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Brasil: O que sabemos e o que não sabemos sobre o Covid de longa duração

O que sabemos e o que não sabemos sobre o Covid de longa duração

Leonardo Boff

Publicamos aqui um pequeno artigo traduzido do ECONOMIST de 30/4/22 que nos relata sobre as consequências do Covid-19, chamado de “long covid” , prolongamento do covid-19 ou de Covid de longa duração. São raras as informações sobre este tema. Com no Brasil mais de 20 milhões pessoas foram afectadas por este vírus, é de bom juízo trazer informações acerca do que pode ocorrer após a infecção, superada pelas várias vacinas. Uma razão a mais para continuarmos com as prevenções pois o vírus pode conhecer outras mutações que eventualmente tornam a afetar os já imunizados ou portadores de sequelas danosas. LBoff

27 de abril de 2022 (Atualizado em 29 de abril de 2022) Eis o texto:

Mais de dois anos desde o início da pandemia de covid-19, os cientistas aprenderam muito sobre como o vírus SARS-CoV-2 afeta o corpo. Mas os sintomas e as complicações conhecidas como “covíd longo” são muito menos compreendidos. Os Centros de Controle e Prevenção de Doenças (CDC) dos Estados Unidos definem o covid longo como a continuação dos sintomas por pelo menos quatro semanas após a infecção. A Organização Mundial da Saúde diz que geralmente ocorre três meses após o início do vírus e dura pelo menos dois meses. Fadiga, falta de ar e neblina cerebral são características comuns. Há pouco consenso sobre como tratá-lo. O que é o covid prolongado?

A prevalência do covid longo é difícil de calcular e alguns relatórios iniciais deram estimativas inflacionadas. O CDC acredita que um em cada dez americanos desenvolverá sintomas de covid longo mais de um mês após a infecção. O Escritório Britânico de Estatísticas Nacionais (ONS) estima que 1,7 milhões de pessoas, ou 2,7% da população, estavam experimentando o auto-relatado covid de longa duração a partir de 5 de março. Dessas, 1,1 milhões encontraram sua capacidade de realizar atividades do dia-a-dia seriamente reduzida. A maioria experimentou fadiga, um terço teve falta de ar, e quase um quarto relatou dores musculares. A condição era mais comum em mulheres, entre 35 e 49 anos de idade e em pessoas que viviam em áreas pobres. As pessoas empregadas na assistência social, educação ou cuidados de saúde também eram mais propensas a relatar sintomas.

Mas há problemas até mesmo com estas estimativas cuidadosas. A fadiga e a dor muscular poderiam ser causadas por uma série de outras condições. Um estudo anterior da ONS descobriu que 5% das pessoas infectadas com covid tinham pelo menos um dos 12 sintomas comuns 12 a 16 semanas após a infecção; 3,4% de um grupo de controle que não tinha sido infectado também relatou um desses sintomas.

Confusamente, o covid longo pode na verdade ser uma coleção de síndromes bem diferentes. Por exemplo, qualquer encontro com uma doença infecciosa pode ter sérias consequências a longo prazo. O covid pode causar danos duradouros ou permanentes aos pulmões e ao coração. Alguns casos de covid longo podem realmente ser “síndrome de cuidados pós-intensivos”, que pode afetar qualquer pessoa que passe tempo em uma unidade de terapia intensiva. Os doentes enfrentam sérias fraquezas físicas, danos pulmonares e problemas de memória e atenção. Eles podem ter distúrbio de estresse pós-traumático. E os pesquisadores também se perguntam se alguns casos de covid prolongado podem ser uma forma de síndrome pós-viral, como a fadiga crônica. Por último, alguns pacientes que parecem ter  covid longo podem, de fato, ter uma infecção contínua que seu sistema imunológico ainda não foi eliminada.

Como muitas pessoas já contraíram o covid, se mesmo uma porcentagem mínima sofrer de problemas de saúde contínuos, uma enorme crise de saúde pública poderia ocorrer. Alguns a chamam de pandemia após a pandemia. As empresas farmacêuticas estão buscando ensaios de medicamentos que possam ajudar. Estão em andamento estudos com um medicamento chamado Paxlovid, que já é usado para tratar o próprio covid, bem como com outros antivirais. Outro estudo está testando uma hipótese de que o vírus pode prejudicar a capacidade das células humanas de gerar energia (o que causaria fadiga e fraqueza muscular). Algumas empresas estão procurando soluções para dor crônica, função pulmonar danificada e defeitos cognitivos. Além de ajudar os que sofrem de uma doença de longa duração, este trabalho pode beneficiar aqueles com outras condições pós-virais, que há muito são ignoradas.

