Diversidad cultural en los centros escolares

Diversidad cultural en los centros escolares

Laia Mestres 10.12.2019 | 04:00

Uno de los retos a los que deben hacer frente los profesionales de la educación en la actualidad es, sin duda, la atención a la diversidad cultural en los centros educativos. La heterogeneidad cultural es una característica de nuestra sociedad, vivimos en un entorno multicultural donde tradiciones distintas y los colectivos humanos que las practican coexisten en un mismo ámbito de organización social.

Una correcta atención educativa viene determinada por el clima del centro, la política educativa, la organización curricular, los recursos (presupuesto y organización), etc. Pero, quizás uno de los factores fundamentales es la formación, herramientas y recursos de que disponen los docentes en sus intervenciones.

Uno de los objetivos del sistema educativo es impedir que los jóvenes y los adultos vean mermadas sus oportunidades de progreso a lo largo de la vida por no haber alcanzado el nivel educativo adecuado, es decir, la promoción de la igualdad es un objetivo fundamental en las políticas educativas.

No hay duda de que los resultados educativos condicionan las oportunidades laborales posteriores. Es un hecho constatado por la OCDE que los países con un nivel alto de formación son los que procuran más beneficios laborales en forma de empleo de calidad y presentan un menor riesgo de desempleo. Pero no sólo debemos tener en cuenta la progresión futura, el acceso a la educación es fundamental y debe estar garantizado.

Las diferencias de origen condicionan la trayectoria educativa de los individuos, sus rendimientos y los resultados sociales y económicos que se derivan de su logro educativo. La exclusión y la vulnerabilidad vienen definidas por aquellos factores sociales que ubican a las personas en situaciones de desventaja en la carrera educativa y, como consecuencia de ello, reducen sus oportunidades.

Es por eso que el trabajo de la educación intercultural se está convirtiendo en uno de los temas urgentes que se deben tratar en nuestro sistema educativo. No sólo se trata de incorporar las necesidades educativas de todo el alumnado, sino de garantizar el acceso a la formación para todos, posibilitando la igualdad de oportunidades educativas.

El alumnado inmigrante ha aumentado en los centros escolares en los últimos tiempos. A menudo, el profesorado debe enfrentarse a la dificultad para atender adecuadamente al alumnado inmigrado que, en ocasiones, padece condiciones sociales desfavorables y situaciones de alto riesgo académico.

Los profesionales de la educación tienen el reto de trabajar en clases multiculturales, por eso, no sólo es necesaria la incorporación de nuevos perfiles profesionales, sino también un incremento de las competencias de los docentes. En este sentido, Javier Sánchez Mendías, explica en su artículo que «la escuela intercultural propugna un modelo educativo que para hacerse efectivo requiere un fuerte apoyo social contribuyendo al cambio organizativo. Los profesionales que tienen una implicación directa en este asunto, especialmente los docentes, requieren una adecuada formación y orientación para reconocer y abordar las necesidades específicas de apoyo educativo de este alumnado».

Por otro lado, Encarna Soriano, José Manuel García Argüello y Manuel López, miembros del grupo ‘Investigación y Evaluación en Educación Intercultural’ de la Universidad de Almería, afirman que no se puede descargar toda la responsabilidad sobre el profesorado y el centro educativo. La educación es una responsabilidad que debe ser compartida por toda la sociedad. En concreto, la participación de la familia es fundamental.

Los expertos señalan que la escuela deberá ejercer un papel vertebrador con la familia, medios de comunicación, localidad, barrio, asociaciones, lugares de ocio, etc. Las escuelas deben de abrir sus puertas para que haya una auténtica colaboración y los centros educativos sean verdaderas comunidades de aprendizaje.

Por último, no podemos olvidar la responsabilidad de la administración educativa, que tiene que garantizar una adecuada distribución de las diferentes realidades culturales en los centros educativos sostenidos con fondos públicos, impidiendo cualquier política segregacionista. También es necesaria una mayor coordinación entre centros, la elaboración de programas educativos adecuados y el fomento de dinámicas internas de trabajo colaborativo.

