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Medios Sociales en el Aula: 5 Tips

Por Elisa Guerra Cruz.

Tus alumnos ya están enganchados en los medios sociales. ¿Cómo competir por su atención? –No lo intentes– ¡mejor encuéntralos ahí! Aquí te compartimos 5 ideas para integrar los medios sociales en la enseñanza.

kid-youtubeUsa YouTube para “invertir el aula”

Esta fue mi primera incursión en el uso de medios sociales para la enseñanza: aprovechar la plataforma de YouTube para crear un programa de aula invertida para las materias de Geografía e Historia en Secundaria. Primero, diseñé proyectos que pudieran ser completados de manera casi independiente por los alumnos. Produje vídeos (usando la cámara y programa de edición de video incluidos en mi computadora) con el contenido que de otra manera se habría cubierto en la escuela. Abrí un canal de YouTube para publicarlos, y al mismo tiempo busqué recursos que ya estuvieran disponibles en la red y que pudieran ser utilizados por nuestros alumnos. Elaboré documentos descriptivos para cada proyecto, incluyendo rúbricas de evaluación. Después organicé todos los materiales en la página web de la escuela, pero también podría hacerse en un blog.  Los alumnos pueden ver los videos en casa (lo que habrían sido “las clases”) y completar los proyectos en la escuela. ¿Clases en la casa y tareas en la escuela? Si. Por eso se le llama “aula invertida”.

escuela-skype2Al principio, crear un aula invertida implicó mucho trabajo. Producir los videos y armar los proyectos además de mis actividades en la escuela no fue fácil.  Algunos de los proyectos daban la oportunidad a los alumnos para hacerse cargo ellos mismos de una parte de la enseñanza. Ya sea de manera individual o en equipos, ellos comenzaron a producir y publicar videos también. La carga de trabajo adicional del maestro entonces puede reducirse, pero, aún más importante, el aprendizaje de los alumnos aumenta sustancialmente.

Por cierto, estos materiales están disponibles de manera abierta y gratuita para cualquier profesor de Geografía e Historia de nivel Secundaria en México. Este programa fue desarrollado con apego al currículo oficial.

YouTube también puede usarse para transmitir clases o eventos en vivo.  En tu canal de YouTube, crea un evento y comienza a transmitir de inmediato (o más tarde).  De esta forma puedes presentar webinars (seminarios en la web) o incluso invitar a otros docentes víaGoogle hangouts a tener una discusión o debate en línea, ¡no importa en qué lugar del mundo se encuentre cada uno! Al final de la transmisión, el video se publicará de inmediato en tu canal. Puedes configurar si quieres que aparezca de manera pública o privada, y si deseas permitir comentarios de la audiencia. ¿Lo mejor de todo? Esta herramienta, -aún en fase beta- es completamente gratuita.

facebook-estudiantesUsa Facebook como herramienta de colaboración

Ya  había logrado “invertir el aula” con YouTube, pero ahora necesitaba un lugar donde poder interactuar virtualmente con mis alumnos, mantener organizadas las conversaciones, y que fuera seguro para ellos. Como había publicado las aulas virtuales completamente abiertas, creé unapágina de Facebook para compartir los contenidos, pero también establecí un grupo cerrado para cada materia. Mis alumnos ya estaban en Facebook todos los días, así es que el aprendizaje se integraba a sus vidas muy fácilmente.

twitter-en-el-salon-de_655x438Usa Twitter para reflexionar sobre el aprendizaje

“La cosa más importante que aprendí hoy es…” Ahora, responde en 140 caracteres. Esto es lo que podrías pedir a tus alumnos al final de cada clase, o de cada semana.  Sus respuestas podrían estar relacionadas con el contenido cubierto, con nuevas o refinadas habilidades, y con visiones personales. Usa una #etiqueta para el aula de manera que todos puedan encontrar con facilidad lo que los demás están diciendo,  y para “retuitear”, dar “me gusta” y participar en conversaciones.  Tus alumnos no sólo reflexionarán sobre su propio aprendizaje, sino que desarrollarán su capacidad de síntesis.

concierto-2paisesUsa Skype para llevar tu música a otro nivel

Uno de los  proyectos de medios sociales más ambiciosos en los que he participado fue el #ConcertIn2Countries, o “Concierto en dos países”, en el que hice equipo con Melissa Morris, una maestra de música en una escuela de Nueva York, y Ricardo Medina, maestro de violín en nuestra escuela en Aguascalientes. El plan era que nuestros niños violinistas de primaria tocaran en conjunto con los jóvenes de preparatoria, alumnos de Melissa, en un concierto simultáneo a través de internet.

