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La Guerra Mediática y los Cambios Dinámicos

Por Fernando Buen Abad.

S.O.S. por la comunicación para la emancipación

Todo escenario de guerra es un nudo de tensiones desiguales y combinadas que cobran fuerza y se debilitan al fragor de victorias y derrotas que se ven, o que no se ven, según convenga o según se pueda. La Guerra Mediática, asimétrica, perversa y camuflada… no es distinta. En situación de Guerra Mediática los errores se notan rápido y operan en contra nuestra de inmediato. Toda información que se confunde, que se demora, que no llega, que se intercepta o que no produce los efectos previstos, abre fisuras riesgosas, genera debilidad y permite filtraciones cargadas con peligros incalculables. Las víctimas llegan a adorar a sus victimarios. En la Guerra Mediática corregir errores rápidamente en una obligación de supervivencia.

Nada es infalible. Incluso las tácticas y las estrategias más meditadas y probadas, suelen sufrir derrotas. Los tropiezos, en todas metodologías, deben ser parte del presupuesto y cada fracaso hipotético debe contener variables para su solución y superación en plazos muy cortos. Incluso los aciertos y las victorias, en su carácter efímero y relativo, deben acompañarse con dispositivos de re-aseguro y duración dialécticos. Todo está en movimiento permanente y el quietísimo es un peligro siempre.

Países como Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Cuba y Venezuela que en intensidades diversas, pero con ataques permanentes, enfrentan una Guerra Mediática sistemática, deben contar con modelos de adaptación y avance muy dinámico y muy efectivo para dar respuesta a la metralla mediática que los agobia sin reposo. Deben ensayar estrategias y tácticas -defensivas y ofensivas- que exigen artillerías bien entrenadas y calificadas para perfeccionar tareas vitales de información, puesta en común, feed back, propaganda, agitación y orientación política… minuto a minuto. Lo que falla debe ser reparado rápido, lo que triunfa debe ser blindado y profundizado. Horas perdidas son peligros acumulados y derrotas seguras.

Por impericia, por ignorancia, por lecturas erróneas del escenario de guerra o por burocratismo, se descuida la lucha y se la banaliza con rutinas desacertadas mientras el enemigo ataca con sus mejores tecnologías, su mayor creatividad y sus mejores laboratorios de Guerra Psicológica. Cada una de las herramientas debe ser analizada permanentemente y ninguno de sus dispositivos lógicos puede dejarse al azar o a la improvisación boba. Todo debe operar con acuerdo a un plan general emancipador y nada puede quedar sin ser evaluado para que ofrezca su mejor aporte. ¿Existe semejante “plan” emancipador?

Todo parece indicar que para combatir a la Guerra Mediática burguesa predomina en “nuestras filas” la improvisación, la egolatría, la sordera y el subjetivismo. Que derrochamos recursos y oportunidades de manera irresponsable y suicida mientras creemos que nuestros formatos y nuestros gustos, sacados de los formatos y gustos oligarcas, serán suficientes para reducir y superar a la andanada mediática enemiga. Cometemos errores de errores y hemos llegado a circunstancias muy graves por no haber sabido ni podido contrarrestar la parte de la Guerra Económica del capitalismo contra los pueblos que se desarrolla en el campo de la “comunicación”. “En la demora está el peligro”. Decía José Eloy Alfaro.

Y, encima de todo, las buenas y promisorias estrategias que una vez se desarrollaron (aun incipientemente) sufren hoy por estancamientos y retrocesos de todo tipo y combinación. Por la fuerza de la rutina y la esclerosis burocrática van pareciéndose cada día más a lo que hacen y dicen, de forma y fondo, los “medios” enemigos de los pueblos trabajadores. Y no hay quien escuche con sensibilidad comprometida. Se comprende, quizá, el problema como algo secundario o como algo postergable, si acaso se lo comprende.

Es nuestra prerrogativa y nuestra obligación ofrecer perspectivas críticas, y autocríticas, liberadas de la palabrería oportunista, didáctica o pedante… purgada de tufos apocalípticos. Es una responsabilidad ética, propia de la fraternidad revolucionaria, advertir a todos, y a nosotros mismos, las consecuencias de esos errores que pueden ser terminales y que pueden llevarnos a escenarios infernales.

Especialmente cuando nuestra producción crítica es susceptible de ser usada por los enemigos de clase para golpearnos con sus tergiversaciones, des-contextuaciones y calumnias de siempre. Pero las precauciones no son frenos. Si la crítica científica, que asume su responsabilidad colaborativa, ha de ganarse antipatías, esas serán producto de que alguna de las partes no entiende que Revolución es necesariamente crítica fraterna. Mucho peor que el enojo del algunas vanidades es la derrota de todos por los egos de algunos y por las irresponsabilidades en combate.

Hoy hace falta una re-ingeniería integral de todas nuestras herramientas de lucha mediática. Re-inventar TeleSur, TVES, VIVE, Venezolana de Televisión… Prensa Latina, La Jornada… con acuerdo en un plan continental de lucha que nos defienda y nos libere de las mentiras imperiales infiltradas a todas horas en las cabezas y en los corazones de los pueblos. Un plan que nos garantice que la información que nos importa llegue a donde nos urge. Que los frentes de lucha tengan aseguradas las palestras donde expongan sus principios y sus fines. Que la denuncia a las canalladas enemigas se propague por todo el mundo y tenga efectividad en la ética de los pueblos para movilizar a la justicia social. Que conquistemos la prerrogativa de la organización para la movilización y la acción con el poder donde debe estar que es en el pueblo trabajador. Que nos ayudemos entre todos a destrabar los flujos y que si alguien nos bloquea hagamos fisuras inmediatas por todas partes para que nadie se quede sin saber que estamos todos en pie de lucha tratando de unificar todas las luchas contra el capitalismo… en todo el mundo.

