Flexibilidad para la educación

Por: Luis Felipe Gómez Restrepo.

El sector de la educación superior, y particularmente el de las universidades, está haciéndose preguntas sobre el futuro post Covid-19. Vienen cambios sustanciales, pero todavía estamos entendiendo hacia dónde orientar la transformación, ¿cómo será la educación del futuro? La pregunta llama a la innovación y a reflexionar sobre cómo superar al menos dos posibles obstáculos: el primero, el de la rigidez y lentitud de las universidades en su estructura y funcionalidad, y el segundo, el de la poca flexibilidad tanto del Ministerio de Educación Nacional que habla de control y vigilancia, como de las agencias acreditadoras que han ido solidificando una visión sobre cómo justipreciar la calidad educativa.

La idea del control y de la vigilancia está en la Constitución Política, artículo 67: “…Regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación”. La experiencia que hemos vivido en estos meses nos indica un giro que sería más proactivo hacia el fomento y el acompañamiento a las instituciones. Vigilar y controlar produce un sistema educativo pasmado, poco autónomo e innovador. Hay que ganar en flexibilidad en el marco legal y reglamentario.

Respecto del segundo obstáculo, el problema está en las mismas instituciones educativas y en muchos de sus estamentos que tienen aversión al cambio y una tendencia a equiparar calidad con estandarización. Estas ideas han llevado a muchas instituciones a hacer siempre lo mismo para cumplir con estándares.

Algunas luces para superar la rigidez que aprisiona el sistema educativo se difunde en webinars donde expertos mundiales arriesgan sus visiones de futuro. La experiencia vivida durante el confinamiento ha llevado a los límites a las instituciones retando el cumplimiento de su misión. Lo que se avizora a continuación ya empieza a suceder para Colombia y es similar en América Latina: uno, la ruptura de paradigmas de presencialidad que posibilitan mayor cobertura superando obstáculos de conectividad que parecían impasables; dos, se ha hecho muy importante la investigación para ayudar en la toma de decisiones proponiendo virtuosas alianzas entre Gobierno y las universidades impulsando la investigación relevante y de impacto; tres, se ha vuelto a remarcar la pertinencia como un criterio que orienta la producción de conocimiento y su difusión; cuatro, se ha dado un nuevo aliento al uso de medios virtuales para difundir contenidos teóricos, democratizándolos y poniéndolos al alcance de todos. También se ha reconocido la importancia de la presencialidad para impulsar el trabajo colaborativo, las prácticas y el aprendizaje experiencial; se explora cada vez más el modelo blended learning para la educación superior; quinto, se está redefiniendo la internacionalización como una manera de pensar global que permite una comprensión multicultural de la realidad, y muchas otras ideas emergentes. ¡Y apenas hemos comenzado a pensar!

Si queremos enfrentar el futuro, necesitamos hacer cambios muy grandes en la educación y en las universidades. Se están dando pasos importantes, las instituciones están aprendiendo, arriesgando, fortaleciendo capacidades que son importantes para un gran cambio necesario. La autocrítica de las instituciones y la flexibilidad del Ministerio de Educación serán dos componentes fundamentales. La innovación es urgente.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.co/opinion/columnistas/luis-felipe-gomez-restrepo/flexibilidad-para-la-educacion.html

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La educación y el crecimiento inclusivo

Colombia / 1 de febrero de 2018 / Autor: Luis Felipe Gómez Restrepo / Fuente: La República

Esperamos que muy pronto Colombia pueda sentarse en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) entre Chile y Corea, lugar que nos tienen ya “reservado”. Luego de pasar por 20 de los 23 comités técnicos para la admisión, Colombia está a un paso de su ingreso, proceso que inició en el 2013. Este club de buenas prácticas, que en el fondo busca armonizar y alinear los intereses del sector privado y de la política pública para asegurar una competitividad de los países, nos ha permitido, entre otros, compararnos en el tema educativo.

Los parámetros de la Ocde nos han exigido hacer muchos ajustes institucionales, y por supuesto, a mirar seriamente la importancia del sector educativo. Una educación de excelencia es causa y consecuencia del papel que el sector desempeña en un modelo donde se promueve tanto la inclusión como el crecimiento económico.

El informe educativo de la Ocde de 2017 ayuda a pensar en los ajustes que son necesarios en nuestro sistema, no para “ser como los otros”, sino para mejorar la competitividad y el crecimiento del país, yendo de una visión sectorial hacia una visión de país.

La medición de la educación ha dejado en evidencia sus falencias. Uno de ellos es el desempeño que obtiene Colombia en las pruebas Pisa, muy por debajo de los resultados de los países miembros. El informe muestra que entre cerca de 40 países, Colombia queda en último lugar tanto en el desempeño de los estudiantes en la prueba PISA de 2015, como en el grado de desigualdad en las condiciones socioeconómicas de los estudiantes que las presentaron.

