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Qué hacemos y cómo evaluamos lo que aprendemos

Por: Jaume Carbonell

Compartir saberes y aprendizajes en una red de centros que pretende la cooperación para el fortalecimiento del conocimiento pedagógico y de las relaciones entre agentes educativos.

¿Hacia dónde tiene que ir la red en esta nueva época?

Esta es la pregunta que polariza el encuentro inicial del cuarto año de funcionamiento de la AEX, celebrada el pasado 16 de noviembre en Instituto Icaria de Barcelona, al que asiste una representación de todos los centros. La modera Juanmi Muñoz, asesor técnico docente del Centro de Recursos Pedagógicos del distrito de Sant Martí, que se ocupa de la secretaria técnica del proyecto. En primer lugar, se exponen las propuestas que han sido previamente  discutidas en los claustros. Unas tratan de dar continuidad a los proyectos intercentros que ya funcionan mientras otros sugieren nuevas iniciativas: evaluación del alumnado; desarrollo sostenible; identificación de los edificios singulares del barrio con una mirada matemática y social; estrategias para potenciar la reflexión ante los conflictos; papel de los contenidos en el curículum; emociones y su acompañamiento; actividades del alumnado de 6º de primaria con los institutos con el objeto de conocer los espacios y las dinámicas para disminuir “el miedo” al cambio; transformación de los espacios; robótica; atención a la diversidad real; convivencia; acogida de los inmigrantes; evaluación…

Las propuestas se combinan con reflexiones: “Somos conscientes de la riqueza de los contactos en red pero, hasta ahora, nos llega como un trabajo añadido a muchas cosas que ya hacemos. Quizás el esfuerzo ha de venir por incorporarlo al currículum ordinario sin carga extra de trabajo… A veces tengo la sensación de que nos auto-ahogamos” tratando de participar en actividades que nos suponen un sobreesfuerzo organizativo, que sí que aportan intercambio entre el alumnado y un “salir de la rutina” a los centros pero no necesariamente una transformación de las creencias, las maneras, los planteamientos del propio centro. En algunos lugares ya se hace pero no en otros o, al menos, de manera suficiente. Asimismo, se insiste en el impacto del conjunto de actividades: en los alumnos para que valoren qué y cómo han aprendido; en el profesorado porque implica que se plantean modificar su prácticas y, en los centros, porque algún aspecto de la mirada, la organización y el funcionamiento se modifica  como consecuencia de la experiencia, se institucionaliza.

Una demanda común es la búsqueda de tiempos para una reflexión pausada y profunda que permita compartir conocimiento pedagógico para ver qué supone estar en una red para el cambio -¿qué cambio? ¿para qué? ¿hacia dónde?-; y cómo evoluciona cada centro, con sus potencialidades y dificultades: cuál es su mapa de crecimiento. Se suceden las intervenciones que van dando cuerpo a la práctica reflexiva, a la necesidad de ir más a fondo, más allá del mero intercambio, y al modo de hacer efectiva esta reflexión: ¿De qué manera podemos seguir compartiendo y contrastando nuestras necesidades y potencialidades?  ¿A partir de qué elementos comunes y sobre proyectos y acciones concretas para no irse por las ramas perderse en abstracciones?

Se recuerda que el objetivo de la red es cooperar y no competir -un mantra que inspira cualquier dinámica educativa-; que cada centro aprenda; que cada profesor se empodere; y que la innovación vaya creciendo para ir averiguando, tanto docentes como familias qué y cómo se aprende- Algo que se propone hacer en grupos reducidos. Para ello se constituye un grupo motor encargado de definir mejor las preguntas que suscita  la evaluación -el qué y el cómo-  y estructurar el proceso de debate hasta el próximo encuentro.  En el ambiente flota una preocupación: cómo hacer un buen traspaso al claustro. El encuentro se cierra con diversas informaciones relativas a los soportes digitales de  “Las redes para la transformación educativa” que operan en el conjunto de Catalunya; y  con una visita al instituto.

Una aventura pedagógica en cuatro fases

La AEX, que tiene como lema “compartir conocimiento, construir comunidad”,  nace con la voluntad de canalizar las inquietudes y dinámicas educativas del profesorado de esta zona para la mejora de la educación a partir del diálogo entre los centros y la implicación de la administración educativa. Se trata de ir construyendo y enriqueciendo un proyecto colectivo en el que se vayan integrando metodologías de trabajo colaborativo desde el territorio y desde los centros, entre los docentes y entre todos los colectivos de la comunidad educativa. El grupo  motor que lo impulsa lo forman las direcciones de los centros,  un asesor externo de la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona), el Centro de Recursos Pedagógicos, la inspección educativa y los servicios educativos del distrito. Hace un año parte de los centros de esta red se incorporaron al proyecto “redes para el cambio”, dependiente del Consorcio de Educación de Barcelona (organismo mixto del Ayuntamiento de Barcelona y del Departamento de Enseñanza de la Generalitat de Catalunya); y en esta reunión se oficializa la incorporación de toda la red AEX a las “Redes para el cambio” (diecisiete centros de infantil-primaria y secundaria, quince públicos y dos concertados).

El asesor y dinamizador externo, Màrius Martínez, pone el énfasis en la transferencia del conocimiento para ponerlo a disposición de la comunidad educativa y en el trabajo colaborativo basado en el diálogo. “El diálogo permite construir propuestas basadas en la validez de los argumentos de quien los formula y e la aprobación del grupo de trabajo, independientemente del centro de procedencia y de la posición que ocupa cada uno, independientemente del centro de procedencia y de la posición que ocupa cada uno.

El primer año de andadura cada centro escribió un artículo sobre una experiencia que estimaba de valor que posteriormente se compartía y contrastaba con otros centros. En el transcurso del segundo curso se organizaron visitas de aprendizaje a los centros; seminarios para profundizar en una experiencia o dinámica educativa concreta, y se iniciaron proyectos compartidos entre los centros que se fueron  desarrollando de forma más sistemática durante el tercer curso (el cuarto se inicia con el encuentro descrito en el apartado anterior).

Hoy, 28 de junio, asistimos al pleno que cierra el tercer curso, con la asistencia de unos 300 docentes de Infantil, Primaria y Secundaria. Se inicia con los parlamentos del Comisionado de Educación del Ayuntamiento de Barcelona, Miquel Àngel Essomba, quien valora y estima que esta  red constituye una anomalía en medio del discurso neoliberal de la competencia entre centros; y de la gerente del Consorcio de Educación, que se refiere al proyecto de “Redes para el cambio”, distribuidas  en toda la ciudad para promover la cooperación y la equidad educativa.

A continuación se presenta y comenta una muestra de los 17 proyectos  compartidos entre distintos centros y niveles educativos (pueden consultarse en esta web), en torno a la ciencia o a Barcelona como ciudad refugio, entre otros.  Se subrayan las fortalezas y logros alcanzados, lo que se está aprendiendo, la colaboración de los diversos agentes, las metodologías empleadas, el grado de investigación o el conocimiento pedagógico generado. La evaluación formativa, considerada como el motor del aprendizaje,  planea en el conjunto de experiencias. Al final se lanzan algunos retos para el nuevo curso: cómo incrementar la participación en el centro; qué temas hay que seguir trabajando; cómo reflexionar sobre los proyectos realizados; o cómo impacta el trabajo en red en el aprendizaje.

Cómo se vive en dos escuelas

¿Qué les aporta en concreto la red? Maria Marquès, directora de la escuela Villa Olímpica, sostiene que lo primero ha sido conocer los otros centros del entorno. “No nos conocíamos. Hemos podido contrastar diferentes puntos pedagógicos y organizativos. Y aprovecharnos de los puntos fuertes de todos para ser más fuertes”.  Les ha sido de gran utilidad el trabajo de evaluación compartido con otros centros, creando instrumentos de autoevaluación y coevaluación junto con el alumnado. “Lo hemos podido aplicar a varios proyectos y grupos de trabajo. También han compartido un proyecto de transversalidad inclusiva que nace con el propósito de abrir espacios y dinámicas relacionadas con el tiempo libre.

