Page 8 of 8
1 6 7 8

El examen más duro del mundo: el ‘gaokao’ o selectividad china

Por: Hector G. Barnés

Todos los 7 y 8 de junio, China disfruta de dos días de vacaciones. Aunque “disfrutar” quizá no sea el verbo que mejor describe lo que sienten los miles de estudiantes que en esas dos jornadas se examinan del ‘gaokao’, la prueba que decidirá si pueden pasar a la universidad o por el contrario deberán buscarse su futuro de otra manera. Se trata de un examen que ha sido criticado por la presión a la que somete a los estudiantes, el exagerado control de los mismos durante la prueba y un diseño que favorece a los alumnos de los entornos privilegiados y perjudica a los nacidos en el campo.

¿En qué consiste exactamente? Se trata de cuatro pruebas de tres horas de duración, que ponen a prueba los conocimientos de Chino, Inglés, Matemáticas de los estudiantes, además de una optativa de ciencias (Biología, Química, Física) o Humanidades (Geografía, Historia, Política). La mayoría de estas pruebas son tipo test, excepto la de Chino, en la cual los alumnos deben desarrollar un tema a su elección. El año pasado, como recuerda un reciente y muy completo reportaje publicado en ‘The Guardian’, las preguntas fueron “¿Tienen color las alas de la mariposa?” o “¿A quién admiras más, a un investigador de biotecnología, a un ingeniero técnico o a un fotógrafo?” A partir de los resultados de dichas pruebas se obtiene una nota de un máximo de 750 que decidirá quién aparecerá en los medios de toda China como el mejor estudiante del mundo o tendrá que buscarse la vida de otra manera.

La historia de este examen se remonta a 1952, cuando fue establecido por el gobierno comunista, aunque fue suspendido durante la revolución cultural de Mao. El diseño actual proviene de 1977, en la China postmaoísta y desde el primer año se convirtió en una dura competición para ocupar una de las contadas plazas universitarias que se ofertan en China. Este mismo año, como recuerda ‘NBC’, 9,4 millones de estudiantes chinos se han presentado a la prueba, un amplio porcentaje de los cuales (varía dependiendo de la región) no podrán acceder a la universidad.

Tal es la histeria que rodea a esta prueba que las autoridades se han visto obligadas a tomar cartas en el asunto. La policía se aposta en la entrada de los colegios, el tráfico se desvía, las ambulancias aguardan en la puerta por si algún estudiante se siente indispuesto y los exámenes se custodian con rigores casi militares. Muchos colegios vigilan que sus alumnos no copien con cámaras de circuito cerrado. Este año, muchos medios de comunicación anunciaron que los estudiantes chinos pueden enfrentarse hasta con siete años de cárcel si se les pilla copiando, y aunque probablemente sea una medida más preventiva que otra cosa, en Mongolia Interior 1.465 estudiantes fueron descalificados al descubrir que su identidad era falsa.

¿Por qué es tan importante?

En España, si un adolescente no aprueba la antiguamente conocida como Selectividad, siempre tiene más posibilidades. En China tan solo tienen otra oportunidad, de ahí que se dedique tanto tiempo y esfuerzo a que los alumnos consigan las mejores notas. Como recuerda ‘The Guardian’, no solo hay una gran diferencia en las posibilidades de acceso al empleo entre aquellos que han pasado por la universidad y los que no, sino también depende del centro en el que se haya estudiado. “Mientras que la entrada en la universidad es competitiva en todos los países, en China las mejores pueden llegar a seleccionar uno solo de cada 50.000 candidatos”, explica el reportaje. “La competencia es muy fuerte en los empleos de cuello blanco, con una tasa de desempleo entre licenciados de un 16%, y a qué centro acude un estudiante tiene un impacto inmediato en su carrera e incluso en sus posibilidades de casarse”.

Hace poco explicábamos cómo Singapur, el país líder en la enseñanza de las matemáticas, estaba replanteando su sistema de evaluación ante la gran ansiedad que causaba en los alumnos. Aún peor es el ‘gaokao’, que ha conducido al suicidio a un gran número de estudiantes. Según el Libro Azul de Educación que se publica anualmente en China, el 93% de los suicidios de estudiantes tenía que ver con la ansiedad que el examen genera. Una triste realidad que llevó a que el año pasado los colegios instalasen barreras “antisuicidio” en sus centros, como informaba ‘The Telegraph’.

Durante los últimos años se han producido pequeñas reformas que han intentado aliviar la dureza del examen. Desde 2000, cada región puede decidir el contenido de sus exámenes. Sin embargo, la propuesta realizada en este mismo año de que 80.000 de las plazas de las regiones de Jiangsu y Hubei se reservasen para estudiantes de regiones más pobres fue recibida con protestas que terminaron paralizándola. Un síntoma que pone de manifiesto un problema aún mayor: el ‘gaokao’ puede parecer el colmo de la meritocracia, pero en realidad, tal y como está planeado, es un examen que favorece a los sectores más pudientes de la sociedad.

Entrenando para ser el mejor

En apariencia, que el futuro de cada estudiante se decida a través de un examen parece lo más justo. Sin embargo, muchos han planteado que realmente no es así. “Las puntuaciones tienen mucho que ver con el estatus socioeconómico”, explica Trey Menefee, un investigador del Instituto de Educación de Hong Kong en ‘The Guardian’. “Lo único meritocrático es que es igual de malo para todo el mundo”. No se refiere únicamente a que regiones más ricas como Pekín o Shanghái dispongan de más plazas para las mejores universidades sino que debido a la dificultad de las pruebas, el que tiene acceso a los mejores profesores, gana.

“Los niños de los entornos más pobres que llegan al ‘gaokao’ tienen que enfrentarse con una dificultad: la competición con candidatos mejor preparados de las alrededor de 700 escuelas clave”, explicaba un reportaje publicado en ‘The Economist’. “Estas reciben una mayor financiación por estudiante que los colegios medios, tienen mejores profesores y unas instalaciones más lujosas”. De ahí que hayan surgido emigrantes del ‘gaokao’, que han provocado que muchas familias se muden a las regiones más deshabitadas, donde la menor competencia provoca que sea más fácil entrar en la universidad.

Otra consecuencia es que desde que en 2008 el número de estudiantes que intentó pasar el ‘gaokao’ fuese de 10,5 millones, su máximo histórico, el número ha descendido imparablemente. Como recuerda ‘ICEF Monitor’, ahora tan solo 9,4 millones se presentan al examen. Un dato que se explica tanto por el declive demográfico de China como por el hecho de que muchas familias hayan emigrado a otros países occidentales para que sus hijos estudien: hay 300.000 chinos en las universidades americanas y 90.000 en las ingleses, según los datos de ‘The Guardian’. Además, muchos han descartado la educación universitaria en favor de la Formación Profesional, que ha mejorado su reputación durante los últimos años.

