Un cambio de enfoque y filosofía.

Por: Yunuén Verenice Vergara Rosales

En la actualidad los docentes nos enfrentamos a una diversidad de factores, muchos de ellos tienen que ver con los contextos escolares con problemáticas diferentes, resultado de problemas sociales, algunos como: la salud pública, los problemas económicos, el abuso de la tecnología por parte de los estudiantes; las largas jornadas laborales de los padres, que los obligan a permanecer fuera de casa y dejar a sus hijos al cuidado de otras personas o guarderías que en algunos casos están saturadas y con una atención precaria, por mencionar algunos; así mismo, padres estresados, desinteresados de los procesos pedagógicos de sus hijos, así como una larga lista que puede ser abordada desde diversas áreas de estudio.

Sin embargo, no debe tomarse de forma desalentadora, por el contrario, debe ser motivo de replantear nuevas formas de intervención, las que permitan hacer contrapeso a todos estos elementos, los cuales parecieran estrategia de boicot hacia el docente, que de alguna manera lo son; pero que al estar presentes en la sociedad reconocerlas es el primer paso para realizar una trasformación tan necesaria. De esta manera, poder ofrecerle al alumnado de los diferentes niveles, posibilidades de crecimiento personal, así como una oferta educativa que genere para ellos un mejor panorama y lo prepare para los embates de la cotidianeidad.

Independientemente del nivel educativo en el que los docentes nos desempeñamos, es necesario que podamos mantener una actitud de apertura, observación pertinente de los distintos elementos que intervienen en el hecho educativo, para que una vez identificados los factores, podamos hacer una planeación que atienda las necesidades de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes o adultos según sea el caso.

Suele resultar una tarea muy complicada y estresante ya que los docentes nos encontramos ante un panorama hostil: desde la abrumadora parte administrativa, las constantes variables que desajustan la estabilidad laboral de los maestros, la exposición social que los medios de comunicación hacen, ya que aún descalifican la profesión, así como los crecientes problemas sociales que enfrentan en la mayoría de los países, con sistemas económicos que modifican la políticas públicas, afectando principalmente los sistemas educativos y sus presupuestos. Ahora es muy importante revisar el objetivo principal de la escuela.

Por lo tanto, se requiere la coordinación de toda la estructura del sistema, con un planteamiento claro, que no se pierda en interpretaciones ni de la gestión, ni la propuesta pedagógica.

Mantener una red coordinada entre autoridades educativas y los docentes, para que no se identifiquen solo en el escritorio las necesidades y prioridades a atender, que se lleve a verdaderas comunidades de aprendizaje apegadas a la realidad y contextos diversos.

Que en el aula se vea reflejado el compromiso del maestro sumado al de las autoridades, que se deje la simulación que lleva a resultados simulados también, que resultan adversos para la calidad de vida de los ciudadanos.

El gran Marco Aurelio dijo: “Educa a tus hijos o padécelos”. Que no le toque a sociedad seguir padeciendo la mediocridad del sistema educativo que prevalece, a través de la implementación de reformas basada en teorías neoliberales, que produce en su mayoría ciudadanos autómatas, absortos en la vida sin pensar en el futuro, viviendo al día en una sociedad de consumo y acumulación, lo que es peor, con una escala de prioridades sentada en el poseer por encima de todo y a costa de todo, lo que se refleja en ciudadanos de criterios que se permiten violentar derechos, vidas o la destrucción irresponsable de su entorno con tal de satisfacer sus  “necesidades”, que se muestra esa forma de vida en su actuar y decisiones, por ejemplo en el del empresario,  en el del productor, en el trato que da el trabajador de la salud, del de la dependencia de gobierno, el de que despacha en una tienda, el del ciudadano de a pie, etc., que actualmente refiere una deshumanización, falta de solidaridad, inclusión, insatisfacción  e infelicidad.

Llegó la hora de cambiar el rumbo para todos, con mayor equidad, con justicia social, que haya paz, que eleve las naciones a potencia, no para el orden económico a nivel mundial, sino para satisfacer las necesidades básicas de todos sus ciudadanos, posteriormente elevar la calidad de vida de los mismos en armonía con su medio generando un buen vivir colectivo.

Para llegar a este fin, el papel de la educación es fundamental, por ello debemos centrar ahí nuestra tarea a través de los planteamientos de la pedagogía crítica, no hay otro camino, dejemos de reproducir modelos educativos reciclados de contextos distintos al nuestro, y tratando de ajustarlo como un zapato de otra talla, gestemos uno, centrado en nuestras propias necesidades como sociedad, generando una nueva cosmovisión, que rescate todos los valores que tiene una sociedad descolonizada primeramente, con pensamiento crítico, sensible, solidaria, que genere ciudadanos con una nueva visión, trasformando a su vez las cosmovisiones.

Las metodologías, así como los modelos, pueden ir y venir, pero el enfoque ideológico es crucial para construir de la mano un nuevo tejido social a través de la formación de los nuevos ciudadanos.

Si el maestro que está dentro de las aulas, no tiene claro cuál es el objetivo que se tiene la escuela dentro de un país, no alcanzarán los insumos, recursos y esfuerzos para impactar en sus alumnos. Pero si el enfoque y filosofía son los pertinentes, se pueden hacer los ajustes razonables y adecuaciones con lo que tenemos a mano, eso no quiere decir dejar la gestionar para buscar el mejoramiento, pero debemos sentar una base, como lo hicieron históricamente en otros países para su revolución ideológica, que nos ayuden a construir una pedagogía desde el Sur de la América Latina, que recupere la necesidad de nuestros pueblos hermanos para su trasformación, dejar de lado quién se colgará el protagonismo de un nuevo modelo, más bien sumando fuerzas con otros tantos que quieren el cambio, para consolidar una nueva filosofía de vida a través de la escuela, solo falta construir mayores espacios para sumar, fortalecer, construir, aprovechando el camino andado de otros y que el eco replique e impacte.

Comparte este contenido:

Yunuén Verenice Vergara Rosales

Docente/investigadora. Instituto McLaren de Pedagogía Crítica y educación popular/Jefa de Dpto Preescolar Ensenada, Baja California

Una respuesta a “Un cambio de enfoque y filosofía.”

  1. Excelente aportación , hoy más que nunca los docentes debemos ser coherentes en el decir y el actuar como una comunidad comprometida con la sociedad por el futuro de los niños . Felicidades.

Los comentarios están cerrados.