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La pedagogía de la solidaridad

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

La solidaridad es uno de los valores más entrañables que poseen los seres humanos. A través de ella los pueblos expresan su ternura. Mirar desde lo alto al caído y extenderle la mano para que se yerga significa mostrar desprendimiento, otro valor invaluable, que justifica que alguien vea por encima del hombro al otro. Darle un abrazo al que ha sido difamado o al que atraviesa una tragedia o al que se sumerge en la desgracia eleva a la máxima potencia a quien abriga ese amor infinito a la humanidad. El sustento de la solidaridad y el desprendimiento es otro valor: la sensibilidad. Dice Simón Rodríguez que “es menester ser muy sensible y tener mucha imaginación, para convertir el mal ajeno en propio, y compadecer en lugar de lastimarse solamente”. Acá el visionario caraqueño coloca pragmáticamente otro elemento: la acción revolucionaria.

Luis María Drago

Cuando “la planta insolente del extranjero” bombardeó las costas de Venezuela, el canciller argentino Luis María Drago (1859-1921) no dudó en solidarizarse con nuestro presidente Cipriano Castro (1858-1924) desenmascarando la Doctrina Monroe y accionando la doctrina jurídica que lleva su apellido el 29 de diciembre de 1902, con la que establece que ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera. Ante el ataque del Reino Unido, Alemania e Italia, Estados Unidos replicó que, como país, no apoyaría a un estado americano que sufriese ataques bélicos como respuesta a la negativa de pagar sus deudas, pretendiendo que la Doctrina Monroe sólo se aplicaría cuando dicho país sufriese ataques de potencias europeas motivadas por la intención de recuperar territorios americanos y colonizarlos, argumento que se desmoronó cuando Estados Unidos apoyó a su madre británica en la guerra de Las Malvinas entre abril y junio de 1982.

Protectores, socorristas y salvadores

Hay muchas personas que poseen los valores de la solidaridad, el desprendimiento y la sensibilidad y que si tienen un lugar en la historia es porque accionaron un plan para que estos se conjuguen para alcanzar el noble propósito de la libertad. En las décadas puntofijistas de los años sesenta, setenta, ochenta y noventa del siglo XX, muchas guerrilleras y guerrilleros fueron enconchados en casas de heroínas y héroes anónimos venezolanos. Seres humanos como el diplomático sueco Harald Edelstam (1913-1989), el periodista estadounidense Varian Fry (1907-1967), el sacerdote irlandés Hugh O’Flaherty (1898-1963) y el maestro mexicano Gilberto Bosques Saldívar (1892-1995) salvaron a otros en circunstancias políticamente comprometidas durante la segunda guerra euroasiática, mal conocida como Segunda Guerra Mundial. Edelstam protegió y rescató a comunistas y a personas de religión judía víctimas del régimen de Vidkun Quisling quien llegó al poder en Noruega por un golpe de Estado apoyado por el nazismo. En Chile en 1973, hizo lo mismo con numerosos perseguidos políticos después del golpe militar de Augusto Pinochet. La filósofa alemana Hannah Arendt, el escultor francés Jean Arp, el pintor bielorruso Marc Chagall, el artista francés Marcel Duchamp, el artista alemán Max Ernst, el artista cubano Wifredo Lam, el cineasta alemán Max Ophüls y el escritor alemán Heinrich Mann le deben la vida a Varian Fry.

O’Flaherty logró esconder a cuatro mil soldados aliados en apartamentos, granjas y conventos. Solía utilizar diferentes disfraces cuando salía fuera de la zona de restricción del Vaticano, delimitada por las autoridades nazis. A O’Flaherty sólo lo guiaba su fe en Cristo, nunca esperó permiso de sus superiores. Consiguió la ayuda de comunistas, de otros sacerdotes, de dos agentes que trabajaban para Francia libre y de un conde suizo.

