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Ilegalidad en educación

Por: Jesús Montero Tirado. 

Nuestro sistema educativo navega sin rumbo por el agitado mar de las culturas globalizadas, las olas provocadas por los descubrimientos científicos, las novedades tecnológicas y las inquietas aguas de las desmedidas ambiciones humanas.

Los responsables del gobierno, dirección, gestión y administración del sistema educativo y su ministerio han perdido el radar, la brújula y la carta de navegación. No saben dónde están ni a dónde ir. No le bastan sus buenos deseos, porque no saben cómo navegar en este mundo y estos niños, adolescentes y jóvenes cambiantes según soplen o surjan distintos vientos y corrientes.En otros países la carta de navegación son las leyes de educación. Y todos, los educadores y sus dirigentes las cumplen, De vez en cuando actualizan la carta de navegación, porque cambiaron las corrientes del mar, pero saben a dónde ir y cómo llegar.

Aquí, la carta de navegación tiene muy pocas leyes, algunas con notables deficiencias, otras nada actualizadas y para problemas importantes de la educación, faltan muchas leyes que el ministerio y el Congreso no han tenido ni tienen tiempo para proponerlas, estudiarlas, sancionarlas y hacerlas promulgar.

Lo peor es que los educadores y sus dirigentes no cumplen todos los artículos válidos de las pocas leyes vigentes. Por ejemplo, me pregunto por qué nuestro sistema educativo, que va a la deriva, no cumple el inciso a) del artículo 9 de la Ley General de Educación 1264/98, que responde al mandato del artículo 73 de la Constitución Nacional.. Copio el inciso para que los lectores interesados en conocerlo no tengan que buscarlo en internet:

“Son fines del sistema educativo nacional: a) el pleno desarrollo de la personalidad del educando en todas sus dimensiones, con el crecimiento armónico del desarrollo físico, la maduración afectiva, la integración social libre y activa”.

Este artículo continúa explicitando los fines del sistema educativo con otros incisos más que, suman, once fines.

En nuestro sistema educativo este inciso primero no se cumple, aun siendo mandato de la ley y de la Constitución Nacional.

Dije al principio que se perdió el radar y la brújula porque nuestro sistema en su ejecución ha cambiado, dejando de ser de educación para contentarse con ser de enseñanza. La educación se propone como fin el desarrollo, crecimiento y maduración de toda la persona en todas sus dimensiones con todas sus potencialidades, en cambio la enseñanza se propone transferir conocimientos y desarrollar algunas competencias básicamente instrumentales para que los alumnos se los apropien y las activen Se ha olvidado que la enseñanza no es educación, sino solamente una estrategia de la que se sirve la educación. Yo puedo enseñar matemáticas y no estar educando a mi alumno. Con sólo la enseñanza pueden salir alumnos instruidos y no educados. Los navegantes que dirigen el barco de la educación han perdido el rumbo y están llevando a los educandos a las playas del conocimiento y no al puerto de la educación integral.

La educación quiere formar personas desarrolladas y maduras en todas sus dimensiones.

El inciso citado alude a aspectos importantes de tres ge las cuatro dimensiones esenciales que constituyen la integridad del ser humano: la dimensión biológico corporal que le llama “desarrollo físico”, la dimensión psicológica que queda representada por la maduración afectiva y la dimensión social. En este inciso la cuarta dimensión esencial de todo ser humano, que es la dimensión espiritual, está implícita al proponer como fin de la educación “el pleno desarrollo integral de la personalidad”, en congruencia con el mandato Constitucional (art. 73).

Es evidente que el sistema educativo se ha reducido a la enseñanza. En las evaluaciones finales de cursos, ciclos y niveles, las pruebas o exámenes sólo evalúan adquisición de conocimientos y algunas competencias, pero no se evalúa la calidad y maduración de la persona y su personalidad. El sistema no está respondiendo al mandato de la ley, y la Constitución. ¿Hasta cuándo?

Con análisis semejante sobre el fin de la maduración afectiva podemos constatar también la ilegalidad en el sistema educativo al observar currículos y programas, ya que la educación de la afectividad no ha interesado a los dirigentes y diseñadores, aunque es mandato de la ley y la Constitución.

Fuente del artículo: https://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/2019/09/23/ilegalidad-en-educacion/

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Políticas en educación

Por: Jesús Montero Tirado. 

