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México: El SNTE, democratización desde abajo

América del Norte/México/10-11-2019/Autor(a): Lev M. Velázquez Barriga/Fuente: www.jornada.com.mx

Por: Lev M. Velázquez Barriga

Con la renegociación del tratado de libre comercio T-MEC se pactó una reforma laboral para que los sindicatos mexicanos se rigieran bajo los principios de la democracia liberal. Después de los cambios a la Ley Federal del Trabajo, publicados el primero de mayo de 2019, se armonizarían durante los próximos 240 días los estatutos de las organizaciones sindicales, de ahí que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) enviara al Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje el nuevo reglamento para que las elecciones de las direcciones seccionales en las que se divide el organismo en cada entidad federativa fueran como lo establece la ley: por medio del voto personal, libre, directo y secreto. A partir de enero de 2020, ningún comité seccional a elegir que no cumpla con el nuevo marco normativo tendría interlocución legal con la Federación o con los gobiernos locales.

Si bien es cierto que una demanda histórica, incluso que dio origen a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ha sido la democratización del sindicato magisterial, el nuevo marco constitucional y estatutario es insuficiente, es necesario que las disidencias magisteriales empujen desde abajo y por sus propias iniciativas procesos efectivos de democracia de bases, para que una coyuntura de esta magnitud no resulte en escenarios indeseables o en letra muerta.

En primer lugar, si no se pone sobre la mesa y en los mismos términos de los comités seccionales la renovación del Comité Ejecutivo Nacional, lo cual implicaría esperar hasta 2024 en que terminaría el periodo de Juan Cepeda, no podemos hablar de un proceso democrático completo, pero sí del riesgo de institucionalizar y neutralizar durante todo el sexenio a las resistencias magisteriales que han sido contrapesos del SNTE, de la reforma educativa empresarial y de las políticas neoliberales.

Los 40 años de lucha de la CNTE no caben en un sindicato, pero el gremio magisterial sí tiene lugar en un movimiento social más amplio, cuyas alianzas, horizontes y dinámicas de lucha son fundamentales para seguir consolidando un polo de actores y organizaciones populares que logren radicalizar hacia la izquierda la dimensión progresista de la Cuarta Transformación (4T) en favor de las clases pobres y de los trabajadores, que detengan la avanzada actual de posicionamientos de la derecha o su regreso recargado al gobierno en 2024, como sucedió en Brasil con el gobierno profascista de Jair Bolsonaro.

En tercer lugar se requiere de la acción informada, consciente y organizada de los docentes democráticos sobre las reglas, los árbitros, las formas, los tiempos y los procesos, para que su participación en la elección de las representaciones sindicales no legitime el reacomodo de las cúpulas del sindicalismo patronal, el posible regreso de grupos que pretenden marear a los maestros sirviendo los viejos cacicazgos en copas nuevas, como las Redes Sociales Progresistas (RSP) y los Maestros por México (MxM), propiedad de la familia de Elba Esther Gordillo Morales.

En cuarto lugar, si no se revierte el proceso de reforma educativa, laboral y administrativa que viene desde el sexenio anterior y que se extendió hasta el gobierno de la 4T, en el que se desdibuja al sindicato de maestros, se normaliza la meritocracia como competencia individual para ascender en la escalera profesional del éxito personal, se disminuye su intervención a la función observadora de la legalidad hecha de manera unilateral por el Estado patrón; frente a todo ello se corre el riesgo de disputar sólo un cascarón vacío. Ante una legislación adversa o incompleta, lo que se requiere para construir un sindicalismo con interlocución para hacer valer las demandas del magisterio, no sólo es respetar la legalidad, buscar la toma de nota o seguir la formalidad de los procesos electivos, aunque sean libres; también se hace necesaria la presencia de una dirección fortalecida con la legitimidad de sus bases, con capacidad para movilizar y mantener viva la organicidad del sindicato.

En quinto lugar, la conquista de la dirección no es la democracia en automático de todos los componentes del gobierno sindical. Los estatutos del SNTE siguen siendo los de un aparato funcional al Estado, su estructura la de una maquinaria burocrática y sus instancias funcionan de modo vertical, cuya lógica es suplantar y no representar a los agremiados. Se tendrá que romper con el votas y te vas de la racionalidad liberal para legitimar la desactivación de la democracia protagónica y colectiva.