Autor: Laia Mestres

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Inteligencias múltiples y competencias

Por. Laia Mestres

La Teoría de las Inteligencias Múltiples fue desarrollada por el psicólogo estadounidense Howard Gardner en 1983 y propone que existen 8 tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal y naturalista. Todas las personas desarrollan estas inteligencias en mayor o menor medida, en función de sus potencialidades, oportunidades y motivaciones.

Esta teoría favorece una nueva perspectiva de la enseñanza en el aula, centrada en el alumnado y en sus particularidades. Los centros que llevan a cabo actividades basadas en esta teoría aplican metodologías de aprendizaje individualizado, teniendo en cuenta las necesidades del alumnado y el tipo de inteligencia que tiene más desarrollada. Para conocer mejor los proyectos que se llevan a cabo, en este nuevo monográfico de Educaweb, hemos propuesto a los expertos que nos envíen artículos narrando su experiencia.

Inteligencias múltiples y competencias

La teoría de las Inteligencias Múltiples está estrechamente ligada con el modelo de educación emocional de Daniel Goleman, pues ambos apuestan por dotar con la misma importancia las habilidades verbales y matemáticas y las competencias emocionales. La Educación Emocional tiene como objetivo ayudar a las personas a descubrir, conocer y regular sus emociones e incorporarlas como competencias.

Actualmente, el currículum educativo hace especial hincapié en la enseñanza y evaluación de las competencias que podríamos agrupar en el área de las inteligencias lógico-matemática y lingüística. Los centros educativos que impulsan proyectos basados en las Inteligencias Múltiples reclaman una mayor presencia del resto de Inteligencias en el currículum. Existe correlación entre algunas de las competencias básicas y transversales que se trabajan en el aula y la teoría de las inteligencias múltiples, como por ejemplo, la competencia para aprender a aprender puede vincularse con la inteligencia intrapersonal, pero no aparecen de forma explícita.

Para Alba García, Profesora adjunta de la Universidad a Distancia de Madrid, la teoría de las Inteligencias Múltiples «implica un punto de partida idóneo para trabajar competencias transversales como el trabajo en equipo, el conocimiento de otras culturas y costumbres, o la sensibilidad hacia las diferencias individuales, necesarias todas ellas para la formación de personas que no solamente acepten la diversidad humana, sino que se sientan parte integrante de ella».

Mar Andreu, Docente y Estudiante Investigador de Doctorado, considera que la clave está en la formación del profesorado, «los nuevos tiempos requieren profesores que fomenten la creatividad y la colaboración y creen alumnos competentes para el futuro próximo. Aplicando las inteligencias múltiples al aula y trabajando por competencias, podremos, entre todos los docentes, ayudar a desarrollar las destrezas vinculadas al desarrollo natural y real de las situaciones cotidianas, para conseguir capacidades que aportan al individuo flexibilidad e iniciativa al enfrentarse a nuevos retos.»

Pero, ¿cómo incorporamos las competencias en el currículum? Amparo Acereda, Profesora Agregada del Departamento de Psicología en la Universitat Abat Oliba CEU, propone «montar todo un plan de intervención para el desarrollo de estas competencias, planificando sistemas de programas integrados, o una integración curricular interdisciplinaria, o bien a partir de objetivos o ejes transversales, o en un plan de acción tutorial, etc. Todo ello, dirigido a introducir la educación emocional en la escuela, con el objetivo de  que los docentes ayuden a los niños a desarrollar y gozar de una situación más ventajosa en la vida, siendo más eficientes y más capaces de «dominar» su propia productividad, sus hábitos mentales que les conduzcan al éxito, a la vez que permitiéndoles crecer y desarrollarse en base a valores y principios sociales de cooperación y entendimiento, consigo mismos y con los demás».