Hay consenso universal en que la educación se ha convertido en el factor principal para el desarrollo humano integral a nivel personal y social; consecuentemente, la base fundamental necesaria para los demás desarrollos: cultural, moral, científico tecnológico, económico, político, etc.

Esta situación es anormal, porque normalmente cuando los candidatos se presentan a elecciones para presidencia de la República tienen definido lo que quieren hacer y cómo hacerlo y suelen exponerlo en sus campañas electorales para motivar los votos a su favor. En nuestro caso actual satisfizo que el presidente Mario Abdo Benítez garantizó y lo confirmó desde los primeros días de gobierno que la educación sería la prioridad número uno.A estas alturas, pasado un año de gobierno, resulta que el ministro Eduardo Petta y su equipo dirigente del MEC no saben con qué política educativa llevar adelante su responsabilidad de poner en marcha la prioridad número uno.En el contexto presente, en el que los cambios en el mundo se suceden a velocidad vertiginosa y afectan sustancialmente a la educación constantemente, perder un año y seguir consultando sobre con qué política llevarla es un grave daño a toda la sociedad y sobre todo a los niños, adolescentes y jóvenes.La famosa curva de velocidad de producción de conocimientos en el mundo da como resultado que en la actualidad los conocimientos se duplican cada dos años y muy pronto será cada pocos meses. Perder más de un año en definir las políticas con las que se va a dirigir la educación de un país es un grave daño a la nación, porque además del tiempo perdido, cuando se tome la decisión de cómo educar, es probable que los conocimientos usados, las circunstancias, los datos y condiciones tenidos en cuenta para definir, sean ya distintos, si no a nivel país, sí a nivel mundial, los cuales pueden exigir otras políticas y estrategias.La complejidad del sistema educativo nacional está descrita breve y legalmente en los artículos 7 al 11 inclusive de la Ley 1264/98 General de Educación y ahí se puede observar que no es posible afrontar la transformación de la educación con una sola política, sino con varias y muy diversas políticas interrelacionadas todas ellas entre sí y bien planificadas sistémicamente. Por ejemplo: política legislativa y de fidelidad a la Constitución Nacional y las leyes (fidelidad que actualmente no se da), política financiera y administrativa de eficacia y eficiencia, política real de educación universitaria y superior en general, política revolucionaria de profesorado en todos los niveles, política social en el sistema para satisfacer el derecho humano de calidad de educación también a los pobres, política de infraestructura digna y específica para la función educativa en escuelas, colegios, instituciones superiores y universidades, política de relaciones internacionales en educación (empezando por replantear las relaciones con la UNESCO), política cultural y lingüística, política curricular en todos los niveles, política de “educación no formal y refleja”, política de coordinación entre humanidades, ciencias y desarrollo humano integral personal y social, política anticorrupción, etc. Desde luego que entre tantas políticas necesarias, dado el estado lamentable de nuestra calidad educativa, hay que jerarquizarlas y evitar la dispersión y superficialidad en sus planteamientos y en su ejecución.

Tengo entendido que el Comité Estratégico para la transformación de la educación con el ministerio preparan una consulta a la ciudadanía en varios (4?) departamentos del país, para recoger su opinión sobre la política que debe ejecutarse en la educación por parte del las autoridades. Ojalá acaben pronto y el MEC empiece a trabajar en serio. A este paso, pueden pasar los cinco años del gobierno actual con solo reuniones sin producto alguno.

Siempre es importante y necesario conocer y respetar lo que piensa y quiere la ciudadanía, porque el pueblo es soberano, pero también es necesario que los profesionales técnicos traduzcan la voluntad popular a términos y pautas que respondan a las exigencias de las ciencias de la educación y de la administración educativa de un sistema nacional.

Fuente del artículo: https://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/2019/09/09/politicas-en-educacion/

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Amor, educación y aprendizaje

Por: Jesús Montero Tirado

Cada día aparecen más investigaciones de psicólogos, sociólogos, pedagogos y hasta de psiquiatras que vienen descubriendo y advirtiendo que son muchos los niños que viven en estado de carencia afectiva y de otras vivencias afectivas negativas, como ansiedad, tristeza, soledad, depresión, etc. Cuando decimos que los niños están en carencia afectiva, decimos que no tienen la experiencia de ser amados y tampoco la de saber amar, porque no recibieron los estímulos afectivos suficientes para conocer y gozar la belleza y grandeza del amor y aprenderlo por experiencia.

