2019: el año que la juventud se levantó por todo el mundo

Por: Roberto Jara. 

En 2019 hemos asistido a una nueva ola de lucha de clases en todo el mundo, desde América Latina a Oriente Medio, pasando por Europa, donde la juventud ha estado a la cabeza de las protestas. Así te lo hemos contado desde primera línea en la Red Internacional Izquierda Diario.

No es extraño que la juventud salga a la calle a movilizarse. Y cuando una oleada de procesos de lucha sacude las calles de ciudades a lo largo y ancho del mundo, es posible encontrar jóvenes en primera línea en lugares como Chile, Bolivia o Francia, donde los grupos que forman parte de la FT-CI vienen participando en el corazón de las luchas.

En Irak, el país devastado por 15 años de guerra y la ocupación norteamericana, estallaron protestas masivas contra el desempleo y las condiciones de vida paupérrimas, que se prolongaron por días a pesar de que la represión dejó más de 100 muertos.

En Líbano la presión popular forzó la renuncia del primer ministro tras dos semanas de protestas en las que destacan miles de jóvenes y mujeres contra la precariedad de la vida, la corrupción o la falta de agua y servicio eléctrico.

En Argelia 10 meses de movilizaciones continúan tras el derribo del régimen de Bouteflika, dirigido por los jóvenes y con la amplia participación de los trabajadores del petróleo. Cientos de miles se levantaron en Sudán contra la dictadura que sirve a sus amos imperiales, dándole una segunda vida a la “Primavera árabe”.

Desde hace meses, miles protestan en Hong Kong, ese paraíso de los negocios capitalistas donde la desigualdad social ha alcanzado niveles intolerables para la gran mayoría de la población. En Puerto Rico un levantamiento popular tiró al gobierno y puso en cuestión el dominio colonial norteamericano. En Haití, el país más pobre de la región, desde hace meses hay una revuelta intermitente contra el gobierno de Jovenel Moïse.

Es también la juventud la que el 27 de septiembre llenó las calles de medio mundo para decir “Cambiemos el sistema, no el clima”, con movilizaciones que sumaron más de siete millones de personas, la protesta mundial más grande de la historia desde la Guerra de Irak del año 2003. Los mismos que lanzan a la policía contra la juventud son quienes nos precarizan con sobreexplotación y salarios de miseria; los mismos que nos privan de la educación; los mismos que destruyen el planeta.

La semana en que la juventud conmovió Catalunya

Cuando se hicieron públicas la penas de prisión de 9 a 13 años de cárcel a los dirigentes independentistas detenidos tras el 1 de Octubre de 2017, miles de jóvenes y trabajadores tomaron las calles en Catalunya dispuestos a combatir este nuevo ataque contra el derecho de autodeterminación y las libertades democráticas. La situación se ha saldado con más de 200 detenidos, de los cuales 40 se encuentran hoy en prisión y centenares de heridos, algunos de gravedad fruto del armamento policial.

La respuesta del Estado, con un gobierno del PSOE a la cabeza, no se hizo esperar. La brutalidad policial reprimía en las calles de Catalunya y los medios de comunicación no cesaban de manipular y criminalizar al movimiento y a la juventud que lo encabezaba. Para desviarlo sigue siendo necesaria la inacción de las direcciones burguesas del movimiento y las burocracias sindicales, la amenaza de la derecha española y la orden de acatamiento de la sentencia de la “izquierda progresista”,

[Francia] La determinación de los huelguistas merece un plan para ganar

Tras la huelga general del 5 de diciembre, la mayor en Francia en décadas, la huelga indefinida del transporte, que incluye el paro de aviones, trenes, buses y metros, mantiene Francia paralizada durante ya más de dos semanas. La huelga también ha tenido varias jornadas importantes en sectores como la educación y en industrias privadas, como las refinerías y tres jornadas nacionales de movilización nacional con manifestaciones multitudinarias. Esta es la respuesta de grandes sectores estratégicos de la clase obrera francesa contra el plan de reforma de las pensiones anunciado por Emmanuel Macron, con el apoyo de estudiantes y maestros.

