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Ciencia y Docencia, a distancia (II y última)

 Juan Carlos Miranda Arroyo

Como lo comenté el miércoles pasado, en esta ocasión comparto la lista de demostraciones prácticas, escenarios de acción, situaciones “desencadenantes” o “provocadores”, que tienen la finalidad de despertar interés y curiosidad en las y los alumnos como puntos de partida para diseñar proyectos de aprendizaje escolar en ciencias, tanto naturales como sociales, mismas que pueden desarrollarse en contextos presenciales o de educación a distancia.

Es necesario precisar que no son experimentos, sino sólo demostraciones prácticas, hechos o fenómenos que el o la docente realiza para generar ideas y abordarlos desde alguna visión del pensamiento científico con fines educativos. Cabe aclarar también que estas “provocaciones” tienen propósitos didácticos, por lo que pueden ser adaptados a las necesidades y condiciones específicas de las y los estudiantes de diferentes niveles o modalidades educativos.

Farmacéutica: Observación comparativa de las reacciones químicas que producen dos tabletas, una efervescente y otra no, en distintos tipos de sustancias como agua, alcohol, vinagre, agua oxigenada, agua azucarada, etc. Hay que pedir a las y los estudiantes que propongan variantes y se comprometan a colaborar otras sustancias para rehacer el evento en una segunda sesión.

La moneda: Observación descriptiva y explicativa de una moneda de calce legal. Se escriben dos columnas: Una, donde se describe lo que caracteriza a la moneda y otra, donde se explica el porqué de esas características.

Cuerpos geométricos: Principio de la circularidad, a partir de la observación del movimiento de diferentes cuerpos geométricos: Circulares, cuadrados, triangulares, etc. Destaca la reflexión en torno a cuerpos circulares y sobre la importancia de objetos circulares y la rueda en la historia de la humanidad.

Globo con gas: Reacción química de bicarbonato de sodio y vinagre en una botella, cuyo tapón elástico (globo) se infla automáticamente al combinar las sustancias. Se coloca el bicarbonato en el globo y el vinagre en la botella. Luego se unen las bocas del globo y la botella, para vaciar el bicarbonato sin soltar el globo.

Electrostática: Observación del fenómeno de frotación de los cuerpos (globo) y activación de otros (azúcar, confeti, sal, etc.), sin tocarse, a partir de principios físicos (electricidad). También se puede realizar con botes de aluminio vacíos.

Pompas de jabón o burbujas de colores: Con jabón, glicerina, agua y colorantes se elaboran burbujas a través de popotes y se dejan registrados en hojas blancas o de papel revolución.

Microuniverso: En una botella de plástico se pone agua, aceite, colorantes y diamantina, con ello se producen efectos parecidos a los observados en el firmamento. Ver la botella de noche con iluminación de una lamparita.

El arcoíris: En un recipiente (tina o cubeta) se pone agua y a contraluz, especialmente en un día soleado y al aire libre, se sumerge un espejo, con el cual se produce el bello fenómeno. Se puede plasmar la imagen de colores sobre una hoja blanca o cartulina.

El péndulo eléctrico: Un péndulo elaborado con corcho y palitos de madera, cuyo movimiento está sujeto a la electrostática, a través de la frotación de un globo sin tocar el corcho.

Temperatura: (tacto) Las temperaturas del agua. Análisis comparativo al tocar tres recipientes con agua y con distintas temperaturas (caliente, tibia y fría). Las y los estudiantes participantes habrán de taparse los ojos para realizar el ejercicio (en éste y todos los ejercicios de percepción, excepto el de la vista).

Sabores: (gusto) Se presentan alimentos con distintos sabores: café, azúcar, sal, jugo de limón, vinagre, etc.

Fósiles: Con plastilina, aceite de cocina y yeso, se pueden elaborar fósiles de distintos objetos (rocas, hojas, etc.) y animales (modelos o prototipos de plástico u otros materiales).

Flotación: En un recipiente con agua se colocan distintos objetos (trozos de madera, metal, esponjas, etc.) para observar cuáles sí flotan y cuáles no.

Percepción: (vista) Juegos visuales en los que no sólo se trata de “ver” sino de “mirar” (por ej. Los dos cuadrados, las dos flechas, las dos banderas, los dos floreros, el cubo móvil, etc.).

¿Qué cosa es?: (Tacto) Discriminación o reconocimiento de diferentes objetos físicos, colocados en una bolsa negra, a través del tacto.

¿Qué cosa es?: (Olfato) Discriminación de diferentes objetos físicos (alimentos, sustancias, medicinas, etc.) a través del olfato.

Alimentos: Observar la descomposición de alimentos: plátano, manzana, una tortilla, pan de caja, etc. Tomar nota y hacer dibujos.

Germinación: Semillas de frijol, maíz, alpiste, etc., por separado claro, envueltas en algodón húmedo, se ponen en un frasco y expuestas a la luz solar.

El árbol: Observación de los cambios que se dan en un árbol o planta (Jacaranda, Rosal, Nochebuena, por ej.) durante distintas temporadas del año. Se pide a las y los alumnos que hagan una narración y tomen fotografías o hagan dibujos.

El volcán: (en erupción): Preparación en maqueta de un volcán sobre una pabla, con plastilina, tubo de ensayo, vinagre, bicarbonato de sodio y colorantes.

Gravitación y “conducción” del agua: Observación en torno a la “conducción” del agua a través de 2 vasos desechables, los cuales están conectados mediante algún material “conductor”: Algodón, papel, tela, etc. Se utiliza agua, pero la idea es provocar variantes no sólo de material “conductor”, sino también material “conducido” (líquidos diferentes). Para hacer tangible el evento, se sugiere utilizar pintura vegetal. Ver cómo sube el agua contra la gravedad.

Los imanes: Se utilizan dos o más imanes para mover virutas de acero o metales similares (clips, agujas, etc.) sobre medio pliego de cartulina blanca. Se mueven los imanes por debajo de la cartulina para hacer diferentes figuras al azar.

La brújula: Se construye una brújula sencilla con tapas de alguna botella grande (garrafón de agua, por ej.) con agua, una aguja imantada y una hoja de árbol que flota. Se coloca la aguja sobre la hoja flotante.

