Reflexiones sobre la educación

Por: Antonio Pedro Marquina

La vida del hombre sobre la tierra tiene carácter de “misión”. En esta tarea que va a ocupar la vida entera, lo natural, es aspirar a ser útil a la sociedad.

A la hora de realizarse, el hombre elige: o vida civil, o religiosa.

La vida civil, lleva por su propia naturaleza a la familia, ámbito educador por excelencia, además de, escuela de abnegación, de entrega y de madurez, donde cada miembro tiene su papel, activo y pasivo. Merece la pena recordar aquí que la familia, como primera célula de la sociedad, necesita de un clima de libertad. Sin libertad, no se podría hablar de educación, sino de manipulación de las conciencias.

En el reino animal, vemos que por “ley natural” toda cría depende de sus padres hasta que pueda valerse por sí misma. En este sentido su dependencia es total, y los padres “insustituibles”. Basta recordar esos Grandes Documentales, donde se nos muestra machaconamente una y otra vez, cómo, macho y hembra tras su parada nupcial, se reparten responsabilidades, se desvelan por sus hijos y arriesgan sus vidas en su defensa. Los alimentan y los adiestran con vistas a una vida futura, independiente y libre.

Para que esas crías sean independientes y libres, precisan un adiestramiento, una educación previa, en un clima de libertad. Intervenir de una u otra forma para mejorar, lo que es natural en la especie animal, sustituyendo a los padres, seria a todas luces, un desatino.

En la especie humana, igual. Los Padres son los que tienen el derecho y el deber de defender el equilibrio físico y psicológico de sus hijos, las criaturas más desvalidas de la especie animal y que por más tiempo necesitan de sus padres. De ahí nace la necesidad de una estabilidad en la unión de los padres. El Matrimonio, es algo más que el deseo de la pareja de vivir juntos, porque, tiene por fin la procreación de los hijos y la obligación de educarlos convenientemente, y porque crea algo nuevo: “la familia”. De la misión trascendente de los hijos, nace la indisolubilidad de esa unión. El matrimonio no es, un mero contrato que pueda romperse sin responsabilidad, y sin perjuicio de terceros.

LOS PADRES, ¿tienen derecho a la educación de sus hijos? ¡Por supuesto que sí! ¿Por qué? Porque el hombre tiende a dejar una imagen suya en sus hijos; porque en las relaciones paterno-filiales está presente una fuerza imprescindible en educación, que es la fuerza del “amor”; porque la autoridad, necesaria para la educación, tiene en los padres su fundamento natural, y porque el niño, se siente bien en el seno de la familia, que es fuente de amor y por tanto, de seguridad y estabilidad.

EL ESTADO, ¿tiene derechos en materia de educación? ¡Sí! Tiene el derecho y el deber de garantizar escuelas, en número y calidad para asegurar un óptimo nivel educativo y cultural. Pero no, para imponer formas educativas contrarias a la libertad de los padres. Son los ciudadanos los que construyen el Estado, por lo que no está el Estado para dominarlos. Sino para representarlos. Del Estado no somos ni hijos, ni súbditos.

LA IGLESIA, ¿tiene algo que ver en la educación? Tiene el derecho y el deber de llamar la atención, cuando haya algo que ponga en peligro la salvación de las almas.

Desde la antigüedad, el dominio de los pueblos ha sido por la fuerza bruta, y el terror. En estos tiempos modernos se emplean medios más sofisticados: el engaño; el uso de las leyes para fines partidarios, por el uso arbitrario de medios de difusión; subvenciones, que hacen a las gentes dependientes; manipulación de mentes infantiles, desde la escuela; etc. Defenderse de estas tramas organizadas no es fácil, hace falta valor y sobre todo confiar en la fuerza de la verdad.

La educación, por tanto, debe ser integral, completa, (también en materia moral y religiosa), con pleno derecho a la libertad personal y con sentido de justicia social.

Decía Sócrates: “El conocimiento es la Virtud. Solo si se sabe, se puede divisar el Bien”

La civilización actual, tal vez más que nunca, está gravemente amenazada de dirigismo y politización, sobre todo, en materia cultural y educativa. Los gobiernos, deberían evitar la utilización de la escuela “pública” como monopolio estatal, porque priva de libertad y es contrario a los derechos naturales de los padres; al progreso; a la divulgación de la cultura; a la convivencia pacífica; y al pluralismo social.

Tomado de: http://www.diariovoces.com.pe/62123/reflexiones-educacion»

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