Después de muchos ensayos y una cantidad considerable de retos, tuvimos nuestros dos conciertos a miles de kilómetros de distancia. Y entonces, a la hora programada, nos conectamos – en vivo desde su auditorio hasta el nuestro- y comenzó la magia. Nuestro concierto en dos países distó mucho de ser perfecto, pero nuestras audiencias explotaron en aplausos.

escuela-skypeResuelve el misterio: Mystery Skype

Uno de los juegos favoritos de nuestros alumnos es “Mystery Skype”, que consiste en conectar con otro grupo escolar en otro estado o incluso en otro país, previo acuerdo de los docentes a su cargo. Los niños toman turnos para hacer preguntas al otro grupo que puedan ayudarles a descubrir su ubicación, por supuesto sin cuestionarla directamente. Algunos ejemplos de preguntas son: ¿Qué hora es en donde están en este momento? ¿Hace frío o calor? ¿Se encuentran en el hemisferio norte o sur? ¿Qué idioma hablan? ¿Cuál es el nombre del alcalde de su ciudad? ¿Qué sitios de interés hay en su ciudad? ¿Cómo es la bandera de su país? Después del intercambio de preguntas y respuestas, los niños cuentan con 10 minutos para investigar en libros e internet, y para llegar a un consenso sobre la ubicación del otro grupo. Pasado este tiempo los grupos vuelven a conectarse y dan a conocer sus resultados. Una vez que saben en qué lugar del mundo está cada grupo, los niños pueden continuar haciendo preguntas, si lo desean. Por lo general, nuestros alumnos se interesan mucho por conocer sobre la vida escolar de los otros niños, les gusta mostrar lo que comen en el almuerzo y cómo es un día de clases típico.

Ahora, la pregunta obligada: ¿Cómo podemos conectar con otros maestros para jugar Mystery Skype? Muchos docentes echan mano de su propia red de contactos, y muchos más, los buscan. La red de educadores de Microsoft es un excelente lugar para conectar con docentes de todas partes del mundo.

Los medios sociales no van a impartir tu clase, pero van a mejorarla. No cambiarán tu currículum, ni siquiera harán que tu materia sea más interesante (eso es parte de nuestro trabajo, ¿cierto?) Pero, llevarán los contenidos más cerca de tus alumnos, les ayudarán a desarrollar nuevas habilidades, y harán que sea más fácil  y atractivo para ellos involucrarse en tus clases.

Y todos queremos aprendientes involucrados, ¿no es así?

Twitter: @ElisaGuerraCruz

Skype Master Teacher. Reconocida con el Premio Alas-BID como “Mejor Educadora de Latinoamérica” 2015.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/medios-sociales-en-el-aula-5-tips/

Imagen: http://blog.tiching.com/wp-content/uploads/2014/08/10-tablets-547×280.png

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Mitos sobre la lectura temprana

Por: Elisa Guerra Cruz

Es un honor incluir en este espacio un artículo escrito magistralmente por Glenn Doman, fundador de Los Institutos para el Logro del Potencial Humano, en el que aborda los mitos más extendidos sobre la lectura temprana:

¿Quiénes tienen problemas, los lectores o los no-lectores?

Tuve la fuerte tentación de titular este artículo “Algo Espantoso va a Suceder”, ya que iniciará la discusión de las sombrías predicciones de las cosas que pasarán a los niños que leen muy pronto. Hablaremos sobre mitos acerca de los bebés y el aprendizaje.

Mito #1: Los niños que leen demasiado pronto tendrán problemas de aprendizaje.

Hemos estado enseñando a niños pequeños a leer por  más de 55 años. Aún no hemos sabido de un solo niño que tenga un problema de aprendizaje como resultado de saber leer. El ser capaz de leer con gran disfrute a los tres años no evitará que el niño pequeño  tropiece y se corte el labio, pero sí evitará que sea parte del 30% de los niños que fracasan en el aprendizaje de la lectura en el primer grado.

El problema de los niños en la escuela no es que aprendan demasiado pronto, sino al contrario, que aprenden demasiado tarde. En el primer grado, un niño aprende muy poco, muy tarde. Por eso tantos y tantos niños fracasan en aprender a leer en el primer grado. Algunos de ellos nunca podrán leer al nivel de su edad: muy poco, muy tarde.

Mito #2: El niño que lee muy pronto tendrá problemas de lectura.

En el medio siglo que tenemos enseñando a bebés sanos y ayudando a muy pequeños niños con lesión cerebral a leer, queda claro que tener la habilidad de leer no es un problema, sino una solución. Nunca hemos visto a un niño que haya sufrido daño alguno por aprender a leer. Si enseñar a leer a los niños fuera algo dañino, ¿no deberíamos de tener cientos de cartas de madres hablando de ello? No las tenemos. Lo que sí tenemos, son miles de cartas de todo el mundo contándonos sobre la gran alegría y disfrute para mamá y bebé aprendiendo juntos.

Los niños que pueden leer no tienen problemas de lectura. Los niños que no pueden leer son los que tienen problemas de lectura.

Mito #3: Los niños que leen muy pronto se convertirán en pequeños genios detestables. 

A ver, creadores de mitos, pongámonos de acuerdo:  ¿Qué van a ser los lectores tempranos, zopencos o genios?  Es sorprendente cuántas personas lastimosamente predicen el mito 1 y al mismo tiempo también el mito 3. El hecho es que ninguno de los dos es cierto. Conocemos a miles de lectores tempranos, y en ellos hemos encontrado a niños felices, bien adaptados, que tienen más cosas que disfrutar que otros niños. No estamos sosteniendo que la lectura temprana resolverá todos los problemas a los que puede enfrentarse un niño, y suponemos que si buscan lo suficiente podrían encontrarse a un niño que fue un lector temprano y que por otras razones también resulta ser un chico desagradable.

