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Se requiere modelo de vinculación Escuela-padres de familia para la Nueva Escuela Mexicana

Fidel Ibarra López*

Con la reforma del artículo 3 constitucional del 15 de mayo del 2019, se establece que la educación en México se basará en el “respeto irrestricto de la dignidad de las personas con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva”. Lo anterior implica una educación en valores (cívicos), uno de los aspectos mayormente señalados en el discurso institucional del Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, cuando se trata de hablar de los cambios que se tienen con el nuevo modelo educativo en México.

La educación en valores es necesaria en efecto, y es atinado que se pretenda fortalecer con este gobierno, sobre todo por la situación que atraviesa nuestro país donde se tienen regiones en las que se ha roto el tejido social. Y una forma de irlo restaurando, es precisamente, a través de la educación en valores. No obstante, un propósito de este tipo pasa por la formación y capacitación de los maestros en términos de la didáctica. Y, sobre todo, pasa por vincular a los padres de familia en la enseñanza de los valores. Para el caso del presente escrito, nos enfocamos en el último punto.

En otros espacios he reflexionado al respecto. Y he insistido en un punto vinculante entre la política social de López Obrador y la participación de los padres de familia en el proceso de enseñanza de sus hijos. Y para tal efecto, he señalado que los recursos que se están destinando a los alumnos por concepto de becas -de los Programas de Bienestar-, deben implicar la corresponsabilidad de los padres de familia en el proceso de enseñanza de sus hijos. Esos recursos finalmente son administrados por aquellos, es adecuado entonces que se involucren en el proceso en correspondencia con los recursos que les entrega el Estado.

Empero, he indicado también que para una tarea de este tipo se debe “educar a los padres de familia” para que puedan coadyuvarles a sus hijos; sólo que en este punto se tiene como obstáculo el hecho de que las escuelas no están preparadas para ello. Lo cual significa que es necesario constituir en México un Modelo que integre un marco de capacitación para que los maestros eduquen a los padres de familia y con ello coadyuven en el proceso de enseñanza de sus hijos.

Con lo que se cuenta -eso sí-, es con un reconocimiento jurídico que les confiere a los padres de familia la participación en la problemática que se tienen en las escuelas (art. 65, fracc. II, de la Ley General de Educación). La participación se orienta -tal como lo establece la ley- a una condición de observador y de fiscalizador de los procesos que se desarrollan en los centros escolares (evaluación de los docentes, presupuesto asignado a la escuela, etc.). E incluso se contempla una fracción del artículo señalado en este párrafo (fracc. III), donde se establece que se puede: “Colaborar con las autoridades escolares para la superación de sus educandos y en el mejoramiento de los establecimientos educativos”.

Lo anterior significa que, en términos normativos, el marco para establecer una condición de colaboración entre la escuela y los padres de familia está contemplado en la ley; pero pese a ello, no se ha constituido en todo este tiempo un modelo que articule la participación de los padres de familia en la educación de sus hijos. A lo sumo, lo que se ha integrado es un marco de participación en la toma decisiones por medio de los Consejos de Participación Social en los centros escolares; pero en lo referente a los aprendizajes se ha avanzado poco. Y eso representa un contrasentido, porque si algo se ha demostrado es que el modelo bilateral maestro-alumno está agotado. Desde 1966, Coleman ha evidenciado que el éxito de los alumnos en el sistema educativo se relaciona en gran parte “con aspectos situados fuera de la escuela” (Valdes, 2013; p. 4). Y uno de esos espacios claves para la reproducción de los aprendizajes, es el hogar a través del apoyo de los padres de familia.

Y si se considera la educación en valores para aquellos lugares donde se tienen altos niveles de violencia, entonces la participación de los padres de familia es doblemente fundamental:  al vincularlos se educa por partida doble. Y se les tiene como aliados del maestro.

En suma, si se pretende fortalecer la educación en valores en México, no basta suministrar el material didáctico, los contenidos temáticos y la capacitación didáctica del maestro en el salón de clases. Es fundamental integrar a los padres de familia. Y para ello, se requiere que se constituya un modelo que fomente una participación que vaya más allá de la participación tradicional y técnica que se tiene en este momento. Es necesaria una participación “activa” del padre de familia en la parte de los aprendizajes. Sin este elemento a cuestas, la Nueva Escuela Mexicana tendrá dificultad en alcanzar algún parámetro cercano a la “excelencia”.

Un apunte final: la única forma de interiorizar en el individuo el “respeto a la dignidad de las personas” -como lo establece el artículo 3 constitucional- es vincular de forma “vivencial” ese marco axiológico. Y eso sólo se logra a través de la triada escuela-maestros-padres de familia.