Fonte: The Economits 30/4//22

 

Fuente de la Información: https://leonardoboff.org/2022/04/30/o-que-sabemos-e-o-que-nao-sabemos-sobre-o-covid-de-longa-duracao/

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Brasil: Pascua: la irrupción de lo inesperado

Pascua: la irrupción de lo inesperado

Leonardo Boff

Los cristianos celebran en Pascua aquello que ella significa: el paso. En nuestro contexto, es el paso  de la decepción a la irrupción de lo inesperado. La decepción aquí es la crucifixión de Jesús de Nazaret y lo inesperado, su resurrección.

Él fue alguien que pasó por el mundo haciendo el bien. Mas que doctrinas introdujo prácticas, ligadas siempre a la vida de los más débiles: curaba ciegos, purificaba leprosos, hacía andar a cojos, devolvía la salud a muchos enfermos, daba de comer a multitudes y llegaba a resucitar muertos. Conocemos su fin trágico: una trama urdida entre religiosos y políticos lo llevó a la muerte en la cruz.

Los que lo seguían, apóstoles y discípulos, quedaron profundamente frustrados con el fin trágico de la crucifixión. Todos, menos las mujeres que también lo seguían, empezaron a volver a sus casas. Decepcionados, pues esperaban que traería la liberación de Israel. Tal frustración aparece claramente en los dos discípulos de Emaús, probablemente una pareja, que caminaban llenos de tristeza. A uno que se une a ellos en el camino, lamentándose, le dicen: “Nosotros esperábamos que fuese él quien liberara a Israel, pero hace ya tres días que lo condenaron a muerte”(Lucas 24,21). Ese compañero del camino se reveló después como Jesús resucitado, reconocido en la forma como bendijo el pan, lo partió y lo distribuyó.

La resurrección estaba fuera del horizonte de sus seguidores. Había un grupo en Israel que creía en la resurrección, pero al final de los tiempos, una resurrección entendida como una vuelta a la vida como siempre fue y es. Pero con Jesús sucedió lo inesperado, pues en la historia siempre puede ocurrir lo inesperado y lo improbable. Sólo que lo improbable y lo inesperado aquí son de otra naturaleza, un evento realmente improbable e inesperado: la resurrección.

Ella debe ser bien entendida: no se trata de la reanimación de un cadáver como el de Lázaro. La Resurrección representa una revolución dentro de la evolución. El fin bueno de la historia humana se anticipa. Ella significa lo inesperado de la irrupción del ser humano nuevo, como dice San Pablo, del “novísimo Adán”.

Este evento es realmente la concretización de lo inesperado. Teilhard de Chardin, cuya mística está toda centrada en la resurrección como una absoluta novedad dentro del proceso de la evolución, decía que era un “tremendous”, algo que por tanto alcanza a todo o el universo.

Esta es la fe fundamental de los cristianos. Sin la resurrección las comunidades cristianas no existirían. Perderían su evento fundador y fundante.

Finalmente cabe resaltar que los dos misterios mayores de la fe cristiana están íntimamente ligados a la mujer: la encarnación del Hijo de Dios a María (Lucas 1,35) y la resurrección a María de Magdala (Juan 20,15). Parte de la Iglesia, la jerárquica, rehén del patriarcalismo cultural, no ha atribuido a este hecho singular ninguna relevancia teológica. Ella seguramente está en el designio de Dios y debería ser acogido como algo culturalmente innovador.

En estos tiempos sombríos, marcados por la muerte y hasta con la eventual desaparición de la especie humana, la fe en la resurrección nos abre un futuro de esperanza. Nuestro fin no es la autodestrucción dentro de una tragedia sino la plena realización de nuestras potencialidades a través de la resurrección, la irrupción del hombre y de la mujer nuevos.

Feliz Pascua a todos los que consiguen creer y también a quienes no lo consiguen.

*Leonardo Boffes es teólogo y ha escrito: La resurrección de Cristo y nuestra resurrección en la muerte, Vozes 1982. Publicado en español por la editorial Sal Terrae.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Fuente de la Información: https://leonardoboff.org/2022/04/16/pascua-la-irrupcion-de-lo-inesperado/

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Brasil: Peligro de destrucción de nuestro futuro

Peligro de destrucción de nuestro futuro

Leonardo Boff*

En julio de 2021 el gran pensador de la complejidad Edgard Morin cumplió 100 años. Observador atento del curso del mundo, nos entregó un libro Réveillons-nous! – ¡Despertemos!, lleno de sabias y serias advertencias. Resumió su pensamiento en una entrevista a Jules de Kiss, publicada el 26 de marzo de 2022 en Franceinfo y reproducida en portugués por el IHU el 4/4/22. Lector asiduo de sus escritos, esta entrevista inspiró el presente artículo.

Morin advierte lo que vengo repitiendo desde hace mucho tiempo: debemos estar atentos, intentar ver y entender lo que está ocurriendo. La gran mayoría, inclusive jefes de estado, no son conscientes de las graves amenazas que pesan sobre el planeta Tierra, sobre la vida y sobre nuestro futuro. Parecen sonámbulos o zombis, obcecados con la idea del crecimiento económico sin fin y también con la seguridad y con más construcción de armas de destrucción masiva.