Gilberto Bosques contra Monroe

El 20 de julio de 1892, nace en Chiautla de Tapia, Puebla, el maestro, periodista, político, profesor universitario y diplomático Gilberto Bosques Saldívar. Comienza a trabajar como ayudante en la Escuela Primaria José María Lafragua en tiempos de la Revolución Mexicana, cuando el 21 de abril de 1914, el ejército de Estados Unidos invade a México por segunda vez. En esta ocasión el ataque fue al puerto de Veracruz y el objetivo era intervenir en los asuntos políticos en un país dividido por la Revolución Mexicana. Bosques solicita permiso para sumarse en las filas antiimperialistas del grupo “Voluntarios de San Carlos a la defensa del País”. Una vez concluida su participación, regresa para titularse como Profesor Normalista. Paralelamente se une a las filas de Venustiano Carranza quien lo comisiona para la organización de la Nueva Escuela de la Revolución en 1916. En esta época organiza el Primer Congreso Pedagógico Nacional, que se llevaría a cabo en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala. Su vínculo con el presidente Lázaro Cárdenas dejó frutos como la reforma al tercer artículo constitucional que incluyó la educación socialista. En materia de política exterior, el mandatario fue un luchador infatigable en contra del fascismo razón por la que fustigó la invasión italiana de Abisinia y la anexión de Austria por parte de Alemania y apoyó militarmente a la República Española. Bosques, hasta 1937, fue presidente de la Cámara de Diputados, posteriormente Secretario de Prensa y Propaganda del gobernante Partido de la Revolución Mexicana y director del periódico El Nacional. En 1938 ingresa al comité de apoyo de la Liga Pro-Cultura Alemana en México, fundada por los entonces pocos alemanes opositores a Hitler como conferencista donde vapuleaba la ideología, política y economía del régimen nazi.

Salvar vidas

En 1939, ocurrieron dos hechos cruciales en Europa: la falange española comandada por Francisco Franco derrota a la República Española y Hitler invade Polonia dando inicio a la segunda guerra euroasiática. El presidente Lázaro Cárdenas nombra a Bosques cónsul general de México en Marsella, cargo que ocupará hasta 1942. Desde esta trinchera, formó al personal del consulado para que se entregaran a la causa de la humanidad y dejaran atrás las formalidades propias de la diplomacia. Firmó más de 40 mil visas para que personas perseguidas por el fascismo abandonaran Europa y se refugiaran en México. Allí salvó la vida de muchos republicanos españoles, como por ejemplo, los políticos socialistas Julio Álvarez del Vayo (1891-1975) y Luis Nicolau d’Olwer (1888-1961), el militar Carlos Romero Giménez (1890-1978), la filósofa María Zambrano (1904-1961), el poeta Manuel Altolaguirre (1905-1959) y el escritor Max Aub (1903-1972), así como de la escritora alemana Anna Seghers (1900-1983), los activistas comunistas alemanes Paul Merker (1894-1969) y Bodo Uhse (1904-1963), el artista surrealista austríaco Wolfgang Paalen (1905-1959), el fotógrafo alemán Walter Reuter (1906-2005), la física austríaca Marietta Blau (1894-1970), el periodista checo Egon Erwin Kisch (1885-1948), entre otras personalidades.

Entre 1942 y 1944, Bosques fue el encargado de Negocios del consulado mexicano en Vichy, Francia. Fue prisionero en Alemania entre 1943 y 1944. Entre 1946 y 1953 fue enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Portugal, Suecia y Finlandia, y entre 1953 y 1964 Ministro Plenipotenciarío en La Habana, Cuba, donde se hizo amigo de Fidel Castro, Raúl Castro y Ernesto «Che» Guevara.

El tiempo

El 4 de julio de 1995, fallece en la ciudad de México a los 102 años de edad. Gilberto Bosques se convirtió en un pequeño sol con raíces que regó de solidaridad para impulsar su propia batalla contra la guadaña. Su lema fue: «Salvar vidas y más vidas». No permitamos nunca que la desmemoria amenace el tesoro revolucionario que vive en nuestra historia de la Patria Grande. En algún día de su longeva existencia, Gilberto Bosques Saldívar nos dijo en que consistía su vida: “el tiempo del alba se lo damos a la alondra. El tiempo de la luz se lo damos a los niños. El tiempo del arco iris se lo damos a la flor. El tiempo del céfiro se lo damos al polen. El tiempo del fulgor se lo damos a las estrellas. El tiempo de la cumbre se lo damos al cóndor. El tiempo de la vida se lo damos al agua. El tiempo de la esperanza se lo damos a la sementera. El tiempo del camino se lo damos al hombre. El tiempo del hombre se lo damos a la tierra. El tiempo de la verdad se lo damos al pueblo”.

