10,5 millones de niños, niñas y adolescentes trabajan en América Latina y el Caribe

Por: Thais Iervolino.

Según datos de la OIT, el trabajo infantil se concentra principalmente en las zonas rurales y está relacionado a ejes estructurantes de la desigualdad en la región, afectando de manera diferenciada a los niños, niñas y adolescentes de acuerdo con el territorio donde nacen o viven, la edad, el género, la pertenencia étnica y el nivel socioeconómico

Este Día Mundial Contra el Trabajo Infantil (12 de junio), América Latina y el Caribe no tienen motivos para celebrar. Actualmente, 10,5 millones de niños, niñas y adolescentes trabajan en la región, de los cuales 6,3 millones realizan trabajos peligrosos. Esta situación se presenta en las cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los datos muestran que el trabajo infantil prevalece en los quintiles de la población con menos ingresos, aunque se identifica en diferentes niveles sociales; se concentra principalmente en las zonas rurales; afecta sobretodo a adolescentes y predomina en actividades vinculadas al sector agrícola.

También se verifica que el trabajo infantil está relacionado con los ejes estructurantes de la desigualdad en la región de América Latina y el Caribe, afectando de manera diferenciada a los niños, niñas y adolescentes de acuerdo con el territorio donde nacen o viven, la edad, el género, la pertenencia étnica y el nivel socioeconómico.

Según la Iniciativa América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil, una red que reúne 30 países de la región e incluye la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, miembro de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) en ámbito regional, es clave reconocer que el territorio es uno de los factores determinantes a la hora de abordar el trabajo infantil. El hecho de que cerca del 52% del trabajo infantil se concentre en el sector de la agricultura, evidencia que zonas rurales y periurbanas están más expuestas al problema, y requieren políticas diferenciadas y más agresivas para disminuir las brechas y contribuir a la erradicación del trabajo infantil y la promoción del trabajo adolescente protegido.

“El trabajo infantil es predominantemente rural y agrícola y este sector productivo es uno de los más riesgosos y peligrosos para la infancia y adolescencia debido a las largas jornadas que demanda, la exposición a climas extremos, el contacto con productos químicos, etc. Asimismo, el carácter estacional/temporal de esta actividad fomenta la migración constante por temporadas, lo que les expone a situaciones de abusos, trata, servidumbre o trabajo forzoso”, afirma la Iniciativa América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil en su página web.

Resultados de estudio regional sobre el trabajo infantil en la agricultura de América Latina y el Caribe

De acuerdo a la iniciativa, dado que para muchas familias y comunidades el trabajo infantil en la agricultura forma parte de tradiciones y patrones culturales, algunas actividades pueden ser consideradas parte de la formación y socialización de sus integrantes, lo que relativiza los riesgos y peligros que pueden entrañar para el desarrollo y la seguridad de niños, niñas y adolescentes. Esto se suma a la dificultad de inspección y entrega de servicios de protección social claves, como educación y salud, y la falta de incentivos a la producción en muchas zonas rurales de países de la región, haciendo más complejas la restitución de derechos de niños y niñas trabajadoras/es y la protección del trabajo adolescente permitido.

¿Qué se entiende por trabajo infantil?

El trabajo infantil pone en riesgo a las personas menores y viola tanto el derecho internacional como las legislaciones nacionales. Priva a los niños y niñas del derecho a la educación o les exige asumir una doble carga: el trabajo y la escuela. El trabajo infantil, que debe ser eliminado, se refiere a un conjunto de actividades laborales llevadas a cabo por menores de edad e incluye:

  •  Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, que internacionalmente se definen como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños y niñas para utilizarlos en conflictos armados, prostitución y pornografía, y otras actividades ilícitas.
  • Un trabajo realizado por un niño o niña que no alcanza la edad mínima especificada para ejercer aquél tipo de actividad (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas), y que, por consiguiente, impida probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño o niña.
  • Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño o niña, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, siendo denominado “trabajo peligroso”.

¡Los niños, niñas y adolescentes no deberían trabajar en el campo, sino en sus sueños!

El Día Mundial contra el Trabajo Infantil es una ventana global para visibilizar, informar, movilizar y comprometer a gobiernos, empleadoras y empleadores, trabajadoras y trabajadores, organizaciones de la sociedad civil y comunidad en general, en pro de la erradicación de la problemática.

