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Datos y evidencias en las escuelas de CABA

Por: Adriana Puiggrós

Acabo de pasar por dos escuelas de mi barrio que tienen letreros anunciando cuáles burbujas están cerradas, y me pregunté cuántas personas estarían afectadas por cada burbuja. Como las escuelas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires(CABA) tienen números dispares y azarosos de alumnos por grado, tomé un promedio aproximado de 25 chicos, algo que sería razonable, y sumo la/el docente. Suponiendo que cada uno pertenece a una familia de cuatro miembros, estarían afectados al menos 104 habitantes de la ciudad. Por supuesto este cálculo no puede cerrarse como la burbuja puesto que la covid-19 no respeta sus límites y todavía resulta difícil pronosticar su trayectoria. No obstante, el gobierno de la CABA dice tener “datos y evidencias” para tomar sus decisiones, y guarda secretamente las fuentes de los datos. En cuanto a lo evidente, se trata por definición de algo que es tan claro y patente que no puede ser puesto en duda o negado.

Los habitantes de la ciudad tienen el derecho a la duda, especialmente cuando no existe fundamentación basada en los supuestos datos. Y ese es el problema que planteo, que en lugar de hacer públicos los fundamentos de decisiones en las que se juega la salud y/o la vida de muchos, y en particular de los chicos, se las acompañe de artilugios. Tomemos algunas afirmaciones del gobierno de la ciudad: “los datos muestran que los chicos tampoco se contagian camino a la escuela”; “hoy en el mundo entero es contundente la evidencia de la necesidad de que los chicos vayan a las clases con sus docentes y compañeros”; “nuestro objetivo es lograr que todos los chicos vayan todos los días a la escuela, con la mayor presencialidad posible”.

Vamos a coincidir con los dos últimos enunciados, que son expresiones de Perogrullo. En general resulta conveniente que los alumnos vayan a la escuela y que lo hagan con otros alumnos y con docentes, de lo contrario no existiría la escuela. En cuanto a que el camino de casa a la escuela esté libre de contagios, es algo más dudoso. El propio gobierno de la ciudad lo sospecha y ha dicho que “el transporte público: será prioritario para estudiantes y docentes en los horarios de ingreso y egreso a las escuelas”, pero no toma medidas para garantizarlo, sino que apela a la cooperación espontánea. Aún suponiendo que el gobierno de la CABA cuente con fuentes de los “datos”, debemos decir que son algo inciertos y variables. Ejemplo de ello es la diferencia en las ilusorias burbujas, que este año pasó a ser el propio grado escolar, que existía desde hace más de un siglo. Tampoco importa “cómo se organicen dentro de la escuela los distintos espacios” o sea que la escuela pasó a ser la burbuja. Los docentes, “a diferencia del año pasado, pueden ir rotando en distintos grupos”, pero el anuncio que garantizaba el testeo obligatorio de todos los docentes cada 15 días, quedó en anuncio pues nunca llegó a aplicarse de manera obligatoria. Igual, los docentes han sostenido el año escolar 2020 y lo siguen haciendo en todos los soportes tecnológicos aunque sea a riesgo de su salud.

Ahora bien. ¿Cuál es la discusión de fondo? El gobierno de la CABA dice que no elegirá entre salud y educación, sin atender a la “evidencia” de que para ir a la escuela a enseñar o aprender es indispensable estar viva/o y sana/o, cada uno y su entorno. Por eso la discusión presencialidad/no presencialidad está fuera de lugar. Para ir a la escuela es necesario estar físicamente presente, de modo que deberán evaluarse las medidas sanitarias tomadas para garantizarlo. En cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje, es obligación del gobierno de la ciudad disponer todos los recursos financieros y pedagógicos para evitar su interrupción. Que los chicos, sus docentes o sus familiares se enfermen es un factor de interrupción. Prevenir que se enfermen no necesariamente lo es, en la medida que se organice el trabajo educativo con soportes que puedan sustituir o alternar la presencialidad durante la situación dramática de la pandemia. Aquí reaparece la cuestión de los datos: ¿cuál fue la inversión de la CABA para equipar tecnológicamente a las escuelas, los docentes y los alumnos? ¿Cuál en materiales impresos, cuadernillos, libros? La “evidencia” es que no sólo hay escuelas sin computadoras ni libros, sino carentes de calefacción, y el “dato” es que el gobierno de la ciudad pide a los chicos que concurran con sus frazadas. Hay fotos que no son “evidencias” sino datos.

