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La Reforma Educativa en la globalización (II).

El miércoles de la semana pasada ofrecí la perspectiva general de las presunciones conceptuales que disputan la interpretación de las reformas educativas. No que sean enfoques antagónicos y excluyentes entre sí; la diferencia está en la óptica que adoptan con respecto al papel que juegan los actores locales: la teoría de la cultura mundial, la perspectiva del neoimperialismo cultural y el paradigma del prestamista y el prestatario. Hoy considero la primera en conexión con la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto.

Por: Carlos Ornelas.

Los teóricos de la cultura mundial tienden a ver la evolución de la sociedad siempre propensa al equilibrio. Suponen que los actores políticos alrededor del mundo comparten principios con respecto a los fines de la educación y las aspiraciones de reforma educativa para impulsar usanzas escolares acordes con los fundamentos de la modernidad. Al hacer el análisis de la Reforma Educativa mexicana, apuntarían que sus propuestas embonan con las inclinaciones de cambio institucional en boga en el ambiente global; cuya influencia en el entorno nacional es legítima.

Los partidarios de esta corriente basan la mayor parte de sus análisis en el neoinstitucionalismo sociológico. Las particularidades de las naciones indican cómo las tendencias globales se adaptan en las culturas locales. Lo denominan isomorfismo, por la tendencia a seleccionar herramientas similares y arrojar resultados parecidos. El acoplamiento flexible es otro de los conceptos que estos académicos diseñaron para tomar en cuenta la acción de individuos y organizaciones en las escalas nacional y mundial. Por ejemplo, esta idea engarza bien para dilucidar la adaptación de las ocho sugerencias de la OCDE para el desarrollo del servicio profesional docente y cómo, con las modificaciones que dicta la cultura local, contribuyeron a la elaboración de dos nuevas leyes. Empero, según la misma visión neoinstitucionalista, no hay un isomorfismo general, pues las circunstancias e intereses de grupos, instituciones e individuos, tanto en el contexto nacional como en los diferentes entornos locales, modifican los patrones y transcriben de diferente manera los modelos globales.

El acoplamiento flexible acaso permitiera explicar cómo el gobierno de Peña Nieto —al principio de su mandato— pudo articular los intereses de los grandes partidos en una agenda de reformas. Los proponentes del Pacto por México recurrieron al símbolo de PISA para empujar por mejoras en la calidad de la educación, pero el ensamble de las propuestas se asentaba en la exigencia política de recuperar la rectoría de la educación. La cultura institucional que el régimen de la Revolución Mexicana instauró favorecía los intereses de asociaciones corporativas.

La reforma acopló el empeño de grupos que, bajo el influjo de la cultura mundial, querían introducir normas uniformes, metas comunes, evaluación de resultados y rendición de cuentas, así como estipular sanciones para quienes infringieran las reglas formales. Pero, al mismo tiempo, el gobierno actuó con flexibilidad para incorporar a varios círculos al carril de la reforma, pero con diferencias de grado. Por ejemplo, disciplinó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación al encarcelar a Elba Esther Gordillo, pero negoció con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y le ofreció canonjías, hasta que ésta rebasó los intereses institucionales del Estado.

Por otra parte, el gobierno central no podía poner en una misma sintonía a los gobernantes y a los administradores de la educación básica en los estados. Por ello, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, negocia con los gobernadores agrupados en regiones, en lugar de nada más actos de valor simbólico en la Conferencia Nacional de Gobernadores, pero ineficaces para alcanzar acuerdos.

El proceso de implementación —como denominan a la ejecución de políticas, autores que usan la teoría de la cultura mundial— se flexibilizó según las realidades circundantes. Pero, de cualquier manera, manifestarían, el modelo internacional de reforma educativa produce efectos que hacen que la reforma mexicana se acerque más a la tendencia global. Marcha hacia el isomorfismo, no a la homogeneidad.