Al proceso promovido por la reforma laboral le hará falta el impulso vital y orgánico de la democracia participativa, a través de espacios de representación horizontal, no estáticos sino dinámicos, que se nutran de la presencia contante de las bases en asambleas delegacionales, regionales, plenos y congresos; es decir, una democracia construida de abajo hacia arriba, en donde la dirección sólo es ejecutiva de las decisiones tomadas en colectividad, pero no autónoma ni cupular.

Seguramente la discusión es más profunda y más crítica de lo que aquí escribo, pero es ineludible, sobre todo en este momento en el que están en puerta varios procesos de renovación sindical en los estados.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/11/09/opinion/018a2pol

Imagen: Ronny K en Pixabay

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La derecha educativa y su posverdad

Por: Lev M. Velázquez Barriga

La oligarquía nacional, pero de intereses y alianzas trasnacionales que desmanteló y privatizó las bases estructurales de la soberanía económica y se sirvió de excepciones fiscales; la clase política conservadora que agudizó la pobreza, la violencia y que creció a costa de la corrupción mientras gobernó en medio del repudio social; la derecha legislativa que aprobó la reforma educativa anterior poniendo al país al borde de la ingobernabilidad; la ciudadanía civilempresarial y parasitaria que cree ser el único sector con representación y voz autorizada para ser el interlocutor de los intereses educativos de todos; las cabezas de los organismos autónomos quefraguaron los fraudes electorales o que heredaron al mundo la evaluación docente militarizada, y el oligopolio de los medios de comunicación que no sólo negó la voz de los maestros, sino que además montó una campaña de miles de millones para desprestigiarlos con cargo al erario público, está construyendo un nuevo relato de ofensiva contra la izquierda magisterial, cuyo mensaje transversal es: nosotros no somos la mafia del poder.

En tiempos de la posverdad no es relevante la veracidad de lo que se comunica, sino el impacto que tiene en la manipulación de la opinión pública; la derecha aprendió de las neurociencias que para introducir en la mentalidad de las personas sus ideas clasistas, racistas o antilaborales, es más importante incidir en la emocionalidad que en la racionalidad humana; los mensajes de odio o coraje fluyen más rápido por los canales digitales o las redes sociales que la información profunda, y tienen un impacto vertiginoso favorable a los grupos de poder.

Hay un concierto armonizado por la derecha educativa en México jugando en estas dinámicas, buscando hegemonizar tendencias de opinión irracionales, desproporcionadas y desinformadas a través de posverdades y fake news; como ejemplos parafraseo los siguientes mensajes en el contexto de la aprobación de las leyes educativas secundarias: CNTE gana todoceden a la CNTE dejar a su decisión la asignación de plazas docentesCNTE exige 50 por ciento de las plazas docentesla CNTE propone una educación para el conflictola CNTE sólo son líderes sindicales corruptos y privilegiados que no representan a nadiela única voz que siempre se ha escuchado es la de la CNTEquieren bilateralidad para vender y manejar plazas; son la nueva mafia del poder.

En este intento de desplazamiento de los focos de tensión y de atención que pesaron sobre las verdaderas élites de poder que nos heredaron un desastre en todos los ámbitos de la vida nacional y cuyos partidos de la derecha histórica fueron derrotados, los sectores caciquiles y mercenarios del SNTE, de los que se sirvieron electoralmente para llegar al gobierno o para pactar e instrumentar todas las reformas educativas neoliberales, poco o nada se nombran, a pesar de que la memoria histórica no perdona el olvido y los colocó en las páginas negras de la corrupción como un lastre de la democracia. El problema no son los privilegios ni las riquezas ilícitas de las cúpulas del SNTE –pueden seguir ahí vegetando como una burocracia de oficina– el problema son los contrapesos de las organizaciones magisteriales independientes que sí responden a sus agremiados exigiendo respeto al derecho laboral y pugnando en la praxis, más que en el discurso, por una educación para la sustentabilidad de la civilización humana y no para la transferencia de habilidades rentables al sector de la iniciativa privada.

Este discurso de la derecha no es espontáneo ni tampoco recoge la suma de voces individuales compartiendo la misma idea, es la estrategia de los tanques de pensamiento financiados por los corporativos económicos dispersada a través de los medios de comunicación de su propiedad, de intelectuales orgánicos que monopolizan varios espacios de debate y de opinión, de redes sociales que aparentan neutralidad, de foros para quien no necesita que le abran audiencias alternativas porque ya tiene las del oligopolio de la comunicación.