¿Qué nos aportan las Inteligencias Múltiples?

Los expertos afirman que trabajar las inteligencias múltiples en el ámbito escolar aporta muchos beneficios. Para Núria Miró, directora titular del Col·legi Montserrat de Barcelona, uno de los centros pioneros en la aplicación de las Inteligencias Múltiples, las ventajas son claras: «la atención y desarrollo de las Inteligencias Múltiples lleva al alumno a ser competente, es decir, a saberse desenvolver de una forma flexible y fluida en los distintos contextos donde aplica sus comprensiones».

En este sentido, podríamos decir que la educación emocional y las inteligencias múltiples tienen un valor estratégico, no solo para favorecer el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y adolescentes, sino en la edad adulta, pudiéndose aplicar las competencias adquiridas y una forma de hacer y pensar al contexto laboral. A continuación podemos ver 5 aspectos clave que aportan las Inteligencias Múltiples:

  • Trabajo de las competencias emocionales. El sistema educativo tradicionalmente se ha centrado en el desarrollo cognitivo y en los conocimientos propios de las áreas curriculares, sin prestar demasiada atención al desarrollo emocional. La educación emocional no sólo repercute en la persona a nivel individual, sino que repercute en la capacidad de relacionarse mejor con otras personas.
  • Autoconocimiento, autoevaluación y autorregulación. Trabajar las competencias emocionales favorece que el alumnado se conozca más a sí mismo, sus reacciones ante situaciones complejas, sus habilidades y los aspectos que necesita mejorar.
  • Introducción de metodologías activas en el aula. La necesidad de adaptar las actividades a la diversidad del aula y a las necesidades concretas de cada alumno contribuye a personalizar el aprendizaje. El docente debe ser flexible, ser capaz de innovar y mantenerse actualizado.
  • Motivación del alumnado. Los expertos coinciden en afirmar que una metodología basada en las Inteligencias Múltiples puede captar la atención del alumnado de forma mucho más eficaz, mejorando el clima en el aula y la autoestima del alumnado.
  • Atención a la diversidad. Alba García afirma que «trabajando con las Inteligencias Múltiples y dando a conocer los distintos perfiles de inteligencia existentes en el aula, por un lado se puede ayudar a los docentes a personalizar la educación y ofrecer una respuesta educativa adecuada a cada estudiante, y por otro, lograr que los propios alumnos se enriquezcan con la diversidad del grupo-clase, sintiéndose miembros de ella.»

Finalmente, las personas necesitamos desarrollar las competencias emocionales para hacer frente a las situaciones personales y sociales que nos encontramos a lo largo de la vida, para interactuar con aquello que nos rodea y para lograr el éxito y el bienestar.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2015/11/11/inteligencias-multiples-competencias-9114/

Imagen: www.diariovasco.com/noticias/201510/25/media/8330550–575×331.JPG

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Formar a los jóvenes para las profesiones del futuro

Por. Laia Mestres

El mercado laboral ha cambiado mucho en los últimos años. La incorporación masiva de la tecnología, el impulso del emprendimiento, las reformas laborales y la movilidad, entre otros factores, han modificado las perspectivas de trabajo y las funciones de los departamentos dedicados a las personas y sus equipos.

Uno de los aspectos más relevantes es la aparición de nuevas profesiones. Según Joaquin Nieto, Director de la Oficina para España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se dice que los niños y las niñas que ahora están en las escuela, el día de mañana trabajarán en oficios que todavía no existen.  

En la edición 2016 del monográfico sobre búsqueda de empleo hemos querido ampliar horizontes y mirar hacia el futuro preguntándonos:¿cómo formamos a los jóvenes para trabajos que todavía no existen? 