Es urgente una re-ingeniería del método emancipador de contenidos y enriquecedor de experiencias formales, en una dialéctica poderosa que no pueda ser degollada por burocracia alguna, por el cambio de jefes ni por aventurerismo de arribistas, oportunistas o trepadores. Es urgente una re-ingeniaría consensuada desde la semántica hasta la distribución táctica. Hace falta dar ese paso, por fin, que tanto han pedido los líderes más avanzados y los pueblos en combate. Hace falta tomar la decisión por un Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación, por la Paz, por los Derechos Humanos… por la Revolución de la Comunicación que tanto anhelamos, que tanto importa y que tanto nos urge.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/La-Guerra-Mediatica-y-los-Cambios-Dinamicos-20160921-0003.html

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Semiótica de la Televisión: Las trampas de la “representación” televisada

 Por. Fernando Buen Abad

Influye también, en los modos de producción de “sentido” televisual, el problema de su carácter representativo o participativo. Al ya de suyo odioso modelo de manejo de los “tiempos televisivos” ahogado por el imperio de la publicidad y del fundamentalismo de la mercancía, hay que añadir el modelo intermediarismo que la televisión comercial ha hecho suyo para imponernos su relato, sus gustos, sus valores y sus deyecciones ideológicas. Una verdadera calamidad.

Todo se reduce a imponernos alguien o algo que nos lo “explica” todo, con sus medios y con sus modos. A su capricho y a su conveniencia. Nos leen “noticias” que ellos deciden y que ellos dicen (con voz exagerada e impostada) son “lo más importante”. Nos dicen qué debemos comprar, a qué precio, con qué “virtudes” y con qué sumisión. A crédito o al contado. Nos dicen quién y qué es “bello”, “seductor”, “sensual”, “atractivo”, “elegante”, “exitoso”…  nos ponen sus plazos y nos ponen sus ritmos. Nos manejan el diccionario, el vestuario, el imaginario y el reloj. En tiempo real.

Para todo hay siempre un representante explicador, vendedor o conductor… empeñado en hacerse el simpático, el eficiente, el esclarecido o el iluminado. Dispuesto a llevarnos al edén de sus intereses políticos, ideológicos y comerciales. Principalmente comerciales. La televisión mercantil es una máquina de guerra ideológica plagada con intermediarios que a tiempo completo están listos para borrarnos de la cabeza toda idea, toda posibilidad y toda oportunidad de participación autónoma. Siempre hay alguien que cuenta chistes por nosotros, siempre hay alguien que canta canciones por nosotros, que baila, que informa, que cocina, que “sabe”, que “entiende”, que “dice”, que “sonríe”, que “saluda”… por nosotros y sin nuestra autorización o previo acuerdo. Es el “mundo” de ellos que dice “representarnos”. Y nos lo cobran.

Los más “vivos” se dieron cuanta de su dictadura de la representación y nos inventaros, también, la forma de “participación” que a ellos les conviene. Entonces usan a los pueblos como decorado, como aplaudidores, como escenografías siempre que hace falta alguna justificación “democrática” o “popular” de lo que a ellos les conviene. Dicen que “el público opina”, “participa” cuando ellos dicen, como ellos dicen, hasta que ellos deciden. Demagogia reloj en mano. No pocas televisoras públicas están infectadas con ese veneno ideológico televisivo “representativo” que harta, que duele, que ofende y que ninguna a los pueblos “a todo color y de frontera a frontera”.

No hemos visto, todavía, una Televisión Participativa verdadera. Salvo casos incipientes y dolorosamente incomprendidos, como VIVE TV de Venezuela -en sus inicios-, algunas televisoras comunitarias que lograron salvarse de parásitos intermediarios de todo tipo (Iglesias, ONG´S, partidos políticos oportunistas, Mesías…) La Televisión Participativa, como Democracia Participativa, está por construirse. Hacen falta mucho trabajo y mucha atención crítica para eliminar de nuestras cabezas (y de las televisoras que los pueblos dirijan) el peligro de repetir el discurso burgués, el discurso del patrón en las pantallas. Como si fuese nuestro. Hace falta agudeza y experiencia, hace falta desconfianza práctica, y vigilancia científica, para no ser víctimas de la inoculación ideológica que nos representa como a ellos les conviene.

La lucha de clases también se expresa en las pantallas. No vamos a cansarnos en insistir en la urgencia de romper con los modelos burgueses de comunicación, aprovechando críticamente sólo aquello que sea aprovechable (fundamentalmente tecnológico) y desechando todo lo que de más odioso tiene un modelo de “producción de sentido” en Televisión, especializado en borrar de los ojos de los pueblos a los pueblos mismos y especializado en criminalizar -por la Tele- a los líderes sociales y las luchas sociales que hacen hasta lo inimaginable por participar en la creación de un mundo nuevo, justo, sin guerras, sin hambrunas, sin clases y a la vista de todos. Terminemos con la propiedad privada de la televisión y con los monopolios. Una Televisión Participativa es posible, es necesaria y es urgente.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Semiotica-de-la-Television-Las-trampas-de-la-representacion-televisada-20160908-0005.html

Imagen: www.telesurtv.net/__export/1473370942271/sites/telesur/img/multimedia/2016/09/08/mark-tansey-innocent-eye-test.jpg_1689854194.jpg

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Carmen Bohórquez: La fuerza de la Filosofía

Por Fernando Buen Abad

Cientos de metas filosóficas (inimaginables para muchos) han sido alcanzadas por Carmen Bohórquez con el aliento de la situación revolucionaria floreciente en Venezuela. Ha logrado, por ejemplo, poner en pié por más de una década, Foros de Filosofía Internacionales que encuentran a pensadores de todo el mundo debatiendo (y aprendiendo) en las plazas públicas, las ideas revolucionarias del pueblo Venezolano. Es gestora de esa experiencia única que ha logrado desplegar durante un día, y en todo el país, la discusión de temas filosóficos para la acción inmediata.