Pero en esa estrategia no sólo se pretende desplazar el foco de tensión y atención sobre la influencia decisiva de los grupos de poder en las leyes educativas; se trata de generar una corriente de conformismos y desmovilizaciones en los sectores de contrapeso; parte del éxito de la posverdad radica en comunicar lo que quiere ser escuchado, de ahí que sentencias fatales y absolutistas como CNTE gana todo o Sepultan reforma CNTE y Morena, pretendan instalarse en la subjetividad de los movimientos magisteriales ávidos de adjudicarse victorias completas luego de largos periodos de lucha sostenida contra los proyectos de la oligarquía.

La cortina de humo de la derecha se corre con mucha rapidez, los matices de las leyes educativas son cada vez más oscuros a la mirada de los docentes organizados; el escenario de lucha de la CNTE se desplaza hacia las sinapsis de la reforma educativa y se aleja de la matriz neuronal establecida en el contexto de la Constitución; si la geografía de las resistencias se regionaliza por entidades y secciones, la amenaza de diluir la fuerza magisterial más sólida a escala nacional quedará latente. Frente a la posverdad como estrategia persuasiva de manipulación de la oligarquía, sólo nos queda la racionalidad crítica, aunque a veces incomode a las inercias del movimiento magisterial.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/09/21/opinion/016a2pol

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Maestros ¿agentes de transformación?

México / 28 de julio de 2019 / Autor: Lev M. Velázquez Barriga / Fuente: La Jornada

La Cuarta Transformación debía tener su correlato con un proyecto y un marco constitucional en materia educativa que rompiera con el ciclo del neoliberalismo; las y los maestros serían, según lo planteado en el artículo 3° reformado, reconocidos como agentes de la transformación, era de suponer que se referían al proceso de instauración de un nuevo régimen democrático; sin embargo, ninguna de las leyes educativas aprobadas o propuestas hasta el momento en el actual gobierno, recuperan las nociones de las izquierdas ni tampoco las experiencias y potencialidades de los profesores como sujetos catalizadores de cambios sociales.

En el sentido común de las izquierdas, no se entiende como transformación cualquier acontecimiento que implique modificaciones en la sociedad, la economía, la política o la cultura; sólo la de aquellos movimientos orgánicos que producen procesos de liberación: minando las estructuras de poder, rompiendo con las formas de sobrexplotación humana y de la natura o trastocando las múltiples opresiones de clase, raza, lengua y género; estos procesos pueden ser pacíficos y graduales, pero siempre profundos y emancipadores.

La experiencia y no la teoría, nos ha demostrado que los sujetos de transformación no son uniformes ni están necesariamente vinculados a la producción fabril, lo cual no significa que estén exentos de afectaciones y de explotación en la cadena de producción capitalista; son agentes de cambio, pero de una composición compleja: pueden ser obreros, campesinos, indígenas, diversidad sexual, desterrados y desplazados, afectados ambientales, víctimas de la violencia, infotecnopobres, juventudes precarias, estudiantes y por supuesto maestros.

Algunos de los planos de transformación de estos sujetos son la organización de las fábricas y las industrias; la democratización de los sindicatos; el gobierno para la autonomía y la comunalidad; las instituciones y la vida pública para el reconocimiento de la identidad sexodiversa y la horizontalidad de las relaciones de género; el territorio y la sustentabilidad ambiental; la paz y justicia social; la democratización de las tecnologías digitales, el derecho a la libre información y la comunicación; la seguridad social y laboral; la educación pública y gratuita con un proyecto plurinacional que tenga como principios la vida y la ciudadanía democrática, no los valores y objetivos del mercado.

Los docentes están atravesados por más de una de las opresiones; el sindicalismo es apenas un matiz en el caleidoscopio de las luchas magisteriales, es por eso que se despliegan también por diferentes planos de transformación: concejal en Cherán, autodefensa en la montaña, locutor de la radio comunitaria en la mixteca, miembro del comité de desaparecidos y presos políticos en Oaxaca, defensor de los derechos de los jubilados y pensionados en Torreón, feminista en Chihuahua, ambientalista en Veracruz, activista contra la privatización del agua en Sonora y Mexicali, colono en Durango que lucha por la vivienda de los sin techo, comunicador de medios alternativos digitales en Huimanguillo y CDMX, productor orgánico y organizador de mercados populares solidarios en Chiapas; hablo de casos concretos, pero que se repiten en distintos lugares porque son representativos de muchos maestros que se asumen en la complejidad del sujeto de transformaciones sustantivas.