Las tendencias del mercado laboral del futuro

El informe «Trabajar en 2033» elaborado por la consultora de recursos humanos PWC muestra algunas de las tendencias económicas y sociales que influirán en el mercado laboral de los próximos años. Algunas de estas tendencias son:

  • Incremento de la movilidad internacional, que supondrá la búsqueda de talento en cualquier lugar del mundo. Para el trabajador implicará que las competencias y conocimientos técnicos que deberá desarrollar estarán relacionados con un mercado laboral global, donde cobrarán especial fuerza el dominio de idiomas y las competencias transversales como la capacidad de trabajar en equipo, la creatividad, la adaptación al cambio, etc.
  • Flexibilidad en el trabajo. El estudio prevé que en los próximos 20 años los trabajadores puedan acceder a trabajos más flexibles en cuanto a la jornada laboral, la movilidad dentro de una misma empresa o el trabajo para diferentes empleadores. Esto supone que el trabajador y la empresa establecerán nuevas formas de trabajar, más dinámicas y adaptadas a las necesidades de los proyectos.
  • La importancia de la marca personal. Las redes sociales ya son un aspecto clave en la búsqueda de empleo. En un futuro cercano, cuidar la marca personal y la imagen que se proyecta en Internet será imprescindible para encontrar y mantener el trabajo.
  • TIC, medio ambiente y turismo, los sectores punteros en nuestro país. El estudio muestra que en 2033 la tendencia mundial será un incremento del empleo en el sector de la hostelería y restauración (70% en 20 años), seguido de profesiones relacionadas con la gestión del agua y los residuos (44%) y un incremento de las profesiones tecnológicas (37%). Joaquin Nieto, director para España de la OIT, coincide en este punto: Los dos vectores de cambio de la sociedad actual son las nuevas demandas ambientales y las tecnologías. Y el sector que hace de ‘driver’ del cambio es la energía. La transición energética, el cambio de modelo energético, está ahí. Hay sectores que se van a tener que transformar a sí mismos. Otros que van a entrar en un declive y serán sustituidos por nuevos.

Esta breve pincelada de las tendencias del futuro permite ver en qué aspectos conviene centrarse como trabajadores. Las competencias, la formación continua y el reciclaje profesional y una cuidada reputación online serán imprescindibles para ser más empleables y poder desenvolvernos con soltura en este nuevo panorama laboral.

¿Cómo prepararse para los trabajos que todavía no existen?

Los estudios muestran que la aparición de nuevas profesiones será continua en un futuro inmediato. Las últimas tecnologías y en especial el sector móvil ocupan los principales nichos de empleo emergente. Según el «Informe Infojobs ESADE sobre el Mercado Laboral Español», las ofertas de trabajo en este sector se han multiplicado en un corto periodo de tiempo. De hecho, las previsiones de la Unión Europea apuntan en esa misma dirección: hasta 2020 se crearán 900.000 nuevos puestos de trabajo, sobre todo relacionados con la tecnología.

Entonces, ¿hay que centrarse en formarse en profesiones relacionadas con las TIC? Precisamente, la principal característica de estas profesiones es la rapidez en la que cambian, provocando que desaparezcan y aparezcan nuevas funciones, puestos de trabajo y necesidades formativas. Los expertos coinciden en que resulta imprescindible mantenerse actualizado para acceder y mantenerse en un puesto de trabajo en este sector, pero hay otras necesidades por cubrir. Sara Turumbay, presidenta de Aedipe Navarra, sostiene que los cambios nos harán replantearnos muchas cosas que hasta ahora funcionaban.

Para Jaume Gurt, Director de Organización y Desarrollo de Personas en Schibsted Spain, la clave para que los jóvenes puedan adaptarse al futuro es la formación por competencias, centrada en: estudiar idiomas; aprender a aprender; conocerse a uno mismo; desarrollar las softskills.