Apostar el proceso de formación académica y axiológica del alumno a la dualidad maestros-alumnos es una apuesta que ya está rebasada.

Así, la Nueva Escuela Mexicana requiere un modelo de participación de los padres de familia. Es vital para los fines que se tienen trazados.

*Investigador Titular del Centro de Investigación e Innovación Educativa del Sistema Educativo Valladolid (CIINSEV). 

Correo: fidel.ibarra@sistemavalladolid.com

Twitter: Fidel07748306

Fuente: http://www.educacionfutura.org/se-requiere-modelo-de-vinculacion-escuela-padres-de-familia-para-la-nueva-escuela-mexicana/

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¿Vamos hacia una estatización de la educación?

Por: Fidel Ibarra López

En días pasados circuló en la prensa nacional una entrevista a Américo Ferrara, dueño del Instituto Brillamont, en San Pedro, Nuevo León. En esa entrevista, se señala que la tendencia en la actual administración federal es la “nacionalización de la educación” dado que, a decir de este empresario, “se pretende homologar la propuesta educativa con la propuesta pública” y con ello se busca “quitar libertad a los papás de decidir en qué tipo de colegios quieren estar o qué tipo de educación privada quieren recibir (para sus hijos)”. Y se agrega como ejemplo lo siguiente: “si un colegio pretende incorporar un programa de educación en la fe, pues ahora no se va a poder tener; si yo tengo un programa de mecatrónica y si no está dentro del currículo de la nueva Ley Federal de Educación, no lo vas a poder tener” (Multimedios, 7 de agosto del 2019).

Adicionalmente, la entrevista se hace acompañar con una información referente a lo que se denomina “artículos polémicos” del proyecto de Ley General de Educación de Morena, en donde se afirma que:

Artículo 1.- El servicio es público y se sujetará a la rectoría del Estado.

Artículo 23.- La Secretaría determinará los planes y programas de estudios aplicables y obligatorios en toda la República Mexicana.

Artículo 31.- Los colegios forman parte del Sistema Educativo Nacional, incluidos sus bienes muebles o inmuebles, servicios e instalaciones.

Artículo 88.- Limita las actividades no previstas en los planes de estudio a la autorización previa de la Secretaría, y no sólo en los casos extraordinarios.

Artículo 149.- Obliga a dar becas al menos al 5% de los alumnos, pero será la Secretaría la encargada de asignarlas.

Artículo 170.- Sanciona el no utilizar los libros de texto que la Secretaría autorice o determine. (Ibid.).

¿Qué se desprende de ambas piezas informativas? Se desprenden varias cosas. En primer lugar, hay una confusión en los conceptos. Desde el artículo 3 constitucional se indica que la educación en México es de carácter nacional en todos los niveles educativos, y se establece como instancia responsable al Estado. Esto incluso fue contemplado en la reforma del 26 de febrero del 2013 –reforma del inciso b de la fracción II del artículo 3 constitucional-. La preocupación que indica Américo Ferrara tiene más que ver con un “estatizar la educación”, o como me comentó un directivo durante una conferencia de un servidor, “desprivatizar la educación”, ambas referencias nos llevan a una condición donde el Estado se hace cargo por entero de la impartición de la educación sin la competencia de la iniciativa privada. ¿Es así?

En ninguna parte del artículo 3 constitucional se indica lo anterior. Se mantiene la participación de la educación privada en la impartición de la educación. Aunque hay una parte del artículo 3 que a los particulares sí les hace ruido, y esa parte es donde se establece que: “…el Estado otorgará y retirará el reconocimiento de la validez oficial a los estudios que se realicen en planteles particulares”. ¿Y por qué razones se podría retirar el reconocimiento oficial (REVOE) a los particulares? Si estos no cumplen con los fines y criterios que establece el párrafo 4 del artículo 3; así como la fracción II; y el cumplimiento del párrafo décimo primero y décimo segundo referente a los planes de estudio.

En segundo lugar, la información que se presenta del articulado (artículos polémicos), en realidad buscan fortalecer la idea de un escenario de “estatización de la educación”. No obstante, los contenidos de esos artículos ya están contemplados en la actual Ley General de Educación. De hecho, cuando se indica que se pretende obligar a los particulares a otorgar el 5% de las becas, eso en los hechos ya ocurre. Incluso en Guanajuato el porcentaje es del 10% y en Apodaca, Nuevo León, es del 7%, por mencionar dos ejemplos. En el resto del país es del 5%.