Aunque los teóricos de la cultura mundial aportan ideas, aseguran sus críticos, ignoran patrones de dominación y reducen la oposición a las reformas a visiones premodernas. No explica con suficiencia la Reforma Educativa.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/10/11/1193939

Imagen:  http://geps-uab.cat/sites/default/files/board.jpg

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La parábola de la bala de plata

                 A la memoria de mi tío Ricardo,
                por las décadas de convivencia.
                Acompaño en su dolor a Carmela, Ricardo chico y Jorge.

Patrick J. Kearneyescribió un artículo en el Huffpost el 17 de abril cuya traducción libre al español sería: “No hay una bala de plata para la reforma educativa”. La parábola de la bala de plata llamó mi atención.

No me cuento entre quienes piensan que los conceptos se pueden importar y aplicar de la misma manera que los autores que uno cita. Al traducirlos y amoldarlos a nuestros intereses, los ponemos en la perspectiva nacional. Se aplica la máxima de traduttore, traditore, aunque no se trate de falsear el pensamiento original.

Como se sabe, en la literatura de ficción, los hombres-lobo sólo pueden neutralizarse con balas de plata. El Llanero Solitario era famoso por su antifaz y porque usaba ese tipo de balas para disciplinar a los descarriados. Kearneyrazona que los reformistas de la educación en Estados Unidos se equivocan al disparar balas de plata para lograr que todas las escuelas fuesen iguales y que obtuvieran resultados semejantes. Él es un defensor de los maestros y la escuela pública de ese país, hoy bajo sitio por los afanes privatizadores, la charterizaciónde la educación, dice Diane Ravitch (Cf. The Reign of Error).

Las condiciones que tasan la reforma del gobierno de Peña Nieto no se asemejan a las circunstancias en que navega la reforma estadunidense, aunque haya cierto paralelismo. Allá las consignas por privatizar las escuelas, bajo el manto de la ideología de la “libertad de elegir”, son agua de uso. Aquí son inexistentes. Pero ambas reformas persiguen que los estudiantes obtengan mejores calificaciones en pruebas estandarizadas y uno y otro gobierno desconfían de los maestros.

La defensa apasionada que hace Kearney de los docentes de escuelas públicas estadunidenses tiene fundamentos en una historia de profesionalismo. Refuta con argumentos sólidos los ataques que les lanzan desde el gobierno (más hoy con Donald Trump a la cabeza). Habla de la dedicación de los maestros y de cómo crean “grandes” escuelas, pero sólo donde el empuje de las comunidades se empareja con los ánimos de los docentes.

Esta es una diferencia fundamental. En México las comunidades no se involucran con el desarrollo de sus escuelas ni apoyan a sus docentes (tal vez sea lo contrario, les reclaman por las fallas de sus hijos). Pero los maestros tampoco cultivaron la tradición de relacionarse con las familias. Desde la fundación del SNTE, las escuelas comenzaron a aislarse, a dejar de tener diálogos con su entorno.

La alegoría de la bala de plata se podría aplicar al SNTE. Sus líderes y camarillas fueron quienes las dispararon: colonizaron el gobierno de la educación básica —claro, en un lapso de décadas—, excluyeron a la Iglesia católica —cierto, había razones históricas para ello—, a padres, a autoridades y a líderes de otras organizaciones (por eso se acabaron las escuelas artículo 123, donde los sindicatos, de mineros o ferrocarrilero, por ejemplo) querían tener influencia. Fueron los grupos dirigentes del SNTE quienes no sólo se hicieron cargo de la trayectoria profesional de los maestros, sino que degradaron sus saberes, los estandarizaron y les impusieron rutinas; además, en medio de una corrupción cada vez más patente.

No digo que la Reforma Educativa de este gobierno quiera destruir al SNTE y liberar a los docentes de las ataduras corporativas. A lo mejor esa no es su tarea. La emancipación de los maestros es una faena que deben acometer ellos mismos. Su acción colectiva hacia la profesionalización —pienso— es lo que puede blindarlos contra otras balas de plata y disciplinar a sus líderes. La reforma sólo les brinda unas cuantas oportunidades para ello.