Por supuesto, todo este proceso debe ir acompañado de una profunda reforma del mercado laboral, el impulso del empleo y la creación de programas que faciliten el acceso de los jóvenes a los puestos de trabajo. Antonio Córcoles Gallo, de la Fundació per a la formació i l’estudi Paco Puerto, afirma que será necesario fortalecer las políticas que acompañen a las personas en su incorporación al mundo del trabajo, nuevas políticas de recursos humanos y reflexionar de qué manera formar a los jóvenes en trabajos que todavía no existen.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/09/20/formar-jovenes-profesiones-futuro-9537/

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Formación en alternancia en la universidad

Por. Laia Mestres

La formación en alternancia tiene como objetivo favorecer la adquisición de las competencias profesionales a través de un proceso que combina empleo y formación. El trabajador compatibiliza el aprendizaje formal con la práctica profesional en el puesto de trabajo.

La utilidad de las prácticas es incuestionable. Las prácticas laborales son el primer contacto entre el alumnado y el mercado laboral, el encuentro que permitirá que los estudiantes adquieran las competencias necesarias para enfrentarse a los problemas reales de su profesión. Las prácticas adecuadas son las que vinculan los conocimientos teóricos impartidos en el aula, con el mercado laboral y las necesidades de las empresas.

¿Cuál es la situación de la formación en alternancia en nuestro país? ¿Debería aplicarse este sistema a la universidad? ¿Cómo son las experiencias piloto que se llevan a cabo? Los expertos opinan sobre el tema.

Ventajas de la formación en alternancia

La formación en alternancia es una metodología didáctica que combina periodos de tiempo en un centro formativo con estancias remuneradas en una empresa, desempeñando un puesto de trabajo. La finalidad de esta iniciativa es lograr la acreditación de la formación adaptada a la práctica concreta de un ámbito profesional.

En el Estado español, la formación en alternancia se enmarca dentro de la Formación Profesional para el Empleo, abarcando diversos tipos de contratación: 1) contratos de formación dirigidos a jóvenes de 16 a 25 años; 2) Formación en escuelas taller y casas de oficios dirigidas a jóvenes de 16 a 25 años; 3) Talleres de empleo para mayores de 25 años.1

Para Laura Rego, Coautora del artículo «La formación en alternancia en la universidad y en los ciclos formativos: aportaciones desde dos investigaciones realizadas en Galicia», una de las principales ventajas de la formación en alternancia es que, en general favorece la empleabilidad de los alumnos/as y futuros técnicos, dado que se incorporan al mundo profesional como parte de un proceso formativo integral, lo que condiciona y amplía sus posibilidades de inserción laboral futura.

Desde el punto de vista de la empresa, la formación en alternancia supone una posibilidad para la empresa de seleccionar personal cualificado y adaptado a la realidad de su entidad (formados en el propio puesto de trabajo). Este aspecto es de vital importancia si la empresa pretende basar su funcionamiento en la mejora de la productividad tomando la calidad y la cualificación profesional como referente.

En cuanto a las desventajas, los expertos destacan las dificultades en cuanto a la gestión y organización de los planes. El hecho de coordinar empresa, centro formativo, organizaciones sindicales, etc. además de administración pública, requiere una flexibilidad que no es fácil de obtener en el sistema educativo actual. Además, todavía no existen suficientes mecanismos de evaluación de resultados que puedan valorar la eficacia de las instituciones implicadas, el trabajo continuo del alumnado y el resultado obtenido.

¿Podemos aplicar la formación en alternancia a la universidad?

Actualmente, el contacto del alumnado universitario con la experiencia profesional se produce durante las prácticas curriculares establecidas en el plan de estudios y de carácter obligatorio. Desde 2014, el Real Decreto 592/2014 se regularon las prácticas extracurriculares, en el marco de los cambios introducidos por el Espacio Europeo de Educación Superior. Estas prácticas tienen carácter voluntario y el estudiante puede desarrollarlas una vez superado el 50% de los créditos de la titulación. La finalidad de ambas es semejante, pero en este caso no están vinculadas a ninguna asignatura y por tanto, no están sujetas a ningún número de convocatorias o calificación final.

