Militarismo, privatización y recorte de recursos en Educación

Por: Brasil de Fato/Cristiane Sampaio

Si la década de 2000 y los años de 2010 estuvieron marcados por la expansión de la educación pública en Brasil, con aumento de cupos en las universidades, multiplicación de becas de investigación, estructuración y consolidación de instituciones federales, el año de 2019 cierra la década teniendo como rasgos la inestabilidad institucional y una retracción en la inversión pública en el sector.

La inconstancia que dictaría el ritmo de la cartera a lo largo del período dio señales ya en los primeros meses del año, con un constante cambio de nombres que figuraban en el nivel jerárquico superior del Ministerio de Educación (MEC). El escenario tuvo como destaque la situación del Instituto Nacional de Estudios y Investigaciones Educativas Anísio Teixeira (INEP), que responde, entre otras cosas, por el Examen Nacional de Educación Media (ENEM).

Por lo menos 14 despidos fueron registrados en cargos estratégicos de la institución, como es el caso del propio presidente, Marcus Vinicius Rodrigues. Un decreto firmado por el entonces gestor deflagró una crisis en el primer semestre del año, relacionada con el Sistema de Evaluación de la Educación Básica (SAEB), debido a la medición de índices de la alfabetización infantil en el país.

El análisis había sido hecho en 2013, 2014 y 2016 y pasó a ser previsto solamente para 2021.

Al abrir un hiato histórico entre las diferentes evaluaciones, el decreto coleccionó críticas de diferentes lados, principalmente de especialistas. El episodio inflamó la relación entre Marcus Vinicius Rodrigues y el entonces ministro de Educación, Vélez Rodríguez, que revocó la medida al día siguiente a la publicación del texto, después de una discusión con el presidente del instituto.

Marcus Vinicius Rodrigues se despidió de la institución con duras críticas a Vélez y acusando al mandatario de nombrar a personas con posiciones ideológicas inapropiadas para la cartera.

Mientras Rodrigues saludaba al ala militar de la gestión, el ministro tenía vinculación con el astrólogo Olavo de Carvalho, autoproclamado filósofo que es considerado el «gurú ideológico» del gobierno Bolsonaro.

Cambios continuos

Entre idas y venidas, el resultado de los pulsos indicó lo que se fortalecería en el MEC a lo largo de 2019: una crisis institucional marcada sobre todo por disputas de poder entre militares, gestores con perfil técnico y discípulos olavistas.

En abril, la tríada implosionó: los desacuerdos y el agitado juego de poder interno llevaron al despido del propio ministro, cuya exoneración fue anunciada por el presidente de la República vía redes sociales. Vélez dejó la cartera después de un conjunto de medidas polémicas.

Entre ellas, estaba una promesa de que cambiaría los libros didácticos del país para revisar la forma como la dictadura militar y el golpe de 1964 son abordados y también llegó a pedir a las escuelas que filmaran a los estudiantes cantando el himno nacional y pasaran el material al MEC.

En ese momento, la coordinadora del Foro Estadual de Educación de Paraná, Andréa Caldas, afirmó a Brasil de Fato que el mandatario venía demostrando “enorme desconocimiento sobre la educación brasileña y sobre el aparato del Estado”.

Lógica privatizadora y corte de recursos

Con la despedida de Vélez, Bolsonaro nombró para el ministerio al economista y profesor Abraham Weintraub, que tiene una trayectoria ligada al mercado financiero y había participado del equipo de transición del gobierno para tratar del tema de las pensiones.

El perfil privatizador del actual ministro es el rasgo principal de la gestión del economista, que ha conducido el MEC con base en medidas como el llamado “Future-se”, programa que ayuda a sedimentar el camino de la iniciativa privada dentro de la educación pública por medio del incentivo a la búsqueda de recursos propios por parte de las instituciones de educación superior (IES).

La medida está directamente relacionada con otro problema que se destacó a lo largo del año: la asfixia presupuestaria promovida por el gobierno Bolsonaro en el sector.

Ya afectado directamente por el Techo de Gastos, aprobado en el gobierno de Temer (2016-2018), el segmento vio la pesadilla aumentar en este primer año de la nueva gestión.

Datos oficiales muestran que hubo una retención total de 1.700 millones de reales del presupuesto de las universidades, lo que equivale a casi 25% de los gastos discrecionales y 3,43% del presupuesto total de las IES.