El nuevo contexto, sugiere la página, es que pronto las universidades tendrán que competir por los estudiantes y no al revés. Las tasas de admisión han aumentado desde el 25% a principios de los años 90 al 76% de 2014, algo a lo que también ha contribuido el crecimiento de centros de estudio en China, de 1.400 en el año 2000 a 2.553 el pasado año. Sin embargo, es poco probable que ello contribuya a aliviar la carga psicológica de unos exámenes a los que ya rodea la leyenda. Para millones de adolescentes chinos, la palabra ‘gaokao’ seguirá provocando un escalofrío cada vez que la oigan.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-10-18/gaokao-examen-mas-difici_1275940/

Comparte este contenido:

El caso Kushner: Una historia sobre el poder, el dinero y la educación de élite

Por: Hector G. Barnés

La elección de Donald Trump como presidente estadounidense ha provocado que muchas miradas hayan vuelto a dirigirse hacia su yerno, Jared Kuschner. Casado con Ivanka Trump y consejero de su suegro durante la última campaña, su nombre era conocido, sobre todo, por ser el propietario de ‘The New York Observer’… pero también, por haber inspirado el núcleo central de un libro publicado hace más de una década y que, sin embargo, no ha perdido nada de su vigencia. Se trata de ‘The Price of Admission’ (Three Rivers), cuyo subtítulo da una buena idea de qué se trata: “Cómo la élite americana compra plazas en las universidades de élite”.

Lo explica su propio autor, Daniel Golden, en un reportaje publicado esta semana en ‘The Guardian’ en colaboración con ‘Propublica’, medio del que es editor: “Quiero expresar mi agradecimiento a Kushner por reavivar el interés en mi libro de 2006”, escribe. “Este exponía un sucio secreto de estas universidades: que los ricos compran una plaza en las universidades de élite a los hijos que sacan malas notas con donaciones gigantescas y que se pueden deducir de los impuestos”.

Gran parte de la obra partía del caso de Kushner, cuyo padre, Charles Kushner, es uno de los agentes inmobiliarios más poderosos de la Costa Este, pero terminaba desvelando un sistema generalizado en el acceso a grandes universidades como Harvard. Como explicaba el autor, el magnate había donado 2,5 millones de dólares a esta última universidad muy poco antes de que su hijo fuese admitido. ¿El problema? Que no era precisamente un estudiante brillante y que, como explicaban sus antiguos profesores, jamás habría entrado en la universidad por sus propios méritos.

Su puntuación académica (el GPA) no lo hubiese garantizado, su examen SAT [una especie de Selectividad] tampoco”, explicaba uno de sus antiguos profesores en la escuela Frisch de Paramus (Nueva Jersey). “Dimos por hecho que era imposible. Entonces, mira tú por dónde, Jared fue aceptado. Fue un poco decepcionante porque en esa misma época había otros chicos que pensábamos deberían haber entrado, y no lo hicieron”. Aunque el joven se graduó con honores, el autor recuerda que también lo hizo el 90% de su clase de Harvard.

Meritocracia, solo si eres pobre

La respuesta de los portavoces de los Kushner ha sido siempre la misma, tanto en 2006 como esta semana: la afirmación de que el pequeño Jared entró en la universidad no por sus propios méritos sino por el dinero de su padre “es y ha sido siempre falsa”. Como es habitual en estos casos, la acusación de que la causa y el efecto están íntimamente relacionados es muy difícil de demostrar cuando en los procesos de selección se tienen en cuanta factores subjetivos. Un área tenebrosa donde se pone en cuestión la supuesta meritocracia.

De qué manera se ocupa ese hueco informal dejado por la reglamentación de las universidades, pero también por otros organismos que, de esa manera, reescriben las reglas del juego? Golden recuerda que todo comenzó con un documento que cayó en sus manos y en el que figuraba la lista de miembros del comité de Harvard de Recursos Universitarios, donde figuraban sus 400 mayores donantes, que eran invitados continuamente a cenas, reuniones y lecciones magistrales en el campus de la universidad.

Pronto, el periodista tenía la mosca detrás de la oreja. ¿Cuántos de los hijos de este comité de magnates, empresarios y personas influyentes habían terminado estudiando en una de las universidades de más rancio abolengo del mundo? Dejando aparte el hecho de que tanto Charles Kushner como su mujer Sheryl figuraban en el comité, el periodista se encontró con que “de los más de 400 magnates de la lista de Harvard (que incluía también a gente que no tenía hijos o que eran demasiado jóvenes para tener descendencia en edad de ir a la universidad), más de la mitad habían enviado al menos a uno de sus hijos al centro”

El resultado es que Kushner (hijo) es ahora mismo uno de los hombres más poderosos de EEUU. ¿Pero es el huevo o la gallina? ¿Lo habría sido también de no haber pasado por Harvard? ¿O son sus orígenes lo que le han conducido, indefectiblemente, a esa posición? Como concluye Golden, “a sus 35 años está preparado para convertirse en el poder que mueve los hilos de la presidencia”. Como afirmaba la reseña del libro publicada en su día en ‘Boston’, se trata de una especie de acción afirmativa (el privilegio que algunas minorías obtienen) para ricos, conformando una lista Z de aquellos que tienen garantizado su acceso a la universidad.

Happy bottom quarter’ y otras herencias

Hay multitud de mecanismos que, de manera informal, favorecen estos intercambios de favores. El más evidente es el favoritismo de herencia (‘legacy’), por el cual los hijos de aquellos que han estudiado en la universidad son examinados “con más detalle” por los seleccionadores. Como explicaba ‘The Crimson’, el periódico de la universidad, este mecanismo hace que los “antiguos alumnos sean felices, y sobre todo generosos, y proporciona a la universidad una oportunidad de vender sus plazas a los hijos de (algunos) de los súper ricos sin tener que reconocerlo”.

No es el único mecanismo. Con el hombre de “Happy bottom quarter” (algo así como “la feliz cuarta parte de abajo”) se conoce una filosofía promovida en Harvard, pero adoptada por otras universidades de élite como Stanford, según la cual no solo los mejores estudiantes deben ser admitidos a la universidad, sino que se debe reservar una parte (por lo general un 25%, de ahí ese nombre) a alumnos que pueden enriquecer de otra manera a sus compañeros y al centro, por ejemplo, por sus capacidades deportivas, su habilidad periodística al dirigir el diario de la universidad o en una larga lista de beneficios no especificados.

El objetivo es evitar que los peores estudiantes se sientan despreciados por el resto de sus compañeros: al elegir a priori a ese 25% que va a obtener peores calificaciones, pero que realiza importantes aportaciones en otros campos, ese problema desaparece. Es una de las herramientas que se han utilizado para justificar por qué algunos de estos descendientes de la élite son matriculados en los grandes centros. Al fin y al cabo, parece ideado para ellos: ¿no sacas buenas notas pero eres bueno moviéndote en la élite social o tienes experiencia con la empresa de tu padre? Estás dentro.