En nuestra experiencia, tendrían que buscar mucho más arduamente un chico así entre los lectores tempranos, que lo que tendrían que buscar entre los que aprendieron a leer en la escuela. El niño que aprende a leer a los 6 en la escuela tiene un 30% de posibilidades de no aprender a leer bien. Tenemos bastante certeza en que sería más fácil encontrar niños infelices y mal adaptados entre los lectores tardíos y los no lectores. Son muy comunes.

Mito #4: El niño que aprende a leer muy pronto no aprenderá la fonética. 

El hecho: puede ser que no aprenda la fonética, pero si no lo hace no le hará falta.

La fonética se define como: “Relativo a los sonidos del habla, su producción, o su transcripción a los símbolos escritos”.

El Dr. O.K. Moore, un verdadero pionero en enseñar a los niños de tres años a leer, se negó a involucrase en la tonta batalla entre la “fonética” escolar y el modelo escolar “mirar-decir” para la enseñanza de la lectura, lo que él llamaba una lucha estéril. Uno podría preguntarse: “¿Le enseñé a mi bebé a escuchar el lenguaje con el método fonético, o simplemente hablándole? También podría preguntarse, “¿Qué tan bien le fue?” Si él aprendió a hablar su lenguaje bastante bien, señal de que el sistema que usó fue un buen sistema.

La idea de que aprender a entender el lenguaje oral a través del oído es una función cerebral (lo cual, por supuesto, es cierto) pero que aprender a leer el lenguaje a través del ojo es una materia escolar, es pura tontería. Ambas son funciones del cerebro.

Todos los niños pequeños sanos aprenden a escuchar y hablar su lengua nativa escuchándola desde que son bebés, y como resultado llegan a la escuela ya comprendiendo el lenguaje oral. Los niños pequeños a los que no se les muestra el lenguaje escrito cuando son bebés, no aprenden a “ver” el lenguaje hasta que van a la escuela y como resultado leen lentamente (o no leen para nada).

Los niños pequeños a los que se les enseña el lenguaje escrito llegan a la escuela leyendo, y leyendo bastante bien, por cierto. No aprendieron a leer fonéticamente, así como no aprendieron a escuchar fonéticamente, pero son fonetistas de primer nivel. Todos los niños son genios lingüísticos.

Si, es cierto, es posible que su niño se pierda la fonética si le enseña a leer cuando es pequeño – ¿Y no sería eso algo bueno?

Mito #5: El niño que aprende a leer muy pronto se va a aburrir en la escuela.  

El hecho: Si, no hay duda de que se va a aburrir en la escuela. Justo como casi cualquier otro niño en el primer grado.

¿Alguna vez, amable lector, ha vivido días tan largos como los que pasó en primer grado? Pregúntele a cualquier niño de seis años qué tan largo es el día escolar, comparado con el sábado o el domingo.   ¿Significa esto que no quiere aprender? Para nada. Los niños de cinco años pueden llevar conversaciones altamente sofisticadas. Se cuenta la historia de dos niños de kinder que durante el recreo discutían si el avión 707 que acababa de pasar volando podría o no ser supersónico, cuando sonó la campana. “Ya es hora de regresar a seguir ensartando esas malditas bolitas” le dijo uno al otro.

Cuando un avispado niño de siete años tiene que leer frases como “Susi amasa la masa” o “Mira el brillante carro nuevo”, ¿podemos culparlo por sentirse aburrido?  El no sólo puede ver el carro nuevo. El podría decirle el fabricante, el modelo, el año, el tipo de chasis y quizá incluso la potencia. Si hay cualquier otra cosa que quiera saber sobre ese coche solo pregúntele. A menos de que esté usted muy enterado de los coches, pregúntele – probablemente él sabe más que usted.

Los niños sin lugar a dudas se aburrirán en la escuela hasta que les demos material que sea digno de su interés. El asumir que el niño que más sabe es el que más se va a aburrir, es asumir también que el niño que menos sabe será el más interesado y por ende el menos aburrido.

Si la escuela es interesante, sólo aquellos que no sean capaces de entender se aburrirán.

¿Se acuerda usted de la escuela primaria? Si es así, probablemente usted recuerda precisamente lo que yo recuerdo.

Yo fui a la escuela esperando pasarla muy bien. Cuando llegué, una vieja bruja que me pareció como de cien años, y que sabía que yo no quería aprender y que me tendrían que forzar a hacerlo, me dijo: “Tú, chiquillo, siéntate aquí, miráme, cállate y piensa lo que yo estoy pensando.”

