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La chispa de las brigadas médicas cubanas

Por. Hedelberto López Blanch

 

A lo largo de casi seis décadas, millones de personas de diferentes continentes se han beneficiado con la ayuda médica cubana.

Esa lucha por la salud y la vida en otras partes del mundo tuvo la chispa inicial el 23 de mayo de 1963, cuando salió desde Cuba hacia la recién liberada República de Argelia la primera brigada internacionalista cubana.

De sus 55 integrantes iniciales, que en total llegaron a 57 contando a otros dos jefes de brigada que rotaron en esa etapa y a un médico que se les integró, ya solo quedan vivos una decena. El tiempo pasa implacable por nuestras vidas y no ofrece perdón.

Por eso me resultó muy agradable localizar al doctor Pablo Resik Habid, quien fungió como jefe de esa primera brigada médica, aunque se incorporó unos meses más tarde, en enero de 1964, a solicitud del entonces ministro de Salud, José Ramón Machado Ventura.

Resik, que nació en Santa Clara el 21 de octubre de 1930, terminó la carrera de medicina en 1957, dos años antes del triunfo de la Revolución. Tras graduarse laboró como anestesiólogo en varios hospitales. Desde el triunfo de la Revolución se incorporó a trabajar en la organización de la Salud Pública, y cuando partió hacia Argelia era subdirector de Asistencia Médica de La Habana.

A pesar del largo tiempo transcurrido, Resik mantiene muy claros sus recuerdos de aquella epopeya, los que narra con soltura.

La situación de Cuba en 1963 no era muy halagüeña, explica, pues de los 6 000 médicos existentes antes de la Revolución, ya había emigrado la mitad, entre ellos muchos profesores de la única escuela de medicina. Se habían iniciado las agresiones militares, políticas y económicas de Estados Unidos contra la Isla y eran momentos difíciles. Pero la situación de Argelia era peor, pues tras zafarse de las cadenas del colonialismo, se quedó prácticamente sin médicos y con su economía desbaratada.

La decisión de Fidel y del gobierno fue genial, agrega, y demuestra la sensibilidad y la valentía política desde los inicios de la Revolución. Hoy, 57 años después, comprendo y valoro más estos principios.

Debo significar que aquella misión se estableció bajo el concepto de la voluntariedad, pues nadie fue presionado ni obligado a participar, concepto que ha primado en todas las misiones internacionalistas. Muchos más de los que fuimos estaban dispuestos a cumplir con la tarea.

La brigada se conformó sobre la base de las necesidades más urgentes planteadas por las autoridades argelinas. Fueron 54 compañeros, 42 hombres y 12 mujeres (posteriormente se integró uno más para hacer el cómputo de 55). O sea, 29 médicos de variadas especialidades; 14 enfermeros; 7 técnicos (RX, optometría, laboratorio, anestesia) y 4 estomatólogos.

Viajamos hacia Argelia en un antiguo avión Britania. Al frente iban el doctor José Ramón Machado Ventura, entonces ministro de Salud Pública, y el doctor Gerald Simon, quien era viceministro de ese organismo. Después de ubicar a los internacionalistas, Machado regresa y Simon permanece allá para acabar de asentar los coloboradores. Más tarde fue sustituido por el doctor Mario Escalona, ya fallecido, quien se mantuvo hasta enero de 1964, cuando yo viajo a Argelia en avión, vía Gander, y me hago cargo del destacamento. Esa primera misión regresa a mediados de 1964 y yo me quedo hasta agosto para ubicar a la segunda delegación.

Al preguntarle cómo evaluaría esa misión después de 57 años, inmediatamente responde: Siempre digo que dejamos atrás la gran patria: Cuba y la pequeña familia. Y allá formamos una pequeña patria, con todos los cubanos que estuvimos, y una enorme familia porque, constantemente, todos nos preocupábamos por todos.

La misión tuvo una profunda significación en cuatro aspectos. El humano: al dar esa ayuda con un sentido de fraternidad, de humanismo, comprender la necesidad que tenía ese pueblo y brindarle nuestro aporte desinteresado. A mí me dejó con una gran satisfacción interna, con la felicidad de dar, que es mucho mayor que la de recibir. El político: conociendo a Argelia y su situación, pudimos comprender en la práctica lo que fue el colonialismo para las grandes masas del pueblo argelino. El cultural: pues para muchos de los participantes resultó la primera salida al exterior, y aprendimos cosas en un medio muy diferente al nuestro, con un clima desértico, sahariano. Diferencias culturales relativas al idioma, la comida, costumbres, religión, hábitos. El científico: nos ayudó a completar nuestra formación profesional, pues trabajamos en un medio extraño, con tremendas dificultades, sin las posibilidades técnicas que teníamos en Cuba, y con enfermedades nuevas que no conocíamos.

Por eso, concluye Resik, aun me emociono mucho al recordar cómo lloraban los habitantes argelinos cuando regresaron los primeros integrantes de la brigada internacionalista.

Fuente e imagen:  https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/05/31/la-chispa-de-las-brigadas-medicas-cubanas-0

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La nefasta gestión económica de Lenín Moreno

Qué caro le ha salido al pueblo ecuatoriano haber elegido a Lenín Moreno, quien bajo el disfraz de ser un fiel miembro de la Alianza País y que trabajaría por el bienestar de su pueblo como lo había hecho su antecesor, Rafael Correa, de la noche a la mañana cambió completamente el rumbo.

La mayoría coincide en que si hubiera sido para bien, no importaba redirigir la línea económica-política anterior, pero la situación cada día es más engorrosa para muchos ecuatorianos después de cumplirse tres años de su presidencia.

En octubre de 2019 ocurrieron en el país multitudinarias protestas debido a que Moreno anunció drásticas medidas económicas y un paquete de reformas acorde a las exigencias impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el cual había firmado en marzo de ese año un empréstito por 4 200 millones de dólares.

Los ajustes consistían en eliminar subsidios a los combustibles, bajar beneficios a los trabajadores, reducción del 20 % de los contratos ocasionales, recorte de vacaciones de sector público, con los que el régimen esperaba ahorrar 1 400 millones de dólares.

Ante las masivas protestas, Moreno decretó el estado de excepción nacional y trasladó la sede del gobierno a Guayaquil, pero al final tuvo de derogar el Decreto Ejecutivo 883 causantes del malestar social.

El saldo final por la represión fue de 11 ciudadanos muertos, 1 240 heridos (11 perdieron la visión de un ojo) y 1 192 fueron detenidos.

Las tenazas del FMI se han aferrado a Ecuador desde la firma del acuerdo que exige una reforma fiscal, la flexibilización laboral, la disminución del aparato estatal y el retiro del subsidio a los combustibles.

A la par de las ataduras con el FMI, las relaciones con el gobierno de Estados Unidos se incrementaban en grado superlativo. A principios de 2019, visitaban Quito, Thomas Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, David Hale, viceministro para Asuntos Políticos, y Mike Pence, vicepresidente del país.

Se siguió en julio de ese año el secretario de Estado, Mike Pompeo, y todo se coronó con la visita de Lenín Moreno a Washington en febrero de este año donde fue recibido con todos los honores por el presidente Donald Trump.

Durante su estadía en la Casa Blanca se acordó incluir a Ecuador en la iniciativa “América crece”, un programa que canaliza las grandes inversiones privadas, se pactó la creación del Centro de Inteligencia Criminal en Ecuador con asesoramiento directo de Estados Unidos y que Washington brindara tecnología y capacitación para una protección general en temas de ciberseguridad.

Al pasar varios meses de las grandes protestas de octubre, así como obviando la pandemia de coronavirus que se ha extendido por todo el territorio, el presidente ecuatoriano vuelve a la carga con nuevos ajustes económicos con los cuales desea agradar al FMI y a Washington.

Las nuevas normativas establecen modificar las condiciones económicas de la relación laboral, tras “común acuerdo” entre los trabajadores y empleadores; contrato especial emergente de solo media jornada laboral y las horas distribuirlas en seis días de la semana.

Además, reducción de un 50 % de la jornada laboral y disminución de un 45 % de los salarios: o sea, quien gane sueldo mínimo de 400 dólares, su remuneración será de 220 dólares y se rebajará el aporte de la empresa a la seguridad social del empleado.

Se implanta que el empleador decidirá, de manera “unilateral”, el cronograma de vacaciones del trabajador.

Como afirmó David Chávez, sociólogo de la Universidad Central del Ecuador, “estas leyes son delirantes, son como estregarles carta abierta a los empresarios para que hagan lo que les de la gana de aquí en adelante”.

Antes de la aprobación de estas leyes, el gobierno había decretado recortes por más de 98 200 000 dólares a los presupuestos de 32 universidades y escuelas politécnicas.

Fiel a la política neoliberal de Moreno, se eliminarán 10  empresas públicas entre las que aparecen la aerolínea TAME, Ferrocarriles, Siembra, Medios Públicos, Crear, Ecuador Estratégico, Correos del Ecuador y la Unidad Nacional de Almacenamiento. Se prescinde de la Secretaría Anticorrupción de la Presidencia; se cierran las embajadas en Malasia, Irán, Nicaragua y las oficinas ante la OASI y la Secretaría del Parlamento Andino; se retirarán 10 embajadores y clausurarán seis consulados.

Todo esto sucede cuando la nación padece una grave crisis sanitaria por la desatención del gobierno ante la pandemia de coronavirus y los casos de corrupción que han estallado en los que están envueltos el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), hospitales públicos de varias provincias y el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias (SNGRE)

El 25 de mayo ya se reportaban oficialmente en Ecuador, 35 200 contagiados con la covid-19 y más de 3 000 muertos, pero organizaciones gremiales aseguran que la cifra de fallecidos ronda las 9 000 porque los informes han sido adulterados.

Recordemos que solo en Guayaquil, los servicios sanitarios y las funerarias colapsaron, las personas morían por las calles o en sus casas y después no tenían donde enterrarlas. La pandemia continúa su paso por Ecuador y los especialistas auguran se extenderá por Quito y otras ciudades.

Mientras esto sucede, el presidente lanza leyes neoliberales contra trabajadores, campesinos y estudiantes lo que predice que las protestas proliferarán porque no se sabe quien es peor, la covid o la política de Lenin Moreno cuya aceptación es de solo el 18,7 % según una encuesta de  Cedatos-Gallup.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/la-nefasta-gestion-economica-de-lenin-moreno/

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La covid-19, un nuevo reto para la Unión Africana

Por: Hedelberto López Blanch.

La Organización de la Unidad Africana (OUA), hoy Unidad Africana (UA) ha tenido que lidiar a lo largo de sus 57 años de fundación con numerosos escollos y dificultades que dejaron los siglos de colonialismo que padecieron sus naciones y ahora deberá enfrentar otro gran reto al extenderse por el continente la pandemia del nuevo coronavirus.

Datos oficiales indican que el Sars-Covid-2 ya ha contagiado a alrededor de 90 100 personas y provocado más de 3 000 muertes en 54 de sus 55 naciones.

Las cifras del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de África revelan que los países africanos más afectados son Sudáfrica con 14 735 casos confirmados, Egipto con 12 519, Marruecos con 7 441 y Argelia con 7 621.

Mientras en el mundo se ha expandido con gran rapidez la epidemia, en este continente el saldo es muy inferior a los primeros pronósticos a pesar de ser el segundo más poblado del orbe.

Los especialistas aseguran que los gobiernos han tomado medidas más rápido que el resto del planeta a lo que se une la experiencia que tienen por haber enfrentado otras enfermedades como la malaria, tuberculosis, cólera, VIH y ébola, además de tener la población más joven del mundo con promedio de 19,7 años lo que ha ayudado a que el saldo mortal no sea mayor en la región.