En este contexto, ¿es viable aplicar un sistema de formación en alternancia en la universidad? Para Ángels Domingo, investigadora y consultora de la Unesco. Directora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva y Directora Pedagógica del Instituto Escalae, a pesar del potencial formativo de la experiencia, sobradamente constatado, la formación en alternancia no se ha aplicado suficientemente debido a,por un lado, cierto desconocimiento por parte del cuerpo docente universitario de los fundamentos teóricos del aprendizaje experiencial, y por el otro, como consecuencia del primero, por la dificultad práctica del profesorado para gestionar sistemáticamente este recurso didáctico.

Para Laura Rego, es necesario analizar la situación basándonos en nuestro contexto formativo y laboral. Desde su punto de vista, la aplicación de los contratos de formación en alternancia al sistema universitario sería una decisión que habría que someter a una evaluación completa, tomando en consideración especialmente, si este tipo de contratos favorecen realmente la inserción laboral de los titulados/as universitarios en el contexto español, si el uso que se hace de ellos mayoritariamente se corresponde con esta finalidad o si por el contrario tenderían a precarizar aún más, la situación de los/as universitarios.

Precisamente, la precarización de los jóvenes y las dificultades de coordinación entre los diferentes agentes implicados son los aspectos que más preocupan a los expertos. Otro aspecto primordial es que las empresas deben convertirse en auténticos agentes formativos, para lo cual la cualificación técnica y pedagógica de los tutores es fundamental.

Notas el pie:

1.- Extraído del texto «Formación en alternancia con el empleo» de la Plataforma para la promoción y difusión de la Formación Profesional para el Empleo de la Confederación de Empresarios de Andalucía. http://infofpe.cea.es/fpe.php?section=c15

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/01/13/formacion-alternancia-universidad-9207/

Imagen: http://www.revista-anales.es/web/n_23/img/s_6/imagen_1_1_grande.jpg

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Estrategias para mejorar la convivencia escolar

Por. Laia Mestres i Salud

Un estudio elaborado por la ONG Save the children muestra que un 9,3% de los estudiantes encuestados considera que ha sufrido acoso en los dos últimos meses. Estos datos se suman a los facilitados por la Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) y Fundación Mutua Madrileña, que detectó 573 casos «contrastados y atendidos porbullying» a partir de las llamadas recibidas en 2015 a su teléfono de atención gratuito.

El problema del acoso escolar no solo se centra en el ámbito escolar, ANAR muestra que casi en el «100% de los casos el acoso no termina cuando se sale de clase, continúa a través de las redes sociales». Así pues, se trata de un problema que afecta a todos los ámbitos de la vida de los niños y jóvenes.

En este nuevo Monográfico sobre Convivencia en las aulas nos hemos querido centrar en las acciones en los centros educativos, por eso hemos recopilado 12 interesantes artículos con experiencias y recomendaciones para mejorar la convivencia.

Buenas prácticas para mejorar la convivencia escolar

La convivencia es un elemento fundamental en el proceso de aprendizaje. En primer lugar, porque aprender a relacionarnos en entorno social, cultural y afectivo en el que vivimos y en segundo lugar, porque aprender a convivir es fundamental para el desarrollo individual y social de cada persona.

Teniendo en cuenta esto, ¿cómo se educa para la convivencia? En primer lugar, los expertos coinciden que la mejora de la convivencia escolar empieza por la responsabilidad compartida de todos los miembros de la comunidad educativa, implicados directa o indirectamente en la educación: familia, profesorado, instituciones, agentes sociales, etc.

La educación para la convivencia requiere un planteamiento continuo que tenga en cuenta las múltiples variables. Un proyecto que abarque todos los aspectos de la convivencia exige fomentar la información, la participación, la comunicación y la colaboración.