Para mi sorpresa, ella era capaz de hacerme sentar donde ella quería que me sentara, que mirara hacia donde ella quería que mirara, y que me callara. Afortunadamente, para mi cordura y aprendizaje, ella no era capaz de hacerme pensar lo que ella pensaba. Durante los siguientes mil o 50 años, mientras ella parloteaba sin parar, yo escuché casi nada de lo que ella decía. Mientras que ella y los otros que la seguían repetían y repetían, yo escalé el Everest mucho antes de que lo hiciera ese tipo de Nueva Zelanda, y exploré los oceános más profundo de que lo que Costeau  jamás había llegado. Me di cuenta de que la escuela era un montón de interminables años de aburrimiento, interrumpidos por segundo de terror profundo. Aquí estaría yo en el medio del desierto del Sahara, con mi fiel rifle y mi camello, mirando a la Esfinge. Mientras observaba a la Esfinge en estupefacción y agrado, lentamente me haría consciente de que alguien decía “Glenn”. No era la Esfinge la que hablaba, no era el camello y no era yo. Mi delicia en haber encontrado a la Esfinge se convirtió en terror puro. No era que yo no supiera la respuesta que me pedía la maestra. Es que no sabía la pregunta.

¿Te suena familiar?

Mark Twain decía que el nunca permitió que su escolarización interfiriera con su aprendizaje .Yo intenté que tampoco lo hiciera la mía. ¿No lo hizo usted?

¿Se aburrirá su niño en la escuela si aprende a leer antes de llegar a ella? Lo más probable es que lo hará, lea o no lea. La verdadera pregunta es, ¿Quién será más capaz de protegerse a sí mismo de los problemas presentados por el aburrimiento? ¿El niño más brillante o el más torpe?-Glenn Doman

*Articulo tomado de: http://www.elisaguerra.org/blog/mitos-sobre-la-lectura.html

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¿Leer o jugar? Cultivando jóvenes lectores

 Por:  Elisa Guerra Cruz

¿Por qué, para algunas personas, es tan desagradable leer? Para quien ama la lectura, es inexplicable que otros la encuentren aburrida. Y ellos, por su parte, no entienden cómo alguien puede pasar horas con las manos pegadas a un libro.

No es necesario ahondar en los beneficios de la lectura. Los conocemos. Y sabemos que los lectores pobres se enfrentan a un futuro más difícil – por lo menos académicamente.  Los maestros pasamos horas tratando de lograr que nuestros alumnos lean más. Y lo intentamos todo: desde las promesas de la tecnología, los programas de moda, las tablas de control para alcanzar premios, los talleres de animación a la lectura y las lecciones remediales para casos difíciles.

Me parece, sin embargo, que la pregunta está mal formulada. No debemos cuestionarnos cómo hacer que los niños lean más, sino cómo lograr que se apasionen por los libros.

Pongamos un punto en claro: Nunca lograremos convertir a un niño en lector, si él no disfruta la lectura.  Puede ser que lo hagamos leer – aunque sea sólo para evitar reprobar, librarse de un castigo, eludir el ridículo o terminar de una buena vez con esa tarea. Quizá el niño intente zafarse de la lectura con excusas, pretextos, quejas o incluso trampas. Tan pronto como pueda, el niño abandonará la lectura. Y nunca más leerá a menos de que sea absolutamente necesario.

Por otro lado, igualmente difícil sería intentar convencer a un niño que ama leer, para que abandone los libros.

La clave para convertirse en un buen lector es disfrutar la lectura.

¿Cómo lograr esto en nuestros alumnos? No hay una respuesta simple, pero mucho de ello está en cómo los maestros abordamos la lectura:

  1. Leer debería ser fácil – y para ello, necesitamos acoger en la mente y el corazón lo que el libro nos susurra. Muchos niños (y adultos) pueden decodificar los símbolos escritos y traducirlos al lenguaje oral, pero un buen número de ellos no pueden realmente comprender textos complejos. La lectura, entonces, se vuelve sinónimo de frustración y aburrimiento. Un gran porcentaje de la población alfabetizada no leerá a menos de que no tengan escapatoria (por ejemplo, por exigencias escolares o laborales). Por mucho que nos duela reconocerlo, México no es un país de lectores (y no llevamos este estigma de manera exclusiva). Es tiempo de repensar cuándo y cómo es que enseñamos a nuestros niños a leer, porque si nos basamos en los resultados, es evidente que lo estamos haciendo muy tarde, muy poco y muy mal.
  1. niños-leyendoLeer no es un ejercicio – los niños no deberían leer “para ejercitarse” o como si fuera una dieta. Los adultos leemos sólo por una de dos razones: para obtener información o para obtener disfrute. Sin embargo, cuando enseñamos a leer esperamos que los alumnos completen un sinnúmero de planas de bolitas y palitos, y que lean todos los días en voz alta para “ir desarrollando su habilidad lectora” (y de paso demostrar sus avances a padres y maestros). Les pedimos que lean, y luego les hacemos “preguntas de comprensión” sobre lo que leyeron, para que nos comprueben que lo hicieron. Aún para quienes somos lectores, la idea de leer un libro sabiendo que al final alguien nos hará un examen disminuirá en mucho el disfrute que esa lectura podría habernos redituado. En vez de adentrarnos en el abrazo íntimo del libro, sin más premura que sentir su calidez, continuamente nos estaríamos preguntando: ¿Será que esto viene en el examen? ¿Debería subrayarlo? ¿Volverlo a leer? ¿Tomar notas? Una lectura constantemente interrumpida por este tipo de ansiedades no se disfruta – se sufre.