Resulta que la UA ha tenido un rol significativo en estos resultados pues a lo largo de estos años ha logrado con mayor o menor grado y con fuerzas propias trabajar por la integridad, el avance de sus afiliados, profundizar en la estabilidad y la paz en el continente.

Con una extensión de 30 221 000 kilómetros cuadrados, 1 300 millones de habitantes que hablan 2 000 lenguas diferentes, la Organización ha tenido progresos relevantes pese a los años de colonialismo, esclavitud, empobrecimiento, dilapidación de los recursos naturales por corporaciones transnacionales y millonarias ventas de armas a las partes en conflicto, entre otras adversidades.

Específicamente, el continente comenzó a liberarse a fines de la década de 1950 y principios de 1960, después de siglos de colonialismo donde primaron las luchas por las independencias nacionales, contra la esclavitud, el saqueo de los territorios y de sus riquezas.

El 25 de mayo de 1963, 31 líderes africanos se reunieron en Addis Abeba y firmaron la Carta de Principios de la OUA, después de un proceso en el que comenzaron a dejar a un lado las diferencias regionales e ideológicas que habían sembrado los colonialistas. Aun quedaban muchos desafíos como la liberación de otras naciones, la lucha contra la discriminación racial y contra el régimen del apartheid.

Analicemos que cuando aún se habla sobre África, muchas personas piensan en pobreza extrema, subdesarrollo, hambre, tráfico de personas o enfermedades. Esa imagen, aunque no es menos cierta porque cuenta con 38 países de los 50 menos desarrollados del mundo, se debe fundamentalmente a los largos siglos de colonialismo y de neocolonialismo.

Esto se ha debido primordialmente a que los medios de comunicación hegemónicos, pagados y controlados por las antiguas naciones colonizadoras y por grandes transnacionales que han saqueado el continente, solo hablan o escriben de África noticias o sucesos peyorativos sin exponer los avances sustanciales desarrollados en casi todas esas naciones.

No es menos cierto que el continente, pese a disponer de abundantes recursos naturales, no ha podido mejorar más la vida de sus ciudadanos porque gran parte de las ganancias se las llevan las compañías transnacionales y también por la incidencia de la corrupción en algunos gobiernos.

Otro factor que ha influido es que las estructuras económicas son altamente dependientes del exterior, mientras los programas de ajustes estructurales impuestos por Occidente para que puedan recibir inversiones, obligan a abrir sus mercados a productos de las naciones ricas, no subvencionar la producción local y pagar una deuda externa que colapsa a varios países.

No obstante, África fue la región que más rápido se recuperó de la recesión económica mundial de 2008. En los últimos 10 años el Producto Interno Bruto (PIB) global alcanzó 5,7 %, y antes de la pandemia varios organismos económicos estimaban que alcanzaría 2,6 billones de dólares en 2020.

El Banco Africano de Desarrollo (BAD) destacó que el número de personas de África que vive en pobreza extrema con menos de 1,25 dólares al día, se redujo del 33 % en 1992 a 22 % en 2019, entre los que destacan Argelia, Etiopía, República Democrática  del Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Angola, Gabón, Senegal, Namibia y Guinea Ecuatorial.

En ese sentido, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres instó al mundo a solidarizarse con el continente para que la pandemia no revierta los logros obtenidos con tanto esfuerzo por los africanos.

Al aprobar en 2013 la llamada Agenda 2063, la UA se encuentra enfrascada en buscar avances más tangibles para que el continente alcance un crecimiento integrador con desarrollo sostenible y de bienestar para todos sus ciudadanos.

En el contexto pandémico que vive el planeta, resulta halagüeño citar al director de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África, Stephen Karingi, quien afirmó  al diario británico The Guardian: “se debe reconocer que las autoridades africanas han estado «haciendo mucho» para contener el brote”. La Unión Africana ha sido esencial en esta enorme tarea.