¿Y qué han aportado? Sobre todo un proyecto inclusivo de atención a la diversidad que vienen experimentando desde hace veinte años y que da respuesta a todo al alumnado, no sólo al que requiere necesidades educativas especiales. Para ello han logrado atender las aulas con dos maestros en algunos momentos educativos clave como el trabajo por rincones, el aprendizaje de las materias instrumentales como el aprendizaje de las tres lenguas  (es un centro que desde sus inicios se aplica un plan experimental de enseñanza trilingüe: catalán, castellano e inglés); y en Infantil el espacio de psicomotricidad. Y el alumnado con necesidades educativas especiales o diversidad funcional,  es atendido por tres personas, con la incorporación del soporte específico de Educación Especial. Hemos demostrado que con un claustro habitual es posible esta organización. Este trabajo en red lo impulsa la comisión pedagógica, compuesta por los miembros del equipo directivo y los coordinadores de ciclo, que se reúnen quincenalmente.

En la escuela Fluvià conversamos con dos maestras de parvulario ambas de P-4-, Lola Cañas y Maria Gracia, y una de 1º de Primaria, Empar Pina. Ella ha participado activamente en el proyecto “Bombolla” (burbuja) y “Pequeños oceanógrafos” , desarrollado con otros cinco centros de Primaria y Secundaria donde se trabajó todo lo concerniente al mar: los estados del agua, las corrientes marinas, la vida,… con la colaboración de técnicos y científicos del Instituto de Ciencias del Mar. “Lo aprendimos todo de todos”. Lola ha participado en el proyecto en torno al cambio de patio como entorno natural: de cómo se ha ido transformando. Recibieron la visita de otro centro y han ido trabajando el patio como espacio de juego y aprendizaje. La intervención de María no ha sido tan directa pero está igualmente muy sensibilizada en torno al proyecto que ha seguido en las reuniones de ciclo y de claustro.

¿Qué aportan? Lo tienen muy claro: su mochila personal y profesional cargada de experiencia, calidad y entusiasmo. Piensan que en el futuro hay que seguir enriqueciendo las conexiones  con otros centros, pero añaden algunos matices. Para Maria la red tiene que tirar más y articularse con el proyecto curricular de centro, garantizando la participación de todos. Lola alude a la falta de tiempo: “Cuesta encontrar momentos desde la locura de cada día”. Y Empar sostiene que la red favorece el cambio pero que hay que encontrar las escuelas que encajen con tu contexto y manera de trabajar: no sirve cualquier centro.

La escuela, además del patio habitual, dispone de un amplio descampado que con el tiempo han ido adecentado, convirtiéndolo en un espacio lleno de posibilidades para el desarrollo del juego y diversos aprendizajes. Llama la atención diversas estructuras de palos para levantar las típicas tiendas tipis, una muy bien acabada cabaña de madera, llantas de ruedas y troncos situados en círculo a modo de improvisadas sillas, un huerto, una balsa y cantidad de árboles y plantas que van embelleciendo el entorno. Están  orgullosas del trabajo en torno a este espacio privilegiado, que cuente con la activa la colaboración de las familias. Muy orgullosas. Y no es para menos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/11/29/que-hacemos-y-como-evaluamos-lo-que-aprendemos/

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Decálogo para impulsar la participación de las familias

Por: Jaume Carbonell

Diez propuestas para avanzar hacia una participación más democrática y eficiente.

Las familias no forman parte del problema sino de la solución; y, por tanto, familia-escuela están condenadas a entenderse. Mal andamos si no partimos de estas dos premisas. Ello exige alianzas, sinergias y complicidades para compartir, cooperar y participar en todo aquello que contribuye al bienestar de la infancia, a la mejora de la enseñanza y a la transformación educativa. Para ello tienen que buscarse formas para conocerse mejor y para ponerse en la piel del otro. Hay centros que lo facilitan o se resisten a ello. Veámoslo con un ejemplo sobre las entradas y salidas. Hay situaciones en que las familias aguardan a sus hijos en la calle, tras la verja del patio. En otras se alcanza franquearlo y llegar hasta la entrada del edificio. Y las hay que incluso pueden permanecer un rato en el aula y a menudo se les invita a colaborar en distintas tareas complementarias y de acompañamiento. ¿Y por qué no tienen derecho a disponer de un espacio propio, al igual que existe la sala de profesores? ¿Acaso ello no enriquecería el contacto entre las familias y con el centro? Diversas investigaciones muestran que los vínculos, con frecuencia, se refuerzan más en momentos y espacios no formales que en las reuniones al uso.

Son varias las razones que explican las dificultades de la participación por parte de los diversos actores educativos. Una tiene que ver con estas preguntas: ¿Mi participación será efectiva? ¿Podré intervenir en la toma de decisiones? ¿Y lo que se decida, será importante? El tiempo es escaso y a nadie le satisface perderlo sintiéndose como un convidado de piedra o un comparsa de lo que otros deciden. Pongamos que hablamos, por ejemplo, de los consejos escolares o de otros órganos de representación formal en que padres y madres -por no hablar del alumnado- perciben que los debates ya han tenido lugar en otras instancias y que los acuerdos ya han sido prácticamente cerrados: solo se les pide su ratificación. Y poco más. La disyuntiva es clara: ¿Se sigue apostando prioritariamente por meros organismos de representación formal o estos u otros logran transformarse en organismos vivos de participación sostenible y de profundización democrática?

¿Cómo avanzar hacia esta necesaria colaboración familia-escuela mediante esta nueva dinámica democrática? A título ilustrativo mencionamos diez puntos que afectan de lleno al porvenir de las escuelas.

  1. 1.A favor de la inclusión y contra toda segregación. Es responsabilidad de todos los actores de la comunidad educativa velar por que se haga efectiva la igualdad de oportunidades y la equidad; para evitar que el centro se convierta en un gueto o que promueva la estigmatización y clasificación del alumnado; y para combatir cualquier discriminación en razón de sexo, etnia o ideología con el objeto de garantizar el pluralismo y la inclusión.
  2. Calidad de la enseñanza. Un principio que tiene que ver con las ratios en las aulas, el tamaño del centro, con los diversos equipamientos, servicios y recursos. También con la suficiente dotación y formación del profesorado y de otros profesionales para atender las crecientes necesidades psicosociales del alumnado.
  3. Educación a tiempo completo. La enseñanza no se reduce al currículo sino que incluye el conjunto de las llamadas actividades extraescolares o complementarias. Todo ello forma parte del derecho a la educación y la comunidad tiene la responsabilidad de hacerlo efectivo en todos los centros escolares, y de modo especial en los que optan por la jornada continua.
  4. Expansión del proyecto educativo a todo el territorio. Porque, en cierto sentido, también este forma parte del aprendizaje situado que conecta con la realidad. De ahí la importancia de movilizar todos los espacios, servicios, actores y oportunidades educativas. Que no son pocas.
  5. Intercambio de conocimientos. Se basa en la idea de trueque y en el principio de reciprocidad en el que se intercambian tiempos, saberes y habilidades entre docentes, alumnos, padres y madres y cualquier vecino mediante una red territorial en la que se cubren necesidades y ofertas. Al propio tiempo también se modifican los roles.
  6. Deberes y tareas compartidas. Se trata de compartir en casa y en familia lecturas, visionados de películas y documentales, diarios de viaje, libros de vida e historias familiares, preguntas y consultas en torno a proyectos u otras actividades escolares. Siempre con el propósito de hacer partícipes a los padres del proceso de enseñanza y aprendizaje.
  7. Espacios más ricos y diversificados. Pensar en una escuela más verde y sostenible, con energías renovables, una alimentación más sana con productos de proximidad y una mayor presencia de la naturaleza. En este sentido convine una transformación radical de los patios para optimizar sus posibilidades como espacio de juego, aventura, encuentro y aprendizaje.
  8. Escuela de madres y padres. Promover su formación permanente para establecer puentes entre la educación escolar y familiar a través de espacios de debate sobre cuestiones relevantes, dinámicas grupales, servicios de asesoramiento y orientación y otro tipo de ofertas en colaboración con las entidades del territorio.
  9. Comunicación virtual y presencial. Hacer un buen uso de los canales de de las redes sociales no solo para facilitar información sino también para intensificar la comunicación. Y, al propio tiempo, buscar nuevas fórmulas atractivas para las reuniones presenciales, complementadas con manifestaciones artísticas o presentación de nuevos materiales y trabajos escolares.
  10. Comisiones mixtas. La mejor forma de trenzar vínculos entre familia-escuela es la de compartir espacios de debate, propuestas y toma de decisiones en torno a los más diversos ámbitos del centro: actualización del proyecto educativo, programación de actividades, gestión del comedor, inventario de necesidades y mejoras, transformación del patio escolar,…

Pueden ser estas diez u otras veinte. En cualquier caso, lo imprescindible es potenciar la democracia participativa y compartida de los actores educativos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/03/21/decalogo-para-impulsar-la-participacion-de-las-familias/

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Decálogo para una ciudadanía democrática

Por: Jaume Carbonell

La ciudadanía no se transmite sino que se practica: desde la Educación Infantil hasta la Universidad.

