de una racionalidad ambiental es un proceso político y social que pasa por la confrontación y concertación de intereses opuestos (…) el saber ambiental se orienta hacia la construcción de una nueva racionalidad social” (Leff, 2004, p. 201).

Por lo anterior, la escuela actualdebe reorientar sus intencionalidades y construir un currículo promotor de la racionalidad ambiental;la tarea de la educación es denunciar la destrucción ambiental ocasionada por el capitalismo; asimismo, desnudar el discurso neoliberal quepropone -como única opción- al libre mercado para revertir el desastre ecológico. Sin embargo es la política neoliberal lacausante deldaño irreversible a muchos ecosistemas.

El replanteamiento de los objetivos de la escuela pública es urgentepara que la comunidad educativa entienda la contradicción entre la lógica de mercado y la preservación de los ecosistemas, además de ubicar en el centro del debate las relaciones de poder propuestas por la racionalidad económica fundamentada, no sólo en la sobreexplotación del trabajador, sino también de la naturaleza, generando que en muchos espacios del mundo sea imposible revertir el daño ecológico.

Ante el panorama desolador la escuela pública debe reorientar su trabajo en materia ecológica; su obligación es la desconstrucción de la racionalidad económica, porque es evidente que el “crecimiento económico” para una minoría no es sostenible para el pueblo y la naturaleza, de ahí la necesidad de construir otra racionalidad productiva que sea respetuosa del medio ambiente y del ser humano. Por tanto, es imposible una relación armónica entre el sistema económico vigente y la naturaleza, porque “la crisis ambiental ha puesto al descubierto la insustentabilidad ecológica de la racionalidad económica”. (Leff, 2004, p. 184).

La refundación de la escuela pública implica construir y desarrollar un currículo que supere la racionalidad económica porque ésta pone en riesgo la vida en el planeta. Un elemento importante para el nuevo currículo es incorporar la ecopedagogía como un instrumento estratégico para que la escuela, junto con otros espacios de lucha y resistencia, construyanlos colectivos integrados por educadores críticos, estudiantes, académicos, trabajadores, indígenas, activistas y sectores progresistas hacia la lucha por el planeta.

Debemos construir alternativas racionales, fundadas en el saber actual sobre las condiciones ecológicas del proceso productivo en los valores de la democracia y en los principios de la diversidad cultural. Ello implica la necesidad de elaborar estrategias para deconstruir esta racionalidad insustentable y construir una racionalidad ambiental (Leff, 2004,p. 198).

Es preciso señalar que las acciones aisladas, periodizadas y conservadoras planteadas por el capitalismo poco o nada ayudan en la recuperación de los ecosistemas por su carácter limitado. Por el contrario, la pedagogía de la sostenibilidad planteaconstruir nuevas relaciones con el mundo natural interviniendo en dos frentes esenciales:resolver los problemas ambientales a la par de los problemas sociales: por tanto la ecopedagogía promueve una cultura ambiental como premisa fundamental para el bien común, basada en una nueva forma de pensar que cambie y revierta el estilo de vida consumista-contaminador promovido por el sistema vigente.

Una cultura de la sustentabilidad es también, por tanto, una cultura de planetariedad, una cultura que parte del principio de que la tierra es constituida por una sola comunidad de seres humanos, los terráqueos, y que son ciudadanos de una única nación. (Gadotti, 2002, p. 2).

En efecto, es urgente construir una cultura de la sustentabilidad fundamentada enla reflexión y conciencia de la nueva ciudadanía planetaria que permita comprender que los seres humanos comparten el planeta y,por tanto, forman parte de una sola comunidad con la obligación de cuidar, amar y respetar a la madre tierra. Lo anterior no se debe tomar como algo elegible, sino como una verdad impostergable, pues la vida en el planeta está en riesgo eminente. En esta perspectiva Ceceña (citado en Acosta, 2013) sostiene que: “dentro del capitalismo no hay solución para la vida; fuera del capitalismo hay incertidumbre, pero todo es posibilidad. Nada puede ser peor que la certeza de la extinción. Es momento de inventar, es momento de ser libres, es momento de vivir bien”.

Ante el evidente riesgo de la vida en el planeta es inaplazable la intervención desde la ecopedagogíay los movimientos sociales en contra del capitalismo. Afortunadamente, existen muchos ejemplos de luchas contrahegemónicas; uno de ellos es el aporte de Vandana Shiva, representante del ecofeminismo[3] y parte del movimiento Chipkoque concibe una lucha ecosocialista (tierra democrática) planteando el respeto a todo ser viviente, pues considera a la tierra como sagrada, viva y conectada con todos los seres vivos. Otro ejemplo de lucha y resistencia pacífica sucedió en Brasil unas décadas atrás, lo encabezó el precursor por el ecosocialismoFrancisco Alves MendesFilho, mejor conocido como “Chico Mendes”, quién se opuso a la tala de la selvapara expandir los pastizales en el Amazonas. El activismo ambiental de “Chico Mendes” indica que en muchos lugares de la tierra existe conciencia y compromiso en la defensa y conservación de los ecosistemas.