Los niños deberían leer, desde el principio, por el gusto de hacerlo o para adquirir información sobre algo que le interese – o las dos cosas juntas, aún mejor.

  1. Leer no es una materia escolar. Leer, de acuerdo a la Asociación Americana de Pediatría (Silver y Silver, 2011) y otros (Doman, 1971, Norton y Doman, 1982) es una función cerebral, como hablar o caminar. Dada la estimulación y oportunidad necesarias y adecuadas, todos los niños son capaces de leer. Los niños con necesidades educativas especiales requerirán mayor duración, intensidad y frecuencia en los estímulos, pero pueden también aprender a leer.

ninos-leyendoSi la lectura no es una materia escolar, deberíamos cuestionarnos por qué enseñamos a leer a los niños a los seis años –al inicio de la escolarización formal- y cómo lo hacemos: desmoronando la comprensión al fragmentar el lenguaje en pequeños pedacitos sin significado, para después enseñarlos reorganizándolos en unidades de aprendizaje (el primer mes abordamos las vocales, luego algunas consonantes, más tarde construimos sílabas, etcétera) ¿No es esto antinatural? Jamás lo haríamos con el lenguaje oral. Y la lectura es lenguaje.

  1. La lectura es una elección –no una obligación. Esto va no sólo para el acto de leer en sí, sino también para los contenidos de dicha lectura. ¿Qué leen nuestros alumnos? Desde el inicio del ciclo escolar los armamos con una lista de “lecturas requeridas”. La misma lista que año tras año hemos entregado a generación tras generación de estudiantes. Si tenemos una lista de libros para cada grado, usémosla como sugerencia solamente. Cada niño debería poder elegir qué leer de acuerdo a su habilidad, intereses y gustos. Pero no es tan sencillo como abrirle las puertas de la biblioteca y dejar que se ahogue en la avalancha de opciones. El lector inexperimentado necesita que sus padres y maestros se vuelvan “curadores de libros” para él, que le introduzcan a diferentes géneros, que le ayuden a encontrar la voz del libro y a reconocer el susurro en sus palabras de papel.
  1. La lectura no es la antítesis del juego. Cuando hemos sugerido que los niños muy pequeños podrían aprender a leer, se han levantado voces para condenar la lectura temprana y para “recuperar” el tiempo de juego. Pero la lectura no es una actividad engorrosa que roba al niño de la libertad para jugar y disfrutar. La lectura no es un castigo (así es que nunca deberíamos dejar sin recreo a los niños y ponerlos a leer en el salón de clases como la pena que deban pagar por una falta).

¿Leer, o jugar? No es necesario elegir, porque una cosa no excluye a la otra. Y para el lector apasionado, la lectura es el mejor juego jamás inventado.

 Referencias:
Doman, G. (1971) How Brain Injured Children Learn to Read. In “Conference on Child Language” preprints of papers presented at the Conference, Chicago, Illinois, November 22-24, 1971, p. 433-460.
Norton, R., & Doman, G. (1982). The Gifted Child Fallacy. The Elementary School Journal,82(3), 249–255.
Silver, L, y Silver, D. (2011) Guide to Learning Disabilities for Primary Care.   American Academy of Pediatrics. 

*Articulo tomado de: http://www.educacionfutura.org/leer-o-jugar-cultivando-jovenes-lectores/

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¿Cómo aprenden los niños? Los caminos al cerebro

Por: Elisa Guerra Cruz

Aprender es crecer. Y los niños pequeños quieren crecer, ahora mismo. El niño no puede esperar a “ser grande”. Para él, aprender es su trabajo, porque aprender equivale a crecer. (Doman, 2012)

No hace muchos años, la visión que se tenía de la maestra de preescolar era más bien la de una nana, que se dedicaba solamente a cuidar y a jugar con los niños pequeños, con escasa o ninguna intención educadora. Esta idea –vigente aún hoy en algunos contextos- proviene del desconocimiento de lo que los niños preescolares y aún los bebés muy pequeños pueden y necesitan aprender, o del convencimiento de que la única manera adecuada para que ellos aprendan durante esta etapa es a través de actividades lúdicas simples y poco ambiciosas. Investigaciones recientes demuestran, cada vez con mayor vehemencia, que los primeros años de vida son primordiales en el desarrollo cerebral. Ahora es ampliamente reconocida y aceptada la necesidad de estimulación organizada, pertinente y deliberada para favorecer esta etapa de desarrollo. La labor de las maestras preescolares –y de las madres- se reviste de pronto de una importancia muy especial.

¿Cómo aprenden los niños? Existen cinco caminos al cerebro, y son los cinco sentidos. A través de los órganos sensoriales podemos captar los estímulos del medio. Los ojos captan una imagen visual, que viaja al cerebro a través del nervio óptico. Algo similar sucede con la información auditiva, gustativa, táctil y olfativa, cada una por sus propias vías, por supuesto. Todo lo que aprendemos, toda la información que recibimos del entorno, nos llega necesariamente a través de estos cinco caminos.