Este año, la fecha se recuerda en todo el mundo con el tema “¡Los niños, niñas y adolescentes no deberían trabajar en el campo, sino en sus sueños!”, y tiene el objetivo de poner especial atención en la agricultura como actividad económica con mayor presencia de trabajo infantil.

Además, en esta edición, se vincula el tema con la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) – que determina la obligación de los Estados miembros de la ONU de poner fin a todas las formas de trabajo infantil hasta el 2025. Lo enlaza también con los 100 años de la OIT y el vigésimo aniversario de la ratificación global de la Convención 182 de la OIT, que aborda medidas inmediatas para abolir las peores formas de trabajo infantil.

Lee +: Declaración de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, por ocasión del 12 de junio

América Latina y el Caribe en lucha contra el trabajo infantil

Frente a los desafíos señalados, organizaciones y movimientos sociales siguen en lucha para transformar la realidad hacia la superación del trabajo infantil. A continuación presentamos algunas de las acciones realizadas por miembros de la CLADE en distintos países de la región:

Brasil – La Campaña Nacional por el Derecho a la Educación (CNDE), como integrante de la Red Nacional de Combate al Trabajo Infantil, participa en diversas acciones por la erradicación del trabajo infantil, como marchas, audiencias públicas y seminários. El objetivo es sensibilizar y movilizar la sociedad sobre las consecuencias del trabajo infantil y la importancia de garantizar a las niñas, niños y adolescentes el derecho a jugar, estudiar y soñar, vivencias que son parte de la infancia y que contribuyen a su desarrollo. A través de las redes sociales, se difunden las acciones con el hashtag #InfanciaSemTrabalho. Lee + sobre la iniciativa.

Asimismo, la CNDE envió informaciones sobre el estado de los derechos de la niñez en el país a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR), como forma de contribuir con un informe que este órgano está elaborando en el marco de la revisión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La Campaña señaló retrocesos y riesgos para los derechos de la niñez en Brasil debido a una serie de medidas implementadas por el actual gobierno nacional. Entre ellos, se destacan el hecho de que millares de niñas, niños y adolescentes siguen sin acceso a la educación básica; y el agravamiento de la situación de niñas, niños y adolescentes en condiciones de trabajo precarias, con la reforma laboral que flexibiliza derechos. Lee + sobre el informe de la CNDE al Alto Comisionado.

Colombia – En la edición 2019 de la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) en el país, la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, en alianza con la Marcha Global contra el Trabajo Infantil y la Organización Mundial del Trabajo (OIT), organizó talleres y diálogos sobre el derecho a la educación con familias, niños, niñas y jóvenes. Las actividades fueron realizadas en el marco de la Feria del Libro (FILBO 2019) y de la Campaña 100 millones para 100 millones, con el apoyo de Naciones Unidas, Frente Amplio por la Educación los Derechos y la Paz, Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Pedagógica Nacional y Colectivo Voces y Colores. Lee + sobre estas acciones.

Nicaragua – Datos reunidos en un informe luz elaborado por el Foro de Educación y Desarrollo Humano de la Iniciativa por Nicaragua (FEDH-IPN) revelan que uno de cada siete estudiantes en las áreas urbanas y uno en cada tres en las zonas rurales tienen baja escolarización en el país. También según el documento, que fue presentado en abril de este año, ante el Examen Periódico Universal de la ONU al Estado nicaragüense, docentes de la zona rural del país expresan que el estudiantado no asiste a clases por varios días a la semana, de manera reiterada por motivos de movilización, trabajo y seguridad. Lee + sobre el informe elaborado por el FEDH-IPN.

Perú – La Campaña Peruana por el Derecho a la Educación (CPDE) es miembro del Colectivo Interinstitucional por los Derechos de la Niñez y Adolescencia de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza en el país. En este marco, participa actualmente en la consulta para la elaboración de una política nacional de inclusión social con alcance intersectorial e intergubernamental, que defiende el enfoque de derechos, la interculturalidad, la territorialidad, género y ciclos de vida, para incluir a la primera infancia y a las personas adultas y adultas mayores. La CPDE también integra la Mesa Técnica de Educación de Adolescentes, que tiene por finalidad la elaboración de una nueva política de educación de adolescentes que responda pertinentemente a la diversidad de la población de adolescentes en el país.

Fuente de a reseña: 

Comparte este contenido: