Page 3 of 6
1 2 3 4 5 6

Indignación

Por: Elisabeth De Puig 

Nos anima un conservadurismo ciego; sin embargo, promovemos la vulgaridad y la incultura. Negamos a las mujeres el derecho a su cuerpo, resistimos a la educación sexual en las escuelas y nos doblegamos frente al poder de las iglesias.

Todos y todas, al igual que el presidente de la República, estamos indignados por la muerte de la joven pareja cristiana de manos de la Policía. Indignados, pero no sorprendidos. La que nos mueve hoy es la misma vieja indignación que sentimos desde hace decenios frente a la violencia endémica de nuestro país y a la interminable lista de atropellos y desacatos de las autoridades encargadas de velar por nuestra seguridad.

Frente a estas situaciones, que son eslabones de una larga cadena de desafueros, cada presidente ha tenido su librito. El presidente Balaguer removía la mata como si la esencia misma de su gobierno fuera ajena a las arbitrariedades de la época. 

A partir de 2005, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) desarrolló el Plan Nacional de Seguridad Democrática con su gran apuesta Barrio Seguro. Para la ocasión se trajo una moderna y carísima flotilla de motores Harley Davidson para patrullar en sectores de vías angostas.

La incoherente respuesta no funcionó. La vigilancia barrial siguió con motores tradicionales conocidos como “saltamontes”. De acuerdo a las estadísticas, durante el periodo 2004 a 2012 la tasa de violencia fue más alta que en los demás años.

En 2013 el presidente Danilo Medina puso en marcha el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, con el componente de prevención Vivir Tranquilo, y en 2018 se creó la Comisión Nacional de Seguridad Interior con la tarea de crear la estrategia nacional de seguridad ciudadana, que no se implementó. 

En el pasado proceso electoral la seguridad ciudadana fue una de las grandes promesas de campaña. Se insistió en el mejoramiento de las condiciones salariales de los agentes y en el entrenamiento del cuerpo policial. 

Hace poco se anunció la primera fase de la Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana. Según lo dado a conocer el plan se concentrará en la política criminal, la seguridad ciudadana y la seguridad nacional.

Como medidas de impacto se informó que se comprarían armas detentadas ilegalmente por particulares, se obligaría a los motoristas a llevar chalecos numerados, se reforzaría la lucha contra la violencia intrafamiliar y se crearía  una “nueva cultura policial”. 

Me da la impresión que el ciudadano de a pie no le ha prestado mucha atención al nuevo plan. Siento que, después de tantas decepciones, se extiende el escepticismo: la gente se siente chiva con cualquier nuevo anuncio o intento de modernización de la Policía. Lo que el pueblo conoce y vive es la ratería, la violencia intrafamiliar, la violencia de la calle, la violencia de la Policía y la violencia de la pobreza.  

Los planes de seguridad ciudadana ambiciosos, integrales, multisectoriales van y vienen, tienen aspectos que funcionan mejor que otros. Incluso se ha tratado de aplicar planes que han funcionado bien en otros países y que, sin embargo, aquí han chocado contra la pared de nuestra realidad y la larga cadena de corrupción y atropellos policiales.

Ni la modernización del modo de vida de amplios sectores de la población, ni el desarrollo turístico, ni los cambios de gobierno han podido poner un freno a una violencia estructural soterrada y endémica, consustancial a la sociedad dominicana de la cual nuestra policía es solamente un reflejo.

La institución policial está hecha a la imagen y semejanza de nuestra sociedad, una sociedad cada vez más fraccionada entre los de arriba y los de abajo.

Es una institución piramidal: los altos mandos se hacen rápidamente millonarios, les siguen los del medio que entran en un sistema de peajes estimulados por los de arriba, que reciben su tajada, y por los mismos ciudadanos que mojan para poder seguir con las actividades delictivas con las que compensan salarios paupérrimos, o simplemente para que los dejen tranquilos.

Abajo, encontramos los recién reclutados, muchas veces con un escaso nivel de instrucción, entrados en las filas de la institución sin filtros reales, muchos de ellos víctimas de la violencia intrafamiliar, provenientes de familias disfuncionales sin modelos de referencia positivo, pero de repente dotados de un arma y a quienes se les pide mano dura en contra del crimen. 

En todo conglomerado humano hay un sistema de dominación social y política que tiende a reproducirse y se expresa en todos los aspectos de la vida social. Quizás valga la imagen del sancocho para ilustrar la República Dominicana de hoy que se compone de una mezcla de elementos variados imbricados unos con otros.

Estamos montados en el tren de la modernidad y de la virtualidad, hablándole un lenguaje del siglo XXI a una población que maneja un escaso vocabulario. Hablamos de empleos de calidad con una lógica económica basada en los bajos salarios. 

Nos anima un conservadurismo ciego; sin embargo, promovemos la vulgaridad y la incultura. Negamos a las mujeres el derecho a su cuerpo, resistimos a la educacion sexual en las escuelas y nos doblegamos frente al poder de las iglesias. No podemos, en la era de la comunicación, predicar la modernidad por un lado y actuar con formas propias del paleolítico por el otro.

Debemos preguntarnos si no es nuestra organización social la que genera las formas de delito que nos indignan. Las diversas redes de tráfico son hoy en día fuentes de enriquecimiento para muchos, hay sectores de poder que las protegen y en ellas participan oficiales y agentes que están supuestos a combatir el delito.

El presidente pidió perdón públicamente y el ministro de Interior y Policía fue personalmente a darles el pésame a los familiares de las víctimas de Villa Altagracia. Estos gestos, como las sanciones, tienen mucho valor. Pero lo fundamental es ir a las raíces del patrón de abusos de la autoridad pública. 

De la misma manera que hay que hacer hincapié en la selección y el entrenamiento de los oficiales y agentes del orden público y en la dignificación de su trabajo, hay que dedicar cuantiosos recursos en la prevención de la violencia social y en la salud psicoemocional de nuestra gente. Entre ella, las fuerzas del orden que salen de las mismas entrañas del pueblo deben estar en la primera fila y más en tiempo de pandemia que exacerba los conflictos.  

Para esto último hay que actuar en la sociedad como conjunto. No podremos cambiar la Policía si no cambiamos la sociedad al mismo tiempo, superando sus injusticias más lacerantes, su corrupción y sus abusos más significativos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/indignacion-3-8931032.html

Comparte este contenido:

Incertidumbres, dependencia y oportunidades

Por: Elisabeth De Puig 

El planeta nos manda el mensaje claro que la humanidad debe cambiar y que la prosperidad solo se puede construir con la implementación de nuevos modelos económicos  que operen y trabajen con la naturaleza, no en su contra.

El 31 de diciembre muchos se despidieron del año 2020 con una alegría sin precedente. En mi sector oímos un gran clamor de regocijo y a la media noche estalló tal cantidad de montantes que, desde su prohibición, no se había escuchado un estruendo parecido.

Luego de haber pasado por lo que fue, para muchos, el peor año de su vida, se sentía como una necesidad, cada uno desde su casa y en una suerte de despojo colectivo, de recibir el nuevo año con algarabía, fe y esperanzas

Se anunciaban las vacunas a la vuelta de la esquina, después de un éxito científico digno de admiración a pesar de la competencia geopolítica subyacente entre laboratorios y países.

No se perfilaban claramente o se dejaron de lado los problemas que conllevan una producción masiva para una inmunización planetaria, las logísticas de aplicación de vacunas de doble dosis, la cadena de frío y la aparición de nuevas cepas del virus más contagiosas.

A un mes y pocos días de la nochevieja, los ánimos empiezan a tambalear. Agobiados por duelos, largos meses de incertidumbres y de encierro, con medidas y contra medidas, con la crisis económica al hombro, una inflación indetenible, los niños en la casa, la virtualidad, el personal médico y las personas que todavía no habían caído en depresión dan serias señales de agotamiento.

Nadie se ha podido sustraer a la pandemia, aun si unos y otros la viven con grados más o menos elevados de conciencia, conocimiento y responsabilidad.

Como país somos un eslabón dependiente de un mundo global, de sus vacunas y sus guerras, del rechazo a las inmunizaciones por algunos sectores que apoyan tesis conspiracionistas, de la cantidad de vacunados a nivel global para que ceda la pandemia y del acaparamiento que se perfila de un bien que debería ser de libre acceso y que generará aún más brechas, no solamente entre países ricos y pobres sino entre los individuos de un mismo país.

Dependemos de un comercio marítimo más lento hoy en día, de un turismo que, si bien aporta empleos y hace funcionar la agropecuaria, está en riesgo de agonizar si no se detiene la pandemia.

Somos parte de la crisis local y de la crisis global y en esta crisis los individuos son como briznas de paja, obligados a seguir lo que sus autoridades entienden que es mejor.

Sin embargo, en nuestro país se siente una peligrosa permisividad, porque muchas personas no toman en serio la necesidad de prevenir el contagio y el gobierno ha consentido el funcionamiento de espacios abiertos al público sin tener toda la capacidad necesaria para supervisarlos y controlarlos.

Hay espacios abiertos  frente a los cuales pasé el fin de semana pasado que dan escalofríos. Vi también un policía en una conversación muy animada con un pana que aparentemente no sabía qué era una mascarilla.

A veces uno siente que vive en una suerte de mescolanza, en terrenos resbaladizos: la inestabilidad de nuestro entorno y la pérdida de nuestra capacidad de control son las grandes lecciones de una pandemia que debería aportar nuevas oportunidades, como el uso de herramientas virtuales en nuestras actividades laborales, a pensar en Zoom, Webinar y otras plataformas que vinieron, para bien o para mal, a quedarse.

Debería ser la mejor coyuntura para dejar de lado un consumo desenfrenado y dañino para el medio ambiente y para la propia humanidad.

Vi con estupor que una agencia de viajes promovió con éxito en la República Dominicana los viajes sin destino en avión. Una actividad que debería ser prohibida por afectar sin ninguna razón al medio ambiente, o que debería tener un costo ambiental incluido en el mismo boleto para resarcir los daños que cada viaje provoca.

Con la crisis generada con la Covid-19, el planeta nos manda el mensaje claro que la humanidad debe cambiar y que la prosperidad solo se puede construir con la implementación de nuevos modelos económicos  que operen y trabajen con la naturaleza, no en su contra y que protejan a las personas pobres y vulnerables que son las que más sufren de las pandemias y la degradación ambiental.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/incertidumbres-dependencia-y-oportunidades-8911023.html

Comparte este contenido:

Lugares de Memoria: Ingenio de Boca de Nigua

Por: Elisabeth De Puig 

En la Navidad de 1521 había estallado la primera rebelión de esclavos negros conocida de las Américas, en el ingenio azucarero del gobernador colonial. En 1796, Diego de Ocampo, Juan Sebastián Lemba, Diego Vaquero y los cimarrones de Boca de Nigua se alzaron en armas   para romper las cadenas de la esclavitud.

La historia de la esclavitud en el continente americano empezó en lo que hoy es la República Dominicana. Sin embargo, en todo el paseo de la memoria que realizamos en días pasados con nuestro guía Darío Solano, tuvimos que dejar actuar nuestra imaginación a defecto de encontrar huellas didácticas sobre la historia de los sitios que recorrimos.

¿Cómo no visualizar el desembarco de los primeros esclavos en Santa Bárbara, en el lugar mismo donde empezó la historia de la esclavitud negra en América? ¿Cómo olvidar que la primera colonia europea en América fue una suerte de laboratorio de lo que sería luego la trata esclavista en todo el continente?

Marcados como ganado, sobrevivientes de una larga y mortífera travesía en condiciones infrahumanas, tambaleantes, con grilletes, muertos de hambre, sucios, deprimidos, sin entender otro idioma que el de los golpes y aterrorizados frente al porvenir tocaron esta tierra seres humanos que fueron vendidos como mercancías en la plaza cerca del puerto o en la calle La Negreta. Fueron luego repartidos hacia sus destinos finales, uno de los numerosos ingenios que producían azúcar en el siglo XVI en el territorio de La Española.

Los primeros cañaverales fueron sembrados por mano de obra indígena que trabajó en los trapiches e ingenios hasta su extinción y reemplazo por esclavos de origen africano.

Nigua, nuestra tercera parada, jugó un papel fundamental en el asentamiento de la empresa colonial con el establecimiento de los primeros trapiches que produjeron azúcar de calidad y en cantidad suficiente para suscitar el interés del colonizador.

Según Bartolomé de las Casas, 26 ingenios estaban ubicados en la ribera del río Nigua en el año 1520. Entre lo que son hoy en día las ciudades de Haina y San Cristóbal, la comunidad de Nigua encierra un increíble legado histórico desconocido por las grandes mayorías, poco compartido, digno de valorización, divulgación e investigaciones.

Otros hechos hacen de Nigua y sus alrededores un lugar de excepción: en estos parajes se entrelazaron las historias de los ingenios, de la esclavitud y del cimarronaje con la presencia de la odiosa cárcel y manicomio de Nigua, así como con la existencia de una casa de playa del dictador Trujillo.

El conjunto de obras coloniales, entre las que se encuentran el ingenio Boca de Nigua, las ruinas del ingenio Diego Caballero y la iglesia San Gregorio son más valorizados virtualmente que en la realidad.

Esta iglesia jugó su papel en el proceso de transculturación de los negros de origen africano. No es casual que el municipio de Nigua tenga una fuerte concentración de cultos dedicados a diversos miembros del santoral católico y a su representación sincrética en el panteón del vudú dominicano.

El ingenio de Boca de Nigua es una infraestructura colonial que se construyó a mediados del 1600 y fue propiedad del duque de Aranda. Según el arquitecto Eugenio Pérez Montás, «(…) es el más completo conjunto de antiguas estructuras arquitectónicas dedicadas a la fabricación de azúcar que ha llegado a nosotros».

En el año 2005 fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro del proyecto “Los primeros ingenios coloniales azucareros de América”.

Sin embargo, mucha indolencia e indiferencia han contribuido a que esta declaratoria no se traduzca en una mayor visibilidad del ingenio y de su historia y en una mejoría de la calidad de vida para las comunidades locales mediante la valorización, conservación del sitio y el aprovechamiento de la diversidad cultural. Solo quedan ruinas mudas como en Palavé o en Engombe.

Por el intensivo proceso de explotación a los cuales fueron sometidos, se estima que la vida de los cautivos no pasaba de 5 a 7 siete años de labor, lo que provocó intentos de fugas y sublevaciones conocidas como cimarronadas.

En la Navidad de 1521 había estallado la primera rebelión de esclavos negros conocida de las Américas, en el ingenio azucarero del gobernador colonial. En 1796Diego de Ocampo, Juan Sebastián Lemba, Diego Vaquero y los cimarrones de Boca de Nigua se alzaron en armas  para romper las cadenas de la esclavitud en una rebelión cruelmente reprimida. La rebelión propugnaba por la emancipación individual de los rebeldes y por la abolición de la esclavitud.

Esta faceta de la historia debe ser motivo de orgullo y reivindicada. Ella viene a recordarnos que el pueblo dominicano es más que un pueblo “hispano y cristiano” y que la historia que conocemos fue escrita por y para los eurodescendientes.

La recuperación de la memoria de los afrodescendientes es una alternativa al silencio que permitirá el recuerdo de vivencias pasadas y su integración a una historia común.

En Boca de Nigua se celebraba el “Festival de Cimarronaje” hasta el año 2010, cuando dejaron de realizarlo. Hay iniciativas actuales, que se enmarcan dentro de la década de los afrodescendientes proclamada por las Naciones Unidas de 2014 a 2024.

Así, el domingo 24 de enero tuvo lugar en el Ingenio Boca de Nigua el evento Negritudes e Identidad, con el propósito de celebrar el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes. Sin embargo, estas actividades tienen poco realce y no se han traducido aún en ingresos para la comunidad y en el reforzamiento de su identidad cultural.

El surgimiento del movimiento Black Lives Matter, la toma de posesión de un nuevo presidente en los Estados Unidos, así como los aires de cambio que soplan en nuestro país deberían reforzar el interés que las jóvenes generaciones están demostrando por sus raíces africanas y por una historia más inclusiva.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/lugares-de-memoria-ingenio-de-boca-de-nigua-8906063.html

Comparte este contenido:

Cada uno en su burbuja

Por: Elisabeth De Puig

La crisis de la covid-19 y las incertidumbres que esta arrastra me hicieron reflexionar sobre los aprendizajes que nos ha traído el 2020.  La solidaridad, compasión y reciprocidad de muchos se ha mostrado en forma directa e indirecta, pero a la vez también se han manifestado actitudes de egoísmo, deshonestidad, injusticia y mentira.

Cada uno en su burbuja. Estas Navidades fueron especiales y atípicas. A lo opuesto de las que fueron desde que, al nacer mi hijo, inicié mi propia tradición celebrándolas en mi casa y no en Puerto Plata con la familia de mi esposo.

No puedo recordar todos esos comensales, pero algunos fueron fieles durante decenios y los he tenido muy presentes en esta Noche Buena fuera de rumbo.

El teléfono, las redes, fueron lo que nos acercó más a nuestras amistades encerradas por edad, responsabilidad o circunstancias dentro de sus casas, en el país y alrededor del mundo.

Las caritas sonrientes reemplazaron en muchos casos los abrazos y apretones, hubo algunos toques de codos, pero ni ellos son recomendados.

“Estuve sola con mi cenita frente al televisor”. Eso pasó a menudo para los “ancianos”, tanto en Santo Domingo como en París o Plousganou, y miles de ciudades alrededor del mundo según las normas impuestas y los diferentes toques de queda. Las mismas modalidades, pero en horas diferentes.

La crisis de la covid-19 y las incertidumbres que esta arrastra me hicieron reflexionar sobre los aprendizajes que nos ha traído el 2020. La solidaridad, compasión y reciprocidad de muchos se ha mostrado en forma directa e indirecta, pero a la vez también se han manifestado actitudes de egoísmo, deshonestidad, injusticia y mentira.

Hemos tomado conciencia de nuestra vulnerabilidad e interdependencia y de hasta qué punto nos necesitamos los unos a los otros para sobrevivir y vivir dignamente, también de que la naturaleza es vulnerable.

Necesitamos tener mayor responsabilidad y compasión para estar más atentos a nuestras obligaciones que a nuestros derechos, más atentos a las consecuencias que tienen nuestros actos en el trato con los demás y también con el medio ambiente.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/cada-uno-en-su-burbuja-8896774.html

Comparte este contenido:

2021

Por: Elisabeth De Puig 

Muchas incertidumbres se ciernen sobre el 2021. La covid-19 se ha añadido a la crisis estructural cuyos efectos se han expresado con fuerza los últimos años y ha sido un catalizador de las inmensas desigualdades generadas por el neoliberalismo.

Algunos navegan con el solo deseo de volver a lo que éramos antes de la pandemia y otros viven con la conciencia que nada será igual bajo el cielo. La boda que se realizó el pasado viernes en el Country Club, con cientos de invitados a pesar de la situación que atraviesan el país y el mundo, deja entrever que habrá ciertamente varias normalidades para el 2021.

Resulta difícil proteger la salud de la población, mantener actividades gubernamentales y empresariales, vender la idea de normalidad para no asustar los turistas y los inversores, tomar como norte que las cosas van bien y exigir que la población acate al unísono medidas restrictivas.

Nada será igual, por el mero hecho que en poco menos de un año más de 1 millón 690 mil personas perdieron la batalla contra la covid-19 a nivel planetario; nada será igual porque durante el primer pico de la pandemia miles de personas de todas edades murieron solas sin el acompañamiento de sus seres queridos y en algunos países hasta las enterraron en fosas comunes.

Estos acontecimientos extremos quedarán para siempre presente para muchos, más aún por los que han sido confrontados a formas brutales de la enfermedad y al duelo de amigos o familiares.

En 2021, numerosos cambios que hemos visto instalarse en casi todos los aspectos de nuestras vidas se quedarán, para bien o para mal.

Están también por verse las transformaciones que tendremos que implementar para evitar que nuestro planeta sucumba al cambio climático y a la pérdida de la biodiversidad como resultado de la actividad humana sin control.

El desafío global que surge a raíz de la pandemia no es menor al que se presentó al final de la Segunda Guerra Mundial y pone en entredicho la gran paradoja de la globalización que permitió la propagación rápida de la enfermedad gracias a la movilidad acelerada de las personas y de las mercancías en las últimas décadas, fenómeno que se tradujo en beneficios económicos sin precedentes.

Al favorecer la expansión e intensificación de la agricultura y el comercio, la producción y el consumo insostenible y loscambios de uso del suelo, un capitalismo despiadado generó y seguirá generando nuevos riesgosa través de sus impactos en el medio ambiente.

Así sucede en el Brasil del presidente Bolsonaro, que al igual que algunos otros líderes mundiales, se ha burlado del cambio climático y de los peligros del coronavirus.

Por cansancio, desconocimiento o ideología muchos surfean ahora mismo con los riesgos, mientras otros mantienen el aislamiento social a cabalidad o llevan el luto de los desaparecidos.