Lo que no sube, baja: Se observa un fenómeno sorprendente a la percepción: Con dos embudos unidos por sus bocas mayores, se desliza el cuerpo sobre unas tablas inclinadas y en formación no paralela, de tal manera que lo que debe subir no sube, sino que baja.

La vela que vuelve a encender: Fenómeno producido mediante el encendido de una vela, con cerillos, y que al ser apagada, deja una línea de humo… Cuando se pone otro cerillo encendido en algún punto lejano de dicha línea de humo, con respecto a la vela, esta se vuelve a encender.

Observar un hormiguero: Se pide a las y los estudiantes que busquen en el patio de la escuela o de su casa, un hormiguero. Se observa durante 5 min., se toman notas y se elabora un dibujo.

Juegos con agua: Se llena una botella de litro y medio de PET, con agua, y luego se cierra. Posteriormente se realizan perforaciones con una aguja. En la parte alta, media y baja de la botella. Para observar variables como peso, masa, presión, vacío, gravedad, etc. Antes, se pueden plantear hipótesis.

Torres de vasos y palitos: Construcción creativa de una torre, a partir de la unión, por niveles, de vasos desechables de unicel y palitos de madera (abate lenguas). Para observar la resistencia de materiales y distribución de peso y masa.

Gravitación: Comparación de dos papeles que se tiran desde la misma distancia (aprox. desde 2.5 m.). Primero, ambos abiertos, y luego, uno abierto y otro compactado. Escribir lo que se observa.

Bola de unicel suspendida: Se coloca una bola de unicel (tamaño mediano) sobre una máquina expulsora de aire. La bola se mantendrá flotando sobre su espacio, dando vueltas sobre su propio eje.

Observar una telaraña: Se pide a las y los estudiantes que busquen en el patio de la escuela o de su casa, una araña y su telaraña. Se observa durante 5 min., se toman notas y se elabora un dibujo.

Observar lombrices: Se pide a las y los estudiantes que busquen en el patio de la escuela o de su casa, lombrices. Se observan durante 5 min., se toman notas y se elabora un dibujo.

Observar a un mamífero: Se pide a las y los estudiantes que busquen en el patio de la escuela o cerca de su casa, a un mamífero (perro, gato, etc.). Se observa durante 10 min., se toman notas y se elabora un dibujo.

Observar a un insecto volador: Se pide a las y los estudiantes que busquen en el patio de la escuela o de su casa, un insecto volador. Se observa durante 5 min., se escriben notas y se elabora un dibujo.

Observar un evento social: Se pide a las y los estudiantes que observen un evento social (una fiesta, un partido de algún deporte en un estadio, una ceremonia cívica, un mercado, etc.). Se observa durante 10 min., se escriben notas y se elabora un dibujo o se toman fotografías.

Es importante que después de realizar estas “provocaciones” didácticas, las y los estudiantes generen preguntas y sigan los pasos señalados en la primera parte de este texto.

jcmqro3@yahoo.com

Fuente: https://profelandia.com/ciencia-y-docencia-a-distancia-ii-y-ultima/

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Docentes: Constructores de Comunidades Educativas

 Juan Carlos Miranda Arroyo

 

Las y los docentes son, por definición y por vocación en la práctica, constructoras y constructores de comunidades educativas y de aprendizaje. Los son (y lo somos) como integrantes de grupos académicos colegiados y como líderes de los respectivos grupos de aprendizaje, que son parte de sus (nuestras) responsabilidades y compromisos profesionales.

Sobre esto, escribí antes lo siguiente: En relación con las políticas públicas educativas (PPE) en México, en la coyuntura actual, pienso que mientras la estrategia «Aprende en casa II» (SEP) no tenga como eje articulador la integración y ejercicio de las comunidades educativas, el proyecto gubernamental estará condenado al fracaso.

¿Qué propone la Secretaría de Educación Pública (SEP) con respecto a la construcción de comunidades educativas? Veamos algunos fragmentos de un documento oficial publicado recientemente: «…la comunidad educativa (se concibe) como un sistema abierto que se nutre de algunos elementos de un sistema más amplio -social, político, cultural, ideológico, económico- y de sus interacciones. A su vez, la comunidad estaría compuesta por un conjunto de subsistemas que se relacionan, interactúan y tienen objetivos comunes.» (1)

«Desde la perspectiva de Bronfenbrenner (1987), la familia y la escuela serían microsistemas en los que los educandos se desarrollan, mientras que la comunidad educativa sería el mesosistema en el que se interrelacionan ambos microsistemas. El conocimiento de estas interacciones resulta básico para comprender los patrones de actividad, los roles y, en general, el desarrollo de los educandos.»

«…el sistema educativo y la institución escolar son ámbitos idóneos para organizar a los agentes que se sitúan en los contextos de desarrollo de los educandos, ya que ningún otro espacio educativo posee la capacidad, el sistematismo y los recursos de los que dispone la escuela para llevar esto a efecto. Sin embargo, por otra parte, la institución escolar es un contexto cultural específico, y el hecho de construir la comunidad educativa en torno a una cultura determinada puede dificultar la organización eficaz de las interrelaciones que conduzcan a la consecución de las finalidades comunes.» (misma fuente)

La construcción de comunidades educativas hasta el momento, por parte de la SEP, es retórica, cuando ésta tendría que ser una línea esencial de las políticas públicas educativas, en los hechos, en la práctica cotidiana del «sistema». No sólo en las palabras.

La construcción de comunidades educativas, hoy, podría complementarse con dos líneas de acción centrales, que no veo en la estrategia gubernamental (SEP), es decir, no aparece explícitamente en el contenido y las acciones de las políticas públicas educativas en México (no lo veo al menos enfatizado): Poner como especial prioridad a la lectura y la escritura en la vida cotidiana de las y los estudiantes. Así como la formulación y resolución de problemas, no sólo en el campo del Pensamiento Matemático, sino también en todas las áreas o campos de conocimiento. Todo es cuestión de poner mayor atención a la enseñanza y aprendizaje de las habilidades intelectuales básicas.

Reitero: Las y los docentes no son «apóstoles» solitari@s de la educación. Por el contrario, su trabajo es, en esencia, colectivo, colegiado, de acompañamiento, de apoyo entre pares y de colaboración mutua.