Weintraub utilizó como escudo, entre otras cosas, el argumento de que la retención estaría respaldada por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), que impone reglas a los gastos públicos. Convocado para aclarar sus declaraciones al Congreso, afirmó que Brasil «gasta demás» en educación, generando nuevas y duras reacciones.

En ese momento, llegó a sugerir una negociación, afirmando que la liberación de los recursos del área estaría sujeta a la aprobación de la impopular reforma de las Pensiones de Bolsonaro y Guedes. “Estamos viviendo un momento muy extraño, en que todo es medio que en base a un chantaje no republicano”, dijo al ministro, en la ocasión, el senador Jean Paul Prates (Partido de los Trabajadores -estado de Rio Grande do Norte).

Convulsión social

El recorte oxigenó la insatisfacción popular, llevando a una serie de protestas nacionales en defensa de la educación pública y contra el intento de ideologización del área, utilizado por Weintraub como arma contra las críticas. Entre otras cosas, el ministro acusó las universidades de promover lo que llamó de “algazara”, en referencia a la supuesta existencia “de gente desnuda” dentro de los campus y otras prácticas.

“Universidades que, en vez de procurar mejorar el desempeño académico, estuvieran haciendo algazara, tendrán sus recursos reducidos”, dijo el ministro, dando a la retórica de los recortes un bies ideológico y generando una ola de críticas.

La declaración generó reacciones de trabajadores del área, estudiantes, especialistas y otros diferentes sectores de la clase media brasileña. Fue el llamado “tsunami de la educación”.

La tijera del gobierno en educación provocó reducción de los gastos de agua, luz, funcionarios tercerizados, manutención de equipamientos y otros.

La producción científica también fue afectada en este primer año de gobierno, con la caída en el presupuesto del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPQ) y de la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (CAPES), sobre los cuales pesa aún una amenaza de fusión que ayuda a endosar las críticas a la gestión de Bolsonaro.

«Rector no es gerente de banco»

También se destacó a lo largo del año el nombramiento de rectores que no figuraban en primer lugar en la terna enviada por la comunidad académica, como era tradición desde 2003. De los 11 rectores nombrados por el presidente de la República hasta septiembre, por ejemplo, seis no fueron los más votados.

Críticos de la medida denunciaron la existencia de una tentativa de cercenamiento de la autonomía de las instituciones por el hecho de que Bolsonaro atropelló la terna y alineó nombramientos por cuenta propia. «No se puede confundir rector con gerente de banco. (…) No hay que hablar de personas tomando decisiones de forma aislada”, dijo el vice-presidente de la Asociación Nacional de Dirigentes de Instituciones Federales de Educación Superior (ANDIFES), Edward Madureira Brasil.

También tuvo realce la creación, en noviembre, de una tarjeta de estudiante virtual, con el propósito de estrangular las recursos que ayudan a mantener entidades como la Unión Nacional de Estudiantes (UNE). “Es un intento de desmovilizar al movimiento estudiantil”, atribuyó Lucas Reinehr, de la dirección de la organización, cuando la medida aún no había sido oficializada, pero ya provocaba movilizaciones contraria.

Educación militar

En paralelo a los recortes e intervenciones en la educación pública convencional, la gestión de Bolsonaro comenzó además un programa de expansión de las escuelas cívico-militares en el país, con una inyección de 54 millones de reales (13,2 millones de dólares) en cada una de las unidades del proyecto piloto, que será implantando en 2020.

Además de poner al sector como prioridad en la canalización de los recursos públicos, el presidente han sido blanco de críticas de especialistas y opositores que apuntan una tentativa de precarización intelectual y cercenamiento de las libertades individuales en la educación pública por medio de la adopción de la doctrina militar en las escuelas.

Escuela sin partido

Al final del año, la política de avance del autoritarismo sobre el área de educación mostró nuevamente las garras con a volta de la comisión del proyecto de ley (PL) conocido como “Escuela sin Partido”, que fue reinstalada en la Cámara de Diputados a comienzos de diciembre, después de articulación de parlamentarios conservadores. El tema es una de las banderas que moviliza a actores políticos vinculados a Bolsonaro.

El PL estaba archivado desde diciembre de 2018, cuando cerró el último cuadrienio parlamentario sin votación en la comisión especial por falta de acuerdos. A pesar de el presidente de la Casa, Rodrigo Maia (DEM-RJ), ter anticipado que no hay compromiso de votar el texto en el plenario, a volta de la propuesta deberá lanzar gasolina en los debates sobre a educación en 2020.

