El lenguaje inclusivo como posicionamiento contrahegemónico en materia educativa

Por: Karen Campos Rodríguez

“La educación neoliberal dicta las reglas por las cuales se forman los discursos, las reglas que gobiernan, lo que puede ser dicho y lo que debe de permanecer callado, quien puede hablar con autoridad, y quien debe de escuchar”.  (Foucault, 2005)

De acuerdo al informe de la Real Academia Española de 2020 titulado: “El lenguaje inclusivo y cuestiones conexas”, menciona en el punto 2, “Interpretaciones de la expresión lenguaje inclusivo”, la importancia de exponer las dos interpretaciones acerca del lenguaje inclusivo:

  1. «Se entiende a veces por lenguaje inclusivo aquel en el que las referencias expresas a las mujeres se llevan a cabo únicamente a través de palabras de género femenino, como sucede en los grupos nominales coordinados con sustantivos de uno y otro género
  2. En la segunda interpretación, la expresión lenguaje inclusivo se aplica también a los términos en masculino que incluyen claramente en su referencia a hombres y mujeres cuando el contexto deja suficientemente claro que ello es así, de acuerdo con la conciencia lingüística de los hispanohablantes y con la estructura gramatical y léxica 6 de las lenguas románicas.» [RAE, 5-6]

De lo anteriormente citado, se puede observar que la institución española se resiste a implementar adecuaciones en el lenguaje ante un mundo cambiante, ello por considerar que lo correcto lingüísticamente solo corresponde al género binario y a las estructuras cronológicas de los poderes fácticos.

Históricamente el lenguaje inclusivo se remonta a la ola feminista de la década de los setentas, cuyo objetivo fue visibilizar una alternativa progresista para contrarrestar el uso del masculino genérico para referirse a la sociedad en general.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas [ONU] conceptualiza al lenguaje inclusivo en cuanto al género como: “la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos de género. Dado que el lenguaje es uno de los factores clave que determinan las actitudes culturales y sociales, emplear un lenguaje inclusivo en cuanto al género es una forma sumamente importante de promover la igualdad de género y combatir los prejuicios de género” (https://www.un.org/es/gender-inclusive-language/)

El lenguaje inclusivo debe de entenderse como un mecanismo de denuncia oral y escrito para evitar la exclusión, marginación e invisibilidad de grupos sociales, mediante la eliminación de palabras y expresiones que pueden ser denigrantes, ofensivas y que nos conduzcan a la subordinación, es decir, es un posicionamiento contrahegemónico al heterosexismo como única forma de aceptación de expresión social.

De acuerdo a Kalinowsky (2019) “el lenguaje inclusivo es una intervención en el discurso público que busca crear en el auditorio consciencia acerca de la persistencia de una injusticia social”

El uso del lenguaje inclusivo es de suma importancia, ya que las palabras y las formas en las que las usamos pueden tener un impacto significativo en las personas con relación a su identidad, por lo que es necesario concebirla como una herramienta valiosa y un posicionamiento político para construir imaginarios otros con base en la igualdad y la inclusión en la sociedad, ya que los temas de inclusión no deben de limitarse a una condición física, sino que su percepción debe de ser analizada en un sentido más amplio, ya que al elegir las palabras que usamos podemos crear escenarios en el que todas las personas se sientan visibilizadas valoradas y respetadas. Se trata de un lenguaje desafiante contra la discriminación en donde se busca que se visibilicen y se escuchen las voces de las necesidades, diversidades, diferencias y realidades de la sociedad actual. Sin embargo, en los últimos años, hemos atestiguado el antagonismo mediático internacional debido a las distintas posturas acerca del tema, que van desde autoridades educativas, opinión pública, hasta personas de la sociedad civil que se rehúsan a formar parte de la reconstrucción social, a través de la sensibilización en temas de diversidad, tolerancia, respeto y lo que nos hace diferente.

Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, menciona en el documento de nombre: “Recomendaciones para el uso de un lenguaje inclusivo de género” que:

«El uso del lenguaje es un reflejo de las prácticas culturales y sociales del contexto social. Como parte de la comunidad, la persona desarrolla las conductas aprendidas. Correlativamente, el lenguaje condiciona las actitudes, prácticas y cosmovisiones de los pueblos. Por ende, los productos lingüísticos heredados de prácticas sociales arcaicas tienen la capacidad de limitar las concepciones humanas en determinados temas. Estas limitaciones se aplican al lenguaje usado sobre género, que históricamente ha condicionado el papel de la mujer y anteponen una visión heteropatriarcal y heterosexista de la vida en sociedad. Aun con los avances en igualdad de género alcanzados en la época contemporánea, persisten numerosos retos por superar. A su vez, persiste el uso habitual del lenguaje sexista en la vida cotidiana de las personas. Sin embargo, un cambio en la lógica del rol tradicional de la mujer es posible a través del uso del lenguaje de género inclusivo. El cambio en el uso del lenguaje se puede lograr de una manera progresiva en distintos escenarios y contextos». [ACNUR, pág. 3]

En este marco, es de suma importancia retomar el debate más allá de las entrañas patriarcales de la lingüística sexista, con el único objetivo de construir sociedades conscientes de que la igualdad no se condiciona o limita a partir del deber ser, asimismo, asumir el compromiso de construir propuestas que den solución a las problemáticas sociales que han adquirido contrapesos importantes a las prácticas oligárquicas que ha minimizado las luchas encarnadas para la transformación social.

En materia educativa, la discusión debe de conducirse en promover y disputar la inclusión en toda su diversidad, porque pareciera que existe un abismo entre la retórica de los discursos desgastados y la praxis para contrarrestar el impacto de las exclusiones hacia los grupos sociales excluidos, violentados y con mayor vulnerabilidad. El debate acerca del uso de la “e”, “x” o “@” en las expresiones escritas y orales debe de ganar espacios en las agendas educativas globales, ya que de acuerdo a McLaren (2005), la práctica pedagógica se define como “el movimiento dialéctico entre la conversión de acciones transformadoras en conocimiento, y la conversión del conocimiento en acciones transformadoras” (pág. 15). De ahí la importancia de redirigir los esfuerzos en temas de inclusión verbal y escrita en los planes y programas de estudio, ya que el proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje de acuerdo a McLaren, es el espacio donde se gestan las bases de transformación social, y desde hace décadas no se apuesta por transformar vidas.

El lenguaje inclusivo cerca de ser moda, imitación o para demostrar intelectualidad, es inherente la transformación de nuestros lenguajes porque se considera que, éste, tiene asimismo lenguaje, poder, historia y contexto, en tanto poder que invisibiliza o visibiliza. Si no se menciona, no existe.

En este sentido, se considera que es un acto ético-político con base en las luchas que se han venido gestando de las, les y los invisibilizados (feminismos, otras masculinidades, comunidades LGBTIIQ+, pueblos originarios, entre otros no menos importantes).

La RAE es construida por la sociedad del conocimiento desde su propia filosofía positivista, neoconservadora, neocolonialista, neoliberal y patriarcal. En este marco, han venido asesinando epistemes (epistemicidios), lenguajes (lengüicidios), medio ambiente (ecocidio), etc.

El lenguaje inclusivo es pues un posicionamiento político contrahegemónico que lucha por visibilizar a todas, todos y todes, es un proceso de transformación de conciencias que permite transformar nuestra praxis y esto se realiza hablando, escribiendo y pensando, no solo en el discurso, sino en las acciones en nuestra vida cotidiana.

En conclusión, realizar una reflexión y disputar al lenguaje inclusivo en materia educativa en el mes de la conmemoración de las luchas encarnadas por mujeres, es un acto de sororidad contra el sexismo en la comunicación y el respeto hacia la diversidad sexual y de género, pero también es una postura política frente a los nuevos retos del mundo actual en temas de inclusión, mismos que han tenido pocos avances debido a la falta de investigación y divulgación acerca de la importancia de temas que deberían de ser prioridad para la Sociedad Internacional.

Referencias:

ACNUR.  Recomendaciones para el uso de un lenguaje inclusivo de género. https://www.acnur.org/5fa998834.pdf

Cuesta, L. (2022). Lenguaje inclusivo, ¿Un nuevo lenguaje para una nueva realidad? La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20220706/8387022/lenguaje-inclusivo-nuevo-lenguaje-nueva-realidad.html}

Kalinowski, S (2023). No se trata de cambiar la gramática, sino de cambiar a la sociedad. Página|12. https://www.pagina12.com.ar/421901-santiago-kalinowski-sobre-el-lenguaje-inclusivo-no-se-trata-

McLaren, P. (2005). La vida en las escuelas. Traducción al español. https://www.uaeh.edu.mx/profesorado_honorario_visitante/peter_mclaren/presentaciones/LA%20VIDA%20EN%20LAS%20ESCUELAS.pdf.

Naciones Unidas. Lenguaje inclusivo en cuanto al género. https://www.un.org/es/gender-inclusive-language/

RAE (2020). Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas. https://www.rae.es/sites/default/files/Informe_lenguaje_inclusivo.pdf

Fuente: La autora escribe para OVE

Fuente de la imagen: https://images.app.goo.gl/Cm3p95BSLqifXRjJ9

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Reforma eléctrica en México: breve mirada al contexto educativo

Por: Karen Campos Rodríguez

Históricamente, desde que la humanidad comenzó a relacionarse a través de fuerzas producivas, las clases sociales significaron un obstáculo para quienes no pertenecían a los grupos privilegiados de los porderes económico, político, comercial, cultural y educativo.

Con la reinvención del liberalismo clásico, el neoliberalismo, cuya expansión cobró mayor auge con la caída del muro de Berlin, significó el predominio de un sistema que marcó la brecha de la desigualdad social y la falta de oportunidades para los grupos más vulnerables hasta nuestros días.