¿De qué estamos hablando cuando hablamos de ciudadanía? ¿Cómo y dónde se construye? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? ¿En qué punto del camino nos encontramos? Estas son algunos de los interrogantes que se plantearon en la mesa redonda Educación para la ciudadanía y formación del profesorado en el encuentro que, bajo el mismo título pero con este añadido: “Una alianza  entre escuela y territorio”, tuvo lugar los días 7 y 8 de marzo en la Facultad de Ciencias de la Educación. Estas preocupaciones están presentes en un par de proyectos de investigación Erasmus en los que participa la Universidad de Sevilla en colaboración con otras universidades europeas.

En esta mesa participaron Elisabetta Nigris (Universitá di Milano-Bicocca), Rafael Porlán (Universidad de Sevilla) y Carmen Rosa García (presidenta de la Asociación de Profesorado Universitario de Didáctica de las Ciencias Sociales). Un debate que dio mucho juego, moderado con el buen oficio de Paco García, docente de la Universidad anfitriona. Como ocurre en otras ocasiones, la intervenciones bascularon entre el análisis de la situación actual, de tintes grisáceos que no invitaban al optimismo, en contraste con posicionamientos, proyectos y experiencias que apuntan a un futuro esperanzador. Todo ello puede sintetizarse en el siguiente decálogo:

  1. La educación para la ciudadanía no se construye a través de los contenidos sino de la vida y práctica cotidiana con la activa participación del alumnado y de otros agentes sociales en el espacio público que transita entre la escuela y el territorio.
  2. Uno de sus objetivos es la comprensión y reconstrucción del mundo. Ello supone luchar contra la ignorancia y a favor de una cultura popular, común, básica y crítica que permita afrontar la complejidad de los problemas actuales y avanzar hacia una transformación educativa y social.
  3. La ciudadanía se construye integrando el pensamiento común y forjando identidades individuales y colectivas diversas, cambiantes y cada día más complejas debido a la creciente presencia de las redes sociales y otros entornos de socialización.
  4. La conversación y el debate son claves en la formación del profesorado, y se enriquecen con la argumentación, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y la igualdad de condiciones en el uso de la libre expresión por parte del profesorado y del alumnado.
  5. El modelo pedagógico tradicional aún muy arraigado, en la medida que reproduce estructuras autoritarias y la fragmentación del saber, constituye un gran obstáculo para el desarrollo del pensamiento crítico y el cultivo de los valores propios de una ciudadanía democrática.
  6. Hay que tomar conciencia y hacer frente a las derivas neoconservadoras y antidemocráticas con el ascenso de los populismos, la posverdad, la xenofobia y los discursos de odio que se extienden de forma viral en los medios de comunicación y en las redes sociales.
  7. La ciudadanía democrática se percibe también en las actitudes y comportamientos docentes. De ahí la necesidad de ofrecer al alumnado ejemplos de coherencia entre lo que se piensa, se dice y se habla. Nunca puede deslindarse el cambio personal de la transformación colectiva.
  8. Para contrarrestar los mecanismos de poder jerárquico y corporativo,conviene crear equipos multidisciplinares e interniveles que promuevan la investigación y la experimentación en los distintos centros y espacios potencialmente educativos del territorio.
  9. Hay evidencias de que los profesores se convierten en innovadores cuando se crean las condiciones adecuadas para ello, con una adecuada formación, apoyo institucional y compromiso paciente y sostenido en el tiempo. Un requisito imprescindible es el acompañamiento, no impuesto pero si orientado.
  10. La educación democrática se trabaja, al propio tiempo, en los ámbitos micro (el aula), meso (el centro) y macro (la política educativa). Los cambios en estos tres ámbitos se retroalimentan. Para ello es fundamental disponer de políticas a largo plazo que integren estas necesidades, demandas e intervenciones.

Todos estos puntos se vertebran a partir de este triángulo: investigación-formación-acción. Y de la convicción profunda de que la institución escolar no prepara para la ciudadanía del futuro sino que la democracia se practica y se aprende desde la educación infantil y prosigue hasta la Universidad de forma sostenida e ininterrumpida. Porque la infancia y la juventud son sujetos de pleno derecho que conviven y crecen en una sociedad democrática en miniatura que también tienen que enriquecer y fortalecer. Este es uno de los retos mayúsculos pero también más hermosos como ponen de manifiesto diversas experiencias radicalmente democráticas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/03/14/decalogo-para-una-ciudadania-democratica/

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Escola Josep Maria Sagarra: un proyecto Magnet que garantiza la equidad y transforma el centro de arriba abajo

Por: Jaume Carbonell

La colaboración de un centro con un museo de arte contemporáneo enriquece la creatividad, el pensamiento crítico y la innovación

Hacer, pensar y comunicar

El alumnado de 5º de Primaria está trabajando la obra de Joan Brossa – poeta visual muy performativo del cual se está exponiendo su obra en el MACBA (Museu d´Art Contemporani de Barcelona)-, y ahora explican al grupo de P5 (Infantil de cinco años) el espacio museizado que han creado con algunas actividades. Les muestran algo del contenido, fiel a la propuesta de este artista para el que la poesía es un juego que puede encontrarse en cualquier rincón; les preguntan si les gusta la letra A, una de sus preferidas: y les plantean que asocien una serie de palabras con sus correspondientes objetos: expulsión, gigante, seco, cuento,… También les invitan a que vuelvan en otro momento, tomen su bandeja con plato, vaso y cubiertos, elijan su menú-poema, consistente en breves fragmentos escritos en tiras de papel coloreadas,  y se sientan a la mesa, pulcramente decorada con producciones artísticas infantiles. Y se atrevan a recitar los poemas.

Cualquier producción artística que tiene lugar en aula se explica y comparte con el resto del centro, siguiendo las tres máximas que orientan el Programa Magnet en alianza con el MACBA: hacer, pensar y comunicar. Este proyecto, inspirado en las Escuelas Magnet de Estados Unidos, parte de una estrategia de innovación pedagógica donde la escuela y una institución de prestigio cultural o científico se alían para combatir la segregación escolar y garantizar una oferta educativa de alta calidad y equidad para todo el alumnado, convirtiéndose en un referente en el territorio.

En el recorrido por la escuela y en la conversación en el transcurso de la mañana nos acompañan las tres maestras del equipo directivo que cumple su tercer año: Isabel Corral, directora; Cristina Pérez, jefa de estudios; y María Iglesias, secretaria. Nos detenemos en un rincón donde, encima de un par de mesas, se pueden ver un pequeño futbolín, , laberintos y diversos juegos de mesa, el embrión de una futura ludoteca. Los construyeron durante las vacaciones de Navidad donde tenían que inventarse y construir un juego con la colaboración de la familia. En el período estival en una caja se plantea un título para provocar la reacción del alumno a llenar o transformarla con las vivencias y los colores del verano. “Este es el tipo de deberes que ponemos en el Sagarra”.

Existe un aula específica de arte pero éste se encuentra  presente en las aulas de matemáticas o de ciencia, en todos los pasillos y rincones del centro, menos en el patio: la asignatura pendiente. Disponen de gran cantidad de espacios que los van reconvirtiendo en función de los proyectos y de las necesidades; aunque les costó lo suyo hacer un buen uso de ellos. Ahora, sin duda, lo han logrado, desplegando grandes dosis de imaginación. “Hay que educar la mirada y no sólo fijarla en las paredes que es donde va nuestra vista”. Por eso han colgado estructuras artísticas en el techo o figuran pistas y frases en el suelo: “I wil not making any more boring art”. Aquí también lo tienen muy claro: el aburrimiento está desterrado, porque se mantienen fieles a la máxima horaciana del aprender jugando. En un rincón se les ofrece dibujar y pintar al espejo con unos rotuladores. En otro plasmar en una palabra lo que les sugiere una fotografía: esfuerzo, alegría, honor, felicidad,… Nos cruzamos con tres grandes espejos, un par de ellos cóncavos y convexos, para recrearse en la magia.

