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El juego, clave en los lazos de amistad de los niños

Por: Ana Camarero

Entre los seis y los 10 años es cuando el menor ya no ve solo a sus iguales como compañeros de ocio sino que empieza a crear un vínculo emocional.

“Hacer amigos y tener una red de amistad es una adaptación humana importante, que nos ha ayudado a desarrollar la cultura acumulativa, clave en la evolución humana”, manifiesta el investigador Jesús Gómez Gardeñes, del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos de la Universidad de Zaragoza, una de las personas que ha trabajado en el estudio sobre el Funcionamiento de las Interacciones Humanas, publicado en la revista Nature Human Behaviour, en colaboración con investigadores del University College y la Universidad Queen Mary, ambas en Londres.

El estudio, que se ha llevado a cabo en poblaciones del Congo y Filipinas dónde aún sobreviven con los mismos usos y costumbres que hace miles de años, ha analizado los datos registrados de más de 300 personas durante una semana mediante tecnología de rastreo inalámbrico, desarrollando así el mapa de sus relaciones sociales. La conclusión a la que se ha llegado es que en la arquitectura de la red social de cualquier población, los lazos más fuertes, es decir, con mayor tiempo de interacción, se centran en el núcleo familiar y solo unos pocos lazos extremadamente fuertes con amigos, no parientes.

La publicación recoge además que la arquitectura de nuestras redes sociales es fruto de un proceso de selección donde el beneficio es la eficiencia del intercambio cultural. En este aspecto, Gómez Gardeñes destaca que “el individuo elimina aquellas estrategias de sociabilidad que no favorecen el bien común y potencia aquellas que resultan exitosas para el conjunto de los individuos”. El hecho de por qué se han perpetuado unas y no otras a lo largo del tiempo, se encuentra en que podamos hacer perdurar la cultura. En que una nueva invención no se mantenga como un episodio aislado sino que facilite que la sociedad evolucione. “La premisa de que necesitamos una red social para transmitir la cultura es uno de los principales conductores y selectores de las sociedades que perviven hoy en día”, resalta Gómez Gardeñes.

Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y directora de SOMMOS Desarrollo Personal, subraya que la amistad tiene un papel importante en la vida del ser humano y sobre todo en los primeros años de su desarrollo ya que a través de ella los niños aprenden a compartir, elevan la autoestima, construyen el valor del compañerismo, además de ser esencial para desarrollar la empatía, solucionar conflictos y construir una personalidad extrovertida. Díaz Marsá apunta que “el ser humano es por naturaleza un animal social, de ahí que la amistad desempeñe un papel fundamental desde las etapas tempranas de la vida. De hecho, está bien documentado en la bibliografía científica que la amistad y contar con una amplia red social son claves para la felicidad. Sin embargo, aunque los más pequeños disfruten de su tiempo con otros niños y niñas, los menores no crean amistades, tal y como las entendemos posteriormente, hasta cerca de los cinco años. Entre los seis y los 10 años es cuando el menor ya no ve solo a sus iguales como compañeros de juego sino que empieza a crear un vínculo emocional con ellos, aunque su concepto de la amistad no es el mismo que se alcanza en la adolescencia”.

Gómez Gardeñes comenta que “los niños establecen vínculos de amistad asociados básicamente al juego. A través de él, imitan las relaciones sociales que desarrollan los adultos. Reproducen la red social que observan en su entorno. A través de estos juegos, rituales o entretenimientos crean una proto red social que mediante la imitación y el juego hará que los pequeños maduren”. Una opinión que coincide con la de Díaz Marsá que expone que, sobre todo, coincidiendo con el paso del ser humano de la infancia a la adolescencia, “la pertenencia a un grupo de pares le sirve para ensayar su rol de adulto y para identificarse, porque necesita ser igual a los otros para poder diferenciarse. La amistad proporciona en esta etapa de la vida oportunidades para desarrollar habilidades y resolver conflictos, además de diversión y entretenimiento. Los adolescentes sin amigos tienen baja autoestima, más fracaso escolar e incluso más riesgo de sufrir trastornos de salud mental”.

Ante la posibilidad de que nuestros hijos no sean capaces de establecer lazos de amistad con otros iguales, Díaz Marsá indica que “es importante que los padres no ‘etiqueten’ a los hijos de tímidos cuando les cuesta iniciarse en un grupo de amigos. Este tipo de crítica o la alusión constante a la falta de integración a un grupo pueden bajar su autoestima. Los padres pueden ayudar a sus hijos a tener amigos, dando ‘ejemplo’ del valor de la amistad”. Para favorecer la creación de lazos de amistad en edades tempranas, es esencial, según opinan los expertos, ayudarles a desarrollar la empatía así como enseñarles a dar y recibir.

Fuente:  https://elpais.com/elpais/2017/08/24/mamas_papas/1503579474_083511.html

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Vuelta a las aulas: principales problemas desde Infantil hasta la Universidad

Por: Ana Camarero

Desde pequeños caminamos por una vida escolar llena de cambios y las primeras veces a menudo cuestan. Así puedes ayudar a tus hijos.