En el neoliberalismo, los seres humanos representan sólo números en las estadísticas del escenario global, es por eso que la educación dejó de ser relevante como un derecho por medio del cual las sociedades a tráves del conocimiento transformen la realidad de sus contextos, sino que su valor está orientado a la incorporación del mercado laboral y a los procesos de producción, cuyo objetivo es incentivar los flujos de capital financiero a través del abaratamiento y menosprecio a la educación pública como mortor principal para el desarrollo de una nación. El corporativismo educativo y la tecnocratización del mismo, sólo han invisibilizado y precarizado las graves problemáticas que acontecen en el sector educativo.

El neoliberalismo transforma casi todo en mercancía, incluyendo a los seres humanos y capitalizando los servicios básicos de una sociedad, mismos que consituyen un derecho para cualquier persona, en este caso, el sector educativo y energético tienen una relación estrecha en el acontecer de nacional.

Desde que el neoliberalimo tuvo sus inicios en México durante la gestión presidencial de Miguel de la Madrid, la iniciativa privada tomó las riendas de las actividades económicas, sin embargo, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el proyecto neoliberal avanzó dramáticamente con el remate de empresas paraestatales que significaron la pérdida de una parte importante de nuestra soberanía nacional a través de la privatización de la economía y la restricción de gastos estatales destinados a seguridad social, vivienda, servicios públicos y educación. Sin embargo,  para que lo anteriormente expuesto se materializara, desde aquél momento histórico hasta nuestros días, se han emprendido campañas de desinformación mediática, cuyo objetivo es convencer a la sociedad de que México será  potencia mundial a través de reformas estructurales amañadas, tanto constitucionalmente, en las leyes secundarias y las instituciones, sin embargo, a través de los años, el impacto de los discursos  han sido catastróficos, desencadenando crisis económicas, dependencia de recursos del exterior, desempleo, concentración de la riqueza en una pequeña cúpula de empresarios favorecidos por las negociaciones en los distintos sectores de la economía, desigualdad de condiciones en el comercio internacional (TLCAN, hoy T-MEC), así como, el crecimiento del número de pobres y en pobreza extrema de nuestra nación.

Retrocediendo en el tiempo, considero importante destacar que la Revolución Industrial marcó significativamente el contexto internacional, ya que el desarrollo tecnológico ha traído grandes avances, pero a su vez graves consecuencias que han atentado contra los derechos, las garantías individuales universales y la dignidad de los grupos sociales con mayor vulnerabilidad, ya que a través de dicho suceso histórico la gobernanza mundial quedó a merced del capital financiero y la ganacia se concibió como sinónimo de éxito. Justo en ese contexto, es cuando los hidrocarburos (gas y petróleo), cobraron un papel geoestratégico en las relaciones de poder en el escenario internacional, sobretodo en el crecimiento de la brecha de la desigualdad y el constante debate acerca de la soberanía nacional  y el acceso a la energía como un derecho humano realcionado a la salud, el medio ambiente y a la educación, sin omitir otros menos importantes.

En la historia reciente del neoliberalismo mexicano, la legalidad y legitimidad se han visto rebasados por los intereses económicos, ante un sistema avasallante y oportunista producto de la decadencia de un aparato estatal débil y servicial, se orquestaron reformas constitucionales que dejaron en desventaja a la clase trabajadora a través de ataques presupuestales que han utilizado los grupos del poder político y económico, para que la población con menos recursos no tenga acceso o goce limitadamente a servicios y derechos como la energía y la educación digna y de calidad.

Nancy Fraser (2013), considera al neoliberalismo como una manera de opresión que viven las y los estudiantes y docentes, ya que comparada con las prácticas coloniales de dominación y conquista, la represión sistémica de las instituciones de los Estados, es un componente de discriminación abierta mediante los mecanismo de mercado, ya que el consumismo, la privatización y mercantilización, han propiciado el crecimiento debastador de la alfabetización, condición que repercute en una degradación sociocultural, debido a que la alfabetización no es tan sólo el hecho de aprende a leer y a escribir actualmente, sino, la capacidad analítica y crítica de los individuos para desafiar los estereotipos que marginan a las y los que menos acceso tienen a las oportunidades (p. 131-134).

Ejemplo de lo anteiormente expuesto, es que desde inicios de la pandemia por la COVID-19, todos los niveles educativos quedaron sepultados en la provisionalidad, familias, docentes y estudiantes han vivido un panorama educativo, de por sí estancado desde hace más de cincuenta años, a uno con gran incetidumbre y con una brecha de desigualdad abismal por la falta de acceso a las tecnologías de la información,  pero sobretodo, aquellas personas que viven en las zonas rurales, maginadas y de los pueblos originarios, ya que son las que menos tienen alcance a una educación digna en medio de las condiciones que exige el panorama internacional educativo a través de un nuevo concepto de mercado educativo digital con plataformas que requieren de dispositivos para poder ser parte del los procesos de enseñanza aprendizaje, ya sea en modalidad virtual, en línea o a distancia, sin contar que algunas de esas plataformas tienen limitantes por concepto de pago por tiempo y/o mejores beneficios en cuanto al uso de herramientas.

Si bien, el mundo ha cambiado significativamente en los últimos meses, los procesos educativos a nivel internacional se han esquematizado a través de prácticas tecnológicas impuestas por quienes controlan las decisiones al interior y exterior de un Estado, dando por hecho, que toda la población estudiantil tiene acceso a la energía, la compra y el manejo técnico de un dispositivo para interactuar en la virtualidad, así como la unificación de un lenguaje tecnológico que sólo ha propiciado una brecha abismal de la desigualdad, marginación y abandono escolar.

Tan sólo en México, de acuero al Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PROSEDEN) presentado por la Secretaría de Energía en el informe publicado en 2021 (cap. 7, p. 164-166), detalló que casi 2 millones de habitantes no cuentan con electricidad.  Asimismo, de acuerdo a resultados del Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social (CONEVAL) en el resumen ejecutivo de medición multidimesional de pobreza en el número de personas en carencia por acceso a los servicios básicos de la vivienda por entidad federativa, 2016-2020, las entidades con mayor número de comunidades sin electricidad son: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz de Ignacio de la Llave y Yucatán (p. 51), y que a su vez,  también son entidades con alto nivel de rezago educativo de acuerdo al mismo informe (p. 37).

De acuerdo a información publicada en 2021 por parte del Instituto Federal de Telecomunicaciones en el Análisis de los Sectores de Telecomunicaciones y Radiodifusión en 2020 (p.24-47), en México aproximadamente el 45 por ciento de la población no tienen acceso a banda ancha fija, mientras, el 23 por ciento de la población no cuenta con datos móviles, sin embargo, no todos son dispositivos inteligentes para conectarse a clases a través de alguna plataforma educativa.

Es por eso que, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha planteado la necesidad inmediata de aprobar la propuesta de reforma eléctrica, pues, tanto la reforma de 1993 durante el sexenio del expresidente Carlos Salinas de Gortari y la actual de 2013 aprobada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, sólo han fortalecido al sector privado, lo cual significa en materia educativa, menos alcance a una educación digna para la población estudiantil excluída y con menos recursos. Ante la incertidumbre y el escepticismo que aun predomina en el escenario internacional por el temor al surgimiento de nuevas cepas por el virus que aqueja a la humanidad, y que incluso la comunidad científica y médica ha advertido acerca del surgimiento de nuevos virus y futuras pandemias, es necesaria la aprobación de una reforma al sector energético que beneficie a ese porcentaje de la población que nisiquiera tiene acceso a la energía eléctrica, para que, posteriormente, el Estado garantice condiciones de inclusión y minimice el impacto de la gran desigualdad educativa en la era digital, a fin de que todas y todos los estudiantes accedan de manera gratuita por mandato constitucional y como un derecho humano a una educación que dignifique los nuevos retos para la construcción del concocimiento.

Además, cabe destacar que la reforma eléctrica además de los beneficios para las y los estudiantes en cuanto al acceso paulatino al suministro de la energía y a las tecnologías de la información, también traerá beneficios a las familias responsables de los gastos que conlleva la educación,  siendo que una de las bases de nuestra economía son los ingresos obtenidos por el petróleo, es importante comprender la importancia de que si los hidrocarburos que podríamos producir como nación son importados, y los servicios que dependen de los mismos no parten del autoabastecimiento, el pronóstico del ciclo económico no es alentador para millones de mexicanas y mexicanos debido al impacto que desencadenaría tal como, desempleo y en consecuencia, abandono escolar, inserción de las y los estudiantes en el mercado laboral en condiciones precarias, marginación, problemas psicoemocionales, delincuencia, entre otros.

Por lo tanto, la importancia de la reforma eléctrica está estrechamente relacionada a los beneficios colectivos en el contexto educativo,  además de ser el parteaguas  de una serie de transformaciones sociales que no se han materializado y que forman parte del Plan Nacional de Desarrollo, resultado de prácticas antidemocráticas y neoliberales arraigadas por las desiciones del viejo régimen de Estado servicial a intereses neocolonialistas y hegemónicos, principalmente de Estados Unidos.

De acuerdo a Galeano (2020), “Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra y los alimentos se convierten en veneno” (p. 16).

En su obra Las Venas Abiertas de América Latina, Eduardo Galeano nos ha ofrecido a generaciones, una visión crítica acerca de los procesos de coloniazación que ha sufrido América Latina, así como una visión filosófica de lo que el discurso dominante ha oficializado como el proceso histórico de los países de la región. México no es la excepción, ya que las nuevas formas de opresión a través de prácticas neocoloniales y hegemónicas por parte de quienes ostentan los poderes económico, comercial y militar, dictan las reglas de contexto continental e internacional.

Por lo anteriormente expuesto y para concluir, es necesario recuperar la soberanía energética, en virtud de contener el avance de la reforma de 2013 que atenta contra la estabilidad nacional, y por lo que compete a esta humilde reflexión, el contexto educativo por ser la parte primordial de desarrollo de cualquier nación.

#Sinenergíanohaypedagogía

Referencias:

CONEVAL, (2020). Medición de la pobreza en México: Resultados de pobreza en México 2020 a nivel nacional y por entidades federativas. https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Pobreza_2020.aspx.