Se ha desvelado en muchos países una desconfianza y un cuestionamiento a las medidas tomadas por las autoridades como la obligatoriedad de las mascarillas.

Muchas incertidumbres se ciernen sobre el 2021. La covid-19 se ha añadido a la crisis estructural cuyos efectos se han expresado con fuerza los últimos años y ha sido un catalizador de las inmensas desigualdades generadas por el neo liberalismo.

“Nueva normalidad” es un eufemismo para una pérdida de lo bueno que podía tener la normalidad anterior, y nos trae su nuevo trabajo, su nueva educación, que en muchos casos puede suponer un deterioro, tangible y cotidiano de las condiciones de viday de los derechos humanos.

Apenassalidas las primeras vacunas que se aplicarán masivamente durante 2021, crecen los movimientos anti vacunas y las dudas sobre los riesgos imaginarios o reales que representan las diferentes técnicas utilizadas.

Este mismo fin de semana se anunció una mutación del virus que acaba de provocar una nueva cuarentana en el Reino Unido y el cierre de los vuelos desde y hacia ese país.

Así termina 2020 y comienza 2021.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/2021-2-8895011.html

Comparte este contenido:

Información e infodemia

Por: Elisabeth de Puig

Resulta más difícil fomentar la actitud crítica ante la manipulación de los hechos y los análisis intencionados cuando existe una clara tendencia a adiestrar el pensamiento de la audiencia para que no tenga juicio propio sobre la información que consume.

Vaya paradoja: es en la era de la mayor interconexión entre los seres humanos que la desinformación ha aumentando en el mundo hasta tomar proporciones dramáticas por su propagación viral por las redes sociales.

A raíz de la pandemia de Covid 19 se ha forjado un nuevo concepto: el de infodemia, que deriva de las palabras información y epidemia, y que ha sido oficializado por la OMS en febrero 2020

Nunca antes la humanidad había tenido acceso a tanto volumen de información, lo que no significa que estemos mejor informados. Más bien, es mucho más complicado ahora saber si lo que leemos es verdad o no.

La función de los medios de comunicación tradicionales era y sigue siendo la de presentar un amplio abanico de perspectivas, para que a partir de ahí los ciudadanos puedan construir su propia percepción de la realidad.

Sin embargo, en el momento que se estimula una participación activa de todos y todas en las redes sociales con el desarrollo de una velocidad de propagación impensable hace solo algunos años, nuestra época se caracteriza también por la falta de una actitud crítica y la poca calidad de los análisis sobre las informaciones

En 2020, para más de la mitad de la población del mundo desarrollado la primera fuente de acceso a las noticias y opiniones son el internet y las redes sociales. Se han quedado atrás los libros, la televisión, la radio y la prensa escrita.

Como las noticias falsas provienen, sobre todo, de las redes, es función del periodista alejarse de ellas y ofrecer cada vez más conocimientos, análisis y filtro.

De manera general es bueno entender que la desinformación busca encajar de manera directa con nuestros gustos, creencias, miedos o deseos, mientras que la información se dirige a nuestro ser racional y a nuestro conocimiento.

Se debe considerar que muchas de las noticias falsas no son inocentes y utilizan el conocimiento de la psique humana para impactar en un sentido o en el otro.

Resulta más difícil fomentar la actitud crítica ante la manipulación de los hechos y los análisis intencionados cuando existe una clara tendencia a adiestrar el pensamiento de la audiencia para que no tenga juicio propio sobre la información que consume.

La situación presente da pie cada vez más a que el usuario asuma como verdad cualquier noticia presentada de una manera que coincida con su ideología, sus valores y sus principios.

Por todas estas razones, cuando se difunden mentiras para favorecer a determinadas organizaciones o a partidos políticos, la desinformación electoral pone en riesgo la democracia; cuando se trata de noticias falsas y alarmistas sobre migrantes, minorías, casos de corrupción, como sobre el Covid 19, estas falsas noticias pueden ser letales. 

¿Cómo tratar de mitigar estos peligros que las mismas plataformas en línea no están en capacidad de controlar? Han surgido “fact-checkers”, o verificadores de hechos y de datos. El Fact-Checking Network (IFCN), perteneciente al Poynter Institute, reúne a más de 100 profesionales de 45 países dedicados a analizar la información.