Carmen Bohórquez ha logrado amasar prestigio intelectual planetario para el “Premio Libertador al Pensamiento Crítico” y ha conseguido ser ella misma el “alma Mater” de la “Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad” bajo la inspiración y mandato de los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez más el apoyo de cientos de mujeres y hombres expertos en las más diversas tareas de la ciencia, de las artes y de la política. Y eso no es todo.

Carmen es autora de uno de los estudios más sobresalientes sobre Francisco de Miranda y, con su empeño y compromiso, ha sido artífice de actos político-académicos en Venezuela -y en el mundo- para destacar el papel de Miranda en los procesos de independencia de la Patria Grande y en el valor de su vigencia. Carmen ha sido partícipe central, también, de la iniciativa presidencial que consiguió identificar al rostro del Libertador Simón Bolívar, basado en los adelantos científicos más notables y en la voluntad semiótica más soberana de Hugo Chávez.

Carmen ha escrito y publicado cuanto ensayo y cuanta declaración han sido necesarios para estimular el conocimiento de la Historia y el conocimiento de la Filosofía indispensables en la profundización de la Revolución Socialista de Venezuela y en su victoria definitiva. No es una académica “neutra”, no es una funcionaria decorativa, no es una intelectual “contemplativa”. Carmen Bohórquez es una inspiración y es un ejemplo de ética, de claridad y de trabajo. Lo saben bien quienes han colaborado con ella, sus estudiantes y sus amigos. No sobra recordar cómo ha sabido sumar los talentos de cientos de personas que son y han sido colaboradores suyos.

A Carmen Bohórquez le profesan respeto de camaradas líderes, políticos y científicos de todo el mundo, de muchos frentes y ámbitos no sólo por su inteligencia deslumbrante sino, también, por su calidad humana forjada en la militancia y en la fidelidad revolucionaria más probada y más promisoria. No tiene Carmen una mirada complaciente ni obsecuencias de ocasión. Es un torbellino crítico al que nada ni nadie se le escapa, jamás, y suele ser expresión de sus afectos el regalo fraterno de su crítica honda y serena. Eso deben recordarlo siempre sus amigos y los no tanto. En su cuerpo pequeño y en su paso pausado sólo habitan fortalezas de gigantes. Nadie se engañe.

Sólo así es posible la obra que Carmen Bohórquez ha desarrollado para la “Batalla de las Ideas” que es la praxis misma y en donde ella es un comandante fundamental y extraordinario. La mesura de sus palabras y la suavidad de sus exposiciones no es más que notificación de fuerzas en lucha que forjan el temple de una mujer entregada a transformarse, ella misma, con el vértigo de los cambios revolucionarios. Le duelen los tropiezos y le duelen los errores, le duelen los olvidos y le duelen las postergaciones… es así de tiempo completo y es de ese calibre su compromiso de lucha. Habrá que buscar mucho, realmente mucho, para encontrar una mujer que hubiere sido capaz de hacer todo lo que Carmen Bohórquez ha conquistado en el intenso período revolucionario del que ha sido forjadora y producto.

Habrá que buscar mucho para encontrar un caso similar, en cantidad y en calidad, que sin ego y sin manipulación, con afecto y con solidaridad rigurosa convocara a cientos de filósofos, artistas y lideres sociales del mundo para hacerlos entender a Venezuela y convencerlos de imbricarse -como aprendices del pensamiento y de la lucha revolucionaria de su pueblo- en la tarea de pensar y hacer juntos. Habrá que buscar mucho para encontrar un caso similar capaz de realizar la logística descomunal que implica movilizar a un país entero en la acción de filosofar todos al calor de las agendas socialistas de la Revolución Bonita.
Habrá que buscar mucho para encontrar un caso similar empeñado sistemáticamente en estimular y premiar el pensamiento crítico de sus pares, hacerlos sentir importantes para la humanidad y trataros como, seguro en no pocos casos, jamás los han tratado en sus propios países. De esa estatura humana y militante es Carmen Bohórquez. No hay que olvidarlo. Eso se debe a la interpretación objetiva que Carmen hizo del mandato recogido de Simón Bolívar y de Francisco de Miranda y se debe también a la asimilación que hizo del mandato de Fidel y de Chávez para consolidar herramientas de conciencia capaces de demostrar la anchura intelectual de los revolucionarios y la profundidad ontológica de su ser socialista. La cosa es que Carmen Bohórquez es de esa estirpe.

Esto no es una “apología”. Difícilmente se puede sintetizar lo que en la práctica abarca tantos frentes y tantos logros. Esto no es una “apología”, no es un halago, se trata de hacer visible la fuerza y la lucha, la seriedad y la sistematicidad que suelen ser escasas en muchos frentes. No es una “apología” y eso permite ahogar en su saliva los cuchicheos de los aviesos y las detracciones de no pocos parásitos. Para decirlo suavemente. No es una “apología” porque Carmen Bohórquez no la necesita ni la aceptaría.