Lejos quedan ya los días plácidos del verano en los que los más jóvenes de la casa disfrutaban de horarios dilatados, comidas desordenadas y rutinas alejadas de las que se establecen durante el curso escolar. Un periodo que en palabras de muchos padres… ¡por fin ha terminado! Lo que significa que un elevado número de niños y jóvenes se han incorporado ya a guarderías, colegios, institutos y universidades. Una nueva etapa que comienza y que, en muchas ocasiones, supone una verdadera preocupación para padres y madres, expectantes ante cómo se adaptarán a este nuevo ciclo. La vuelta a la vida de estudiante en Primaria y Secundaria supone volver a adaptarse a nuevos horarios, asumir de nuevo las tareas que asignan en clase, estudiar las asignaturas o adaptarse al ritmo de las aulas y también de los profesores. Cursar estudios superiores, significa además confirmar que la elección de la carrera o los estudios de Formación Profesional escogidos han sido los acertados.

Primaria y Secundaria

Los niños que cursan primaria, en general, suelen demostrar ilusión ante el reencuentro con sus compañeros de clase, quiénes serán sus nuevos profesores, etc. En el caso de escolares que inician estudios de secundaria, pueden darse casos en los que los padres observen que sus hijos demuestran cierta ansiedad y nerviosismo ante el inicio de un curso que se presenta más difícil que el anterior y en el que van a tener que esforzarse un poco más”. Martínez opina que, en general, los progenitores no deben preocuparse excesivamente, aunque sí apunta que “siempre hay que estar atentos a las circunstancias concretas de cada niño y cada curso escolar”.

Ana Lucas, psicóloga de la Unidad de Personalidad y Comportamiento (Orientación familiar y prevención) del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo Quirón Salud, apunta que durante los años de infancia y adolescencia “la visión que la familia tiene del colegio, del profesor y de los compañeros de clase influye en la vivencia que tiene el niño y en cómo se relaciona en ese entorno”. Asimismo, destaca que “la importancia que la familia otorgue a los estudios, a sacar buenas notas o a destacar, también influye en la presión que siente el niño o el adolescente por tener buenos resultados”. Pero, según Lucas, no todo es responsabilidad de la familia, “cada niño tiene unas aptitudes o cualidades propias que le ayudan a afrontar la vida en el colegio de una forma satisfactoria. Sí el niño tiene buenas aptitudes académicas y físicas, su paso por la escuela va a ser mucho más fácil que para otro niño al que le cuesta entender matemáticas o no es tan bueno en las clases de educación física”. Por otro lado, para lograr una buena adaptación durante los primeros días de clase, es importante el ambiente en el aula y la integración del niño dentro del grupo. En este punto, Lucas señala que “sí el niño tiene un grupo de amigos donde siente que forma parte, se siente reconocido y tiene buenas relaciones con los iguales, es la base para que el niño esté a gusto en el colegio y quiera ir”.

Para facilitar la adaptación de los hijos a su nueva etapa escolar, sobre todo en etapas de Educación Infantil y Primaria, Ana Lucas ofrece una serie de estrategias que les ayuden a que el proceso de adaptación sea lo más corta posible.

  1. Ajustar los horarios de sueño unos días antes de empezar las clases.
  2. Preparar el material escolar y hojear los libros con ellos, despertando la curiosidad de todo lo que van a aprender este curso.
  3. Hablar de volver a ver a todos esos amigos de la clase, incluso quedar con alguno de ellos.
  4. Hablar del profesor que van a tener este curso.
  5. En general, tratar todos aquellos temas que les acerquen a la vida escolar para favorecer el proceso de adaptación del niño al nuevo año escolar.

La vida universitaria

Una intranquilidad, la de los padres, que persiste e incluso se ve aumentada cuando los hijos se incorporan a la vida universitaria y deciden cursar estudios superiores. Según algunos expertos, el desasosiego que se genera en las familias es importante ante la idea de que haya acertado en la carrera elegida, que se adapte al ritmo de las clases, que no tenga problemas para relacionarse con sus nuevos compañeros de estudios, etc.

Marina Díaz Marsá, directora médica de Sommos Desarrollo Personal, advierte de la importancia que tiene la “información” a la hora de saber elegir la carrera que más se adapta al perfil de nuestro hijo. Díaz Marsá comenta que para guiar a los hijos, “es importante orientarles en la necesidad de concentración y comunicarles que no se desanimen desde los inicios. Normalmente, son muchos los que lo pasan mal buscando su orientación profesional; por eso, es mejor que se tomen más tiempo para aclararse que empezar porque sí cualquier carrera”.