Considero que los elementos básicos para construir comunidades educativas y de aprendizaje, como PPE, son: Liderazgo académico; trabajo colegiado horizontal; apoyo institucional (tiempos, movimientos y recursos); asesoría y acompañamiento técnico-pedagógico; disposición de acompañamiento por parte de las familias, y agenda educativa. También es esencial, implícita y explícitamente, un replanteamiento acerca de la formación inicial y continua de las y los docentes, así como de las y los directivos escolares, y de las y los asesores técnico-pedagógicos.

Mientras no tengamos un programa de formación robusto y ampliamente discutido, en torno a esos trayectos de preparación profesional permanente, dirigidos a esas figuras educativas concretas (y sin burocratizaciones absurdas), con un enfoque hacia la construcción de comunidades educativas y de aprendizaje, será difícil que caminemos como nación en la ruta correcta para asegurar el derecho pleno a la educación de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos.

Fuente consultada:

(1) SEP (2020). Guía del Taller Intensivo de Capacitación. “Horizontes: colaboración y autonomía para aprender mejor”. Ciclo escolar 2020-2021. Para el campo específico de “comunidad escolar”, la SEP cita a: POZO ANDRÉS, María del Mar DEL; ÁLVAREZ CASTILLO, José Luís; LUENGO NAVAS, Julián y OTERO URTZA, Eugenio. Teorías e instituciones contemporáneas de educación, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, pp. 125- 127. Disponible en:

http://www.ugr.es/~fjjrios/pce/media/2- EscuelaFamiliaComunidadEducativa.pdf

Y a: POSADA ESCOBAR, Jorge Jairo (2000). Notas sobre comunidad educativa. Bogotá: Universidad Pedagógica nacional. Disponible en:

http://www.bdigital.unal.edu.co/ 1513/7/06CAPI05.pdf

Fuente:  https://profelandia.com/docentes-constructores-de-comunidades-educativas/

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Ciencia y Docencia, a distancia (parte I)

 Juan Carlos Miranda Arroyo

 

Esta semana, participamos una vez más, como ponentes, en el Taller de Ciencia para Profesor@s (TCP), en uno de los segmentos de dicho evento académico que, en su conjunto, es un espacio coordinado por el Centro de Geociencias de la UNAM, (Campus Juriquilla), y que cuenta con la colaboración de otras instituciones de educación superior. La parte sustantiva de nuestra participación está orientada a discutir las tendencias actuales, internacionales y locales, sobre la didáctica de las Ciencias, es decir, sobre los conceptos, nociones y procesos científicos que se abordan en la escuela. Esto lo desarrollamos a través de un enfoque didáctico centrado en el aprendizaje (las y los estudiantes como protagonistas de los procesos educativos), y una propuesta específica de acción docente, a través del método de proyectos de aprendizaje en ciencias. (1)

Este año, en la versión virtual (en tiempo real), tuvimos la participación de alrededor de 200 profesores y profesoras en el bloque correspondiente; adicionalmente, se registraron 479 comentarios de las y los participantes en torno a los contenidos abordados en nuestro segmento; hemos recibido 65 mensajes de correo electrónico en los cuales ellas y ellos solicitan las demostraciones prácticas o “provocadores” utilizados en la práctica docente (que por cierto ya les enviamos); finalmente, compartimos que hasta el momento se han contabilizado 2 mil 100 reproducciones del video (duración de casi 2 horas y media) registrado en la plataforma de Facebook, de ese mismo segmento:

https://www.facebook.com/TcpCgeoUnam/videos/306176467274915

Ahora el taller se realiza de manera virtual (2020), debido a la pandemia (durante esta semana). La intención académica de la coordinación de nuestro módulo, dentro de este TCP dirigido a docentes de educación secundaria y media superior, es reflexionar acerca de los procesos de construcción del conocimiento científico y, específicamente, abordamos el papel de las y los profesor@s en los procesos de creación y recreación del pensamiento científico, tanto por parte de ellos mismos (en su responsabilidad docente) como desde la experiencia de sus estudiantes.

Luego de hacer un recorrido histórico acerca de la didáctica de las Ciencias (con especial énfasis en las rupturas científicas, más que en las “continuidades”), incluimos algunos de los siguientes puntos críticos para transitar, luego, a la sección de alternativas para la acción docente. Los puntos de análisis son: a) La Enseñanza de las ciencias estaba centrada sólo en la exposición verbal del docente, sin actividades diseñadas para propiciar la participación de los alumnos; b) En los años 60´s y 70´s del siglo pasado se puso de moda el enfoque de “Aprender haciendo”; c) Se crearon laboratorios para simular escenarios reales, pero sin desarrollar aprendizajes significativos y de impacto social para las y los alumnos; y d) Prevalecieron los excesos en el ejercicio de la “memorización y acartonamiento” de guiones científicos.

Tendencias actuales en didácticas de las Ciencias

Lo más reciente que se ha dicho al respecto en este campo de formación, es que: “La investigación educativa, durante las últimas décadas, ha estado muy interesada en el estudio de los modelos conceptuales que los alumnos desarrollan para razonar. Sobre todo en el campo de la enseñanza de las ciencias, se ha trabajado mucho en la investigación acerca de los mecanismos por los cuales los alumnos conceptualizan un fenómeno natural estudiado.”… “Simultáneamente, también ha ido creciendo la preocupación de los educadores por (analizar) las dificultades que presentan los alumnos en la comprensión de los conceptos científicos y matemáticos”. Por todo lo anterior, se ha observado que: “El interés por las ideas acerca de los fenómenos naturales que los niños (y jóvenes) traen a sus clases de ciencias, antes de recibir una enseñanza formal en dicho campo, ha aumentado notoriamente durante los últimos años, justificado por la implicación que tienen estas concepciones en el aprendizaje de las nociones científicas”. (2)

El énfasis que se da con esta orientación pedagógica-didáctica, es que los estudiantes entren en acción para: Observar hechos, preguntar acerca de ellos, plantear problemas, formular hipótesis, registrar y organizar datos, analizar la información, redactar explicaciones (teorías y crítica de las teorías). Así mismo, en la parte actitudinal, se busca entrar en acción para: Trabajar en equipo, ser solidarios, tolerantes, responsables y respetuosos; originales, comprometidos, esforzados y perseverantes.

