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España: Sublevaciones de la Tierra

Sublevaciones de la Tierra

Gustavo Duch

En un marco de colapso global, reunimos a activistas locales e internacionales para reflexionar sobre las estrategias de protesta y movilización por la defensa del territorio y la construcción de alternativas en un ciclo de debate organizado por la Revista SABC y la Fundación Rosa Luxemburgo.

Vivimos en una sociedad que ha normalizado las agresiones contra la tierra y, por extensión, también contra culturas y formas de vida diferentes a la hegemónica, a las que subordina, maltrata y explota. La activista y filósofa Joanna Macy la llama sociedad de crecimiento industrial, pero podemos también llamarla capitalismo, patriarcado, colonialismo… En cualquier caso, las consecuencias de estas agresiones cada vez son más difíciles de ignorar, puesto que ya se traducen en impactos que nos afectan directamente, como la crisis climática, la escasez de fuentes de energía fósil, gobiernos totalitarios, guerras o vidas cada vez más frágiles y precarias. Podemos hablar de crisis, de colapso, una situación que en Europa puede ser más o menos reciente, pero con la que multitud de personas en muchos territorios llevan décadas conviviendo y en la que nuestra forma de vida tiene mucho que ver.

¿Cómo puede detenerse esta espiral de sufrimiento y opresión? Entender las raíces de la barbarie y elaborar la crítica colectiva es un primer paso que debería dar lugar a muchos más, entre ellos la organización social de base para, por un lado, enfrentar y acabar con las dinámicas de destrucción y, por otro, fortalecer y crear sociedades autónomas que sustenten la vida.

Con esta propuesta de debates, queremos centrarnos en uno de esos pasos: cómo denunciar y detener las dinámicas de agresión y explotación de la tierra, de la vida. El título, «Sublevaciones de la tierra», lo tomamos de uno de los referentes de movilización cercanos, Les Soulèvement de la terre, en Francia, que nos inspira por reunir al campesinado con los movimientos climáticos y por la justicia social. ¿Qué estrategias de protesta y movilización estamos utilizando? ¿Son efectivas? Ocupación de tierras, desobediencia civil, sabotaje contra infraestructuras… ¿Cuáles son las posibilidades que nos ofrece la noviolencia para transformar la realidad?

Tenemos el convencimiento de que la reconexión con el territorio, con esos saberes que guardaron y mejoraron las sociedades campesinas y que mantienen los pueblos indígenas, es una de las claves para mirar hacia delante con confianza.

Geografías del combate

Para introducir brevemente la sesión de apertura de este ciclo (15 de noviembre), contaremos con Paul Nicholson, baserritara jubilado. Paul es uno de los fundadores de La Vía Campesina, el movimiento que dio origen al paradigma de la soberanía alimentaria, una articulación y un concepto fundamentales a la hora de resituar al campesinado como sujeto político en la defensa de un modo de vida y unas relaciones antagonistas al capitalismo. Más aún, La Vía Campesina, a nivel internacional y con sus organizaciones locales, ha sido un referente en la lucha noviolenta contra las instituciones centrales de la globalización capitalista, como la OMC y el FMI, y contra la privatización y el acaparamiento de la tierra, el agua o las semillas.

La intervención principal será del historiador y pensador anarquista y antidesarrollista, Miguel Amorós. «Las comunidades del placer emergerán de nuestra lucha aquí y ahora», una cita de Alfredo Bonnano con la que Miguel inicia uno de sus muchos artículos y que será el punto de partida para argumentar cómo, a su entender, en los últimos años los movimientos sociales en general «han limitado su crítica a cuestiones tácticas e ignorado todo lo demás, su aportación no ha sido cuantiosa». Esta afirmación nos incomoda e interpela, pero, todo el pensamiento crítico que se ha construido ¿puede ser la base para impulsar propuestas insurreccionalistas de acción? Cuando la agresión a la tierra y a la vida es tan descabellada, ¿son los movimientos por la defensa del territorio un nuevo sujeto político? ¿El colapso de la economía y del Estado puede derivar en la autoorganización y en la construcción de alternativas comunales? Exploraremos qué nos ofrece un recorrido por estos postulados.

No merecerá el Mundo el fin del mundo

Con estos mimbres daremos paso el 16 de noviembre a una mesa para conocer experiencias inspiradoras de movilizaciones en el Estado español y debatir sobre sus retos. Jeromo Aguado, campesino, abrirá la sesión reflexionando sobre la necesidad de que las luchas sociales vayan más allá de recogidas de firmas y manifestaciones por parte de las personas afectadas. Jeromo tiene una mochila cargada de experiencias en el terreno de la articulación rural y social, en la construcción de alternativas y en la defensa de la cultura campesina.