En los bebés y niños pequeños, estos canales o vías sensoriales son inmaduros. Como ejemplo, un bebé recién nacido alcanza a reconocer visualmente luces y sombras. Los contrastes fuertes, como el que se da entre el blanco y el negro, llaman poderosamente su atención. Auditivamente pasa lo mismo, el canal inmaduro del niño necesita estímulos fuertes y diferenciados. Por eso, de manera instintiva, las madres hablan en un tono de voz más alto y musical a sus bebés.

Doman reconoce tres sentidos (vista, oído y tacto) como las vías más importantes de entrada al cerebro, que son significativas en el desarrollo humano. La estimulación frecuente provoca la maduración de las competencias visual, auditiva y táctil. Así mismo, se distinguen tres vías de salida, llamadas también “competencias”. En ese sentido, tenemos la competencia manual, competencia de movilidad y competencia de lenguaje. Éstas, a diferencia de las competencias de “entrada”, se desarrollan con la oportunidad que se les da a los niños para usar estas funciones. Sin embargo, es preciso hacer notar la estrecha relación que guardan las competencias de entrada con las de salida: se requiere en primera instancia permitir y favorecer la estimulación de las vías sensoriales de entrada para la captación de información que pueda después ser aprovechada, a través de la oportunidad, en las competencias de salida.

Es posible aplicar estrategias de enseñanza para potenciar el aprendizaje de los niños en por lo menos tres áreas: intelectual, física y social. Y ese será el tema de nuestra siguiente entrada en el BLOG. ¡Nos vemos pronto!

Referencias:

Doman, G. (2012) Cómo multiplicar la inteligencia de su bebé. Madrid: EDAF.

Doman, G. (2012) Cómo enseñar a leer a su bebé. Madrid: EDAF.

Publicado primeramente en: http://www.elisaguerra.org/blog/como-aprenden-los-ninos-los.html

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Todo niño tiene la semilla de la genialidad

EEUU/Autora: Elisa Guerra/ Fuente: http://www.elisaguerra.org/

En los últimos años, con el advenimiento de las neurociencias y la investigación sobre el cerebro, su funcionamiento, su desarrollo y las implicaciones para el aprendizaje y la educación, los científicos han encontrado cada vez mayores evidencias de algo que las madres ya sabíamos, intuitivamente, desde hace mucho tiempo: los bebés y los niños pequeños llevan dentro de sí la semilla de la genialidad.

Desde que un bebé nace, y quizá incluso antes, tiene un apetito voraz por aprender. Después de todo, necesita entender este mundo extraño lo más pronto posible, para garantizar su propia supervivencia. Intuitivamente, él sabe que depende de otros, y que debe desarrollar la habilidad de comunicarse con ellos –sus padres- para poder satisfacer sus necesidades de alimento, protección, amor y cuidado. La herramienta para la comunicación por excelencia es el lenguaje. Por ello, genéticamente hemos sido dotados con cerebros que están listos para aprender, de manera vertiginosa y precisa, cualquier idioma –o idiomas- que estén presentes contantemente en nuestro entono temprano. (Doman, 1997, 2206, 2007 Gopnik, A, Meltzoff, A, y Kuhl, P. 2000)

Al mismo tiempo que los bebés aprenden a entender y a comunicarse en el idioma de los adultos, las experiencias a las que están expuestos en su medio ambiente se vuelven determinantes para un sin número de nuevos aprendizajes. Si se le da la oportunidad, el bebé aprende a moverse de manera tal que desarrolla la habilidad para desplazarse en su entorno, gateando, caminando y más tarde corriendo. De igual forma, va acumulando conocimientos, aprendidos o inferidos, y con esa información construye activamente su inteligencia, partiendo de un potencial genético mucho más amplio que lo que antes se creía. En palabras de Glenn Doman, todo bebé tiene, al momento de nacer, un potencial de inteligencia comparable o mayor al desarrollado por Leonardo Da Vinci, Albert Einstein o Tomás Alva Edison. Qué tanto de ese potencial alcancemos dependerá en gran medida de las oportunidades de desarrollo presentes en nuestro ambiente de aprendizaje. En otras palabras, riqueza de experiencias produce riqueza cerebral.

Si bien la importancia del ambiente está latente durante toda la vida, los primeros años son críticos. La voracidad y facilidad con las que un niño aprende, tristemente no permanecen con nosotros por mucho tiempo. Por eso los adultos requerimos hacer un esfuerzo considerable para aprender cualquier cosa nueva, desde un idioma extranjero hasta tocar un instrumento musical o manejar un artilugio electrónico.