Hay espacios que se convierten en temporales y permanentes pero los hay también efímeros, como el que se propuso construir con papel al alumnado. “Nosotras lanzamos la idea pero fueron ellos los que decidieron hacer un laberinto con bolas de papel”. Los espacios son siempre el resultado de una acción que activa el pensamiento y la imaginación. Por otra parte, se plantea tomar un tema central a desarrollar durante  el curso por parte de todo el colegio. Hace tres años se eligió el dibujo como instrumento de conocimiento. Se vinculó a distintas áreas y culminó con la gran fiesta del dibujo, con diversas actividades en torno a esta expresión artística. Y este año se ha elegido el juego. Se trabaja con la misma perspectiva interdisciplinar y también terminará con una fiesta: “El Sagarra juega”, en que cada maestro y maestra prepararán un taller en torno a un juego tradicional o de patio por donde los alumnos irán pasando.

“Los proyectos que se trabajan suelen centrarse en torno al medio ambiente o a la lengua, nunca específicamente al arte. Pero éste puede servir de excusa para iniciarlo, para introducirlo durante su desarrollo o bien se incorpora al final con una exposición, una perfomance, o una acción con la participación de las familias”. No hay un modelo estandar, sino que se adapta con flexibilidad a las necesidades de cada momento.

Magnetismos que dan identidad y cohesión a  la comunidad educativa. O cuando “el arte es tan divertido como la Play”

El centro está situado en la parte alta de Barcelona, en la encrucijada de tres barrios: Vallcarca-Penitents, la Teixonera y El Coll. Se trata de una zona con una alta concentración de escuelas. Y la suya, desde hacía años, a causa sobre todo de la presencia de alumnado inmigrante, llevaba el estigma y la etiqueta de la segregación, con un índice de matrícula muy bajo  pero con mucha matrícula viva (alumnos que entran y salen durante el curso). La introducción hace seis cursos del Proyecto Magnet, que le daba una marca de prestigio fue el antídoto ideal para darle la vuelta a esta situación. “A partir de entonces empezó a llegar un tipo de familias interesadas por el proyecto. Hace un par de años incluso tuvimos más oferta que demanda, y en éste se ha equilibrado. Pero lo más importante es que ahora,  a diferencia de lo que ocurría antes, tenemos una población escolar heterogénea que representa la realidad del barrio.” El logro de esta equidad ha sido sin duda uno de los grandes logros del Sagarra, sino el mayor.  También ha sido una oportunidad para dotar de identidad y contenido renovado el proyecto educativo.

Las escuelas tienen su historia, nunca parten de cero. En el caso del Sagarra ya andaban involucrados en distintos procesos de innovación antes de estrenarse con el Magnet. En concreto,  aplicaban un programa de ciencias y ya habían empezado a recibir un asesoramiento sobre “La educación artística de forma competencial”, impartido por Dimas Fàbregas  Por eso les va como agua de mayo la propuesta de la Fundación Bofill, en colaboración con el Departament de la Generalitat de Catalunya y el ICE-UAB  (Instituto de Ciencias de la Educación de la Universitat Autònoma de Catalunya) de entrar a formar parte del Programa Magnet: “Lo vemos como un reto y como una oportunidad, y el claustro lo asume”.

La colaboración con el MACBA genera un cúmulo de expectativas e intereses que, más adelante, se irán transformando en los ejes de trabajo en el aula. “Pero el primer año nos limitamos a visitar y conocer el museo. Fue muy interesante pero luego nos preguntábamos ¿Y ahora, qué?”. Andaban con dudas y algo perdidos. Pero al otro curso llega un sólido anclaje para tirar  adelante: la formación de todo el claustro, a la que se incorpora Yolanda Yolis, la referente del museo. En estas sesiones se  trabaja la aproximación a los diversos lenguajes contemporáneos a través de las dimensiones emocional, conceptual y técnica. Se inicia un viaje conjunto para retroalimentarse y compartir sinergias, procesos y marcos conceptuales que trabajan tanto los artistas en sus talleres como los niños en el aula. El objetivo no es formar artistas  sino ciudadanos críticos que, a partir del arte contemporáneo, puedan hacerse preguntas que les ayuden a pensar y a comprender mejor su realidad cotidiana.  La formación sigue en el claustro: los jueves a mediodía, durante hora y media, comparten todo lo que están haciendo en los diversos grupos, conformando una comunidad de reflexión práctica a la búsqueda de nuevas propuestas. También se enriquecen con las jornadas de final de curso en las que se reúnen con los otros centros Magnet para compartir conocimientos y experiencias.

Durante el tercer y cuarto curso, debido a la entrada de bastantes nuevos docentes, se organiza un plan de acogida con otra oleada de formación intensiva. “A veces les cuesta cambiar de mirada porque cual llega con su mochila cargada de experiencias y maneras de trabajar. Sentirse perdidos forma parte del proceso,  es la manera de ponerse la pilas. Pero poco a poco todos se van enganchando”.

¿Qué ha supuesto para María, Cristina e Isabel y para el resto del profesorado  participar en el Magnet? Ante todo romper los estereotipos del “Yo no sé hacer plástica”; “No sé dibujar”; “El arte contemporáneo me cuesta entenderlo”. Y dejarse tocar por la creatividad “aunque esto no depende de mí sino de ellos, de los alumnos, pues son ellos los que te retornan creativamente lo que les proponemos; nosotros preparamos las visitas pero ellos se las hacen suyas”. La inmersión de la infancia en el arte ha sido total a juzgar por sus comentarios: “Mi escuela es un museo”; “El arte es tan divertido como la play”; “Lo que hacemos nosotros se parece a lo que hacen en el MACBA”; “No hay que ser artista para hacer arte“; “No todos los artistas están muertos”, porque han hablado con algunos y les han visto trabajar. Y hay quienes incluso se adentran en el terreno filosófico: “El arte lo es todo”; y “El arte es lo que encuentras en el camino de tu imaginación” La función del profesorado es  provocar para reforzar el poder de autonomía, autogestión y decisión del alumnado. Ésta, junto al trabajo en equipo, es otra de las claves del proceso de aprendizaje.

Esta sacudida personal ha afectado la metodología, con proyectos cada vez más interdisciplinares y apoyados en la investigación y la documentación, así como el modelo organizativo del centro: la reconversión continua de espacios, los roles de los especialistas, la distribución de los refuerzos y de manera especial los horarios, más flexibles y con franjas más amplias de hora y media, en vez de la habitual hora de clase. “Llevamos dos años con estos horarios más flexibles y aún le damos vueltas. Hay que ver cómo encajan los especialistas.”

En esta nueva etapa también se han estrechado los vínculos con las familias, y ha crecido su implicación, reforzándose el AMPA (Asociación de madres y padres) y las comisiones de trabajo. Cada día las familias pueden permanecer un rato en las aulas de Educación Infantil. Y muchas de las actividades Magnet cuentan con su participación. Una de las más emblemática es la jornada de puertas abiertas. En una de ellas el MACBA conectó con el colectivo “Guerrilla de ganxet” para hacer una acción permormativa, en la que las familias decoraron la verja de la escuela con ganchillo. Esto ayuda también proyectar las actividades del colegio en el entorno. Hay familias muy entusiasmadas pero también las hay algo reacias a estas innovadoras: “Por eso tenemos que darles confianza y seguridad, explicándoles muy bien lo que estamos haciendo, porque no queremos que nadie abandone de la escuela.”

Los proyectos terminan con una exposición, una acción performativa o cualquier otra dinámica: todo tiene que comunicarse a la comunidad educativa. Asimismo, el arte se visibiliza en la fiesta. En Sant Jordi, el día del libro, por ejemplo, a modo de provocación, empezaron a llover palabras desde el tejado: unos se las engancharon al cuerpo, otras las pegaron en las paredes, o tomaron otros destinos. Y en la fiesta de la Mercè (la patrona de la ciudad) se trabajó la mirada personal sobre Barcelona e inspirándose en el cartel de la fiesta de Mariscal, tanto alumnos como profesores tenían que construirse sus gafas y decorarlas con elementos que estimaran característicos de la ciudad.