Así, ¿hay un escenario de estatización de la educación en México? No, para nada. No tiene capacidad el Estado de adsorber el 12% de la participación de la iniciativa privada en la educación. Ni en términos financieros, ni en infraestructura. Ni tampoco se observa la intención para ello. Pero, ¿por qué se construye esta percepción en los actores privados? Desde la perspectiva de un servidor, mucho tiene que ver con el discurso del presidente López Obrador. Me explico: su concepción del ejercicio del poder se corresponde con la de un mandatario donde el Estado juega un papel determinante, tanto en lo económico como en la política social. De hecho, su discurso referente a la educación tiene que ver con la materialización del derecho a la educación. Lo cual es correcto, considerando los niveles de desigualdad que contiene este país; pero, eso de empoderar la educación pública, a los particulares les genera ruido si esta política se profundiza en el futuro.

Hay un segundo elemento: no hay la suficiente claridad -en los particulares- respecto a las leyes secundarias que actualmente se están discutiendo en el Congreso de la Unión, así como con el nuevo modelo educativo. Y esta confusión se genera porque los particulares en los hechos no han sido incluidos en estas discusiones. La invitación se ha hecho extensiva a Sindicatos (SNTE, CNTE), organizaciones civiles y organismos académicos, pero no a los particulares. Y en México se tienen 400 escuelas particulares que participan en el sistema de educación obligatoria.

Finalizo con lo siguiente: El Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, salió a desmentir las declaraciones de Américo Ferrara a través de un video que circuló en los medios de comunicación. Desde nuestra perspectiva, no hay necesidad de realizar este movimiento si a los particulares se les deja en claro hacia dónde va la educación con el gobierno de López Obrador. Y para ello sólo tienen que incluirlos en la discusión.

Con ello se ganará un aliado más en el proyecto educativo. Y no un adversario que esté cuestionando reiteradamente el rumbo.

Al fin y al cabo, el proyecto no tiene que ver con una estatización de la educación. ¿O sí?

*Investigador Titular del Sistema Educativo Valladolid del Sistema Educativo Valladolid (CIINSEV).

Bibliografía consultada: 

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2019). Documento disponible en internet en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1_060619.pdf

Multimedios Nacional, “Peligran colegios católicos en Nuevo León”, 7 de agosto del 2019. Información disponible en internet en: https://www.multimedios.com/local/peligran-colegios-catolicos-en-nuevo-leon

Fuente: http://www.educacionfutura.org/vamos-hacia-una-estatizacion-de-la-educacion/

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La “Nueva Escuela Mexicana”: ¿hacia dónde se dirige como Modelo Educativo en México?

Por: Fidel Ibarra López.

 

Aprobada la reforma educativa, ahora la atención se centra en la aprobación de las Leyes Secundarias[1], así como en el nuevo modelo educativo. Tres procesos que se vinculan con un mismo principio educativo: hacer efectivo el derecho a la educación en México y que la educación que se imparta sea equitativa e inclusiva. Estos dos últimos elementos son de suma importantes para comprender el derrotero de la educación en el era de López Obrador, puesto que la concepción del tabasqueño en materia educativa es una concepción sociológica, es por ello que se refiere a conceptos como “desigualdad”, “pobreza” y “marginación social” en su discurso cuando trata el tema educativo. Por tanto, los principios de “Equidad” e “Inclusión” no son meras figuras decorativas en el discurso institucional de este gobierno, sino un principio rector de la política educativa.

Para el caso del presente artículo, nos interesa detenernos en lo referente al nuevo modelo educativo que se está anunciando desde hace unos meses por parte del Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán. En ese sentido, el presente escrito es un primer acercamiento de un servidor con respecto a este tema, del cual, por cierto, se ha expuesto muy poco todavía por parte de las autoridades correspondientes. De ahí que perfilemos el sentido del presente escrito como un primer acercamiento.

Partamos, por tanto, del plano conceptual: ¿De qué se habla cuando hablamos de modelo educativo? De acuerdo con Tünnermann (2008), el modelo educativo “es la concreción, en términos pedagógicos, de los paradigmas educativos que una institución profesa y que sirve de referencia para todas las funciones que cumple (…) a fin de hacer realidad su proyecto educativo”. Y agrega: “El modelo debe estar sustentado en la historia, valores profesados, la visión, la filosofía, objetivos y finalidades de la institución” (p. 15). Si se toma esta definición como referente, en términos conceptuales ¿hacia dónde se orienta la propuesta de modelo educativo del gobierno de López Obrador?

La referencia directa -como se expone líneas arriba- del nuevo modelo educativo son los principios de “Equidad” e “Inclusión”, que se concretiza en los siguientes aspectos: a) Reconocimiento de la diversidad regional y cultural, misma que se “proyectará” en los planes de estudio, programas, evaluaciones y acciones en el sector educativo”; b) Rescate de la educación indígena, la educación especial; c) Renovación del compromiso con la educación de los padres de familia; d) Apuesta por una evaluación diagnóstica y formativa de las maestras y los maestros (Guevara Niebla; 2018, Educación Futura).