Algunas ideas para la acción

Por su parte y de manera esquemática, proponemos once pasos para desarrollar y sistematizar los proyectos de aprendizaje en Ciencias, que se resumen así: 1. Observar fenómenos o hechos. 2. Preguntar o cuestionar. 3. Buscar información. 4. “Conceptualizar” (escribir frases sencillas y claras sobre lo observado). 5. Planear acciones o diseñar variantes. 6. Formular hipótesis (supuestos a través de afirmaciones). 7. Poner en acción (contrastar, comprobar, verificar). 8. Registrar y analizar resultados. 9. Explicar científicamente el fenómeno observado. 10. Comunicar resultados. 11. Evaluar el proyecto (por parte de los alumnos). Algunos de estos pasos podrían ser modulares, es decir, son flexibles y podrías realizarse en distinto orden.

Por último, las recomendaciones que ponemos a consideración de los docentes de Educación Secundaria y Media Superior (y que pueden ser de interés para los docentes de Educación Básica, en general), en materia de didáctica de las Ciencias, son las siguientes: 1) Organizar secuencias didácticas a partir de “experiencias desencadenantes” o “provocadores”, que generen ideas interesantes y procesos reflexivos para fortalecer el crecimiento intelectual de los alumnos. 2) Evitar la explicación anticipada: Permitir que los alumnos arriesguen sus propias hipótesis y explicaciones (promover la idea del “error” como fuente de innovación). 3) Promover situaciones retadoras, y que los planteamientos y resoluciones de problemas estén a cargo de los alumnos; y por último, 4) Registrar, junto con los estudiantes, las experiencias desarrolladas con este método.

En la segunda parte de esta colaboración, daremos a conocer 38 “provocaciones” o demostraciones prácticas para poner en acción en el aula, que tienen la finalidad de generar curiosidad e interés entre los y las estudiantes para que, a partir de ahí, se diseñen proyectos de aprendizaje tanto en los contenidos de las ciencias naturales como sociales.

Fuentes consultadas y notas:

(1) En parte, estos talleres se realizan con recursos otorgados por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico. Dirección de Apoyo a la Docencia. UNAM. Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME). Responsable: Dr. Juan Martín Gómez González (CGEO), quien está a cargo del proyecto y que cuenta con un equipo de académicos en la parte operativa del mismo. Cabe mencionar que colaboró en este segmento del taller, la Mtra. Minerva Ramírez Meza, de USEBEQ.

(2) OREALC/UNESCO (2009). Aportes para la Enseñanza de las Ciencias Naturales. SERCE-LLECE, Santiago de Chile.

Nota: Los docentes que estén interesados en participar en estos talleres de verano, pueden comunicarse a: tcp.cgeo@geociencias.unam.mx


Fuente: SDPnoticias

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Nostalgia de las Rutinas Escolares

 Juan Carlos Miranda Arroyo

 

I

Por las mañanas, lo primero, firmar el cuaderno de asistencia. De prisa. Había que llegar antes que los estudiantes no sólo porque ese era el compromiso y la responsabilidad de las y los docentes, sino porque los salones debían abrirse por cuestiones prácticas: Para apoyar a los y las estudiantes que llegaban temprano, quienes colocaban sus mochilas en sus lugares personalizados, sobre o a un lado de los mesabancos. Esa era parte de la rutina inicial al arribar a la escuela. Luego, esos estudiantes se salían al patio a platicar o a jugar con sus compañeros y compañeras, o a correr libremente por todos lados.

Cómo nos dan nostalgia esas rutinas que hoy no podemos realizar, ni vivir, debido a la emergencia sanitaria. “Quédate en casa” dice la autoridad sanitaria. No sabemos bien a bien lo que viene. Hay incertidumbre con aderezo de angustia. Sin embargo, lo único cierto es que “Aprende en la escuela II” estará al alcance de nuestros alumnos con sólo apretar un botón.

II

Después de que sonaba la chicharra (algunas veces les poníamos música), se escuchaban gritos por todos lados; el pequeño gran mundo escolar corría para integrarse a la formación. ¿Qué escuela no ha vivido eso todos los días? Son rutinas, como lo diría el profesor Philip W. Jackson, que no se ven ni se perciben en otros espacios sociales: olores a lápices, termos con agua de limón y tortas de huevo; los aromas singulares de los sanitarios; los sonidos de los sacapuntas o de alguien que arranca una hoja del cuaderno… cuando el grupo completo volteaba a ver quién había sido.

Escenas conocidas para todos, que se vivían los días, mañanas o tardes, en la escuela, pero que se detuvieron a partir de marzo pasado, cuando los relojes escolares detuvieron su marcha. Y nuestros planteles se quedaron vacíos, sin sonidos ni olores propios. Sin el murmullo característico de los recreos de media hora. Días sin poder ir a la tiendita escolar por un vasito de pepinos. Han pasado cinco meses, casi seis, sin clases, y las nostalgias se nos vienen encima como olas gigantes. Llueve. Es verano medio; es temporada de huracanes.

III

Pero las nostalgias no duelen, sólo causan sonrisas leves. Las y los niños, como las y los docentes nos preguntamos ¿Cuándo terminará esta terrible pandemia? ¿Cuándo se podrá controlar a este virus, que sólo ha traído tristeza? ¿Qué día regresaremos a clases en nuestros espacios cotidianos? ¿Cuándo llegará el fin de esta epidemia de la desmovilización, del confinamiento y de la angustia reprimida? Ojalá que un día lleguen las vacunas. Estaríamos listos para hacer la formación, como cuando nos ponían la vacuna contra el sarampión o la viruela; también listos para salir corriendo y gritar a los cuatro vientos que ya dominamos al virus. Nostalgias del futuro.

IV

Varios años antes de la crisis sanitaria, habíamos planeado que nuestros estudiantes de sexto grado de Primaria vivieran una inducción escolar previa a ingresar a la secundaria, con el esquema de materias a estudiar por separado. Decidimos entonces que las asignaturas serían impartidas por diferentes profesores o profesoras. Uno, español y ciencias naturales; otra, Geografía e Historia. Yo elegí Matemáticas, que había sido el campo donde me había preparado en el posgrado. Los profesores de educación física y de apoyo en tareas (este último contratado con el apoyo financiero de las familias), ya trabajaban desde antes por su cuenta. El esquema funcionó bien. Las rutinas de cambio de docentes y de materias fueron formativas. Nos dimos cuenta que la planeación colectiva de las actividades docentes, tiene sus frutos. Más tarde supimos que nuestros estudiantes se adaptaron con más facilidad a las rutinas escolares a las cuales se integraron en la secundaria.