En esta escuela todo se documenta en parrillas, para relacionar las actividades i aprendizajes con el currículo y las competencias básicas, que sirve asimismo para dar constancia de cuanto se hace: una referencia de consulta obligada para los maestros de hoy y para los que aterricen  en el futuro.

El curso pasado terminó la formación de cuatro años que les ofrecía el programa Magnet. Pero se ha renovado la colaboración con el MACBA, que les invitan a cursos de formación no solo para docentes o a intervenir en ”perfomances”;  y siguen creciendo conjuntamente con otras iniciativas,  porque se han andado  un camino que no tiene retorno.

La mirada del arte enriquece la pedagogía

Una prueba de ello es que emergen nuevos aventuras artísticas. Una de ellas es el tuledado hace un par de años el Consorcio de Educación (organismo mixto  Generalitat de Catalunya-Ayuntamiento) del denominado “Espacio C-Room 13”.  Un artista, aunque en estos momentos son dos artista ceramistas, durante un año puede disponer de un espacio de creación en el centro a cambio de revertir seis horas en la escuela, aunque no dispongan de un horario fijo y pueden entrar y salir cuando gusten del centro.  Lo más interesante es que el alumnado puede interactuar con ellos durante unas franjas horarias en función de su disponibilidad, en grupos de un máximo de ocho. El espacio, ubicado  en un edificio contiguo, es amplio y cuenta incluso con un horno cedido, amén de otros muchos recursos. Hay cantidad de piezas de barro terminadas o a medio hacer, y en una pizarra se han escrito los acuerdos de la última asamblea de delegados, que recogen las sugerencias de las asambleas de cada curso de Primaria, en torno a la limpieza, la economía y las ideas a desarrollar. “Es un espacio de creación y autogestión del alumnado. Nosotros solo damos pistas. Todos quieren ir y descubrir al artista.”

Irene Font, tutora de quinto, es la coordinadora con el MACBA para canalizar todas las demandas; y es también el referente del Espacio C, tanto para los artistas como para el alumnado para garantizar la buena marcha de las asambleas y el proceso autogestionario. Sostiene que la mayor riqueza que aportan estos proyectos artísticos es la flexiblidad -romper con la rigidez del aula- y la autonomía tanto del alumnado como del profesorado. “La flexibilidad nos hace estar vivos y ser muy creativos. Y ves que el deseo puede convertirse en realidad”. Valora enormemente que las propuestas e los artistas en los talleres del MACBA hayan llegado a la escuela. “Introducir el arte en la rutina diaria me ha enriquecido de mil maneras y te cambia la mirada del mundo”. Se muestra muy crítica con las pedagogías que dan vueltas y vueltas en torno a la escuela in salir de ella. “Los maestros estamos demasiado acostumbrados a hacer cursos solo de maestros y para maestros. ¿Cómo queremos que la escuela esté abierta al mundo si nunca sale de ella?”

Este diagnóstico es compartido por el equipo directivo que incorporan un par de matices interesantes: “El arte contemporáneo no juzga y acepta el error, y sin admitirlo no tiramos adelante”. Por otro lado, sostienen  que el arte es más libre, crítico y creativo, y te ayuda a mirar otros aspectos de la realidad. Nuestra mirada, en cambio, tiene demasiados prejuicios y está más contaminada.” Y el comentario de que el Magnet les ha enriquecido la mirada del mundo se repite casi como un mantra en el Sagarra.

La mañana llega a su fin. En el último paseo nos cruzamos con el comedor, al que asiste la mayoría del alumnado. Siguen el programa “Comemos como en casa”, una apuesta a favor de la recuperación de los buenos hábitos saludables familiares y de la alimentación ecológica y de proximidad, donde también la infancia del centro asume un papel activo y se siente protagonista. En la entrada puede leerse en grandes letras: “En este comedor somos auténticos. . Cometemos errores. Pedimos perdón. Decimos lo siento. Damos abrazos. Perdonamos. Tenemos paciencia y sobre todo nos queremos”, toda una declaración de principios, a modo de despedida, que muestra el magnetismo humanizador del Sagarra.

El Magnet se extiende y consolida

Hasta el curso pasado las escuelas Magnet eran seis en Catalunya. Ahora son nueve más y pronto se abrirá la convocatoria para incorporar nuevos centros. Nos lo cuentan Roser Argemí y David Vilalta, coordinadores del programa en representación, respectivamente, de la Fundació Bofill y del Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya. Roser insiste en uno de sus dos pilares básicos: la equidad, el propósito de terminar con la segregación de algunos centros debido a la concentración desequilibrada de alumnos y alumnas inmigrantes y con necesidades educativas especiales que no se corresponde con la zona de referencia. Es ahí donde se dedican todos los esfuerzos con tal de “reforzar el proyecto de centro para atraer a la más amplia diversidad de familias del entorno”.  Para ello se requiere un compromiso del centro y una sólida alianza de partenariado con una institución de prestigio como puede ser el propio MACBA o el Intituto de Ciencias del Mar que “favorece el intercambio de conocimiento y el enamoramiento mutuo”.

David sostiene que el compromiso del centro “parte del deseo, la convicción y la oportunidad, pues puede que un centro  no esté en las mejores condiciones y con la energía suficiente para asumir este reto, algo que debe tener en cuenta la Administración”.

El segundo pilar del Programa es la calidad, “que queremos garantizarla en todos estos centros creando un entorno amable que permita la adquisición de competencias. Todo ello se logra a partir del desarrollo de la alianza o partenariado; de unos principios metodológicos articulados en la triada del pensar, hacer y comunicar; una organización basada en el aprendizaje donde el profesorado se constituye en comunidad de práctica reflexiva; y la comunicación del proyecto de centro.”

Ambos coordinadores tienen muy claro que este proyecto supone una medida temporal de discriminación positiva, pero que se requieren otras medidas y políticas para romper con todas las barreras de la segregación; y que esto tiene que asumirlo la Administración. Sueñan con que algún día todas la escuelas públicas sean igualmente equitativas y garanticen la misma calidad aunque con proyectos pedagógicamente diferenciados, nunca por razones sociales.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/03/06/escola-josep-maria-sagarra-un-proyecto-magnet-que-garantiza-la-equidad-y-transforma-el-centro-de-arriba-abajo/

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Los nuevos retos de la ecología escolar

Por: Jaume Carbonell

Tres libros nos alertan de la magnitud de la crisis ambiental, con nuevas propuestas a favor del desarrollo sostenible.

Mi amigo Francesc Bailon, autor de “Los inuit. Cazadores del Gran Norte” (Nova Casa Editorial, 2015. www.antropologiainuit.com)  y uno de las más reputados especialistas de la cultura inuit, viaje al menos un par o tres veces por año a Groenlandia. A su regreso suele enseñar fotografías donde se muestra, en cada ocasión, el progresivo deshielo: en los últimos veinte años ha aumentado tres grados la temperatura del aire. Todo ello provoca pérdida de biodiversidad, inseguridad alimentaria y diversos años estructurales. Aquí como en otras muchas zonas del planeta -como atestiguan rigurosos observatorios e investigaciones- es harto perceptible el cambio climático y su efectos sobre el calentamiento global, la progresiva desertización, las migraciones y otras consecuencias que pueden derivar en un desastre planetario irremediable. A pesar de ello sigue instalado en  algunos de los países más poderosos el discurso de que el cambio climático es un fraude sin base científica,  por lo que proponen acrecentar el imperio de los combustibles sólidos y acabar con los planes de energías limpias y otras protecciones ambientales.

El Worldwatch Institute en su último informe sobre la situación del mundo  Educación ecosocial (Icaria/FUHEM ecosocial, 2017), se propone desmontar lo que consideran una ignorancia ecológica mediante una intensa educación desde la escuela. La llamada ecoeducación supone un vuelco a la enseñanza memorística tradicional y una apuesta por un aprendizaje dependiente de la Tierra, más crítico, creativo y participativo: “Los alumnos aprenden activamente, trabajando en proyectos colaborativos, recibiendo orientación de los expertos locales y presentando sus conclusiones a la comunidad. Ello les permite no solo aprender, sino internalizar profundamente los desafíos -y las soluciones- a la crisis de sostenibilidad a la que se enfrentan”.