Desde mediados de la década de los cincuenta, a través de su trabajo con pacientes con lesión cerebral, Glenn Doman y sus colaboradores comenzaron a descubrir la admirable capacidad del cerebro para regenerarse después de una lesión y para desarrollarse a través de la estimulación. Tras comprobar que un pequeño de cuatro años con daño cerebral considerable fue capaz de aprender a leer, Doman no pudo dejar de preguntarse qué sucedía entonces con los niños sanos de la misma edad que no sabían leer. Muy pronto se dio cuenta de que los niños no aprendían a leer a edades tempranas no porque no tuvieran la capacidad, sino porque no se les daba la oportunidad. El libro “Cómo enseñar a leer a su bebé” fue publicado por primera vez en 1964, y desde entonces ha sido traducido a más de 25 idiomas. En este libro, Doman propone a los padres un programa de aprendizaje temprano de la lectura para bebés y niños menores de seis años. Más tarde presentaría propuestas para la enseñanza de las matemáticas, cultura general, idioma extranjero, música y excelencia física. Los programas Doman han permanecido vigentes por más de cinco décadas, y han sido aplicados por padres de todo el mundo.

En su diseño original, los programas Doman fueron creados justamente para ser llevados a cabo por padres y madres, en su hogar, con sus propios hijos. Sólo ahí podrían presentarse con la duración, intensidad y frecuencia óptimos, en un ambiente amoroso y familiar, desde el nacimiento del bebé y a lo largo de sus primeros años. Sin embargo, si bien existen diferencias en la aplicación y los resultados, es posible retomar la filosofía Doman para diseñar un programa enriquecido para el desarrollo intelectual, físico y social de los niños en edad preescolar.

Hemos llamado método Filadelfia a la adaptación de los métodos Doman para el entorno escolar. Esta adaptación ha sido desarrollada y aplicada en nuestra red de Colegios Valle de Filadelfia, con el aval y autorización de Glenn Doman y el personal de sus Institutos para el Logro del Potencial Humano. Durante más de una década, hemos tenido el gozo de embarcarnos en la aventura de enseñar a leer a niños pequeños, comenzando desde los dos años de edad o incluso antes. Hemos disfrutado con ellos de las grandes obras maestras intemporales del arte y de la música. Nos hemos maravillado al escuchar una discusión casual y amigable entre dos niños de cuatro años sobre las habilidades artísticas de Van Gogh y Picasso. Nuestro corazón se ha encogido de dicha al percibir las notas de un minueto de Bach producidas por un inquieto violinista de cinco años, o al disfrutar de un diálogo en uno o dos idiomas extranjeros, en voz de pequeñitos de tres años. No dejamos de admirarnos cuando cada año nuestros alumnos, desde los seis años, demuestran su excelencia física al completar un triatlón que incluye natación, bicicleta y carrera, o cuando a partir de los ocho años pueden presentar una conferencia breve frente a un nutrido auditorio, en inglés o en español. Pero lo mejor de todo es observar la facilidad y alegría con que ellos aprenden. Citando a Doman nuevamente, la magia está en el niño.

¿Qué necesitamos, entonces, para desarrollar al máximo el potencial de nuestros niños? Sólo tres cosas: padres comprometidos y amorosos, maestros capacitados y entusiastas, y esa semilla de genialidad rebosante, presente en cada niño que nace y evidente en cada par de ojitos que se abren desmesuradamente por la curiosidad y el asombro.

El potencial viene con el niño. Un ambiente rico en estímulos y oportunidades, a través de un programa ambicioso, divertido, cálido y bien organizado, depende de nosotros: padres y maestros. Sólo tenemos una oportunidad para dar a nuestros hijos el mejor ambiente de aprendizaje durante sus primeros años.  ¿Estamos listos para el reto?

Referencias

También puedes ver esta entrada de Blog en WORDPRESS: http://elisaguerra.wordpress.com/2013/01/13/la-semilla-de-la-genialidad/

 

Fuente del Artículo:

http://www.elisaguerra.org/blog/la-semilla-de-la-genialidad.html

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Niños matemáticos vs. Niñas lectoras: ¿Nacen o se hacen?

Por: Elisa Guerra Cruz

En el patio de recreo, un grupo de niños de primer grado se entusiasma en un improvisado partido de futbol. Hace falta un jugador para emparejar los equipos. “¿Quién se apunta?” – grita uno de ellos.

patio-escuela

Amanda, que observa desde cerca, siente una descarga de entusiasmo.  De un salto se pone en pie, pero antes de poder dar el paso su maestra la cuestiona con serena calidez: “Los niños juegan muy rudo. ¿Estas segura de que quieres ir con ellos?” Los pocos segundos que Amanda se detuvo fueron suficientes para que alguien más tomara el codiciado puesto.

La pequeña perdió una oportunidad para activarse físicamente y divertirse, pero también para desarrollar sus habilidades espaciales. Además, quizá cuestione su audacia la próxima vez que sienta el impulso de unirse a los “juegos de hombres” y se vaya haciendo cada vez más pasiva. Y por cierto, quizá acaba de perder también la oportunidad de convertirse, algún día, en ingeniera o matemática.

Incluso los buenos maestros, con la mejor de las intenciones, caen con frecuencia en la trampa de los estereotipos. Cerrar la brecha de género en la educación requiere un esfuerzo serio y consciente.