 

Fuente del artículo: https://rebelion.org/la-covid-19-un-nuevo-reto-para-la-union-africana/

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Desempleo y hambre sobrevuelan el orbe

Desempleo y hambre sobrevuelan el orbe

Por Hedelberto López Blanch | 02/05/2020 | Economía

Rebelión

La pandemia del nuevo coronavirus está dejando una estela de desempleo y de hambre en el mundo con unas consecuencias demoledoras fundamentalmente para los países menos desarrollados y para la mayoría de los pobres y trabajadores del mundo.

La globalización neoliberal con sus privatizaciones que tomaron fuerzas hace unas décadas impulsadas por el sistema capitalista ha dejado en el más absoluto limbo a la clase trabajadora que como por obra de magia desaparecen sus empleos y modo de subsistencia.

Las medidas para contener la pandemia (cierre de empresas y establecimientos de servicios, confinamiento, restricciones de viaje, distanciamiento social) prácticamente han frenado la economía en el orbe.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió que el mundo enfrenta “las peores consecuencias económicas desde la Gran Depresión” y que los mercados emergentes y las naciones de bajos ingresos en África, América Latina y gran parte de Asia tienen un riesgo especialmente alto.

Claro, obvió señalar que en las naciones desarrolladas millones de personas de bajos ingresos se enfrentan al enorme desafío de quedar sin ingresos (muchos hace tiempo no los tienen) para poder pagar la alimentación de sus familiares, el costo del alquiler y la atención médica.

Solo en Estados Unidos la cifra de desempleados en los últimos cuatro meses llegó a 16 millones de personas, muy superior a la que hubo durante la crisis de 2008. En Canadá, el desempleo subió a 7,8 % en marzo, 2,2 % superior al registrado en febrero, el mayor incremento mensual desde 1976.

Para la Organización Internacional de Trabajo (OIT) la covid-19 tiene un impacto catastrófico sobre los empleos y salarios en las Américas. Detalla que la pérdida de horas de trabajo en el planeta es de 6,7 %, lo cual equivale a 195 millones de puestos a tiempo completo en el segundo semestre de este año.

Especialistas de la OIT puntualizaron en la necesidad de proteger a los jóvenes porque la pandemia se transformará en un duro golpe para ese sector y estima que de perderse más de 26 millones de empleos a nivel global, el sector más golpeado sería el de los jóvenes por cinco factores determinantes: la recesión, el cumplimiento de tareas en la economía informal, las formas atípicas de empleos, las industrias especialmente afectadas por la pandemia y la automatización.

Aseguran que esta recesión afecta más a los jóvenes porque son los primeros en sufrir los recortes de horas laborales, poseen menos experiencia laboral. Además, 3 de 4 jóvenes trabajan en la economía informal, en especial en la agricultura, pequeñas cafeterías o restaurantes, y los ahorros de este tipo de empleo son escasos por lo que no pueden permanecer confinados.

Este sector poblacional, agrega la OIT, tienen una forma típica de empleo ya sea tareas a tiempo parcial, temporal o plataformas digitales, usualmente con malos pagos; horarios irregulares, escasa o ninguna seguridad o protección social y falta de prestación por desempleo.

El director general de esa Organización, Guy Ryder reclamó al FMI y al Banco Mundial (aunque por el historial neoliberal de estos organismos será difícil que lo oigan) una respuesta inmediata hacia las personas, basada en la solidaridad mundial, en aras de proteger actividades y medios de subsistencia sobre todo en los sectores más afectados y en los países en desarrollo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que la pandemia tendrá impactos negativos en la región. Se prevén efectos a corto plazo como: más desempleo; menores salarios e ingresos; aumento de la pobreza y la pobreza extrema; en los sistemas de salud se percibirán mayores costos, fragmentación y desigualdades de acceso a estos.

Enfatizó que las afectaciones de mediano y largo plazo serían: quiebras de empresas; reducción de la inversión privada; menor crecimiento económico; menor integración en cadenas de valor; deterioro de las capacidades productivas y del capital humano.

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas significó que el número de personas que se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda podría casi duplicarse este año hasta alcanzar los 265 millones debido a las consecuencias económicas del nuevo coronavirus.