El foco se coloca en la custodia del medio ambiente y en la justicia ambiental y social. Y el aprendizaje se sustenta en el enfoque sistémico y transdisciplinar, pues la comprensión de la crisis ecológica y del desarrollo sostenible interpela a diversos actores y saberes. El propósito es poder explicar el mundo no como una serie de acontecimientos aislados, sino como una estructura interconectada y fecunda. Porque como dice el proverbio: “El todo es más que la suma de las partes”. En este sentido, el currículo ecosocial se visualiza en todos los contenidos, actividades y espacios del centro: desde el proyecto educativo al aula; desde los espacios interiores al huerto y al bosque; y desde la cocina al comedor. Así, se cuestiona el despilfarro sistema agroalimentario industrial y se rescatan experiencias de alimentación justa, sana y sostenible tanto en el ámbito de la educación formal como no formal, entre ellas la de movimientos campesinos tan emblemáticos como los zapatistas en México y el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST).

Precisamente sobre este ámbito de la alimentación escolar, acaba de aparecer otra novedad bibliográfica Agroecología escolar, de Germán Llerena y Mariona Espinet (Pol-len 2017), impulsores del grupo de Sant Cugat en torno a la educación para la sostenibilidad a lo largo de toda la vida (agroecologiaescolar.worpress.com), una de las iniciativas pioneras en este nuevo campo, conformada por docentes, educadoras, investigadoras y administración. También en este caso el pensamiento sistémico se articula con la reflexión ética, lo natural con lo social y la equidad socio-ecológica con la justicia climática.

Quizás el rasgo más singular de la agroecología escolar sea la participación democrática de la ciudadanía en la toma de decisiones en torno a la alimentación: en la escuela -en las prácticas en el huerto, la cocina y el comedor- y en el territorio. Los autores definen la agroecología como una transdisciplina pluriepistemológica, donde diversas disciplinas de las ciencias experimentales y sociales dialogan con los saberes campesinos e indígenas. Dentro de esta perspectiva adquieren un especial protagonismo la economía ecológica, la soberanía alimentaria, el empoderamiento del campesinado, la perspectiva de género y los límites biofísicos del planeta. Es evidente que la agroecología adquiere una intensa dimensión política, al partir de la praxis del campesinado, de los movimientos sociales y de otros actores comunitarios, los cuales “promueven a lo largo de todo el sistema transformaciones en la manera de consumir, producir, cocinar o comercializar, y se oponen activamente a la mercantilización del alimento o a su concepción como mercancía en el seno de la OMC (Organización Mundial del Comercio”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/02/28/los-nuevos-retos-la-ecologia-escolar/

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Educación de personas adultas: una ventana de oportunidades

Por: Jaume Carbonell

El CFA de Canyelles (Barcelona) es un reflejo de lo que ocurre y se trabaja en este ámbito educativo demasiado olvidado. Uno de sus maestros, Ángel Marzo, me acompaña en la visita a este centro.

Trayectorias escolares difíciles

Primera clase de la mañana. Nueve jóvenes de entre 16 y 19 años reciben clase de castellano. En grupos de tres tienen que componer un relato siguiendo la clásica estructura de planteamiento, nudo y desenlace. Comentan los personajes y diversas secuencias de la historia. Una versa sobre un grupo de amigos que va a una de estación de esquí y en un sótano encuentran una cinta que habla de un turbio asesinato. La otra cuenta el reencuentro al cabo de los años de dos amigos de la infancia que, tras comentar que se han enamorado recientemente, descubren que se trata de la misma mujer. El tercero bucea en otro romance. Entretanto, Ángel Marzo va orientándoles, con alguna indicación: “Podéis introducir algún diálogo breve, muy breve”.

Estos alumnos cursan el CAM, un curso específico para el acceso a los ciclos de grado medio que no requiere ninguna prueba específica. Según Ángel acceden a ellos un 60% aproximadamente. “Hay que tener en cuenta que se trata de jóvenes con un bajo nivel de autoestima, porque han recibido muchos imputs de que no sirven para estudiar. Han interiorizado que la escuela no es lo suyo; su experiencia escolar es el relato de fracasos acumulados y, además, arrastran episodios familiares, sociales, psicológicos,  de depresión y acoso muy duros”.

Hablamos con un par de ellos del otro grupo de CAM: Nerea (20 años) y Lorenzo (17 años). Nerea tiene muy claro que le va a servir para estudiar un grado medio de enfermería y posteriormente un grado de farmacia en la Universidad. Actualmente no trabaja. “Lo estoy buscando pero es muy difícil”. Se encuentra muy a gusto en este centro: “Cuando no entiendes una cosa la repiten y acabas entendiéndola. También me gusta la manera de enseñar. En la clase hay buen ambiente pero no siempre, a causa de una compañera que no para de hablar y grita mucho. Falta más respeto de algunos compañeros a los profesores; y si no hacen caso que les echen de clase porque a veces me desconcentro”. Lo demás le parece bien, salvo los exámenes: “Los haría tipo test porque si no hay que escribir mucho y se hace pesado”.  La escolaridad de Nerea no es precisamente un camino de rosas. “En la guardería fatal porque era de monjas y no me gustaba”. Tiene un grato recuerdo de su paso por Primaria porque los maestros la apoyaban y se sentía valorada. Incluso si estaba enferma le mandaban las tareas por ordenador. Su historia se torció cuando deja Zaragoza a los 12 años y comienza la ESO en un instituto barcelonés: “Fue horrible porque me hacían bullying continuamente, y los profesores apoyaban a los alumnos que lo hacían. Un día mi hermano mayor y mis padres vieron cómo me lo hacían en plena calle y fueron a quejarse. Lo denunciaron a la dirección y me expulsaron del centro. Luego estudié catalán y empecé el curso del CAM en otra escuela de adultos, pero no me gustaba y me cambié a esta”.

Lorenzo encuentra que es una ventaja poder acceder al grado medio de Formación Profesional en un año. Dejó el instituto por “las malas influencias”. Quiere estudiar Animación 3-D, pero como es un grado superior antes tendrá que estudiar uno medio de audiovisuales. Sostiene que en esta escuela se encuentra “superbién, sobre todo comparado con la ESO. Los profes están más contigo y te ayudan. Me gusta la forma de enseñar y estoy aprendiendo bastante. Lo único que cambiaría es el horario: entrar a las ocho o a las nueve porque a las 8,30 -eso de la media- me confunde. Y dejaría quince minutos para poder entrar en clase -ahora tras los cinco no pueden entrar hasta la siguiente clase- porque hay gente que viene con el bus y a veces hay atascos”. Su satisfacción respecto a su proceso de escolaridad muestra la cara y la cruz. “El primer colegio de Primaria era más permisivo y no era muy exigente en los exámenes. Solo suspendía una asignatura. En 5º me cambié a otro totalmente distinto, muy exigentes. Suspendí cinco o seis y tuve que repetir. En la ESO le sucedió algo similar, pues en los dos primeros cursos encontró un centro menos exigente donde el profesorado le ayudaba en todo momento. Cuando se mudó en tercero se repitió la misma historia que en Primaria. “Pienso que todos los colegios deberían ser iguales para que no pasaran estas cosas”.

Espacios acogedores y relaciones cercanas

Desde 2013 ocupan el anterior edificio de Educación Infantil del colegio contiguo, un lugar agradable y bien dotado de recursos, situado en lo alto del barrio de Canyellas (Barcelona), casi tocando el monte. Dispone de cuatro aulas amplias, la biblioteca, aula de informática, la sala de profesores y un patio, que acoge a 145 alumnos de edades, perfiles e intereses muy diversos que asisten mañana y tarde en franjas horarias que oscilan entre las tres y las quince horas semanales. Son atendidos por dos maestros de Primaria, uno de inglés y otro del ámbito científico tecnológico, además de un par de profesores de Comunicación y Ciencias Sociales a media jornada, un administrativo con idéntica dedicación y algunos colaboradores voluntarios.

El espacio más concurrido es el vestíbulo, un lugar de encuentro con un par de mesas alrededor de las cuales se hilan conversaciones, se toma cualquier bebida de la máquina, se desayuna, se consulta cualquier folleto de servicios, ofertas de trabajo o actividades, o se ojea una revista: hay varios ejemplares, entre otras, de Muy interesante o de la edición española de Le Monde Diplomatique. También dispone de una estantería con libros de divulgación y novelas, con unas cuantas copias de una breve antología de cuentos rusos. En una cartelera pegada a la pared se pueden leer noticias sobre el barrio, el acoso escolar o el suicidio de una adolescente. Las paredes de los pasillos están repletas de fotografías sobre el medio ambiente, los oficios o el refugio. Cada año, por Sant Jordi, se elige un tema fotográfico abierto a la libre participación. Y un gran mural con textos y fotografías de la Gran Guerra.