Actualmente se están desarrollando proyectos como el Programa Kiva, una iniciativa anti-acoso desarrollada en la Universidad de Turku, Finlandia, y que además de la trayectoria en su país, también se aplica en algunos centros estatales. Por su parte, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a través del Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa, está elaborando el Plan Estratégico de Convivencia Escolar. Se trata de un proyecto en fase de desarrollo, para el que se ha constituido una mesa de expertos que trabajan para definir los ejes de la prevención del acoso y la violencia escolar

Queda mucho por hacer, pero existen buenas prácticas para trabajar en el aula. A partir de los artículos recibidos, recopilamos algunas medidas que contribuyen a mejorar la convivencia en las aulas y reducir el acoso escolar:

  • Prevención. La educación para la convivencia debe iniciarse desde las primeras etapas (infantil y primaria). Si se fomenta la construcción diaria de la responsabilidad, mediante la implicación, la complicidad y la confianza del alumnado, se consigue una pauta imprescindible para la educación en la convivencia.
  • Detección e implicación de la comunidad. Para Tiina Mäkelä, Coordinadora del Programa Kiva en España y América Latina, primero hace falta concienciación. Toda la comunidad escolar (dirección, equipo docente, personal no docente, padres y alumnos…)  tiene que saber identificar el acoso escolar. Por su parte, Mª Jesús Comellas, Doctora en Psicología y profesora emérita de la Universitat Autònoma de Barcelona, afirma que el profesorado debe implicarse como equipo docente educativo, no sólo desde la tutoría, para incidir en el clima relacional del grupo, implicando siempre al grupo de iguales y no actuando sólo con las personas consideradas individualmente precisamente por el carácter dinámico de las relaciones.
  • Participación activa del alumnado. El alumnado es la clave en el proceso de la mejora de la convivencia. Su implicación es fundamental y se debe trabajar para que se sientan protagonistas del proceso. Mª Jesús Comellas propone que no puede afrontarse este tema sin la participación activa del alumnado, como protagonistas de las relaciones que se dan en el grupo y como agentes que deben favorecer el clima del grupo en el que se encuentran al margen del espacio en el que se dé esta dinámica, sea el aula, el patio, la calle o cualquier lugar donde no haya un control y vigilancia adulta.
  • Desarrollar la inteligencia emocional. La Universidad de Córdoba (UCO) y la Universidad de Sevilla (USE) publicaron un estudio en 2015 que demuestra que disponer de competencias de inteligencia emocional protege al alumnado frente al acoso escolar. Laeducación emocional mejora las posibilidades de tener una respuesta adecuada ante situaciones de violencia. Los investigadores observaron que las tres vertientes de la inteligencia emocional (reconocimiento, regulación y respuesta de los sentimientos) influían en la respuesta que daban las víctimas ante un acoso.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/05/12/estrategias-mejorar-convivencia-escolar-9392/

Imagen: http://colegiovallmont.es/wp-content/uploads/2015/11/Convivencia-Escolar.jpg

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Orientar a las personas con discapacidad para que accedan a la formación y el empleo

 Por. Laia Mestres

La integración laboral de las personas con discapacidad es un derecho establecido por la ley. Pero en la práctica, las personas con discapacidad y especialmente los jóvenes, son los que tienen más dificultades para encontrar trabajo, tal y como recoge estudio «Jóvenes, discapacidad y empleo» de la Fundación Atresmedia y la Fundación Randstad.

El informe muestra que el 56% de las empresas se muestran interesadas en contratar a personas con diversidad funcional, pero el principal condicionante que frena su contratación es la adecuación del perfil del trabajador a las necesidades de la empresa. El segundo condicionante es la falta de experiencia profesional, igual que ocurre con los jóvenes de su generación sin discapacidad.

En este contexto, la orientación académica y profesional es clave para facilitar el acceso al empleo y a la formación de las personas con discapacidad, garantizando la igualdad de oportunidades. En el monográfico de Orientación y personas con discapacidad hemos recopilado artículos y entrevistas que muestran cómo orientar a las personas con diversidad funcional para que accedan a la formación y el empleo.