En cuanto al carácter dramático que el gobierno de la CABA otorga a la “pérdida” de conocimientos, hay que informar que la enseñanza no se mide por hora, sino por trayectorias prolongadas. La situación obliga a la reconfiguración de las curricula, que están cargados de contenidos desactualizados, ajenos a los intereses de los alumnos y a su vida. No se trata de pasar a una planificación light o naif, sino de realizar una adecuación en el contexto de los ciclos que componen cada nivel escolar, dando paso a proyectos de interés, en los cuales confluyan las diversas áreas del conocimiento. Claro que para ello hay que tomarse en serio la educación pública, ubicándola en el lugar principal que le otorgan la Constitución Nacional, la Constitución de la jurisdicción y las leyes.

*Asesora Presidencial

 Imagen: Guadalupe Lombardo

Fuente e Imagen: https://www.pagina12.com.ar/354322-datos-y-evidencias-en-las-escuelas-de-caba

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Una educación humana, pese al coronavirus

La pandemia de covid-19 encontró a los sistemas educativos latinoamericanos heridos o mortalmente dañados. Las políticas de privatización del mercado educativo habían actuado a fondo en la mayor parte de América Latina. Argentina y México conservaban la integridad de sus sistemas, en gran medida por la lucha de los docentes, y de las acciones de los gobiernos de Alberto Fernández y Andrés M. López Obrador. En tanto, la desigualdad del cumplimiento del derecho a la educación se verificaba entre todos los países, en el interior de cada uno de ellos, con especial acento en las zonas rurales, las periferias pobres de las grandes ciudades, las comunidades aborígenes, los grupos necesitados de una educación especial. No obstante, las prospectivas mostraban una tendencia a la universalización de la educación primaria y secundaria en pocas décadas (aunque relativa a las políticas educativas y socio económicas). Al mismo tiempo, se verificaba un voraz avance del mercado de la educación sobre la educación pública, a la vez que lentitud por parte de esta última para apropiarse de las nuevas tecnologías.
El coronavirus cayó de manera inesperada sobre una educación que no había incluido entre sus prioridades a la educación ambiental, como que el problema del medio ambiente no había sido asumido plenamente por las sociedades. La pandemia afectó la vida de las personas. Las tres instituciones principales que las cobijaban y constituían, la familia, el trabajo y la escuela, habían tardado tres siglos en diferenciarse y repentinamente se vieron superpuestas, confundidas. Los avances de las formas de trabajo individualizado y a destajo, y la educación en el aislamiento, se acentuaron por urgencias sanitarias. Las personas se comprendieron como objetos indefensos de la globalización. El grupo etario que probablemente resulta más afectado en su educación, el adolescente, estaba buscando caminos de libertad, cuando advirtió que su supervivencia dependía del aislamiento dentro de su familia.
Lo podemos tomar como ejemplo de trastornos en el orden afectivo, en las nociones espacio-temporales, en los vínculos del propio cuerpo con el entorno. Una elemental asociación nos remite a la teoría higienista que influyó notablemente en los años de construcción de nuestro sistema escolar, desde fines del Siglo XIX, y cuyas huellas persisten: tomar distancia en las filas escolares y los guardapolvos blancos, por ejemplo. Pero hay al menos una diferencia esencial: el higienismo colaboró con la homogeneización de los alumnos y la enseñanza, excluyendo toda diferencia. Instaló el temor al otro.
En cambio, hoy la política educativa del gobierno nacional y las jurisdicciones es consciente de la necesidad de prevenir nuevas formas de discriminación que puede producir el distinto acceso a las enseñanzas que distribuyen por distintos medios (portales, TV, radio, cuadernillos, libros), así como de la complejidad de las formas de reagrupamiento escolar que deberán producirse preventivamente cuando se retome la presencialidad. Siendo la igualdad del derecho a la educación nuestro Norte, no solamente podremos retomar el camino de la universalización de la educación, sino producir cambios en lo que se enseña y aprende y en la organización de las instituciones educativas, así como avanzar en una relación entre la educación virtual y la presencial que asegure la centralidad de esta última. O sea, resguardar el vínculo humano, intrínseco a la educación.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/271650-una-educacion-humana-pese-al-coronavirus
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La pedagogía frente a las transformaciones actuales.