Traducción: Pilar Troya, para Brasil de Fato.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/noticia.php?id=264309

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Brasil: Pueblos indígenas a Bolsonaro: “No admitimos ser tratados como seres inferiores”

Por: Brasil de Fato. 

El miércoles 5 de diciembre, el presidente electo Jair Bolsonaro (PSL) hizo una declaración general y descuidada sobre los pueblos indígenas, irrespetando las convenciones, diversidades y pluralidades de esos pueblos e individuos. Frases semejantes fueron proferidas también durante la campaña, provocando preocupación e indignación de indígenas en todo el país.

«Los indios quieren integrarse a la sociedad. Algunos sectores de la prensa hicieron una maldad conmigo. Voy a contarla aquí. Los indios quieren energía eléctrica, quieren médico, quieren dentista, quieren internet, quieren jugar fútbol. Quieren lo que nosotros queremos. (…) Aquí enBrasil, algunos quieren que los indios continúen dentro de una reserva como si fueran animales en zoológico. Yo no quiero eso. Yo quiero tratar a los indios como seres humanos, como ciudadanos», dijo Bolsonaro.

La declaración motivó la movilización de organizaciones del área, como la APIB (Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil), que difundió una carta exhaustiva con demandas y exigencias al político de extrema derecha.

«No admitimos ser tratados como seres inferiores, como ha resonado en declaraciones de Vuestra Excelencia. Somos diferentes solamente, siendo obligación del gobierno federal según la Constitución, respetar nuestra «organización social, costumbres, lenguas, creencias y tradiciones» (artículo 231 de la Constitución). Repudiamos, por lo tanto, su peyorativo y reducido entendimiento de considerarnos animales en zoológicos», protesta la APIB.

El documento fue entregado el jueves 6 de diciembre en la sede del gobierno de transición, en el Centro Cultural Banco de Brasil (CCBB) de Brasilia (DF). Al establecer 11 prioridades para el nuevo gobierno, la asociación pide el respeto a los derechos fundamentales y la continuidad de las políticas públicas.

Lea la carta de la APIB sobre declaración de Bolsonaro íntegra a continuación:

«CARTA DE LA APIB AL PRESIDENTE ELECTO DE BRASIL, SEÑOR JAIR BOLSONARO

POR LA GARANTIA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE NUESTROS PUEBLOS Y COMUNIDADES

Brasilia – DF, 06 de diciembre de 2018

Al Señor Jair Bolsonaro

Presidente electo de Brasil

Señor Presidente,

En los últimos días, órganos de la prensa han circulado una serie de declaraciones de Vuestra Excelencia respecto de la cuestión indígena, con afirmaciones que manchan la imagen y dignidad de nuestros pueblos y comunidades y que preocupan por demostrar, por un lado, la falta de conocimiento sobre nuestros derechos constitucionales, y por otro, una visión de indigenismo asimilacionista, retrógrado, autoritario, prejuicioso, discriminador, racista e integracionista, alejado de nuestro país hace más de 30 años por la Constitución Ciudadana de 1988.

Respaldados por el derecho de expresión asegurado por la Constitución Federal, la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) – instancia de aglutinación y referencia nacional del movimiento indígena brasileño –, por medio de esta carta manifiesta su indignación y repudio a sus manifestaciones y a sus intenciones de imposibilitar la promoción de los derechos de nuestros pueblos, con amenazas de acabar con la demarcación de los territorios indígenas – derechos fundamentales de los pueblos indígenas y deberes constitucionales de responsabilidad de la Unión –, de transferir la FUNAI a estructuras gubernamentales inadecuadas, poniéndola en riesgo de inanición, y de abrir nuestros territorios tradicionales a los intereses del agro negocio, de la minería, de la construcción civil y de otros grandes emprendimientos de impacto socioambiental, en fin, de pretender imponer, autoritariamente y sin oír nuestra voz, otro modelo de vida a los pueblos indígenas, destinado a suprimir nuestro derecho fundamental a una identidad étnica y cultural diferenciada.