Orientación y discapacidad

El camino por recorrer en la integración formativa y laboral de las personas con discapacidad es todavía muy largo. El estudio «Perfil del trabajador con discapacidad 2014″ de la Fundación Adecco y la consultoría de empleo Capgemini, muestra que el 63% de las personas con discapacidad no tiene trabajo ni lo busca, frente al 41% del resto de la población. El perfil mayoritario de este profesional es un hombre (55%), de entre 26 a 35 años (31,1%), con formación elemental (30%). El estudio destaca que la contratación ha mantenido una tendencia alcista en los últimos años y en 2014 cerró con un máximo histórico en el número de contratos a este colectivo.

Como hemos dicho, la orientación es fundamental para reconducir esta situación. ¿Qué características deben tener estas acciones? Los expertos coinciden en afirmar que la orientación académica y profesional dirigida a las personas con discapacidad es la misma que para las personas sin discapacidad, adaptando los recursos y proyectos a las necesidades específicas de cada colectivo con diversidad funcional.

Para Mariano Casado, presidente de la Federación Plena Inclusión Madrid, «las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo se plantean las mismas preguntas que el resto de personas que buscan acceder a un empleo: ¿Cuál quiero que sea mi profesión? ¿Para qué trabajos estoy capacitado/a? ¿Cómo puedo encontrar un trabajo?»

Desde su punto de vista, «la creación de un itinerario formativo y laboral de inserción pasará por las mismas fases, pero hay un matiz: este proceso se extiende más allá de la orientación y el asesoramiento e incluye un sistema de apoyos personalizados que garantiza el éxito de la inserción.»

Así pues, la orientación adaptada a sus necesidades pasa por ofrecer a las personas con discapacidad los recursos necesarios para poder enfrentarse, a lo largo de la vida, a las diferentes situaciones que requieren tomar una decisión, como la elección de unos estudios o profesión, y poder reorientar la situación cuantas veces sea necesario. Sin olvidar que todo ello debe ir acompañado de medidas sociales y de concienciación por parte de las empresas.

El reto: dar valor a las competencias

Las competencias son fundamentales para cualquier persona que busca empleo. Para las personas con discapacidad es un valor que debe potenciarse especialmente, porque en ocasiones puede suplir las carencias en cuanto a formación y experiencia profesional.

¿Cuáles son las competencias más valoradas? El estudio «Jóvenes, discapacidad y empleo» de la Fundación Atresmedia y la Fundación Randstad destaca que las competencias más valoradas por los responsables de contratación son el talento y la capacidad de trabajo de las personas con discapacidad, así como su contribución a generar buen ambiente y a crear modelos de referencia positivos.

Sandra Fernández Cadalso, técnica de atención al demandante de FSC Inserta, considera que «las competencias más valoradas varían en función de la oferta pero a nivel general podríamos remarcar la capacidad de adaptación a los cambios, la orientación al servicio, la integridad, la iniciativa, la organización y la planificación, la creatividad…». Es decir, las mismas competencias que una persona sin discapacidad.

Los profesionales de la orientación deben ser capaces de detectar, visibilizar y potenciar las competencias de las personas con discapacidad, llevando a cabo un proceso de acompañamiento que permita identificar sus intereses, motivaciones, necesidades y habilidades, así como su inclinación profesional, su formación y experiencia laboral para aspirar a una ocupación.

En conclusión, las personas con discapacidad pueden integrarse en todo tipo de empresas, siempre y cuando se ubiquen en el puesto compatible con su perfil ocupacional y se les brinde los sistemas de apoyo requeridos dependiendo de su tipo de discapacidad, para su desempeño laboral. Durante el proceso de orientación se diseñará un plan de acción que permita a la persona con discapacidad definir sus objetivos laborales, analizar sus fortalezas y debilidades y diseñar un plan para integrarse laboralmente.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/06/16/orientar-personas-discapacidad-accedan-formacion-empleo-9446/
Imagen: http://www.abc.es/Media/201303/07/insercion-laboral–644×362.JPG
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