Por Adriana Puigrós.

El Programa Alternativas Pedagógicas y Prospectiva Educativa en América Latina (APPeAL), fundado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en enero de 1981, en el marco del reconocimiento que se le otorgara a la Dra Puigrós realizado el lunes 19 de septiembre, se llevó a cabo el Encuentro titulado «La pedagogía frente a las transformaciones actuales. Diálogo entre generaciones», cuyo objetivo fue abrir un espacio de intercambio y reflexión con la Dra. Puigrós y la comunidad.

En el siguiente video la interesante disertación de la Dra Puiggrós:

 

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No es sólo contra los docentes, es contra la escuela

Por: Adriana Puiggros

Para el avance de las corporaciones sobre la educación han sido particularmente significativos el retiro de los Estados Unidos de la UNESCO en 1984; el Consenso de Washington, en 1989; el Acuerdo General de Comercio de Servicios de la OMC de 1995 (cuyo apartado IV establece la “liberación progresiva” de la educación por parte de los países miembros), la inclusión de la educación superior en la lista de bienes transables por parte de la OMC en 1999; el Acuerdo de Bolonia de 1999. El mercado avanzó sobre los consensos internacionales derivados de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en los cuales la educación había quedado establecida como un derecho. Desde el punto de vista del negocio de la educación, la tecnología es vista como una posibilidad de sustituir a la escuela y a los maestros por diversos programas que ya venden masivamente empresas, ONG y fundaciones a nivel internacional. La flexibilización laboral de la contratación docente se impuso como prioridad para grandes inversores en el nuevo mercado mudial del rubro educación, que mueve más de 5 billones de dólares anuales. El negocio de la educación está creciendo de manera exponencial en el mundo. Tan sólo la educación superior privada concentra cerca de cien millones del estudiantes. Según distintos cálculos de algunos investigadores, partiendo de un arancel mínimo de 1000 US$ anuales por cada uno (que es muy bajo) el aporte de la educación superior privada al mercado global alcanzaría los 31.500 millones de dólares por año.

La distancia entre el lenguaje economicista y el lenguaje pedagógico se acortó peligrosamente. Economistas liberales de las universidades estadounidenses revivieron la antigua discusión acerca del origen de la riqueza, impactando las concepciones pedagógicas, psicopedagógicas y las político educativas. En tanto se insiste en que sólo el conocimiento es el productor de riqueza al agregar valor al producto, se difunde alcanzando tonos publicitarios la deshumanización del trabajador y a la descalificación de su función. Tal operación consiste en desprender del hombre el conocimiento, para constituir un nuevo fetiche al servicio del ocultamiento del valor del trabajo. Los trabajadores de la educación son “evaluados” como cargas presupuestarias, excesos impositivos prescindibles y antiguedades pre tecnológicas. La disminución del personal docente con la excusa de su posible reemplazo por medios tecnològicos, y la rebaja drástica de sus salarios, se instalaron como el argumento natural de los nuevos propietarios de la educación.