ENFP, (2022). Reforma elétrica. https://morena.si/reforma-electrica-es-parte-de-la-lucha-contra-la-corrupcion-que-ha-emprendido-la-4t/.

Galeano, E. (2020). Las venas abiertas de América Latina. México: Siglo XXI editores.

Fraser, N. (14 de octubre de 2013). De como cierto feminismo se convirtió en la criada del capitalismo. Y la manera de rectificarlo. The Guardian, págs. 4, obtenido de file:///C:/Users/intel2018/Downloads/De_como_cierto_feminismo_se_convirtio_en_criada_de%20(3).pdf.

IFT, (2020). Análisis del impacto de las TIC en el desarrollo social de México. http://www.ift.org.mx/secciones/estad%C3%ADsticas.

Risco, I. (2021). Reforma eléctrica en México. https://www.dw.com/es/mucho-en-juego-en-m%C3%A9xico-con-la-controvertida-reforma-el%C3%A9ctrica-de-amlo/a-60094772.

Secretaría de Energía. (2021). Programa para el Desarrollo de Sistema Eléctrico Nacional. https://www.gob.mx/sener/articulos/programa-para-el-desarrollo-del-sistema-electrico-nacional.

Fuente: La autora escribe para OVE

Fuente de la Imagen: https://elpais.com/elpais/2018/11/05/planeta_futuro/1541415581_512991.html?outputType=amp

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La Violencia hacia la mujer y la 4T

Por: Karen Campos

El gobierno de la 4T, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, significa para muchos una esperanza de transformación social, un gobierno y un presidente que representa los intereses del pueblo trabajador, olvidado, empobrecido y sumergido en la extrema violencia gracias a los manejos corruptos y desmedidos de los gobiernos del PRI y el PAN.

Sin lugar a duda, este gobierno ha estado removiendo las aguas y está salpicando de beneficios a los sectores más vulnerables de la clase obrera con sus programas sociales, sin embargo, sólo las mueve en la superficie, sin acercarse al fondo turbio que ha originado todo este ambiente de miseria e inseguridad en la sociedad. En ese fondo turbio se encuentra el capitalismo, que para sobrevivir requiere alimentarse de la explotación hacia la clase obrera.

Con respecto a la cuestión de la mujer, no es un secreto para nadie que hay un enorme foco rojo en México por la violencia de género que, si bien es un mal heredado de gobiernos anteriores, el gobierno de la 4T no ha podido frenarla. ¿La violencia hacia la mujer es resultado de manejos estatales corruptos o de un sistema social decadente?

El gobierno de la 4T se ha declarado feminista, dado que por primera vez se ha logrado un gabinete paritario, lo cual, según su postura, es un avance y una clara muestra de igualdad entre hombres y mujeres. La presidenta del Instituto Nacional de la Mujeres, Nadine Gasman, declaró que el 58% de las beneficiarias de los Programas para el Bienestar son mujeres de zonas rurales, empobrecidas, afromexicanas e indígenas. María Fabiola Alanís, titular de la Conavim, declaró que durante este gobierno ha habido una inversión histórica de 302 millones de pesos para los Centros de Justicia para las Mujeres y se han emitido 7 alertas por violencia de género. Todos estos podríamos considerarlos como avances significativos para resolver los problemas de las mujeres, pero analicemos algunos datos.

De acuerdo con un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad, existe una brecha salarial promedio del 15%, analizada desde 2017 hasta el primer trimestre del 2020, lo que representa que por cada $100 de salario de un hombre, una mujer obtiene $85. Esta brecha salarial evidentemente pone en desventaja económica a las mujeres con respecto a los hombres, por lo tanto, esta condición social genera un proceso de dependencia económica que obliga a las mujeres a permanecer o mantener relaciones de pareja, en muchas ocasiones violentas, debido a que su salario no es suficiente para mantener el hogar, generando un proceso de reproducción de la violencia y vulnerabilidad. Entonces, tenemos paridad en el Congreso, tenemos paridad en el gabinete gubernamental, pero de qué nos sirve si no tenemos paridad en los salarios y estamos bajo el yugo de la dominación económica que nos violenta como parte de la clase obrera y como mujeres. Esto no quiere decir que debamos entonces pugnar por que bajen los salarios de los hombres y los igualen a los de las mujeres, sino todo lo contrario, esto significa que tanto hombres como mujeres debemos organizarnos y luchar juntos, como clase explotada, por incrementar nuestros salarios y derechos laborales de por sí raquíticos y muy golpeados. Por lo tanto, esta declaración de la 4T sobre su feminismo muestra las claras limitantes de esta corriente, pues su paridad sólo representa un avance para las mujeres de arriba, las que no conocen el verdadero mundo de la pobreza y violencia que vivimos a diario las mujeres de la clase obrera. Así que no, esto no es un avance en el proceso de igualdad entre hombres y mujeres, al menos no para la mayoría de nosotras.

En México viven 65.5 millones de mujeres, de las cuales 50 millones están en riesgo de pobreza o en situación de pobreza. Esto significa que, de acuerdo con el último estudio de medición de la pobreza de la Coneval, 8 de cada 10 mujeres en el país viven bajo condiciones de pobreza o vulnerabilidad por la falta de ingresos o carencias sociales. El 67.1% de las mujeres mexicanas presenta al menos una carencia social, el 21.9% presenta tres o más carencias. Un tercio de la población femenina nacional económicamente activa o está afiliada al IMSS o al ISSSTE, lo que significa que no sólo no tiene acceso a la seguridad social, sino que tampoco podrá acceder a una pensión para el retiro o un crédito de vivienda. La pandemia ha profundizado aún más la crisis económica ya presente, donde las principales afectadas han sido las mujeres, pues los índices de desempleo femenino aumentaron con la crisis sanitaria.

Si bien los programas sociales están siendo de gran ayuda para los sectores más vulnerables de la población, estos no son suficientes, pues son como tal un apoyo, mas, no una solución al problema principal, que son la falta de empleo y oportunidades de desarrollo. Todas estas condiciones de pobreza y marginación también son un caldo de cultivo para la reproducción de la violencia hacia la mujer, pues al no existir las condiciones mínimas de salubridad, empleo y desarrollo educativo, la barbarie se reproduce. Estas condiciones obligan a las mujeres a buscar oportunidades de cualquier tipo para sobrevivir, como involucrarse con el crimen organizado, acceder a la prostitución, trabajar en empleos muy precarizados con nulos o pocos derechos laborales, donde los niveles de explotación y violencia son extremos. Por lo tanto, claro que estamos de acuerdo en que se entreguen programas sociales, incluso estos deberían extenderse para que más población pueda tener acceso a ellos, pero no podemos hacerlo cerrando los ojos ante el origen de todo este proceso de desigualdad social y barbarie que ha generado el capitalismo a partir de la acumulación de riquezas de una clase minoritaria que se vuelve cada vez más rica mientras nosotros nos volvemos cada vez más pobres.

Es necesario que, si el gobierno de la 4T quiere ser consecuente con su slogan de “Primero los Pobres”, se encamine entonces hacia la destrucción de este sistema de opresión, pues de lo contrario, se va a quedar en el camino intentando hacer este sistema “un poco más justo”, pues no hay nada justo en la defensa de la propiedad privada y en la apropiación del beneficio del trabajo ajeno, sin los cuales el capitalismo simplemente no podría existir.

Desde que inició el gobierno de AMLO y hasta mayo del 2021, ha habido 2,400 asesinatos de mujeres por razones de género y 7,100 han sido víctimas de homicidio doloso. En 2019 se registró el 89.6% de impunidad para casos de homicidio doloso y 51.4% de impunidad en feminicidios, teniendo un porcentaje general de impunidad del 94.8% de todos los delitos denunciados en 2020. El último reporte del INEGI indica que 10 mujeres son asesinadas al día en este país, más de la mitad son asesinadas por sus parejas o familiares cercanos y casi tres cuartas partes son asesinadas con armas de fuego o por estrangulamiento.

Derivado del confinamiento por la pandemia, el Sistema Nacional de Seguridad Pública indicó que de enero a mayo del 2021 hubo 106,603 reportes de casos de violencia familiar, en todo 2020 se reportaron 220,031 casos, que ha sido la cifra más alta desde el 2015. Estos datos nos hacen preguntarnos si las inversiones a los Centros de Justicia para Mujeres y las alertas de género emitidas en los estados están siendo efectivas para combatir y erradicar la violencia hacia la mujer en México. Las cifras son crudas, la respuesta es no.

La violencia hacia la mujer no se da porque los sistemas de justicia no son eficientes (aunque son un reflejo de ésta), sino porque el tejido social está extremadamente dañado. Se podrá avanzar en instalar más centros de atención a víctimas y sobrevivientes de violencia, aumentar los senderos seguros y la vigilancia, preparar a policías y ministeriales con perspectiva de género, desarrollar protocolos de atención y prevención de la violencia, casas y refugios para mujeres violentadas, etc. Puntos en que sabemos que el gobierno de la 4T invierte y procura atender. El problema real es que todas estas medidas solo son paliativos para disminuir la violencia, pero no para erradicarla, además de que tan solo con buenas intenciones no va a desaparecer un problema que radica en la estructura del sistema capitalista, la cual la 4T y sus políticas reformistas no están dispuestas a tocar y mucho menos a modificar.

Todos los días nos enfrentamos a una realidad de pobreza, hambre, marginación y violencia extrema, una realidad donde los sectores más vulnerables, las mujeres y la infancia, pagan las peores consecuencias. Desde el origen de la propiedad privada y la sociedad dividida en clases, la mujer ha sido colocada en un papel de subordinación y sumisión ante el hombre, lo que históricamente nos ha puesto en desventaja y vulnerabilidad económica y social. Para la sociedad dividida en clases, las mujeres no somos más que un elemento de propiedad del hombre, destinada a obedecer y callar, a servir y satisfacer, a reproducir y criar; estamos inmersas en un sistema donde las prácticas machistas y misóginas son aceptadas y aplaudidas social y culturalmente, pero éstas se reproducen no en beneficio de un género, sino en beneficio de una clase, que se aprovecha de nuestras condiciones de subordinación para obtener beneficios de la doble explotación. Para el capital las mujeres no somos más que una máquina de reproducción de la clase obrera y carne de cañón para la explotación asalariada y, mientras estas condiciones que originan la opresión de la mujer no cambien, la violencia hacia nosotras no podrá ser erradicada.