Además, Díaz Marsá centra su atención, dentro del ámbito universitario, en las novatadas que se hacen a los recién incorporados para “acogerles” en el grupo. En su opinión, “es importante que los alumnos sepan que no tienen por qué dar por sentado que este tipo de actos son un trámite que hay que pasar. Es bueno que los nuevos estudiantes formen grupo con otros en su misma situación para gestionar mejor la presión”.” Los hijos deben contar a sus padres lo que está sucediendo aunque tengan miedo. Los padres deben avisar al Vicerrectorado de la Universidad y a los Defensores Universitarios cuando se produzca una situación de acoso y buscar apoyos”, afirma Díaz Marsá.

  • Las pautas que deben incorporar los estudiantes universitarios para adaptarse al nuevo curso y finalizarlo de la mejor forma, son en opinión de Díaz Marsá:
  • Las técnicas de motivación ayudan a familias y docentes a modificar conductas de poco rendimiento en los hijos e incrementar el interés de los estudiantes.
  • Fomentar su autonomía y autoestima.
  • El ambiente en el hogar también debe incitar al esfuerzo y valorar este por encima de los resultados.
  • Los padres deben ayudar a sus hijos a reconocer y superar la ansiedad y frustración, reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/09/14/mamas_papas/1505373113_597956.html
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Así influye el entorno físico de la escuela en el aprendizaje

Por: Ana Camarero

La arquitectura, el diseño del espacio, influyen en la adquisición del conocimiento y la convivencia.

El investigador Jonas Salk buscaba a mediados del siglo pasado una cura contra la poliomielitis, una enfermedad que provocaba la muerte o parálisis a quien la contraía. En su búsqueda por encontrar un remedio para esta enfermedad, Salk viajó desde Pittsburg (California) a Asís (Italia) para despejar su mente. Durante su estancia en esta localidad y después de disfrutar de unos días de la naturaleza, encontró una solución a su investigación sobre esta afección. Este hecho hizo que Salk estableciera una relación en cómo el entorno influye en las neuronas de las personas. Con esta idea, impulsó el diálogo entre arquitectos y estudiosos del cerebro para evaluar su experiencia y se asoció con Louis Kahn para construir el Instituto Salk, situado en San Diego, California, y que está considerado el primer referente de la neuroarquitectura.

En opinión de Anna Forés, pedagoga y miembro del grupo de investigación consolidado GR-EMA (entornos y materiales para el aprendizaje) del ICE de la Universidad de Barcelona, los espacios y los tiempos educativos siempre han preocupado a los responsables de la educación. Según Forés, “la arquitectura puede incidir en este ámbito en tres niveles”. En primer lugar, en la relación con el conocimiento: “Los aspectos físicos como la luz natural, la temperatura o el acceso al agua para hidratarse constantemente, son claves para el aprendizaje”. En segundo lugar, como elemento de convivencia: “Rediseñar los patios de las escuelas favorece espacios de convivencia, de repensar los espacios de ocio para reconocer a los compañeros/as y evitar así las violencias o los bullings”. Y por último, como contexto de aprendizaje dentro y fuera de la escuela: “Las denominadas arquitecturas invisibles, cuando la arquitectura desaparece y la educación se piensa más allá de la escuela”. Asimismo, Forés cita una frase que resume en qué medida los colegios que se han construido y se construyen modelan la forma de ser y pensar de aquellos que se forman en ellos: “El edificio, igual que la pedagogía que intenta albergar, se basa en la flexibilidad y la apertura, la comunicación, la interacción y las sinergias (Fairs, 2007). Si queremos ciudadanos abiertos, creativos, imaginativos, hagámoslo en espacios que propicien todos estos aprendizajes”.

Lucila Urda y Patricia Leal, ambas pertenecientes a Pez Arquitectos, señalan que “los centros educativos de hoy en día no están pensados para albergar alumnos diversos, ni tampoco están contemplados espacios funcionales”. Urda y Leal inciden en que las personas a lo largo de sus vidas necesitan disfrutar de momentos para la reflexión, la socialización o la experimentación y, para ello, buscan los entornos más propicios para cada uno de estos momentos. Lo mismo ocurre con el aprendizaje: “No aprendemos siempre de la misma manera y en el mismo entorno. Un edificio que permita situaciones distintas, que tenga espacios más íntimos, espacios intermedios y lugares grandes de encuentro abrirá posibilidades a los alumnos que podrían elegir qué espacio utilizar para cada ocasión dependiendo de la fase en que se encuentren”, explican Urda y Leal. Además, destacan que “un edificio heterogéneo y versátil fomenta la autonomía del alumnado, que aprende cuál es el entorno más adecuado para cada ocasión. Un espacio pensado para la enseñanza unidireccional, que no propicia el aprendizaje entre iguales y establece relaciones basadas en la jerarquía, no ayuda a que los alumnos piensen y decidan por iniciativa propia y, por tanto, desarrollen su creatividad. El diseño del espacio, por tanto, puede favorecer ciertas formas de conducta. Por eso resulta llamativo cómo muchos colegios siguen un esquema mucho más parecido a una cárcel que a una oficina, por ejemplo”.