Todo el trabajo realizado por Carmen Bohórquez implica frentes donde la Revolución tiene abiertas “de par en par” las puertas, por ejemplo, de la investigación histórica y filosófica. Está sobre la mesa la agenda completa de la “Batalla de las Ideas” donde el pensamiento revolucionario tiene mucho por producir y divulgar, en lo mediato y en lo inmediato. La agenda de Paz y de Justicia para los pueblos, la revolución económica que ha de poner las riquezas en manos de quienes la producen, la superación definitiva del capitalismo, el estudio y actualización de la Historia que nos alimenta futuro y, en suma, todos los temas y las acciones necesarias para salvar a la humanidad de los horrores del capitalismo con la fuerza del socialismo… todas están y han estado en la obra y en la lucha de Carmen Bohórquez. En los hechos.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Carmen-Bohorquez-La-fuerza-de-la-Filosofia-20160826-0001.html

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Semiótica de cierta inteligencia monstruosa en la ética y en la lógica del mercado ¿Todas las “lindas” son “tontas”?

Por: Fernando Buen Abad

Mascaradas de la “belleza” burguesa. Por si fuese poca la avalancha represora que la ideología de la clase dominante descargó, históricamente, contra las mujeres, llegó el capitalismo con su creatividad y rápidamente las convirtió en masa explotada con carácter decorativo y estigma de “cabeza hueca”. La burguesía tardó siglos en confiar el voto político a las mujeres, por ejemplo. “En el comportamiento hacia la mujer, botín y esclava de la voluptuosidad común, se manifiesta la infinita degradación en que el hombre existe para sí mismo… Del carácter de esta relación se desprende en qué medida el hombre ha llegado a ser y se concibe como ser genérico, como ser humano: la relación entre hombre y mujer es la más natural de las relaciones entre uno y otro ser humano”. Marx

Convertidas en seres superfluos, serviles y dóciles las mujeres del ideal burgués debieron asumir, además, un mandato mercantil útil para reforzar el consumismo. Se las habilitó culturalmente para hacer las compras de las cosas menores. Jamás lo “caro”, jamás los “electrodomésticos” de “alta gama”, jamás las cosas que el hombre compra. Los publicistas saben bastante de esas trastadas ideológicas. Esa “capacidad” de compra establece el grado de éxito que las mujeres deben conquistar en el torneo burgués del éxito social, la aceptación y la admiración de otras mujeres. Especialmente. Para la burguesía la mujer (que se vuelve, también, propiedad privada) depende -su ontología– de la cantidad de dinero que el marido le da para gastar en las cosas “del día a día” y en la ropa que se pone para decorar bien a su personaje. Les llaman “señoras”.

Pero hay un reducto ideológico (de falsa conciencia) en el que se producen y reproducen las patologías más humillantes del capitalismo. Es un reducto histriónico en el que las mujeres se ven obligadas a ser “tontas” rentables. Eso se ve en la “tele”, en los “diarios”… en todos los medios y en todos los horarios. Es el reino del individualismo y de la egolatría de mercado que busca en las mujeres “lindas” a su presa predilecta porque, según reza la moral mercenaria de la publicidad, “lo lindo vende”. A eso se debe la profusión histérica de estereotipos que la burguesía impone a las mujeres para derrotarlas en una prisión ideológica invisible alambrada con anti-valores de mercado y conductas convenencieras para poner a salvo las instituciones de la familia, las iglesia y el estado burgués. El fetichismo de la belleza femenina y su valor de mercado. Vestidas o desnudas.

Se trata de un reducto ideológico en el que se amasan convicciones y conductas que, por colmo, cuentan con la complicidad de algunas mujeres y muchos hombres. Las más colonizadas tienen tendencia a hacerse famosas en la farándula mediática burguesa. Con o sin éxito, en las artes de exhibicionismo de las “lindas” los principios de mercado predominan, más allá de lo imaginable, en el centro mismo de la vida diaria. Incluso en el cuarto de baño donde recalan cientos de los productos “indispensables” para dar mantenimiento al modelo de “belleza” ordenado por los “medios”. Pero se trata de una “tontería” impostada que envuelve una gran astucia mercenaria y una moral de vendedor que, para venderse a sí mismo, cuenta con muchos clichés y muy poco tiempo. La “lindura” de mercado dura poco por que la velocidad del consumismo es una maquina productora de desechos humanos a destajo.

Las “lindas” “tontas” son ese cliché que ha tenido éxitos mercantiles resonantes. Dicen algunos que es una forma del “sex appeal” que condimenta magníficamente la imposición de los valores burgueses y todas esas aplicaciones, decadentes y humillantes, que uno mira por las calles en la apariencia más cruel que la realidad impone. Hay personas que transitan su vida entera sin percatarse del rol impuesto por una sistema económico enfermo, también, de “mercancías humanas”. Desde su mascarada, aquellas mujeres que juegan (con su voluntad o sin ella) el papel de “tontas” “lindas” van midiendo con una vara burguesa la cantidad y la calidad de sus victorias seductoras más rentables. Suele haber detrás de la apariencia de “tontas”, inteligencias mercenarias muy brillantes agazapadas entre los pliegues efímeros de su “lindura”. Garantizadas las reglas del negocio, algunas se contentan con la “fama”, otras aspiran a ser “divas” bajo el supuesto de que se puede ser “bella”, “tonta” y además “madura”. “Vieja”, es un término que la burguesía usa casi exclusivamente para las mujeres proletarias.

Por todo eso es que las luchas de género (que son realmente de clase) en el mundo revisten, con grados diversos, un carácter revolucionario fundamental. Especialmente esas luchas, no exclusivas de mujeres, en las que se demuele sistemática y profundamente la ideología de la clase dominante y todas sus trampas opresoras. Por más sutiles o seductoras que se presenten. A pesar de eso no contamos aun con una corriente crítica internacionalista capaz de generar repudios contundentes contra el modelo de humillación con que la burguesía somete a no pocos millones de mujeres. En todo el mundo y en pleno siglo XXI. Es necesario ser concientes, sensibles, solidarios y proactivos en las luchas emancipadoras que no son sólo de “género” porque son fundamentalmente de clase. Es necesario el desarrollo de una praxis revolucionaria que deplore y combata todo modelo de opresión por más “lindo” que parezca y siempre abrazando -con fuerzas amorosas y fuerzas científicas- a toda víctima. Aunque lo “lindo” y lo “tonto” haga creer a esas víctmas intocables, reverenciables o superiores.