El acompañamiento personal por asignatura permite identificar los avances de cada estudiante. Adicionalmente, aplicamos el modelo de tutorías entre estudiantes. Recuerdo un ejercicio sensacional que consistía en jugar el cuadro de 4 por 4 (es el famoso cuadrito de 15 números y un espacio vacío, que venden en los mercados municipales o de la colonia), pero con una variante: lo hacíamos con papelitos recortados y números pintados. La resolución debía hacerse sin levantar los papelitos. Regla de oro. En un primer momento, el procedimiento y las rutinas de actuación se hacían entre el docente y los alumnos; luego, los estudiantes de sexto grado se convertían en los tutores de compañeros de quinto grado con la misma actividad.

V

Los recreos, las ceremonias cívicas, los eventos sociales son inspiración de las nostalgias. La organización de tareas en equipos. La planeación y realización del periódico mural. Las jornadas para asear la escuela o para arreglar las jardineras. La preparación de coloridas maquetas. Las campañas de higiene escolar a través de cartulinas. La construcción de un teatro en el salón de usos múltiples o la inauguración de las colecciones de piedras o rocas; de insectos de la región; de hojas de árboles cercanos a la escuela. Recordamos los torneos de fút en el patio y las retadoras entre los equipos mixtos de estudiantes de los últimos grados de la escuela. O los partiditos de tres contra tres de básquet. Así son los días escolares. Interminables. Pasajeros. Las repeticiones de actividades, monótonas o creativas, disruptivas, son la esencia de la vida cotidiana en las aulas. Que al final de todo son las rutinas de la vida.

Fuente: https://profelandia.com/nostalgia-de-las-rutinas-escolares/

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“Desertores”, no; “Abandonadores”, tampoco

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

En un texto escrito por la Dra. Irma Fuenlabrada, del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE-CINVESTAV), sobre pensamiento matemático infantil, dirigido a educadoras y educadores del nivel Preescolar (1) se leía el siguiente título: “¿Hasta el 100?… ¡No! ¿Y las cuentas?… ¡Tampoco! Entonces… ¿Qué?”. Precisamente en homenaje a ese creativo título, aparte de su magnífico contenido, en esta ocasión elegí el presente título para hacer una analogía y llamar por un momento la atención sobre un término que se utiliza indiscriminadamente en los medios educativos (y fuera de ellos: en medios de comunicación o en diversos espacios públicos). Me refiero al término “deserción” escolar, el cual está en desuso en los círculos de la investigación educativa, porque el término viene de la jerga militar o de los medios castrenses, y expresa un significado confuso en el campo educativo, pues hace referencia a la renuncia que realiza una persona, con deshonor, como un acto que generalmente se produce en las filas de un ejército.

A nuestros estudiantes, dado que no son soldados (aunque el líder sindical en turno dice que las y los maestros constituyen un “ejército intelectual” a favor del nuevo régimen), no les corresponde ese adjetivo: “desertores”. Lo cierto es que las y los estudiantes (me gusta decirles “estudiantes”, en vez de “alumn@s), se van de la escuela, pero no necesariamente porque así lo quieran, sino porque sucede un fenómeno social complejo que no podría ser simplificado como simple acto de “deserción”.

Cabe señalar que algunos autores –Manuel Gil cita a varios de ellos (2)-, han optado por -sustituir el término “deserción” escolar por “abandono” escolar, esto con la idea de salvar el exceso (de lenguaje militar) que se supuestamente se atribuiría a las “bajas” en una estadística del sector público; sin embargo, el problema de este último término (“abandono”) es que hace alusión a una responsabilidad asimétrica, es decir, a una de las partes se le adjudica moralmente la carga del “abandono” (“abandonan la escuela porque son flojos”, diría una versión extraviada). Implícitamente en el discurso de ciertas políticas públicas, supuestamente con base académica, las o los estudiantes son los responsables de “abandonar” a la institución llamada “escuela”. Al respecto, cabe preguntar ¿Quién abandona a quién? Los estudiantes a su querida institución, la escuela, o esta última es la que sistemáticamente “expulsa” a los y las niñas, niños y jóvenes, que son, junto con las y los docentes, los actores sustantivos de los procesos educativos.

Esto lo comento a propósito de varios datos que se revelaron recientemente y que, al mismo tiempo, generan nuevas preguntas. En una de las conferencias vespertinas, relacionadas con las medidas sanitarias y educativas en el contexto de la crisis causada por el Coronavirus, el subsecretario Concheiro, de Educación Superior, afirmó que aproximadamente el 10 por ciento de la matrícula de Educación Básica “abandona o abandonará a la escuela” luego de la actual crisis.

¿Cómo pueden las autoridades educativas saber o manejar esas cifras, si aún no inicia el ciclo escolar 2020-2021? Quizá cuenten con la estadística o los datos acerca del cierre del ciclo escolar 2019-2020, donde se calculaba que alrededor del 80 por ciento de los estudiantes de Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria, dato general), había participado en las actividades del plan emergente “Aprende en casa” (de marzo a julio de 2020). Es la única información vaga que se tiene, misma que de por sí es imprecisa.

Por consiguiente el 20 por ciento de los estudiantes de la educación básica en México no participó de las actividades realizadas en forma “irregular” debido al confinamiento y el distanciamiento social.

Cuando se toca el tema del “abandono” escolar como proceso social en un rango del 10 por ciento ¿De qué hablamos? Según el documento oficial de la SEP que consulté (3), y donde se abordan los datos o cifras principales del ciclo escolar 2018-2019, la matrícula de la Educación Básica sumaba un total de 22 millones 596 mil 818 estudiantes en el subsistema público, mientras que otros 2 millones 896 mil 884 estaban inscritos en el subsistema privado. Más de 25 millones de estudiantes de este nivel educativo en el país. Si el 10 por ciento no regresará a la escuela durante este ciclo escolar, estamos frente a una catástrofe social de dramáticas dimensiones. Más de 2 millones 500 mil estudiantes que no continuarán la Educación Básica. El equivalente a dos veces la cantidad de habitantes actuales de la ciudad de Querétaro y municipios vecinos.