Se espera, enfatizó, que el impacto de la pérdida de ingresos por el turismo, la caída de las remesas y las restricciones de viajes y de otro tipo relacionadas con la pandemia dejen a unos 130 millones de personas con hambre aguda este año, que se suman a los cerca de 135 millones que ya están en esa categoría.

Arif Husain, economista jefe y director de investigación, evaluación y monitorización del Programa Mundial de Alimentos, reclamó en conferencia de prensa virtual desde Ginebra, que “’Todos tenemos que unirnos para hacer frente a esto porque si no lo hacemos el coste será demasiado alto: muchas vidas perdidas y muchos, muchos más medios de subsistencia eliminados”

Para Husain, la covid-19 es potencialmente catastrófica para millones de personas que ya están pendiendo de un hilo, y el PMA necesitará este año entre 10 000 y 12 000 millones de dólares para financiar sus programas de ayuda hacia las naciones y poblaciones más necesitadas.

Ante estas realidades que desnudan las políticas neoliberales-capitalistas que impulsan las privatizaciones en contra de los servicios sociales públicos, se hace necesario buscar otras formas de gestión económica mundial que salve a la especie humana.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/desempleo-y-hambre-sobrevuelan-el-orbe/

Autor: Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

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Trump y su cataclismo económico-sanitario

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En Chile cayó la cortina liberal

En Chile cayó la cortina liberal

Por Hedelberto López Blanch

Usted se ha preguntado en algún momento cómo un presidente multimillonario, que apoya las leyes más agresivas del neoliberalismo pueda ayudar a la masa poblacional de su país. La respuesta con seguridad sería una sola palabra: imposible.

El caso más aleccionador para demostrarlo es el del presidente chileno Sebastián Piñera que cuando en 2017 se vio obligado por ley a presentar una declaración de patrimonios e intereses, alegaba tener un capital de 600 millones de dólares. Ahora resulta que en 2020, la revista Forbes, dedicada a exaltar las riquezas de las personas más adineradas, divulgó que en realidad Piñera posee 2 880 millones, casi 5 veces mayor en solo tres años, y el quinto lugar de los millonarios chilenos.

Piñera amasó su fortuna a inicios de la década de los años 80, cuando regresó de Estados Unidos con las franquicias de las primeras tarjetas de crédito. Seguidamente fue contratado como asesor de un banco del que se hizo socio y diversificó sus negocios financieros a través de compra-venta de empresas como una aerolínea, un canal de televisión y un equipo de fútbol, además de inmobiliarias.

Este impulsor de políticas neoliberales y gran admirador del dictador Augusto Pinochet, exacerbó las penurias de la mayoría de la población desfavorecida al imponer en octubre pasado, un aumento del 30 % en el precio del pasaje en la red de transporte.

El detonante no se hizo esperar para miles de jóvenes, estudiantes, obreros y clase media, que no les alcanza el dinero para sufragar la canasta básica familiar y los servicios privatizados de agua, electricidad, alcantarillado, educación y atención médica.

Con enorme ferocidad, el presidente de esa descolorida democracia ha lanzado todas sus armas políticas y hasta represivas para contener las manifestaciones estudiantiles y obreras que han tenido lugar por todo el territorio nacional.

Las manifestaciones se propagaron por todas las ciudades las que han sido contrarrestadas con una represión generalizada al estilo de la dictadura de Pinochet, las que han dejado a lo largo de cuatro meses alrededor de 35 muertos, decenas de heridos y miles de detenidos.

Se cuentan 525 jóvenes que han perdido uno o los dos ojos debido a los perdigones y balines de goma lanzados por la gendarmería, pero de esas violaciones de los derechos humanos contra todo un pueblo, los grandes medios de comunicación hegemónicos las ignoran o las minimizan.

En esa nación de América latina el nivel de desigualdad social medido por el Índice Gini es de 0,45. Esa tabla internacional comienza en una escala de 0, que representa ausencia de desigualdad y la 1 desigualdad máxima.