Una larga lista de luchas, luchadoras y luchadores sociales enriquece la perspectiva revolucionaria que nos acerca a un mundo liberado, por fin, del capitalismo y de toda la parafernalia grotesca que nos ha impuesto, también, con sus mercancías humanas y sus mercancías ideológicas. En esa larga lista de frentes para la lucha se desarrolla, de manera desigual y combinada, un repertorio de crítica que se impulsa científicamente porque aprendió a no ser víctima de los chantajes morales, éticos o estéticos que la ideología burguesa despliega, fundamentalmente, para inmovilizarnos y dominarnos. Un buen día los pueblos dejarán de ser vulnerables a la guerra psicológica que usa “lo lindo” y lo “tonto”(entre miles de subterfugios) como estrategias de ablandamiento, como trampas para generar solidaridades que, tarde o temprano, operarán en contra de las víctimas. Nada más anti-cristiano, por cierto. Un día aprenderemos a dejar de ser usados por la lógica del mercado aunque se presente en “paños menores”, con gestos sugerentes o con “hermosa” “tontería” impostada, de esa que tanta chatarra ha ayudado a vender en un mundo ahogado con mercancías que buscan millones de compradores compulsivos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=215915

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¿Por qué nos Gusta lo que nos Gusta?

Por. Fernando Buen Abad

Paráfrasis inspirada por Simón Bolívar: Por nuestros gustos nos han dominado más que por la fuerza.

Un porcentaje no pequeño de nuestras decisiones y conductas se anima por el “juicio del gusto”. No pocas veces involucran sentimientos muy profundos. Compras, ventas, matrimonios, partos o sepulturas… suelen asumirse por un desplante patente o latente del “gusto” que nos impone e inspira un objeto o un sujeto. ¿De qué depende que algo nos guste, nos disguste o deje de gustarnos?  ¿Somos, acaso, una especie hedonista y frágil a la que se ha victimado fácilmente por la vía de seducirla con sus “gustos”. Nos guste o no aceptarlo?

También el capitalismo aprendió a dominarnos por nuestros “gustos” y nos enseñó a gustar de la dominación misma. Luego de chantajearnos por los alimentos, por nuestros miedos, por la vivienda… por lo básico, el capitalismo entendió que podía vendernos lo que nos place y hacer con la dominación de los “gustos” un negocio inmenso. Rápido nos educaron para que nos gustaran los “gustos” del patrón, su forma de vida, sus valores, sus comodidades y su poder. Rápido nos educaron para que dejaran de gustarnos nuestros pares y comenzaran a ser de nuestro “gusto” todas las personas y las cosas que nacen, crecen y se reproducen en el seno de la clase que nos explota. Y nos educaron para comprar y comprar todo lo que ellos inventan pero, eso si, con “gusto”, como el “buen gusto”.

Parece ser factor decisivo ante los “gustos” el -nada infrecuente- componente irracional de sus causas y sus efectos. ¿Por qué se gasta lo que se gasta en el mundo en juguetes bélicos para niños? ¿Por qué se invierte lo que se invierte en bebidas alcohólicas, gaseosas y todo género de cotillón para “animar” fiestas o celebraciones variopintas? ¿Por qué se consume con ”gusto” la masa ingente de películas, series televisivas, programas, música, noticieros y en general mercancías ideológicas burguesas? ¿Por qué la adquisición de ropa, maquillajes y parafernalia de moda a cualquier costo y con calidades dudosas?¿Por qué nos gusta endeudarnos, por qué nos gusta embrutecernos, por qué nos gusta pelearnos?.

Y a pesar de todos los enigmas que rodean al “juicio del gusto” (es decir a nuestra capacidad de afirmar o negar algo sobre lo que nos gusta) nada de lo que se diga sobre los “gustos” está exento de la lucha de clases ni de la influencia histórica que imprime, en toda conducta, la ideología de la clase dominante. Simplismos al margen. En el objeto o sujeto de nuestros “gustos” o disgustos se objetiva la escala completa de lo que sabemos y de lo que ignoramos. Todos nuestros parámetros se cimbran. ¿Lo que nos gusta o disgusta proviene de lo que nos enseñaron en casa, en la escuela, en el trabajo, en la iglesia o en la tele? ¿Nos “gusta” sólo aquello que conocemos o lo que desconocemos también, nos gusta lo que les gusta a todos o lo que nos hace distintos? ¿Nos gustan las combinaciones, las mezclas o las ambigüedades? ¿De dónde sacamos que nos gusta lo que nos gusta?

Y más complejo es saber por qué nos “gusta” lo que nos daña. Por qué aceptamos con gusto hacer, decir, pensar e imponer como modelos de vida “gustos” cuya consecuencia -de corto o largo plazo- será algún daño a la salud, a las relaciones sociales, a la política o al planeta entero. ¿Nos gustan las películas de Hollywood, las telenovelas, las tele-series, fumar, alcoholizarnos, drogarnos… financiar dependencias de todo tipo y contribuir a enriquecer mafias a granel?

Por colmo, transferimos “gustos” a nuestros hijos o amigos porque esa transferencia es un ejercicio de poder con el que hacemos reinar la parte más individualista de nuestra “estética” que, por cierto, suele no ser tan individual como creemos. Por una y muchas razones la crítica a los “gustos” suele tomarse como una agresión que ofende fibras muy sensibles y suele irritarnos hasta lo irreconciliable. Incluso quedan aun zonas de pudor que se lastiman cuando alguien descubre algo que nos gusta y que nos es difícil de aceptar. De ese alguien se espera la complicidad y silencio con que se forjan asociaciones estéticas que incluyen, no sin frecuencia, alianzas patológicas en sentidos varios. Adictos se les llama. ¿Por puro “gusto”?

