De regreso ¿o de retroceso? a la escuela.

Por: Paulo Alvarado.

La publicación del acuerdo 3853-2017 por el Ministerio de Educación, justo a principios de este año, ha causado un revuelo significativo entre docentes, artistas y muchísimas otras personas vinculadas con la música guatemalteca, que han reaccionado con asombro, con incredulidad, con indignación. No es para menos. Producto de una redacción poco afortunada, este documento con validez legal para toda la República de Guatemala hace invisibles los cursos de Formación Musical y de Artes Plásticas en el nivel de Estudios Básicos. Los acuerdos previos —el 178-2009 es el más reciente— no precisamente constituyen dechados de planificación curricular, ni en forma ni en fondo; pero, cuando menos, dejaban a la vista la atribución de algunos períodos semanales de clases dedicadas específicamente a esas dos asignaturas.

Como consecuencia, se logró que las autoridades viceministeriales respondieran con una celeridad inusual a la solicitud del

Foro Latinoamericano de Educación Musical-Sección Guatemala (Fladem), a la que se sumaron numerosos representantes de otras instituciones, con el fin de programar reuniones inmediatas y con carácter de urgencia, para hacer el planteamiento de modificaciones imprescindibles al acuerdo. De estas reuniones se ha obtenido, hasta este momento, el ofrecimiento de la aceptación de las enmiendas primordiales que se proponen y una nueva junta. Aún es necesario que se comprenda y se reconozca que los docentes de artes musicales y visuales deben figurar propiamente en los certificados de aprobación de los alumnos. De hecho, una de las primeras medidas, irreflexivas y facilistas, que tomaron diversos centros educativos privados —como era de esperarse— fue el despido de sus maestros de música. Todo esto ya ha sido divulgado ampliamente en medios y redes sociales durante la pasada semana.

Lo que no es tan del conocimiento general es que –contrario a lo que podría parecer– el Mineduc convocó a diversos especialistas en el 2017 para efectuar un estudio que debía ser parte de la así llamada Reforma Educativa, con un plan piloto y una evaluación a lo largo del 2018. Las conclusiones se entregaron el 15 de diciembre, pero el acuerdo no las refleja. La defensa del Ministerio es una —discutible— optimización de recursos con miras a “mejorar” la calidad de la educación. Lamentablemente, desde anteriores administraciones, con pocas excepciones se ha mantenido la tendencia a disminuir la ya minusvalorada educación musical, en abierta y ridícula contradicción con la realidad de una sociedad que demanda más música y más educación artística. Las evidencias –que no meras opiniones o conjeturas– muestran lo absurdo de semejante propensión: cada vez hay más jóvenes que buscan aprender y desarrollar habilidades musicales, florecen escuelas y academias de música, el capital humano dedicado a la pedagogía musical es mayor que el de cualquier otro arte en el país, emergen más industrias relacionadas con el arte guatemalteco, cada año es notable la cantidad de agrupaciones que surgen… Éstas no son simples especulaciones.

Es que, por último, no son los políticos corruptos, los burócratas incompetentes, los empresarios egoístas, ni el crimen organizado, ni los propagandistas místicos, ni los aprovechados de ocasión, quienes sacan ni han sacado la cara por Guatemala. Son los artistas, los creadores, los pensadores, quienes verdaderamente le dan razón de ser a este país. Vamos, pues, de regreso a clases; pero no en retroceso, sino con la mira puesta en lo más valioso que tiene esta nación, sin mezquindad, sin insensatez. Esperamos que ahora se dé un paso firme, hacia el futuro.

Fuente: http://www.prensalibre.com/opinion/opinion/de-regreso-o-de-retroceso-a-la-escuela

Imagen: http://santillanausa.com/punto-de-encuentro/wp-content/uploads/2016/08/HiRes-1024×676.jpg

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XIV Feria del Libro en Guatemala.

Por: Paulo Alvarado.

Uno de los acontecimientos más relevantes para nuestro país, siempre por esta época del año, ha tenido lugar desde el principio del presente milenio. Es la Feria Internacional del Libro, la FILGUA, que ahora alcanza su decimocuarta edición, en este caso con dedicación a Margarita Carrera, a la Editorial Piedra Santa y, como es de esperar, en conmemoración del medio siglo de otorgamiento del Premio Nobel de literatura a Miguel Ángel Asturias. Un esfuerzo extraordinario de la Asociación Gremial de Editores de Guatemala y varios auspiciadores y participantes, quienes creen más en el derecho a la educación, la lectura, las bibliotecas públicas y el acceso a todas las expresiones culturales, que a las idioteces de una supuesta seguridad, la inescrupulosa vigilancia del vecino y tantos otros desatinos nacidos de gente miedosa y poco noble.

Con el muy importante y significativo aporte financiero del Ministerio de Cultura, así como múltiples escritores y escritoras, se sigue buscando el acercamiento de una población alejada de un hábito fundamental para el avance de toda sociedad, el hábito de la lectura. Se busca también llegar a esa población que constituye nuestro futuro, la niñez, por medio de recopilaciones de cuentos, folletos y actividades que involucren a las chicas y a los chicos, donde no baste apretar botones en un aparato electrónico para distraerse de manera inconsciente. De hecho, éste debería ser uno de los componentes indispensables del perfil de un graduado de la escuela primaria: demostrar que domina completamente la lecto-escritura comprensiva de un texto adecuado a su edad.

En esta ocasión, FILGUA transcurre del 13 al 23 de este mes de julio, en Fórum Majadas, zona 11, de la ciudad capital. La feria abre cada día a las 9 horas y cierra a las 21 horas, con excepción del segundo viernes, en que se extiende hasta la medianoche. El costo de entrada es simbólico. Adultos, 5 quetzales; niños menores de 12 años, o estudiantes con carnet y adultos mayores, gratis. Un dato interesante para quienes puedan aprovechar el último momento del día es que a partir de las 20 horas el ingreso es gratuito para todo público.

Se incluyen conferencias, cine, teatro y un pabellón especial que intenta acercar la obra de Asturias a todos y a todas, el lunes 17 y el martes 18. Se dará una reunión de escritores centroamericanos e invitados de México, Colombia, Puerto Rico, Chile, Francia y Estados Unidos. Adicionalmente se inicia el reconocimiento de figuras de la cultura y las letras nacionales, como ya se ha señalado. Se llevará a cabo el VII Concurso interescolar de lectura, en que se convoca a numerosos establecimientos educativos, con vales canjeables por libros en la feria; el II Concurso nacional de bibliotecas públicas, con premios por un total de Q13 mil quinientos; conversatorios; visitas guiadas; jornadas de literatura infantil y juvenil; y un taller de profesionalización en la especialidad de bibliotecología, con expositores latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Este taller se realizará también los días 17 y 18. Habrá igualmente un taller que promueve el trabajo de libreros y dedicatorias especiales a los países amigos de la FILGUA, tales Francia y México, además del “Día de las Mujeres”, en la fecha de cierre de la feria, con una franja musical a la que desde ya me permito invitar a nuestras lectoras y nuestros lectores. Y, por supuesto, la muestra y venta de libros con casi un centenar y medio de expositores de nueve países. En todo esto es de resaltar el afán del editor Raúl Figueroa Sarti, incansable impulsor de esta feria.

Fuente: http://www.prensalibre.com/opinion/opinion/xiv-feria-del-libro-en-guatemala

Imagen:  http://radiotgw.gob.gt/wp-content/uploads/2017/06/IMG_20170609_1101361-1024×768.jpg

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