Estamos viviendo varias crisis, todas ellas graves: la más inmediata es la pandemia que afecta a todo el planeta, cuyo sentido último no ha sido identificado todavía. Para mí es una señal que la Tierra viva ha enviado a sus hijos e hijas: “no pueden seguir con el pillaje sistemático de la comunidad de vida en la cual se encuentran los hábitats de los distintos virus que en los últimos años han asolado regiones del planeta”. La Covid-19 ha alcanzado todo el planeta, pero no a otros seres vivos y domésticos. Es una señal que no está siendo leída por la mayoría de la humanidad, ni tampoco por los analistas, centrados en las vacunas y en los cuidados necesarios.

¿Quién se pregunta en qué contexto apareció el virus? Él es consecuencia del asalto de los seres humanos a la naturaleza, especialmente por la deforestación de vastas regiones, destruyendo la casa donde habitan los virus, que pasaron a otros animales y de ellos a nosotros.

La crisis climática es grave, pues si no tenemos cuidado

hasta 2030 el calentamiento global puede aumentar 1,5 grados centígrados o más, lo que comprometería a la mayoría de los organismos vivos y a gran parte de la humanidad. Junto a esto está la Sobrecarga de la Tierra (Earth Oveshoot), constatada el 29 de julio de 2021: los bienes y servicios importantes para la vida se están agotando. Ya ahora necesitamos 1,7 Tierras para atender el tipo de consumo principalmente de las clases opulentas. Arrancamos de la Tierra lo que ella ya no nos puede dar. Ella reacciona aumentando el calentamiento, los eventos extremos, la erosión de la biodiversidad y más conflictos sociales.

Lo que funciona como una espada de Damocles es la posibilidad de una guerra nuclear que puede destruir toda la vida y gran parte de la humanidad. Morin escribe: “Pienso que hemos entrado en una nueva fase. Por primera vez en la historia, la humanidad corre peligro de aniquilación, tal vez no total –habrá algunos supervivientes, como en Mad Max –, pero una especie de ‘reinicio‘ desde cero en condiciones sanitarias sin duda terribles”. 

La guerra en Ucrania ha suscitado este fantasma, pues Rusia, como ya decía Gorbachov, puede destruir toda la vida con solo la mitad de sus ojivas nucleares. Pero, lleno de confianza en que la historia anda, no está cerrada, Morin afirma esperanzado: “Precisamos esperar lo inesperado para saber como navegar en la incertidumbre”.

Es de todos conocida la erosión de las ideas democráticas en el mundo entero. En muchos países, como en Brasil, se está imponiendo un espíritu autoritario y fascistoide, que hace de la violencia física y simbólica y de la mentira directa una forma de gobernar. La democracia ha dejado de ser un valor universal y una forma de vivir civilizadamente en comunidad. Este espíritu puede provocar un tsunami de guerras regionales de gran destrucción.

No olvidemos la advertencia del Papa Francisco en la Fratelli tutti (2020): “estamos en el mismo barco, o nos salvamos todos o nadie se salva”. Somos responsables de nuestro futuro y de la vida en el planeta.

Tenemos la confianza de Morin de que, como la historia ha mostrado, lo inesperado y lo improbable pueden ocurrir. Ya nos enseñaba un pre-socrático: “si no esperamos lo inesperado, cuando venga, no lo percibiremos”. Y así lo perderemos.

Esta es nuestra confianza y esperanza: estamos en medio  de crisis que no  tienen por qué terminar en tragedias fatales. Pueden ser el  despertar de una nueva conciencia y entonces, la ocasión para un salto cualitativo hacia un tipo de convivencia pacífica dentro de la única Casa Común. ¿Será este el próximo paso de la humanidad? ¡Bienvenido sea!

*Leonardo Boff es teólogo y filósofo y ha escrito: Cómo cuidar de la Casa Común, Vozes 2017.

Traducción de María José Gavito Milano

 

Fuente de la Información: https://leonardoboff.org/2022/04/07/peligro-de-destruccion-de-nuestro-futuro/

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Brasil: El futuro de la vida depende de nosotros

El futuro de la vida depende de nosotros

Leonardo Boff

La Covid-19, al afectar a todos los humanos, nos ha dado una señal que cabe interpretar. En la naturaleza nada es fortuito. La visión mecanicista de que la naturaleza y la Tierra no tienen propósito está superada. Siendo seres vivos, son portadores de sentido y forman parte del cuadro general del proceso cosmogénico que tiene ya 13.700 millones de años. Si todos los elementos no se hubiesen articulado sutilmente, durante miles de millones de años, no estaríamos aquí para escribir sobre estas cosas.