En el almacén demencial de mercancías -que el capitalismo nos impuso como si fuese la vida misma- abarrotado con no pocos objetos inalcanzables e inútiles, se impuso un criterio resbaloso para impulsar el consumismo a destajo y ese criterio se funda en el “gusto”. Se compra el televisor que “gusta” para ver los programas que “gustan” y toda la publicidad que “gusta” a un pueblo anestesiado con “gustos” de mercado y estética de clase. Se compra la licuadora que “gusta”, el abrigo, las cucharas, los muebles… y principalmente el “status”, lo distintivo, la plataforma ideológica que facilita la ilusión de pertenencia al mundo del patrón y al universo de sus “gustos”. Cueste lo que cueste.

La dictadura de los “gustos” es una batalla económica y es una batalla ideológica. Los “gustos” son metralla letal de las máquinas de guerra ideológica. Todo junto y en simultáneo. Se mueven en el seno de esa dominación las intensiones más perversas tanto como las ingenuidades más asombrosas. Y es verdad que no todo esta milimétricamente calculado cuando se imponen los “gustos” más rentables y que hay un grado de apuesta que la burguesía asume como riesgo a la hora de invertir en “gustos” nuevos para millones de consumidores. No olvidemos que en la producción de “gustos” oligarcas la masificación es indispensable porque es vital para el negocio. Y eso ha generado sus “gustos” particulares y sus cánones ideológicos que norman, por ejemplo, la lógica, la ética y la estética mercenaria de los publicistas. Excepciones salvadas.

Es un imperativo de nuestro tiempo desarrollar corrientes científicas especializadas en la crítica y la revolución de los “gustos”. Mientras el a-criticismo cuente con la justificación y la envoltura de los “gustos” para esconder y para eludir todo análisis -y transformación- serio, tenderemos a hundir buena parte de nuestros problemas en los pantanos del subjetivismo y el relativismo “placentero” más inmovilizantes. La justificación “porque me gusta” no siempre es la mejor en sinnúmero de casos.

También es verdad que existe una zona de los “gustos” (la más promisoria sin duda) que, bajo ciertas condiciones especiales, logra escapar al imperio ideológico burgués (como en el caso, no exclusivo, de algunas experiencias artísticas) y está claro que se trata de episodios no ordinarios y difíciles de multiplicar mientras estemos dominados por el capitalismo. No hay peor enemigo del arte emancipador que el capitalismo. La complejidad de la estética en los seres humanos admite -en sus expresiones menos contaminadas- un ejercicio de emancipación o de libertad que tiene deparadas muchas promesas a la revolución social que terminará con el capitalismo en lo objetivo y en lo subjetivo. Pero no esperaremos a la muerte del capitalismo para insistir en la necesidad de la educación del “gusto” (su re-educación) y eso requiere de riqueza de conocimientos y experiencias, diversidad amplitud y hondura con moral y ética del placer no basadas en someter a los seres humanos. Re-educación que es trabajo especializado que reclama su espacio en los frentes de lucha (de la praxis) porque es ahí, mejor que en cualquier otro lugar, donde lo que nos “gusta” logrará sintetizarse con lo que necesitamos y logrará transformarse para dejar de ser -el “gusto”- un embriagante placentero para convertirse en una fuerza emancipadora. Esa es la escuela de la lucha y así son las alquimias de la revolución.

Dedicado a Adolfo Sánchez Vázquez y a Abel Prieto

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Por-que-nos-Gusta-lo-que-nos-Gusta-20160817-0004.html

Imagen: http://www.chilango.com/media/2010/03/01/marcel-duchamp.jpg

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Cómo se las ingenia el capitalismo para hacer invisibles los horrores que están a la vista

Por: Fernando Buen Abad

A pesar de que la Industria de la Guerra campea impúdica e impune por todo el planeta, ninguna de las corrientes y definiciones “al uso” de la Ética ocupa las “primeras planas” de la prensa. Salvo episodios de conveniencia comercial, para temas mayormente intrascendentes, la Ética y sus comités son materia de olvido sistemático. Eso expresa con toda claridad qué realmente le interesa a la ideología de la clase dominante enemiga acérrima de la vida, del planeta, de la honestidad y de la verdad. Arte paradojal de licuar valores sociales con silencio propagandista. Y lo pasan por la tele.

Urge esclarecer los innumerables problemas que la Industria de la Guerra que nos ha impuesto. Urge la crítica sobre los valores belicistas y su violencia como praxis hegemónica global. Y también urge un mundo en Paz y con Ética nueva como ciencia indispensable para el análisis científico del conjunto de las relaciones sociales, sus penurias, sus contradicciones y sus planes de salida del Capitalismo. Ciencia Ética con rigor teórico, creatividad y búsqueda de nuevos horizontes pero con fidelidad a lo mejor del espíritu de los clásicos, de la Ética emancipadora que debe servir a la humanidad frente a las aberraciones macabras de la Industria de la Guerra en “tiempo real”.

No vamos a enloquecer a pesar de lo irracional de la “modernidad” maquillada con desarrollo tecno-científico mercantil insaciable; anárquico, inequitativo, anti-democrático, gobernado por la mediática monopólica, el secuestro de la economía, la privatización y transnacionalización de los monopolios productivos. El desempleo descarnado, la esclavitud y la humillación de millones de personas sometidas a los caprichos del mercado, a las aberraciones de la propiedad privada y a la acumulación del capital, mundialmente.