Fuente del Artículo:

La parábola de la bala de plata

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La Reforma Educativa en la globalización (II)

Por: Carlos Ornelas

El miércoles de la semana pasada ofrecí la perspectiva general de las presunciones conceptuales que disputan la interpretación de las reformas educativas. No que sean enfoques antagónicos y excluyentes entre sí; la diferencia está en la óptica que adoptan con respecto al papel que juegan los actores locales: la teoría de la cultura mundial, la perspectiva del neoimperialismo cultural y el paradigma del prestamista y el prestatario. Hoy considero la primera en conexión con la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto

Los teóricos de la cultura mundial tienden a ver la evolución de la sociedad siempre propensa al equilibrio. Suponen que los actores políticos alrededor del mundo comparten principios con respecto a los fines de la educación y las aspiraciones de reforma educativa para impulsar usanzas escolares acordes con los fundamentos de la modernidad. Al hacer el análisis de la Reforma Educativa mexicana, apuntarían que sus propuestas embonan con las inclinaciones de cambio institucional en boga en el ambiente global; cuya influencia en el entorno nacional es legítima.

Los partidarios de esta corriente basan la mayor parte de sus análisis en el neoinstitucionalismo sociológico. Las particularidades de las naciones indican cómo las tendencias globales se adaptan en las culturas locales. Lo denominan isomorfismo, por la tendencia a seleccionar herramientas similares y arrojar resultados parecidos. El acoplamiento flexible es otro de los conceptos que estos académicos diseñaron para tomar en cuenta la acción de individuos y organizaciones en las escalas nacional y mundial. Por ejemplo, esta idea engarza bien para dilucidar la adaptación de las ocho sugerencias de la OCDE para el desarrollo del servicio profesional docente y cómo, con las modificaciones que dicta la cultura local, contribuyeron a la elaboración de dos nuevas leyes. Empero, según la misma visión neoinstitucionalista, no hay un isomorfismo general, pues las circunstancias e intereses de grupos, instituciones e individuos, tanto en el contexto nacional como en los diferentes entornos locales, modifican los patrones y transcriben de diferente manera los modelos globales.

El acoplamiento flexible acaso permitiera explicar cómo el gobierno de Peña Nieto —al principio de su mandato— pudo articular los intereses de los grandes partidos en una agenda de reformas. Los proponentes del Pacto por México recurrieron al símbolo de PISA para empujar por mejoras en la calidad de la educación, pero el ensamble de las propuestas se asentaba en la exigencia política de recuperar la rectoría de la educación. La cultura institucional que el régimen de la Revolución Mexicana instauró favorecía los intereses de asociaciones corporativas.

La reforma acopló el empeño de grupos que, bajo el influjo de la cultura mundial, querían introducir normas uniformes, metas comunes, evaluación de resultados y rendición de cuentas, así como estipular sanciones para quienes infringieran las reglas formales. Pero, al mismo tiempo, el gobierno actuó con flexibilidad para incorporar a varios círculos al carril de la reforma, pero con diferencias de grado. Por ejemplo, disciplinó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación al encarcelar a Elba Esther Gordillo, pero negoció con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y le ofreció canonjías, hasta que ésta rebasó los intereses institucionales del Estado.

Por otra parte, el gobierno central no podía poner en una misma sintonía a los gobernantes y a los administradores de la educación básica en los estados. Por ello, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, negocia con los gobernadores agrupados en regiones, en lugar de nada más actos de valor simbólico en la Conferencia Nacional de Gobernadores, pero ineficaces para alcanzar acuerdos.

El proceso de implementación —como denominan a la ejecución de políticas, autores que usan la teoría de la cultura mundial— se flexibilizó según las realidades circundantes. Pero, de cualquier manera, manifestarían, el modelo internacional de reforma educativa produce efectos que hacen que la reforma mexicana se acerque más a la tendencia global. Marcha hacia el isomorfismo, no a la homogeneidad.