No obstante, estos maestros no son los enunciados por las leyes secundarias en puerta, de los agentes de transformación que fueron conceptualizados en la reforma constitucional no se encuentra ningún rastro de congruencia; en su lugar, hallamos otros que son acotados por el derecho de terceros, la meritocracia y las mediciones. La idea de horizontalidad en el sistema de carrera que sustituiría al servicio profesional docente es competitiva e individualista, las posibilidades de la mejora continua de la educación corren el riesgo de no producir compromisos colectivos que las familias valoran por el impacto que tienen las escuelas en la reconstrucción del tejido social, el desarrollo cultural y deportivo, el mejoramiento de las condiciones alimentarias de los alumnos, la constitución de las relaciones basadas en los valores y la ética o el desarrollo de aprendizajes socialmente necesarios.

Siguiendo las reglas de la nueva legislación no hay posibilidades de transformar, de romper la secuencia neoliberal donde la justicia social, la soberanía, la vida, la felicidad, la democracia, la ciudanía consciente y participativa, la unidad de lo humano en la diversidad como horizontes de la educación, son reducidas a la visión empresarial de excelencia que pretende esclavizar los logros del aprendizaje en cárceles cognitivas de medición estandarizada y el desarrollo pleno de las cualidades de las personas en las habilidades económicamente rentables.

Celebro que la transparencia y la rendición de cuentas sea un eje transversal en las propuestas de leyes educativas secundarias; sin embargo, sin una noción emancipadora de la transformación ni de los sujetos históricos, pedagógicos y políticos como agentes para llevarla a cabo, son mínimas las posibilidades de que la Nueva Escuela Mexicana se convierta en el generador de una revolución cultural, pacífica y profunda que acabe con la corrupción; pero sobre todo, que acabe con el pensamiento colonial, la subjetividad neoliberal y la relación de la formación con la producción de rentabilidad económica para una élite a costa de los niños, niñas, jóvenes y del planeta que habitamos.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/07/26/opinion/020a2pol

Fuente de la Imagen:

https://www.compartirpalabramaestra.org/actualidad/blog/maestros-hacen-maestros-experiencia-y-transformacion

ove/mahv

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El mérito y la fragmentación del docente

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

Los maestros del México posrevolucionario y preneoliberal se constituyeron como sujetos colectivos, políticos, culturales y de transformación social; por tanto, fueron una pieza clave en la conformación del estado de bienestar. En muchos casos, impulsaron el desarrollo integral de las comunidades con verdadera convicción y autonomía de proyectos solidarios, partiendo de los contextos y necesidades regionales, de los compromisos éticos adquiridos en el contacto directo con las desigualdades sociales y las marginalidades económicas de las geografías abandonadas.

Desarticular al docente como sujeto político del estado de bienestar o de proyectos autónomos es parte fundamental de las últimas reformas educativas. El papel de la escuela como aparato ideológico del Estado está desplazando la dimensión social del currículo, las nuevas identidades del capitalismo neoliberal exigen modelar como un performance los antivalores del libre mercado en todos los aspectos de la organización escolar y en los comportamientos de los actores de la educación: alumnos, familias, funcionarios y, por supuesto, de los maestros. En este sentido, dejo una provocación: la evaluación estandarizada y masiva no tuvo como objetivo primordial el despido, sino la instauración de la evaluación como instrumento para la fiscalización vertical, la precarización y creación de la identidad neoliberal.

En el Servicio Profesional Docente como medida fiscalizadora, los profesores están obligados a rendir cuentas por sus resultados y por el gasto público que representan, no así las instituciones y los funcionarios responsables de dirigir la política educativa ni tampoco los órganos autónomos evaluadores que son el asidero de la ciudadanía empresarial. Es decir, hay una lógica invertida en la que el Estado político y corporativo se convierte en evaluador y fiscalizador de los sujetos de derecho, y no al revés.

Con la evaluación estandarizada y el Servicio Profesional Docente se institucionalizó la flexibilidad laboral, la renovación generacional de los maestros como sujetos colectivos y de derecho en términos laborales, por otra generación de maestros política y sindicalmente fragmentados, sin identidad gremial, individualizados y precarizados; es por esto que ha sido posible la desvinculación de la evaluación con la permanencia, pero no de la regulación del total de las relaciones laborales ni de la capacitación instrumental de las competencias docentes.