La Ética hoy, que no es “noticia”, es una necesidad prioritaria contra las matazones de un negocio apocalíptico. Vivimos una época urgida de libertad, igualdad y fraternidad contra la irracionalidad del negocio de la Guerra. La Ética no es “cabecera” de los diarios como vía para la realización de un nuevo paradigma de relaciones sociales. No es noticia la Ética dirigida a emancipar toda la vida intelectual desde la esfera de las ciencias –también- para nutrirse con esperanzas y credibilidad nueva producto de su propia praxis bajo el conjunto de condiciones concretas que se desarrollan en el período histórico actual.

Es que el desafío de la Ética contra la lógica del mercado bélico no es la negación de las relaciones económicas sino su control socializado con justicia social y contra la versión burguesa que no toma en cuenta el desarrollo armónico de las naciones ni le importa la pobreza extrema que hoy existe por la explotación feroz y el secuestro de la plusvalía cada día más cínico e impune. La Industria de la Guerra (perogrulladas aparte) no conduce sino al colapso de la vida toda. Es una industria que todo lo convierte en mercancía destructiva para derrotar, también, a los valores en sus condiciones actuales de existencia y demoler lo racional para manipular en clave alienante todas las potencialidades humanas. No es ocioso exigir los aportes de la Ética para crear un mundo nuevo, el mundo de lo social y de la dignidad humana, lo mismo individual que colectiva. La reivindicación de la Ética es un clamor humano, que exige su realización política para la comprensión crítica y la superación de la sociedad capitalista sus procesos políticos, económicos y morales. Ética en defensa de la Humanidad.

Siendo como es la Industria de la Guerra, la actividad económica más fuerte del planeta y que no sólo implica la fabricación de armas sino el desarrollo de especialidades médicas, textiles, químicas, físicas… la Ética que necesitamos es la del espíritu crítico para defender el derecho a discrepar de la muerte impuesta, para asegúranos valores en la participación y en la socialización en nuevas vías revolucionarias hasta devolvernos el derecho al desarrollo de la creatividad y forjar una nueva sociedad. Ya que la Ética se ha quedado con “poco público” en los mass mediadominantes, una tarea urgente es lograr que el trabajo humano recobre su verdadero sentido humano y que la Ética sea el medio de satisfacer una alta necesidad de dirección revolucionaria y no un simple medio de juicios individualistas, relativistas y universalistas.

Hoy más que nunca el papel de la Ética es rejuvenecerse como herramienta social, como forma de la praxis transformadora del mundo y contribuya a elevar la conciencia de la realidad para ser útil en la construcción de una nueva sociedad. Muchas verdades burguesas se han venido a tierra, cientos de dispositivos ideológicos de clase no han resistido el contraste con la realidad y algunas esperanzas oligarcas se hayan desvanecido bajo el soplete de la lucha de clases. No obstante el negocio de la Guerra sigue intacto. Reclamemos con insistencia una Ética para la supervivencia de la humanidad.

Nos urge una Ética como herramienta de análisis científico que no sea a-política, que no sea indiferente al conflicto histórico entre las clases sociales y que no sea sólo para la contemplación. Ética con carácter histórico para responder a las necesidades concretas en expresión normativa y dialéctica, que entrañe la crítica al capitalismo y resalte los valores de comportamiento práctico para convertir en transformación real la lucha. Ética imbricada con la praxis para la crítica de lo existente, concretamente del capitalismo, y crítica de todos los males sociales engendrados por él. Ética para la acción directa en lo “deseable, lo posible y lo realizable”. Sánchez Vázquez dixit.

Es verdad que la Ética por sí misma no garantiza que la transformación del mundo se cumpla, pero ese es su reto si pretende ser Ética nueva como programa humanista que no quede en ilusión, imposible de realizar, en una entelequia o en un fracaso. Ética para los actos organizados y efectivos que se dirijan a la práctica y, en particular, para resolver la crisis de dirección revolucionaria que es determinante hasta hoy.

Contra toda ética camaleónico-reformista de fuente subjetivista, consumista o individualista… contra los antivalores de la esclavitud de cuerpos y conciencias, contra el inmediatismo relativista, contra el empirismo y contra el criticismo… la Ética para la emancipación es más necesaria que nunca porque el capitalismo, en su expresión como Industria de la Guerra, no hace más que empeorarlo todo incesantemente. El capitalismo no es eterno por eso la perspectiva de una Ética renovada “necesaria, deseable y posible” es cada día más una urgencia para el presente. No podemos seguir esperando, estamos bajo la metralla y bajo los bombardeos que son letales y que son un gran negocio burgués. Hay que hacer visible lo que no se aunque esté a la vista.

Fuente: http://universidaddelafilosofia.blogspot.com/

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¿Por qué la Ética no es Noticia?

Por. Fernando Buen Abad

A pesar de que la Industria de la Guerra campea impúdica e impune por todo el planeta, ninguna de las corrientes y definiciones “al uso” de la Ética ocupa las “primeras planas” de la prensa. Salvo episodios de conveniencia comercial, para temas mayormente intrascendentes, la Ética y sus comités son materia de olvido sistemático. Eso expresa con toda claridad qué realmente le interesa a la ideología de la clase dominante enemiga acérrima de la vida, del planeta, de la honestidad y de la verdad. Arte paradojal de licuar valores sociales con silencio propagandista. Y lo pasan por la tele.

¿Por qué la Ética no es Noticia?

