Calidad educativa y desigualdad social.

Por: Revolución 3.0.

Un punto nodal en la propuesta de la Reforma Educativa, es el que se refiere a la educación con equidad, 50 millones de mexicanos en condiciones de pobreza y más del 90 por ciento de la riqueza nacional concentrada en 20 familias, seguramente nos acercan al principio de equidad, echando por tierra la tesis de que no se puede garantizar la calidad y la equidad educativa si no hay equidad social, en el México perfecto de nuestros gobernantes resulta un eufemismo decir que si no se garantiza el ejercicio pleno de los derechos sociales como la educación, la seguridad social, el trabajo digno, el bienestar familiar y un salario justo, capaz de satisfacer lo anterior -más la cultura, la recreación y el deporte- no podremos hacer cuentas alegres del deber ser de la educación .

¿Cómo puede haber educación de calidad con bajos ingresos, tanto de los padres como de los docentes? Las becas y otros programas compensatorios no son la solución a la desigualdad social, sino un obstáculo en sí, pues obliga a los estudiantes a creer que han nacido para vivir de la caridad gubernamental y de programas evasores de impuestos de la iniciativa privada.

En condiciones de desigualdad social, no puede pensarse realmente en igualdad educativa; así sea como referencia de un ideario político o con fines propagandísticos. Además, no podemos olvidar que a las carencias alimenticias se suman las carencias escolares, las deficiencias administrativas y la ausencia de recursos académicos para fortalecer la formación integral de los estudiantes.

De esto no son culpables los docentes, aunque sí en mayor medida los burócratas de la educación y las manifiestas anomalías en las políticas públicas del sistema gubernamental.

Así pues, si en la aparente reconversión actual del discurso reformador de la educación pública, los tiempos de realización se han alargado para un futuro muy muy lejano, quedando rebasado el tiempo electoral, sería bueno que se empezaran a dar pasos lentos en un proceso dialógico entre las partes implicadas.

Sabemos que la catástrofe educativa es multidireccional; pongamos, entonces, en práctica nuestra capacidad diagnóstica, crítica y propositiva para marchar todos en la misma dirección. Para esto, se hace necesario reconocer la existencia de la diversidad de opiniones, de criterios de interpretación de los hechos sociales y de intereses económicos y políticos. De igual manera, aun cuando sabemos que en la interacción entre educación y poder, la primera está subordinada al segundo, es nuestra obligación encontrar las mejores condiciones para el reconocimiento y la interacción entre iguales y diferentes.

La cultura de la otredad implica el reconocimiento de lo múltiple, de la intersubjetividad y de las dinámicas grupales en un contexto de multiculturalidad histórica.

De esto saben más los especialistas en investigación en ciencias sociales, los docentes de todos los niveles y los pedagogos, que los burócratas y los expertos en imagen pública; no podemos ignorar que en manos de estos últimos, en México, más que en ningún otro país, el dinero destinado a la educación tiende a convertirse en basura y en bonos para el fomento a la corrupción gubernamental.

De hecho, aunque muchos mexicanos tenemos la impresión de que los resultados gubernamentales con que envuelven los programas sociales se miden por la cantidad de dinero que invierten ¡En Publicidad!, nos queda claro también que no podemos solucionar los problemas académicos y educativos al reducirlos a problemas netamente administrativos.

El reto, para todas las partes, es ganar en credibilidad, respeto y confianza para emprender acciones conjuntas teniendo por delante el bien común. Sin utopía no hay futuro.

Fuente: http://michoacantrespuntocero.com/calidad-educativa-y-desigualdad-social/

Imagen: http://michoacantrespuntocero.com/wp-content/uploads/2017/08/regreso-a-clases-21-08-1719-imp.jpg

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Mercadotecnia y educación

México / 27 de agosto de 2017 / Autor: Mario Torres López / Fuente: Revolución 3.0

¿Cómo criticar algo que parece perfecto? La  Reforma Educativa (RE) entra en el terreno de la previsibilidad electoral, como prueba de perfección publicitaria, y desde ella se  trata de convencer a los no docentes, a base de inserciones pagadas en todos los medios de información y declaraciones políticas, del peligro que representa para  el país su obstrucción y, por  ende,  su fracaso.  Cuando algo es perfecto –dice una de  las leyes de  Morphy- empieza a  fallar.