Fuente: https://rebelion.org/la-pedagogia-de-la-solidaridad/

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El Delta en su soledad

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

A Humberto Mata in memoriam

El Delta del Orinoco ha parido notables de la talla del pedagogo popular Luis Antonio Bigott, del escultor Pedro Barreto, de artistas plásticos como Ignacio Lira González y Gladys Meneses, del cantautor Eudes Balza, del comentarista deportivo Carlitos González, de la luchadora warao Fátima Salazar, de la maestra y poeta Isabel Rodríguez y de los escritores José Balza, Francisco Aniceto Lugo y Humberto Mata. Este hermoso y vital estado en el que los caños son calles es uno de los reservorios culturales más importantes de la Patria. Explica este último notable: “Estamos hablando de un delta, el Delta del río Orinoco, 40 mil 200 kilómetros cuadrados de agua, manglares, palmas, barrancos, caseríos, gentes y silencios selváticos apenas rotos, durante el día por el cantar de los pájaros más exóticos que la memoria pueda recordar; y también durante el día, o en las noches profundas, por el unísono grito de los araguatos y del jaguar”.

En una entrevista que le hizo en el año 2013 el escritor Eduardo Cobos publicada en Letralia 284, Humberto Mata cuenta que “el Delta Amacuro es el centro de mi vida” porque aunque “esté en Caracas, Nueva York, México, o en cualquier otra ciudad, todo me pasa en esas tierras. No obstante, esto no tiene nada que ver con algún tipo de regionalismo. Más bien, hablo de un lugar esencial. Es decir, un Delta universal, que es un todo. Bueno, para quien lo conoce, o sabe de él, son todos los caños habidos y por haber, y quizás allí está mi posibilidad como narrador para meterme en cada uno de esos laberintos”.

Humberto Mata nació en Tucupita el 3 de febrero de 1949 y falleció en Caracas el 26 de agosto de 2017. Su vida giró en torno a la docencia, el cuento, la narrativa, el arte, la museística. Estudió Matemática y Filosofía en la Universidad Central de Venezuela. En 1992 sorprendió al público con el cuento Boquerón, la historia de un investigador policial que cuando se encarga de la División contra Homicidios decide ponerla en orden: “seleccionar lo que vale y botar lo demás” de manera tal que pueda ser automatizada. Para lograr tal objetivo sólo le falta un archivo por “investigar y transcribir al computador: el de Juan Achares”.

La obra de Humberto Mata es la de Toro-Toro vestido con Pieles de leopardo que embiste a La mujer emplumada entre Luces y Distracciones colocada en un Pie de página desde el vuelo de El gavilán. Sus cuentos están cargados de Imágenes y Conductos que como el Boquerón son Revelaciones a una dama que te teje. No nos queda más que preguntarle ¿Todavía te acuerdas de nosotros? En aquella entrevista, Humberto resumió su vida: “el Delta es mi soledad absoluta”.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230870&titular=el-delta-en-su-soledad-

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La educación venezolana es laica: el artículo 7 de la LOE

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

Ser laico es ser independiente de cualquier organización o confesión religiosa. La escuela o enseñanza laica es aquélla que prescinde de la instrucción religiosa. El artículo 7 de la recientemente aprobada Ley Orgánica de Educación versa sobre la educación laica. “El Estado mantendrá en cualquier circunstancia su carácter laico en materia educativa, preservando su independencia respecto a todas las corrientes y organismos religiosos. Las familias tienen el derecho y la responsabilidad de la educación religiosa de sus hijos e hijas de acuerdo a sus convicciones y de conformidad con la libertad religiosa y de culto, prevista en la Constitución de la República”. Este artículo ha sido repudiado por el clero. No hay que olvidar que, inmediatamente después del terremoto que destruyó las cuatro quintas partes de nuestra capital aquel 26 de marzo de 1812, la Iglesia Católica calificó este fenómeno de la naturaleza como “un castigo de Dios hacia el pueblo venezolano por haberse sublevado a la corona española”. Obviamente, tal declaración fue hecha “en nombre de Dios”. Nuestro Libertador y Padre de la Patria Simón Bolívar, respondió al sacerdote que decía tal infamia, “Cállate insensato” y aludiendo a la corona española y a la Iglesia Católica, continuó: “Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”. Evidentemente, estas palabras fueron calificadas de herejía por el clero.