La Constitución Brasileña de 1988, Excelentísimo Señor Presidente, en el Artículo 231, es taxativa: «Se reconocen a los indios su organización social, costumbres, lenguas, creencias y tradiciones, y los derechos originarios sobre los territorios que tradicionalmente ocupan, competiéndole a la Unión demarcarlos, protegerlos y hacer respetar todos sus bienes». Mire que además de reconocer la diversidad étnica y cultural del país, del cual los pueblos indígenas son parte, la Constitución no concede, sino que reconoce el derecho originario de nuestros pueblos, colocando fin a siglos de gravísimas violaciones de derechos, incluyendo muertes en masa y remociones territoriales forzadas, inclusive durante el régimen militar de 1964 a 1985. Como referencia, ese derecho territorial es reconocido oficialmente desde el Permiso Real de 1º de abril de 1680, todavía durante el Período Imperial, y reiterado en todas las Constituciones brasileñas, desde 1934.

Obsérvese que el reconocimiento del derecho fundamental y originario de los pueblos indígenas a sus tierras tradicionales se dio, según la propia Asamblea Nacional Constituyente, porque, «en cuanto a la tierra, reconociéndose que para los indios ella significa la propia vida, se estipuló que ellos tienen el derecho a la posesión permanente, y se procuró garantizar su demarcación definitiva.» [1] Al final, como siempre señaló el Supremo Tribunal Federal: «No hay indio sin tierra. La relación con el suelo es una marca característica de la esencia indígena, pues todo lo que él es, lo es en la tierra y con la tierra. De ahí la importancia del suelo para la garantía de sus derechos, todos vinculados de una manera o de otra a la tierra. Es lo que se extrae del cuerpo del art. 231 de la Constitución. (…) Por eso, de nada sirve reconocerles los derechos sin asegurarles sus territorios, identificándolos y demarcándolos.» [2] Por otra parte, esa es la razón por la cual la Constitución afirma, en el § 4.º del artículo 231, que «los territorios de los que trata este artículo son inalienables e indisponibles, y los derechos sobre ellos, imprescriptibles».

La afirmación de que nuestros pueblos pueden constituir «nuevos países en el futuro», demuestra franco desconocimiento de la legislación relacionada, ya que la propia Constitución establece en el Artículo 20 que los territorios indígenas son Tierra de la Unión. Además, para a su información, en ningún país de América Latina, incluso donde la población indígena es mayoría, hay un pueblo que piense constituir otro país. La prueba es la madurez con la que líderes indígenas del mundo entero acordaron con los Estados que integran la ONU, incluyendo Brasil, los artículos de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, inclusive su artículo 46, que afirma: «Nada de lo dispuesto en la presente Declaración será interpretado en el sentido de conferir a un Estado, pueblo, grupo o persona de cualquier derecho de participar en una actividad o de realizar un acto contrario a la Carta de las Naciones Unidas o será entendido en el sentido de autorizar o de fomentar cualquier acción dirigida a desmembrar o a reducir, total o parcialmente, la integridad territorial o la unidad política de los Estados.»

Por tratarse de un derecho fundamental previsto por la Constitución Federal y siendo los territorios indígenas bienes de la Unión, dar cumplimiento a su demarcación y protección jamás podría ser considerado nocivo o amenazador para Brasil. Al contrario, lo que atenta contra la soberanía nacional, la democracia y los intereses del pueblo brasileño es justamente incumplir derechos y deberes fundamentales explícitos en la Carta de la República e imponer un modelo de desarrollo de impactos irreversibles sobre nuestros pueblos y territorios tradicionales, los más preservados ambientalmente del país.

Brasil es país más rico del mundo en bosques tropicales, recursos hídricos, biodiversidad, suelos fértiles y otros bienes. La preservación del medio ambiente proporcionada por los pueblos indígenas es un derecho fundamental de toda la sociedad brasileña (artículo 225 de la Constitución), lo que sólo es posible gracias a la relación armónica que nuestros pueblos mantienen milenariamente con la Madre Naturaleza. Es justamente esa preservación la que permite la garantía de la calidad de vida saludable de la población brasileña y el propio desarrollo de Brasil, ya que todas las actividades económicas dependen de mantener los servicios ambientales prestados gratuitamente por los bosques, incluyendo la manutención de nuestro régimen hídrico. Como ha alertado la comunidad científica brasileña e internacional, «la remoción de los bosques, amenazando las lluvias y el clima, no derrotaría solamente a la competitiva agricultura; la falta (o exceso) de agua afecta a la producción de energía, a las industrias, al abastecimiento de las poblaciones y a la vida en las ciudades.»[3]