Hay otra implicación en esta historia, y es la manera en que las universidades se financian (y lucran) vendiendo su independencia y comprometiendo sus principios a las donaciones de un puñado de magnates externos. Como explicaba irónicamente un artículo publicado en ‘The Harvard Crimson’, puestos a vender una plaza, mejor sacarla a subasta. Así, para empezar, se ganaría más dinero porque los postores, “muchos de los cuales no saben qué hacer con su dinero”, competirían mutuamente y con el dinero obtenido se podría financiar investigaciones médicas.

“No hace falta decir que para el estudiante en cuestión puede ser incómodo saber que su plaza ha sido comprada, pero con los contratos de confidencialidad apropiados y quizá retrasando el pago unos pocos años, nadie tiene por qué saberlo”, concluye el sardónico texto. “Puede causar un poco de vergüenza ser tan abiertamente mercenario, pero para una escuela dedicada a la verdad, un poco de honestidad no está de más”. Esa es la paradoja de la falsa meritocracia en la que vivimos y de la que esta es un ejemplo claro: la honestidad pasa por reconocer que, en realidad, como cantaba Leonard Cohen, “los dados están trucados”.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-11-23/elite-compra-plazas-mejores-universidades_1293553/

Comparte este contenido:

LA DIRECTORA DEL MEJOR COLEGIO DEL MUNDO NOS EXPLICA LA CLAVE DEL ÉXITO EDUCATIVO.

 Por: Héctor. G. Barnés

Ya dedicamos en su día un amplio reportaje a la reconocida como “la mejor escuela del mundo” gracias a su presencia en lo más alto de los ‘rankings’ PISA desde que abriese sus puertas en agosto de 2012. Situada en Espoo, la segunda ciudad más grande de Finlandia detrás de Helsinki, la Saunalahti School ha cambiado la forma de hacer las cosas, no solo en la relación entre el profesor y el alumno, sino también en la configuración de los espacios en los que se imparten las clases.

Su directora, Hanna Sarakorpi, pasó por España este pasado fin de semana para participar en la Jornada Pedagógica Rubio 60 Aniversario, y ha explicado a El Confidencial cuál considera que es la clave que los diferencia de otros centros: “Puede ser que seamos la única escuela del mundo que lleva a cabo un plan de aprendizaje individualizado para cada niño”. Actualmente, en el colegio estudian 650 niños, pero también acuden 110 adultos que visitan su centro de día o la biblioteca pública, que tienen el objetivo de integrar la vida escolar dentro de la vida de la ciudad. La modestia es también una característica de su éxito: como recuerda la directora, “en Saunalahti no pensamos que nuestra escuela sea la mejor del mundo, son los demás los que lo dicen”.

Dedicamos un gran esfuerzo a conocer a cada niño y su forma de aprendizaje, habilidades y límites

La profesora y directora lo tiene claro: hoy en día, ya no se puede aprender tan solo con los libros, ni es posible que los estudiantes aprendan si sus profesores no se preocupan por conocerlos. “Es malo que los profesores no sepan lo que sus alumnos ya saben y qué les interesa”, confiesa la directora. Su sueño para todos aquellos que han pasado por su escuela es que la abandonen “conociendo sus fortalezas y debilidades, creyendo en sí mismos, que puedan soñar y tener grandes esperanzas para su futuro, que puedan amar y cuidar de las personas que lo necesiten, que quieran saber siempre más”.

Un nuevo espacio para una nueva educación

Las instalaciones de la Saunalahti School han sido diseñadas por el célebre estudio de arquitectos Verstas, y está caracterizado por espacios gigantescos que buscan favorecer el diálogo no solo entre alumnos o entre estos y los profesores, sino también con los adultos. “Estos nuevos espacios dan más oportunidades”, explica Sarakorpi. “Pero si el profesor no las explota, no serán de ninguna ayuda para los niños. Todo depende del conocimiento de los profesores y de su capacidad de aprender nuevos métodos de enseñanza… no solo del espacio”.

El profesor y los padres, esenciales

Esa es otra de las claves de la escuela. A pesar de las innovaciones tanto físicas como inmateriales, el profesor sigue jugando un papel clave en la formación de los estudiantes, ya que es el experto que sabe qué es mejor para cada uno de ellos puesto que los conoce en profundidad. “Los profesores necesitan un amplio conocimiento sobre las necesidades especiales de los niños”, explica el colegio. “Eso significa que deben formarse a lo largo de toda su carrera”.

Los alumnos suelen trabajar en grupos, vigilados y aconsejados por sus profesores. (Andreas Meichsner)
Los alumnos suelen trabajar en grupos, vigilados y aconsejados por sus profesores. (Andreas Meichsner)

¿Cómo lo hacen para conseguir que “todos y cada uno de los niños” (uno de sus lemas) reciban la educación que necesitan? “El profesor debería evaluar en todo momento el proceso completo de aprendizaje del niño”, recuerda Sarakorpi. Esto se lleva a cabo a partir del currículo nacional finlandés, que refleja multitud de maneras de medir lo que el niño se ha planteado aprender en colaboración con su maestro. “La manera de evaluar depende de la clase de objetivo que el profesor y el alumno han fijado para el proceso de aprendizaje. El profesor de necesidades especiales ayuda a otros profesores a valorar el aprendizaje de los niños”. En el colegio, la evaluación es cooperación.

Pero la Saunalahti School no es tan solo una institución educativa, sino también, el centro de la vida social de Espoo. Por eso, los padres también juegan un papel importante: “El profesor, el niño y los padres tienen que cooperar todo el tiempo, ya que el rol de la escuela no es solo enseñar, sino también educar”, explica la directora. “Para esa labor, necesitamos a los padres. En el colegio solemos hablar de que nos ‘asociamos’ con ellos”.

Con la asignatura de Arte, los niños pueden aprender a ser creativos y a enfrentarse a problemas de verdad

Deberes, sí

A la luz del debate planteado en las últimas semanas por la conocida como huelga de deberes, Sarakorpi lo tiene claro:aprender significa practicar.“Durante la jornada escolar dedicamos un poco de tiempo para practicar lo necesario”, añade. “Algunas habilidades necesitan ser automatizadas, así que también deben hacerse en casa”.

La finlandesa nos explica que en su colegio son los propios padres los que piden que se mande tarea para casa a sus hijos, porque de esa manera pueden ver lo que hacen y echarles una mano. “Cuando me reúno con los padres (por lo menos tres veces al año) a menudo hablamos sobre los deberes y cómo los hacen en casa”, explica Sarakorpi. “Si los padres encuentran alguna dificultad con los deberes, nos planteamos cómo podemos ayudar al niño. El profesor puede darle buenos consejos a los padres”.

El gran comedor multiusos, amplio y con amplios ventanales al exterior. (Andreas Meichsner)

El gran comedor multiusos, amplio y con amplios ventanales al exterior. (Andreas Meichsner)

La importancia de las artes

Otro de los pilares en los que se apoya el colegio es una completa formación en aspectos de la educación que suelen ser dejados de lado cada vez más, como el Arte o la Educación Física. El colegio explica que su mayor énfasis es en “el teatro, el arte, la música, la literatura, las manualidades, la danza y la educación física”.

“¡No podemos olvidar las asignaturas artísticas!”, nos explica Sarakorpi. “Con estas clases, los niños pueden aprender de verdad a ser creativos, y en el arte, no pueden equivocarse… porque no hay una ‘manera correcta’ de hacerlo”. En su opinión, las asignaturas de letras les dan la posibilidad de resolver problemas reales, así como de conocerse a sí mismos y experimentar el éxito. “Y un montón de alegría”, añade. “El aprendizaje también debe ser divertido, es la mejor manera de motivar a los niños”.

PISA es una buena manera de evaluar el conocimiento en un examen, pero no para saber cómo los niños aprenden cosas nuevas

De qué sirve de verdad PISA

Puede parecer paradójico que en un colegio que ha sido puesto como ejemplo de lo que se debe hacer se relativice la importancia de los exámenes PISA, pero en realidad, este recelo desvela que en la Saunalahti School sus criterios son insobornables. “Los exámenes de PISA son una buena manera de analizar el conocimiento que los niños pueden recordar y utilizar en un examen”, explica. “Pero no lo son tanto para medir la agilidad que tienen a la hora de aprender cosas nuevas, cómo el estudiante puede trabajar en equipo, si es innovador y crítico… y de qué manera el alumno cree en sus posibilidades para aprender en la vida y ponerse objetivos a sí mismo”.

Esas son las razones por las que Sarakorpi considera que no deberíamos prestarle tanta atención a esos exámenes: para no llegar al extremo de países asiáticos como Singapur. “No merece la pena conducir a los estudiantes al suicidio”. Su colegio prefiere centrarse en enseñar a los niños “cómo aprender, cómo respetar a los demás y cómo cooperar con diferentes clases de personas, así como conocerse a sí mismos y plantear metas para desarrollarse como seres humanos”.

Ver imagen en Twitter
 

Un consejo para España

Ya que ha pasado por nuestro país, que se encuentra en plena encrucijada educativa, entre el pacto educativo que pronto se empezará a negociar y las protestas contra la LOMCE, le preguntamos a la directora cuál es la mejor enseñanza que podemos aplicar en nuestras aulas. Y aunque reconoce no conocer en profundidad nuestra realidad educativa, espera que “intentemos centrarnos en cada niño por separado, porque cada uno de ellos es totalmente diferente”.

“Intentar saber cómo pueden aprender de la mejor manera y alcanzar su potencial, y para esto, los profesores necesitan trabajar en equipo”, concluye. “Lo más importante para cada niño es ser visto y escuchado por su profesor”. Algo que cada día intentan hacer en las cavernosas “aulas” de la Saunalahti School.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/la-directora-del-mejor-colegio-del-mundo-nos-explica-la-clave-del-exito-educativo/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/11/elconfidencial.jpg

Comparte este contenido:

Lo que no se cuenta de la huelga de deberes: «Se hace más caso a un niño que a un profe

Por: Hector G. Barnés

Este fin de semana, por segunda vez, muchos niños españoles no harán sus deberes, desobedeciendo las indicaciones de sus profesores. Es la segunda jornada de la “huelga” convocada por Ceapa (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), que instan a la insumisión en la realización de los trabajos escolares y para los cuales la primera jornada fue “un éxito rotundo”. El objetivo último es la regulación de las tareas escolares a través de una norma, así como la discusión sobre estas en un hipotético pacto educativo.

La convocatoria esgrime diversas razones para defender su postura. Principalmente, la manera en que los deberes condicionan el tiempo de descanso de niños y padres, que se ven obligados a adaptar sus horarios a los de sus hijos. Hace un par de años, un informe publicado por la OCDE desvelaba que los alumnos españoles son de los que más deberes hacen de todos los países occidentales, pero estos apenas sirven para nada. Además, los defensores de la huelga recuerdan que algunos de los mejores sistemas educativos del mundo no mandan trabajo para casa a sus alumnos.

Muchos profesores, no obstante, consideran que la convocatoria es desacertada, en cuanto que no soluciona los problemas de fondo ni de la educación ni de la sociedad, y que tan solo sirve para enfrentar a padres y profesores. Es la opinión de CCOO. Como explica a El Confidencial Isabel Galvín, portavoz de Educación en Madrid, “la Administración debe de estar contenta, porque se deja de hablar de los verdaderos problemas de la escuela”. Como recuerda, las huelgas deberían hacerse “contra los poderes públicos y la Administración pública”. De esta manera tan solo se convierte en un enfrentamiento entre los padres y los profesores.

“La confrontación dentro de la comunidad educativa no es el instrumento”, añade la sindicalista. “En la práctica, esto se está concretando en un debate público en el que las familias cuestionan el papel del profesor, y llegan a la conclusión de que lo están haciendo mal”. La organización ha pedido que el tema se debata en el Consejo Escolar, como va a ocurrir. Otro problema es que obvia el verdadero fondo de la cuestión, que es más social que educativo: “Se está atendiendo poco al modelo de crianza y a los horarios laborales. La pregunta que me hago es si esta pelea por los deberes se va a complementar con una reflexión colectiva sobre los hogares, los excesos de los niños ante la tele o la falta de horarios de muchas familias”. Esa es la queja de muchos docentes: quizá no se trate de los deberes, sino de los horarios laborales y la conciliación. Del mundo laboral, y no del educativo.

Mirar el dedo, y no la luna

Muchos profesores miran con recelo esta huelga, por diversas razones. Luis Alberto Fernández Gago es profesor de Historia en la educación pública madrileña, y mantiene que “solo es otra manera de socavar la figura del maestro y el profesor diciéndole a sus hijos e hijas que ellos mandan por encima del docente incluso dentro de la institución educativa”. El docente ha publicado en ‘La Réplica’ un artículo en el que detalla su perspectiva sobre el asunto, y ha contestado ampliamente a El Confidencial. Entre otras cosas, se pregunta por qué se hace huelga contra los deberes y no contra otros frentes abiertos: “Ratios, inversión en Educación, educación pública y concertada, gestión de centros, recursos, modelo educativo, etc.”, añade. “Pero nos centramos en los deberes porque, como todo el mundo sabe, lo que más necesitan los alumnos hoy día es menos responsabilidades”, ironiza.

Uno de los puntos más controvertidos es, en opinión de CCOO, que la huelga tenga lugar en la pública y no en la privada, “porque añade aún más desequilibrio entre redes”. El origen de esta se encuentra en una petición de Change.org encabezada por Eva Bailén, autora de ‘Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo’ (Temas de Hoy), a la que pronto se sumaron muchos padres y madres. Gago reconoce que él no manda deberes los fines de semana, porque “están para descansar y reposar”, pero en su opinión, la Ceapa ha atacado al “rival más débil”: “Estamos cada vez más vilipendiados por los políticos, la Administración y la falta de recursos”.

