Siete propuestas para continuar cambiando la realidad educativa

Por: Edgardo Zablotsky.

 

La educación debe transformarse en un servicio público, ¿o acaso el derecho a la educación es secundario al de huelga? ¿Quién puede pensar que los días perdidos se recuperan?

 El 19 de octubre de 2011 el por entonces ministro de Educación Alberto Sileoni señaló: “hay miles de alumnos y educadores que prueban que la educación pública argentina está viva y en movimiento”. El 11 de septiembre de 2012 expresó que “un buen educador es un militante que está comprometido con su trabajo”. Un año después tuiteó: “No decimos que estamos en el paraíso, pero hemos reconstruido el sistema educativo y estamos construyendo un país distinto”.

Para plantearnos hacia dónde vamos es importante recordar de dónde venimos. En educación aún estamos muy lejos de aquella ansiada revolución educativa. Pero afortunadamente también lo estamos de aquel pasado que acabo de ilustrar. Esta nota enumera siete propuestas que pueden contribuir a esa revolución.

1) Es necesario que los padres comprendan la emergencia educativa. Las evaluaciones son clave para ello, pero los resultados a nivel de escuela deben ser públicos. Es imprescindible, tal como lo solicitó el presidente Macri al Congreso los dos últimos años, modificar el artículo 97 de la ley 26.206, que prohíbe la difusión de los resultados por escuela. Su modificación despertaría a los padres y le daría al Gobierno el apoyo para enfrentar a los sindicatos docentes, los más acérrimos defensores del statu quo.

2) Frente a la irresponsable utilización del paro, muchas veces motivado en fines políticos, la educación debe transformarse en un servicio público, ¿o acaso el derecho a la educación es secundario al de huelga? ¿Quién puede pensar que los días perdidos se recuperan? Por supuesto, los niños de familias humildes son los más perjudicados. Es claro que esta no es la única forma de defender el derecho a la educación de aquellos niños de familias económicamente desfavorecidas. Las próximas dos propuestas son ejemplo de ello.

3) En Uruguay el mecenazgo educativo es una realidad. Ello permite la existencia de escuelas gratuitas de gestión privada, religiosas y laicas, que se financian con aportes de empresas y brindan educación de excelencia a adolescentes en zonas carenciadas. La ley 18.834 del país hermano establece que por cada 100 pesos que empresas donan a escuelas en zonas carenciadas, el costo real para ellas es de 18,75, porque el 75% de lo que donan lo pueden aplicar directamente a impuestos y el otro 25% es un gasto deducible de la renta. El Gobierno incentivó fuertemente el mecenazgo cultural, una legislación como la uruguaya sería su lógica contraparte y contribuiría a generar la igualdad de oportunidades que merece todo niño independientemente de su cuna.

4) ¿No sería razonable que aquellas familias que optasen por retirar a sus hijos de una escuela de gestión pública y enviarlos a una de gestión privada reciban, por ejemplo, una reducción en su carga impositiva que represente un porcentaje del costo de educar un niño dentro del sistema público y se deposite dicho monto en una cuenta de ahorro, que tan sólo pueda ser utilizada para fines educativos? Ninguna familia estaría peor por tener la posibilidad de elegir y aquellas que optasen por hacer uso de esta prerrogativa estarían mejor por acceder a la posibilidad de decidir qué tipo de educación es más apropiada para la educación de sus hijos, en función de sus aptitudes, gustos y valores familiares.

5) Es bien sabido que la Argentina es un caso de estudio en virtud de la ley 27.204, que prohíbe cualquier tipo de evaluación para estimular un ingreso de estudiantes bien preparados a la universidad. Como señala Alieto Guadagni, no se conoce en el mundo otra ley universitaria de estas características. ¿Puede el resto del mundo estar tan equivocado? Es claro que no, la masiva deserción es evidencia de ello. La modificación de la ley 27.204 evitaría estafar a miles de jóvenes que pierden valiosos años de sus vidas realizando estudios que nunca habrán de concluir, en lugar de prepararse para desarrollarse plenamente en su vida adulta. Este hecho motiva la siguiente propuesta.