Ahora conversamos con un par de alumnos que se están preparando para las pruebas de acceso a los ciclos formativos de grado superior (CFGS),  un colectivo que reúne personas de los 18 a los 40 años aproximadamente. Mónica (40 años) dejó el Bachillerato y ahora se prepara estudiar un Grado Superior de Comercio y Marketing que le permita más adelante cursar Relaciones Internacionales en la Universidad. Confía en que lo logrará. “Aquí se repasan muchas cosas de la ESO. Avanzo pero nos faltan técnicas de estudio, aunque en la tutoría nos orientan algo. La gente es muy abierta y hay buena relación con los profesores”. Valora muy positivamente la mezcla de personas de distintas edades. De su proceso de escolarización critica al profesorado de secundaria que les desmotivaba: “Les faltaba interés, no te apoyaban y no se ponían en la piel de los jóvenes”. Pero también tiene palabras de agradecimiento para una profesora muy empática que le despertó el gusto por las Matemáticas, asignatura en la que hasta entonces sacaba malas notas.

Jordi (42 años) dejó de estudiar en el 1991 tras la EGB y obtener una formación profesional de primer grado. Desde hace diecisiete años trabaja en el sistema de control de los autobuses de Barcelona. “No tengo claro qué grado superior voy a elegir pero no me lo planteo para promocionar en la empresa sino como formación personal, para hacer una cosa diferente y para activar el cerebro”.  Venir a la escuela le motiva y le da energía. También encontrarse con gente joven. Reconoce que no le ha costado reanudar los estudios y que tiene la ventaja de que no lo vive como una presión sino como un hobby placentero. Le gustaría, eso sí, que en las clases se trabajara más en equipo.

Retrocediendo a su época escolar coincide con Marina en que al profesorado le falta motivación. “Esta es la palabra clave. Que descubran que puedes hacer alguna cosa que tú no te ves capaz de hacer. Que te dé el empujón. Pero uno pierde la fuerza cuando tienes dificultades y no te preguntan lo que está pasando”. También él se cruzó con un profesor empático que era capaz de ponerse en su piel. Por cierto, su madre, de 82 años también asiste a la escuela y participa en un taller de lectoescritura.

Informática e inglés

La oferta formativa del centro, en buena medida financiada por los fondos sociales europeos, se completa con tres niveles elementales de inglés y los cursos de informática: competic inicial, 1, 2 y 3, cuya acreditación está homologada por el Departament d’Ensenyament. A última hora de la mañana el aula de informática la ocupan tres jóvenes -faltan otros cinco- que se preparan para la prueba de CFGS. Se trata de un complemento formativo para alumnos con diversos niveles. Ángel Marzo, desde su ordenador, les va comentando cómo se manejan diversas prestaciones del Excel. En concreto, andan con las tablas dinámicas. “Tenemos una nueva barra de herramientas donde hay dos pestañas. Una pone diseño, presentación, formato y analiza”. Acto seguido entran en cada una de ellas y les explica para qué sirven.

La clase anterior, en esta misma aula, la ha compartido con ocho alumnos, seis de ellos ya jubilados, del competic-informática inicial. Les enseña, entre otras tareas, a enviar mensajes y fotos. En los grupos de informática, conformados por personas mayores de cuarenta años suele producirse un alto índice de abandono: en torno al 35% -en los cursos preparativos a grados profesionales con alumnado joven ronda el 20%-. Las causas  del abandono son diversas: personales, económicas, sociales, laborales, psicológicas, familiares, de salud,…

Juan (56 años) sigue el nivel 2 de competic. También quisiera estudiar inglés pero el horario le coincide con el de informática. Su propósito era mejorar sus prestaciones cara el mercado laboral aunque por problemas de salud tuvo que jubilarse anticipadamente. A pesar de ello ahí sigue con entusiasmo: “Me gusta muchísimo lo que hago; ha superado las expectativas que tenía de aprendizaje, sobre todo por la manera de enseñar y la dedicación de los profesores. Nos ayudan y orientan siempre: son pacientes, agradables y motivadores”. Cuando termine con la informática seguirá con el inglés. Está muy implicado en la escuela. Es uno de los representantes del alumnado en el Consejo Escolar y el secretario de la Asociación de Alumnos. “Su objetivo es cubrir el vacío desde el punto de vista social y cultural. También nos preocupamos de las personas, si hay que darles alguna ayuda en algún momento”. Entre las actividades de la Asociación destaca la Universidad del Barrio, que ofrece conferencias; un taller de lectura para la alfabetización; las sesiones de meditación Reiky y las salidas de final de curso. En la última visitaron las ruinas de Ampurias y la Islas Medas.

Trabajo en red con otros colectivos del territorio

Angel Marzo, al igual que el resto del equipo docente, están convencidos de que la formación podría extenderse a otros colectivos del barrio pero que la disponibilidad de tiempo no lo permite: entre el director y el jefe de estudios solo disponen de nueve horas semanales de liberación de docencia para la gestión. Falta personal y no se llega a todo. Piensa que quizá con una mayor intervención del Departament d’Ensenyament o la incorporación de un técnico de integración o educador podría darse a conocer mejor el centro: lo que ofrece y lo que podría ofrecerse en el futuro. Aunque también piensa que la labor de la escuela no se reduce a organizar cursos, pues su misión es la culturalización y educación básica de la población en un sentido amplio. Para ello tratan de buscar sinergias y complicidades con otras entidades y colectivos del entorno y, asimismo, se proponen dinamizar la Asociación de Alumnos convirtiéndola en Asociación de alumnos, exalumnos y participantes en las actividades.

A pesar de etas limitaciones ofertan numerosas y variadas actividades y servicios complementarios. Una de las más singulares es el intercambio de conocimientos: una vez al año cualquier alumno puede convertirse en profesor y y organizar un taller en el que se punta quien quiere: los ha habido de danza, cocina, relajación o italiano. La Universidad del Barrio, abierta a todo el vecindario, organiza conferencias en colaboración con la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona; uno de sus profesores distribuye entre sus estudiantes las temáticas que impartir que previamente han sido seleccionadas por las personas que participarán en el taller. El trimestre pasado se habló de la movilización social, la migración, la renta básica, las bases del racismo, la memoria, la energía corporal y el significado del sueño. La conferencia de hoy versa sobre las autoras y pensadoras feministas, y la del próximo jueves sobre las TIC y los jóvenes.

El contacto con los sindicatos se aprovecha para dar alguna charla sobre formación y orientación la laboral. Con la entidad “La Roda”, el alumnado participa en el rodaje y producción de un vídeo sobre a la historia del barrio. La Fundación Mémora, ligada a los servicios funerarios, oferta charlas sobre el duelo. Un exalumno es miembro de la “Asociación de amigos de Collserola” y organizan visitas e itinerarios. Asimismo, utilizan el servicio de atención psicológica “Aquí te escuchamos” promovido por el centro “Las Basses”.

Los vínculos con la Asociación de Vecinos y con la biblioteca son particularmente estrechos.  Esta organiza clubes de lectura y selecciona libros sobre diversas temáticas. Pero la actividad más emblemática que realizaron con ambas entidades, en el transcurso de la fiesta mayor del barrio, fue la ruta literaria por sus calles, muchas de las cuales llevan el nombre de reconocidos autores: Federico García Lorca, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez -el de su escuela-, Antonio Mahado, Miguel de Unamuno…

Una vida de intensa militancia en la educación de personas adultas

Ángel Marzo (1956) estudió Magisterio y Psicología. Tras un fugaz paso por la Primaria -apenas un par de meses- en 1978 ya empieza a trabajar en este sector educativo, concretamente en el núcleo de barracas de la Perona. Tras ser demolido, la escuela se traslada al Besós, un barrio con un rico componente de historias de luchas vecinales. Allí permanece hasta 1995 para regresar de nuevo en el 2002. Cuando lo deja, en el año 2014 viene a la escuela de Canyelles. Fueron años intensos y aún hoy sigue conectado al Besós, del que me muestra un precioso libro del que se ocupó de la parte literaria.