En el México actual también hay movimientos sociales para preservación de los recursos naturales, entre otros mencionamos a los pobladores de Cherán, Michoacán y su lucha por sus bosques; la defensa de los recursos mineros en la comunidad indígena de Santa María de Ostula, Mich., la luchapor el agua del pueblo yaqui en el Estado de Sonora, la defensa del territorio sagrado de los huicholes en el Wirikuta, y la lucha por el autogobierno y el respeto pleno a la madre naturaleza por los pueblos originarios de Chiapas. Estos y otros movimientos sociales se enfocan en la defensa y respeto al ser humano y a la madre tierra.Los casos expuestos anteriormenteejemplifican propuestas concretas para revertir el daño ambiental (unas más efectivas que otras); sin embargo todas aportan elementos significativos a favor de la naturaleza sustentable.

Por otra parte, en algunos pueblos del sur del AbyaYala (América) se han concretado acciones gubernamentales para la protección del medio ambiente retomando elementos de la filosofíade los pueblos originarios como elBuen Vivir[4]. Estas propuestas se plasman como derechos de la naturaleza en la Constitución de la República del Ecuador en su artículo 71que a letra dice: “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.

Otro ejemplo notable llevado a leyes de un país se encuentra en la Ley de Derechos de la Madre Tierra propuesta por el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia; en dicho documento se enfatiza el respeto y defensa de los derechos de la madre tierra: “El Estado y cualquier persona individual o colectiva respetan, protegen y garantizan los derechos de la Madre Tierra para el Vivir Bien de las generaciones actuales y las futuras”. En el mismo documento se agrega sobre la no mercantilización de la naturaleza: “Por el que no pueden ser mercantilizados los sistemas de vida, ni los procesos que sustentan, ni formar parte del patrimonio privado de nadie”.

La esperanza para el cuidado y preservación de los ecosistemas lo encontramos en la perspectiva ancestral de los pueblos originarios quienes se asumen como hijos de la “madre tierra” y del padre “cosmos”. Esta cosmovisión reafirma el profundo respeto al medio ambiente y promueve una relación de cariño y familiaridad con la tierra. Este horizonte de protección a la vida debería ser una preocupación común para los pueblos del planeta; sin embargo, la mayoría de estos eligen la racionalidad económica que contamina y destruye la naturaleza.

Hoy la humanidad tiene dos opciones: seguir formando el capital humano contaminador y consumista que atenta contra la vida, o elegir una vida plena, feliz y en armonía con la naturaleza (Buen vivir). El ser humano tendrá que aclarar su opción ética para aprender desaprendiendo y aprender-reaprendiendo para construir la racionalidad ambiental; de otro modo el “progreso” capitalista terminará con los últimos ecosistemas de la tierra, concretando así la autoexterminación de la vida. “La ética tiene que ver con la vida y con la muerte de la humanidad. Si no tenemos un cierto criterio ético, vamos a hacer que la vida siga el camino de un suicidio colectivo” (Dieterich et ál., 1999, p. 144).

En efecto, el camino que propone el capitalismo es la muerte colectiva de la vida en el planeta; sin embargo, es urgente la organización por la defensa de los ecosistemas a partir de reafirmar la opción ética a favor de la vida; desde el ámbito educativo es urgente la formación de la nueva ciudadanía planetaria, desde una perspectiva de pertenencia y amor a la madre tierra. En este horizonte, es fundamental enseñar a la comunidad educativa otras cosmovisiones y su relación con el planeta. Un ejemplo se ubica en la Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos (1855) que afirma:

Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos. Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas las cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo. (…) El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Finalmente, es necesario recordar que no existe otro lugar para vivir y por tanto, es responsabilidad del ser humano recomponer su relación con la madre tierra porque ella puede vivir perfectamente sin el hombre; no obstante, sin la tierra no hay vida.“Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida;por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad;por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz;y por la alegre celebración de la vida”. (Carta de la tierra).

Hoy la humanidad debe elegir entre la vida y la muerte; si elige la primera opción deberá reconocer la multiculturalidad existente, asumiendo que todos los seres humanos forman parte de una sola comunidad y que la tierra es su hogar; por tanto, deberán trabajar en objetivos comunes: respetar-conservar la naturaleza, promover una cultura de la tolerancia, consolidar los derechos humanos universales para todos y construir la justicia social.

A modo de cierre abierto.

La producción capitalista contamina grandes territorios de la tierra ocasionando en muchos lugares verdaderos ecocidios, producto de la racionalidad económica que antepone la ganancia a la conservación de la vida. Hoy, la consigna “Socialismo o barbarie” de Rosa Luxemburgo es extraordinariamente relevante porque la humanidad tiene dos opciones; seguir apostando por el capitalismo devastador que conduce a la destrucción del planeta o elegir la lucha por el ecosocialismo que busca el “Buen Vivir” traducido en la preservación de la vida.