¿Adónde va la “primavera latinoamericana”?

Toda Latinoamérica vive un auge de protestas populares. Los procesos más avanzados de esta tendencia son las jornadas revolucionarias que pusieron en jaque al gobierno de Lenin Moreno en Ecuador, la emergencia de la lucha de clases en Chile y la heroica resistencia contra el golpe en Bolivia.

En Colombia el ajuste sobre estos derechos sociales desató el pasado 21 de noviembre un proceso histórico de protesta que incluyó tres huelgas generales y siete jornadas de movilizaciones masivas y combativas que resistieron la represión tanto en la capital como en las principales ciudades del país. La juventud han sido la vanguardia indiscutida que junto a la masividad de las protestas y el rechazo general de la población a la ley, llevó al fracaso de la trampa del diálogo que intentó montar Duque y al que se prestaron los principales partidos de oposición dándole aire al gobierno.

Ecuador: las consecuencias del levantamiento popular de octubre

En Ecuador acabamos de presenciar un levantamiento popular –obrero, indígena, campesino y estudiantil- contra el paquetazo del FMI que obligó a Lenín Moreno a retirar el decreto del ajuste. Esta fue una victoria importante pero parcial, en gran medida por el rol de las direcciones del movimiento de masas, en particular la CONAIE, que sofocó la demanda de la caída del gobierno. Moreno sobrevivió pero queda un gobierno debilitado y un movimiento de masas que ha hecho la experiencia de que el camino para derrotar los planes de ajuste es la lucha.

En medio de la rebelión chilena: luchas y conquistas de la clase trabajadora

En Chile las protestas por los precios del transporte público de la juventud secundaria despertaron la simpatía de millones y derivaron en una rebelión brutalmente reprimida. La respuesta de Piñera implementando la “ley de seguridad interior del Estado” de la dictadura desató la ira popular con movilizaciones, piquetes, cacerolazos y enfrentamientos con la policía. Luego, el gobierno anunciaría la “suspensión” del aumento del transporte al tiempo que con los militares decretaba el “toque de queda” que no se aplicaba desde la dictadura. El mismo fue desafiado con barricadas, cacerolazos, y se desató una ola de ira, con autobuses quemados, saqueos a grandes establecimientos, quema de coches de policía y edificios públicos.

Piñera declaraba “estamos en guerra” dejando muertos y desaparecidos por la policía y la respuesta fueron manifestaciones masivas y la huelga general. Junto con la juventud estudiantil, entraron en escena sectores estratégicos de la clase obrera, paró el 90 % de los puertos y los mineros de Escondida paralizaron la mina privada más grande del mundo. El intento de desvío de la lucha hacia el pacto con el régimen por parte del Frente Amplio y sectores como el Partido Comunista es un elemento central para un posible fin de las protestas

Bolivia: entre el golpe de Estado y la resistencia popular

En Bolivia destacó la resistencia al golpe en El Alto y Cochabamba, que tuvo como emblema el bloqueo a la planta de combustible en Senkata, un punto estratégico que dejó desabastecida a La Paz y que de profundizarse tenía el potencial de tomar una dinámica similar a la “guerra del gas” de 2003. A su vez, el gobierno golpista de Áñez en Bolivia ya cuenta en su historial con decenas de muertos, cientos de heridos, cientos de detenidos, cientos de deportados, además de decenas de periodistas y agencias de información internacionales expulsadas del país.

Aunque la política del MAS se consolide y logre desactivar momentáneamente la movilización contra el golpe, la relación de fuerzas no está definida claramente en ningún sentido. Esta situación plantea que no se puede descartar que al calor de la resistencia se desarrolle una situación prerrevolucionaria o directamente revolucionaria si las masas logran vencer la política de diálogo y negociación, y radicalizan la resistencia a la violencia estatal.

En este marco es que se ha producido la querella persecutoria contra nuestro compañero del PTR chileno Dauno Tótoro, la detención arbitraria del corresponsal de la red en Bolivia, Carlos Cornejo. En Francia, el impulso de incipientes coordinadoras entre sectores de huelguistas, también es muestra de esta importante intervención de la FT.