En general los investigadores atribuyen el hecho a las cada día más frecuentes crisis matrimoniales, familiares, al menor contacto de los hijos con sus madres y padres, ausentes del hogar por razones de trabajo y el estilo y ritmo acelerado de vida.

Las consecuencias de esta situación con su impacto en el desarrollo y el mundo interior psico-social e intelectual de los niños son graves para su presente y para su futuro, cuando sean mayores, porque lo vivido en la infancia marca para toda la vida.

Para las maestras y maestros de educación inicial o escolar básica, así como para los profesores de educación media es una constatación constante que los niños y adolescentes que viven en esa situación de pobreza afectiva tienen serias dificultades para aprender y caen en bajo rendimiento escolar. Está dicho y escrito por los especialistas en pedagogía que el estado y la salud y la anemia afectivas de los niños son determinantes en la reducción de los aprendizajes. Entre los especialistas, investigadores y profesionales de la pedagogía, nadie duda hoy que una de las causas principales del bajo rendimiento escolar, tanto en sus procesos educativos como en los procesos didácticos de enseñanza-aprendizajes, es la debilidad e insuficiencia afectiva, la baja capacidad de amar y de experimentar el ser amados. Si los niños están en déficit afectivo, no aprenderán , ni siquiera a “leer, escribir y matemáticas”, lo básico y absolutamente necesario.

Es sabido que los niños aprenden a amar siendo amados; si no son amados, bien y abundantemente amados, no aprenden a amar.

La educación formal, la educación escolar, tiene que hacerse cargo de esta situación de los niños. Su responsabilidad es la de educar a los niños, adolescentes y jóvenes, partiendo de lo que son y de cómo están, para ayudarles a desarrollar sus potencialidades y a capacitarse para la vida. Si los niños vienen sin saber pensar, la escuela les enseña a pensar; si vienen sin saber amar, debe enseñarles a saber amar. ¿Por qué? Porque esa es su misión, tanto más urgente cuanto que la escuela está comprobando que sus otros objetivos, el de enseñarles, por ejemplo, a “leer, a escribir y matemáticas” no lo conseguirá aunque use la mejor didáctica, si los aprendices viven la crisis deficitaria de su pobreza afectiva.

¿Cómo enseñarles a amar? Desde luego, amándolos. En Pedagogía como ciencia y como práctica es convicción elemental que todo educador tiene capacidad de educar (educatividad) si es capaz de mantener relación afectiva positiva de amor al educando. La educación es esencialmente complejo servicio y donación de amor.

Evidentemente que esa donación de amor será eficaz mediante la profesionalidad y si el niño la recibe en condiciones de salud total, incluida necesariamente la nutrida salud afectiva.

Como el educador necesita la educatividad, el educando necesita la educabilidad (capacidad de ser educado), que requiere la salud en su ámbito afectivo. Daniel Goleman y la producción profesional que ha desencadenado su famoso libro “La inteligencia emocional” tienen mucho dicho sobre esto. Por algo hay investigaciones y publicaciones que afirman rotundamente que “sin amor no hay aprendizaje”.

E igualmente podemos decir que sin amor no hay educación y más definitivo aún, no dudamos en decir que sin saber amar, la persona está sustancialmente debilitada, deshumanizada y condenada a la pobreza de la soledad profunda e irremediable.

Mientras queramos seguir siendo humanos, siempre será esencial saber y enseñar a amar. Los aprendizajes de conocimientos y competencias son necesarios para la supervivencia, el progreso y la calidad de vida, pero si no sabemos amar, los conocimientos y las otras competencias no garantizan la paz en la convivencia ni la supervivencia de la humanidad.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/amor-educacion-y-aprendizaje-1781557.html

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Las ciencias del espíritu

Por: J. Montero Tirado

Desde principios del siglo XX, los grandes científicos del mundo atómico, subatómico y la energía rompieron la dualista visión que Descartes con su prestigio impuso en occidente: la división de lo existente en dos reinos radicalmente diferenciados y separados, el de la materia y el del espíritu. Para la visión cartesiana, la materia era el campo de la ciencia, el espíritu era el campo de las religiones, el campo de la fe.