6) Adaptar el sistema de educación dual alemán a nuestra realidad, lo cual facilitaría incorporar a la sociedad productiva a miles de potenciales ni nis. En el sistema dual, los estudiantes adquieren experiencia laboral en empresas, aún antes de su graduación de la escuela secundaria. Conforme pasan los años, el joven incrementa el tiempo en la empresa y reduce el tiempo en la escuela. Las prácticas profesionalizantes de la Ciudad de Buenos Aires marcan un avance en la dirección correcta, pero aún resta mucho por recorrer para acceder a un real sistema de educación dual.

7) Incentivar la formación de capital humano de millones de adultos beneficiarios de planes sociales, muchos de los cuales conducen a la cronificación de la pobreza. En 2018 el Gobierno dio un importante paso al reemplazar tres programas por un nuevo plan que cuenta con dos ejes centrales:“Educación Formal Obligatoria”, mediante la cual los beneficiarios deberán finalizar sus estudios secundarios y“Formación Integral”, que los capacitará a través de cursos y prácticas profesionales. Es imprescindible generalizarlo. Nadie, en condiciones de trabajar, debería acceder al subsidio de no cumplir con este requisito. De lo contrario la Argentina se convertirá en una sociedad de clases donde una elite educada mantiene a una clase permanente de desempleados: un escenario fiscalmente insostenible y humanamente reprochable.

¿Se avanzó en el terreno educativo en estos cuatro años? Definitivamente sí, recordar el pasado es suficiente para afirmarlo. ¿Se llevó a cabo una revolución educativa? Es claro que aún no. Implementar alguna de estas propuestas contribuiría a ello.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/propuestas-continuar-cambiando-realidad-educativa_0_2MEL2jIw-.html

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Seis propuestas para cambiar la realidad educativa

Por: Edgardo Zablotsky.

 

La Argentina vive una real crisis educativa, no tiene sentido negarlo. He aquí seis propuestas que le permitirían al Gobierno tomar la iniciativa frente a una crisis que ha heredado y tiene la responsabilidad de revertir.

Es necesario que la sociedad internalice la emergencia educativa, la primera propuesta está dirigida en dicha dirección. Las evaluaciones son la llave del reino, pero los resultados a nivel de escuela deben ser de conocimiento público. Por ello es imprescindible, tal como lo solicitó nuevamente el Presidente al Congreso, modificar el artículo 97 de la ley 26206, que establece: «La política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de las (…) instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización».

¿Estigmatización? Por supuesto se debe preservar la identidad de los alumnos y los docentes, pero no así de las instituciones educativas. Modificar el artículo 97 despertaría a los padres, les haría ver la realidad, los haría reaccionar. Su indignación le daría al Gobierno el apoyo para enfrentar a los sindicatos docentes, los más acérrimos defensores del statu quo.

La segunda propuesta se encuentra dirigida a permitir algo aparentemente tan elemental como que los niños puedan concurrir a la escuela. Frente a la utilización indiscriminada del paro como elemento de presión sindical, la educación debe transformarse en un servicio público. Hace ya varios años, en 2014, al enfrentar la administración de Daniel Scioli una larga secuencia de paros, el vicegobernador Gabriel Mariotto planteó una iniciativa similar; en 2017 también lo hizo Guillermo Castello, diputado provincial de Cambiemos. Una ley que transforme a la educación en un servicio público esencial defendería el derecho de los más débiles, nuestros niños, quienes no pueden tomar medidas de fuerza para hacerlo.

En 1995 Steve Jobs expresó en una entrevista realizada por el Smithsonian Institution: «Yo no creo en la igualdad de resultados, pero realmente creo en la igualdad de oportunidades. La igualdad de oportunidades para mí más que nada significa una gran educación». El Uruguay cuenta con una legislación consistente con esta apreciación; replicarla en nuestro país constituye la tercera propuesta.