Nuestro proyecto de una Red Internacional de diarios donde se puedan expresar los procesos más vivos de la lucha de clases, así como la lucha política por una perspectiva revolucionaria, debatiendo con las corrientes políticas y de la izquierda que también son parte de esos procesos, es parte de nuestra lucha internacionalista, junto a la pelea por construir partidos revolucionarios en cada país. La red cuenta actualmente con 12 ediciones nacionales y 8 idiomas (castellano, catalán, portugués, alemán, inglés, francés, italiano y una sección en turco).

Fuente del artículo: http://www.laizquierdadiario.com.ve/2019-el-ano-que-la-juventud-se-levanto-por-todo-el-mundo

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¿La diversidad (sexual) es revolucionaria? Reflexiones a 50 años de Stonewall

Por: Roberto Jara

El 28 de junio de 2019 se cumplirán 50 años de la Revuelta de Stonewall, que marca la fecha del Orgullo LGBTI desde entonces. El aniversario de una revuelta callejera de tres días contra la policía y sus abusos será celebrado en manifestaciones, pero también en “desfiles” con presencia policial, carrozas de empresas precarizadoras y actos de políticos de partidos capitalistas. ¿Qué ha pasado aquí?

¿La diversidad sexual (que en 75 países sigue siendo ilegal) ha perdido su potencial revolucionario? ¿Se ha convertido en una marca, a pesar de la creciente persecución con el auge de la extrema derecha? Trataremos de abordar estas cuestiones formulando una pregunta a la historia de las luchas de la diversidad sexual: ¿Cómo alcanzar una sociedad sin opresión ni explotación?

La respuesta te sorprenderá. O quizá no, ya que en la historia del marxismo revolucionario existe una tradición que busca poner en práctica formas de unir a distintos sectores oprimidos con la clase trabajadora, la clase que crea y sobre la que se sostiene el sistema capitalista. ¿Pero, qué tiene que ver la explotación asalariada con la moral sexual dominante?

El sistema capitalista encuentra múltiples beneficios en la familia patriarcal, donde reproducen nuevas generaciones de explotados, haciendo aparecer como “natural” que las mujeres sean quienes realicen de forma gratuita el trabajo doméstico y reproductivo. También en la familia patriarcal es donde las nuevas generaciones “aprenden” el respeto a la autoridad y la existencia de jerarquías como un “orden natural” que debe ser aceptado; una tarea que continuarán la Iglesia, la escuela y otras instituciones como el ejército.

Pero la familia patriarcal no se mantiene ni estática, ni por sí misma. En su continua evolución histórica, necesita una ideología que abarque otros aspectos de la vida y que no sólo imponga este modelo de familia como “natural”. Y ahí es donde entra en escena el rechazo sistémico a la diversidad sexual como parte del patriarcado. El capitalismo fortalece, reproduce y reinventa opresiones como el patriarcado y el racismo, o las implanta mediante la colonización allá donde no se dan.

La forma en la que se entrecruzan estas opresiones viene siendo un debate particularmente intenso en las últimas décadas en torno a la idea de interseccionalidad [1], especialmente desde las elaboraciones de feministas antirracistas, analizando como se complementan dobles o triples sistemas de opresión, aunque ha existido a lo largo de toda la historia del pensamiento marxista.

La cuestión de clase atraviesa todas estas opresiones. ¿Tienen los mismos intereses Ana Botín que las mujeres desahuciadas por el Banco Santander? ¿Tienen los mismos intereses Barack Obama que las clases populares de los países que ordenó bombardear? ¿Tienen los mismos intereses una joven lesbiana que aguanta burlas en un trabajo precario o una trans rechazada en el mundo laboral entrevista tras entrevista que los miembros de la Asociación de Empresas para Gays y Lesbianas (AEGAL) que organiza los World Pride en Madrid? Entendemos que no, y es en este punto donde aparece una vieja idea: la lucha de clases.

Es en este campo de batalla donde la articulación de un movimiento LGBTI en los marcos que impone el sistema capitalista conquista cada vez más derechos (siempre provisorios, hay que decirlo), pero a la medida del sistema. Éstos no sólo se dan para una parte de la población mundial relativamente pequeña, adaptándose a la impotencia del derecho burgués, sino que se convierten en un peón a sacrificar para el Estado capitalista “moderno” ante el auge de la extrema derecha. Dicho de otra manera, la (frágil) igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida.

En este sentido apunta Daniel Bernabé en su libro La trampa de la diversidad, que: “así la consecución de los derechos LGBT se concibe como una cuestión de acceso a los bienes y el respeto que la sociedad tributa de manera meritocrática. De esta manera, se está transmitiendo el mensaje de que los problemas que encuentra un homosexual no son sistémicos, sino derivados de la actitud del individuo.” [2]

Esto es lucha de clases, concretamente, un caballo de Troya de una clase capitalista que lleva 40 años de restauración neoliberal ensayando el equilibrio entre cooptación y represión para neutralizar las luchas que apunten contra la explotación de la clase trabajadora o contra los sistemas de opresión patriarcal y racista que se usan para fragmentarla y mantener su situación. Porque si las luchas contra las opresiones se escinden de la lucha contra la explotación de clase, el sistema logra mantenerse y reconvertirse”.

Josefina Martínez señalaba en un artículo anterior de Contrapunto: [3] “Desde una perspectiva emancipatoria se busca que ninguna diferencia en el color de la piel, en el lugar de nacimiento, el sexo biológico o la elección sexual puedan ser la base de una opresión, un agravio o una desigualdad […] Pero en el caso de la diferencia de clase, se trata de eliminarla como tal, que no exista más. La clase trabajadora, mediante la lucha contra las relaciones sociales capitalistas, busca la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción, lo que implica la eliminación de la burguesía como clase y la posibilidad de terminar con toda sociedad de clases.”

La historia de la lucha por la diversidad sexual ha sido en cierta medida, también la historia de la lucha de clases, ambas en una encrucijada que ha tenido un largo recorrido histórico. A través de esa encrucijada queremos preguntarnos un par de cosas sobre la interseccionalidad: ¿cuáles son las causas de las opresiones que se cruzan? y, sobre todo ¿cómo liberarnos de las mismas? Retrocedemos 50 años frente al Stonewall Inn para reflexionar sobre esta historia.

Una revolución sexual en medio de la lucha de clases

El 28 de junio de 1969 la policía se hizo presente en el Stonewall Inn, de Nueva York, para humillar y detener a quienes estaban en el bar en una redada, la cual fue respondida con una revuelta callejera que duró tres noches.

La etapa que arrancaría tras el Stonewall en el movimiento por la liberación sexual encuentra un nuevo centro de gravedad: la transformación de las relaciones sociales. En la década del ’60 los movimientos de mujeres y por la liberación sexual comenzaron a desarrollarse significativamente, en gran parte del planeta, conquistando importantes reformas, arrancando leyes a los parlamentos, desterrando prejuicios y ganando en visibilización y reconocimiento.

Un extendido proceso de radicalización atravesó los continentes desde mediados de los ’60 hasta inicios de los ‘80. Durante este período, Estados Unidos era derrotado en la guerra de Vietnam, millares de obreros iban a la huelga general junto a los estudiantes protagonizando el Mayo Francés, la clase trabajadora chilena se organizaba en los cordones industriales, el pueblo checo enfrentaba a los tanques de la burocracia estalinista en la Primavera de Praga, obreros y estudiantes herían de muerte a la dictadura argentina en el Cordobazo, el pueblo de Portugal tiraba abajo la dictadura con la Revolución de los Claveles, etc.

Entonces, ¿cómo se pasó de aquel momento de radicalidad política a concebir la cuestión de la “diversidad” solo como una cuestión identitaria? ¿Por qué se dejó de cuestionar las bases del sistema capitalista de conjunto? Para entender las derivas de la diversidad sexual en este sentido, hay que tomar en cuenta, entre otros factores importantes, cuál era la posición de las organizaciones tradicionales de la izquierda y los sindicatos sobre estos temas.]