En un tuit, este ironizaba con la alternativa propuesta por la Ceapa, que animaba a los estudiantes a acudir a un museo. “Y ya vemos dónde han ido”, añade. “A mí me parece estupendo que los padres busquen pasar tiempo con sus hijos donde quieran, pero que no intenten desprestigiarnos a los docentes diciendo que si no logran pasar más tiempo con sus hijos es por culpa de los deberes”. En su opinión, la huelga de deberes es “un eufemismo para decir ‘mira, hijo, no hagas caso al profesor, que aquí mando yo y como vaya a hablar con ese se va a enterar’”. Como explica, “la figura del docente es papel mojado, se hace caso antes a un niño de 14 años que a un profesor, da igual que mienta, no valemos para nada”.

Entre otras razones porque, como señala Galvín, no todos los deberes son iguales. Algunos de ellos se derivan del currículo, pero otros tienen que ver con las pruebas externas, es decir, con la polémicas reválidas “que meten a los centros una gran presión porque tienen que rendir cuentas a final de curso, lo que impacta en la organización y los tiempos de trabajo”. Los ‘rankings’ o el aumento de colegios bilingües son dos factores que también han cambiado el terreno de batalla: en unos casos, por añadir presión a la consecución de objetivos. En el otro, porque muchos padres no pueden ayudar a sus hijos con el inglés, puesto que lo desconocen.

Elías Gomez, profesor en la educación pública de Melilla, añade por su parte que «desafiar el criterio y las actuaciones de los que nos hemos preparado para la docencia y nos dedicamos a ella es un error«. Es una queja habitual: los profesores, como él, recuerdan la importancia de que los padres se impliquen en la educación de los niños, ya que «son un pilar importantísimo en la educación de nuestros jóvenes», pero al mismo tiempo, «deben recordar que los profesionales somos nosotros».

Deberes, ¿qué deberes?

Otro aspecto polémico de la huelga es hablar de los deberes en general, y no en particular. Como recuerda Ángel Hernández, profesor en la región de Murcia, «no es lo mismo los deberes que se ponen a un niño de cuatro años que los que debe hacer un estudiante de segundo de bachillerato con 17». A medida que la edad del alumno aumenta, más obligaciones tienen, con el objetivo de desarrollar «conocimientos, destrezas y estrategias». El profesor murciano señala, otra vez, a un problema de fondo en forma de altas altas en las aulas y desigualdad social, al igual que un currículo rígido y sobredimensionado: «La saturación de las aulas y el exceso de carga horaria hace que los maestros en estas edades no puedan realizar la atención individualizada que estos niños requieren, ya que los ‘deberes’ en estas edades no deberían tener otro objetivo que fomentar la inquietud, la creatividad y las actitudes de los niños, algo prácticamente imposible bajo el paraguas de la Lomce».

¿Hablamos de primaria, de secundaria obligatoria o de bachillerato? ¿En qué niveles es suficiente la actuación directa en la escuela si realmente queremos conseguir los exigentes objetivos de las leyes educativas?», se pregunta Elías Gómez, que propone entre las posibles herramientas de alivio de la carga de deberes se encuentre la coordinación de los profesores para que que la cantidad sea «asumible y razonable». «Los datos objetivos dicen claramente que la escuela está fallando en su función de motor de la promoción social, pero ¿esto se arregla únicamente eliminando los deberes? En cualquier caso, creo que sí hay algo que por sí solo podría mejorar la calidad de nuestro sistema educativo, y es una mayor dotación económica«, añade.

Frente a aquellos que recuerdan que en algunos de los países con mejores resultados en PISA apenas se hacen deberes, Galvín advierte ante la tentación de intentar extrapolar realidades educativas de manera literal de una sociedad a otra, ya que en países como Finlandia o Noruega hay protocolos sobre los deberes y una mayor facilidad para las familias a la hora de conciliar. «Quizás deberíamos preguntarnos si la falta de tiempo para pasar en familia es culpa de nuestro sistema laboral, lleno de horas extras impagadas y horarios draconianos.», concluye Gómez. «Tengo la desagradable sensación de que algunos padres y madres están haciendo que sus hijos e hijas libren una batalla que en realidad les corresponde a ellos. Y esta batalla por unos horarios laborales más racionales y humanos no solamente tiene como objetivo su propio bienestar, sino el de sus propios hijos cuando se incorporen al mundo laboral».

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-11-13/huelga-deberes-profesores-padres_1288491/

Comparte este contenido:

Los pensamientos más profundos de los niños, recopilados por una profe de filosofía

Por: Hector G. Barnés

Desde hace un par de décadas, Jana Mohn Lone, de la Universidad de Washington, se ha convertido en una de las mujeres que mejor entiende los pensamientos ocultos de los niños. No es psicóloga ni pediatra. Simplemente, se trata de una profesora de Filosofía que ha promovido uno de los proyectos más interesantes para acercar dicha disciplina a los más pequeños. Se trata de PLATO, una red de aprendizaje y enseñanza de la filosofía preuniversitaria que ha llegado a un gran número de colegios estadounidenses.

“Los padres a menudo no se enfrentan a las preguntas de sus hijos como si estas tuviesen el potencial para abrir líneas filosóficas de pensamiento porque tendemos a asumir, muchas veces sin pensar realmente sobre ello, que los niños no son capaces de realizar exploraciones filosóficas”, escribe la profesora en su libro ‘The Philosophical Child’ (Rowman & Littlefield). En casi todos los países, recuerda la autora, la filosofía se considera una materia solo para adultos, al contrario de lo que ocurre con otras como las matemáticas, que también son muy abstractas. Por ello estamos perdiendo un gran caudal intelectual, ya que los niños son capaces de plantear cuestiones que quizá ni siquiera los adultos se atreverían.

La felicidad no se alcanza intentando ser feliz. Llega al buscar la felicidad de los demás

No solo eso, sino que los niños y adolescentes atraviesan etapas complejas que los adultos suelen ignorar y que, sin embargo, pueden resultar reveladoras. “La infancia es más que una etapa de ‘adultos en formación’, y las perspectivas de los niños pueden enriquecer la forma en que entendemos el mundo”, recuerda Lone. Con el objetivo de demostrar que los niños pueden aportar más de lo que pensamos, la profesora ha recogido algunas de las mejores reflexiones que ha oído de su boca para ‘Business Insider’. Aquí están las mejores.

Felicidad: “La felicidad no se alcanza intentando ser feliz. Llega al buscar la felicidad de los demás” (8-9 años)

Un clásico del bienestar bien conocido en la teoría pero olvidado en la práctica. Como recordaba una investigación realizada por el profesor de Psicología de la Universidad de Oregón Ulrich Mayr, el altruismo contribuye a despertar los centros de placer en el cerebro. Sin embargo, incluso aquellos que hablan del egoísmo del altruismo coinciden en señalar que el camino más corto para sentirnos bien es ayudar a los demás.