Ya desde fines de los años 80, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, así como el Club de París y los más importantes bancos privados europeos, se introdujeron en el campo de la educación latinoamericana con préstamos acompañados de directivas formuladas de manera taxativa en relación a la reforma de los sistemas escolares y las universidades. Eficiencia, eficacia, equidad, accountability, management, arancelamiento, tercerización, evaluación, fueron algunos de los términos que sustituyeron a la “educación común”, la igualdad de derechos, la democracia educativa, la educación pública.

En los Estados Unidos, educadores, periodistas de los principales diarios y los dos grandes sindicatos de educadores, la National Education Association (NEA) y la American Federation of Teachers (AFT), miembros de la Internacional de la Educación, denunciaron el uso de la educación como un instrumento para el sometimiento cultural; asimismo rechazaron las escuelas “charter”( son las estatales privatizadas), los vouchers (bonos individuales que sustituyen el presupuesto educativo) y las diversas formas de privatización de la educación publica explícitas o encubiertas.

Los actuales tratados de libre comercio incluyen a la educación con la finalidad práctica de comprar y vender. Los medios de comunicación dominados por la publicidad usan los vínculos entre madre e hijos reducidos a la mancha de tinta en la remera que arregla con el nuevo quitamanchas, la nueva figura del padre que se hace presente cocinando puré sintético, la escena donde la mayonesa light une a la familia, el grupo de adolescentes deleitados por las papas fritas y unidos por litros de cerveza. Es muy raro que en esos avisos aparezca un maestro o maestra. La televisión e Internet están plagados de publicidades de empresas de autoeducación en múltiples rubros. Generalmente son presentadas por un educador sonriente con perfil del empleado del año de Mc Donald.

En nuestro país, la situación, que hasta hace pocos años era vista solo por los especialistas y los gremios como un peligro futuro, se manifiesta desde que asumió el gobierno Mauricio Macri sin reparos, como una compleja trama de inversiones privadas, normativas locales y nacionales, tratados internacionales, arreglos entre fundaciones privadas y establecimientos públicos, y situaciones de hecho de privatización que se presentan como experiencias pedagógicas. El shopping de educación que veíamos en la época de Menem como intentos en algunos colegios, se ha generalizado cobrando dimensiones inéditas. En los medios se ha instalado una maquinaria de reelaboración del discurso educativo que va destruyendo los soportes simbólicos de la educación moderna. Los intereses de Microsoft, Pearson, Banco Santander, Google, entre otras, actúan de manera directa en el país a través del Ministerio de Educación y Deportes. Desde el arco oficial no hay disimulo al respecto, porque consideran que es lo adecuado. Paralelamente, se suman cada vez más fundaciones y empresas destinadas a vender servicios educativos, tales como GEM, Junior Achievement, Eidos o programas como Teach for America, Educar y Crecer, entre otras.

Por ejemplo, este último programa tiene como donantes a la Fundación Benito Roggio, Chevron Argentina y Johnson & Johnson. Usan un modelo de “franquicia social” destinado a promover que diversos actores sociales se dediquen a la educación. Les facilita material didáctico, capacitación y asesoramiento. Sin mucho esfuerzo de imaginación leemos este programa acompañándolo como música de fondo con el tintineo de la frase múltiples veces repetida por conductores de programas televisivos, redactores de editoriales de diarios liberales y economistas devenidos en pedagogos: “¡La Escuela Pública está en decadencia!”.