En resumen: Antes se les llamaba «desertores» (deserción escolar), pero no son militares; hoy se les llama «abandonadores» (abandono escolar), pero no es un asunto personal. Con la aguda observación que hace Catalina Inclán @inclan66 se podría hablar de «excluidos» (o de “exclusión escolar”).

Propongo: «expulsados o excluidos del sistema educativo, por motivos académicos, económicos, religiosos o socio culturales». Ciertamente, éste es un asunto estructural y que ha sido abordado desde una visión y una concepción de las políticas públicas educativas. Mirada a todas luces ausente de una percepción incluyente de la educación.

Así pues, bienvenida la discusión sobre estos términos para afinar los nombres o conceptos que utilizamos, esto con la finalidad de referirnos de manera consensuada, crítica y analítica a los fenómenos educativos.

Reflexiones recientes y en breve (vía Twitter)

Esto comentó hace unas semanas Catalina Inclán: “Muchas posibilidades caben, la escuela estableció formas de “estar en ella”, los que ya no están, ¿dónde están? y ¿qué pasó con ell@s? Ej. La maestra de Milpillas, ahí hay un caso, no una razón…”. Por su parte Elodinn @elodinn dice lo siguiente: “¿Víctimas de negligencia? Cultural, social, familiar, académica.”

Javier Rosales @PearlJavs opina así: “Da para debate, sin embargo, estás dejando fuera a los docentes, podría ser hasta una situación de discriminación por falta de capacitación docente.” JBello @pumas_jbello: “Yo le llamo “expulsados”, porque es un fenómeno de carácter estructural y de “cultura escolar” autoritaria.”

L. Rivera @LRiveraF: “Los conceptos son construcciones históricas, responden a determinadas racionalidades (discursos de saber y poder), que emergen en determinadas condiciones. La SEP está definiendo el problema de los alumnos que nadie sabe dónde están, como abandono, o sea, son ellos, no el sistema. Entonces, la cuestión no es cambiar unos términos por otros, sino desmontar el modo en que la SEP está construyendo el problema. Quedando eso claro, es posible tomar posición para pensar una situación tan grave de otro modo, desde otro lugar.”

Alejandro Carrera: @L_carrera “Pues no todos caben en un solo concepto. Hay quienes abandonan por cuestiones económicas, otros que lo hacen por la falta de interés, otros tantos por no cumplir expectativas académicas. En todo caso me iría por «segregación», una inducida estructuralmente y otra «voluntaria».” Rubén Edel: @redeln “Necesitaría cambiarse una larga lista de constructos en la educación heredados de la milicia y las empresas: misión, estrategia, insumos, rediseño, calidad, rendimiento, desempeño, competencias, solo por citar algunos.”

Liliana Hernández @LilianaHC9 “Leí hace poco del fenómeno; @MejoreduMX le llama: desafiliación escolar…”. Carlos Yáñez @soyyanez: “También son «abandonados», otra discusión vigente: ¿quién abandona a quién?”

Fuentes consultadas:

(1) Irma Fuenlabrada. “¿Hasta el 100?… ¡No! ¿Y las cuentas?… ¡Tampoco! Entonces… ¿Qué?”. SEP, 2009. México.

(2) Manuel Gil Antón. “Este tema se enriquece con los trabajos de Vincent Tinto. Al desertor se le puede matar por la espalda, por cobarde. Yo he usado abandonar o ser abandonado por la escuela. Excluido está bien. E. Blanco propone desvincular o desafiliar. En fin: desertar, nunca más.” Twitt del 20 de junio, 2020.

(3) Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2018 – 2019. (2019) SEP. México.

En su glosario de términos, la SEP indica lo siguiente: “Abandono escolar: Número de alumnos que dejan la escuela en el ciclo escolar, por cada cien alumnos que se matricularon al inicio de cursos de ese mismo nivel educativo.”

Fuente:  Profelandia

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Una voz desde la Escuela

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

María Rodríguez es una maestra de educación primaria que trabaja en una comunidad de la sierra. Dice que, para llegar a su centro de trabajo, recorre los lunes y viernes cerca de 9 kilómetros desde el pie de carretera. Nueve de ida y otros nueve de regreso. “Desde ahí no hay ningún transporte público que nos lleve a la comunidad”, afirma.

En una plaza de la cabecera municipal, toma el camión que la lleva a su trabajo, y que tarda una hora en dejarla donde comienza el tramo de empedrado, el cual luego se convierte en un largo camino de terracería.

La escuela es pequeña. Es unitaria. Eso significa que un solo docente atiende a todos los estudiantes de la primaria. La profesora María da clases a 30 estudiantes de todos los grados escolares: 6 alumnos de primero; 5 alumnos de segundo grado; 5 de tercer grado; tiene a cuatro en cuarto; 7 de quinto y los demás son de 6º. grado. Desde hace un año se hace cargo también de la dirección de la escuela. El supervisor de la zona escolar le pidió, por favor, ese apoyo. “No nos pagan por eso; es como un encargo… Soy docente con funciones de directora, pero no tengo la clave de directora”, afirma María.

La organización de la escuela se divide, para hacerla más práctica, en dos grupos de estudiantes: “…esto para que las actividades escolares diarias se aprovechen al máximo… A los 16 alumnos y alumnas de primero a tercer grado, los atiendo por las mañanas, y a los demás por la tarde. Aunque soy una profesora contratada por jornada sencilla, cumplo con actividades escolares como si tuviera doble plaza”. Esto lo puede hacer así porque de lunes a viernes vive en una casa de la comunidad, en un cuartito que le facilita una familia.

Desde que se suspendieron las clases, en marzo pasado, la profesora María ha visto a sus estudiantes dos veces. Una para entregarles una lista de actividades a desarrollar después de que concluyó la semana de pascua. Varias tareas sencillas para realizar con sus libros de texto y dos proyectos de aprendizaje: Uno, sobre las enfermedades que se presentan en los seres humanos, y otro sobre la flora y la fauna de la región donde viven. También entregó y recogió exámenes, en fotocopias, a través de las familias. La otra vez que estuvo personalmente con sus estudiantes fue cuando organizó una pequeña ceremonia de terminación del ciclo escolar, a principios del mes de julio. Con la debida sana distancia, cubrebocas y la autorización del supervisor.