Es un hecho que, con el auge del neoliberalismo, las luchas por la diversidad se encuentran muy limitadas por las aspiraciones de reconocimiento y visibilización, sin cuestionar mayoritariamente la explotación capitalista. Entran en juego aquí elementos sociales de magnitud, como la ofensiva neoliberal y los ataques a conquistas sociales en todos los terrenos, que acompañaron un reflujo de la lucha de clases.

Sin embargo sería equivocado explicar el devenir de la diversidad solo como “trampa”, sin contextualizar que cuando un sector significativo de la juventud y la clase trabajadora tendía hacia posiciones abiertamente anticapitalista durante los años 60 y 70, las grandes organizaciones obreras, es decir, los partidos socialdemócratas y comunistas, conservaron en buena parte sus tradicionales posiciones LGBTIfóbicas, considerando aquello que no era heterosexual como una “desviación” impropia de la clase trabajadora, dando la espalda a los movimientos de liberación de la mujer y LGBTI, que experimentaban un auge y radicalización en numerosos países.

Por ejemplo, en el caso del Partido Comunista Francés (PCF), su rol burocrático y conciliador con la burguesía a través de la firma de los acuerdos de Grenelle después del 68 y la desconvocatoria de huelgas, se sumará a la calificación de la diversidad sexual como “pederastas” a través de su candidato presidencial, Jacques Duclos en 1971. La República Democrática Alemana siguió aplicando el artículo 175 que permitía encarcelar personas LGBTI (también la Alemania capitalista). Y la Cuba castrista respondía a las esperanzas de miles de personas LGBTI que apoyaron la revolución, encerrándoles en los campos de la UMAP entre 1965 y 1968 o siendo expulsados del Partido Comunista en 1971.

De esta forma, la situación de la diversidad sexual en los países socialistas no era muy diferente a la que había en los países capitalistas, donde también muchas personas sufrían persecución judicial, policial, social y psiquiátrica. Algo que gran parte de la izquierda tradicional no cuestionaba al Estado burgués y patriarcal. En la URSS también se había vivido una contrarrevolución social de este tipo: gran parte de las revolucionarias y revolucionarios que vivió la Revolución Rusa y la despenalización de la homosexualidad en la URSS tuvo que enfrentarse al encarcelamiento en 1934 por parte del aparato estalinista.

Este terrible historial, junto con múltiples derivas ideológicas, es una de las razones por las que estos movimientos por la diversidad sexual iniciaron un efecto rebote y buena parte se desligaron de las organizaciones que aglutinaban a la clase trabajadora en los partidos comunistas o los sindicatos burocratizados. Por lo general, y especialmente en el contexto del Mayo Francés, se dividieron en tres grandes sectores: los que seguían de forma semioculta en los partidos maoístas y estalinistas; los que rompieron con las organizaciones obreras y sus estrategias, enfocando sus derivas ideológicas hacia el autonomismo y el posmodernismo; y una tercera parte minoritaria, que trataba de combinar las reivindicaciones y estrategias revolucionarias de la clase obrera, feministas y LGBTI, en buena parte promovidas por pequeños grupos de extrema izquierda trotskistas.

A pesar de ello, los años 70 verían nacer los Frentes de Liberación Homosexual (FLH) en toda Europa y América. Estas combativas organizaciones son en buena parte descendientes del “espíritu del Stonewall” y eclosionan como una de las alas más revolucionarias de los movimientos de liberación sexual, desde una óptica de alianza con el movimiento obrero y con los movimientos antirracistas, antiimperialistas y de emancipación de la mujer, peleando así por los derechos de las personas LGBTI con un discurso que ataca también a la sociedad capitalista como culpable de esas diversas opresiones.

Uno de los puntos más fuertes de estos grupos será precisamente el intento de tejer alianzas con el antirracismo. Así como habían participado en las marchas a las cárceles por la liberación de Panteras Negras, uno de sus fundadores, Huey Newton, expresaría en un discurso en 1970 que “a los homosexuales nadie les está regalando ninguna libertad. Tal vez estemos unidos, siendo los más oprimidos en esta sociedad. […] Más allá de los prejuicios, un homosexual puede ser un revolucionario. Deberíamos intentar una coalición con la liberación gay y los grupos de liberación de la mujer.” [4]

Este ejemplo de alianzas sucede mientras la persecución policial era brutal y la mayor parte de la población, incluida gran parte de la clase trabajadora consideraba la diversidad sexual como algo que condenar y de lo que alejar a sus hijos.