Veamos brevemente el modo en que la legislación uruguaya facilita el funcionamiento de escuelas gratuitas de gestión privada, que se financian con aportes de empresas o particulares, no reciben ninguna subvención del Estado y brindan educación secundaria a adolescentes que viven por debajo de la línea de pobreza, alcanzando excelentes resultados académicos.

Su financiación es posible gracias al artículo 78 de la ley 18.083/2006 y su modificación, el artículo 269 de la ley 18.834/2011 (sintetizado): «Las donaciones que las empresas contribuyentes del Impuesto a las Rentas e Impuesto al Patrimonio realicen a las entidades que se indican en el artículo siguiente (ejemplo: instituciones privadas cuyo objeto sea la educación primaria o secundaria que atiendan a las poblaciones más carenciadas) gozarán del siguiente beneficio: el 75% de las sumas se imputará como pago a cuenta de los tributos mencionados. El 25% restante podrá ser imputado a los efectos fiscales como gasto de la empresa».

Una legislación como la uruguaya permitiría demostrar que es factible incrementar la exigencia y el rendimiento académico, reduciendo a la vez la deserción, aun en contextos sociales claramente desfavorables. ¿No es una razón suficiente para replicarla?

Veamos la cuarta de las propuestas. Es bien sabido que Argentina es un caso tristemente célebre, ya que carece de cualquier sistema de evaluación del nivel de los conocimientos de los estudiantes secundarios antes de ingresar a la universidad. Como señala Alieto Guadagni, no se conoce en el mundo una ley universitaria como la 27204, que prohíbe cualquier tipo de examen para estimular un ingreso de estudiantes bien preparados a la universidad. Esta estipula: «Todos los alumnos que aprueban la enseñanza secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el nivel de educación superior».

En la Argentina es habitual ingresar a nuestras universidades con escasa preparación y sin esfuerzo alguno. Por supuesto, el fracaso es previsible. La evaluación al final del secundario se lleva a cabo en todo país que el lector imagine. ¿Puede el resto del mundo estar tan equivocado? Es claro que no.

La modificación de la ley 27204 evitaría estafar a miles de jóvenes que pierden valiosos años de sus vidas realizando estudios que nunca habrán de concluir, en lugar de prepararse para insertarse exitosamente en el mercado laboral.

Este hecho motiva la quinta de las propuestas: enfrentar la crisis del desempleo de nuestros jóvenes mediante el llamado sistema de educación dual, proveniente de Alemania. En el sistema dual el estudiante pasa muchas horas adquiriendo experiencia laboral en empresas, aun antes de su graduación de la escuela secundaria. Conforme transcurren los años, el estudiante incrementa el tiempo en la empresa y reduce el tiempo en la escuela. Una adaptación del sistema dual a nuestra realidad ayudaría no tan solo a incorporar a la sociedad productiva a miles de potenciales ni ni, sino que también les facilitaría que adquiriesen el capital humano que les permita desarrollarse exitosamente.

La última propuesta no se enfoca en la educación de los niños sino en la de millones de adultos beneficiarios de planes sociales. Los planes no deben ser considerados un derecho, sino, por el contrario, un castigo: la cronificación de la pobreza. ¿Cómo reinsertarlos en la sociedad? Juan Pablo II lo sugirió hace ya muchos años: «Esta posibilidad se realiza solo si el trabajador alcanza cierto grado de educación, cultura y capacitación laboral».

En 2018 el Gobierno de Mauricio Macri dio un importante paso en la dirección correcta al reemplazar tres programas por un nuevo plan denominado «Haciendo Futuro», que cuenta con dos ejes centrales: Educación Formal Obligatoria, mediante la cual los beneficiarios deberán finalizar sus estudios secundarios y Formación Integral, que los capacitará a través de cursos y prácticas profesionales.

Es imprescindible generalizarlo. Exigir que todo beneficiario, de cualquier plan social, deba cumplir con requisitos similares a los fines de hacerse acreedor al subsidio facilitaría su reinserción en la sociedad productiva. Nadie, en condiciones de trabajar, debería acceder al subsidio de no cumplir con este requisito. De lo contrario, la Argentina va camino a convertirse en una sociedad de clases donde una élite educada mantiene a una clase permanente de desempleados. Un escenario fiscalmente insostenible y éticamente reprochable.