A finales del siglo XIX el filósofo alemán Dilthey enfrentó al cartesianismo con su famoso libro “Las ciencias del espíritu”. Pero serán Albert Einstein y los grandes científicos de la Física Cuántica los que desmonten definitivamente el simplismo del dualismo cartesiano.

La bibliografía científica sobre la relación entre la Física Cuántica y la Espiritualidad es abundante, hasta a nivel de difusión asequible a quienes no somos expertos en física ni en física cuántica. En editoriales de divulgación se nos ofrecen libros accesibles como “El Tao de la Física” de Fritjof Capra o “Ciencias y espiritualidad” de Amit Gosvami. Y más fácil todavía para quien pueda entrar en internet, porque encontrará en el buscador Google, cerca de siete millones y medio de referencias documentales sobre ciencias y espiritualidad.

Al mismo tiempo que las grandes religiones se encuentran desafiadas por crisis crecientes, el interés, los movimientos y la investigación de la espiritualidad están teniendo un desarrollo tan inusitado y expansivo, que han dinamizado las relaciones entre ciencias y espiritualidad. Van apareciendo ininterrumpidamente diversas ciencias que incluyen como una rama de su especialidad la investigación y la exploración de los conocimientos sobre espiritualidad vinculados al objeto de cada ciencia.

La antropología, ciencia que estudia al ser humano como tal, y la historia de la antropología constatan que el ser humano tiene y se caracteriza frente a los demás mamíferos, por su dimensión espiritual. Además de la antropología, las otras “ciencias del hombre” también se ocupan de investigar científicamente esta dimensión esencialmente humana.

La neurología, tan interesada por el complejo mundo de la mente, ha desarrollado la rama especializada de la neuroespiritualidad, hasta el punto de que algún especialista ha propuesto la creación de un neologismo, “espiriteria”, para referirse a ella explicitando con más claridad la vinculación y relación entre el espíritu (espiri) y la material (teria).

La biología ha generado en su ciencia la rama de la espiritualidad y trabaja el campo propio de la biología espiritual. Hasta la genética, que investigando el genoma humano ha descubierto el gen especializado en lo espiritual, al que hiperbólicamente Hamer le llama el “gen de Dios”.

La Psicología y la Psiquiatría se han ocupado necesariamente de las vivencias espirituales y sus implicancias en el conjunto de la estructura y la vida de la persona. Por razones semejantes lo ha hecho la filosofía y dentro de ella la rama específica de la ética. Y, como es obvio, en el campo de estudio científico de la teología, también se especializa como rama sustantiva la teología espiritual. Finalmente, para no abrumar, podemos recordar la significación extraordinaria que la espiritualidad tiene en el estudio, la investigación de la vida moral.

Hoy la relación entre ciencias y espiritualidad es un presupuesto ineludible. Albert Einstein fue más lejos aún cuando dijo: “La ciencia sin religión es manca; la religión sin ciencia es ciega” (Koinonia, 2007). Y hasta en el duro y ambicioso campo de la economía, universidades como Harvard, Notre Dame, Boston Colleges y otras investigan y comprueban que las empresas que desarrollan la dimensión espiritual de sus empleados e incluyen la inspiración y dinámica de la espiritualidad en su organización y funcionamiento, obtienen mejores resultados también económicos.

Cuando el Ministerio de Educación y Ciencias ha abierto el plazo de consulta social sobre la educación que queremos, algunos pensamos que el nuevo plan del sistema y de los procesos educativos que el MEC lance, debe incorporar sin falta la educación y desarrollo de la dimensión espiritual de los educandos. La Constitución Nacional (Art. 73 afirma que nuestra educación debe ser “integral”, es decir que se hace cargo del desarrollo y educación de toda la persona, confirmando con ello el compromiso de la verdadera educación. Es hora de responsabilidad coherente y de cumplir la Constitución.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/las-ciencias-del-espiritu-1745524.html

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Los pilares de la educación

Por Jesús Montero Tirado

La educación que ofrecemos no responde a las necesidades y exigencias del presente, menos aún a las que tendrán los niño actuales cuando egresen del sistema educativo. Casi lo digo de balde porque todos lo sabemos. Ya es inútil echar la culpa de esta situación a los maestros, al Ministerio de Educación y Ciencias, a los políticos y sus partidos, a la reforma o al bilingüismo mal resuelto, a las universidades o a la corrupción. Solo hay tiempo para trabajar inteligentemente y con la mayor rapidez posible. En veinticinco años, el mundo ha cambiado vertiginosamente, por ejemplo, no existía la sociedad virtual y hoy hasta los niños están sumergidos en ella. En estas circunstancias, la educación no puede seguir igual.