Es por esto que, aunque este gobierno progresista tenga las mejores intenciones de mejorar nuestras condiciones de vida para podernos desarrollar en un ambiente seguro y libre de violencia, no podrá avanzar sin una lucha decidida contra el sistema de opresión capitalista. Todas sus propuestas y planes estarán siempre limitados ante las necesidades de lucro de la clase burguesa, por lo que no podremos avanzar hacia un proceso de igualdad social. Para esto es necesario defender un programa diferente, un programa socialista, donde sí se planteé la necesidad de romper con el sistema capitalista, donde se combata, desde las bases de la organización obrera, a los defensores de la propiedad privada. Sólo de esta forma los hombres y mujeres de la clase obrera podremos tomar nuestro destino en nuestras manos e iniciar un proceso de reconstrucción social, eliminando la explotación y la miseria, educando a las nuevas generaciones en un ambiente de prosperidad y colectividad, donde la herencia sangrienta de la violencia hacia la mujer no sea más que un amargo recuerdo del extinto capitalismo voraz.

En aras de esta necesidad imperante de la lucha por el socialismo para la liberación de las mujeres y de la clase obrera, hacemos un llamado a organizarnos, apoyando las demandas transicionales que necesitamos para mejorar nuestra calidad de vida, pero empujando al movimiento a ir más allá, a no conformarnos con migajas reformistas. Lo queremos todo, porque somos nosotros, la clase obrera los que generamos la riqueza y es por ello que merecemos vivir en un mundo libre de la violencia y la barbarie del capital.

Fuente de la información e imagen:  https://marxismo.mx/

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Regreso a clases en México: entre la continuidad y la incertidumbre.

Por: Karen Campos Rodríguez

El pasado 22 de julio en la conferencia matutina realizada en Palacio Nacional, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, comunicó que el regreso a clases presenciales para educación básica será el 30 de agosto de acuerdo al calendario escolar 2021-2022 publicado por la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Derivado de lo anteriormente expuesto y como era de esperarse ante la tercera ola de contagios por la COVID-19 a nivel internacional, se han gestado opiniones diversas entre las y los principales actores del contexto educativo, ya que, ante la incertidumbre y un panorama poco alentador en materia sanitaria y económica, no existen las condiciones para garantizar el bienestar de todas y todos los involucrados en el regreso a clases presencial, así como evitar los brotes en los planteles escolares, tal y como ha sucedido en otros países e incluso en México a finales del ciclo escolar anterior en las entidades que se encontraban en semáforo epidemiológico verde.

Hay que recordar que las y los estudiantes en México desde el 20 de abril del 2020, a través de los programas  aprende en casa I y II transmitidos por las principales cadenas de televisión abierta, continuaron con un proceso de enseñanza, no así de aprendizaje; pareciera que la educación está predestinada a la repetición y memorización por parte de las y los receptores de la información, quienes ante la falta de una interacción pedagógica eficiente, quedaron con grandes vacíos de acuerdo a los conocimientos básicos que debían haber adquirido, pero sobretodo, de formar parte de comunidades de aprendizaje críticas que cuestionen y que visualicen la educación como un espacio para liberar su pensamiento.

Cabe destacar que el gasto realizado por la transmisión del contenido escolarizado de aprende en casa fue de 450 millones de pesos, recordando que el aquel entonces secretario de Educación Pública en función, Esteban Moctezuma Barragán, favoreció a las televisoras y no a las y los destinatarios del proceso de enseñanza aprendizaje, quienes a través de un gran esfuerzo reforzaron los contenidos a través de distintos medios de comunicación.

Es de suma importancia mencionar el grave panorama de exclusión y desigualdad social, ya que el acceso  a las tecnologías de la información, limitaron a millones de estudiantes a tener acceso a la educación remota. Tan sólo, de acuerdo a la publicación del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) por sus siglas en inglés, así como la Unión Internacional de Telecomunicaciones en el informe titulado: “How Many Children and Youth Have Internet Access at Home” en diciembre de 2020, “dos tercios de niñas y niños en edad escolar en el mundo, es decir, 1.300 millones de niñas y niños entre 3 y 17 años no tienen conexión a internet en sus hogares…[1].  Por otra parte, en el mismo documento se informa que, “…la falta de acceso es similar entre los jóvenes  de 15 a 24 años, ya que 759 millones  o el 63 por ciento no disponen de conexión en el hogar. En México el 24.84 por ciento de las y los estudiantes entre 7 y 17 años no tiene acceso a internet y el 4.47 por ciento no cuenta con televisión” [1].

De acuerdo a lo anteriormente expuesto, existe un gran reto para las y los actores del contexto educativo, ya que tanto en zonas rurales y urbanas, las limitantes económicas (como factor principal) para acceder a tecnologías de la información para continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje, son problemáticas que abrieron más la brecha de desigualdad  y marginación hacia los grupos más vulnerables de la sociedad.

Ahora bien, la incertidumbre que aqueja el regreso a clases presenciales, y a pesar de que el ritmo de vacunación está avanzando, hay que considerar factores que pueden desencadenar contagios en los centros educativos, como:

  • Aumento de la movilidad en la zonas urbanas, esto incluye el desplazamiento de personas del campo a la ciudad, mismas que tienen la probabilidad de contagio y a su vez de transmitir el virus a menores de edad.
  • Población que no considera vacunarse por razones personales y que tienen mayor riesgo de adquirir el virus y transmitirlo.
  • Entidades de alto flujo turístico tales como: Baja California Sur, Guerrero y Quintana Roo, donde gran porcentaje de la población trabaja en el sector turístico y en donde los casos de acuerdo a las cifras oficiales del gobierno federal son alarmantes.
  • Nuevas variantes del virus y las posibles secuelas en la población menor de edad.

Se podrían enumerar otros factores no menos importantes, pero se pueden considerar los ya mencionados como los más relevantes de acuerdo a la información pública proporcionada por las autoridades en materia sanitaria, organismos internacionales y la comunidad científica y médica por el impacto que podrían tener ante una presencialidad casi inmediata.

En una entrevista que otorgó el Doctor Mauricio Rodríguez, profesor  de la Facultad de Medicina y vocero de la Comisión  de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para COVID-19 al medio de comunicación Sin Embargo MX, mencionó que, “…una de las principales consecuencias de que los contagios aumenten son las variantes, mientras más casos positivos hay, existe una mayor probabilidad de que se generen nuevas variantes…”[2].

El médico también enfatizó que, “…alrededor de 8 de cada 10 personas que enferman de COVID-19, tienen alguna secuela dentro de los siguientes 6 meses después de la recuperación, entre las más comunes son: dolor de cabeza, cansancio, dificultad para respirar, dolor muscular y dolor de articulaciones. Eso interferiría su vida personal, laboral y su rendimiento académico” [2].

Muchas y muchos docentes, estamos conscientes de la gran importancia que tiene la escuela como un espacio en donde, además de interactuar en el proceso de enseñanza-aprendizaje para crear las condiciones de transformación de una nación, donde las y los estudiantes a través de la socialización propias de su edad, puedan expresar emociones, ideas, liberar sus talentos y sentir acompañamiento durante el tiempo en que sus madres, padres de familia o tutoras (es) trabajan, incluso, monitorear si alguien está siendo víctima de violencia, sin embargo, el presidente de México ha reiterado en los últimos días, que el regreso a las aulas será el 30 de agosto “…llueva, truene o relampaguee…” [3], tal y como lo expresó durante un evento realizado en Boca del Río en el estado de Veracruz el pasado 24 de julio. Asimismo, durante la conferencia matutina que ofreció el 30 de julio en Culiacán, Sinaloa, el mandatario mencionó, “…ahora vamos a ser respetuosos, nada se puede hacer por la fuerza: se abren las escuelas, se regresa a clases. ¿No quieren que sus hijos vayan a la escuela?  Pues no los manden, somos libres, pero sí tenemos que pensar en la importancia de la educación , no podemos continuar así y hay que ver que se proteja a las niñas y niños” [4].

El discurso del mandatario deja grandes inquietudes, a pesar de expresar en distintas ocasiones que se tomarán medidas de prevención en los centros educativos, sin embargo, lo que más preocupa, es que las y los estudiantes, docentes, personal administrativo y de apoyo en las labores de limpieza, puedan llegar a dichos espacios en calidad de portadores asintomáticos, y por lo tanto, desencadenar una serie de contagios tal y como se ha visto en otros países, ya que, aunque las defunciones de menores de edad por COVID-19 no representan un número estadísticamente proporcional a la de los mayores de edad, hay que tomar en cuenta que la convivencia a diario por las distintas actividades de la vida cotidiana, pueden poner en riesgo la vida incluso de las personas ya inoculadas.

Ahora bien, en cuanto a la libertad de decidir si las y los estudiantes de educación básica retornarán a clases el 30 de agosto ¿cuál será la estrategia para hacer llegar los conocimientos a las familias que así lo decidan, sin que las condiciones amenacen la libertad de salvaguardar su derecho a la salud?

Por otra parte, es importante resaltar, que de acuerdo a la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la educación (ECOVID-ED) a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), estimó que al menos 5.2 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por falta de recursos, y que entre la población de 6 a 12 años, 217 mil estudiantes abandonaron las aulas por la misma causa, mientras otras y otros, desafortunadamente porque se quedaron en orfandad. Asimismo, entre adolescentes de 13 a 15 años que cursaban la secundaria, 306 mil abandonaron sus estudios para incorporarse al mercado laboral.

El presidente de México, mencionó el día 28 de julio que, “…no comprará vacunas contra la COVID-19 para niñas y niños hasta que tengan un respaldo científico, ya que no será rehén  de las farmacéuticas…” [5], aunque también mencionó que, “…acatará lo que indiquen los científicos y organismos internacionales…”.