Seis propuestas, algunas muy sencillas de implementar, otras más atrevidas. Llevar a cabo algunas de ellas le permitiría al Gobierno de Mauricio Macri comenzar a revertir una crisis educativa que amenaza con destruir el futuro de nuestro país. Ojalá esta nota contribuya a abrir un sano debate, nuestros chicos se lo merecen.

Fuente del artículo: https://www.infobae.com/opinion/2019/04/12/seis-propuestas-para-cambiar-la-realidad-educativa/

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Sin Educación no hay Soberanía

Por: Edgardo Zablotsky.

“Sin educación pública no hay soberanía”. Fue la consigna, en palabras de Rodolfo Baradel, de la Jornada de Protesta llevada a cabo por el Frente de Unidad Docente de la provincia de Buenos Aires, un día después de concretarse un nuevo paro docente que generó 28 días sin clase en lo que va del año lectivo. Un joven que ingresó en 2013 a una escuela pública habrá perdido, durante los seis años de su escolaridad, 90 días de clase.

La Argentina es un país extraño; el líder del sindicato, que ha impedido el dictado de clases durante prácticamente un mes, considera la educación pública como un medio indispensable para gozar de una real soberanía.

Es claro que el Sr. Baradel no se puede estar refiriendo a la soberanía individual, es decir, al derecho natural o moral de todo individuo a controlar su propia vida, mientras no afecte a un tercero. De ser así estaría profundamente confundido pues, como alguna vez señaló el ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy: “El ignorante no puede ser libre”.

Los estudiantes están sistemáticamente perdiendo días de clase y, aunque supuestamente los recuperen, sólo servirán para cumplir las formas. Hace ya mucho tiempo que han perdido la cultura del esfuerzo. El capital humano no lo están adquiriendo, a pesar de cumplir con la formalidad de, eventualmente, terminar sus estudios secundarios.

Sin capital humano, en la globalizada sociedad del conocimiento en que les toca vivir, ¿qué posibilidades tienen para desarrollarse, progresar y alcanzar la movilidad social que alguna vez fue sinónimo de la Argentina? Definitivamente pocas.

Posiblemente el Sr. Baradel entiende que el rol de la educación no es la formación de capital humano sino la transmisión de valores que le son propios, los cuales, por supuesto, respeto pero no comparto.

Retomemos historias de nuestro pasado cercano. Recordemos el accionar de los talleres de la Cámpora en diversas escuelas de nuestro país, con el propósito de difundir los ideales kirchneristas entre los alumnos, sobre todo, de establecimientos secundarios. Franco Vitali, titular por entonces de la llamada Dirección de Fortalecimiento de la Democracia, llegó a señalar: “Creemos que este momento político requiere una participación fuerte de los jóvenes, sobre todo para defender este modelo de país que desde 2003 para acá ha empezado con Néstor y ahora con Cristina necesita consolidarse”. No recuerdo que el Sr. Baradel se haya opuesto a estas prácticas. Yo creo que el rol de la educación es otro.

El vivir en una sociedad en la cual exista la igualdad de oportunidades independientemente de la cuna, en una sociedad donde cada hombre sea libre de realizarse tomando los riesgos que desee afrontar, accediendo al fruto de sus decisiones acertadas y pagando los costos de sus errores, ¿de qué depende sino de la educación?

Sin educación no hay soberanía personal posible. El ignorante no puede ser libre, millones de personas que subsisten en base a planes sociales son cruda evidencia de esta realidad.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/educacion-soberania_0_QqzmAhSJK.html

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Contraste entre dos países: docentes en Alemania sin derecho a huelga

Por: Edgardo Zablotsky

En mayo pasado tuve la oportunidad de visitar Alemania invitado por la Fundación Friedrich Naumann. Su realidad educativa no puede contrastar más con la que sufre nuestro país. Como muestra sirve un botón, una nota publicada hace pocas horas en Ámbito Financiero reporta que «los maestros, policías, bomberos y demás empleados públicos (en Alemania) no tienen derecho a huelga. Así quedó establecido luego que un fallo desestimó un recurso presentado por cuatro docentes que sufrieron una sanción disciplinaria luego de participar de protestas y paros en su horario de trabajo».