Por su parte, la creadora del programa Educar para la Felicidad Responsable y Fundadora y directora de Happy Schools Institute, Nora Rodríguez, manifiesta que “los niños sufren de déficit de un espacio educador que les permita desarrollar el cerebro social. Existe una relación directa entre el espacio físico en el que los niños pequeños aprenden y la forma en que aprenden, cómo construyen su conocimiento y gestionan su conducta, pero también en la forma en que conectan con los demás, en cómo son sus relaciones y el modo en que pueden despertar el cerebro social. Hoy está siendo absolutamente necesario avanzar un paso más. Las aulas ya no pueden ser cerradas para separar a los niños por edades, porque lo mejor para el cerebro es aprender a partir de un currículum integrado, en espacios abiertos, y en relación constante con otros, mediante proyectos que pongan el acento en lo social”.

El libro “Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama”, de Francisco Mora, doctor en Medicina por la Universidad de Granada y doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford (Inglaterra), apunta en relación al nexo entre arquitectura y educación que “aun siendo importante y fundamental su diseño arquitectónico, vayan más allá de sus paredes y se contemple la luz, la temperatura y el ruido que tanto influyen en el rendimiento mental, porque este se deteriora si las personas no se sienten a gusto donde están o hay estímulos en el entorno que los distraen o, en general, si las condiciones no son las adecuadas para la realización de una actividad mental determinada. Y, sin duda, esto es esencial en el caso del colegio”. En este sentido, Rodríguez revela que los estudios sobre la dimensiones físico-espaciales del aprendizaje y de la conducta por efecto de la luz o de los objetos, así como el aprendizaje por contexto, “han llevado, a partir del conocimiento del cerebro, a poner el foco no solo en el concepto de espacio personal, territorialidad, sino en cómo el espacio facilita la deconstrucción y construcción de los aprendizajes a partir de las últimas investigaciones neurocientíficas, especialmente en la primera infancia”.

Por todo ello, Forés reitera la necesidad de que la educación inicie cambios profundos con recursos, soporte y acompañamiento a los profesores porque, según sugiere, “la arquitectura, aunque tenga muchas posibilidades de mejorar el aprendizaje, por sí sola no producirá ninguna mejora educativa si no va respaldada de una apuesta integral del centro y por el compromiso institucional e implicación del profesorado”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/06/20/mamas_papas/1497957748_451160.html

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Por qué se ríen los niños

Por: Ana Camarero

Durante la fase fetal, la sonrisa no es una actividad consciente, sino un reflejo automático que ejerce el músculo risorio.

La risa es fundamental. El ser humano nace preparado para sentir las emociones, algunas negativas como la tristeza, el miedo, la ira o el enfado, pero también muchas positivas, como pueden ser la alegría que se exterioriza a través de la sonrisa. Según los expertos, los beneficios de reír contribuyen al bienestar y a la salud del bebé y, además, ayuda a construir la relación de los padres con el niño y de este con su entorno: abuelos, primos, tíos o amigos. El desarrollo de estas primeras emociones va a originar en un futuro la afectividad del recién nacido. Muchos padres, incluso, a través del desarrollo de los métodos de diagnóstico prenatal en tiempo real en movimiento – las conocidas ecografías 4 D-, han podido ver, disfrutar y emocionarse al ver la sonrisa que mostraba el rostro de su bebé en la pantalla del ecógrafo.

La risa es un fenómeno que resulta agradable, relajante y saludable. Para lograr esa carcajada, el ser humano dedica un gran esfuerzo (con participación de más de una docena de músculos), lo que entraña un notable gasto de energía. Durante la fase fetal, la sonrisa no es una actividad consciente, sino un reflejo automático que ejerce el músculo risorio, presente en los hombres y ausente en animales, que pasa a ser voluntario cuando el ser humano nace.

Elena Santos, psicóloga de la Unidad de Personalidad y Comportamiento (Orientación familiar y Prevención) del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo Quirón Salud, indica que “durante las últimas fases de la vida del feto y ya incluso desde la semana 11 de gestación, el feto empieza a sonreír. Pero no es hasta los primeros meses de vida cuando esta risa es el resultado de estímulos externos o internos”. Según señala Santos, “esto nos da información acerca de la evolución de la risa en el bebé. Estos primeros actos reflejos en los que aparentemente el feto sonríe, y que se mantienen en los primeros días de vida, empiezan a transformarse. Entre el primer y el tercer mes son una reacción social o exógena; es decir, suceden como consecuencia de estímulos del entorno y ayudan a la consolidación social del bebé. Después de los tres meses de vida, la sonrisa empieza a ser útil, es decir, se emplea como una herramienta o mecanismo para provocar respuestas sociales de los adultos que lo rodean. Más adelante, el niño va a tener respuestas faciales mucho más elaboradas”.

