Italia frente a la crisis del desempleo juvenil

Por: Juan Pablo Aguirre Quezada

“Aquí tienes a este compañero de tu hijo,
que no es solamente un buen muchacho,
sino todo un gentil hombre”.

Edmundo de Amicis.

Italia, país con alrededor de 62 millones de habitantes y posee 9.8% de su población en edades de 15 a 24 años (3,028,190 de mujeres y 3,046,202 hombres). Aunque uno de cada cuatro italianos es menor de 25 años la edad el promedio de esta nación es de 44.5 años.

Pese a que esta nación del sur de Europa que generó el décimo Producto Interno Bruto (PIB) a escala mundial en 2012 ($1,832,916 millones de dólares estadounidenses), es la tercera economía de la Eurozona y que es miembro de importantes organismos mundiales como el G8, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) enfrenta diferentes desafíos en materia de desarrollo social, como incorporar a los migrantes extranjeros o disminuir la tasa general de desempleo que era de 13.2% en octubre de 2014.

No obstante, al igual que otras naciones, los jóvenes es el grupo poblacional con mayores desventajas cuando se habla de desempleo e Italia no es la excepción.

La tasa de desempleo juvenil (15 a 24 años) era de 35.3% en 2012, con mayor afectación en el género femenino (37.5% en mujeres y 33.7% en hombres). Este porcentaje era uno de los más altos a escala mundial, ya que este país ocupo la posición 18 en este rubro.

Este problema afecta a uno de cada tres jóvenes italianos. Si bien las crisis económicas de los últimos años aún repercuten en la creación de empleos, este problema afecta a otras naciones europeas, es especial a Grecia, España, Portugal e Italia, este último, es el más afectado de la región.

El problema se agrava si se considera que uno de cada cinco jóvenes de 15 a 19 años no estudia ni trabaja (21.2%); con mayor impacto en mujeres que hombres (24.4% y 18.2% respectivamente), lo que representa a 2 millones de jóvenes.

El problema del desempleo juvenil italiano fue empeorando progresivamente y de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas (Istat) el índice de jóvenes desocupado se elevó 13% en noviembre de 2014, es decir, alrededor de 44% de la población de este grupo poblacional estaba desempleado, lo que equivale a 729 mil afectados, de acuerdo con el organismo, es decir, 21.13% de los 3 millones 450 mil personas que buscaron empleo en ese país.

Debido a la gravedad del problema tanto el gobierno de Italia en particular como el de naciones lideres de la eurozona como Alemania o Francia, o la Unión Europea en general han acordado poner en marcha medidas que permitan disminuir la cifra de 7.5 millones de jóvenes desempleados y que tampoco asisten a la escuela, por lo que se contempla fortalecer a las pequeñas empresas e impulsar programas entrenamiento laboral y de aprendizaje, entre otras acciones. Pese a estos posicionamientos aún no hay un plan probado a fin de rescatar de este factor de vulnerabilidad al sector juvenil, pese a que en Europa el desarrollo económico puede beneficiarse de la capacidad juvenil y aumentar su competitividad frente a otros mercados. Este problema escaló y la Organización Mundial del Trabajo (ILO por sus siglas en inglés) presento en 2012 el informe La crisis del empleo en los jóvenes ¡Actuemos ya! Como parte de 101ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. En este documento refleja la preocupación de la situación de los jóvenes italianos y el desempleo, así como compara los indicadores en diferentes países.

Ante la falta de oportunidades dentro de la península itálica, algunos jóvenes han buscado soluciones en otros lugares, tal como otras generaciones pasadas tuvieron que buscar empleo en regiones remotas como Nueva York o Buenos Aires.

Actualmente la migración abarca otros países en donde los jóvenes italianos que han decidido alejarse de su localidad de origen han encontrado trabajo, ya sea en el norte de Europa, Asia, América Latina o África, entre otras latitudes.

Como respuesta, la Unión Europa (UE) desarrolla el programa “Garantía Juvenil” que busca que los países miembros garanticen a todos los jóvenes de hasta 25 años el acceso a empleos de calidad, posibilidad de formación continúa en el aspecto educativo o iniciar prácticas profesionales en un lapso menor a cuatro meses desde que se quedaron desempleados o concluyeron sus estudios.

Esta propuesta busca facilitar la transición entre los entornos escolar y laboral incorporando al mercado productivo el bono poblacional juvenil. Si bien la UE reportó logros en Austria y Finlandia, la situación en Italia es diferente ya que aún requiere de resultados positivos que incidan en el beneficio de su juventud.

Por su parte, el gobierno italiano diseño un esquema de introducción al empleo juvenil que permite a este grupo poblacional adquirir habilidades en un período de 9 a 18 meses de duración, mientras que los centros laborales obtienen beneficios fiscales.

La solución para el problema del desempleo juvenil en Italia y otros países en crisis de la región requiere que sea integral y beneficie a los demás grupos poblacionales, así como incentive al comercio, industria, turismo y agricultura a fin de producir unan bonanza que beneficie a todos los habitantes, y por ende impacte positivamente en los jóvenes.

El sector de 15 a 29 años en Italia, otros países de Europa y del mundo ya no son la promesa ni las personas del mañana, son una realidad que pueden fortalecer el mercado laboral y brindar beneficios a su sociedad.