Aunque los teóricos de la cultura mundial aportan ideas, aseguran sus críticos, ignoran patrones de dominación y reducen la oposición a las reformas a visiones premodernas. No explica con suficiencia la Reforma Educativa.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-educativa-en-la-globalizacion-ii/

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La reforma educativa en la globalización (I)

07 de octubre de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Carlos Ornelas

Mi trabajo de investigación descansa en la premisa fundamental de que la educación nacional es un objeto en disputa. En tres artículos presentaré los debates en torno a la interpretación de la Reforma Educativa. Parto del supuesto de que también hay contiendas para discernir el significado de la reforma en la transferencia de políticas educativas o, si se prefiere, la dialéctica entre lo nacional y lo global. Sintetizo las discusiones en tres enfoques: la teoría de la cultura mundial, la perspectiva del neoimperialismo cultural y el enfoque del prestamista y el prestatario. Hoy presento los antecedentes, en los miércoles siguientes especulo acerca de cómo interpretarían la reforma mexicana los partidarios cada una de esas corrientes.

La mayoría de los autores apegados al neoinstitucionalismo sociológico, aunque no sigan un libreto estricto, sugieren que las tendencias globales cobran vida en las reformas educativas nacionales —aunque salvaguardan manifestaciones domésticas— cuyas fronteras simbólicas se evaporan o conjugan con una predisposición histórica hacia una cultura mundial. Las reformas educativas que impulsan varios gobiernos del mundo se llevan a cabo en un contexto global que aboga por transformaciones con atributos neoliberales, como arguyen  Nelly Stromquist y  Karen Monkman  (Globalization and Education: Integration and Contestation Across Cultures) y David Turner y Hüseyin Yolcu (Neo-liberal Educational Reforms: A Critical Analysis), entre muchos otros académicos radicales. Lo que puede constatarse es que las organizaciones intergubernamentales son actores de primer nivel en el impulso del movimiento global de reforma educativa, que Pasi Sahlberg denomina GERM o germen (en el juego de palabras por el acrónimo de la noción en inglés).

El auge de un proyecto de reforma educativa internacional impulsado por organizaciones intergubernamentales se asienta en todos los rincones del planeta. La influencia de la Unesco, aunque a la baja en comparación con otras instituciones, sigue abonando a que, en los propósitos de reformas nacionales, la equidad represente un papel de primer orden. La consigna de Educación para Todos gana adeptos, aunque parece que sus metas están cada vez más lejos en el tiempo.

Las propuestas del Banco Mundial siguen vigentes. En el corazón de sus impulsos persiste la teoría del capital humano, el énfasis por ampliar la escolaridad y promover reformas con el —único— fin de preparar para el trabajo. La alegoría de la economía del conocimiento pesa en todas sus sugerencias de política educativa. Si bien, privatizar la educación ya no es un motivo recurrente en sus documentos, sigue siendo parte de su corpus doctrinario. La Organización Mundial del Comercio es el brazo armado de las corrientes privatizadoras. La educación, para estas organizaciones, no es cultura, es un servicio que debe prestarse con una visión de negocios.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es la institución intergubernamental con mayor influencia en la promoción de reformas educativas. Ello, debido al énfasis que pone en el desarrollo de instrumentos y formulación de políticas en sus Education Policy Outlook papers (documentos de perspectivas de política educativa) por país, así como por la publicación anual de Education at a Glance (Panorama de la educación), pero, sobre todo, por el acento en la evaluación de resultados y por su herramienta primordial, PISA.

La influencia de esas instituciones globales es patente en la reforma mexicana. Pero no es taxativa, pienso. El desarrollo de la reforma educativa depende del uso de la tecnología del poder y de la evolución de la dialéctica del control. Las relaciones entre lo nacional y lo global no son uniformes. Las recetas de cambios no llegan del ambiente global a implantarse en las realidades locales de manera irreflexiva: los intereses y conflictos nacionales imponen su marca y determinan las perspectivas de éxito o fracaso de las reformas.