La hasta hace poco divulgada como la vitrina del neoliberalismo, se ha desbaratado y sus cristales se expanden por la geografía chilena.

Cuando parecía que tras las feroces represiones policiales, las protestas desaparecerían de las calles y poblados chilenos, una nueva ola ha surgido y como respuesta el presidente, en vez de hablar sobre los infortunios que padece el pueblo, pidió al Congreso aprobar proyectos de ley para modernizar el cuerpo de Carabineros, el sistema nacional de inteligencia, y permitir la participación del Ejército en el resguardo de la infraestructura crítica. O sea, más represión.

La respuesta a ese inmenso malestar popular es que en Chile hay más personas endeudadas que trabajadores remunerados.

En ese país austral, la fuerza laboral es de 8,5 millones de personas y, observen bien, 11 millones de ciudadanos mayores de 18 años tienen deudas. De ellos, 4,6 millones no las pueden pagar, piden nuevos créditos y los compromisos crecen como soga al cuello.

Un gran número de jóvenes cuando terminan estudios superiores deben hasta 80 000 dólares por lo que la deuda los perseguirá durante muchos años.

La mercantilización de los servicios básicos resulta elevadísima lo cual lleva a la mayoría a endeudarse y gastar fuertes sumas de dinero para acceder a la atención médica, educación, agua, electricidad, servicio de alcantarillado pues en el país casi todo esta privatizado.

El crecimiento del país se ha concentrado desde hace años en manos de unos pocos: el 1 % de la población acumula el 33 % de la riqueza generada, mientras que el 50 % de los hogares de menores ingresos solo el 2,1 %.

Estudios de Instituciones nacionales e internacionales reflejan que la pobreza multidimensional que considera el acceso a la salud, educación, trabajo, seguridad social, vivienda, entorno y cohesión social, alcanza al 25 % de sus habitantes.

A pesar del inmenso capital y del apoyo de los medios de comunicación hegemónicos con que cuenta Piñera su aceptación como presidente se sitúa en la bajísima cifra del 13 %, pero aferrado al poder solo piensa en buscar formas de contrarrestar las protestas juveniles y obreras que ya no soportan ni pueden vivir en las penurias de ese sistema neoliberal.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

Autor: Hedelberto López

Fuente de la Información: https://rebelion.org/en-chile-cayo-la-cortina-liberal/

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El neoliberalismo explota en Latinoamérica

Por: Hedelberto López Blanch

América Latina esta revuelta debido a los regímenes neoliberales que se han impuesto en los últimos años en la región impulsados por Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las oligarquías criollas.

Las fuertes reglas neoliberales que se han adoptado por países como Argentina, Chile, Honduras, Ecuador, Colombia, Haití, han motivado numerosas manifestaciones populares las que rechazan el incremento de la desigualdad entre la población, el crecimiento de la pobreza y la desatención gubernamental de las grandes mayorías.

En Argentina, el gobierno de Mauricio Macri ha endeudado al país con el FMI por más de 50 000 millones de dólares. Los empréstitos recibidos han ido a parar a los bancos y a pagar deudas con compañías nacionales y extranjeras mientras se incrementan las necesidades de los ciudadanos al subir la inflación, aumentar el desempleo y eliminarse numerosos servicios públicos que pasan a propiedad privada.

El malestar provocado por las enormes penurias crecientes, desataron olas de manifestaciones, creación de ollas populares para aliviar estómagos hambrientos y protestar contra un sistema capitalista fallido. Todo eso provocó la victoria en las elecciones del 27 de octubre de los candidatos Alberto Fernández y Cristina Fernández y la contundente derrota de Macri.

Ecuador se ha visto envuelto en una enorme ola de malestar público contra las medidas neoliberales adoptadas por el régimen de Lenin Moreno que durante su año y medio de gobierno ha eliminado beneficios sociales que fueron impulsados por el anterior gobierno de Rafael Correa.

Lenin, bajo presión de Washington, buscó préstamos del FMI por 4 200 millones de dólares para amainar los problemas fiscales y el endeudamiento externo provocados por su propio gobierno y a la par se comprometió a desmontar la mayoría de los programas sociales.