Cuando se inició el año escolar en España en septiembre de 2007, las niñas y niños tuvieron una nueva clase de educación cívica secular que levantó en armas a la Iglesia Católica Romana. «Educación para la ciudadanía» incluye ética, educación cívica y derechos humanos. Basada en los valores consagrados en la Constitución de 1978 del Reino de España, se diseñó para preparar a las y los estudiantes de las escuelas elementales y del primer ciclo de secundaria del ámbito público para convertirse en ciudadanas y ciudadanos autodeterminantes, responsables y tolerantes de una democracia moderna y plural.

La Iglesia Católica Romana tomó dicha asignatura como un reto contra su monopolio moral y lanzó contra élla una furiosa campaña. El episcopado advirtió a los padres católicos que las clases de educación cívica violan su derecho constitucional sobre la «formación moral» de sus hijos y que debe ser enfrentada por todos los medios legales. El arzobispo de Madrid amenazó con apelar ante la Corte Constitucional de España para detener este «programa educacional ético-moral que niega a la religión». Pero el gobierno no se dejó impresionar. «Ninguna creencia puede imponerse sobre la ley», dijo el Primer Ministro José Luis Rodríguez Zapatero en un discurso ante un congreso juvenil. «España es un país laico, y sus principios de laicidad garantizan el pluralismo y la tolerancia».

Para los obispos, lo más explosivo del nuevo programa era el hecho de que incluyera, entre muchas otras cosas, los temas de género, sexualidad y familia. Una de sus metas declaradas es enseñar a los niños a rechazar «la discriminación existente por razones de sexo, origen, diferencia social, afectos sexuales, o de cualquier otro tipo» y a ejercitar “una evaluación crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, sexistas y homofóbicos”. Según los obispos, esto significa “adoctrinar a los niños con la ideología sexual y la agenda social de la izquierda”.

Los temas de la religión y de la iglesia fueron arduamente analizados por Ludovico Silva en su libro Humanismo clásico y humanismo marxista (publicado por Monteávila en 1982). Ante ambos emitió vehementes críticas cuando éstas confundieron su rol profético en pos de una humanidad más justa, por convertirse en instrumentos ideológicos de los regímenes que justifican la pobreza y la explotación de los seres humanos en beneficio del capital y la propiedad privada, transformándose así en meras ideologías al servicio del sistema capitalista. Para Ludovico Silva, la iglesia expresa un mensaje religioso que pretende santificar la pobreza, amparada en la promesa de que la verdadera riqueza no es de este mundo sino aquélla que nos depara la fe en gozar de la eterna presencia de Dios, una vez se realice el juicio final. Paralelamente a este mensaje, y de manera paradójica, ciertas “organizaciones religiosas mantienen grandes negocios -en especial en el ámbito educativo- en los que ganan gruesas sumas de dinero, se recuestan en los brazos de los poderosos y no admiten en sus colegios selectos a los estudiantes pobres” (página 87). Podríamos por analogía afirmar que esta situación los hace similares a los mercaderes a quienes Cristo echó a latigazos del templo.

Esta acertada crítica a numerosos miembros de la corte eclesial, que desvirtúan la idea de Dios, no le impide reconocer los aportes que los grandes Padres de la Iglesia han hecho al pensamiento cristiano sin poner en riesgo la fidelidad a la palabra auténtica de Cristo. Entre ellos destacan -afirma Ludovico- las figuras de San Jerónimo y San Agustín, quienes libres aún del dogmatismo religioso, escribían libremente, y sus doctrinas no eran aún una ideología al servicio de los poderosos, sino al servicio de los humildes, los desamparados, los desterrados de este mundo, tal como lo quería Cristo (página 87).