Los abanderados de la teoría de la cultura mundial asentarían que la transferencia de proyectos a la Reforma Educativa mexicana es legítima e inevitable. Los teóricos que se apegan al enfoque del neoimperialismo cultural la definirían como una imposición de los organismos intergubernamentales, en especial de la OCDE. Los defensores de la perspectiva del prestatario y el prestamista pondrían el acento en los problemas nacionales y su relación con el mundo.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-educativa-en-la-globalizacion-i/

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Estudiantes normalistas: expectativas y aprensiones

04 de octubre de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Carlos Ornelas

Del 27 al 29 de septiembre el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (Crefal) organizó el Seminario Jaime Torres Bodet. Congregó a 63 de 100 estudiantes de escuelas normales que participaron en la primera edición del Programa de Movilidad Estudiantil Paulo Freire. Éste es una iniciativa de la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura para promover el intercambio de futuros maestros en la región. Hasta la fecha, nada más el gobierno mexicano ha puesto recursos. Por ello, 100 de sus estudiantes normalistas realizaron estancias en nueve países de la región; en contrapartida, México recibió a 32 de seis naciones hermanas.

El Crefal invitó a esta reunión a los 100 participantes, pero unos ya se graduaron y trabajan, otros no pudieron venir por cuestiones personales. Esta sesión tuvo tres propósitos centrales. Primero, de carácter personal, que los estudiantes se conozcan y tal vez formen lazos de camaradería y mantengan contactos profesionales a plazo largo. Segundo, de tipo profesional, compartir conocimientos y tratar de desentrañar cuál fue el aprendizaje común, cómo pueden replicarlo y qué significa en su naciente curriculum vitae. Tercero, de traza utilitaria, pero trascendente, escribir y compartir su experiencia. En cierta forma, se les invitó a que miraran más allá de su logro personal y participen a sus pares y público en general trozos de su aprendizaje, vivencias y expectativas.

En los tres días de trabajo, los estudiantes charlaron en pequeños grupos, compartieron notas, realizaron pequeños seminarios y comenzaron a redactar sus borradores. El director general del Crefal, Sergio Cárdenas, se comprometió —tras apoyo editorial profesional— a buscarle vías de publicación. Incluso, ya encontró el título: Cartas desde el Crefal. La idea se la proporcionó su mentor y asesor de tesis de doctorado en Harvard, Fernando Reimers, quien compiló Quince cartas sobre la educación en Singapur (México, Fondo de Cultura Económica, 2016). Les pedí a los estudiantes que escribieran con pasión y detalle.

Si bien los parlamentos entre los normalistas fue el centro de la reunión, el programa incluyó conferencias. Fui uno de los convocados a hablar sobre la Profesión Docente en México. Noté que gané su atención cuando expuse la sección “Las normales en la mira”. Luego tuve la oportunidad de charlar por minutos (me infiltré en sus conversaciones) y palpé que están preocupados por su futuro.

Desde que ingresaron a la licenciatura estaban al corriente de que no obtendrían una plaza en automático. Ya no era parte de sus expectativas, pero tampoco esperaban competencia de egresados de universidades y otras instituciones de educación superior. Ven sus perspectivas con pesimismo.

Uno de los estudiantes apuntó que los normalistas están en desventaja. Dijo algo más o menos así: si un ingeniero o un abogado quiere ser maestro y si no la hace en el concurso de ingreso, podrá buscar otro empleo, puede hacer otras cosas, ¿qué con los egresados de normales? Nosotros estudiamos para ser maestros, nada más que maestros, ¿qué porvenir nos espera?

Otra estudiante me dijo que desde que ingresó a la normal esperaba obtener su plaza por concurso, pues no proviene de una familia de maestros. Confía en tener conocimiento y méritos. Pero también la ve difícil.

Pienso que la colección de las pequeñas memorias de los primeros participantes en el seminario Torres Bodet sea una aportación al conocimiento en varios campos. La novedad: estudiantes normalistas que en tiempos difíciles viajan, aprenden y escriben. Saludo esta iniciativa. Estos noveles escritores ya tienen un lector asegurado.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/estudiantes-normalistas-expectativas-y-aprensiones/

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La educación en el V Informe

13 de septiembre de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx

Por: Carlos Ornelas

Este 2 de septiembre se replicó el anatema de Antonio Gramsci: “La educación es política y la política es educación”. Aunque todo el V Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto encierra lecciones, el dictamen sobre la Reforma Educativa adquirió importancia alegórica. Los ritos y ceremonias forman parte de la tecnología del poder. El presidente rindió su mensaje en el símbolo político más importante de México, el Palacio Nacional. Además, lo hizo ante invitados y evitó la presencia de actores incómodos.