“Antes el gobierno, por medio de CONAFE, nos daba una compensación por el trabajo educativo que hacemos en la comunidad; a ese programa le llamaban de “actividades compensatorias”, y nos apoyaban con un incentivo económico, realmente simbólico pero valioso para nosotros, por atender a las niñas y los niños durante más tiempo que el marcado por la jornada laboral. Pero ese programa ya no existe, al menos en nuestro estado, desde 2014 aproximadamente”.

La maestra María dice que sus estudiantes no tienen equipos de cómputo y que tampoco cuentan con ningún tipo de conectividad para enlazarse vía internet. Los únicos lugares donde hay una o dos computadoras son los cibercafés que están en la cabecera municipal. Agrega que a ella se le descompuso hace dos meses su laptop, que alguna vez les obsequió, a sus compañeros y a ella, el presidente municipal, el día del maestro. “Pero aquí no hay señal ni servicios de wifi. Sólo podía utilizar mi computadora en las zonas urbanas”.

“Cuando se averió mi máquina, le pedí al supervisor si me podía apoyar en conseguir a alguien que me la arreglara o con algún recurso económico, pero me dijo que no hay recursos para eso. Que la próxima vez que vaya a la capital del estado, la lleve a arreglar con dinero de mi bolsillo”. Tampoco le quiso prestar una laptop que está guardada en la supervisión “…que porque está inventariada y no puede salir de la oficina…”

Pocas casas tienen un aparato de televisión en la comunidad, y no se alcanzan a ver todos los canales de la televisión abierta. “El delegado ejidal nos dijo que pronto vamos a tener señal de televisión abierta porque van a poner unas antenas repetidoras en un cerro que está cerca de la carretera.” Hasta el momento no se ha visto ninguna obra por la zona.

El mes pasado el supervisor pidió a las y los maestros, que a la vez son las y los encargados de las diferentes primarias unitarias y multigrado (donde hay de dos a tres docentes por escuela), que se conectaran por internet para llevar a cabo una reunión virtual, previa al inicio de clases. María comenta que no todos sus compañeras y compañeros pudieron conectarse en sus hogares o lugares donde se encontraban, ya sea desde la cabecera municipal o la capital del estado. “Con el problema del coronavirus y la crisis sanitaria, hemos valorado más a nuestras reuniones colegiadas presenciales”. El servicio de telefonía cada uno lo paga con sus propios recursos. No existe apoyo institucional para ello. Tampoco hay dinero para comprar o renovar los equipos de telefonía, ni para “comprar tiempo aire”.

A pesar de que en el municipio donde María trabaja se tienen reportes de pocos enfermos de Covid-19 (en el último reporte que consultó, se enteró que sólo hay 14 casos), las clases siguen suspendidas. Dice que apenas este lunes se enteró de que el ciclo escolar será a distancia, a través de programas de televisión y de radio. Y que la mayor parte de las actividades académicas, las y los estudiantes las deberán realizar con apoyo de sus libros de texto gratuitos.

Indicó que ella fue estudiante de telesecundaria antes de ingresar a la escuela Normal, y recordó que las carencias con las que se realizaban las actividades educativas y escolares eran enormes. “Tanto los equipos de televisión, como las antenas eran viejos o estaban descompuestos. Luego tardaban mucho tiempo en repararlos o reponerlos. Nuestras queridas maestras y maestros echaban mano de la creatividad y de la imaginación para llevar a adelante los programas académicos”.

María piensa que el papel del docente como organizador de las actividades escolares y extraescolares, le da un valor especial a su trabajo. “Nosotros somos líderes en las comunidades donde trabajamos, porque las abuelitas y las mamás toman en cuanta nuestras opiniones y experiencias (la mayoría de los hombres de las comunidades en la sierra no trabajan en su propia comunidad)… porque no solamente hablamos de lo que sucede en la escuela, sino de nuestras vidas cotidianas. Sobre los problemas en la familia; sobre cómo cuidar a nuestras niñas y niños; sobre la alimentación, sobre las plantas que hay en las macetas; o del porqué no contamos con un centro de salud cercano a la ranchería.

María dice que el trabajo educativo sí se puede realizar con el apoyo de los libros de texto gratuitos, pero eso sería más completo si existiera la supervisión de una o un docente. “Aunque también debemos de ser innovadores y prácticos… aprovechar al máximo el medio social y natural donde trabajamos para que nuestros estudiantes en verdad desarrollen aprendizajes relevantes y significativos tanto para su vida presente como para el futuro”.

Fuente: https://profelandia.com/una-voz-desde-la-escuela/

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Plan de actuación sanitaria en Educación Superior

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

La Universidad Pedagógica Nacional (UPN), institución pública de educación superior, dio a conocer durante estos días el “Plan integral para el retorno seguro a las actividades académicas y administrativas en el marco de la nueva normalidad”, cuyo propósito es “establece(r) las recomendaciones y pautas que permitan retomar de forma ordenada, gradual y segura, las actividades académicas y administrativas de las Unidades UPN. Con ello, se busca mitigar el riesgo, fomentar la prevención de contagio y promoción de la salud entre toda la Comunidad Universitaria, a través de una cultura del cuidado de personal y cuidado colectivo.” (1)

El plan establece las siguientes 14 acciones o medidas generales:

• El uso de cubrebocas o pañuelo (cubriendo nariz y boca) será obligatorio para toda la comunidad universitaria y visitantes. Se sugiere el uso de cubrebocas lavables

 En caso de presentar malestar o síntomas compatibles con SARS-CoV2 (Covid-19) o enfermedades respiratorias, como medida de cuidado de sí y de conciencia colectiva, no asistir a las instalaciones universitarias ya que no se les brindará acceso, quedarse en casa y solicitar asistencia médica en los números de emergencia locales

• No saludar de beso, mano, brazo o codo

• Se sugiere que cada persona porte consigo un kit de aseo personal, con alcohol en gel, pañuelos desechables, papel sanitario, jabón, así como repuestos de cubrebocas en los casos que sean necesarios

• Lavado de manos con agua y jabón constante por 40 segundos, aplicando la técnica correspondiente. Este ejercicio deberá realizarse, por lo menos, unas 10 veces diarias: al llegar de la calle, periódicamente durante el día, después de tocar áreas de uso común, después de ir al baño, tocar dinero y antes de comer o preparar alimentos

• Desinfección constante de las manos con solución gel antibacterial con concentración alcohol al 70%

• Implementar el estornudo de etiqueta, esto es cubrirse la nariz y boca al toser o estornudar con el ángulo interno del brazo.