Aunado a los anterior, en una entrevista realizada por npr.org al Dr. Sean O´leary, profesor pediatra en el campus médico de la Universidad de Colorado y en el Children´s Hospital Colorado, mencionó que, “la vacuna de Pfizer envió datos a la FDA para aprobar la vacuna en adolescentes a partir de los 12 años y que eso podría ser un gran cambio del juego, porque siempre han sabido que las y los adolescentes tienden a ser más propensos a infectarse y a propagar la infección a las niñas y niños más pequeños, así que la vacuna a esa población marcará la diferencia”. [6]

El mismo Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud Hugo López Gatell Ramírez, a través de un mensaje en sus redes sociales el 24 de junio, publicó que, “la COFEPRIS ha autorizado la ampliación de la indicación de la vacuna Pfizer para mayores de 12 años…”. Cabe destacar que en Estados Unidos la vacuna se autorizó y se aplica desde mayo en mayores de 12 años, El Salvador y Alemania recientemente también la autorizaron.

Asimismo, la Organización Mundial de la salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), anunciaron que las niñas, niños y adolescentes son propensos a desarrollar un Síndrome Inflamatorio Multisistémico más grave e incluso mortal derivado de la COVID-19.

De acuerdo al más reciente informe de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), entre el 12 de abril de 2020 y el 25 de julio de 2021, han resultado 57 mil 490 casos de dicha población contagiada, así como defunciones en menores de edad.

El 27 de julio, la directora del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, Doctora Rochelle P. Walensky, mencionó que de acuerdo a datos publicados en el informe semanal de morbilidad y mortalidad, “…demostraron que la infección por la variante Delta en cuanto a la carga viral de SARS-CoV-2, eran igualmente altas para las personas vacunadas y no vacunadas. Las cargar virales altas sugieren mayor riesgo de transmisión…” Es importante destacar que dicha variante representa el 85 por ciento de los casos en la Ciudad de México, 5 mil de los 40 mil casos activos corresponden a menores de 18 años de acuerdo a datos de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP).

A pesar de toda la información que ha dado a conocer la comunidad científica y médica, el presidente de México a insistido en el regreso a la presencialidad “…por el bien de las y los estudiantes y el desarrollo del país…”.

Pero aquí es importante señalar, que no tan sólo preocupa el riesgo presencial por el contagio por la COVID-19, sino que el panorama educativo tiene tendencia hacia la continuidad pedagógica, diseños curriculares, así como planes y programas de estudio obsoletos, prácticas docentes con carga burocrática, exclusión, escuelas con falta de recursos, docentes con salarios mal remunerados, secciones sindicales alineadas a intereses políticos y económicos, desigualdad de oportunidades ante el corporativismo educativo y la falta de una lengua vernácula entre autoridades, maestras y maestros, por mencionar los más preocupantes, y que son elementos que no permiten la presencialidad a corto plazo.

La presencialidad por lo tanto, no minimizará, ni cambiará el rumbo en materia educativa, por lo menos a corto plazo, ya que el problema no es tan sólo el virus causante del SARS-CoV-2, sino los discursos romantizados con retórica que han disfrazado las graves carencias en el sector educativo, así como la falta de una agenda pública que priorice la educación, para que la transformación a la que se refiere el mandatario se materialice de manera homologada y unificada.

Por lo tanto, la estrategia que contempla la SEP encabezada por la Maestra Delfina Gómez Álvarez, no tan sólo debería de contemplar el uso de cubrebocas, distanciamiento físico, uso del gel desinfectante y constante lavado de manos, sino una estrategia pedagógica donde las aulas sean espacios de libre pensamiento, crítica, propuestas, así como la solución de problemas, y no de abaratamiento intelectual por parte de las autoridades educativas hacia las y los estudiantes, así como la continuidad del proyecto educativo neoliberal que ha predestinado a generaciones a la falta de oportunidades y un panorama laboral poco alentador.

Ahora bien, parte de la estrategia anunciada por las autoridades educativas, es iniciar el ciclo escolar con 46 días de recuperación de aprendizajes, pero aquí es importante mencionar, que esos 46 días no serán suficientes para recuperar casi un año de fracaso escolar y más de 50 años de estancamiento educativo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha llamado a sumar esfuerzos entre madres, padres de familia, docentes, así como los tres niveles de gobierno para reabrir los planteles educativos y regresar a las aulas, sin embargo, desde que inició la educación remota por la pandemia, las autoridades no consideraron tomar en cuenta las necesidades de las y los actores del contexto educativo cuando se otorgaron los 245 millones de pesos a las televisoras, mientras, las y los estudiantes y sus familias, así como las y los docentes tuvieron que improvisar con sus propios recursos y estrategias pedagógicas dignas de reconocerse, sin embargo, pareciera que en materia educativa la continuidad del proyecto neoliberal está lejos de superarse, mismo que ha obstaculizado los procesos de formación emancipatoria y minimizado la gran labor del magisterio, así como responsabilizar a las y los docentes del escenario educativo catastrófico que se ha gestado a partir de la centralización de las toma de decisiones, por lo tanto, el panorama presencial es poco alentador.

En la conferencia matutina del jueves 29 de julio, el presidente de México mencionó, “…no me importa que la mayoría esté pensando en no regresar, voy a sostener que es indispensable que se regrese a clases…”. [7]

Considerando lo anteriormente expuesto, es de suma importancia replantearnos la idea de que la educación es un derecho que debe garantizarse en condiciones de igualdad de derechos y oportunidades, y eso implica revalorizar y dignificar la labor docente, así como asegurar el bienestar de las y los actores del contexto educativo, pero sobretodo asumir que en una democracia, las decisiones se gestan en beneficio colectivo. Por lo tanto, la educación, en ningún momento debe de estar condicionada a discursos demagógicos, ya que lo que realmente importa es la formación de futuras ciudadanas y ciudadanos que asuman con responsabilidad y compromiso la toma de decisiones del país.

En conclusión, existe la necesidad de exigir a las autoridades correspondientes, que se garanticen las condiciones en una estrategia pedagógica acorde a la realidad del contexto educativo y a la altura de las expectativas de las y los actores involucrados en el escenario educativo, ello también implica salvaguardar la integridad de las y los partícipes, así como el aseguramiento de las garantías en matera sanitaria desde el discurso y acciones responsables y no desde la arbitrariedad.

Referencias

https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/332191/WHO-2019-nCoV-Sci_Brief-Multisystem_Syndrome_Children-2020.1-spa.pdf

https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/la-sep-pagara-450-mdp-a-televisoras-por-servicios-para-el-programa-aprende-en-casa/

https://www.paho.org/es/noticias/25-3-2020-similitudes-diferencias-entre-covid-19-gripe

https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/OtrTemEcon/ECOVID-ED_2021_03.pdf

https://www.otrasvoceseneducacion.org/?s=la+insistencia+a+la+presencia%3A+un+atentado+a+la+vida&submit=Buscar

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0122726220301087

https://youtu.be/vyuCcsi-9Uc

[1] https://data.unicef.org/resources/children-and-young-people-internet-access-at-home-during-covid19/         

[2] https://www.sinembargo.mx/26-07-2021/4006227

[3] https://www.youtube.com/watch?v=MR1T2f-LlQ4

[4] https://youtu.be/eVGi4A48hlU

[5] https://youtu.be/6uXf6U4k3gM

[6] ] https://www.npr.org/sections/coronavirus-live-updates/2021/05/03/993141036/children-now-account-for-22-of-new-u-s-covid-cases-why-is-that

[7] https://www.youtube.com/watch?v=TILr6yYJHuc

 Fuente: La autora escribe para OVE

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La educación neoliberal en tiempos de pandemia: una mirada desde las pedagogías críticas

Por: Karen Campos Rodríguez

Resumen

El presente análisis tiene como objeto dar a conocer la importancia que tiene la praxis de las pedagogías críticas en materia educativa a nivel internacional, ya que la influencia del neoliberalismo en la práctica docente, ha repercutido desfavorablemente en los procesos educativos de distintas naciones ante el corporativismo de Estado, cuya finalidad es crear condiciones en las aulas que propicien  los procesos productivos a través de la capacticación, y que a su vez incentiven la oferta y la demanda en el mercado laboral, donde el valor de los seres humanos se conceptualiza como  plusvalía, midiendo el esfuerzo y la cognición a través del merito y no de acuerdo a los procesos de formación académica o de sus capacidades, dando como resultado, la marginación y el rezago en los grupos sociales más vulnerables, mismos que son lo que menos oportunidades tienen de inserción social y a una educación digna y de calidad.

Aunado a lo anteriormente expuesto, la brecha de la desigualdad en el contexto educativo es abismal y quedó potencialmente al desnudo ante la pandemia ocasionada por el SARSCoV-2 o mejor conocido como COVID-19, ya que, ante el cambio repentino de clases presenciales a clases remotas de emergencia como lo ha mencionado en distintas participaciones el Doctor Manuel Gil Antón, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (COLMEX), se evidenciaron los grandes vacíos que el neoliberalismo ha dejado en materia educativa.

Palabras claves: Pedagogías críticas, neoliberalismo, corporativismo, meritocracia, docentes y estudiantes.

 

Abstract

The present analysis aims to show the importance of the praxis of critical pedagogies in educational matters at the international level, since the influence of neoliberalism in teaching practice has had an unfavorable impact on the educational processes of different nations in the face of corporatism. of State, whose purpose is to create conditions in the classrooms that promote productive processes through training, and that in turn encourage supply and demand in the labor market, where the value of human beings is conceptualized as surplus value, measuring effort and cognition through merit and not according to the academic training processes or their capacities, resulting in marginalization and lag in the most vulnerable social groups, which are the ones that have the least opportunities to social insertion and a decent and quality education.

In addition to the above, the inequality gap in the educational context is abysmal and was potentially exposed to the pandemic caused by SARSCoV-2 or better known as COVID-19, since, in the face of the sudden change from face-to-face classes to remote emergency classes as mentioned in different participations by Doctor Manuel Gil Antón, professor-researcher at the Center for Sociological Studies of the Colegio de México (COLMEX), the great gaps that neoliberalism has left in educational matters were evidenced.