¿Cuál es el sentido más inmediato que la naturaleza nos está revelando con el ataque del coronavirus? El sentido nos viene en forma de exhortación:

“Paren con el asalto sistemático y depravador de los ecosistemas, de los bosques y selvas, de los suelos, de las aguas, de la biodiversidad. Sus megacorporaciones industrialistas y extractivistas, sus empresas mineras, el agronegocio empresarial en asociación con la industria de agrotóxicos, los eyectores de giga-toneladas de gases de efecto invernadero en la atmósfera, los causantes de la erosión de la biodiversidad, ustedes están destruyendo las bases que sustentan su propia vida; están cavando su propia sepultura en el marco de un tiempo previsible; no los campesinos familiares, los pobres de la tierra, sino ustedes están destruyendo los hábitats de miles de virus presentes en los animales; buscando sobrevivir, encontraron en los humanos un huésped para su supervivencia a costa de la vida de ustedes. El falso proyecto de crecimiento/desarrollo ilimitado de su cultura consumista ya no lo pueden soportar la naturaleza y la Tierra, planeta viejo y limitado en bienes y servicios; como reacción a la violencia contra mí ‒la naturaleza y la Madre Tierra‒ les he enviado ya varios virus que les atacaron, pero no han visto en ellos una señal, no han aprendido a leerlos ni han sacado la lección que ellos contienen. Ustedes solo piensan en volver a la vieja y perversa normalidad; por eso les digo: o ustedes cambian su relación con la naturaleza y con la Madre Tierra, relación de cuidado, de respeto a sus límites, de autolimitación de la voracidad de ustedes, sintiéndose efectivamente parte de la naturaleza y no sus pretendidos dueños, o serán asolados por virus aún más letales; les advierto: uno de ellos puede ser tan resistente que mostraría la total ineficacia de las vacunas actuales y gran parte de la humanidad sería consumida por el Next Big One, el último y fatal. La Tierra y la vida en ella, especialmente la microscópica, no perecerán. La Tierra viva seguirá girando alrededor del Sol y regenerándose, pero sin ustedes. Por lo tanto, cuídense pues estamos en el tiempo de la cuenta atrás. La naturaleza es una escuela, pero ustedes no han querido matricularse en ella y por eso, irracionalmente, están pavimentando el camino que los llevará a su propia destrucción. Y ya no digo más”.

La pandemia ha afectado de forma global a la humanidad. Ya que la forma es global, la solución obviamente debería ser también global: discutida y decidida globalmente. ¿Dónde hay un centro plural y global para pensar y buscar soluciones para los problemas globales? La ONU no cumple sus objetivos fundacionales, pues se ha transformado en una agencia que defiende los intereses de las naciones poderosas, que tienen derecho a veto, particularmente en el organismo mayor que es el Consejo de Seguridad. Somos rehenes de la obsoleta visión de soberanía nacional, que todavía no se ha dado cuenta de la nueva fase de la historia humana, la planetización, que hace que todas las naciones estén interconectadas y que todas ellas en conjunto posean un destino común. Estamos todos dentro del mismo barco: o nos salvamos todos o nadie se salva, como advirtió el Papa Francisco. Este es el verdadero sentido de la globalización o de la planetización. El tiempo de las naciones pasó. Tenemos que construir la Casa Común dentro de la cual caben las distintas naciones culturales, siempre entrelazadas, formando una única Casa Común, incluida la naturaleza.

La pandemia ha dejado claro cuán inhumanos y crueles podemos ser: los ricos aprovecharon la situación y se han enriquecido mucho más mientras que los pobres se han vuelto mucho más pobres. La cultura vigente es competitiva y muy poco cooperativa. El lucro cuenta más que la vida. Las vacunas han sido desigualmente distribuidas, quedando los pobres expuestos al contagio y a la muerte. Todo un continente, con más de mil millones de personas, como es África, ha sido olvidado. Apenas el 10% de su población ha sido vacunada. La muerte campea especialmente entre los niños debido a la insensibilidad e  inhumanidad de nuestra civilización mundializada. Es el imperio de la barbarie, que niega cualquier sentido de civilización humana. Con razón hay analistas, especialmente biólogos, que se preguntan: ¿tenemos todavía derecho a vivir sobre este planeta? Nuestros modos de ser, de producir y de consumir amenazan a todas las demás especies. Hemos inaugurado una nueva era geológica, el antropoceno y hasta el necroceno, es decir: la gran amenaza mortal a la vida en este planeta no viene de un meteoro rasante sino del ser humano barbarizado, especialmente entre los estratos más opulentos de la población. Entre los pobres y marginados aún se conserva humanidad, solidaridad, ayuda mutua, cuidado de las cosas comunes, como se ha comprobado durante este tiempo de pandemia mundial.