Hace poco más de un mes, el presidente Mauricio Macri definió, mediante un decreto, la composición de la Comisión de Garantías. La misma tiene a su cargo establecer que, cuando por un conflicto colectivo de trabajo alguna de las partes decidiera la adopción de medidas legítimas de acción directa que involucren actividades que puedan ser consideradas servicios esenciales, deberá garantizarse la prestación de servicios mínimos para evitar su interrupción.

Un ejemplo concreto se presentó pocos días después frente al conflicto que paralizó el servicio de subterráneos, al plantearse la posibilidad que el gobierno nacional impulsase declarar al transporte como un servicio público esencial.

Frente al nuevo paro docente, en el ya muy golpeado ciclo lectivo de la provincia de Buenos Aires, Roberto Baradel, líder de Suteba, amenazó: «si no hay novedades vamos a profundizar las medidas de fuerza». Mirta Petrocini, líder de la Federación de Educadores Bonaerenses, agregó: «Si esta situación no se modifica y el gobierno provincial continúa sin llamar a la paritaria, si insisten con el 15% de aumento, sin cláusula gatillo, se podría no iniciar las clases luego del receso de invierno», ¿no debería plantearse la posibilidad de definir la educación como un servicio público esencial y reglar de esa forma el derecho de huelga? Es claro que sí.

El futuro de nuestros niños es lo que está en juego, fundamentalmente de aquellos que menos tienen y, por ende, más necesitan. De lo contrario la supuesta igualdad de oportunidades, que brinda la educación de excelencia para todos, no será más que una utopía.

No necesitamos remitirnos a la realidad de un país del primer mundo como lo es Alemania, reconstruido física y moralmente luego de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Veamos sino la evidencia provista por Ecuador, donde en 2008 se reformó la Constitución Nacional incorporando a la educación como servicio público, prohibiendo por ende su paralización. La nueva Constitución, en su capítulo 4, sección segunda, artículo 35, inciso 10, señala: «Se reconoce y garantiza el derecho de los trabajadores a la huelga y el de los empleadores al paro, de conformidad con la ley. Se prohíbe la paralización, a cualquier título, de los servicios públicos, en especial los de salud, educación, justicia y seguridad social; energía eléctrica, agua potable y alcantarillado; procesamiento, transporte y distribución de combustibles; transportación pública, telecomunicaciones. La ley establecerá las sanciones pertinentes».

No hace falta reinventar la rueda, es imprescindible que, más allá de los justos reclamos docentes, los líderes sindicales no puedan volver a utilizar a nuestros niños de rehenes. De impulsar el gobierno del presidente Macri la definición de la educación como un servicio público esencial, estaría dando otro fuerte impulso a la revolución educativa que requiere nuestro país.

Fuente: http://www.ambito.com/924739-contraste-entre-dos-paises-docentes-en-alemania-sin-derecho-a-huelga

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Aprender a aprender: un desafío para la educación del siglo XXI

Por: Edgardo Zablotsky

El desarrollo tecnológico y el uso de la web proveen un espacio increíble para que toda persona pueda ejercer la libertad de aprender lo que desea, independientemente de su localización geográfica y, aún en muchos casos, de sus posibilidades económicas. Probablemente en pocas áreas la tecnología ha contribuido tanto, y lo hará mucho más todavía, para gozar de los beneficios de la libertad como lo es en el terreno educativo.