Keywords: Critical pedagogies, neoliberalism, corporatism, meritocracy, teachers and students.

 

Presentación

Antecedentes históricos

Históricamente, desde que la humanidad comenzó a relacionarse a través de fuerzas productivas, las clases sociales significaron un obstáculo para quienes no pertenecían a los grupos priviligiados del poder político, económico, comercial, cultural y educativo. Sin embargo, la Revolución Industrial marcó significativamente el destino del contexto internacional, ya que el desarrollo tecnológico trajo grandes avances, pero a su vez, graves consecuencias que atentaron con los derechos y dignidad de los grupos más vulnerables de la Sociedad Internacional.

A partir de dicho suceso histórico, la gobernanza mundial quedó a merced del capital, y la ganacia se concibió como sinónimo de éxito con la incorporación del trabajo del hombre en los procesos productivos. Sin embargo, el hartazgo social, resultado del liberalismo económico avasallante para la clase trabajadora, trajo consigo movimientos sociales en Europa del Este, mismos que culminaron con la Revolución Rusa de 1917, parteaguas de un contexto mundial con carga ideológica antagónica.

Ante el fracaso del liberalismo clásico en el periodo de entreguerras, se acuñó la reinvención de un nuevo capitalismo, pero ahora con la intervención del Estado como encargado de crear políticas públicas corporativistas a finales de la década de los setenta, mejor conocido como Neoliberalismo, cuya expansión tomó mayor relevancia con la caída del muro del Berlín, lo cual, significó el fin de un mundo bipolar y el predominio de un sistema que marcó una gran brecha de desigualdad social y falta de oportunidades para los grupos más vulnerables hasta nuestros días.

En el neoliberlismo, los seres humanos representan un número en las estadísticas del escenario global, es por eso, que la educación dejó de ser relevante para el sistema como un derecho por medio del cual, las sociedades a través del conocimiento transformen la realidad de sus contextos, sino que, su plusvalía está orientada a la incorporación en el mercado laboral para incentivar los flujos de capital financiero y la automatización de los procesos productivos, así como, el corporativismo académico.

 

El mundo ante la pandemia

A finales de 2019, el contexto mundial interactuaba en aparente normalidad a pesar del evidente debilitamiento del sistema internacional neoliberal, sin embargo, en el mes de diciembre se dio a conocer a través de distintos medios de información, que una epidemia originada en un mercado de animales en Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China central, ocasionada por un nuevo coronavirus SARSCoV-2 o mejor conocido como COVID-19, estaba situando en alerta a los países cercanos al continente asiático.

Ante una sociedad internacional incrédula y la expansión acelerada de un virus fuera del continente y de mortales proporciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS), anuncia al mundo que la epidemia, debido a los ritmos de contagio y como medida de prevención de acuerdo a los protocolos internacionales, se declara como pandemia el 11 de marzo del 2020.

Fue hasta ese momento, que se desnudó dramáticamente el rezago y las grandes desigualdades en el contexto educativo a nivel internacional.  El virus sólo evidenció un sistema escolar mundial fracturado desde hacía décadas, cuyos principales actores: estudiantes y docentes, quedaron a la deriva y sólo como espectadores de los planes emergentes por parte de las autoridades educativas de diversos Estados, cuyo resultado ha sido exclusión, la gran brecha de la desigualdad, abandono escolar y adoctrinamiento, pero ahora, de manera no presencial, materializando así, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire (2005), hoy más vigente que nunca.

El derecho a la educación universal ante la digitalización de la educación

A pesar de los aparentes esfuerzos de distintas instituciones educativas de todos los niveles escolares por proyectar a la sociedad internacional que habría continuidad del ciclo escolar en una “nueva normalidad” virtual, los procesos de enseñanza-aprendizaje en América Latina y en otras partes del mundo, parecieran predestinados a la memorización enciclopédica, la repetición, la estandarización de las herramientas pedagógicas y la meritocracia con carácter cuantitativo, cuyo objetivo, es dar continuidad al nuevo paradigma internacional impuesto por los organismos internacionales para satisfacer los intereses del corporativismo mundial, a través de estadísticas que sólo recrudecen la realidad y que omiten las necesidades de los grupos más vulnerables de cada Nación, violentando así, el derecho a la educación fundamentado en el artículo 28 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ante un panorama internacional de incertidumbre y escepticismo, la democratización de la educación es una necesidad inmediata para salvaguardar y reincorporar socialmente a los explotados y oprimidos, ya que es inconcebible  que el escenario para que se desarrollen las condiciones de aprendizaje, la construcción del conocimiento y la formación de ciudadanas y ciudadanos críticos, basado en las pedagogía críticas, sean a través de medios, donde las y los estudiantes sólo son receptores de información y la instrucción para que adquieran hábitos que los conduzcan a la ignorancia, cuya única esperanza, son las voluntades y la vocación de las y los docentes, que a través de alternativas como, la didáctica comeniana, pero en la nueva era digital, generen estrategias que conduzcan a la formación y no a la capacitación de los estudiantes, mediante herramientas efectivas y una pedagogía  homologada para transformar el contexto y dejar atrás las prácticas obsoletas que el neoliberalismo impuso desde hace décadas.

Por otra parte, el Estado debe garantizar el acceso al uso de las tecnologías de la información a las y los estudiantes de todo el país, sobre todo a los que viven en zonas marginadas, poblaciones rurales e indígenas, mismas que son las que menos alcance tienen a una educación digna y menos oportunidades para tener mejores condiciones laborales y de vida, en virtud de que los nuevos procesos educativos, a través del uso de herramientas tecnológicas sean un derecho y no un privilegio exclusivo de quienes ostentan el poder económico.

Si bien, el mundo ha cambiado significativamente en los últimos meses, los procesos educativos a nivel internacional se han esquematizado a través de prácticas tecnológicas impuestas por quienes controlan las decisiones al exterior e interior del Estado, dando por hecho, que toda la población estudiantil tiene acceso a la compra y el manejo técnico de un dispositivo para interactuar a distancia y en la virtualidad, así como, la unificación de un lenguaje tecnológico, mismo que sólo ha propiciado que la brecha de la marginación, el abandono escolar y la desigualdad sea escandalosamente preocupante, ya que, si a ello sumamos el panorama  económico poco alentador por la grave recesión que se avecina, misma, que de acuerdo a expertos tendrá repercusiones económicas más catastróficas que las acontecidas en la década de los años treinta, cuyo impacto más severo, se verá reflejado en el  incremento de millones de pobres y en pobreza extrema, en ese contexto, será muy difícil para muchos continuar el paso que implica el proceso de aprendizaje basado en el uso de herramientas tecnológicas; de la disposición del Estado dependerá crear las condiciones presupuestales que implica el aseguramiento del acceso y derecho a una educación basada en un contexto digital gratuito, así como, dignificar la inclusión que ha quedado de manifiesto sólo en la retórica y minimizar el impacto para las comunidades más vulnerables, porque los discursos son parte de la historia, pero las acciones serán decisivas para transformar el futuro inmediato.

Las pedagogías críticas y el neoliberalismo educativo en la nueva normalidad

El neoliberalismo se define como la teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado de acuerdo a la concepción del diccionario de la Real Academia Española (RAE 2020).

El Neoliberalismo es en esencia, el nuevo rostro del viejo capitalismo, mismo que históricamente tuvo sus orígenes con los mercaderes venecianos y cuyo mayor esplendor durante el periodo de la Revolución Industrial –finales del siglo XVIII- cuya característica más importante fue la creación de la máquina de vapor, la cual logró perfeccionar las herramientas que aceleraron los procesos de producción en serie, aunado a ello, se dio el descubrimiento de la electricidad, lo cual incentivó la producción industrial para cubrir las necesidades humanas con fines de lucro.

Durante el siglo XIX se desarrollaron y modernizaron los procesos de manufactura a gran escala y la sobreproducción tuvo que ser atendida de manera inmediata, por lo que se crearon las primeras estrategias de comercialización para incentivar la venta de productos e inducir a las sociedades al consumismo, es decir, comprar más de lo que se necesita.

En el contexto internacional, al finalizar la Segunda Guerra Mundial se acrecentaron las desigualdades sociales, sobre todo en lo que respecta a cuestiones laborales, por lo que la actividad sindical y la expansión del socialismo a nivel mundial se situaron como una seria amenaza al capitalismo mundial, el cual, ya había tenido periodos de colapso, por lo que, algunos Estados intervinieron en la economía con programas de bienestar social para regular los mercados internacionales.

Entre 1945-1947, con el inicio de la Guerra Fría se gestó el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y, dando fin a los programas de bienestar social, ya que occidente buscaba el control económico, comercial y financiero internacional a través de la deuda externa adquirida por los países periféricos con los organismos multilaterales, mediante un comercio y políticas económicas desiguales.

Es así como surge el neoliberalismo, es decir, la reinvención del viejo capitalismo con un nuevo nombre hacia finales de los años setentas, como una estrategia para contrarrestar la crisis del sistema occidental, cuyo origen reside en los países más avanzados y promovido por las grandes elites del capital financiero y monopólico transnacional, acumulando la riqueza en una minoría y obligando a los países débiles, bautizados como “emergentes” a poner en práctica políticas que culminan con el empobrecimiento acelerado de la población.

El neoliberalismo transforma todo en mercancía, incluyendo a los seres humanos, mercantilizando los servicios básicos, y lo más importante del presente análisis, considerando que es el factor del desarrollo de una nación, la educación.

Las pedagogías críticas tienen como objeto, crear las condiciones para un desarrollo en el mercado laboral bajo la premisa de la libertad, donde el pensamiento no se vea abrumado por las intenciones del liberalismo económico, cuya conceptualización de “progreso”, es el disfraz del neoliberalismo y la globalización.