Urge esclarecer los innumerables problemas que la Industria de la Guerra que nos ha impuesto. Urge la crítica sobre los valores belicistas y su violencia como praxis hegemónica global. Y también urge un mundo en Paz y con Ética nueva como ciencia indispensable para el análisis científico del conjunto de las relaciones sociales, sus penurias, sus contradicciones y sus planes de salida del Capitalismo. Ciencia Ética con rigor teórico, creatividad y búsqueda de nuevos horizontes pero con fidelidad a lo mejor del espíritu de los clásicos, de la Ética emancipadora que debe servir a la humanidad frente a las aberraciones macabras de la Industria de la Guerra en “tiempo real”.

No vamos a enloquecer a pesar de lo irracional de la “modernidad” maquillada con desarrollo tecno-científico mercantil  insaciable; anárquico, inequitativo, anti-democrático, gobernado por la mediática monopólica, el secuestro de la economía, la privatización y transnacionalización de los monopolios productivos. El desempleo descarnado, la esclavitud y la humillación de millones de personas sometidas a los caprichos del mercado, a las aberraciones de la propiedad privada y a la acumulación del capital, mundialmente.

La Ética hoy, que no es “noticia”, es una necesidad prioritaria contra las matazones de un negocio apocalíptico. Vivimos una época urgida de libertad, igualdad y fraternidad contra la irracionalidad del negocio de la Guerra. La Ética no es “cabecera” de los diarios como vía para la realización de un nuevo paradigma de relaciones sociales. No es noticia la Ética dirigida a emancipar toda la vida intelectual desde la esfera de las ciencias –también- para nutrirse con  esperanzas y credibilidad nueva producto de su propia praxis bajo el conjunto de condiciones concretas que se desarrollan en el período histórico actual.

Es que el desafío de la Ética contra la lógica del mercado bélico no es la negación de las relaciones económicas sino su control socializado con justicia social y contra la versión burguesa que no toma en cuenta el desarrollo armónico de las naciones ni le importa la  pobreza extrema que hoy existe por la explotación feroz y el secuestro de la plusvalía cada día más cínico e impune. La Industria de la Guerra (perogrulladas aparte) no conduce sino al colapso de la vida toda. Es una industria que todo lo convierte en mercancía destructiva para derrotar, también, a los valores en sus condiciones actuales de existencia y demoler lo racional para manipular en clave alienante todas las potencialidades humanas. No es ocioso exigir los aportes de la Ética para crear un mundo nuevo, el mundo de lo social y de la dignidad humana, lo mismo individual que colectiva. La reivindicación de la Ética es un clamor humano, que exige su realización política para la comprensión crítica y la superación de la sociedad capitalista sus procesos políticos, económicos y morales. Ética en defensa de la Humanidad.

Siendo como es la Industria de la Guerra, la actividad económica más fuerte del planeta y que no sólo implica la fabricación de armas sino el desarrollo de especialidades médicas, textiles, químicas, físicas… la Ética que necesitamos es la del espíritu crítico para defender el derecho a discrepar de la muerte impuesta, para asegúranos valores en la participación y en la socialización en nuevas vías revolucionarias hasta devolvernos el derecho al desarrollo de la creatividad y forjar una nueva sociedad. Ya que la Ética se ha quedado con “poco público” en los mass media dominantes, una tarea urgente es lograr que el trabajo humano recobre su verdadero sentido humano y que la Ética sea el medio de satisfacer una alta necesidad de dirección revolucionaria y no un simple medio de juicios individualistas, relativistas y universalistas.

Hoy más que nunca el papel de la Ética es rejuvenecerse como herramienta social, como forma de la praxis transformadora del mundo y contribuya a elevar la conciencia de la realidad para ser útil en la construcción de una nueva sociedad. Muchas verdades burguesas se han venido a tierra, cientos de dispositivos ideológicos de clase no han resistido el contraste con la realidad y algunas esperanzas oligarcas se hayan desvanecido bajo el soplete de la lucha de clases. No obstante el negocio de la Guerra sigue intacto. Reclamemos con insistencia una Ética para la supervivencia de la humanidad.

Nos urge una Ética como herramienta de análisis científico que no sea a-política, que no sea indiferente al conflicto histórico entre las clases sociales y que no sea sólo para la contemplación. Ética con carácter histórico para responder a las necesidades concretas en expresión normativa y dialéctica, que entrañe la crítica al capitalismo y resalte los valores de comportamiento práctico para convertir en transformación real la lucha. Ética imbricada con la praxis para la crítica de lo existente, concretamente del capitalismo, y crítica de todos los males sociales engendrados por él. Ética para la acción directa en lo “deseable, lo posible y lo realizable”. Sánchez Vázquez dixit.

Es verdad que la Ética por sí misma no garantiza que la transformación del mundo se cumpla, pero ese es su reto si pretende ser Ética nueva como programa humanista que no quede en ilusión, imposible de realizar, en una entelequia o en un fracaso. Ética para los actos organizados y efectivos que se dirijan a la práctica y, en particular, para resolver la crisis de dirección revolucionaria que es determinante hasta hoy.

Contra toda ética camaleónico-reformista de fuente subjetivista, consumista o individualista… contra los antivalores de la esclavitud de cuerpos y conciencias, contra el inmediatismo relativista, contra el empirismo y contra el criticismo… la Ética para la emancipación es más necesaria que nunca porque el capitalismo, en su expresión como Industria de la Guerra, no hace más que empeorarlo todo incesantemente. El capitalismo no es eterno por eso la perspectiva de una Ética renovada “necesaria, deseable y posible” es cada día más una urgencia para el presente. No podemos seguir esperando, estamos bajo la metralla y bajo los bombardeos que son letales y que son un gran negocio burgués. Hay que hacer visible lo que no se aunque esté a la vista.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Por-que-la-Etica-no-es-Noticia-20160810-0003.html

Imagen: http://www.eoi.es/blogs/bruniladaaltagraciasantana/files/2012/03/149400_BANCA_ETICA.jpg

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