El catedrático de Psicología y de la Emoción y la Motivación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Enrique García Fernández-Abascal, manifiesta que en las primeras semanas de vida el bebé realiza una “protosonrisa”, una sonrisa que “es muy rudimentaria y va dirigida a las personas que conoce como respuesta a ver cubiertas sus necesidades. En realidad”, matiza el especialista, “el bebé estaría ensayando los músculos. A partir de los dos meses aparece un esbozo de sonrisa más social, que consigue captar la atención. La sonrisa verdadera, emocional, aparece al tercer mes, porque todo el aparato psíquico está maduro”. Esta sonrisa, según el catedrático de la UNED, viene acompañada por unas arrugas que aparecen debajo de los ojos, conocidas como la mirada Duchenne – que es un tipo de sonrisa que involucra la contracción de los músculos cigomáticos mayor y menor cerca de la boca, los cuales elevan la comisura de los labios, y el músculo orbicular, cerca de los ojos, cuya contracción eleva las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos-. Estos elementos, según explica Enrique García, “nos permiten diferenciar una sonrisa emocional genuina de una sonrisa artificial, que es aquella que ponemos, por ejemplo, cuando nos hacemos una foto, que se trata de una sonrisa más social”.

Pero esta capacidad de reír que empezamos a incorporar entre nuestras habilidades, incluso antes de nacer, la vamos perdiendo según vamos madurando. Así, algunos investigadores han contabilizado que los bebés se ríen entre 300 y 400 veces al día, frente a las 20 veces o ninguna que lo hacen los adultos. Elena Santos explica que el motivo por el que disminuimos el número de veces que reímos conforme vamos madurando “puede estar relacionado con el hecho de que los niños más pequeños responden a estímulos externos e internos y estos, a estas edades, son muchos y, sobre todo, muy novedosos. Además, utilizan la sonrisa de manera instrumental para conseguir algo y como medio de comunicación, al contrario que en los adultos que no necesitan comunicar o conseguir algo solo a través de la sonrisa”. Asimismo, Santos destaca el arraigo que tiene en la personalidad del ser humano la necesidad de causar buena imagen, por lo que, según afirma la psicóloga, “mientras los adultos se preocupan por este constructo, y en consecuencia modulan más sus interacciones con los otros, los niños sonríen sin pensar en la adecuación o no del acto en sí de reír”.

En lo que la mayoría de los estudios coinciden es en que la risa tiene numerosos beneficios para la salud de las personas, porque, como dice el refranero, “reír alarga la vida”. Por tanto, podemos encontrar tanto beneficios fisiológicos como psicológicos, emocionales y sociales y, por supuesto, un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas. En este aspecto, Elena Santos recalca que “uno de los beneficios más positivos de la risa reside en el hecho de que ayuda a expresar emociones y a eliminar pensamientos negativos. Cuando la persona se ríe de sí misma aumenta su autoestima y desarrolla una actitud de reto o desafío que consiste en hacer frente a tensiones y a situaciones difíciles. La risa promueve el afecto, el entendimiento, el apoyo y el diálogo, y favorece una relación cercana con los otros. Quedarían reflejados por tanto los beneficios tanto a nivel interpersonal como intrapersonal”.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/05/13/mamas_papas/1494658074_671083.html

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El yoga mejora las capacidades de niños con necesidades especiales

Por: Ana Camarero

En el caso de jóvenes con diversidad funcional, esta práctica les permite mejorar el equilibrio, la coordinación y tomar conciencia del cuerpo en el espacio.

Millones de personas practican yoga en el mundo, una disciplina física y mental basada en antiguas tradiciones y cuyo origen se encuentra en la India. Esta actividad ha resultado ser muy beneficiosa en la población adulta y también en la infantil, no solo por sus efectos beneficiosos para la salud, sino también porque ayuda a niños y jóvenes a desarrollar su autoestima, confianza, creatividad e imaginación.

En el caso de niños o jóvenes con diversidad funcional, el yoga les permite, en el aspecto físico, mejorar el equilibrio y la coordinación, desarrollar la percepción del soplo y el dominio respiratorio y tomar conciencia del cuerpo en el espacio. Beneficios, que la recién creada Asociación Yogaespecial quiere promover entre este colectivo y sus familiares. Su presidenta, Arantxa Bermejo, especializada en Yoga para Niños con Necesidades Especiales y Discapacidad, trabaja desde 2007 de forma continuada con niños y personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) , trastorno del espectro autista (TEA), síndrome de Down, microcefalia, parálisis cerebral, problemas de conducta, síndrome de Angelman, síndrome de Perth, fibromialgia, ictus, etc. “En estos colectivos, la práctica del yoga es muy beneficiosa en el plano neurológico ya que, a través de ejercicios suaves y trabajo respiratorio coordinado, se va mejorando la concentración y la atención; se produce la activación del sistema parasimpático y la capacidad de regeneración del cuerpo, las emociones y la mente”, afirma Bermejo.