Esta precarización, así como la fragmentación de la identidad política, colectiva y pedagógica, fue la condición necesaria para que en medio de la incertidumbre pudiera desarrollarse una nueva mentalidad neoliberal en los docentes, pero ya no por medios coercitivos en lo administrativo, laboral, judicial o con la fuerza pública, como se hizo con la reforma educativa del peñanietismo; las estrategias sicopolíticas interiorizan en los sujetos creencias, valores y actitudes competitivas, para el rendimiento y la autoexplotación a través del mérito.

El mérito es la estrategia para el ejercicio del sicopoder. Con la exaltación de la cultura del individualismo se facilita el control social; detrás de la idea de alcanzar el éxito, que nunca es para todos, se esconde la exclusión selectiva del derecho humano al trabajo y a la educación, que debería ser universal; el mérito reproduce las desigualdades salariales, desconoce los contextos sociales en los que trabajan los profesores y se centra en el egoísmo de su mejora personal; el mérito es rendimiento individual, es resultado que se traduce en la frialdad del número, es pérdida del proyecto de vida en común y del sentido trascendente de la educación para la construcción de la democracia y la vida sustentable.

En el mérito, la oposición al éxito es el fracaso individual, con ello se procura que no se produzca conciencia de clase ni necesidad de la organización social (sindical, gremial, popular, etcétera) o el germen de la defensa colectiva del derecho; peor aún, no se toma conciencia de las estructuras orgánicas de explotación, de los instrumentos externos de dominación ideológica ni de los medios internos de control de las mentalidades; es decir, de lo que representa el sistema capitalista en su dimensión compleja. El fracaso personal, para tranquilidad de las clases dominantes y estabilidad del capital, produce frustración, agotamiento, depresión y, en el peor de los casos, suicidio.

Arrastrados por las corrientes ideológicas que hegemonizan los tanques de pensamiento de las agencias de seguridad internacionales o de las instituciones mundiales para la gobernanza del capitalismo (cognitivo, digital, cultural, financiero, armamentista, extractivista y del agronegocio), las disertaciones del magisterio, la academia, el gobierno y los partidos políticos tienden a reproducir tesis y propuestas para optimizar los sistemas meritocráticos en el contexto de la conformación de las leyes secundarias de la reforma educativa. En cualquier ámbito de discusión y definición de los nuevos marcos normativos de la educación, los pensadores críticos estamos obligados a romper la lógica de la meritocracia y de la conformación de la mentalidad neoliberal, a defender y reconstituir la integridad del magisterio como sujeto político, histórico, pedagógico, cultural, colectivo, de proyectos solidarios y de derecho; o bien, a defenderlo en la rebeldía y la insumisión.

En memoria de Sergio Quiroz, maestro incansable hasta el último aliento en la formación de profesores críticos.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/07/17/opinion/020a2pol

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Maestros, nuevas disputas y otros desafíos

Por: Lev M. Velázquez Barriga

Se han analizado con abundancia las consecuencias laborales de la reforma educativa que se va y de la que está en proceso, en gran medida, porque los reformistas de la educación han conducido a los docentes a encasillarse en ese debate, explotando las preocupaciones primarias de cualquier gremio, estabilidad en el empleo y condiciones salariales; no obstante, el tema es más complejo y no deben perder de vista que el proyecto neoliberal no se ciñe sobre la implementación de los mecanismos de precarización laboral.

El cambio de las evaluaciones punitivas a las evaluaciones diagnósticas, de los énfasis en la formación y no en la evaluación (al menos así aparece en el discurso), tiene que ver con moldear la mentalidad de los maestros; no podemos negar que junto a ese sector que se rebela reivindicando su identidad colectiva, histórica y pedagógica, hay otro que está siendo colonizado por la ideología neoliberal: defiende el mérito personal como derecho y como principio de la profesión, se ha apropiado de los antivalores de la sociedad del rendimiento, no se opone al proyecto educativo del capital sino que se adapta, le exige transparencia, demanda el cumplimiento de la normatividad y niega cualquier intervención de la organización gremial: son el sueño dorado del patrón.