La alta dirigencia del catolicismo en Venezuela históricamente ha estado caracterizada por sacerdotes extremadamente arrogantes, con una sensación de impunidad y un insufrible sentido de superioridad, derivados del hecho de que administran «verdades superiores». Cuando critican la Ley Orgánica de Educación, desafían a las autoridades legítimas, a la Constitución y al poder popular, intentando imponer sus criterios anticristianos y son responsables de la agitación que dificulta la paz social. Muy lejos están estos Mefistófeles de sotanas del padre colombiano Camilo Torres, del salvadoreño Arnulfo Romero, del brasileño Hélder Câmara o del nicaragüense Ernesto Cardenal. Sacerdotes pertenecientes a un movimiento cristiano, conocido como Teología de la Liberación que surge a la luz de las innumerables injusticias a las que el sistema capitalista mundial ha sometido a los pobres de la tierra. Se trata de una nueva manera de hacer teología que requiere un clima de libertad y creatividad que ningún tribunal eclesiástico o civil debería sofocar. De ser así se estaría sofocando a su vez el dinamismo del evangelio y su fuerza transformadora.

Esta perspectiva teológica hace énfasis en la figura histórica de Jesús, destacando de él su postura política en contra de las injusticias del imperio romano y la inclinación preferencial de su obra a favor de los pobres, para luego, desde el contexto de nuestro continente extraer del evangelio las orientaciones necesarias para un proyecto emancipador y liberador del sujeto latinoamericano. Es una teología que se construye al lado de los excluidos y explotados por el sistema capitalista, que interpreta los signos de nuestro tiempo e intenta encontrar luz en las enseñanzas de Cristo. Es una propuesta que toma conciencia de la situación de dependencia y subordinación de los pueblos habitantes al sur del río Grande y que asume el compromiso de acompañarlos en el peregrinaje a su liberación. Se trata en definitiva de una iglesia capaz de escuchar el clamor de un pueblo, el cual día a día padece las injusticias de un sistema construido sobre el sacrificio y la muerte de millones de seres humanos.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a86496.html

Imagen: https://enelbalconyenelcamino.wordpress.com/2013/05/13/por-que-creo-que-la-educacion-debe-ser-laica/

 

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Para leer en la cola

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

La Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo), a través del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol), viene publicando digitalmente los cuadernillos Para leer en la cola. Cada uno de estos breviarios está conformado por trabajos (artículos de opinión, ensayos breves, poemas, biografías, disertaciones, letras de canciones, etc.) escritos por cimarronas y cimarrones sentipensantes con la finalidad de forjar la conciencia en esta arremetida fascista que obliga al pueblo a hacer largas y humillantes colas para comprar comida, medicina y productos para el aseo.

Este plan revolucionario de lectura nacido en el seno del poder popular es ideal para que el pueblo entienda la forma en que es atacado en esta guerra de baja intensidad en la que Estados Unidos se propuso hacer chillar la economía venezolana. Para tan nefasto fin cuenta con la mayoría de la Asamblea Nacional, con Fedecamaras y su aquelarre de empresas privadas de comunicación social, y con algunos presidentes latinoamericanos neoliberales. Este emporio del mal ha infestado al país de paramilitares; inocula desasosiego, derrotismo y desesperanza; y engendra en la juventud una campaña psicológica de animadversión al país acompañada de una promoción pertinaz de oportunidades de estudio y de trabajo en otros países con la finalidad de auspiciar un clima de éxodo masivo.