Fuente: http://www.siempre.mx/2016/02/italia-frente-a-la-crisis-del-desempleo-juvenil/

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Las mujeres en Turquía

Por Juan Pablo Aguirre Quezada

Intensa discriminción

 “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. Martin Luther King

Las mujeres en Turquía —como en otros países de Medio Oriente— no tienen las mismas oportunidades de acceso que los hombres, a diferentes elementos de desarrollo como trabajo, vivienda o educación. En ese sentido el Instituto Turco de Estadística refiere que de cerca de 5.5 millones de estudiantes en el país -en educación media, superior o posgrado- 45.8% son mujeres y 54.2% hombres.

Más preocupante aún es que si bien la expectativa de escolaridad es de 15 años, para las mujeres es un año menos; además, el analfabetismo afecta a 8.2% de la población femenina mayor de 15 años, por únicamente 1.6% de los varones. En materia de empleo, las mujeres jóvenes enfrentan una situación de vulnerabilidad en este país, ya que cerca de 22% de la Población Económicamente Activa (PEA) de este sector y género está en situación de paro; mientras, que en la misma edad, el desempleo masculino es de 16.9%.

Si bien existen factores culturales, históricos o familiares que pueden explicar esta inequidad, también influyen las políticas educativas. En este país la educación obligatoria consiste en la etapa primaria (Ilkögretim), media (Ortaöğretim) y preparatoria (Lise); cada período es de cuatro años.

En este sentido, la Gran Asamblea Nacional aprobó a finales de marzo de 2012 una reforma educativa comúnmente conocida como 4+4+4 (en referencia a los años de escolaridad en cada ciclo académico), pero ha dividido las opiniones del país, ya que algunas voces consideran que el cambio puede causar más inequidad y fortalecer el aspecto religioso dentro de las aulas, lo que puede afectar el desarrollo formativo de las mujeres. Otros sectores consideran que esta medida es una reinvidicación de derechos que habían sido ignorados por los anteriores gobiernos.

Si bien el cambio brinda doce años de educación obligatoria -en contraste con los ocho que eran ofrecidos anteriormente-, la reforma también supone la posibilidad de que los estudiantes asistan a escuelas religiosas, lo que podría incrementar la deserción en el último ciclo y marginar de su asistencia a diferentes sectores sociales. Ejemplo de ello es que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) 38% de los hombres entre 25 y 64 años han concluido su bachillerato, por 29% de las mujeres. Esto, pese a que en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) el promedio femenino es 16 puntos mayor que el masculino en áreas como matemáticas, ciencias o lectura.

Esta vulnerabilidad atrajo el interés de diferentes organizaciones sociales en la cuestión de equidad de derechos en este país. Human Rights Watch documentó que además de los rezagos en materia educativa y laboral, mujeres y niñas en Turquía reciben maltratos en su hogar, lo que afecta a cuatro de cada diez personas del género femenino. El informe señala que los vacíos legales y errores en la aplicación de la Ley son los principales elementos que permiten la impunidad en los casos de violencia a las mujeres en esta nación.

La equidad y no violencia a las mujeres es un reto importante para Turquía de cara a los compromisos internacionales y las relaciones exteriores con la Unión Europea, ya que por geografía y política es uno de los países de Medio Oriente que tienen  más lazos con las naciones del “viejo continente”. Es, además, una oportunidad para brindar mejores condiciones de vida a más de la mitad de la población turca.

Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alertó de las dificultades que enfrentan las mujeres para acceder al pleno empleo que les permita desarrollarse personal y familiarmente. Dicha instancia señala que en promedio, el porcentaje de participación laboral femenino fue de 29.5% en 2012; sin embargo, esta cifra se eleva por las damas que trabajan en la parte europea del país, ya que en el resto (la península de Anatolia) la cifra no llega alcanza 10%. Además, 37% de la población femenina que labora no percibe ingresos debido a que se desempeñan en negocios familiares; en contraste, únicamente uno de cada 20 trabajadores varones están en esta situación. En tanto, la OCDE informó que tres de cada diez mujeres trabajadoras en Turquía tienen que laborar más allá de su horario laboral, lo que afecta el balance vida-trabajo.

Ante estas circunstancias, instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han hecho llamados y realizado actividades a fin de sensibilizar a la población y ponerle un alto a la discriminación y violencia de género en diferentes países, incluyendo Turquía.

Dentro de la población vulnerable existen sectores que son los más desprotegidos. En este sentido en el territorio turco se han refugiado migrantes de zonas limítrofes en conflicto como Siria e Irak. Lamentablemente diferentes medios de información y organizaciones de la sociedad civil refirieron la venta de mujeres esclavas por parte del Estado Islámico (ISIS) en la frontera sur, lo que infringe los derechos humanos.

En los últimos años Turquía ha tenido un importante desarrollo económico —con algunos periodos de crisis—  siendo uno de los primeros países en afiliarse a la OCDE y tiene participación en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sin embargo, aún tiene retos importantes en materia de desarrollo social y en especial, mejorar la calidad de vida de las mujeres.

Fuente: http://www.siempre.com.mx/2016/09/las-mujeres-en-turquia/

Imagen: www.siempre.com.mx/wp-content/uploads/2016/09/3302-aguirre.jpg

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