La Asociación destaca que ofrece una intervención terapéutica que actúa sobre el cuerpo físico, mental y emocional de la persona, llevándola a un estado innato de Ser. Contempla la necesidad de crear un “vínculo especial”, entre el terapeuta y el alumno. La presidenta de Yogaespecial manifiesta que “nuestro objetivo es conectar con el ser humano total, y una vez establecido el vínculo, sacar todo el potencial de nuestros alumnos, poniendo el acento en lo que sí pueden realizar y no en sus limitaciones”.

Asociación Yogaespecial.
Asociación Yogaespecial.
 La práctica continuada del yoga aporta un equilibrio general del sistema nervioso central y, además, en cada caso específico, se adapta la actividad para trabajar las afecciones concretas asociadas a cada persona. Según manifiesta Bermejo, “este tipo de yoga se puede practicar en todos los casos teniendo en cuenta las necesidades de cada persona y sus capacidades; es decir, hay algunas posturas y otras técnicas que se deben adaptar, e incluso inducir por parte del terapeuta -ejercicios respiratorios, estiramientos y posturas suaves- para conseguir los resultados deseados en el campo sensomotriz y neurológico, lo que estimula el aparato circulatorio, sistema digestivo, sistema endocrino y sistema nervioso central”.

En las sesiones hay dos ámbitos de intervención: yoga dirigido a personas con necesidades especiales (déficit de atención e hiperactividad, discalculias, dislexia, disgrafía, etc.) y yoga adaptado para personas con diversidad funcional, como daños cerebrales, TEA, síndrome de Down o microcefalia. A través de diferentes fases del yoga se trabaja el desarrollo de los cinco movimientos básicos de la columna vertebral en función de las posibilidades de cada persona. “En la fase imitativa (reproducir una postura) se puede trabajar con determinados tipos de colectivos, como síndrome de Down, niños con déficit de atención o incluso algunos casos de daños cerebrales muy leves”, explica Arantxa Bermejo, socia fundadora y presidenta de la asociación Yogaespecial.

La Asociación trabaja con todo tipo de necesidades especiales y/o tipos de diversidad funcional. Su presidenta señala que, dependiendo del tipo de diversidad, se consiguen determinados beneficios. Por ejemplo, según señala Bermejo, en aquellos niños con síndrome de Down se detecta una mejora en la respiración, un aumento del tono muscular y un mayor equilibrio. En personas con espectro autista, se observa una mayor capacidad de atención, disminución de las estereotipias, aumento del tiempo de permanencia y mayor contacto con el cuerpo. En otros casos, como niños con daño cerebral, se produce una mejora en el alineamiento sutil del cuerpo, disminución de problemas respiratorios y digestivos y fortalecimiento del sistema nervioso central”. Pero, en todas las necesidades especiales y discapacidades, tal y como destaca Arantxa Bermejo, “se produce un aumento de la relajación del organismo induciendo a la persona a un estado de calma y bienestar que le ayuda a gestionar mejor las situaciones diarias y a aumentar la autoestima basada, fundamentalmente en sus capacidades y potencialidades como ser humano”.

Fuente:http://elpais.com/elpais/2017/04/22/mamas_papas/1492841045_649366.html

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Día del síndrome de Down: el reto de lograr una vida autónoma:

Por: Ana Camarero

En España se calcula que hay entre 34.000 y 35.000 personas con la trisomía.

Este martes 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down.  Este año el tema escogido por Naciones Unidas (ONU) es #MiVozMiComunidad, una campaña a través de la cual se apoya a las personas con síndrome de Down para que puedan expresarse, ser escuchados e influir en la política y la acción del gobierno, con el fin de que se integren plenamente en las comunidades. Y encuentran trabas: el sistema educativo no está pensado para las personas con discapacidad intelectual, lo que dificulta, por esta falta de recursos, su integración y que estas sean capaces de llevar una vida independiente. Lograr que sean autónomos es el objetivo.

El síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra en el par 21 en lugar de los dos que existen habitualmente; por ello, también se conoce como trisomía 21. Este síndrome, como indica su denominación, no es una enfermedad. El efecto que la presencia de esta alteración produce en cada persona es muy variable. Una persona con Down tendrá algún grado de discapacidad intelectual y mostrará algunas características típicas del síndrome, que les hace singulares, con una apariencia y personalidad únicas. En España se calcula que hay entre 34.000 y 35.000 personas con síndrome de Down.

Agustín Matía Amor, gerente de Down España (Federación Española del Síndrome de Down), señala que “las diferencias vienen marcadas sobre todo por la naturaleza de la discapacidad intelectual asociada al síndrome de Down. Son personas con necesidades de apoyo permanente, con un bajo nivel de escolarización, con unos porcentajes de ocupación laboral inferior al de otros colectivos de discapacidad y con algunos problemas de salud propios (tasa elevada de cardiopatías, altísima incidencia de enfermedad de Alzheimer, envejecimiento prematuro o porcentaje elevado de celiaquías)”.