Una de las lecciones que se aprenden al hacernos adultos es que la línea de separación entre nuestros sentimientos no está tan clara como pensábamos. A juzgar por esta frase, muchos niños piensan de manera semejante, y son conscientes de que no es tan fácil separar una sensación de otra. O quizá solo sea una forma sofisticada de decir “los polos opuestos se atraen”…

Imaginación: “Creo que los niños no saben muchas cosas sobre el mundo y por eso nuestra mente es más libre para imaginar cosas” (7-8 años)

Basta con comparar una novela infantil con otra destinada al público adulto para comprobar cómo las primeras suelen ser mucho más libres y imaginativas que las segundas, incluso aunque estas también sean fantásticas. A medida que nos hacemos adultos, el autocontrol y nuestra socialización provocan que lo que en el pasado era un juego termine viéndose simplemente como una herramienta para entender el mundo que nos rodea. En muchos casos, dejando la imaginación fuera de la receta.

Todo lo que está vivo morirá. Así sabemos que está vivo

Madurez: “Cuando piensas por primera vez en ello, dices ‘Oh, los mayores son maduros, porque puedes confiar en ellos’. Pero también te das cuenta de que ser fiable también significa tener tu propia opinión y ser capaz de guardar secretos. ¡Y los mayores son muy malos en eso! Sin embargo, si lo piensas bien –hasta que parezca que te va a estallar la cabeza–, te das cuenta de que no se trata de tu edad o de si eres mayor o un niño, se trata de quién eres” (9-10 años)

Una de las señales de madurez es empezar a ser responsable de su propio comportamiento. Sin embargo, cada vez es más frecuente en la ficción (sea drama o comedia) ver a adultos infantilizados, incapaces, como explica este alumno, de comportarse de manera acorde a su edad, y a niños mucho más sabios que sus progenitores. No es un síntoma casual.

Muerte: “Todo lo que está vivo morirá. Así sabemos que está vivo” (7-8 años)

Uno de los momentos más complicados en toda relación entre padres e hijos es cuando se aborda el tema de la muerte. Esta reflexión suena casi orientalista, en su aceptación de la muerte como parte esencial del ciclo de la vida. ¿Y si en realidad el ser humano mantiene, de forma natural, una relación más espontánea con la muerte y es la sociedad la que impone sus tabúes a medida que crecemos?

Animales: “Lo que pensamos sobre las criaturas más importantes para nosotros depende de nuestras preferencias. Pensamos que la gente, los perros y los gatos y otras mascotas son más importantes que los mosquitos, pero eso se debe a que nos relacionamos con ellos. Si alguien tuviese un mosquito como mascota, probablemente lo verían de otra forma”.

Habrá quien califique esta reflexión de relativista o de pensamiento blando, pero también es una pertinente reflexión sobre la flexibilidad de nuestro sistema de valores que señala hacia una conciencia animalista en desarrollo.

Niños: “La infancia no consiste simplemente en convertirse en adulto. Es un tiempo para nosotros. Lo que nos ocurre nos afecta toda nuestra vida. Eso no ocurre con los adultos. Creo que lo que experimentamos lo sentimos con mayor profundidad y permanece con nosotros”

¿Cuáles son sus novelas preferidas? ¿Y películas? ¿Y discos? ¿La noche más divertida de su vida? Probablemente, aquellas que leyó, vio, escuchó o vivió durante la infancia y la adolescencia. A pesar de la importancia que tienen esas experiencias formativas en nuestras vidas, los adultos tienden a menospreciarlas, como bien señalan los estudiantes de Lone. Un buen recuerdo de que vivimos en una sociedad más “adultocéntrica” de lo que nos gustaría pensar.

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-09-29/pensamientos-filosofia-ninos_1265929/

Comparte este contenido:

El caso Eton: cómo las escuelas de prestigio forman a las nuevas élites

Europa/España/28 de Agosto de 2016/Autor: Hector G. Barnés/Fuente: El Confidencial

David Cameron, Boris Johnson, el príncipe Harry, el príncipe William, los actores Eddie Redmayne, Dominic West, Hugh Laurie y Tom Hiddleston, John Maynard Keynes, George Orwell, Guy Burgess y otros 18 primeros ministros británicos. Todos ellos pasaron por las aulas de Eton, el internado privado de más rancio abolengo de Inglaterra, a un tiro de piedra de Windsor y relativamente cercano a Londres. Durante más de cinco siglos, Eton College fue el lugar donde había que enviar a tus hijos si querías que su siguiente paso se diese en Oxbridge (Oxford y Cambridge); en definitiva, era una fábrica de políticos, banqueros, arzobispos, actores de primera fila y figuras del mundo de arte.

La cosa es muy distinta ahora, gracias a lo cual, y máxima lampedusiana mediante, todo sigue siendo igual. Un reportaje publicado en el último número de ‘The Economist’ resulta tremendamente revelador de los cambios que este centro ha experimentado durante las últimas décadas, acorde con el ritmo de la sociedad inglesa, y que ha provocado que una élite deje lugar a otra. Ya no se trata de los viejos OE (‘old etonians’) que pertenecían a la aristocracia y que garantizaban que sus hijos siguiesen sus pasos en las aulas del internado, sino los nuevos ricos que han ocupado su lugar. Eso sí, tan solo hombres, puesto que las chicas siguen teniendo vetado su acceso al colegio.

“La escuela tiene como objetivo educar a la élite, como siempre ha hecho, pero se ha transformado con el objetivo de acomodar a una nueva élite definida por el dinero, su cerebro y la ambición, no el pedigrí, los títulos y sus tierras”, explica el periodista Christopher De Bellaigue, que estudió en el centro durante la segunda mitad de los ochenta. Desde entonces, han cambiado multitud de cosas, pero a simple vista todo sigue igual, con la única diferencia de que hay un poco más de diversidad racial en sus aulas. Todo ello a pesar de los esfuerzos de sus dos últimos directores, Tony Little y Simon Henderson, por convertir Eton en lo que nadie pensó nunca que podría ser: un agente de movilidad social en el cual pudiese estudiar “un niño pobre de una escuela pública del norte o de un centro privado del sur”.

Adiós aristocracia, hola riqueza líquida

Los datos hablan, y nos dicen mucho de cuál va a ser el futuro de las grandes universidades. En 1960, los padres del 60% de los alumnos de Eton habían estudiado en el colegio. En 1994, el porcentaje descendía hasta el 33%, y actualmente se encuentra en un 20%. Es, en apariencia, el resultado de un proceso por el cual la sociedad británica empujó a que el centro ayudase a los jóvenes brillantes de entornos más desfavorecidos a estudiar en él, algo que ocurrió especialmente a partir de 1990, cuando desapareció la Lista de Eton, donde los antiguos alumnos apuntaban a sus hijos para estudiar en el colegio cuando fuesen mayores.