En cualquier plan que se haga, algo es necesario: que trabajemos todos con entusiasmo, escuchando el clamor silencioso de los derechos de los niños y que colaboremos: quien tenga ideas que crea interesantes y fundadas sobre qué y cómo hacer, que las proponga y que el Congreso y el Ministerio lideren la firma de un pacto social para salvar el presente y el futuro de nuestro país.

Cualquier proyecto educativo que se emprenda tiene que construirse sobre cuatro “pilares pedagógicos”, que no tenemos definidos: 1) el modelo de hombre y mujer que queremos encarnen y desarrollen los niños; 2) la corriente sicológica principal en la que vamos a inspirarnos para promover su desarrollo psicológico; 3) el modelo de sociedad que deseamos construyan; 4) la educación y desarrollo de su natural dimensión espiritual.

Estos cuatro pilares, que responden a las cuatro dimensiones esenciales constituyentes de todo ser humano, según la antropología integral, deben estar orientados por una “filosofía de la educación” que fundamente sólidamente todo el sistema educativo en las coordenadas de nuestro tiempo acelerado.

Si el sistema necesita cuatro pilares pedagógicos fundamentales, los estudiantes tienen que afrontar cinco desafíos básicos: 1) aprender a ser, 2) aprender a conocer, 3) aprender a hacer, 4) aprender a vivir juntos y 5) aprender a aprender permanentemente.

En consecuencia los educadores, “pilar central de la educación”, son requeridos y serán competentes para enseñar con los “pilares pedagógico-didácticos” correspondientes, de manera que los estudiantes puedan lograr tales aprendizajes.

“El ser humano es el único que tiene que saber lo que es, para poder serlo”. Por eso, para que los niños “aprendan a ser”, el MEC necesita definir explícitamente la antropología, la psicología, la sociología y la espiritualidad de la educación que ofrece. Para que los educandos aprendan a conocer, aprendan a hacer, a vivir juntos y aprendan a aprender continuamente necesitan adquirir “competencias” y no solo conocimientos ya elaborados, porque ellos mismos deben saber “producir conocimientos” y no solo repetir los que otros produjeron. Y en una sociedad, en la que el poder y la riqueza están en el conocimiento, la educación incorpora en sus procesos el dominio de la investigación y los lenguajes y recursos de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). No basta el cognitivismo, ni siquiera el constructivismo, hoy necesitamos además el paradigma del “conectivismo”.

Nuestro sistema educativo es parte del sistema socio-económico-político nacional y se apoya e integra en él con muy débil “pilar jurídico-legal”. El cuerpo de leyes del sistema educativo es radicalmente insuficiente por ausencia de leyes fundamentales y por vulnerabilidad de las pocas vigentes, que necesitan ser actualizadas y coordinadas entre sí y con la Constitución Nacional.

Igualmente podemos insistir en la debilidad del “pilar de la infraestructura” de las instituciones educativas, empezando por el mismo MEC, que amerita por razones obvias una infraestructura acorde con su misión, sus altísimas responsabilidades y funciones, y en consonancia con las exigencias de la nueva Ley Orgánica del MEC. Recordemos la sabida debilidad de la infraestructura de las demás instituciones educativas escolares e incluso de la casi totalidad de las universitarias.

Y, por falta de espacio, aludo no más a la extraordinaria debilidad del “pilar financiero”. Mientras quienes tienen poder de decisión se mantengan tercamente en la obstinación de no invertir en educación como mínimo el 7% del producto interno bruto, el sistema educativo no podrá sostenerse.

Sin solidez en estos pilares, imposible será la calidad de currículos, programas, procesos y resultados.

Fuente del artículo: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/los-pilares-de-la-educacion-1674262.html

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El humanismo de nuestro sistema educativo

Por Jesús Montero Tirado

Nuestro sistema educativo en todos sus niveles, desde la educación inicial hasta la educación superior, hace muchas décadas se viene desarrollando sobre la base de un concepto del ser humano reducido en su integridad. Trabaja con tres dimensiones del ser, la dimensión biológico-corporal, la psicológica y la social, y omite (sin justificarlo) la cuarta dimensión esencial constituyente, la espiritual.