La irrupción de la Covid-19 es una invitación a la reflexión: ¿por qué hemos llegado al punto actual, amenazados por un virus invisible que ha puesto de rodillas a las potencias militaristas y su fantasioso impulso imperial? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué cambios debemos realizar si queremos garantizar un futuro para nosotros y para nuestros descendientes? Los trillonarios globales (el 0.1% de la humanidad) sueñan con una radicalización total del orden del capital, imponiendo a todos un despotismo cibernético que vigilará y reprimirá a todos los opositores y que garantizaría sus fortunas. El estómago de la Madre Tierra no digerirá tal monstruosidad. Junto con la resistencia humana, indispensable, anulará sus pretensiones, negándoles las bases ecológicas, incontrolables por ellos, para ese proyecto perverso.

Como nunca antes en la historia el destino de nuestras vidas depende de las decisiones que debemos tomar colectivamente. En caso contrario, conoceremos el camino ya recorrido por los dinosaurios. No queremos eso. Pero estamos en una encrucijada.

(*) Leonardo Boff ha escrito Cuidar la Tierra – proteger la vida: cómo escapar del fin del mundo, Record, Rio de Janeiro 2010; con J.Moltmann, ¿Hay esperanza para la creación amenazada? Vozes 2013.

 

Fuente de la Información: https://www.elpais.cr/2022/01/15/el-futuro-de-la-vida-depende-de-nosotros/

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“Yo soy yo a través de ti”:Ubuntu: una salida a nuestra barbarie

Por: Leonardo Boff

La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar porque entonces no tienen qué comer. Para ser concretos: no hemos abandonado aún el mundo de la barbarie: si ya la habíamos dejado, hemos vuelto ella. Nuestro mundo no se puede llamar civilizado cuando un ser humano no reconoce y acoge a otro ser humano, independientemente del dinero que lleva en el bolsillo o tiene depositado en el banco, o de su visión de mundo y su pertenencia religiosa. La civilización surge cuando los seres humanos se entienden iguales y deciden convivir pacíficamente. Si esto es así, estamos todavía en la antesala de la civilización y navegamos en plena barbarie. Este escenario es dominante en el mundo de hoy, agravado aún más por el ataque de la Covid-19. Él adquirió su más siniestra expresión mediante la cultura del capital, competitiva, poco solidaria, individualista, materialista y sin ninguna compasión con la naturaleza. En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo. La solidaridad pertenece a la esencia de lo humano, pues si no hubiera habido un mínimo de solidaridad y de compasión, ninguno de nosotros estaría aquí hablando de estas cosas. Fue necesario que nuestras madres solidariamente nos acogieran, abrazaran, alimentaran y amaran para que podamos existir. Sabemos por la bioantropología que por la solidaridad nuestros antepasados antropoides se volvieron humanos, y con esto, civilizados, cuando empezaron a traer comida al grupo, la repartieron solidariamente entre ellos y practicaron la comensalidad. Esta acción continúa todavía hoy, cuando muchos grupos, especialmente los Sin Tierra, se han mostrado solidarios distribuyendo decenas de toneladas de alimentos del campo y muchos centenares de marmitas para saciar el hambre de miles de personas en las calles y periferias de nuestras ciudades. Parece obvio: si el problema es internacional, debería haber también una solución concertada internacionalmente. ¿Pero quién cuida de lo internacional? Cada país cuida de sí mismo como si no hubiese nada más allá de sus fronteras. Ocurre sin embargo que hemos inaugurado una fase nueva de la historia de la Tierra y de la Humanidad: la fase planetaria, la de la única Casa Común. Los virus no respetan las fronteras nacionales. La Covid-19 ha atacado a toda la Tierra y amenaza a todos los países sin excepción. Las soberanías se muestran obsoletas. ¿Qué hubiera sido de los mayores de Italia, gravemente infectados por la Covid-19, sin la solidaridad de Angela Merkel de Alemania que salvó a la gran mayoría? Pero eso fue una excepción para mostrar que es mediante la superación del nacionalismo envejecido en nombre del internacionalismo solidario como podremos encontrar un camino de salida a nuestra barbarie.En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Mucho más pobre que nosotros, ella es más rica en solidaridad. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti. Por lo tanto, el otro es esencial para que yo exista en cuanto humano y civilizado. Inspirado por Ubuntu, el recién-fallecido arzobispo anglicano, Desmond Tutu, encontró para Sudáfrica una clave para la reconciliación entre blancos y negros en la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación.Como ilustración de cómo el Ubuntu está enraizado en las culturas africanas, consideremos este pequeño testimonio: un viajante europeo y blanco se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué. Ideó un test. Vio un grupo de chicos jugando futbol en un campo rodeado de árboles. Compró una hermosa cesta de variados frutos llenos de color y la puso en lo alto de una pequeña colina.
Llamó a los jóvenes y les dijo: “Allí arriba hay un cesta llena de sabrosos frutos. Vamos a hacer una apuesta, pónganse todos en fila y cuando dé la señal empiecen a correr. El primero que llegue arriba podrá coger la cesta y comer todo lo que quiera”.Dio la señal de partida. Cosa curiosa: todos se dieron las manos y juntos corrieron hacia lo alto, donde estaba la cesta. Y empezaron a saborear solidariamente los frutos.El europeo, estupefacto, preguntó: ¿por qué hicieron eso? ¿no era que el primero que llegase podría comer todos los frutos él solo?