En el neoliberalismo, la libertad no es un concepto real, tanto para las y los docentes como para los estudiantes, ya que, esta representa una amenaza para el sistema educativo, debido a que formaría individuos valientes y progresistas. Por lo tanto, para minimizar el impacto del sistema en el ámbito académico, la construcción del humanismo es un mecanismo de transformación en la libertad, ya que el trabajo intelectual transforma las relaciones sociales entre todos los integrantes de la sociedad, y para materializarlo se deben asumir compromisos en las aulas.

Entre las grandes contradicciones del neoliberalismo en materia educativa, es que muchas de las y los docentes están saturados de una ideología liberal, en lo que al campo conservador de la educación se refiere, es decir, se limitan a cumplir con los planes y programas de estudio alineados al contexto internacional, para inconscientemente contribuir a la precariedad en el sector. Dicha situación lleva consigo, represión en la enseñanza-aprendizaje y el corporativismo del plan de estudios, es decir, los Estados promotores del liberalismo económico, son los responsables de los estándares internacionales y todas las regulaciones que ello conlleva, por lo tanto, la educación es considerada como un subsector de la economía.

Actualmente las agendas internacionales en materia educativa, las condiciona los mercados financieros y comerciales, mismos que crean los patrones de las reformas educativas y permiten a la inversión privada a trazar la regulación en el sector, propiciando así, el ensanchamiento de la polarización de clases sociales.

Mientras, quienes ejecutan las directrices del neoliberalismo, buscan un ataque presupuestal en contra de las escuelas públicas, comenzando a definir el éxito académico relacionado a la acumulación de capital y a cubrir las expectativas de los mercados, laboral, financiero y comercial,  por eso, la mayor parte de las reformas educativas contemporáneas no tienen objetivos sociales, sólo burocráticas y administrativas, despojando a las y los docentes de sus grandes capacidades a favor de la tecnocracia, convirtiendo a las y los docentes en trabajadoras y trabajadores de escritorio e impartiendo cátedra con visón corporativista, a tal grado, de que gran parte de la comunidad estudiantil, así como las y los egresados creen en el discurso dominante y no distinguen la auto represión. Dicha situación genera grandes vacíos de concientización, empobreciendo sus habilidades, pensamiento y la degradación de sus talentos.

La praxis de las teorías críticas

Por su parte, McLaren (2005) afirma que hoy más que nunca necesitamos aplicar pedagogías críticas capaces de contrarrestar el neoliberalismo contra la educación escolar, lo cual significa que las y los docentes se deben de autoevaluar constantemente, con el objetivo de no formar parte de la desigualdad académica propiciada por la mercantilización, mediante el desarrollo de una resistencia intelectual encaminada a la liberación.

En la actualidad, el mundo se ha caracterizado por la mercantilización del aprendizaje, la Sociedad Internacional se han obstinado en privatizar la educación pública, ejemplo de ello, es el surgimiento de centros educativos sin un estricto control en apego a la legalidad y a los requerimientos básicos que debe de cumplir un espacio de aprendizaje, propiciando el surgimiento de escuelas de muy baja calidad formativa, el abaratamiento intelectual y generando ganancias millonarias a los que lucran con el sector, además de su estrecha relación con las casas editoriales y las evaluaciones estandarizadas que buscan medir el conocimiento temporal y memorístico, y no una comprensión y razonamiento del aprendizaje.

Por lo tanto, las pedagogías críticas deberían de considerarse como una estrategia que impulsen la transformación de los espacios educativos, en contextos de liberación y con ello, contrarrestar el impacto desafortunado del proceso de mercantilización en la educación, donde lejos de crear espacios instruccionales, se fomenten nuevas formas de construir un contexto sin dominación de ningún tipo y materializar la igualdad de derechos y oportunidades.

Económicamente, las pedagogías críticas buscan darle poder a la sociedad, mediante la reflexión de las prácticas que realizan en la cultura dominante, la cual se caracteriza además por ser clasista.

De acuerdo a Giroux en McLaren (2005), “El conocimiento emancipatorio, nos ayuda a entender, como las relaciones sociales son distorsionadas y manipuladas por las relaciones de poder y de privilegios.  También apunta a crear las condiciones, bajo las cuales la irracionalidad, la dominación y la opresión pueden se transformadas y superadas por medio de la acción deliberadas y colectiva propias de neoliberalismo” (p. 269).

La hegemonía educativa en el neoliberalismo, ha tenido gran fuerza dominante en todas las prácticas sociales de un Estado, si las aterrizamos en materia educativa, nos ayudará a entender la dimensión de la problemática, ya que el impacto de dicha movilidad social limita la vida de las y los estudiantes, individualizando su pensamiento y acciones, así como la formación de estructuras de las clases sociales.

McLaren (2005) menciona que: “la hegemonía es una lucha en la que el poderoso, gira el consentimiento de los oprimidos, mismo que ignoran los que participan en su propia opresión”. (p. 276).

 

El corporativismo educativo

La mercantilización de la educación ha propiciado que los grupos con mayor vulnerabilidad, encaminen sus propósitos de vida como punto de referencia en los simbolismos de visión de un mundo en común, ocultando sus verdaderos fines, por ello, las aulas deben de representar un espacio de resistencia para romper con esa coercividad dominante con rasgos antidemocráticos, opresivos y no transparentes, ya que en materia educativa hay una estandarización del pensamiento y los procesos.

Por lo tanto, el conocimiento en el sistema neoliberal, es un instrumento para ser dominado.

De acuerdo a Michel Foucault en McLaren (2005) “la educación neoliberal dicta las reglas por las cuales se forman los discursos, la reglas que gobiernan, lo que puede ser dicho y lo que debe de permanecer callado, quien puede hablar con autoridad, y quien debe de escuchar” (p. 284).

Por otra parte, el mercado laboral solicita entre los requerimientos para situar a las y los trabajadores en la función a desempeñar, el currículum vitae u hoja de vida, mismo que tiene como objetivo preparar a las y los estudiantes a ocupar dos posiciones laborales, subordinado o dominante, mismas que forman parte del discurso del neoliberalismo, cuya finalidad, es que la sociedad lo asuma como propio, sin embargo, así como dicho adoctrinamiento se ha vuelto una práctica común en las relaciones laborales.

En el neoliberalismo, el currículum forma parte de una tradición de la racionalidad instrumental, ya que, de acuerdo a la pedagogía crítica, es una forma de mirar al mundo en la que los fines están subordinados a los medios, en el cual, los hechos están separados de las cuestiones de valor, lo que resta importancia a los principios democráticos. Por lo tanto, el sistema dominante de los procesos de producción, alecciona al sector educativo para que éste permanezca implicado en el proceso de reproducción generacional, donde las escuelas en complicidad con el sistema lo conceptualicen como un modelo.

Dicho proceso, se gesta a través de la difusión de los medios masivos de comunicación y las instituciones sociales que han influido en la instrucción para que las y los estudiantes adquieran hábitos que los conduzcan a la ignorancia, por lo que sólo a través del conocimiento se cimentará las bases de los cambios sociales, donde las voluntades de las y los docentes empleen estrategias que conduzcan las relaciones sociales a través de herramientas efectivas y una pedagogía crítica homologada.

Por lo tanto, el mercantilismo en la educación no garantiza el desempeño académico por conocimiento o habilidades de las y los estudiantes, sino, el intercambio de capital material por un desempeño académico, cuestionable en muchos casos, ante un sistema injusto de relaciones sociales de poder económico, por lo que las y los estudiantes de la clase subordinada son menospreciados, situándolos en desventaja en el momento de obtener empleos bien remunerados. Por ello, los poderes a nivel internacional jerarquizan desde tiempos muy remotos a la sociedad en clases, así como estandarizan todo lo que esté a su paso.

Como ya hemos mencionado, el neoliberalismo dicta las pautas y procesos en materia educativa, por lo que, la meritocracia se convierte en un concepto que deben de asumir las y los estudiantes que deseen conducirse al éxito, de acuerdo a la concepción mercantilista, ello conlleva a perder la identidad para aprender a actuar y pensar de acuerdo a las prácticas estandarizadas, sin embargo, esto no suele significar el triunfo, ya que no se garantiza que las y los egresados conseguirán un buen trabajo. La mercantilización de la educación es sinónimo de jerarquización vocacional, misma que predestina a las y los estudiantes a competir en la desigualdad.

Actualmente, el conocimiento se ha tecnocratizado obstruyendo el verdadero objetivo del aprendizaje en el aula, ya que, es una nueva forma de neoconservadurismo educativo, donde el mercantilismo es una novedosa idea para predisponer a la comunidad académica a la meritocracia, convirtiéndose ésta en excluyente, ya que, las oportunidades son en proporción al poder económico, es decir, las y los estudiantes con desventaja económica se encuentran posicionados en el último escalafón en la escala de la meritocracia.

Noam Chomsky en McLaren (2005) dice que: “El éxito está también correlacionado con rasgos mucho menos sanguíneos, que la inteligencia, la manipulación, la codicia, la avaricia, la deshonestidad, el desatenderse con otros, y así lo demás” (p. 319).

Si bien, los usos de las tecnologías de la información han cambiado significativamente los procesos de aprendizaje en cuanto al acceso de la información, sin embargo, la esquematización tecnológica sólo ha enfatizado las prácticas dominantes.

Por eso es tan importante la pedagogía crítica entre los actores principales del contexto educativo (docentes-estudiantes), ya que son la voz para transformar las condiciones de la sociedad.

El sistema mundial, ha propiciado una ética obsoleta en las relaciones sociales, ya que todo se percibe a través de la materialización. En el neoliberalismo, las políticas públicas se gestan, reflejando objetivos de odio hacia los más vulnerables, donde muchos se han tenido que despojar de su identidad y su autonomía. El neoliberalismo educativo es un disfraz con pseudónimo de libertad, aunque en la realidad seamos presos de imposiciones y adoctrinamiento a través de la enseñanza.