La acción siguiente es la convocatoria a voluntarios para que reemplacen a los maestros y profesores, condenados. No se trata de reacciones circunstanciales o un mal humor pasajero de algunos funcionarios. Por el contrario, los voluntarios sustituyendo a los docentes profesionales son sujetos centrales de la compra-venta de educación. Si agregamos la convocatoria pública que hizo en Dubai el ministro Bullrich a inversores extranjeros en educación, sosteniendo que “nosotros no podemos”(arreglar la educación) se aclara el sentido de que se trate de introducir como “co-docentes” en las escuelas primarias y técnicas a personas contratadas por “Teach for Argentina”, sin capacitación, fuera del convenio colectivo de trabajo, contratadas como monotributistas con bajos salarios, como co-docentes. Uno de los titulares de esa fundación es Gabriel Sánchez Zinny, hasta hace pocos días director del Instituto Nacional de Educación Técnica (INET). La mencionada fundación es de la familia de “Teach for all” y “Teach for America”, dedicadas a la formación de líderes y educadores en comunidades indígenas y marginales, especialmente en Uganda y Ghana, a las cuales ellos consideran naturalmente inferiores. Acordar que organizaciones con esa ideología penetren nuestras escuelas reemplazando a los docentes es lógico que aparezca como una solución para quienes ven la educación pública argentina poblada de seres incultos y culturalmente atrasados. El propio presidente Mauricio Macri lamentó que exista “una terrible inequidad, de aquel que puede ir a una escuela privada versus aquel que tiene que caer en la escuela pública”

El domingo fueron reprimidos los docentes que trataron de armar una escuela frente al Congreso de la Nación. El gobierno no respeta las leyes que protegen el trabajo docente y la escuela, no solo la pública sino todas las escuelas. Ese es el fondo de la cuestión: la desescolarización a manos de las corporaciones va muy a fondo, avanza hacia un cambio civilizatorio, sólo comparable con el que imaginó Aldous Huxley en su novela Un mundo feliz. Por eso es indispensable que la ciudadanía comprenda que no se está atacado tan solo los derechos de los docentes sino los suyos propios. Son los derechos de los familiares y de los propios niños y adolescentes los perjudicados cuando el gobierno se niega a sentarse en la paritaria, suspende la capacitación de los docentes, los reprime y se dedica a hacer negocios con la educación pública.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225238&titular=no-es-s%F3lo-contra-los-docentes-es-contra-la-escuela-

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Los “errores” de la OCDE en educación

Desde que las grandes corporaciones descubrieron que la educación puede ser un mercado de enormes ganancias potenciales, cuya clientela está asegurada porque la natalidad humana es persistente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cumpliendo con su mandato como “Club de los países ricos” asumió la tarea de gendarme de la “calidad” educativa en el mundo. Las herramientas que utiliza son pruebas de evaluación tomadas en una muestra de escuelas de los países que son socios de aquel organismo. Estos deben someterse a evaluaciones bianuales cuyos resultados son ordenados en un ranking. Esa escala se construye en base a una comparación de objetos incomparables pues los sistemas escolares son distintos entre muchos países: la cantidad de años obligatorios, la relación entre educación pública y privada, la cantidad de horas diarias y anuales de clase, las diferencias culturales y el ritmo de desarrrollo regional de los sistemas.