Desde entonces, y a pesar de que el precio de la matrícula ha aumentado a unas 34.000 libras al año (también lo han hecho las ayudas a los estudiantes), el criterio de entrada ha sido el rendimiento académico, y las pruebas realizadas por el centro, cada vez más complicadas. Cada año, unos 1.500 estudiantes aspiran a ocupar las 260 plazas ofertadas. Sin embargo, este cambio del criterio de admisión no ha provocado que la configuración del centro refleje exactamente la de la pirámide social británica (obviamente), sino, más bien, que una élite haya sido sustituida por otra. En primer lugar, porque Eton arrastraba una imagen muy particular y negativa tanto entre la izquierda como en las capas inferiores de la sociedad inglesa.

La diferencia fundamental es que, en las últimas décadas, una nueva élite de alumnos ha irrumpido en las aulas de Eton, a la par que lo hacían en la economía global. Ya no se trata de una cuestión de pobres contra ricos, explica, sino de pobres contra dos clases de ricos, la nueva élite y la vieja élite, “descendiente de las clases altas eduardianas”. Pero la diferencia sustancial es que esta nueva clase global de primer nivel “está probablemente mejor situada para preservarse a sí misma que la vieja”.

¿Cómo se ha producido esa sustitución de una élite por otra? Básicamente, a través de una cada vez más dura competición. Como explica De Bellaguie, “la batalla para entrar en Eton es el primer intercambio en una relación entre padres, niños y el colegio que está caracterizada por las altas expectativas”. En esa lucha por hacerse con uno de los contados puestos, los padres ricos “quieren que sus hijos florezcan y vayan a una universidad excelente, preferiblemente Oxford o Cambridge”. Son los que van a gastar su dinero en las matrículas. Por otra parte, los jóvenes becados, que tienen que demostrar que son merecedores de ese dinero. Y, al fondo del todo, la vieja aristocracia, que reza para que las matrículas no se encarezcan aún más.

Guerra de élites

Lo que ha ocurrido en Eton es una ilustración de la guerra que en las últimas décadas se ha librado a un nivel más global entre la vieja élite y la nueva, surgida bajo el amparo de la supuesta meritocracia. En realidad, como sugiere el reportaje, un disfraz para ocultar la realidad que antes era evidente y que ahora se camufla: que los ricos siguen perpetuando a los ricos en las posiciones de poder a través de muy diferentes mecanismos. Como señala el periodista, muchos padres invierten grandes cantidades de dinero para “preparar a sus hijos sin clemencia, contratando tutores, obligando a los niños a realizar incontables test de razonamiento verbal y no verbal, y enviándolos a clases de oratoria para que aprendan a ser empáticos y chispeantes”. Un factor que los diferencia de esos otros niños de las clases bajas que no tienen dichas posibilidades.

“Un pequeño número de etonianos son pobres; algunos viven modestamente bien; pero la mayoría son tremendamente ricos, según los estándares de la mayor parte del mundo”, explica el reportaje. “Una de las consecuencias de la transformación de Eton es garantizar que los hijos de los muy ricos sigan siéndolo”. En parte, por los mismos y tradicionales mecanismos de perpetuación: “Cuanto más te acercas a la gente poderosa y exitosa, más fácil es que te conviertas en uno”, como ocurrió a Cameron y Johnson, compañeros en el centro.

Pero también se debe al replanteamiento que este colegio de élite ha hecho de su programa educativo. “En los años cincuenta, era haber estado en Eton, más que la educación que recibiste ahí, lo que te preparaba para el éxito”, recuerda De Bellaguie. “Ahora es verdad lo opuesto. Los profesores son soberbios, las instalaciones no tienen igual, los resultados son impresionantes”. Cultura del esfuerzo, actividades extraescolares, ética de trabajo son algunas de las cualidades que se intentan transmitir a los alumnos. De ahí que, después de todos los cambios, Eton siga siendo, siglos más tarde, “uno de los mejores empujones que el dinero (o tu cerebro, o tu ambición) puede darte”.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-08-23/nueva-elite-eton-colegio-privado_1248437/

Comparte este contenido:

Mejor que Finlandia: El increíble milagro educativo de Estonia

Por: Hector G. Barnés

En 1991, Estonia recuperó su independencia, tras pasar más de 50 años bajo el control soviético. Fue uno de los satélites rusos a los que peor les fue durante la Guerra Fría. Mientras que antes de la Segunda Guerra Mundial podían presumir de un nivel de vida y de una renta per cápita muy similar a la de sus vecinos finlandeses, a comienzos de los años 90, la situación era casi límite. En esas décadas, las minorías alemanas y suecas fueron expulsadas, 80.000 estonios emigraron y otros 60.000 fueron deportados. Estonia fue rusificada: medio millón de rusoparlantes fueron trasladados al país báltico para ayudar en la militarización de la región, considerada como “zona fronteriza”.

Un cuarto de siglo después de que Estonia recobrase su independencia, se ha convertido en uno de los países que la OCDE suele utilizar como ejemplo positivo a propósito de los exámenes PISA, tanto por su excelencia como por su equidad. Incluso superó a Finlandia en las pruebas de 2012, que cayó desde el puesto dos al número doce, mientras que Estonia se quedó en el once, mejorando sus marcas previas. No solo eso, sino que como han puesto de manifiesto repetidamente medios de comunicación como ‘The Economist’ o ‘Mic’, se ha convertido en una especie de Silicon Valley europeo. Este pequeño país de apenas 1.300.000 habitantes (un poco menos que la población de Barcelona) se ha convertido en el lugar donde más start-ups hay por habitante.

Es uno de los países donde menos influye el entorno socioeconómico de los estudiantes en su rendimiento

No cabe duda de que gran parte de su éxito en innovación se debe a que, cuando no hay nada hecho, se puede hacer cualquier cosa: es más fácil montar un sistema educativo desde prácticamente cero que cargar con el peso de la historia en cada reforma. Por eso resulta de vital importancia la llevada a cabo en 1996, como señalaba un artículo publicado por la televisión pública estonia. Fue ese año cuando se desarrolló el currículo nacional actualmente vigente, y que según Imbi Henno, del Ministerio de Educación estonio, fue “la base de nuestro éxito educativo”.

¿Qué promulgaba dicho currículo? Ante todo, la igualdad entre los estudiantes, probablemente el punto fuerte del sistema educativo estonio, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Alemania, que por lo general obtienen muy buenos resultados académicos en las pruebas PISA pero que adolecen de graves carencias respecto a la equidad educativa. Ese es, curiosamente, uno de los grandes defectos que se suelen achacar al sistema estonio. Como señala una ponencia realizada por Henno, Estonia tiene pocos estudiantes del más alto nivel comparado con otros países europeos de gran rendimiento. No se puede tener todo; Estonia es uno de los países donde menos influye el entorno sociocultural de los alumnos en su rendimiento.