En este proyecto editorial insurgente escriben Agapito Mañón, Alberto Aranguibel, Alexandra Mulino, Alí Ramón Rojas Olaya, Ana Cristina Bracho, Ángel Daniel González, Ángel González, Ángel Prieto Coronado, Antonio “El chino” Manrique, Aquiles Silva, Asalia Venegas, Beatriz Valdés, Belkis Bigott Suzzarini, Carlos Chávez, Carlos E. Lippo, Carlos Guerrero, Carolina Escarrá, Chela Vargas, Cristina González, Dayana López, Diónys Rivas, Edgar Montilla, Edsijual Mirabal, Efraín Valenzuela, Elisabeth Leal, Fernando Travieso, Gino González, Gregorio Javier Pérez Almeida, Héctor Torres Casado, Humberto Vargas, Jesús Faría, José Gregorio Linares, José Roberto Duque, José Vicente Rangel, Juan Carlos Parisca, Juan Carlos Valdez, Juan Rivas Daniels, Karen Quintero, Leonardo Bracamonte, Leonor Fuguet, Luisana Colomine, Luis Lima, Malfred Gerig, Mariadela Villanueva, María Cristina Martínez, Néstor Rivero, Omar Hurtado Rayugsen, Oscar Javier Forero, Oswaldo Martínez, Pasqualina Curcio, Ricardo Chang, Rodrigo Yáñez Pilgrim, Roque Zambrano, Saúl Rivas Rivas, Tania Delgado, Thais Marrero, Vicente Romano, Vicky Peláez y Vladimir Adrianza.

Según la educadora Omaira Bolívar “Para Leer en la cola es una estrategia pedagógica de impacto social que nace de la necesidad de formación y desarrollo de una conciencia crítica en defensa de nuestra espiritualidad y buen vivir, una estrategia de vida en el marco de la resistencia necesaria frente a una guerra de alcance económico, financiero, cibernético, comunicacional, psicológico; una guerra que se expresa en el contexto geopolítico mundial. Imprescindible como forma abierta de comunicación, precisamente ante los niveles de intolerancia y disociación, productos de los efectos perversos del trabajo psicológico y comunicacional implicados en esta guerra. Por ello es importante develar, desmontar, analizar”.

Para el militante revolucionario Juan Rivas esta publicación es vital “sobre todo porque la idea de que el ‘gobierno es el culpable de todo´ es el comentario común cuando en la cola estamos, y muy pocos analizan o por lo menos se preguntan si hay algo más grande detrás de tanta escasez o acaparamiento, amén de la gran cultura especulativa que reina en nuestros comerciantes que lamentablemente aprendieron muy poco del Caracazo, y que aunado a la mala información de los medios privados y atados a inoculada idea de que todo lo hecho por el gobierno es malo, y lo que esté fuera de él es bueno”. Explica este activista: “No es bueno discutir con personas que tienen muy arraigado en sí ideas contra el gobierno. Aunque se le muestren pruebas, así sean científicas, si lo hace el gobierno, para ellos debe haber alguna trampa de por medio y por ende es malo. No importa a cuantas personas beneficie alguna misión o cualquier programa”.

Explica José Gregorio Linares que “actualmente los principales escenarios de la actividad política no son ya el Parlamento, los partidos o el Gobierno, ni siquiera eso que se llama sociedad civil. Ahora todo gira alrededor de las colas y en ellas se decide el futuro del país. En Venezuela, por tanto, en la explicación de por qué se hacen colas reside en buena medida el éxito de la política en estos tiempos. Si en la conciencia y el ánimo de la gente cala la idea de que el sufrimiento a que es sometida es responsabilidad de las políticas equivocadas del Gobierno y que el socialismo es sinónimo de colas y estrechez, entonces todo está perdido. Tarde o temprano perderemos el poder para nunca más recuperarlo porque en el inconsciente colectivo habrán quedado grabados los interminables días de cola y malestar. En cambio, si logramos crear conciencia de que las colas forman parte de una política dirigida por la oligarquía y el imperialismo, con el propósito de crear descontento y minar la base social de apoyo al proceso revolucionario, entonces fortaleceremos la conciencia popular y las convicciones socialistas. De este modo, nada ni nadie podrá acabar con la Revolución. De la crisis saldremos fortalecidos porque el enfrentamiento con los enemigos nos obligará a repolitizarnos, a organizarnos a niveles superiores y a robustecer la autoestima colectiva”.