El hecho es que, de acuerdo a las pruebas internacionales, entre 2006 y 2009 los resultados de Argentina habían mejorado y luego se estabilizaron, pero la prueba tomada en 2015 muestra una significativa mejora. Estos resultados cayeron mal en el gobierno de Macri, que ha venido sosteniendo que la Argentina baja en la escala por culpa de “la herencia recibida”, que el sistema educativo está diseñado “para hacer chorizos” (¡ay, pobre Sarmiento al que el Ministro de Educación dijo querer reivindicar!) y que harán una nueva “Campaña al Desierto”. Se sospecha que el gobierno ha hecho ingentes esfuerzos para evitar que la OCDE incluyera a la Argentina en el nuevo ranking, cosa que, de acuerdo a las declaraciones del director de la prueba Pisa Andreas Schleicher (La Nación 5/12), la organización tuvo en cuenta. ¡Lo pensaron! ¿Consideraron la posibilidad de eliminar a la Argentina del ranking porque la política educativa del gobierno kirchnerista fue exitosa pero sobre todo porque pone en cuestión la consideración de que hay “grasa que sobra” entre el alumnado, la culpabilización y descalificación de los docentes, la desvalorización de la escuela pública a favor de los negocios pedagógicos?. Como si fuera poco, “La Nación” acota que “aún cuando los resultados muestren una mejora, no serán buenas noticias para la Argentina”. La OCDE optó por acordar una solución de compromiso, como expresan las declaraciones de Schleicher: colocar un asterisco, junto al resultado de Argentina en el listado para expresar duda, y echarle la culpa al país aduciendo que ellos solamente analizan la muestra que envía cada cliente( país) y que nuestra muestra contuvo errores. Pero precisamente aquellos que la OCDE considera errores no son otra cosa que las particularidades de la vida escolar de cualquier país. En el caso argentino (recordemos que desde la reforma menemista existen tantos sistemas como provincias y una coordinación en el Consejo Federal de Educación) los sistemas escolares están en proceso de cambio de acuerdo a la elección que hizo cada provincia respecto a la duración de seis o siete años del nivel primario y cinco o seis del secundario. La rigidez de los instrumentos que utiliza la OCDE no permiten adecuación alguna a los cambios que se producen en el objeto que miden, de manera que toda inadecuación a las respuestas al formato aplicado es considerada negativa. Queda así confirmada la crítica que vienen haciendo Ctera, los demás gremios y muchos especialistas de los países afectados, sobre el desprecio de las pruebas internacionales estandartizadas por las distintas culturas y realidades sociales. Esta vez los instrumentos de la evaluación chocaron en la Argentina contra la realidad: los sistemas educativos cambian y no pueden ser medidos de un único momento sino que se requiere tomar en cuenta procesos. Evaluar como se debe la educación no admite la “instantánea” sino que requiere el análisis de una película. Una buena película argentina película no proporcionaría resultados satisfactorios ni para el gobierno de Macri ni para la OCDE. Por otra parte, hace unas semanas se dieron a conocer los resultados del TIMSS, otra prueba internacional que utiliza una lógica y metodología semejante al PISA de la OCDE. El objeto de análisis fue la educación en la ciudad de Buenos Aires y la prensa oficial no pudo ocultar los resultados negativos. Empero, el Pisa muestra una mejora significativa de la educación( o sea del trabajo que hacen docentes y alumnos) en la misma jurisdicción. ¿A quién creerle? Sin duda la vida en nuestros colegios transcurre en registros muy diferentes del que orienta a la OCDE o “Club de los países ricos” convertido en pedagogo, y al gobierno cuyo sentimiento profundo es “cuanto peor mejor”. Pero el mayor escándalo es que un organismo internacional se preste a acuerdos sobre resultados con un gobierno, si esas conversaciones han existido de acuerdo a las declaraciones de Andreas Schleicher.

Evaluar significa en la lógica aristotélica que el orden social sigue las jerarquías del orden natural. Atribuir y adjudicar valor a un objeto o sujeto teniendo en cuenta jerarquías de inferioridad y superioridad en un orden que garantice su interdependencia es una condición de las pruebas que aplica el “Club de los países ricos” a sus países clientes. Que los resultados obtenidos por el PISA muestren una mejora de la Argentina en su escala, no quiere decir que esa evaluación y sus semejantes se hayan vuelto repentinamente confiables. Lo son menos aún, dado que la relatividad de la postura objetiva de quienes dirigen el PISA ha quedado en evidencia al acceder a los intercambios que haya habido con el gobierno antes de dar a conocer los resultados.

Es posible, y los argentinos necesitamos, conocer la marcha de nuestra educación desde criterios elaborados desde un orden de ideas democráticas. Tenemos profesionales del mejor nivel y con amplia experiencia en evaluaciones cuanti y cualitativas y docentes dispuestos a participar activamente. Proseguir la serie comenzada por el Operativo Nacional de Evaluación del MCyE hace varios años sería una primera medida para sanear esta situación.

* Doctora en Pedagogía, ex diputada.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/7165-los-errores-de-la-ocde-en-educacion

(Foto: Alejandro Elías)

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