Esta subjetividad neoliberal del docente promueve la eliminación de la libertad de cátedra y la manipulación de la prácticas pedagógicas, ambas controladas por un sistema complejo de relaciones entre formación-evaluación-promoción-reconocimiento, certificación y mérito individual; cualquier intento de autonomía, de innovación o de restitución de los derechos colectivos está subordinado con uno o más de estos mecanismos; a su vez cada uno de ellos alienta un creciente mercado de capacitaciones en la escuelas privadas o cursos en línea, simulacros para contestar los exámenes, planeaciones prelaboradas, programas curriculares para llenar de contenido la supuesta autonomía, manejo y organización de datos de los alumnos a través de plataformas educativas digitales y, por supuesto, de herramientas tecnológicas. En el caso de la certificación se produce un proceso organizativo para que los directivos se apropien de formas de administración empresarial y que los próximos consejos de evaluación aterricen la organización gerencial de la escuela, pero también de los proceso educativos.

Las evaluaciones punitivas, lo mismo que las diagnósticas y asociadas a la formación, son una mina de datos de los alumnos, maestros, directivos, escuelas y sistemas educativos que son recogidos por los organismo autónomos de evaluación o los llamados multinacionales para crear toda una industria cognitiva. Como ejemplo la alianza del corporativo Pearson con PISA, le ha permitido al monstruo de la producción de libros de texto expandir su negocio en la creación de plataformas de contenidos digitales para reforzar los aprendizajes medidos por la prueba de la OCDE, los mismo sucede con las empresas nacionales, algunas de ellas filiales o asociadas de Pearson y los instrumentos evaluativos regionales.

No es casualidad del modelo educativo 2016 el énfasis en los aprendizajes clave y la crítica al aprendizaje memorístico ni que la reforma educativa en puerta dé un paso adelante en la educación inicial, inclusiva y con enfoque de género; ambos procesos se relacionan con el proyecto (2014) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos para consolidar una nueva generación del informe Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes ahora llamado PISA para el desarrollo en el que se incluye la evaluación estandarizada de la educación inicial, la diversidad, el enfoque inclusivo, así como el desarrollo de las habilidades socioemocionales y del pensamiento crítico.

Si los docentes no construyen un acervo pedagógico crítico, serán presa fácil de esta subjetividad neoliberal, que no sólo se está arraigando en los sectores más institucionales, sino que también empieza a penetrar en las resistencias magisteriales, introduciendo en la formación y las evaluaciones estandarizadas lenguajes plurales, progresistas en apariencia, pero que son parte de una segunda colonización del capitalismo cultural, de la expansión de modelos deproducción y distribución industrial de mercancías basados en formas de organización que no necesitan la concentración de los trabajadores ni de su división especializada, sino que demandan formas colectivas o individuales de trabajo aparentemente autónomas, controlables por medios digitales y que requieren de multihabilidades, competencias integrales, desarrollo de liderazgos o la capacidad de poner en acción las diferencias para concretar metas comunes, que siempre culminan en mayores ganancias para la empresa.

Junto a la lucha por los derechos laborales, también resulta necesaria la disputa por una nueva subjetividad docente crítica y liberadora, replantear los proyectos pedagógicos emancipadores frente a los lenguajes que han sido cooptados por el capitalismo y evidenciar que detrás sus propuestas se arraiga la capacitación en competencias para atender las formas de reorganización de la explotación; no hay manera de adaptarse, no existe opción de coincidir: las escuelas, los docentes, los estudiantes y los procesos educativos, no son empresas de particulares, no son datos, no son mercancías sino un conjunto de instituciones, personas y relaciones humanas para desarrollarse en plenitud, para construir saberes y constituirse en formas de vida libres de cualquier tipo de explotación.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/05/16/opinion/019a1pol

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La OCDE y el ODS4 en la reforma educativa

Por: Lev M. Velázquez Barriga.

a idea de materializar unasola agenda mundial que estandarice los sistemas educativos nacionales, hegemonizando los principios empresariales de la calidad y la evaluación como medio para alcanzarla, ha sido una tarea sistemática de las multinacionales que representan al neoliberalismo a escala global, algunas veces condicionando el financiamiento a la intervención de los bancos mundiales y regionales, otras imponiendo el poder de las oligarquías en esquemas que se disfrazan de cooperación y construcción de políticas públicas, una más legitimando los intereses del capitalismo mediante los organismos internacionales.

La síntesis más reciente (2015) de esta agenda mundial de educación del neoliberalismo es el Objetivo para el Desarrollo Sostenible Número 4 (ODS4), porque los esfuerzos del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, arribaron de manera protagónica a los espacios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en inglés Unesco), definiendo el rumbo educativo que atenderá las demandas del capitalismo del siglo XXI durante los próximos 15 años.