Los números están disponibles en http://paraleerenlacola.wixsite.com/crisol-ediceo y quienes deseen publicar sus trabajos, sólo deben escribir a paraleerenlacola@gmail.com

Cuando Kotepa Delgado nos pedía “Escribe, que algo queda” y Conny Méndez recomendaba “escribir con palabras de a centavo», lo hacían por el amor infinito que le tenían al pueblo, porque ellos eran del pueblo. Ambas recomendaciones han sido asumidas por las cimarronas y cimarrones sentipensantes que escriben en Para leer en la cola porque lo hacen con profundo rigor científico desde la humildad, la espiritualidad y la sensibilidad social.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=222238&titular=para-leer-en-la-cola-

Imagen de archivo

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El odio

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

El odio es un sentimiento de oscura repulsión. Es el caldo de cultivo de la ira. La muerte del Libertador de Cuba, Fidel Castro, ha desatado entre quienes lo odian una vomitiva sarta de descalificativos.

Explicaba el escritor suizo Hermann Hesse (1877-1962) que “cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros”. Para el dramaturgo estadounidense Tennessee Williams (1911-1983), “el odio es un sentimiento que solo puede existir en ausencia de toda inteligencia”. El filósofo y psicólogo argentino José Ingenieros (1877-1925) argumentaba que “el hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente”. El novelista francés Víctor Hugo (1802-1885) señalaba que “cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga”. El escritor irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), por su parte, exponía que “el odio es la venganza de un cobarde intimidado”.

Los sentimientos negativos: el rencor, la ira, el odio, la venganza, el resentimiento, la hostilidad, la intriga, la cizaña y los celos son enfermedades del alma. Quienes se alegraron por las muertes de Chávez y Fidel, además de tener un nivel espiritual muy bajo, tienen enferma la conciencia. La xenofobia, la misoginia, la homofobia, el apartheid, el machismo, el sexismo, el racismo y la aporofobia, odio a los pobres, son síntomas de este mal. Quien odia excreta en las redes sociales todas sus miserias. Baila, ríe, y celebra la muerte. Si tiene poder tortura, invade, extermina, desacredita, explota, usa la ciencia sin conciencia. Nerón, Calígula, Atila, Hitler, Roosevelt, Kissinger, Pinochet, Thatcher, Reagan, Bush, son algunos ejemplos.

La manifestación de odio por la muerte de los dos mandatarios latinoamericanos tiene un antecedente que nos toca el alma. De Bolívar, la prensa enemiga decía que tenía un chancro en el ano y su muerte fue “celebrada” y difundida así: “¡Bolívar, el genio del mal, la tea de la discordia, el opresor de su patria, ya dejó de existir! La oligarquía venezolana propuso un decreto para: 1) quitarle a ese “hijo espurio” los títulos y quemarlos y 2) considerar el 17 de diciembre de 1830 día infausto porque Bolívar murió de muerte natural cuando debió haber sido fusilado o ahorcado.

Hay dos vías: amar u odiar, socialismo o barbarie. Por eso Simón Rodríguez (1769-1854) nos recordaba que vinimos al mundo a “entreayudarnos, no a entredestruirnos”.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/ali-rojas-olaya-odio/

Imagen: https://www.taringa.net/post/arte/18296745/Fidel-Castro—Pintura-Digital.html

 

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Inventamos o erramos

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

Inventamos o erramos, es la conclusión de un estudio comparado que hace Simón Rodríguez a la relación que tiene Estados Unidos con Inglaterra respecto a la de Suramérica con España. Consideramos a Estados Unidos, dice, “como el país clásico de la libertad”, y creemos que hasta “podemos adoptar sus instituciones, sólo porque son liberales”. En efecto lo son, indica, pero “¿el suelo, su extensión, sus divisiones, su situación, los hombres, sus ideas, sus costumbres, las razas, las clases, las creencias, las necesidades, la industria, la riqueza, dónde están?”. Rodríguez sabe la forma gangrenal en que crece ese país. Conoció la sociedad esclavista porque vivió allí entre 1798 y 1800 y vivió en la Inglaterra de la Revolución Industrial: “Cada una conserva su carácter; pero el dominante es el inglés”.