Hoy el problema no es memorizar una gran cantidad de información que autoritariamente un docente nos enuncia. Así se estudiaba hace no tanto tiempo. Lo relevante es aprender a buscar la información, a sistematizarla, sintetizarla y utilizarla con criterio. La información que encontramos en la web no es escasa sino, por el contrario, demasiada y, por supuesto, muchas veces desordenada. Es necesario discernir qué nos es de utilidad para el tema puntual que estamos estudiando o el trabajo que nos encontramos realizando. Por ello, el papel del maestro sigue siendo fundamental, pero es muy distinto al que supo tener años atrás.

Y he aquí un serio problema que, de pensarlo un segundo, resulta obvio. Los chicos que cursan actualmente la primaria reciben una educación esencialmente igual a la que recibieron sus padres y sus abuelos. La escuela no cambia, pero los alumnos sí. Cualquiera que es profesor lo sabe. Esto da por resultado un cóctel explosivo.

La educación, tal como la conocemos hoy, nació en el contexto de la revolución industrial. ¿Cuál era su objetivo? Preparar a los jóvenes para convertirse en buenos empleados para las fábricas, formarlos con un pensamiento homogéneo que funcionara bien en el rutinario entorno laboral de la época. Es claro que en ese entorno el concepto de libertad educativa no tenía ningún significado.

El propósito actual de la educación sigue siendo preparar a los jóvenes para desarrollarse en la sociedad que encontrarán en su vida adulta. Pero estamos en un mundo que cambia a un ritmo sin precedentes. Por eso, la educación hoy debe ser muy distinta.

¿Cómo hacerlo? Aprender a aprender es la respuesta. Ya no importa aprender conocimientos específicos, sino tener la capacidad de aprender en forma continua. Probablemente la mayor parte de lo que un joven necesite aprender, a lo largo de su vida adulta, hoy ni siquiera exista. Cada joven, cada individuo, es distinto y no puede caminar sobre esta cinta sin fin de adquisición de nuevos conocimientos si no goza de la libertad de elegir qué es lo que necesita aprender en cada momento y dónde puede encontrarlo. La revolución tecnológica permite justamente eso.

Enseñar a aprender por sí mismo, ese es el papel del docente en este nuevo mundo en que vivimos. El maestro es un guía que debe motivar al alumno a desear ejercer su libertad de aprender por sí mismo; no existe otra forma de hacerlo.

Aprender a aprender, esa es la idea. La tecnología lo facilita de una manera increíble si somos capaces de utilizarla. Ese es actualmente un gran problema que enfrenta la educación. Repetidas veces los alumnos conocen tanto más de este nuevo mundo que sus maestros, muchos de los cuales pertenecen a una generación en la cual la televisión se veía en blanco y negro.

¿Qué sentido tiene hoy día sentarse a tomar una materia con un profesor que sabe mucho menos que un investigador del MIT, de la Universidad de Harvard o de Chicago, cuyo curso lo podemos tomar en línea? Llegará ese momento en que cada estudiante haga uso de su libertad para armar la currícula que desee, eligiendo cursos que se ofrezcan en distintas universidades, en distintos lugares del mundo. Obviamente, eso será posible cuando en las búsquedas laborales no se requiera un título sino una certificación de conocimientos.

Parece un futuro lejano, yo creo que no lo es. La velocidad del cambio tecnológico es tal que perdemos noción de ella y se acelera exponencialmente. Tarde o temprano el avance tecnológico será tal que pensar que un estudiante deba estar sentado varias horas al día en un aula, tomando durante cinco o seis años un conjunto de materias decididas por burócratas en algún momento lejano del tiempo, será tan sólo un recuerdo.

Es claro que para que ello sea una realidad, el paradigma educativo deberá cambiar: ya no enseñar a nuestros alumnos conocimientos sino la capacidad de aprender a aprender por ellos mismos, de aprender a utilizar todos los recursos que la tecnología ofrece para educarse a lo largo de toda su vida en un marco de mucha mayor libertad. Ese es del desafío de la educación para el siglo XXI.

Fuente noticia: https://www.infobae.com/opinion/2017/11/16/aprender-a-aprender-un-desafio-para-la-educacion-del-siglo-xxi/

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¿Y si la reforma educativa de Trump es exitosa?