Para estudiar las patologías o enfermedades que suele desarrollar la población que tiene síndrome de Down, el Hospital Universitario de La Princesa ha puesto en funcionamiento una consulta monográfica dedicada en exclusividad a las personas con síndrome de Down. Un centro de referencia único en el mundo junto a otro equivalente en Estados Unidos. Fernando Moldenhauer, del Instituto de Investigación del Hospital Universitario de la Princesa, declara que con la creación de esta consulta se quiere “proporcionar una atención médica personalizada, evitando al mismo tiempo un excesivo intervencionismo médico diagnóstico terapéutico, que es frecuente y justificado en la edad pediátrica”. Un centro que, tal y como señala Moldenhauer, “ofrece una experiencia clínica probablemente única en nuestro entorno en relación con la atención de estas personas, lo que permite centrar la atención en problemas de salud no bien conocidos o ponderados por la mayoría de los médicos que atienden poblaciones adultas de pacientes”.

Con relación a la incorporación de niños y jóvenes con síndrome de Down al ámbito formativo y académico, Agustín Matía afirma que es un colectivo que encuentra muchos obstáculos en su camino a la hora de normalizar su incorporación a la formación académica. Según explica el gerente de Down España, “el sistema educativo en general no está pensado para atender la discapacidad intelectual, ni siquiera una de carácter tan moderado o asumible como es el síndrome de Down”. Asimismo, Matía insiste en que “hay que recordar que el fundamento moderno de la atención a la discapacidad es que la sociedad (también las estructuras educativas) se adapte para apoyar a las personas a las que atiende”. Una paradoja, tal y como Matía subraya, puesto que, en “en este momento, la mayor parte de las personas con síndrome de Down no pueden titular académicamente y sufren un sistema que nos les aporta respuestas inclusivas ni calidad educativa en lo que necesitan”. Una circunstancia que Matía piensa “facilita la presión a las familias y las soluciones excluyentes y segregadoras”, considerándola “una regresión respecto a la integración conseguida en los años 90”

Una opinión que comparte Inés Álvarez Arancedo, presidenta del patronato de Down Madrid, quien apunta que durante las etapas escolares iniciales la integración de una persona con síndrome de Down se produce de manera natural. En la etapa infantil, la relación entre niños con y sin discapacidad es muy fluida, pues ellos lo primero que ven son sus similitudes y no reparan en sus diferencias: a todos los pequeños les gusta jugar, dibujar, cantar, bailar y cada uno lo hace a su manera y a su ritmo. Las diferencias, como explica Álvarez, empiezan a hacerse más notorias a medida que los niños crecen, “pero ello no impide que los niños que han aprendido a compartir espacios educativos vivan también esas diferencias con naturalidad, aprendiendo que hay personas que necesitan más apoyo y que lo importante es que cada uno pueda dar lo mejor de sí mismo. A partir de la adolescencia”, matiza la presidenta de Down Madrid, “es quizás cuando la integración se vuelve más complicada, pues a la brecha educativa se suma la social, ya que los compañeros comienzan a ser más autónomos y ellos todavía son más dependientes de un adulto y ello, a veces, les dificulta compartir actividades fuera del ámbito escolar”.

El objetivo es aumentar la conciencia pública sobre el síndrome y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. También, se quiere resaltar la importancia de conseguir la autonomía e independencia individual de las personas con síndrome de Down, en particular, la libertad de tomar sus propias decisiones.

De hecho, uno de los mayores desafíos con los que se encuentra la población con síndrome de Down es esto, lograr una vida autónoma e independiente en su día a día. Álvarez Arancedo señala que “la autonomía es una de las claves para que los jóvenes y adultos con síndrome de Down puedan continuar desarrollándose en el ámbito personal, y por ello se trabaja en este campo desde una edad muy temprana”. Una labor que resulta todo un reto para el colectivo. En este sentido, Agustín Matía declara que “hay que conseguir que el sistema educativo sea realmente inclusivo en España y que atienda con calidad y eficacia a las necesidades que tienen los alumnos con síndrome de Down. Así como lograr que esta población se incorpore al mercado de trabajo ordinario sin tener que verse abocados a sistemas de inserción laboral segregados o a la inactividad laboral”.

En el Día Mundial del Síndrome de Down, la Federación ha lanzado el anuncio viral “Cambia tu mirada sobre el síndrome de Down”, con el que Down España quiere aumentar la sensibilización social y la visibilidad de estas personas. Un anuncio que, a su vez, forma parte de una campaña global llamada XTUMIRADA, en la que también participan personalidades del mundo de la música, la televisión y la cultura de nuestro país.

Fuente:http://elpais.com/elpais/2017/03/21/mamas_papas/1490084327_179945.html

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Cómo escoger el mejor colegio para nuestros hijos

Por: Ana Camarero 

En breve, las distintas comunidades autónomas abrirán el plazo de admisión de nuevos alumnos en colegios e institutos para el próximo curso 2017-2018

La nueva estación del año que inauguramos hace tan solo unas semanas no solo nos anuncia la llegada del buen tiempo, más horas de luz para disfrutar del ocio, el juego, la familia o los amigos, también nos adentra, aunque parezca una exageración, en una de las etapas más estresantes en la actual vida de los padres españoles: la elección del futuro colegio de sus hijos.