Por eso es por lo que no admitimos ser tratados como seres inferiores, como ha resonado en declaraciones de Vuestra Excelencia. Somos diferentes solamente, siendo obligación del gobierno federal según la Constitución, respetar nuestra «organización social, costumbres, lenguas, creencias y tradiciones» (artículo 231 de la Constitución). Repudiamos, por lo tanto, su peyorativo y reducido entendimiento de considerarnos animales en zoológicos. El modelo de desarrollo que defendemos e implementamos en nuestras tierras también es diferente de lo que Vuestra Excelencia pregona, pues buscamos fortalecer la sustentabilidad y la gestión ambiental de nuestros territorios. Rechazamos cualquier tipo de exploración depredadora de los bienes naturales y reivindicamos que nuestros saberes y conceptos de buen vivir sean respetados.

En vez de agredir y difamar a nuestros pueblos, Vuestra Excelencia tiene la obligación, por imposición constitucional, de ejecutar políticas públicas que hagan justicia al nivel de democracia alcanzado por Brasil, asegurando el cumplimiento integral e irrestricto de la Constitución Federal y de los tratados internacionales ratificados por Brasil. Para eso, en la línea de los mandatos constitucionales y legales aplicables al gobierno federal, pugnamos por la atención a las siguientes propuestas y reivindicaciones de nuestros pueblos:

Mantener a la FUNAI vinculada al Ministerio de Justicia, y fortalecida, esto es, con la dotación presupuestaria necesaria para el cumplimiento de su misión institucional de promover los derechos de nuestros pueblos, principalmente en lo relacionado a la demarcación y protección de los territorios indígenas.

Revocar el Parecer 001/2017 de la Procuraduría General de la Unión (Advocacia Geral da União – AGU).

Realización urgente de operaciones para la retirada de invasores de territorios indígenas ya demarcados y efectiva protección de los mismos;

Demarcación y protección de todos los territorios indígenas, con especial atención a los territorios de los pueblos aislados y de reciente contacto;

Dotación presupuestaria, con recursos públicos, para la implementación de la PNGATI [Política Nacional de Gestión Territorial y Ambiental de Territorios Indígenas] y otros programas sociales dirigidos a garantizar la soberanía alimentaria, la sustentabilidad económica y el buen vivir de nuestros pueblos y comunidades;

Garantía de la continuidad de la atención básica de salud de nuestros pueblos por medio de la Secretaría Especial de Salud Indígena (SESAI), considerando el control social efectivo y autónomo por parte de nuestros pueblos;

Hacer efectiva la política de educación escolar indígena diferenciada y con calidad, asegurando la implementación de las 25 propuestas de la segunda conferencia nacional y de los territorios etno-educacionales;

Incidir junto con los poderes judicial y legislativo en la garantía de nuestros derechos asegurados por la Constitución Federal;

Fin de la violencia, de la criminalización y discriminación contra nuestros pueblos y líderes, asegurando el castigo de los responsables por esas prácticas, la reparación de los daños causados, inclusive por agentes del Estado y compromiso de las instancias de gobierno (Ministerio de Derechos Humanos, Ministerio de Justicia, Defensoría Pública) en la protección de nuestras vidas;

Aplicabilidad de los tratados internacionales firmados por Brasil, de modo especial la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incorporada al aparato judicial del país y que establece el derecho de los pueblos indígenas a la consulta libre, previa e informada sobre cualquier medida administrativa o legislativa que los afecten.

Cumplimiento de las recomendaciones de la Relatoría Especial de la ONU para los Pueblos Indígenas y de las recomendaciones de la ONU enviadas a Brasil con ocasión de la Revisión Periódica Universal (RPU), todas dirigidas a evitar retrocesos y a garantizar la defensa y promoción de los derechos de los pueblos indígenas de Brasil.

Siendo lo que teníamos que comunicar, aguardamos respuesta.

Atentamente,

Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil – APIB

[1] Informe de la Asamblea Nacional Constituyente VII – Comisión de la Orden Social – VII Subcomisión de negros, poblaciones indígenas, personas deficientes y minorías – Relatório – volume 196. (destacamos)

[2] Supremo Tribunal Federal. Pleno. Petición n.º 3.388/ED/RR. Voto-Vista proferido por el Ministro Menezes Direito. DJ 25.09.2009.

[3] NOBRE, Antônio Donato. «O Futuro Climático da Amazônia.» Ob. cit., p. 31.

Fuente del artículo: https://www.aporrea.org/internacionales/n335660.html

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