La parte formal, como lo manda la Constitución, se cumplió el día primero, en un acto deslucido, ante un Congreso envuelto en un revoltijo por intereses partidistas, de todos los partidos, no nada más del PAN. La liturgia en Palacio fue para realzar la figura presidencial.

En la alocución de EPN, la educación representó un papel central: “Trabajamos por un México con Educación de Calidad para realizar el anhelo de las familias, de que sus hijas e hijos puedan desarrollar su potencial y realizarse a plenitud. Por eso, la primera reforma que impulsamos al inicio de esta administración fue la Educativa”, dijo.

Luego enumeró los hechos significativos de la Reforma Educativa. Si bien comenzó con una evocación a la calidad de la educación, de inmediato pasó al meollo político: “el Estado mexicano recuperó la rectoría de la educación”. Pese a que es una exageración apuntar que ahora el gobierno rige en el sistema escolar (de educación básica), sí ha recuperado espacios y administra la dialéctica del control en su favor: las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación sufren mermas en sus márgenes de autonomía. En unas partes ya no son gobierno, aunque su influencia resiste a los intentos de cambio.

El Presidente redondeó el elogio a su reforma en cuatro zonas emblemáticas: laboral, tangible, pedagógica y política. En esta última, su oratoria fue enfática. Me imagino que el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, se mostraba contento al observar que el Presidente celebró su hacer en la SEP.

En la franja laboral, el Presidente rememoró la creación del Servicio Profesional Docente, la transformación de la Carrera Magisterial a un nuevo mecanismo de incentivos, sin la participación de agentes sindicales, sino con el apoyo de las evaluaciones del desempeño docente y la Estrategia de Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales.

En la porción concreta, el presidente destacó que, al final del sexenio, se habrán invertido 80 mil millones de pesos para mejorar la infraestructura escolar; 25 mil escuelas de tiempo completo y jornada ampliada; crecimiento de la matrícula en educación media y superior, y el modelo mexicano de educación dual, que tanto elogian muchos empresarios.

Por supuesto que el Modelo para la Educación Obligatoria cubrió buen trozo de la región educativa. No se midió en encomios. Ésta: “Representa una verdadera revolución pedagógica que permitirá a los alumnos aprender para la libertad y para la creatividad. Libertad para elegir su camino de vida y tomar las mejores decisiones; creatividad para idear nuevas soluciones y construir un mejor futuro”. Mencionó el nuevo currículo y aplaudió el apoyo de los especialistas más destacados de México, en su opinión. “La contratación de expertos da prestigio a los políticos”, dicen James March y Johan Olsen.

En el territorio de la política, que es donde se nota más la influencia de la tecnología del poder, EPN, sin mencionarlo por su nombre, recalcó los golpes al corporativismo. Citó que se auditó la nómina del magisterio (y se sigue en el empeño, le faltó decir) y se recuperaron más de 40 mil plazas, diez mil 500 de ellas en manos de aviadores (tampoco lo mencionó) y ratificó que el Estado es ahora el rector de la educación.

Los efectos del Informe son enigmáticos. El Presidente rinde cuentas, pero bajo sus reglas. Claro, luego vendrá la glosa en el Congreso, pero es él quien escoge lo que vale la pena mencionar. Empero, la consecuencia política inmediata es el aplauso de muchos actores y la crítica de otros; ésta no alcanza la misma cobertura que los encomios. El día del Informe ya no es el del presidente, pero mantiene un alto valor simbólico.