Asimismo, el fundamento axiológico del nuevo modelo educativo se expone en la reforma educativa que se acaba de aprobar recientemente. En ese documento institucional, se señala que: “La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas,[2] con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva”. Y se afirma que:

“Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de la paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza-aprendizaje” (DOF, 15/05/2019).

Este último apunte (tomado) de la reforma educativa, se recoge como fundamento de la Nueva Escuela Mexicana, en el sentido del “retorno” del humanismo a la educación pública en México.[3] Con esta condición, se establece un cambio sustancial en el discurso: se habla de “educar de forma integral”, y no solamente de “educar para el trabajo”; se habla de “educar para la vida” y no solamente para las “exigencias que establece el mercado”. Se puede argumentar que lo anterior no es nada nuevo en el escenario, puesto que se viene hablando de “educar para la vida” desde la década de los 70’s del siglo XX, y además ha sido parte del discurso institucional. No obstante, en el presente gobierno federal se tiene como jefe del Ejecutivo a un presidente que tiene como eje de acción el fincar un gobierno contrario a los intereses del neoliberalismo. Y ello implica dar la batalla en todos los frentes donde este fenómeno tiene presencia. Y la educación es un campo de batalla (fundamental) en ese propósito. Basta observar el Plan Nacional de Desarrollo (2019-2024) para confirmar la afirmación anterior.

En términos de contenidos, se afirma que se refuerza lo concerniente a Civismo, y se agregarán otros, como el caso de la filosofía, las artes, las lenguas indígenas, la educación física y sexual, así como las lenguas extranjeras.

Hasta aquí, nos queda claro que lo que se está planteando como la Nueva Escuela Mexicana se corresponde con la filosofía política y educativa planteada con la reforma al artículo 3 constitucional el pasado mes de mayo. Y, por tanto, en términos de visión educativa en la era de López Obrador la educación se concibe como una vía para sentar las bases para tener una sociedad más justa y equitativa. En ese sentido, hay congruencia en el planteamiento. Y lo que se está presentando no solamente perfila una visión del nuevo modelo educativo, sino a su vez, se le confiere un marco de identidad al sistema educativo nacional en su conjunto.

Me detengo en este último punto: quizás lo más importante de todo este proceso de reforma que se está llevando a cabo en estos tiempos, sea el hecho de que se pretenda constituir una “Escuela Mexicana” que le dé identidad a la educación en México. Es algo que no hemos tenido en nuestro país en varias décadas. Y es importante señalarlo, porque en su momento este país fue referente educativo para otras nacionales -como el caso de Cuba, que retomó de la experiencia mexicana a principios de la década de los 60’s del s. XX, el modelo de la “Escuela Rural”-.

Hay pendientes por revisar, por supuesto, en este Modelo Educativo de la “Nueva Escuela Mexicana”, puesto que todavía no se presenta en su totalidad. Un ejemplo de lo anterior es lo referente al modelo pedagógico. No obstante, lo que se tiene hasta el momento nos indica que la línea que se está siguiendo es congruente con lo que se indica en la reforma al artículo 3 constitucional. Y la tarea educativa se sigue manteniendo en la vía de la transformación. Compromiso capital de este gobierno federal.

Fuentes consultadas:

Türnnermann Berhheim, Carlos; (2008), “Modelos educativos y académicos”, EDITORIAL HISPAMER, Nicaragua. Recuperado de: https://www.enriquebolanos.org/media/publicacion/Modelos%20educativos%20y%20academicos.pdf

Guevara Niebla, Gilberto; (2018), “La nueva escuela mexicana”, Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/la-nueva-escuela-mexicana/

Plan Nacional de Desarrollo, 2019-2024. Recuperado de: https://lopezobrador.org.mx/wp-content/uploads/2019/05/PLAN-NACIONAL-DE-DESARROLLO-2019-2024.pdf

[1] Las Leyes Secundarias que se están discutiendo son las siguientes: La Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros; la Ley del Organismo a que se refiere la fracción IX del artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y la Ley General de Educación y otros ordenamientos.

[2] La referencia es directa hacia los maestros, en lo concerniente al respeto a sus derechos laborales.

[3] Al apunte anterior, bien se le puede agregar: retorna el humanismo a la educación pública en México, luego del periodo donde se orientó la educación hacia una condición instrumental y pragmática, debido a las exigencias de la globalización económica.

Fuente del artículo: http://www.educacionfutura.org/la-nueva-escuela-mexicana-hacia-donde-se-dirige-como-modelo-educativo-en-mexico/

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