Todos gritaron al unísono: ¡Ubuntu! ¡Ubuntu! Y un chico algo más mayor le explicó: “¿Cómo uno de nosotros podría ser feliz solo si todos los demás estuvieran tristes?” Y añadió: “Mi señor, la palabra Ubuntu significa eso para nosotros: “yo solo puedo ser yo por medio del otro”. “Sin el otro no soy nada y estaría siempre solo”. “Soy quien soy porque soy a través de los otros. Por eso repartimos todo entre nosotros, colaboramos unos con otros y así nadie se queda fuera y triste. Eso hicimos con su propuesta. Comemos todos juntos porque todos ganamos la carrera y juntos disfrutamos los buenos frutos que nos trajo. ¿Entendió ahora?”Este pequeño relato es lo contrario de la cultura capitalista. Esta imagina que alguien es tanto más feliz cuanto más puede acumular individualmente y disfrutarlo solo. A causa de esta actitud reina la barbarie, y hay tanto egoísmo, falta de generosidad y ausencia de colaboración entre las personas. La alegría (falsa) es de pocos, al lado de la tristeza (verdadera) de muchos. Para vivir bien en nuestra cultura, muchos tienen que vivir mal.Sin embargo, por todas partes en la humanidad, están fermentando grupos y movimientos que ensayan vivir esa nueva civilización de la solidaridad entre los humanos y también con la naturaleza.Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado. Ella podrá salvarnos si el Universo y el Creador nos conceden el tiempo necesario. Fuera de la solidaridad y el sentido internacionalista pereceremos en nuestra barbarie.

*Leonardo Boff es eco-teólogo y ha escrito Covid-19, la Madre Tierra contraataca a la humanidad, Vozes 2020; Habitar la Tierra: ¿cuál es el camino para la fraternidad universal?, Vozes 2121.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Fuente de la información e imagen: https://leonardoboff.org

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Brasil: Porque 2022 realmente no puede comenzar de verdad. Desencanto por el futuro y creación de esperanza

Porque 2022 realmente no puede comenzar de verdad. Desencanto por el futuro y creación de esperanza

Leonardo Boff

Estamos a mediados de 2021, un año que no ha terminado porque Covid-19 ha cancelado la cuenta atrás para continuar con su letal labor. 2022 aún no se puede inaugurar. El caso es que el virus ha puesto de rodillas a todos los poderes, especialmente a los militaristas, ya que su arsenal de muerte se ha vuelto totalmente ineficaz.

Sin embargo, la genialidad del capitalismo, respecto a la pandemia, ha provocado que la clase capitalista transnacional se reestructure a través del Gran Reseteo, expandiendo la reciente economía digital a través de la integración de los gigantes: Microsoft, Facebook, Apple, Amazon, Google, Zoom y otros con el complejo militar-industrial-seguridad. Tal evento representa la formación de un inmenso poder, nunca antes visto. Nótese que se trata de una potencia económica de carácter capitalista y que, por tanto, cumple su propósito esencial, el de maximizar las ganancias de forma ilimitada, explotando, sin consideración, al ser humano y a la naturaleza. La acumulación no es un medio para vivir bien, sino un fin en sí mismo, es decir, la acumulación por acumulación, que es irracional.

La consecuencia de esta radicalización del capitalismo confirma lo que un sociólogo de la Universidad de California en Santa Bárbara, William I. Robinson, bien observó en un artículo reciente (ALAI 20/12/2021): “En la medida en que el mundo se liberará de la pandemia, habrá más desigualdades, conflictos, militarismo y autoritarismo y, en la misma medida, se incrementará la agitación social y el conflicto civil;  los grupos gobernantes se esforzarán por expandir el estado policial global para contener el descontento masivo, que viene de abajo”. La inteligencia artificial, de hecho, con sus miles de millones de algoritmos servirá para controlar a todas las personas y a la sociedad en su conjunto. ¿A dónde llevará este poder brutal a la humanidad?

Conociendo la lógica inexorable del sistema capitalista, Max Weber, uno de los que mejor lo analizó críticamente, poco antes de su muerte, dijo: “Lo que nos espera no es el florecimiento del otoño, nos espera una noche polar, oscura. Oscura y ardua. (Le Savant et le Politique, París 1990, pág. 194). También acuñó la expresión fuerte que golpea el corazón del capitalismo: es una “jaula de hierro” (Stahlartes Gehäuse) que no puede abrirse paso y, por ello, puede conducirnos a una gran catástrofe (ver el análisis relevante de M. Löwy,  La jaula de hierro: Max Weber y el marxismo weberiano, México 2017). Esta opinión la comparten grandes nombres como Thomas Mann, Oswald Spengler, Ferdinand Tönnies, Eric Hobsbown, entre otros.