Todavía mantenemos la visión errada de Descartes al repartir el estudio y la investigación de la materia a las ciencias y la dedicación a explorar el espíritu a la Iglesia y las religiones. Un reparto cuya arbitrariedad han hecho ver científicos reconocidos universalmente como Ken Wilber (“El espectro de la conciencia”, “Los tres ojos del conocimiento”, “El ojo del espíritu”) y neurólogos como Antonio Damasio con sus investigaciones “El error de Descartes” y “El misterio de la conciencia”.

Las fronteras entre ciencia y espíritu que Descartes trazó no son las que, por ejemplo, la física cuántica diseña, como nos hace ver Fritjof Capra en su “Tao de la Física”. Y, sobre todo, pensar que el espíritu no es objeto, no es tema de investigación científica es una idea que hoy no tiene sentido, porque cada día aparecen nuevos científicos e investigaciones demostrando lo contrario. Hoy se investiga y reconoce el potencial y la actividad espiritual del ser humano.

La neurología aporta frecuentes conclusiones sobre las evidencias de nuestra dimensión espiritual detectadas en nuestro cerebro. Recientemente Andrew Newberg del Centro Myrna Brind de Medicina Integral de la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia ha publicado con el título traducido al castellano “La religión en nuestro cerebro” (Edit. Martínez Roca, 2015) las conclusiones de sus investigaciones en diferentes situaciones y experiencias espirituales.

Newberg confirma lo que Richard Davidson demostró a principios del milenio sobre las neuronas que se activan cuando el sujeto investigado entra, por ejemplo, en meditación espiritual.

El interés y la actualidad de la formación y desarrollo de la dimensión y el potencial espiritual del ser humano crece entre los científicos y especialistas en desarrollo humano, lo que se confirma con las constantes publicaciones que aparecen sobre temas como neuroespiritualidad, espiriteria, neuroteología e inteligencia espiritual.

La honesta humildad de Howard Gardner, creador de la “Teoría de la múltiples inteligencias”, al decir en su libro “La inteligencia reformulada” que reconocía que en la historia de la humanidad ha habido eminentes personas de extraordinaria inteligencia espiritual, pero que con su método él no estaba en condiciones de demostrarlo, ha sido superada y ya son muchos los investigadores y escritores que ofrecen importantes estudios y publicaciones de divulgación sobre la inteligencia espiritual.

Siempre estuvo claro que el ser humano tiene la dimensión espiritual, pero una visión reduccionista de lo que es hacer ciencia y sobre qué se puede hacer investigación científica, marginó al espíritu de los ámbitos científicos y académicos. Un grave error que afortunadamente para muchos ya está superado, pero en otros muchos sigue prevaleciendo la inercia excluyente, con la lamentable consecuencia de influir expresamente en la manera de entender la educación formal.

El orgullo de la ciencia positivista, que ve solamente con los ojos de los sentidos y con parte de los ojos de la razón, pero tiene cerrados los ojos del espíritu, ha hecho creer que a la verdad que merece total aceptación se llega sólo por las ciencias así entendidas, cuando hay que reconocer que en la vida hay verdades definitivas a las que la ciencia no llega, ni tiene respuestas para preguntas tan emocionantes y trascendentales como por qué nacemos, por qué morimos, cuál es el sentido último de nuestra vida, cuál es la razón del amor. Cortar las alas a los educandos, ignorando su dimensión espiritual en la planificación educativa, impide que puedan aprender cómo aproximarse a lo trascendente, a los misterios de lo existente, a los propios misterios de su ser y privarles de bellísimos vuelos superiores que nos hacen posible escalar y bucear hacia la altura y la profundidad de lo divino.

Una educación formal que ignora la dimensión espiritual del ser humano ofrece un humanismo mutilado, nada menos que amputando e ignorando aquello que más le diferencia a todo ser humano de los demás seres vivos.

jmonterotirado@gmail.com

Fuente del Artículo:

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/el-humanismo-de-nuestro-sistema-educativo-1586808.html

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Educación, lejos de la realidad

Por Jesús Montero Tirado

El vibrante discurso del ministro de Educación y Ciencias, Dr. Enrique Riera Escudero, el pasado jueves 23, en la inauguración de curso y obras del Colegio Nuestra Señora de la Asunción, describió brevemente dos panoramas de nuestra educación.