Las Panteras Negras aportaron ideas y métodos sobre autodefensa al movimiento LGBTI y así mismo pudieron discutir las ideas en el seno de la propia organización acerca de que la diversidad sexual y el aborto eran un invento de la supremacía blanca para disminuir el número de niños negros. Por otro lado, también sectores obreros pudieron rebatir los prejuicios sobre la diversidad sexual. Y esto se consiguió al calor de la lucha y la solidaridad entre sectores oprimidos.

Los FLH también crearían alianzas en conflictos obreros, como apoyando a los transportistas de San Francisco en huelga en 1971, recibiendo el apoyo de los trabajadores de la construcción en Sidney, que pararon la construcción de la universidad hasta que los alumnos LGBTI fueran readmitidos en 1978 o por parte de la sección francesa, el FHAR, que marchaba los días 1 de mayo desde 1971 con la consigna “Abajo con la dictadura de la normalidad”. Esta era su argumentación:

“Para nosotras, la lucha de clases también atraviesa nuestros cuerpos. Lo cual significa que nuestro rechazo a la dictadura burguesa también lo es por liberar el cuerpo de esta prisión en la que ha sido sistemáticamente encerrado por 2.000 años de represión sexual, de trabajo alienado, de opresión económica. Por tanto, no hay posibilidad de separar nuestra lucha por la libertad sexual, por la liberación del deseo, de nuestra lucha anticapitalista, por una sociedad sin clases, sin amos ni esclavos” [5]

Uno de los mayores episodios de esta solidaridad sería la creación de Lesbians and Gays Support the Miners en apoyo a la huelga minera de 1984-1985 en Gran Bretaña, logrando recaudar más de 20.000 libras para entregarlo en metálico a la caja de resistencia, ya que el gobierno de Thatcher había confiscado las cuentas bancarias del Sindicato Nacional de Mineros (NUM). En 1988 los mineros estuvieron entre los principales aliados de la comunidad LGBTI durante la campaña contra la Enmienda 28, que prohibía “promocionar intencionadamente la homosexualidad, publicar material con la intención de promocionar la homosexualidad”, participando en las marchas del Orgullo LGBTI de los años posteriores, y forzando el apoyo del Partido Laborista a la campaña gracias a la presión del Sindicato Nacional de Mineros.

Desde hace 35 años se puede observar cambios de orientación en las luchas de la diversidad sexual, retrocediendo de la ofensiva por transformar radicalmente el mundo a la resistencia ante la agenda neoliberal, la aparición del VIH y la restauración conservadora de mediados de los años 1980. Sin embargo, la tradición de transformación radical de la sociedad no termina aquí. En la segunda parte de este artículo abordaremos estos cambios, llegando hasta las perspectivas actuales.

NOTAS AL PIE

[1Martínez, Josefina; Feminismo, interseccionalidad y marxismo: debates sobre género, raza y clase , Contrapunto nº1, febrero 2019 en https://www.izquierdadiario.es/Feminismo-interseccionalidad-y-marxismo-debates-sobre-genero-raza-y-clase-124548
[2Bernabé D., (2018) La trampa de la diversidad: cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora, Madrid, Akal, p.133
[3Martínez, Josefina; Feminismo, interseccionalidad y marxismo: debates sobre género, raza y clase , Contrapunto nº1, febrero 2019 en https://www.izquierdadiario.es/Feminismo-interseccionalidad-y-marxismo-debates-sobre-genero-raza-y-clase-124548
[4Newton, H. (1970) The women’s liberation and gay liberation movements, Nueva York, www.blackpast.org/speeches, traducción del autor
[54FHAR, (1971) Rapport contre la normalité, París, Champ libre, traducción del autor.
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-diversidad-sexual-es-revolucionaria-Reflexiones-a-50-anos-de-Stonewall
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