Los más importantes, además del Gran Reseteo de los multimillonarios, son: el capitalismo verde, el eco-socialismo, el ‘bien vivir y convivir’ de los andinos, la biocivilización de diversos colectivos y del Papa Francisco, entre otros. No hay espacio aquí para detallar este tipo de proyectos, lo que hice en el libro “Covid-19: Mãe Terra contra-ataca a Humanidade” (Vozes 2020). Yo solo diría: o cambiamos el paradigma de la producción, el consumo, la convivencia y, sobre todo, la relación con la naturaleza, con respeto y cuidado, sintiéndonos parte de ella y no por encima de ella como dueños y dueños, o se cumplirá la predicción de Max Weber: de 2030 a 2050 a más tardar, podríamos ver un Armagedón ecológico-social extremadamente dañino para la vida y la Tierra.

En este sentido, mi sentimiento del mundo me dice que quien destruya el orden del capital, con su economía, política y cultura, no sería un movimiento ni una escuela de pensamiento crítico. Sería la propia Tierra, un planeta limitado que ya no soporta un proyecto de crecimiento ilimitado. El cambio climático visible, objeto de discusión y decisión (prácticamente ninguna) de la última COP de Naciones Unidas, el creciente agotamiento de los bienes y servicios naturales, fundamentales para la vida (The Earth Overshoot) y la amenaza de romper el principal de las nueve barreras al desarrollo que no se pueden deshacer a costa del colapso de la civilización son algunos indicadores de una tragedia inminente.

Un número significativo de expertos en clima dice que estamos retrasados. Con los gases de efecto invernadero ya acumulados, no podremos contener la catástrofe, sino solo, con ciencia y tecnología, mitigar sus desastrosos efectos. Pero vendrá la gran crisis irreversible. Por eso se han vuelto escépticos e incluso tecno-fatalistas.

¿Somos pesimistas resignados o, en el sentido de Nietzsche, proponentes de una “resignación heroica”?  Aprecio, como solía decir un presócrata: debemos esperar lo inesperado, porque si no lo esperamos, cuando llegue, no lo notaremos. Lo inesperado puede suceder, desde una perspectiva cuántica: el sufrimiento actual por la crisis sistémica no será en vano;  Se acumulan energías benéficas que, habiendo alcanzado cierto nivel de complejidad y acumulación, darán un salto a otro orden superior con un nuevo horizonte de esperanza para la vida y para el planeta viviente, Gaia, Madre Tierra. Paulo Freire acuñó la expresión Esperançar: no nos quedemos esperando que algún día la situación mejore, sino creamos las condiciones para que la esperanza no quede vacía, pero que -con nuestro compromiso – se haga efectiva.

Creo que este salto, con nuestra participación, podría darse y entraría dentro de las posibilidades de la historia del universo y de la Tierra: del actual caos destructivo podemos pasar a un caos generativo de una nueva forma de ser y que habita el planeta Tierra.

Esto es lo que creo y espero, reforzado por la palabra del Apocalipsis que dice: “Dios creó todas las cosas por amor, porque es el apasionado amante de la vida” (Sab 11, 26). No permitirá que terminemos tan trágicamente. Seguiremos viviendo bajo la benévola luz del sol.

Leonardo Boff, ecologista, scritore y filósofo de la liberación. Es autor de: “El doloroso nacimiento de la Madre Tierra: una sociedad de fraternidad sin fronteras y amistad social”, Voices 2021;  “Habitando la Tierra: ¿cuál es el camino hacia la hermandad universal?”  Voces 2021.

Fuente de la Información: https://www.farodiroma.it/porque-2022-realmente-no-puede-comenzar-de-verdad-desencanto-dpor-el-futuro-y-creacion-de-esperanza-leonardo-boff/

 

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Basta de desgracias: el exjuez Moro, candidato

Por: Leonardo Boff

Como si no bastase el horror de la pandemia de Covid-19 que ha producido más de 600 mil víctimas y una crisis generalizada a todos los niveles en nuestro país, tenemos que presenciar ahora el lanzamiento de la candidatura a la presidencia nada menos que del ex juez Sérgio Moro, declarado parcial por el STF.

Él representa la estirpe derechista del Capitán que ha traído la mayor desgracia y vergüenza a nuestro país, por su incompetencia en el trato de la pandemia, porque le falta cualquier indicio de un proyecto nacional, por establecer la mentira como política de Estado, por su absoluta incapacidad para gobernar y por dar claras señales de comportamiento desviado. Miente tan perfectamente que parece verdad la mentira de la cual es consciente. La victoria del Capitán es fruto de un inmenso y bien tramado fraude para suscitar el antipetismo, poniendo la corrupción endémica del país como si fuese cosa exclusiva del PT, cuando sabemos que la del mercado (evasión fiscal de las empresas) es decenas de veces mayor que la política, defendiendo algunos valores de nuestra cultura tradicionalista, ligada a un tipo de familia moralista y a una comprensión deformada de la cuestión de género, alimentando prejuicios contra los indígenas, los afrodescendientes, los quilombolas, los pobres, los homoafectivos, los LGBTI, y divulgando millones de fake news, calumniando con difamación perversa al candidato Fernando Haddad. Informaciones seguras constataron que cerca del 80% de las personas que recibieron tales falsas noticias, las creyeron.