La Revolución Industrial fue el eje medular de la mecanización de los procesos de producción; las grandes migraciones del campo a la ciudad, obligaron a los medios de producción a trasladar la capacitación de la mano de obra hacia la escuela, asumían que eso traería mayores beneficios y un ahorro significativo, puesto que las y los trabajadores serían moldeados de acuerdo al sistema educativo liberal, es decir, la mercantilización de la educación al servicio del capital.

La mercantilización de la educación, se ha conceptualizado como la interacción entre las y los profesores y estudiantes como mercancías, donde se instruye para robotizar el pensamiento capitalizado hacia los procesos de producción, ejemplo de ello, son los perfiles que en la clasificación de empleos de los diarios que circulan a nivel nacional o las páginas web que se dedican a la promoción de empleos; de modo que la educación se forja en un contexto lucrativo, sustituyendo el objetivo formativo a través de la tecnocratización, donde las y los estudiantes y docentes, son el medio y no el fin.

El neoliberalismo tiene como objeto la privatización en los distintos sectores de la economía, mismos en donde se promueve la idea de que la educación privada garantiza el éxito personal y profesional, por lo que el corporativismo en manos de empresarios e instituciones religiosas han contribuido al empobrecimiento y menosprecio de las y los estudiantes de escuelas públicas, así como, precariedad en las condiciones laborales de las y los profesores, quienes, en muchos casos tienen que invertir para asumir los retos que implica ser promotor del aprendizaje y el conocimiento en las escuelas privadas, ya que, muchas de ellas no proveen a las y los docentes de las herramientas suficientes para desempeñar su labor, a pesar de las ganancias que genera el lucro del derecho a la educación.

Paulo Freire (2005) en su libro La Pedagogía del Oprimido que: “La educación que se impone a quienes verdaderamente se comprometen con la liberación, no puede basarse en una comprensión de los hombres como seres vacíos quienes el mundo llena con contenidos; no puede basarse en una conciencia especializada, mecánicamente dividida, sino en los hombres como cuerpos conscientes y en la conciencia como conciencia intencionada al mundo” (p. 70).

El neoliberalismo es la reinterpretación más cruda del liberalismo clásico, cuyas repercusiones económicas y sociales han sido catastróficas para los grupos más vulnerables del contexto internacional. Visto desde su concepción etimológica más utilizada por distintos autores, la doctrina neoliberal ha logado convencer a los actores de las Relaciones Internacionales de, que el éxito es sinónimo de ganancia y productividad en el mercado global laboral, donde las economías más sólidas son quienes toman las decisiones del quehacer mundial.

El impacto del neoliberalismo en materia educativa, está condicionado a las decisiones del corporativismo de Estado y sujeto a los objetivos y metas de los organismos internacionales, mismo que a su vez, defienden los intereses de los dueños del capital financiero y del comercio internacional, se puede decir que, son relaciones de codependencia producto de la globalización y el flujo monetario.

Si bien, la mercantilización de la educación ha beneficiado el rol del Estado corporativista, ya que, ante la falta de capacidad para satisfacer las necesidades de la sociedad es su carácter de organización socio-política con poder soberano, ha cimentado e camino para que a través de la privatización, se cubran las demandas de una parte de la población que busca estatus en un contexto elitista y clasista o los que por falta de cobertura no tuvieron la oportunidad de incorporarse a la educación pública.

La tendencia del corporativismo educativo, está sujeta al lucro como objetivo principal, es el capitalismo cognitivo, cuya tendencia es al surgimiento acelerado de instituciones con poca o nula calidad formativa, corrupción entre autoridades y empresarios, endeudamiento para las familias que buscan incorporarse a la educación privada, ya sea, a través de las mismas instituciones o por financiamientos externos, marginación y olvido de las comunidades rurales e indígenas y clasismo mediático, a través de campañas que mercadean la consigna de éxito profesional basada en la capacidad de consumo, el mercado laboral y la banalidad, contrario a lo que debería de considerarse como fundamental académicamente, como lo es, la calidad formativa y la construcción del conocimiento a través de la ética y el aprendizaje colaborativo.

Por lo anteriormente expuesto, es que en las aulas se sigue fomentando la memorización enciclopédica y la obediencia, cuyo resultado ha sido el esperado por el corporativismo avasallante, una escolarización predestinada a la capacitación, la automatización en los procesos productivos, egresados acríticos, mediatizados y serviciales con un sistema que oprime las capacidades cognitivas, que subestima la inteligencia y que margina los sectores sociales más vulnerables, tanto na nivel nacional como internacional.

Cabe destacar que, evidencias de éxito inmersos en el sistema capitalista que vale la pena mencionar, como lo es, el famoso caso de los países nórdicos, específicamente lo referente al finlandés, los cuales tienen una educación pública de calidad en un sistema de libre mercado, sin embargo, la escuela mexicana, no tiene las condiciones más elementales, como alimentación, infraestructura e inclusión de personas con alguna discapacidad, sobre todo en las comunidades más alejadas, para poder implementar políticas públicas similares. Por lo anteriormente expuesto es, que las reformas educativas que se han implementado como novedosas, por el hecho de haber sido modelos ejemplares en otras naciones, han fracasado en nuestro país, debido a la abismal diferencia en cuanto a las condiciones sociopolíticas, económicas, culturales y hasta geográficas, arriesgando el futuro de generaciones de estudiantes, ya de por sí, con un panorama poco alentador.

La educación post-pandemia

Al hablar de neoliberalismo en materia educativa, cabe destacar que hay un antes y después del COVID-19, virus que dejó al desnudo los grandes vacíos del neoliberalismo en materia educativa, la fragilidad del mismo y la gran brecha en la desigualdad social que quedó al descubierto ante la contingencia sanitaria, en la que se implementaron directrices académicas de emergencia y con un impacto muy agresivo tanto para estudiantes de todos los niveles educativos, como para las y los docentes.

Es importante reconocer, revalorar y profesionalizar la labor docente desde un enfoque formativo de colaboración y no de autoritarismo en aras del desarrollo nacional. Asimismo, como promotores del conocimiento, tenemos que asumir la responsabilidad que implica nuestra vocación de servicio, con el compromiso de romper los eslabones de las cadenas de adoctrinamiento en las aulas, porque es ahí, el espacio donde se puede fomentar la libertad de pensamiento crítico, liberar el talento, proponer soluciones a problemáticas sociales, así como, crear ambientes y comunidades de aprendizaje en beneficio de la justicia social, desde una base sólida de pluralidad, equidad, igualdad de derechos y oportunidades, con la visión de las teorías pedagógicas libertadoras, constructivistas, humanistas y socioculturales.

La educación en tiempos de pandemia ha dejado abiertas distintas líneas de investigación, sin embargo, es importante reflexionar partiendo de la duda, de acuerdo a la retórica de quienes emiten los discursos, cuál es el papel que debemos de asumir las y los docentes en las aulas acerca del uso de herramientas pedagógicas eficaces y eficientes en todos los niveles educativos, cuyo objetivo sea, minimizar las secuelas de adoctrinamiento emitidas por la televisión u otros medios de comunicación audiovisual, donde los estudiantes se vuelven sólo receptores de la información, creando un ciclo de repetidores limitando así, sus capacidades intelectuales y creatividad.

Si bien, la tecnología nos superó a las mayorías, pero debemos de asumir la postura de que la “nueva normalidad” en el contexto internacional, incluye la digitalización de los procesos escolares para todas y todos los involucrados, esto se suma a una serie de problemas entre lo académico y la burocracia, ya que, el proyecto de nación en materia educativa se estancó nuevamente, por lo que, debemos hoy más que nunca cuestionar y levantar la voz para las autoridades asuman el compromiso de escuchar y materializar las necesidades de los principales actores del proceso educativo. Las transnacionales harán todo lo posible por renovar el capitalismo bajo un nuevo pseudónimo ante la incertidumbre.

Tan sólo para tener una idea de lo que depara el futuro inmediato, el único país que tendrá crecimiento económico, será China con un 1.9% de acuerdo al Banco Mundial, mientras, 45 millones de personas en el mundo serán parte de las estadísticas de pobreza y 28 millones en extrema pobreza, un panorama nada alentador.

La reconfiguración del contexto internacional, a través de los líderes que ostentarán la carrera por la hegemonía mundial, impondrán nuevos procesos en el ejercicio de las Relaciones Internacionales, la nueva realidad es aún de gran incertidumbre, sin embargo, los promotores del capitalismo, a través de una nueva retórica y del avance de la tecnología en los procesos educativos, buscarán afianzar el control del contexto mundial, dependerá del magisterio, salvaguardar los objetivos de las pedagogías críticas y la democratización educativa.

La revolución intelectual en las aulas, a través del conocimiento y la conciencia crítica, son estrategias para desmontar toda aquella institución represora de la libertad del pensamiento.

Las y los docentes tenemos la responsabilidad de percibir que formamos parte de la clase trabajadora y desde esa postura asumir la responsabilidad social de nuestra profesión.

Tenemos que replantearnos como objetivo, revalorizar la figura de las y los docentes a nivel internacional, pero eso implica un gran compromiso social, porque la pandemia también ha evidenciado la falta de humanismo, sensibilidad, empatía, solidaridad y vocación por parte de muchos docentes.

Fuentes:

Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Neoliberalismo. (24 de noviembre de 2020). Obtenido de https://dle.rae.es/neoliberal

Freire, Paulo (2005). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI

McLaren, P. (2005). La vida en las escuelas. Traducción al español, México: Siglo XXI editores, S.A. DE C.V. Recuperado de https://www.uaeh.edu.mx/profesorado_honorario_visitante/peter_mclaren/presentaciones/LA%20VIDA%20EN%20LAS%20ESCUELAS.pdf.

Organización de las Naciones Unidas, A. G. (10 de diciembre de 1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. (pág. 9). París: https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/.

Organización Mundial de la Salud. OMS. Los ambientes escolares y la capacidad para mantener las medidas de prevención y control de la COVID-19. (15 de mayo de 2020). Obtenido de https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/risk-comms-updates/update-26-re-opening-schools-es.pdf?sfvrsn=b696b059_4

Fuente: La autora escribe para OVE

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