Más allá del autoelogio, que guarda algo de vanidad, el hecho es que la Reforma Educativa avanza a pesar de los enojos que causa. Aunque pongamos a Gramsci de atrás para adelante, la admonición es análoga: la política es educación y la educación es política.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/09/06/1186483

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Estrategia de Autonomía Curricular

06 de septiembre de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx/

Por: Carlos Ornelas

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, presentó este lunes (28-VIII-2017) un plan piloto para poner en marcha la Estrategia de Autonomía Curricular. No es un proyecto que deje a las escuelas y sus comunidades la decisión acerca de qué y cómo enseñar, pero rompe con una tradición corporativa que tiende a uniformar todo en el sistema escolar. No es la panacea, pero tampoco es despreciable

Los modelos de autonomía escolar se nutren de componentes ideológicos, políticos y prácticos. El proyecto neoliberal y el participativo tienen puntos de contacto, anhelan reformar al sistema dominante. Sin embargo, sus perspectivas discrepan. La presunción que arriesgó es que la idea de autonomía curricular que anima el gobierno de EPN sintetiza de manera compleja elementos de los proyectos neoliberal y participativo; además, mantiene ciertos dispositivos del orden vigente, como el centralismo en el ejercicio del poder. La matriz del cambio exhibe la tensión entre la tradición —que tiene defensores convencidos— y los propósitos de innovación; también la discordancia entre las apuestas reformadoras, enmarcadas en dos proyectos encontrados.

Primero. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos hace una crítica al centralismo y al desperdicio de recursos. En sus sugerencias pone énfasis en el liderazgo, el régimen de gobierno interno en cada escuela, en el manejo eficaz de los recursos financieros y en la posibilidad de que cada director de plantel pueda contratar y despedir a los docentes de su escuela conforme a su desempeño y rendimiento. Ésa fue la recomendación número 12 de las prescripciones que le presentó al gobierno de México como parte de un contrato firmado con la Secretaría de Educación Pública (CF: OCDE, Mejorar las escuelas: estrategias para la acción en México, 2010). En cierta forma, sus propuestas replican las circunstancias que le achaca al régimen centralista: vertical y absorbente. Pudiera decirse que este modelo se inspira en una ideología neoliberal, aunque las pretensiones del mercado y la privatización no se encuentren en la agenda.

Segundo. Linda Darling-Hammond acentúa la deliberación de los actores en la escala local, que sean ellos quienes definan las metas de aprendizaje de sus estudiantes —o sus hijos— de acuerdo con valores que la mayoría comparta con el fin de satisfacer las necesidades del alumnado. Además, que dentro de cada plantel se realice investigación con el fin de dar seguimiento al proceso de enseñanza y aprendizaje para mejorar la educación de los estudiantes y subsanar fallas en la administración. Sugiere que ese proceso sea permanente (Linda Darling-Hammond, El derecho de aprender: crear buenas escuelas para todos, 2001). Estas ideas obedecen a esfuerzos de cooperación de maestros, padres de familia y los educandos mismos para el estudio permanente de su contexto inmediato. Es un proyecto de autonomía escolar participativo. Se basa en nociones de una educación democrática.

No obstante que ambos modelos divergen en términos ideológicos y políticos, siguen siendo aspiraciones, la vida cotidiana de las escuelas de México se rige por tradiciones corporativas, clientelares y patrimonialistas. En cada escuela, aun en las más pequeñas, el sistema corporativo es el dominante. Es el adversario común de los proyectos neoliberal y participativo, es el que el gobierno de Enrique Peña Nieto trata de reemplazar; es una de las piezas angulares de la acción pedagógica de la Reforma Educativa. Claro, también lo hace para rebatir la idea de que la reforma es laboral y que no toca a la educación. Pero las consecuencias van más allá. Es un paso para alterar las relaciones de autonomía y dependencia de los maestros.

No me hago ilusiones. Es un proyecto limitado al —cuando mucho— 20% del currículo, aunque puede abrir espacios mayores, dependerá de la iniciativa de las comunidades escolares. Por lo pronto, no hay que despreciar las ventajas potenciales que la SEP propone a su proyecto. Al contrario, discurro, habría que profundizar en ellas: 1) ampliar la formación académica; 2) potenciar el desarrollo personal y social; 3) nuevos contenidos —que no tienen que circunscribirse a aspectos financieros, robótica y programación—; 4) conocimientos regionales —fundamental—; y, 5) proyectos de impacto social.

No es un proyecto perfecto, contiene puntos laxos. Sin embargo, pienso, es mejor que el modelo dominante que algunos quieren preservar.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/08/30/1184958

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