La cultura del saqueo y la sobreexplotación irracional de la naturaleza impulsada por los países industrializados debe cesar porque el supuesto progreso capitalista sustentado en la acumulación, el pensamiento único y el productivismo tiene efectos adversos para la toda la vida. La agresión a la flora, fauna, aire, suelos y aguas son ataques al ser humano porque su vida depende de la tierra y sus bondades. Sin embargo, para la sociedad del consumo no hay naturaleza que pueda alimentar a su sistema depredador vigente, por lo que urge la acción organizada y articulada de todas las luchas anticapitalistas en la construcción de alternativas pertinentes para revertir el daño a la naturaleza. En esta perspectiva, la ecopedagogía aporta el cuestionamiento a la racionalidad económicapara concretar acciones inmediatas, a mediano y largo plazo, que reparen/curen los ecosistemas.

Las escuelas, conjuntamente con los movimientos sociales, tienen la obligación deconstruirla racionalidad ambiental; es decir, las escuelas como espacios de resistencia debe construir los nuevos paradigmas ambientales para una nueva ciudadanía planetaria (nuevo modelo civilizatorio)respetuosa de la vida. Para las nuevas generaciones el reencuentro y armonía con la naturaleza no es una opción elegible, es una necesidad de vida. Preservar lo natural sin interés económico debería ser la actitud de la nueva civilización; así los nuevos “hijos de la tierra” podrían plantear desarrollos verdaderamente sustentables para construir una sociedad respetuosa del medio ambiente.

Referencias

  1. Acosta, A. (2013, Octubre). El Buen Vivir, una alternativa al desarrollo. La Jornada del campo, (73). Extraído el 10 de febrero de 2015 desde http://www.jornada.unam.mx/2013/10/19/cam-vivir.html
  2. Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos (1855). Extraído el 13 de octubre de 2015 desde http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/mundo/carta_gran_jefe.php
  3. Carta de la tierra. Extraído el 23 de octubre de 2015 desdehttp://www.earthcharterchina.org/esp/text.html
  4. Constitución la República del Ecuador, (2008, 10 de octubre). Extraído el 16 de marzo de 2015 desde http://www.inocar.mil.ec/web/images/lotaip/2015/literal_a/base_legal/A._Constitucion_republica_ecuador_2008constitucion.pdf
  5. Dieterich, H. Dussel, E. Franco, R. Peters, A. Stahmer C. &Zemelman, H. (1999). El fin del capitalismo global. El Nuevo proyecto histórico. México: Txalaparta s.l.
  6. Gadotti, M. (2002). Pedagogía de la tierra y cultura de la sustentabilidad. México: Siglo XXI.
  7. Leff, E. (2004). Racionalidad ambiental, la reapropiación social de la naturaleza. México: Siglo XXI.
  8. Ley de derechos de la madre tierra (2010, 7 de diciembre). Extraído el 5 de abril de 2015 desde http://www.bdlaw.com/assets/htmldocuments/Bolivia%20-%20Law%20of%20Rights%20of%20Mother%20Earth.pdf
  9. Morín, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Paris: Santillana.
  10. Quiroz, S. (2008). La utopía del siglo XXI. México: Promografig.

[1]Se definen como la destrucción del medio ambiente y los recursos naturalescomo consecuencia de la acción directa o indirecta del humano que pone en riesgo la vida en los ecosistemas.

[2] Un ejemplo es el concepto de “desarrollo sostenible” planteado por el discurso neoliberal para legitimar la explotación, saqueo y despojo de los recursos naturales, esta política ambiental no se propone resolver el problema ecológico de fondo, sino implementar algunas acciones mínimas para continuar con la ganancia a costa de la sobreexplotación de la naturaleza.

[3] Articulación de movimientos que convergen la ecología y el feminismo que asumen la acción-reflexión para una política del cuidado, responsabilidad, amor y mantenimiento de la vida.

[4] Es una cosmovisión diferente a la capitalista-occidental, el buen vivir es una alternativa para la emancipación colonial con prácticas vivenciales, saberes comunitarios ancestrales que están enfocados principalmente en la conservación de la naturaleza. El buen vivir es una posibilidad para imaginar, pensar y construir un mundo diferente.

Comparte este contenido:

Luis Miguel Cisneros Villanueva

Maestro rural de Telesecundaria desde el año 2006, asesor de maestría en la UPN unidad 162 y catedrático del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica. Ha publicado cuatro libros, diseñado tres diplomados, es fundador y miembro del Colectivo Paulo Freire de Los Reyes, Mich. En la actualidad es dirigente regional de la Sección XVIII del SNTE-CNTE.

Una respuesta a “La Pedagogía Crítica como respuesta a la crisis ambiental”

Los comentarios están cerrados.