El país de los números

En el análisis del éxito de su país, Henno pone el énfasis en otros factores. Más allá del desarrollo del currículo nacional, “la formación de los profesores se ha reorientado centrándose en prácticas más innovadoras y con un enfoque más centrado en el estudiante”. Y aquí llega lo importante: no solo Estonia tiene el nivel más bajo de malos estudiantes en matemáticas y ciencia sino que, además, ha puesto especial hincapié en mejorar el VET (“vocational education and training”), es decir, la educación que tiene como objetivo formar profesionales, y que abarca carreras como contabilidad, medicina, enfermería, arquitectura o abogacía. Pero, sobre todo, las diferentes ingenierías.

Estudiante de primaria durante una clase en Tallin. (Reuters/Ints Kalnins)
Estonia fue el país pionero a la hora de proporcionar a sus estudiantes un ordenador con conexión a internet. Fue en 1998, apenas dos años antes de que el gobierno declarase el acceso a internet como un derecho. En muchos casos, como ocurrió con el registro de la propiedad, se saltaron décadas de papeleo y máquina de escribir, y pasaron de no tener uno a montarlo de manera digital. Como explicaba a ‘Mic’ Toomas Hendrik Ilves, presidente desde 2006 criado en Nueva Jersey y estudiante de programación desde adolescente, esta fue una de sus iniciativas más polémicas. “Me insultaron durante muchos años, pero pensaba que entre el 3 y el 5% de los niños que tienen ordenador –aunque sea un niño pobre del campo– sentirá la curiosidad innata de mirar en sus tripas”.

En apenas unos años empezaron a surgir compañías como Skype, que fue objeto de una venta millonaria a eBay en 2005, o Kazaa, el primo olvidado de Napster. Es uno de los contados países que enseña a sus niños código y, además, sus ciudadanos pueden hacer la declaración de la renta ‘online’ desde hace años. También votar, un sistema que se implantó en el año 2005. El sector tecnológico representa alrededor del 15% de su producto interior bruto. Como explicaba Ilves en ‘The Economist’, la educación ha jugado un papel importante en todo ello, gracias a programas de iniciativa público-privada como ProgeTiiger, cuyo objetivo es que los niños de cinco años aprendan a programar: “En los años 80 todos los niños en el instituto querían ser estrellas de rock, ahora todos quieren ser emprendedores”.
Cada investigación publicada sobre Ecología o Ciencias de la Naturaleza recibe un 40% de citas más que el resto de ‘papers’ de fuera

Como señalaba en ‘Study in Estonia’ el profesor de psicología experimental de la Universidad de Tartu Jüri Allik, el criterio estonio a la hora de elegir qué proyectos financiar ha sido también clave en el éxito del ámbito académico. “Cada investigación estonia publicada en Medio Ambiente/Ecología y en Ciencias de la Naturaleza recibe un 40% de citas más que el resto de ‘papers’ de esos campos”, recuerda. Además, el impacto de las investigaciones en ciencias computacionales se ha incrementado en más de un 200%. Gran parte de este éxito internacional se debe a que estos trabajos deben redactarse en inglés.
¿Con o sin Estado?

Hay, no obstante, un factor que diferencia enormemente a Estonia en la manera en que el emprendimiento y la educación privada se relacionan con el sector público. Mientras que la mayor parte de bases tecnológicas, como la de Silicon Valley, abogan por una vía en la que el Estado se limite a no molestar, el estonio ha jugado un importante papel a la hora de promocionar el sector. Como recuerda en ‘Mic’ el CEO de Teleport, Sten Tamkivi, “donde Estonia lo ha hecho mucho mejor que en otros países es en que la política y la tecnología no están en extremos opuestos”, señalaba. “Hay el deseo de resolver problemas y de acercarse a estos de una manera tecnológica”.

Ave Laurmgson, mánager de proyecto de la Fundación Tiger Leap, con dos alumnos de una escuela en Tallín. (Reuters/Ints Kalnins)

Como reconoce Henno, hay pocos países donde la integración entre mundo educativo y sociedad sea tan completa. En su informe, señala que los profesores tienen una alta cualificación en todos los niveles de la escuela y gozan de una gran independencia en cuanto a los contenidos a impartir y su metodología. Además, añade un factor importante: toda la educación obligatoria es gratuita. Por su parte, tal y como señala una investigación publicada en ‘Journal of Studies in International Education’, la internacionalización de la universidad se ha convertido en un factor importante del éxito estonio, especialmente en la apertura al resto de países de la Unión Europea.

“El proceso de internacionalización incluye la implementación gradual de nuevos valores en la sociedad”, señala el estudio. “Siendo un miembro de la antigua Unión Soviética, Estonia funcionó durante décadas como un país homogéneo y cerrado. Las iniciativas en internacionalización empezaron a acabar con esos estándares. Las universidades empezaron a promocionar valores que incluían la multiculturalidad, la tolerancia y la aceptación de diferencias”. De hecho, Estonia fue uno de los primeros países en firmar la Declaración de Bolonia, como un gesto que les permitía acercarse a la Unión Europea (y su suculento programa Erasmus) y alejarse de la influencia rusa, que tan funesta resultó durante décadas.

Desde los tiempos de la Unión Soviética hemos obtenido una gran competencia tecnológica y un montón de ingenieros

Un último factor que resume bien la fórmula del éxito estonio: al contrario de lo que señala el discurso oficial en otros países occidentales, donde la única salida posible para el talento es el emprendimiento en el sector privado, gran parte del talento báltico desea trabajar en el sector público. Como señala en un artículo publicado en ‘Diginomica’ Anna Piperal, directora de Enterprise Estonia, el hecho de que el 99% de los servicios del gobierno estén disponibles en la red provoca que el funcionario tecnológico sea una importante, y bien remunerada, figura.

“Desde los tiempos de la Unión Soviética hemos obtenido una gran competencia tecnológica y un montón de ingenieros”, explicaba. “Así que nuestro gobierno empezó a empujar aún más y construyó un marco legal totalmente nuevo que apoya las tecnologías de la información y el intercambio de datos. No es que quisiéramos innovar, es que no nos quedaba otra”. Una moraleja y una pregunta: por un lado, que es posible desarrollar el sector tecnológico con la colaboración del Estado; por otra, ¿es posible trasladar los hallazgos de Estonia a países más grandes y sociedades más complejas?

Foto: Estudiantes estonios reciben una clase de ciberdefensa en Poltsamaa, el pasado mes de diciembre. (Reuters/Ints Kalnins)

http://8www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/81e/c61/59d/81ec6159de54ecdf592c651c0e1ca5c7/imagen-sin-titulo.jpg?mtime=1467028068

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-06-28/estonia-sistema-educativo-exito_1224263/

Comparte este contenido:
Page 8 of 8
1 6 7 8