Según datos de la OCDE (2015), los varones obtienen mejores resultados académicos en matemáticas y ciencias en comparación con las niñas, pero éstas los superan en habilidades lectoras. Este fenómeno ha estado presente por décadas. En 1980, investigadores de la Universidad de Johns Hopkins sugirieron que esta brecha se debía a una “habilidad masculina innata para las matemáticas”. En otras palabras, proponían una superioridad genética de los niños con respecto a las niñas, por lo menos en esta área del conocimiento.

Aunque este estudio fue ampliamente criticado y se convirtió en el centro de una acalorada controversia, la idea de que las diferencias en los logros educativos de niñas y niños tiene una raíz genética se ha permeado hasta nuestros días. Pero, ¿es así, o es el ambiente el que lentamente segrega a niños y niñas para conformarse a modelos socialmente aceptados, según su género?

niños-escuelaRodrigo tiene diez años y está enganchado con los libros.  Tanto así, que a veces preferiría leer que salir a jugar con sus compañeros. Además, es muy bueno dibujando y puede concentrarse por horas derrochando creatividad. Pero cuando esto sucede, algunos niños le hacen burla: lo consideran afeminado o débil. La presión por “encajar” es cada vez más fuerte, y Rodrigo pronto entrará a la adolescencia. Necesita con urgencia un mentor que lo valide y apoye, antes de que abandone las “cosas de niñas” que lo apasionan, con tal de sentirse aceptado.

¿Cuál es, entonces, el papel que deberíamos jugar como maestros?

Aquí, algunos ejemplos de lo que podemos hacer en nuestras escuelas:

  1. Fomentar la actividad física también en las niñas, desde temprana edad. Esto incluye cosas tan elementales como recomendar vestimenta apropiada para todo tipo de juegos: es difícil trepar a un árbol usando un vestido, por ejemplo. Permitamos que nuestras niñas se ensucien con lodo, que suden, que sean heroínas al rescate de sus propias aventuras. No las limitemos por considerar que estas actitudes “no son propias de una señorita”.
  2. Proveer amplias oportunidades para la resolución de problemas en una variedad de contextos activos. Podemos retar a nuestros alumnos –niños y niñas- a tomar riesgos y asumir diferentes roles, incluyendo los de liderazgo, y crear una cultura en el salón de clases en donde hacer muchas preguntas sea incluso más valorado que dar las respuestas “correctas”. Esto creará un clima de confianza donde tanto niños como niñas puedan expresarse libremente.
  3. Diseñar un ambiente seguro para que los niños puedan conectarse con su lado artístico y desarrollar su creatividad – rasgos usualmente asociados con una personalidad “femenina”. Engánchalos en las artes, la música y la literatura descubriendo sus intereses y ofreciéndoles materiales estimulantes que puedan disfrutar.
  4. Concientizar a los padres y enlistarlos como aliados en contra de los estereotipos de género. Todos estamos expuestos a fuertes mensajes en los medios y a ideas preconcebidas. Podemos actuar en base a ellos de manera automática. Es común, por ejemplo, que los padres dejen que los niños varones jueguen más tiempo afuera, y que prefieran que las niñas se queden dentro de casa leyendo, platicando o ayudando con las labores. Pídele a tu hijo que te ayude a cocinar y lavar los paltos, y pídele a tu hija que saque la basura y pasee al perro. Lee con ellos todos los días, y asegúrate de que ambos terminen sus tareas escolares a tiempo y con calidad.
  5. Ofrecer modelos positivos de mujeres en las ciencias y hombres en las humanidades, considerando para ello personajes históricos y actuales. Cuida tus palabras y acciones, porque tus propios estereotipos pueden emerger inadvertidamente. En el aula, fíjate cuántas veces das la palabra a niños o a niñas, y por qué lo haces (¿Para recuperar su atención? ¿Para mantenerlos tranquilos?)

Mi hija, Ana, estudia la Licenciatura en Matemáticas Aplicadas en  una reconocida Universidad en la Ciudad de México.  En sus clases, aproximadamente la cuarta parte del grupo son mujeres. Me siento orgullosa de ella por atreverse a defender sus intereses, pero me entristece pensar en las “Amandas” que no están ahí porque las convencimos, cuando eran pequeñas, de que las niñas no son tan buenas para las matemáticas.

Cada niño o niña tiene el potencial para ser excelente en donde sea que encuentre su pasión, y los maestros debemos de ser sus defensores, no sus detractores. Ahora, dejémosle eso claro a Amanda y a Rodrigo la próxima vez que los encontremos.

Que podría ser en nuestro salón de clases, justo ahora.

Referencias:

Benbowm C, & Stanly, J. (1980) “Sex differences in mathematical ability: Fact of artifact?”  Science, Volume 210, 12 December 1980.https://my.vanderbilt.edu/smpy/files/2013/02/ScienceFactOrArtifact.pdf
OECD (2015), The ABC of Gender Equality in Education: Aptitude, Behaviour, Confidence, PISA, OECD Publishing. http://dx.doi.org/10.1787/9789264229945-en

Publicado originalmente en: http://www.educacionfutura.org/ninos-matematicos-vs-ninas-lectoras-nacen-o-se-hacen/

Fuente de la imagen destacada: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/03/150326_genios_matematicos_finde_dv

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