Cada uno de nosotros tiene su grado de responsabilidad como consumidor y reproductor de noticias; lo menos que podemos hacer en caso de dudas es comprobar la fuente de la que proviene la noticia, su autor, el día y, si es necesario, hacer una breve búsqueda por internet y controlar el click automático y compulsivo que nos hace compartir tal o tal noticia.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/informacion-e-infodemia-8890810.html

Comparte este contenido:

Silencio sobre la Primera infancia

Por: Elisabeth De Puig

La primera infancia ha sido dejada de lado. Sin embargo, en muchos hogares la violencia intrafamiliar ha aumentado, la inseguridad alimentaria por la pérdida de ingresos es una realidad y los consejos virtuales que se ofrecen en la página web de INAIPI llegan solo a los padres conectados y más empoderados.

Cuando en marzo pasado se paralizó la actividad económica y se cerraron las escuelas se clausuraron también los centros del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI). Desde esta fecha ningún Gobierno (saliente o entrante) ha hablado sobre esta población que es la base del desarrollo humano.

Incidir en la etapa de la vida de los niños y niñas que va desde la gestación hasta los 5 años aumenta significativamente las probabilidades de mejorar el sistema educativo y nuestro país.

La primera infancia es la etapa donde se edifican los cimientos que sostendrán los aprendizajes a lo largo de los años. Las neurociencias establecen que la gestión emocional y un buen entorno pueden marcar diferencia en las conexiones del cerebro desde el embarazo hasta los primeros años de vida del niño.

Cada cerebro es único, irrepetible. Su proceso de desarrollo es gradual y está vinculado a factores genéticos y ambientales. Además, existen factores de alteración y de potenciación del cerebro: padres y educadores pueden marcar la diferencia.

El INAIPI cuenta con 684 centros; ofrece cobertura a 203,029 niños y niñas y 160,745 familias en situación de riesgo repartidas en las zonas de mayor vulnerabilidad de la República Dominicana y funciona con diferentes mecanismos.

Los Centros de Atención a la Primera Infancia, o CAIPI, ofrecen servicios de educación y atención integral a niños y niñas y trabajan de la mano con las familias, a quienes se les apoya para mejorar sus capacidades para el cuidado integral de sus hijos e hijas.

Por otro lado, los Centros de Atención Integral a la Infancia y la Familia, o CAFI, se basan en el fortalecimiento de los padres madres y tutores para que integran las buenas practicas de crianza en el desarrollo de sus niños y niñas atendiéndolos de manera adecuada. Estos cumplen su cometido a través de convenios con más de 20 ONGs en el país.

Llama la atención que las iniciativas actuales del Ministerio de Educación, que dio comienzo al año escolar a distancia para todo el alumnado de las escuelas públicas dominicanas el pasado 2 de noviembre, no contemplan la proteccion y educación integral de la primera infancia, especialmente los niños de los sectores más vulnerables y desfavorecidos.

La primera infancia ha sido dejada de lado. Sin embargo, en muchos hogares la violencia intrafamiliar ha aumentado, la inseguridad alimentaria por la pérdida de ingresos es una realidad y los consejos virtuales que se ofrecen en la página web de INAIPI llegan solo a los padres conectados y más empoderados.

La situación actual se contrapone con las múltiples teorías y corrientes de la educación que demuestran que los niños requieren materiales concretos, que el aprendizaje debe, entre otros, ser cooperativo, por descubrimiento, manipulativo, exploratorio, y vivencial para captar su atención y motivarlos. Estimular la interacción, la exploración y el conocimiento pueden ser claves para que los más pequeños aprendan de manera efectiva.

El vínculo corporal con las educadoras, educadores y con sus pares es primordial en el modo que tendrá el niño o niña de relacionarse en el futuro. El daño que se está causando en la población de primera infancia y en sus padres puede ser más alto que la protección que estamos buscando darles al tenerlos encerrados en sectores de alta vulnerabilidad.

¿Qué se va a hacer para los más pequeños? ¿Cuándo alguna autoridad dirá algo al respecto?

Fuente: https://acento.com.do/opinion/silencio-sobre-la-primera-infancia-8881386.html

Imagen: Charles Nambasi en Pixabay

Comparte este contenido:
Page 3 of 6
1 2 3 4 5 6