En cambio, “los hijos de los españoles, se parecen muy poco a sus padres: la lengua, los tribunales y los templos engañan al viajero; no es España; aunque se hable español, aunque las leyes y la creencia religiosa sean las mismas que trajo la conquista. La única analogía que hay, entre las dos Américas, es la noble idea, que ambas tienen, de la utilidad de la esclavitud. Los angloamericanos han dejado, en su nuevo edificio, un trozo del viejo, sin duda para contrastar, sin duda para presentar la rareza de un hombre mostrando con una mano, a los reyes el gorro de la libertad, y con la otra, levantando un garrote sobre un negro que tienen arrodillado a sus pies”.

Sobre la diferencia entre ambas relaciones, Rodríguez, en un ejercicio cultural de excelsa filigrana, expone: “los angloamericanos tienen a sus esclavos a distancia -los suramericanos se rozan con ellos, y con ellas… se casan”. Previo al final, Robinson se hace (o nos hace) una pregunta para cuestionar la forma en que culturalmente se aborda el momento histórico: ¿Dónde iremos a buscar modelos? Su respuesta es contundente: “La América Española es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos”.

Si esta máxima bifurcada la citamos fuera de contexto, pareciera que Rodríguez, lejos de ser un planificador, tomaba decisiones improvisadamente, lanzaba una moneda al aire y se preguntaba ¿inventamos o erramos? Sobre esto es categórico: “la posibilidad es el país de las vanas observancias, con ella fraguan los hombres limitados sus enredos, y los imaginativos sus ficciones”.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/ali-rojas-olaya-inventamos-erramos/

Imagen de archivo

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La pedagogía tiene nombre de continente

Por:Alí Rojas Olaya

En el libro «Una mujer con nombre de continente», de María Helena León de Hurtado (Ministerio de Educación, 2014) su autora traza la historia de vida de una pedagoga rodrigueana con el claro objetivo de desentrañar lo que significa la academia política y su conmutabilidad: América Bracho Arcila. Tal como lo expresa la profesora Angela Calzadilla en el prólogo, la obra de América, que tuvo entre otros maestros al uruguayo Sabas Olaizola, ha dejado una influencia pedagógica que muchos docentes legitiman en la cotidianidad del magisterio.

América nació en Maracaibo el 22 de febrero de 1928. En 1943, cuando cursaba tercer año de bachillerato en el liceo Andrés Bello de Caracas, se hizo militante del Partido Comunista. En el Pedagógico participó en la primera huelga estudiantil contra la dictadura de Pérez Jiménez que duró dos meses. En 1950 se graduó. Sobre la casa que la formó, la profesora Bracho Arcila manifestó: “El Pedagógico es una institución educativa de carácter gratuito, por lo tanto recluta su alumnado entre las clases menos pudientes. La procedencia humilde de sus estudiantes le proporciona al instituto la ventaja de poder hacer de ellos buenos educadores. ¿Por qué?, porque conocen los sinsabores de vivir en pugna con las necesidades”.

A los estudiantes y ciudadanos ella les explica que “la finalidad de la educación integral es preparar para la vida en sociedad, en la de ese momento y en la que les tocará vivir en el futuro cercano, porque la sociedad no es estática y porque la educación debe capacitarles para que contribuyan en el logro de cambios deseables”.

Como toda comunista es autocrítica. Para ella “el gran problema de la educación en Venezuela es que no ha habido continuidad de los proyectos que han resultado exitosos” como, por ejemplo, la República Escolar que concretara la rodrigueana Belén Sanjuán. Para América, coordinadora de los libros de texto de ciencias sociales de la Colección Bicentenario, no se ha enfatizado la geohistoria “que es el núcleo que puede englobar todas las otras áreas, porque las ciencias sociales somos la vida de los pueblos”.

La vida y obra de América se sintetiza en el título de la tesis doctoral de la pedagoga María Helena León de Hurtado que da origen al libro en cuestión: “conciencia política y acción pedagógica de avanzada para el cambio socio-político del venezolano”. ¿Por qué? Porque ella nos enseña que “la vida nos va dando cómo armar el rompecabezas de nuestro ser”. ¡Agradezcámosle por enseñarnos a armarlo!

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/ali-rojas-olaya-la-pedagogia-nombre-continente/

Fuente de la imagen: https://martinher85.wordpress.com/tag/america-bracho-arcila/

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