Interpreto que el propósito era aludir a su gestión de meses en la cartera y pasar algunos apuntes de sus planes, reflejando aceleradamente la brecha entre el estado deprimente de la educación y lo que se propone hacer para salir de él. Humildemente reconoció que ante la grave situación deficitaria de la educación ni él, ni el presidente Cartes, ni todo el Gobierno, ni la ayuda inmediata de padres y educadores lograrán sacar de su estado a la educación en poco tiempo: hacen falta políticas de estado y un “Plan Marshall” al estilo de la reconstrucción de Europa.

El ministro contagió su entusiasmo al público presente que le interrumpió reiteradamente con aplausos. En su dinámico plan de acción apunta a resolver las más urgentes deficiencias y poner a la educación en la vía rápida que le lleve a la actualidad y la calidad. El plan levantó esperanzas.

Nuestra educación escolar y la superior han perdido contacto con la realidad. Preparamos para una realidad que ya no existe y que menos aún existirá en el futuro. La realidad va en jet y nosotros en carreta.

En una sociedad de cambios acelerados, seguimos ofreciendo conocimientos estancados en el pasado. La inercia de nuestro deslumbramiento por la física de Newton y la pereza intelectual no nos dejan ver la necesidad de comprometernos con la física cuántica, que está siendo revolucionaria, lo mismo para lanzar un satélite chino que para nueva terapia de cáncer, como propone Bruce Lipton en sus investigaciones biológicas sobre la energía de las células.

Vivimos amenazados por crisis y problemas afectivos tan terribles como la violencia extrema de la criminalidad, los feminicidios, las violaciones de menores, el uso desmedido con comercio clandestino y la fabricación de armas cada vez más letales, el terrorismo y los crueles secuestros, la producción, tráfico y consumo de drogas, las crisis y problemas afectivos personales, familiares y sociales, etc.., y aún no abrieron sus ojos los planificadores de la educación para incorporar políticas y programas de educación de la afectividad y la sexualidad en contexto de ética y valores.

En una sociedad vorazmente consumista, que goza más que en acumular bienes en cambiarlos constantemente, por el nuevo placer de desprenderse de los ya usados, en la que hasta la información y el conocimiento se manejan como objetos de rápido consumo, seguimos ofreciendo unos diseños curriculares y una didáctica de los conocimientos elaborados, anclados en los años 50 y 60 del siglo pasado. Nos quedamos en lo más simple del cognitivismo y no hemos sido capaces de entrar realmente en el constructivismo, consumiendo conocimientos presuntamente acabados en vez de enseñar y aprender a producir nuevos conocimientos.

Impresiona que universidades, institutos superiores, CONES y ANEAES sigan presentando diseños curriculares con listados de asignaturas o disciplinas, como si todas y cada una fueran autónomas y no se hubiera comprendido hace tiempo que los conocimientos y los aprendizajes son cada día más interdisciplinares, producidos y actualizados necesariamente en red, como revela el “conectivismo”, ese nuevo paradigma que George Siemens describe en su magnífico libro “Conociendo el conocimiento” (2006 en castellano).

La educación se despega de la realidad cuando la mayoría de las instituciones educativas superiores en vez de competir en formar los mejores profesionales, compiten en tener más alumnos y facilitarles la venta de títulos. Lo que importa es retener a los alumnos y eso se hace en desmedro del nivel de exigencia en los procesos de enseñanza aprendizaje y rebajando los baremos de evaluación, para que no se vayan a otra institución que lo haga más fácil, no controle la asistencia y no exija tantas competencias y conocimientos. La realidad de nuestro país es que está extremadamente necesitado de profesionales de calidad y saturado de mediocres. Y la mayoría de las instituciones educativas siguen formando mediocres.

Para que la educación responda al mundo real y su dinamismo, hacen falta gestión, acción, más ética, menos corrupción y mucho pensamiento profesional.

jmonterotirado@gmail.com

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/educacion-lejos-de-la-realidad-1568630.html

Imagen: bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/15/educacion-2268815w620.jpg

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