Se han realizado esfuerzos importantes en educación. El informe muestra que el gasto en este sector como porcentaje del PIB en Colombia en 2015 fue de 5,8% frente al 5,2% de los países del Ocde y el gasto público fue de 14,1% del total, frente al 11,3% en promedio de la Organización. Lo que inmediatamente nos hace pensar en los problemas de eficiencia en el gasto público, como también ser realistas que en valor absoluto el monto invertido no es muy grande porque nuestra economía no ha logrado salir de la trampa del ingreso medio y el universo, PIB, es pobre relativamente. También se aprecia que el gasto en educación es compartido de forma importante entre el sector privado y el público, siendo que en el país, el sector privado aporta el 1,9% del gasto frente al 0,8% del Ocde. Aquí las políticas públicas de fortalecimiento de la universidad pública y el subsidio para ingreso en la universidad privada, serán tareas indispensables a profundizar en el inmediato futuro. Igualmente, hay que pensar en una mayor coordinación y complementación entre ambos sectores, más que profundizar tensiones sobre cuál tipo de educación debe apoyarse o fortalecerse, máxime cuando es el mismo servicio público que prestan ambas.

Con todo, estos indicadores no verán reflejados los esfuerzos en el mejoramiento global del sistema si no se enfrentan, al mismo tiempo, tanto la inequidad como el dinamismo económico necesario para aprovechar las nuevas capacidades que se pretenden incrementar en las personas que se educan. Junto a una fuerte apuesta por la calidad y relevancia de la educación para el mercado laboral, la innovación y el emprendimiento, se conectan proyectos con perspectiva territorial y para una gobernanza efectiva, una visión integradora de lo rural-urbano, la inversión en Tic’s y en infraestructura que aportan externalidades a la cadena de valor. Esta es la idea del “crecimiento inclusivo” que está en juego desde lo económico y una visión de país compartida por los líderes políticos y sociales, en el horizonte del posacuerdo y la reconciliación en Colombia.

Llegar a la Ocde es una gran oportunidad que nos puede ayudar a dar saltos cualitativos, pero sin olvidar que el país tiene como prioridad, más que el mero crecimiento, el fortalecimiento de nuestra sociedad en clave de mayor justicia y equidad.

Fuente del Artículo:

https://www.larepublica.co/analisis/luis-felipe-gomez-restrepo-2524772/la-educacion-y-el-crecimiento-inclusivo-2593869

Fuente de la Imagen:

Cuadro de Mando para un crecimiento inclusivo

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Hoja de ruta educativa.

Por: Luis Felipe Gomez Restrepo.

Así como nacionalmente se viene trabajando en la elaboración del Plan Nacional Decenal de Educación, Cali debe pensarse, a fondo y con una mirada de largo plazo, la educación en el municipio. Más allá de pruebas Pisa, más allá de los resultados de las pruebas Saber, debemos romper dos constataciones que son dolorosas: de una parte, se evidencia una gran frustración nacional, no obstante todos los avances logrados en cobertura y calidad: “La educación no consigue generar los impactos profundos y estructurales que requiere nuestra sociedad”. Y por otro lado, que el gasto en educación llega solamente al 4,5% del PIB, mientras que la meta era alcanzar el 7%.

En pocas palabras, debemos buscar una educación mucho más significativa y que genere profundas experiencias en los estudiantes para que genere importantes cambios culturales en el país. Y ello implica destinar mayores recursos. ¿Cómo podemos aumentar el presupuesto para educación en el municipio?

El pasado mes de junio, el equipo de trabajo del programa Cali Cómo Vamos, presentó a la comunidad caleña el informe sobre educación, el cual analiza el desempeño de Cali. Según los datos presentados, por segundo año consecutivo Cali se encuentra por debajo de ciudades como Bogotá, Manizales, Pereira y Medellín en cobertura educativa en los niveles de preescolar, primaria, básica y media. En términos de calidad educativa, en 2016 los estudiantes caleños mejoraron sus resultados en las Pruebas Saber 3º, 5º y 9º, frente a 2015. Por su parte, los puntajes obtenidos por los colegios privados en las Pruebas Saber 11º del primer semestre de 2017, fueron inferiores a los registrados en el mismo período del año pasado, e inferiores a los de Bogotá, Medellín, Cartagena, Barranquilla, Manizales, Pereira y al general de Colombia.

No se debe atender cobertura solamente, sino que ésta sea aparejada con una educación de calidad. Por ello, será fundamental la puesta en marcha y el impacto que deberá generar el Plan Nacional Decenal de Educación (Pnde) 2016-2026, el cual se encuentra en un estado germinal. Y que Cali pueda contar con una carta de navegación con la misma ventana de tiempo.

El Pnde 2016-2026, es la política pública que marcará el norte en Educación durante los próximos 10 años. La comisión de sabios propone 5 principios orientadores: que el plan sirva para construir la paz; que esté centrado en el desarrollo humano; que sirva para reducir la inequidad en la sociedad nacional y la brecha entre regiones; que propenda por una participación de toda la sociedad; y que la sociedad sea como un todo educador.

Nuestra región debe aprovechar el punto de inflexión que se está dando en el sector educativo. Actualmente hay una conciencia colectiva sobre la importancia que tiene para el futuro de los colombianos la inversión en su formación integral. La participación activa de nuestra comunidad en la conformación e implementación del Pnde 2016-2026, alineados los planes de desarrollo educativos Municipal y Departamental, deberán atender y mejorar nuestros actuales indicadores de cobertura, calidad, deserción, Saber 11º, entre otros.

Sector público de la mano con el privado, debe contar con una carta educativa de Cali para el largo plazo. Y lo que es más importante, lograr alinear esfuerzos y compromisos de todos con la educación de las nuevas generaciones.

Fuente: http://www.elpais.com.co/opinion/columnistas/luis-felipe-gomez-restrepo/hoja-de-ruta-educativa.html

Imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2015/9/25/443820_185725_1.jpg

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