• No escupir en ningún espacio de la Universidad. En caso de ser necesario, deberá utilizar un pañuelo desechable y tirarlo a la basura, posteriormente se realizará un lavado de manos.

• No tocarse la cara, especialmente nariz, boca y ojos.

 Queda prohibido fumar dentro de las instalaciones universitarias, por considerar a las colillas un factor alto de contagio.

• Los desechos de cubrebocas, pañuelos desechables y demás residuos que representen un riesgo de contagio, deberán depositarse en botes especiales identificables, mismos que estarán disponibles en diversos espacios de las Unidades.

• Evitar compartir herramientas de trabajo y objetos personales (computadora, papelería en general, celulares, por mencionar algunos).

• Procurar guardar las medidas de higiene y protección en el transporte público, en el trayecto de la casa a las instalaciones universitarias

• Evitar el uso de barba, bigote, así como accesorios (joyería, relojes, corbatas) ya que pueden ser un depósito de virus y microorganismos.

Según el Plan institucional de la UPN, “Las poblaciones en situación de vulnerabilidad son aquellas que debido a determinadas condiciones o características de salud son más propensas a desarrollar una complicación por el virus SARS CoV2 (COVID-19). Para el presente Plan se considerarán dos grupos:

a) Personas de alta vulnerabilidad. Mujeres embarazadas o lactando, personas adultas mayores de 60 años, personas con obesidad, diabetes e hipertensión descontroladas, VIH, cáncer, con discapacidades, trasplantes recientes, enfermedad hepática, pulmonar, así como trastornos neurológicos o del neurodesarrollo (epilepsia, accidentes vasculares, distrofia muscular, lesión de médula espinal); y b) Personas de vulnerabilidad media. Quienes convivan en su hogar o tengan a su cargo el cuidado de menores de 12 años de edad, personas adultas mayores y en situación de vulnerabiliad o mayor riesgo de contagio.”… “Las personas identificadas en el apartado (a), preferentemente, realizarán sus actividades en la modalidad a distancia; mientras que las del grupo (b) alternarán su asistencia en el desempeño de sus labores, ambas hasta que las autoridades de salud y educativas emitan otro criterio de cuidado. En caso de asistencia extraordinaria a las instalaciones universitarias, deberán extremar las medidas de prevención e higiene.”

Es interesante observar que los cuerpos académicos que diseñaron este plan y los protocolos correspondientes, han sido sensibles a las necesidades apremiantes que presentan muchas (si no es que la mayoría) de las instituciones de educación superior en México, en el sentido de cuidar o proteger al personal que puede ser susceptible o se encuentra en zona de vulnerabilidad sanitaria, cuyo promedio de edad, sobre todo del personal docente, (y quizá también del administrativo), es de 50 años (condición que también se presenta en otros niveles de la educación pública)én se presenta en otros niveles de la educación pública).

Por otra parte,  en conversación con uno de los directivos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Azcapotzalco, Óscar Lozano, él destacaba algunas características comunes que se presentan entre los miembros de la plantilla del personal docente y de investigación en esa institución, a partir del inicio de la emergencia sanitaria (marzo, 2020). Entre esos factores, por ejemplo, identificaba el tema de la edad. Situación que ha tenido conexión con dos ámbitos: 1) Por un lado, cierta dificultad para que las y los docentes se incorporen rápidamente a las modalidades educativas a distancia, con apoyo de nuevas tecnologías de información y comunicación (aparte de las limitaciones que tiene el personal académico, por falta de apoyo institucional, para contar con infraestructura y recursos tecnológicos adecuados, a efecto de llevar a cabo las actividades educativas de manera virtual con los estudiantes de grado y posgrado); y 2) La probabilidad alta de que el personal mayor de 50 años sea proclive a cursar alguna de las enfermedades crónicas, no contagiosas, que establece, como de alto riesgo, el sector salud al vincularse con Covid-19.

No es nada extraño que la mayoría de las instituciones de educación superior, públicas y privadas, presenten situaciones similares, y más aún con un conflicto generalizado porque las autoridades universitarias no han sido sensibles a las necesidades laborales del personal académico ni de los trabajadores administrativos, surgidas a raíz de la pandemia. Tengo conocimiento que el Tec de Monterrey, al menos en posgrado, tomó la decisión de continuar sus actividades académicas “completamente a distancia a través de las nuevas TIC”.

Se requiere, en efecto, una buena dosis de tolerancia por parte de las áreas directivas de nuestras instituciones de educación superior (así como de otros niveles educativos también), y no obligar a las profesoras y los profesores a realizar actividades para las cuales no fueron contratados (actividades educativas mediadas únicamente por las nuevas tecnologías). Aunque también se requiere de otra dosis de disposición y actitudes de colaboración por parte de todas y todos los trabajadores de la educación, sin duda.

En ambos casos, se requiere de una abierta disposición al diálogo y a la concertación con la finalidad de que las y los estudiantes continúen sus estudios de nivel superior y de posgrado, sin ponerse en riesgo, y sin que las y los profesores se vean desprotegidos en sus condiciones de trabajo, y particularmente en su estado de salud.

Fuente consultada:

(1) UPN. Plan integral para el retorno seguro a las actividades académicas y administrativas en el marco de la nueva normalidad. Rectoría, julio 2020. (Otros aspectos que aborda el plan mencionado son: Protocolos. Entrada, permanencia y salida de las instalaciones universitarias. Uso y aprovechamiento de salones, oficinas, bibliotecas, cafeterías, comedores, áreas de checado, atención al público y demás áreas de uso común. Asuntos en materia de horarios, asistencia y demás aplicables para el personal académico y administrativo (base, confianza y estructura). Líneas para el trabajo académico, cultural y deportivo. Clases y asesorías. Cursos remediales. Exámenes profesionales. Reuniones académicas. Actividades académicas, culturales y deportivas. Medidas para la adecuación, limpieza y mantenimiento de espacios cerrados y de uso común. Equipamiento e higiene. Formación y capacitación. Difusión oportuna de protocolos y medidas. Marco normativo y referencial. Disposiciones normativas aplicables, y Referencias).

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/plan-de-actuacion-sanitaria-en-educacion-superior.html

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