Por: Edgardo Zablotsky.

De todas las nominaciones del presidente Donald Trump, ninguna generó tanta oposición del mal llamado progresismo norteamericano como la de la secretaria de Educación Betsy DeVos. Los demócratas del Senado votaron en bloque contra ella y lograron convencer a dos republicanas y a otras tantas independientes. Esto provocó que por primera vez fuese necesario que el vicepresidente interviniese para desempatar la votación de un nominado al gabinete.

La millonaria de Michigan ha cometido el más imperdonable de los pecados en la visión de los pseudoprogresistas: apoyó financieramente múltiples esfuerzos para permitir a los padres elegir las escuelas que consideran más apropiadas para sus hijos, independientemente de sus posibilidades económicas. A lo largo de los años Betsy DeVos ha aportado millones de dólares a las campañas de candidatos que comparten con ella su visión de facilitar a niños de familias de bajo ingresos emigrar de escuelas públicas de muy bajo nivel, ubicadas en los más pobres vecindarios, a escuelas que les permitan adquirir una mejor formación.

La realidad es que los demócratas se estremecen ante la perspectiva de que pueda tener éxito. Por lo general, el secretario de Educación, equivalente a nuestro ministro, es un funcionario banal dentro del Gobierno norteamericano. Sin embargo, en esta ocasión, si DeVos demuestra los beneficios de permitir a los padres elegir cuál es la mejor alternativa educativa para sus hijos dentro del menú de opciones aprobado por el Gobierno, asestaría un golpe de gran magnitud a los sindicatos docentes y a toda la estructura burocrática que lucra del poder monopólico de la escuela pública, en general a costa de la educación de aquellos que menos tienen.

No es ningún secreto porque Randi Weingarten, líder del sindicato norteamericano de profesores, calificó a DeVos como «la nominada para el cargo que históricamente tiene una posición más contraria a la educación pública». Si a los estudiantes se les otorga la libertad de ser educados fuera del asfixiante sistema que los sindicatos docentes han contribuido a crear, disminuirá considerablemente el dinero que perciben, dado que de producirse una menor demanda de maestros por parte de las escuelas públicas ello se verá reflejado en las cuotas sindicales que aportaban y, lo que es de mayor relevancia, en las significativas contribuciones que realizan los gremios docentes a las campañas de los candidatos demócratas.

 Permitir a los padres nuevas opciones no significa estar contra el fortalecimiento de la educación pública. Simplemente consiste en habilitar a aquellos padres que ven beneficios para sus hijos en otra forma de educación a llevarlo a cabo, aun en aquellas familias pertenecientes a los estratos más pobres de la sociedad. Nadie puede estar peor por tener la posibilidad de elegir.

El pasado 8 de septiembre, Trump, por entonces candidato presidencial, lo expresó con claridad: «Como su Presidente, voy a ser el mayor promotor del derecho de los padres a elegir la escuela a la cual concurrirán sus hijos. Quiero que cada uno de los niños de familias humildes que está hoy atrapado en una escuela que falla en proveer educación de calidad tenga la libertad —el derecho civil— de asistir a la escuela de su elección».

Entre otras descalificaciones se acusó a Betsy DeVos de no haber asistido, trabajado o enseñado nunca en una escuela pública y de haber enviado a sus cuatro hijos a escuelas privadas. Es claro que sería interesante conocer cuántos de sus acusadores lo han hecho. Extrapolándolo a la realidad argentina, ¿cuántos de nuestros políticos, que defienden a rajatabla la educación pública en toda declaración que realizan, han enviado a sus hijos a escuelas públicas? ¿No resulta tragicómico?

Si la reforma educativa de Donald Trump tiene éxito, mucho habrá de cambiar para mejor en el terreno educativo y no sólo en Estados Unidos. Por eso, más allá de posiciones, a mi criterio, absolutamente equivocadas en otras áreas, la política educativa propuesta por el nuevo Presidente merece el mayor de los respetos.