Para Luis Bonilla Molina, especialista en la Unesco, el ODS4 evidencia la hegemonía actual del neoliberalismo educativo en la construcción de políticas educativaspero también del proceso neocolonizador que posibilita la disolución progresiva de las autonomías conceptuales y operativas de los Ministerios de Educación nacionales(http://otrasvoceseneducacion .org/ archivos/256021) que terminan siendo incapaces de construir alternativas basadas en la historia plurinacional de cada país y en las pedagogías propias de la tradición latinoamericana, o bien, basadas en las cosmovisiones originarias.

Esta neocolonización conceptual y falta de autonomía ha sido muy visible en los gobiernos neoliberales y la Cuarta Transformación no es la excepción a la regla. En todo el proceso de la reforma no han sido capaces de defender la narrativa del bienestar social; lo mismo sucedió con los aliados parlamentarios, el Partido del Trabajo presentó una iniciativa de ley que proponía la descolonización de los saberes y los conocimientos, la emancipación social y la comunalidad indígena como un eje fundamental de la educación, pero finalmente se inclinaron por un dictamen que desechó casi por completo su propuesta, aceptando lo que ya venían promoviendo en educación temprana los partidos del Pacto por México y las organizaciones de la sociedad civil empresariales. Ni siquiera pudieron resignificar las conceptualizaciones del discurso de la derecha, tan sólo parafrasearon lo que ya está en el ambiente de la reforma educativa de globalización económica.

Cuando el Presidente de México celebra que la cámara de Diputados haya aprobado el dictamen porque con esto se da marcha atrás a una imposición que vino del extranjero, está engañando a los mexicanos. El proyecto de decreto que fue turnado a la Cámara de Senadores contiene los rasgos esenciales del Acuerdo de cooperación México-OCDE para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas que desde el sexenio de Peña Nieto fracturó la esencia del artículo tercero para forzar ahí la regulación de las relaciones laborales de la carrera docente y los directivos, en donde las evaluaciones son el instrumento principal para alcanzar la calidad, tal cual ha pregonado el discurso hegemónico de la agenda mundial para las reformas educativas.

También recupera los conceptos que el empresariado internacional hegemonizó mediante el ODS4, pero que fueron esterilizados para no sembrar ninguna rebeldía o demanda de justicia social; es así como educación inclusiva y equitativa de calidad promueven la estandarización de las diferencias cognitivas, de los contextos escolares, de la formación de especialidades docentes, para que todo pueda ser evaluado bajo parámetros de certificación uniformes y para que la diversidad de género desemboque en igualdad de oportunidades y derecho a la apropiación homogénea de aprendizajes y las habilidades necesarios para la economía global. En la misma lógica, otros conceptos como la educación para la paz y el desarrollo emocional, sitúan la violencia en los factores individuales para no atender los estructurales, la resolución de conflictos interpersonales tiene como trasfondo el desarrollo de las competencias necesarias para modelos empresariales que tienden a la autonomía y la dispersión de los trabajadores, en cuyas circunstancias no hay otra opción más que autorregular su propia explotación.

Mientras algunos celebran la cancelación de la reforma administrativa y laboral, su carácter punitivo o el reconocimiento de la educación inicial, la oligarquía internacional sabe que con la reforma en proceso está disputando con ventaja el control de la totalidad: de la política educativa; la organización gerencial de la escuela; el currículo focalizado en el desarrollo de habilidades laborales; la elaboración y orientación por competencias de los materiales educativos; la formación instrumental, despedagogizada y despolitizada de los docentes para facilitar la asimilación de la subjetividad neoliberal en la escuela, la precarización en el trabajo y la meritocracia en la profesionalización; pero todos estos procesos atravesados por el discurso de la calidad y la excelencia; medidos, certificados y estandarizados por las evaluaciones que se definen en órganos autónomos nacionales o multilaterales en donde las corporaciones económicas están a la cabeza.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/2019/04/27/opinion/020a2pol

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La 4t, sin proyecto para la SEP

Por: Lev M Velásquez Barriga.

 

Los movimientos de transformación latinoamericanos que instituyeron gobiernos progresistas se hicieron acompañar a su vez de procesos educativos; ninguno logró desvincularse por completo de los preceptos hegemonizados mediante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura o más recientemente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero sí le imprimieron un sello propio a la educación, recuperando de su historia la tradición liberadora, nacionalista e indígena en algunos casos.