La vida de este maestro ha sido de una intensa militancia pedagógica y social -nunca separa ambos ámbitos-, a través de la mesa de coordinación de las escuelas de adultos, Comisiones Obreras, los Movimientos de Renovación Pedagógica y la celebración de Escuelas de Verano de este sector. Asimismo, forma parte del Instituto Paulo Freire de España, sin duda uno de sus referentes más estimados en su práctica educativa. De él recomienda la lectura de Pedagogía del oprimido, que hay que leer primero, y Pedagogía de la esperanza. Opresión y esperanza, La cara y la cruz. Destaca dos ideas freirianas: la de convertir las dificultades en oportunidades,  y la de la educación como diálogo: “Hay que dar respuestas a los retos de la realidad pero sin renunciar a nada”. Ha aprendido también de las aportaciones de Ettore Gelpi y de A. M. Piussi y, más en concreto de su libro colectivo Formar y formarse en la creación social, “que presta mucha atención al sujeto, al cuidado, la escucha, el intercambio y el encuentro”. “Porque conocer no es acumular contenidos sino recrearlos”.

Insiste en la importancia de respetar la especificidad de la educación de personas adultas (EPA): “Ha de entenderse con ojos diferentes a como miramos la infancia. Hay un componente de voluntariedad y las personas llegan con una mochila experiencial que hay tomar en consideración, tratando de aprovechar sus potencialidades y corregir sus debilidades. La educación va a caballo de la vida, de algunas de las actividades vitales más significativas de las personas. Por eso hay que estimularles continuamente. Porque la EPA es sobre todo un trampolín cultural de oportunidades que orienta al futuro”. Al pedirle un consejo para los educadores que se estrenan en este ámbito lanza este mensaje: “Que se dejen acompañar por el adulto que está aprendiendo, que se acerque a su vida. Que lo escuche y luego despliegue todo su potencial. Todos somos agentes, comunidad y territorio. No hay que renunciar al bagaje técnicoprofesional pero sólo con este nos damos contra el muro”.

La conversación con Ángel continúa camino del restaurante “Cinco hermanos”, en la subida hacia al monte donde con frecuencia acude con el alumnado. Sostiene, a modo de síntesis, que este tipo de formación es una palanca o ventana de oportunidades, así como la mejor prevención a una serie de situaciones y comportamientos sociales. Y como su militancia no cesa, se ha propuesto liderar un equipo directivo para el próximo curso para reforzar las actuales iniciativas culturales y sociales y promover otras nuevas. Este es el nuevo reto para los próximos cuatro años, hasta su jubilación a los sesenta y cinco.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/02/21/educacion-personas-adultas-una-ventana-oportunidades/

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Escuela y empresa: cada vez más cerca

Por: Jaume Carbonell

El neoliberalismo inventa nuevos mecanismos y lenguajes para penetrar en la educación. Una de las últimas palabras inventadas es el de profesario.

Uno de los propósitos del neoliberalismo es la penetración de la lógica del mercado en la educación y en otros ámbitos sociales y culturales. En los últimos tiempos su influencia crece cuantitativa y cualitativamente. La máxima podría resumirse así: menos Estado y más mercado pero con el permiso del primero. Y con muchas matizaciones, pues con frecuencia el neoliberalismo cohabita con el pensamiento neoconservador del Estado e incluso con la dictadura. El caso de Chile no es una anécdota. Tampoco lo es el gobierno de la Comunidad de Madrid bajo el mandato de Esperanza Aguirre. Cambian los gobiernos -de igual o distinto signo- pero esas políticas desreguladoras e insolidarias, que premian al más fuerte y al más espabilado y castiga al más débil, siguen ahí, con nuevos mecanismos, conceptualizaciones y terminologías.

El último invento creativo lo presentó a mediados de enero, dentro del programa “Emprender” de televisión española, Sergio Hernández, empresario y docente en prácticas. Ha dado en el clavo con una palabra que empieza a ser viral: profesario, que une “la generosidad y paciencia del profesor con la visión y la chispa del empresario”. Se trata de retroalimentar el ámbito educativo y el empresarial con más sabiduría y flexibilidad. Dos mundos, sostiene el nuevo crack, que están condenados a entenderse. ¡Qué palabra, incluso fonéticamente suena dura, y ya no digamos conceptualmente! ¡Qué lejos quedan aquellos tiempos en que al profesorado se le consideraba un trabajador de la enseñanza! ¡Y qué manera de pervertir el valor y la dignidad del vocablo maestro o maestra! Dentro de la filosofía del emprendimiento esa síntesis encaja como anillo al dedo. Se abre, por tanto, un nuevo foco de análisis.

De momento, los últimos ensayos educativos en torno al neoliberalismo, además de explorar las finalidades, políticas y mecanismos del capitalismo de la posmodernidad, diseccionan la formación de la personalidad neoliberal, su proceso de subjetivación.

Tal es el caso del último libro de Jurjo Torres: Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales (Morata, 2017) que, en cierta medida, nos recuerda otra de sus obras más brillantes en torno al currículum oculto. Torres incluye cuatro dimensiones en la conformación neoliberal del ser humano: a) Homo Economicus, que coloca el dinero y la riqueza como el motor de vida, como la motivación más determinante de sus comportamientos. Dentro de esta tesitura es el poder económico de cada persona lo que le permite elegir las mejoras ofertas dentro del mercado, comportándose como un cliente y no como un ciudadano sujeto de derechos y prestaciones sociales. b)  Homus consumens, que subraya la obsesión por el consumismo compulsivo que le lleva a pagar un alto precio por la satisfacción de necesidades artificiales y absolutamente prescindibles. Pero es esto lo que le proporciona una seguridad, un prestigio social e, incluso, un cierto narcisismo. c) Homo debitor, que entra en la lógica del circuito económico en la medida que tiene que satisfacer un montón de necesidades.  Por otro lado, el endeudamiento es otra manifestación de poder y distinción social. Asimismo se facilita la oleada privatizadora expansiva de nuevos espacios y nichos de negocio. Y d) Homo numericus, en la que la vida de las personas siempre es medible y cuantificable. Se construye un aparato con técnicas crecientemente sofisticadas para reunir un montón de información, predecir comportamientos, diagnosticar, evaluar a lo largo de toda la vida. Ni que decir cabe que el imperio de la evaluación y la clasificación se ha instalado de lleno en los distintos niveles de la enseñanza. “En la sociedad post-panóptica -caracterizada por Bauman- ya no hay una mirada centralizada que controla, sino que todas las personas se sienten vigiladas y se vigilan entre sí; viven autocontrolándose en todo momento, pues aben que pueden estar siendo objeto de comparaciones. Esta estrategia, además, facilita competir consigo mismo y con los demás de una forma exagerada.”

El otro libro es el de Enrique Javier Díez Gutiérrez Neoliberalismo educativo. Educando al nuevo sujeto neoliberal (Octaedro, 2018) y discurre por similares derroteros. También pone el énfasis en una de las claves de la subjetividad neoliberal: ser empresario de sí mismo. Es el ser humano del cálculo y del interés individualista que se abre paso y se realiza a través de una permanente y feroz competición con otros sujetos, que tiene como máxima el “ayúdate a ti mismo”. En esta sociedad del interés individual y del egoísmo no hay lugar para la solidaridad colectiva en un entorno donde se desligitima y neutraliza el conflicto social, ya que las responsabilidades no atañen al gobierno o a la comunidad, sino a la propia persona reconvertida en emprendedora y empresaria. En esta vida regida por las pautas del mercado, la libertad y obligación de elegir de los consumidores constituye la única regla de juego, de la que surgen ganadores y perdedores, con sus dramáticas consecuencias de desprotección social y sufrimiento. Ello viene acompañado de una poderosa industria de tecnología evaluativa para medir el rendimiento y la eficacia. “El rendimiento de cuentas, la accountability, una forma de evaluación basada en los resultados medibles, se ha convertido en el principal medio para orientar los comportamientos, incitando a la inversión y el “rendimiento” individual.”

Ambos libros apuntan alternativas de política educativa, con distinto grado de concreción. Ahora bien, no entran en el análisis de la contestación y resistencia que encuentra la nueva ofensiva neoliberal en los centros escolares y en otros espacios de socialización. Una tarea pendiente que sería conveniente abordar en próximos ensayos en torno a este inquietante modelo económico que penetra en todas las esferas individuales y colectivas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/02/14/escuela-empresa-vez-mas-cerca/

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