Fuente: http://www.infobae.com/opinion/2017/02/21/y-si-la-reforma-educativa-de-trump-es-exitosa/

Imagen: http://www.infobae.com/new-resizer/n2LTWJVyXWNvbZitVb8U6KPZ7xU=/1200×0/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/infobae-wp/wp-content/uploads/2017/01/20205157/gabinete-trump-8.jpg?token=bar

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Educación, la agenda de todos

Por: Edgardo Zablotsky

Alieto Guadagni, miembro de la Academia Nacional de EDUCACIÓN, se refirió a la polémica que generó la evaluación educativa Aprender 2016, que se llevó a cabo en todo el país. Entre otros aspectos, señaló que uno de los argumentos que utilizaron quienes se quejaron del examen fue el supuesto efecto privatizador sobre la educación. Sin embargo, sostuvo: «Nunca se privatizó tanto como en los últimos 12 años en educación. En la escuela primaria ARGENTINA, entre esos años se fueron 433.549 alumnos a escuelas privadas, nunca había pasado en la historia».
Más aún, señala Guadagni: «Los datos dicen que los chicos de las escuelas privadas saben más que los que van a la escuela pública, pero los chicos de una familia rica de la Argentina saben menos que estudiantes de una escuela pública de Vietnam».

UNA FOTO TERRIBLE

Es claro que la foto es terrible y aún increíble. Por ello, como manifestó el presidente Mauricio Macri: «Es necesario que todos colaboren: padres, gremios, DOCENTES y gobiernos en cada rincón de la Argentina, porque, si no sabemos la verdad, no vamos a poder construir las soluciones».
¿Pero cómo habrían de colaborar los padres si desconocen la realidad que afecta a sus hijos? Al respecto, recalcó Guadagni: «Argentina es el único país que conozco que prohibe por ley difundir los resultados escuela por escuela. Cualquier padre de familia tiene derecho a saber cómo está el colegio donde están sus chicos».

SUENA INCONCEBIBLE, PERO ES LA REALIDAD

¿Quiénes pueden tener más derechos que los padres a conocer el nivel educativo de las instituciones a las que concurren sus hijos? Es necesario que los padres admitan la realidad y reaccionen. Con dicho fin las evaluaciones educativas son la llave del reino, pero los resultados a nivel de escuela deben ser de conocimiento de los padres. Muchos padres tienen en su imaginario la fantasía de que la educación argentina se encuentra en crisis, pero que la educación que reciben sus hijos en el colegio al cual concurren es adecuada. Su indignación le daría al Gobierno el apoyo con el cual es posible llevar a cabo una verdadera revolución educativa.

ACTUAL SISTEMA

Al impedir la publicidad de los resultados de cada colegio, lo que se está haciendo es sustraer del debate público el elemento de juicio principal para saber si el actual sistema educativo satisface la principal inquietud de cualquier padre: que sus hijos aprendan en la escuela a la que asisten. Por eso, la revolución educativa debe comenzar en el Congreso, no en las aulas. Modificar el artículo 97 de la Ley 26006 es imprescindible, dado que este establece: «La política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los/as alumnos/as, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización, en el marco de la legislación vigente en la materia».
¿Estigmatización? Por supuesto se debe preservar la identidad de los alumnos y los docentes, pero no así de las instituciones educativas. Dejémonos de jorobar, la educación de nuestros niños es lo que está en juego y, de no enfrentarnos a los sindicatos docentes que se oponen a cualquier cambio del statu quo, la batalla está perdida antes de comenzar.
No es posible llevar a cabo una revolución educativa sin el apoyo y la participación activa de la sociedad. Hacer público el resultado de las evaluaciones a nivel escuela la despertaría, le haría ver la verdad, la indignaría y la haría reaccionar.
Fuente: http://www.eltribuno.info/educacion-la-agenda-todos-n782734
Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Educaci%C3%B3n,+la+agenda+de+todos&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi77JyFm8nQAhVD4yYKHVKxAf4Q_AUICSgC&biw=1024&bih=445#imgrc=f9rFqbObbK1kRM%3A
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