De modo que el ideario pedagógico de José Martí, Simón Rodríguez o de las cosmovisiones de los pueblos originarios andinos se plasmó en las constituciones cubana, venezolana y boliviana, abriendo posibilidades a nuevos aprendizajes más cercanos a las necesidades populares y al fortalecimiento de las rutas para la democratización de cada país.

Sin embargo, la forma en cómo ha evolucionado hasta el momento el proceso fallido para la cancelación de la reforma neoliberal y la construcción de una nueva propuesta educativa, luego de 100 días de la llegada de este gobierno que se autoproclamó como la Cuarta Transformación de la vida nacional, como la síntesis de las luchas históricas del pueblo mexicano por su independencia, su autonomía y su emancipación social, podemos decir que no han aportado nada propio en la educación básica y ni siquiera transcendente en nuestro país que dé continuidad a ese ciclo de transformaciones profundas.

Lo que está sucediendo en la Cámara de Diputados es un síntoma de esta falta de proyecto propio y de compromiso histórico. El titular de la Secretaría de Educación, las y los legisladores de lo que fue la coalición Juntos Haremos Historia están pactando con la derecha parlamentaria una reforma educativa que sería aprobada sin mayores compli-caciones en el pleno legislativo; el planteamiento de decreto de la reforma castra su propia propuesta de Cuarta Transformación que se había convertido en el sello narrativo de la política del nuevo gobierno.

La iniciativa de origen del presidente López Obrador pretendió introducir al texto constitucional que el objetivo del derecho a la educación sería el bienestar social y no la calidad como versa la ley vigente; sin embargo, en el acuerdo PT-Morena con los partidos del Pacto por México se niega lo que hubiera sido su aportación a la educación nacional y afianza el concepto de educación de excelencia, parafraseando la noción de calidad que ya se encuentra en la Constitución actual y desechando la recomendación de varios académicos de las instituciones más importantes del país que hicieron público su rechazo a ese término en las sesiones del parlamento abierto.

Los congresistas de la Cuarta Transformación no sólo están traicionando su proyecto, sino que además están aceptando reproducir y mejorar los dispositivos de la educación neoliberal. No quiero desestimar la propuesta para desvincular la evaluación de la permanencia, lo cual me parece un importante avance, pero sí señalar que, distinto a la iniciativa del jefe del Ejecutivo federal, están acordando mantener en el artículo tercero el régimen de excepción laboral para los maestros, como no se había hecho con ninguna otra profesión en el país.

Sobre el ente descentralizado para sustituir al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, que aparece en el proyecto de decreto de la reforma educativa, no sólo es que cambie de nombre, además se refuerza y amplían sus funciones para adentrar y avalar a las instituciones privadas en el negocio de la certificación educativa; por un lado garantiza su independencia del gobierno sin que necesariamente se haga referencia a su total autonomía y por otro abre nuevos espacios en su estructura orgánica para la intromisión directa de los mercaderes de la educación.

Llama la atención que la derecha parlamentaria asegura su participación decisiva para negociar el nombramiento de los integrantes del nuevo instituto, que para ser elegidos tendrían que contar con el aval de dos terceras partes del Senado

Así anularían las potencialidades que tendrían los congresistas de la Cuarta Transformación contando con mayoría relativa.

En lo que respecta a las responsabilidades del Poder Ejecutivo federal y de la Secretaría de Educación, tampoco han realizado cambios sustanciales; las medidas anunciadas por Esteban Moctezuma Barragán en su mensaje a la última reunión mensual de los Consejos Técnicos Escolares resultaron tibias y conservadoras; ciertamente la reducción de la carga administrativa es una cuestión necesaria, no obstante impera ahí una lógica eficientista y no un cambio de rumbo de la educación. Lo mismo sucedió con los programas gubernamentales que acompañaron la reforma de Enrique Peña Nieto y que en la actualidad siguen avanzando ¿Dónde están los nuevos programas de educación básica para el bienestar que desplazarían a la educación de calidad?

Para concluir, reitero lo que dije en este mismo espacio de La Jornada hace dos meses, pero con mayor urgencia porque los tiempos para aprobar un nuevo artículo tercero están encima: sin la reanimación de las voces críticas y de las fuerzas democráticas opositoras a la reforma educativa neoliberal, el gobierno y los legisladores del Cuarta Transformación definirán el rumbo de la educación con la derecha parlamentaria y con la OCDE a espaldas de lo que se expresó en las urnas, en los foros de consulta y ahora en el parlamento abierto.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/2019/03/17/opinion/007a1pol

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