La copa neoliberal se colmó al dictar el presidente un paquetazo el cual eliminaba, entre otras cosas, los subsidios al combustible. Inmediatamente se desarrollaron extensas protestas que se saldaron con una represión policial que dejó ocho muertos, más de 1 200 detenidos y profusos daños económicos. Al final, Moreno se vio obligado a dar marcha atrás al decreto pero la situación sigue convulsa por los reclamos de la población que gozaba de los beneficios adquiridos con el gobierno de Correa.

Pasando a otro país de América del Sur, Chile, la ya acostumbrada represión contra las demandas estudiantiles y obreras que se mantienen desde que fueron instaladas por la dictadura de Augusto Pinochet, miles de personas sufrieron las consecuencias de protestar por la subida del precio del pasaje en la red de transporte.

Miles de jóvenes y estudiantes saltaron las vallas y pasaron al metro sin pagar en señal de rechazo a las medidas de austeridad gubernamental, y el malestar siguió incrementándose entre toda la población. Para contrarrestar las acciones, el presidente Sebastián Piñera, (retomó el poder en marzo de 2018) decretó el estado de excepción y la represión policial no se hizo esperar con saldo de 25 muertos y numerosos heridos y detenidos.

Para Estados Unidos y las potencias occidentales, Chile ha sido, desde la dictadura de Pinochet, el paradigma del sistema neoliberal en la región con el objetivo de permitir la entrada de las compañías transnacionales que se enriquecen con la extracción de sus grandes reservas mineras.

Piñera se ha convertido desde su primer mandato 2010-2014, en un promotor de las líneas directrices sobre el control de la economía global que se proyectan desde Washington y el FMI, con el impulso a la imposición de sistemas neoliberales, de libre comercio y privatizaciones.

Al igual que en Ecuador y Chile, en Honduras han sido reprimidas las manifestaciones que ahora exigen la dimisión del presidente Juan Orlando Hernández (reelegido en 2018 con numerosas denuncias de fraude) por sus relaciones con el narcotráfico y acusaciones de corrupción.

Honduras es una semicolonia estadounidense donde impera la “democracia” pese a los graves problemas que padecen sus habitantes. Hace diez años, Estados Unidos con el apoyo de la derecha hondureña indujo un golpe de Estado contra Manuel Zelaya, el único presidente que laboró por llevarle a su pueblo beneficios que nunca había disfrutado.

Datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de Honduras publicados por el diario La Prensa, informan que casi seis millones (71 %) de los 8,5 millones de habitantes del país son pobres.

Haití no se queda atrás y la crisis del actual mandatario, Jovenel Moise se agudiza luego de semanas de ininterrumpidos disturbios. Los manifestantes se han aglutinado en el Palacio Nacional, en las oficinas de la ONU y en las calles para demandar la renuncia del presidente.

La crisis política no es nueva sino que condensa, cuanto menos, los dos últimos gobiernos del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK). Su fundador, Michel Martelly (2011-2016), al igual que Moise, son acusados de desviar los fondos de la ayuda internacional de las dos últimas catástrofes climáticas que azotaron la isla. Como consecuencia, la población fue condenada al hambre, la pandemia y el debacle de su economía llevadas de la mano con recetas capitalistas.

Con siete bases militares estadounidense en suelo colombiano, 300 líderes sociales, campesinos y excombatientes asesinados en los últimos años y sin cumplir los acuerdos de paz acordados con los grupos guerrilleros, esta nación suramericana funge como punta de lanza de Washington en la región.

El régimen de Iván Duque se prepara para decretar nuevas medidas de austeridad a los combustibles a una población que en su mayoría sufre la desatención generalizada mientras unos pocos disfrutan de sus riquezas naturales y económicas.

Los pueblos de América se levantan contra las leyes neoliberales pese a la represión y la desinformación de los grandes medios de comunicación controlados por la derecha, pero al final del túnel ha de verse la luz.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261977

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