Como seguimos siendo bombardeados por la dinámica propagandística del  gobierno federal sobre la perfección de la RE, se hace neseario volver también a las preguntas originarias ¿Cuáles son las claves para el aprendizaje, según los reformadores de la educación pública mexicana?

– aprender a aprender no es igual a aprender a razonar, por tanto es diferente a enseñar para generar conocimientos. Aprender a aprender, requiere que el aprendiz asuma responsabilidades plenas sobre su formación, que sea conciente de sus deseos, necesidades y obligaciones  como ciudadano. A los niños  no se les puede obligar a esto  pues en ese sentido, Rousseau sigue teniendo razón: a un niño no se le puede tratar como a un adulto chiquito

– conocimiento y habilidades (suponemos que  técnicas),  que no siempre van de la  mano, pues el primero requiere de educación intelectual sobre el manejo propiciatorio de la información para convertirla en conocimiento, en tanto que las habilidades casi siempre tienen su raíz en condiciones innatas de cada persona para hacer y/o transformar unas cosas en otras

– inglés en 20 años; no hay espíritu más derrotista que aquel que deja para mañana ( o dentro de veinte años, que como dice el  tango, no son nada) lo que se pude hacer hoy. Además, para los pueblos indigenas no sería la segunda lengua, sino la tercera. ¿Esto es malo? No, bajo la condición de que no sea una imposición o una condicionante para conseguir trabajo, donde cerca del 50% de la población vive en condiciones de pobreza

No sé si los burócratas de la educación entiendan que todo proceso de enseñanza-aprendizaje es el resultado de relaciones psicosociales entre docentes y alumnos, con fines específicos (académicos) y medios culturales no siempre determinados, al interior del  aula. La infraestructura escolar y las   leyes punitivas pueden, a la vez, ayudar y obstruir esta relación, aunque de ninguna manera será determinante en última instancia, de la misma manera que la mercadotecnia no será la pedagogía adecuada para sacar adelante dicha RE.

Hasta hoy, cuando se habla de la formación docente, se hace especial hincapié en la necesidad de mantener ciertas actitudes frente al grupo, en la necesidad de actualizar sus habilidades y conocimientos, así como en modificar sus prácticas docentes. Para darle sustento a este planteamiento se apela a la evaluación permanente, aunque siendo ésta de carácter administrativo y laboral, se dejan de lado otros aspectos, como son:

– las bondades (o no) de la cultura y la práctica docente mediante dinámicas reiteradas, en contextos diversos (de un grupo a otro, o de una generación a otra)

– los mitos de la necesaria educación continua como política externa, aunque institucional de los docentes, sin importar la solidez de su formación profesional y su vocación. En este punto es obligada la pregunta ¿Cuál es el papel de los empleadores, públicos y privados, para fortalecer la vocación y las prácticas docentes? ¿cómo se encuentran ligados a los criterios de acreditación de la calidad de las instituciones formadoras de docentes? ¿cómo interviene esto en el mercado de certificación de la profesión docente?

– acercarnos al conocimiento de los alumnos implica atender sus aspiraciones en cuanto a su formación profesional, hacerlos reflexionar sobre el mercado laboral y las posibilidades de un trabajo real. Aunque, cuando llama la vocación, muchas veces esto no resulta relevante para el estudiante. Aun así, esto es parte de la comunicación y la pedagogía del conocimiento, dado que es muy importante la autoimagen del docente y la imagen desidealizada del alumno.

– por otro lado, se nos olvida lo más común: aunque a veces sea de manera inconsciente, el ordenamiento del trabajo docente implica reglas, recursos, actores políticos para la gobernanza y el desarrollo  de políticas institucionales.  Imponer la administración sobre la comunicación educativa no significa otra cosa que romper con la dinámica de las acciones  didáctico-pedagógicas en sí.

La mercadotecnia jamás podrá sustituir las condiciones reales de la educación, ni aquí ni en ningún lugar.

Mercadotecnia y educación

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Educación al mejor postor, entre lo público y lo privado

Por: Mario Torres López

El neoliberalismo trajo consigo dos hechos básicos: la reinterpretación de los derechos fundamentales de la ciudadanía (salud, educación, seguridad social) bajo la responsabilidad del gobierno, al convertirlos en servicios, concesionados a la iniciativa privada, y, con ello, el libre mercadeo educativo y cultural, haciendo prácticamente irreconocibles los límites entre lo público y lo privado.

Como resultado de esto, podemos observar que en las últimas décadas el crecimiento y la cobertura de las instituciones de educación superior (IES) privadas ha sido superior al de las instituciones públicas, afectadas por la reducción de su presupuesto, la falta de claridad en el manejo sus recursos financieros, así como los usos políticos de su gobierno, poniendo en riesgo su gobernabilidad.

Puesta la “fe” en el libre mercado, se fomentó la idea de que, estando las instituciones públicas, en general, atrapadas en la corrupción gubernamental, solamente la iniciativa privada podría representar una alternativa para el bien nacional. Así, mientras a las IES públicas, en todos los niveles, se les sofocó con recortes presupuestales y normas legales para garantizar la calidad y el manejo eficiente de sus recursos (económicos, humanos y administrativos), el gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública, acordó con la iniciativa privada, a través de la Federación de Instituciones Mexicanas Privadas de Educación Superior (FIMPES) que ellas establecerían sus propios mecanismos de control “de calidad”. El resultado es que, además de la proliferación de las escuelas patito, en las evaluaciones internacionales los resultados son tan deplorables como los de las escuelas públicas.

Desde esta perspectiva, el tema de la calidad y la evaluación educativa no está determina por lo público o lo privado. Esto nos obliga a preguntarnos si las IES, públicas y privadas, pueden ser realmente factor de cambio social.

Pero, antes de cualquier posible respuesta, no debemos olvidar, en primer lugar, que la educación y la vida escolar y académica, pasan necesariamente por el tamiz ideológico y, como tal, las respuestas estarán siempre condicionadas por lo que suponemos que es y que determina la relación entre lo público y lo privado.

En breve: a) lo público y lo privado son entidades separadas con funciones y responsabilidades diferenciadas, es donde asumimos que es tarea de la función pública garantizar la defensa y el ejercicio pleno de los derechos constitucionales de todos los ciudadanos; la administración pública tiene la obligación de dictar leyes apropiadas para salvaguardar dichos derechos independientemente de que, por ejemplo, en el caso de la educación y la salud, la iniciativa privada pueda ofrecer bajo el esquema de servicios concesionados, prestaciones que son obligación del estado; así, lo público y lo privado se vuelven indistintos cuando se rigen por reglas del mercado y, por tanto, es decisión de los individuos cómo hacer “valer” sus derechos, sobre todo si se considera que la garantía de la calidad de estos servicios, supuestamente, se verá refleja en el mercado laboral.

Finalmente, sobre el tema de la relación entre educación y trabajo, es justo considerar que el populismo empresarial “asegura” ofertas vinculadas de calidad educativo-laboral –donde incluye, como dádivas, becas gubernamentales para estudiantes de bajos recursos- al mismo tiempo que, en los hechos, cobra por ese acto de bondad empresarial: así, mientras unos venden indulgencias, otros mercadean con los centavos para redondear ofertas, como una forma disfrazada de cobrar impuestos no gubernamentales y, simultáneamente, como un mecanismo legal para evadir el pago federal de impuestos.

En el corazón del desempleo está el mercado de la producción y la especulación financiera que requiere mano de obra calificada, barata, dócil y dispuesta a desaparecer al prójimo con tal de preservar su fuente de trabajo. A esto contribuye la educación por competencias.

Revisemos la historia y veremos que ningún esclavo hacía esto porque era parte del inventario del amo. Hoy, las reglas del mercado laboral constantemente se modifican y nadie se siente parte del patrimonio de empresas, organizaciones laborales o del mismo territorio nacional; en nombre de la educación de calidad y con la idea de la movilidad social como parte de la sobrevivencia cotidiana, nos vemos obligados a despojarnos de toda ideología, llegando a confundir los límites entre lo público y lo privado, así como del sentido de pertenencia en nombre del bienestar individual y de la sobrevivencia cotidiana.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/educacion-al-mejor-postor-entre-lo-publico-y-lo-privado/

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La Educación al mejor postor entre lo público y lo privado

Por: Mario Torres López. 

El neoliberalismo trajo consigo dos hechos básicos: la reinterpretación de los derechos fundamentales de la ciudadanía (salud, educación, seguridad social) bajo la responsabilidad del gobierno, al convertirlos en servicios, concesionados a la iniciativa privada, y, con ello, el libre mercadeo educativo y cultural, haciendo prácticamente irreconocibles los límites entre lo público y lo privado.