Detrás del triunfo de esta extrema-derecha, han actuado fuerzas del imperio, particularmente de la CIA y de la Secretaría de Estado de Estados Unidos, como ha sido revelado por varios analistas del área internacional. Ahí también han actuado las clases pudientes, notorios corruptos por evadir mil millones de impuestos anuales, una parte del Ministerio Público, las operaciones del Lava-Jato, teñidas de intención política, para estremecimiento del derecho y de la exención necesaria, parte del STF, ycon expresiva fuerza el oligopolio mediático y la prensa empresarial conservadora, que siempre ha apoyado los golpes y se siente mal con la democracia.

La consecuencia es el actual descalabro sanitario, político, jurídico e institucional. Es falaz decir que las instituciones funcionan. Funcionan selectivamente para algunos. La mayoría de ellas ha estado y está contaminada por motivaciones políticas conservadoras y por el deseo de alejar a Lula y al PT de la escena política, por representar las reivindicaciones de las grandes mayorías explotadas y empobrecidas, colocadas siempre al margen.

La justicia ha sido vergonzosamente parcial, y lo ha sido especialmente por parte del justiciero ex juez federal de primera instancia, ahora candidato, que hizo de todo para meter a Lula en la cárcel, aun sin pruebas materiales para tanto. Él siempre se ha movido no por el sentido del derecho, sino por el law fare (distorsión del derecho para condenar al acusado), por el impulso de rencor y por convicción subjetiva. Se dice que estudió en Harvard. Allí estuvo solo cuatro semanas para en el fondo encubrir el entrenamiento recibido de los órganos de seguridad de Estados Unidos en el uso del law fare. Consiguió impedir que Lula fuese candidato a la presidencia, cuando contaba con la mayoría de las intenciones de voto, y hasta le secuestraron el derecho a votar.

Ahora Moro se presenta como candidato a la presidencia arrebatando al Capitán la bandera del combate contra la corrupción, cuando él se distinguió por actos corruptos y por conchabarse con los grandes contratistas para hacer delaciones forzadas que incriminasen a Lula y a miembros del PT.

La victoria fraudulenta del Capitán (principalmente mediante los millones de fake news) legitimó una cultura de la violencia. Esta ya existía en el país a niveles insoportables (los más de 30 a 40 mil asesinatos anuales), pero ahora se siente legitimada por el discurso de odio que el candidato y ahora presidente sigue alimentando. Tal realidad siniestra ha traído como consecuencia un fuerte desamparo y un angustioso vacío de esperanza.

Este escenario adverso al derecho y a todo lo que es justo y recto ha afectado nuestras mentes y nuestros corazones de forma profunda. Vivimos en un régimen militarizado y de excepción, en tiempo de pos-democracia (R.R. Casara). Ahora es importante rescatar el carácter político-transformador de la esperanza y de la resiliencia, las únicas que nos podrán sostener en el marco de esta crisis sin precedentes en nuestra historia.

Tenemos que superarla, no considerando la situación actual como una tragedia que no tiene remedio, sino como una crisis fundamental que nos obliga a resistir, a aprender de esta escabrosa situación y salir más maduros, experimentados y seguros, también de la pandemia, para definir un nuevo camino más justo, democrático y popular.

Urge aplicar el principio esperanza, que es ese impulso interior que nos lleva a movernos siempre y a proyectar sueños y proyectos viables. Son los que nos permiten sacar sabias lecciones de las dificultades y de los eventuales fracasos y nos hacen más fuertes en la resistencia y la lucha. Recordemos el consejo de Don Quijote: “no podemos aceptar la derrota sin dar antes todas las batallas”. Las daremos y venceremos.

Importa evitar, dentro de la democracia, la continuidad del actual y peor proyecto para el país, trenzado de odio, persecución, negacionismo de la ciencia y de la gravedad letal de la covid-19, ejecutado actualmente por el Capitán y sus paniguados y, suponemos, prolongado por el ex juez candidato a la presidencia, cuyas características parecen confundirse con las del Innombrable. Esta vez no debemos errar.

Leonardo Boff ha escrito: Brasil: concluir la refundación o prolongar la dependencia(Vozes 2018).

Traducción: Mª José Gavito Milano, para el blog de Leonardo Boff.

Fuente: https://leonardoboff.org/2021/11/24/basta-de-desgracias-el-ex-juez-moro-candidato/

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