En breve, las distintas comunidades autónomas abrirán el plazo de admisión de nuevos alumnos en colegios e institutos para el próximo curso 2017-2018. Muchos niños entrarán por primera vez en el sistema educativo con tres o seis años, otros abandonarán el colegio para incorporarse al instituto y otros cambiarán sus centros actuales por otros. En cualquiera de los casos, elegir el centro educativo para los hijos supone no solo una prioridad en la familia, sino también una enorme responsabilidad que trae de cabeza a muchos padres, sobre todo cuando el niño va a ser escolarizado por primera vez. La mayor preocupación de los padres o tutores es acertar en una elección que puede marcar el futuro tanto académico como personal de los más jóvenes de la casa. No existen fórmulas mágicas, ni únicas. Se trata de una decisión que se caracteriza por ser totalmente personal.

Entre las preguntas que se hacen los padres para decidir la elección del centro educativo se encuentran algunas como: ¿Cuál será el mejor colegio? ¿Uno bilingüe? ¿El que esté más cerca de casa? ¿El que tenga menos alumnos por clase? O bien, ¿el que disponga de las mejores instalaciones?

Enrique Castillejo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de pedagogos y psicopedagógos de España, señala que la decisión de qué centro será el elegido para nuestros hijos, no es una cuestión baladí ni banal, y debe centrarse en lo que verdaderamente deben importarnos, los hijos. Castillejo manifiesta que “es importante conocer el ideario del centro y que esté en consonancia con nuestras creencias y/o deseos. Si entra en contradicción, es mejor dejarlo; tarde o temprano será una fuente de conflicto”. Asimismo, Castillejo destaca, entre otras prioridades a tener en cuenta, el proyecto educativo que desarrolla el centro, “ya que nos informará sobre los objetivos que se persigue y que nuestro hijo deberá conseguir, recordando siempre que debe ser de interés para el alumno, no para los padres”.

Mikel Egibar, responsable de Educación de Educo, afirma que tal y como señala el pensador y psicopedagogo italiano Francesco Tonucci, “la mejor escuela es la escuela de tu barrio, e indudablemente este es un criterio a tener en cuenta”. Según Egibar, “una escuela cercana permitirá a nuestras hijas e hijos que tengan más tiempo para descansar, para seguir jugando y relacionándose con sus amigas y amigos, que puedan pasar más tiempo con sus familias, y ofrecerá a estas mayores oportunidades de participación en la escuela”. Además, indica que “la posibilidad de que las familias participen y formen parte de las decisiones escolares es un elemento importante a tener en cuenta”.

Para Educo es importante que la escuela esté hecha a medida de la infancia y no al revés. Egibar comenta que este criterio “se centra en una escuela que sueña y se proyecta hacia el futuro pero que está, a su vez, profundamente anclada en el presente y en la vida; significa que es un escuela que da la bienvenida y acoge con respeto y cariño a nuestras hijas e hijos; que busca su desarrollo integral; caracterizada por el buen trato y donde el conflicto se entiende como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje”. En definitiva, finaliza Egibar, “una escuela que reconozca y confíe en las capacidades de los niños y niños y potencie su autonomía y la cooperación entre aprendientes. Una escuela que rescate el valor de las diferencias y se construye desde la diversidad”.

Desde la Fundación Trilema, su presidenta Carmen Pellicer subraya que la escuela debe combinar la calidez y la calidad de las relaciones humanas –que es lo que más educa– con un proyecto educativo que sea valioso. El nivel académico que tenga es un factor, pero no es el más importante. En su opinión, “lo esencial es que el entorno afectivo y emocional en el que el niño se desenvuelva tenga una calidad humana excepcional; que los docentes tengan una buena preparación profesional, pero que el ambiente sea amable para que los niños sean felices en ese entorno”. Pellicer reitera que los padres deben elegir una escuela abierta a la familia para que pueda participar del aprendizaje y comparta con los docentes muchas de las iniciativas. Y hace hincapié en que “debe ser una escuela con un compromiso activo con la innovación y que permita el desarrollo de estrategias que fomenten el pensamiento crítico y creativo, así como una educación en valores potente y abierta, también, a la localidad”.

Por último, Carlos Fernández, presidente de la Asociación de Profesores de Madrid EDUCALIDAD, considera que el elemento que marca la diferencia y que resulta ser el pilar de la educación es el profesor. “Es importante averiguar cómo actúan los profesores del centro en las múltiples facetas del educador: capacidad de comunicación y motivación, adaptación al alumno, evaluación del rendimiento, etc. La actitud del profesor depende del equipo directivo, por lo que también es fundamental conocer su línea de trabajo, especialmente en gestión de recursos, aplicación de las normas y comunicación con los padres”, resalta Fernández.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/04/10/mamas_papas/1491807289_623882.html

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