Como resultado de esto, podemos observar que en las últimas décadas el crecimiento y la cobertura de las instituciones de educación superior (IES) privadas ha sido superior al de las instituciones públicas, afectadas por la reducción de su presupuesto, la falta de claridad en el manejo sus recursos financieros, así como los usos políticos de su gobierno, poniendo en riesgo su gobernabilidad.

Puesta la “fe” en el libre mercado, se fomentó la idea de que, estando las instituciones públicas, en general, atrapadas en la corrupción gubernamental, solamente la iniciativa privada podría representar una alternativa para el bien nacional. Así, mientras a las IES públicas, en todos los niveles, se les sofocó con recortes presupuestales y normas legales para garantizar la calidad y el manejo eficiente de sus recursos (económicos, humanos y administrativos), el gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública, acordó con la iniciativa privada, a través de la Federación de Instituciones Mexicanas Privadas de Educación Superior (FIMPES) que ellas establecerían sus propios mecanismos de control “de calidad”. El resultado es que, además de la proliferación de las escuelas patito, en las evaluaciones internacionales los resultados son tan deplorables como los de las escuelas públicas.

Desde esta perspectiva, el tema de la calidad y la evaluación educativa no está determina por lo público o lo privado. Esto nos obliga a preguntarnos si las IES, públicas y privadas, pueden ser realmente factor de cambio social.

Pero, antes de cualquier posible respuesta, no debemos olvidar, en primer lugar, que la educación y la vida escolar y académica, pasan necesariamente por el tamiz ideológico y, como tal, las respuestas estarán siempre condicionadas por lo que suponemos que es y que determina la relación entre lo público y lo privado.

En breve: a) lo público y lo privado son entidades separadas con funciones y responsabilidades diferenciadas, es donde asumimos que es tarea de la función pública garantizar la defensa y el ejercicio pleno de los derechos constitucionales de todos los ciudadanos; la administración pública tiene la obligación de dictar leyes apropiadas para salvaguardar dichos derechos independientemente de que, por ejemplo, en el caso de la educación y la salud, la iniciativa privada pueda ofrecer bajo el esquema de servicios concesionados, prestaciones que son obligación del estado; así, lo público y lo privado se vuelven indistintos cuando se rigen por reglas del mercado y, por tanto, es decisión de los individuos cómo hacer “valer” sus derechos, sobre todo si se considera que la garantía de la calidad de estos servicios, supuestamente, se verá refleja en el mercado laboral.

Finalmente, sobre el tema de la relación entre educación y trabajo, es justo considerar que el populismo empresarial “asegura” ofertas vinculadas de calidad educativo-laboral –donde incluye, como dádivas, becas gubernamentales para estudiantes de bajos recursos- al mismo tiempo que, en los hechos, cobra por ese acto de bondad empresarial: así, mientras unos venden indulgencias, otros mercadean con los centavos para redondear ofertas, como una forma disfrazada de cobrar impuestos no gubernamentales y, simultáneamente, como un mecanismo legal para evadir el pago federal de impuestos.

En el corazón del desempleo está el mercado de la producción y la especulación financiera que requiere mano de obra calificada, barata, dócil y dispuesta a desaparecer al prójimo con tal de preservar su fuente de trabajo. A esto contribuye la educación por competencias.

Revisemos la historia y veremos que ningún esclavo hacía esto porque era parte del inventario del amo. Hoy, las reglas del mercado laboral constantemente se modifican y nadie se siente parte del patrimonio de empresas, organizaciones laborales o del mismo territorio nacional; en nombre de la educación de calidad y con la idea de la movilidad social como parte de la sobrevivencia cotidiana, nos vemos obligados a despojarnos de toda ideología, llegando a confundir los límites entre lo público y lo privado, así como del sentido de pertenencia en nombre del bienestar individual y de la sobrevivencia cotidiana.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/educacion-al-mejor-postor-entre-lo-publico-y-lo-privado/

 

Imagen: https://lh3.googleusercontent.com/toW13Elr-2aD78qKbQk_efoMnq3dnbHNvUwOvDAvobFtKzBuRrkQJr3aIaVSbiiYfzTrM1Y=s85

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