¿Qué significa ser «personas afectadas» por una agresión al territorio y a la vida? ¿Qué dolores provoca? ¿Qué respuestas requiere? Escucharemos a aquellas que ven directamente afectados su territorio y su medio de vida, como las plataformas vecinales del Valle de Baztán (Navarra), organizadas para impedir proyectos de minería y de turismo, y también la advertencia de «no pasarán» del pueblo de Bellprat, en Catalunya, que se declara en soberanía y desobediencia ante un cúmulo de agresiones derivadas de macroproyectos de renovables. Otra forma de afectación es lo que se ha denominado solastalgia, la angustia por lo que le sucede a la tierra, algo que la comunidad científica que participa en el movimiento Rebelión Científica está cansada de demostrar y cuantificar ante la inacción de las administraciones.

Intuimos que estas «sublevaciones» actuales pueden aprender de otras más maduras como las ocupaciones de fincas de terratenientes ejecutadas por el Sindicato Andaluz de Trabajadoras (SAT) y concretamente del relato de María Montávez, una de las ocupantes de la Finca Cerro Libertad (2017). Con una mirada de proceso, podrá compartir su vivencia desde un plano más emocional. ¿Qué se aprendió de aquella lucha? ¿Podría replicarse hoy? Como el verso de Wislawa Szymborska, quizá mientras sucedan estas acciones, «no merecerá el Mundo el fin del mundo».

Sembrar, devolver al seno de la madre tierra

Con estas presentaciones aún resonando en la cabeza, el 17 de noviembre se cerrará este ciclo de debates con una mesa internacional en la que participarán también quienes llevan décadas —siglos— sufriendo ataques a sus formas de vida, resistiendo el colapso como algo cotidiano. La socióloga Paz Aedo introducirá la mesa desde Chile, donde recientemente los movimientos sociales han sido golpeados con el rechazo de la nueva constitución en el referéndum. Escucharemos a Clementina Lepío Melipichún, autoridad mapuche huilliche, que se conectará desde Chiloé (Chile), su tierra originaria, amenazada por macroproyectos energéticos. También contaremos con la participación de Abel Coicue, líder indígena nasa del norte del Cauca (Colombia) e integrante del movimiento Liberación de la Madre Tierra, que consiste en convertir hectáreas de cañaverales de las empresas que se dedican a la producción de agrocombustibles en tierras campesinas. Abel ha convivido con el conflicto armado y con el extractivismo, y, en los procesos de resistencia, ha sufrido las muertes de personas queridas: «hemos tenido que sembrar, que devolver sus cuerpos al seno de la madre tierra».

Será interesante el diálogo de Clementina y Abel con Inés y Thomas, representantes de dos de los movimientos de defensa del territorio y desobediencia civil anticapitalista más activos de Europa, el ya citado Les Soulèvements de la Terre y Ende Gelände (Alemania), que, sin mordazas luchan contra los proyectos extractivistas: «Lo hemos prometido, volveremos hasta que se pare la última excavadora».

Esta mesa tendrá interpretación simultánea en francés, así que os animamos a compartirla entre vuestros contactos de habla francesa.

Esperamos contar con vosotras en estos debates.

Inscripciones aquí: https://forms.komun.org/sublevacionesdelatierra

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/sublevaciones-de-la-tierra/

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México: Monedas comunitarias, la otra cara de la economía

Monedas comunitarias, la otra cara de la economía

Roberto Pichardo Ramírez

Fuentes: IBERO Puebla

¿Es posible crear una nueva moneda, sin más? Para ello, es necesario comprender qué es el dinero, para qué sirve y quién lo controla.

El libro Para vivir libres de dinero-deuda ¡Creemos nuestras propias monedas comunitarias!, presentado en la IBERO Puebla, explora el rol del intercambio monetario en las sociedades y si es viable para las comunidades autónomas trascender el sistema internacional.

De acuerdo con el texto, solo el 3% de todo el dinero que circula en el mundo se encuentra en forma de billetes y monedas; el resto es creado a partir de préstamos bancarios. “Al estar en manos privadas, el dinero se utiliza para lo que las empresas saben: hacer negocios”, explicó el catedrático de la Universidad Jesuita, Juan Carlos Domínguez Vergara.

Las entidades financieras prestan dinero y generan intereses para producir ganancias. Esto deriva en especulación, la cual puede estar presente en todo aquello que puede ser medido en clave monetaria: desde bienes materiales y servicios hasta elementos de la naturaleza. El libro se centra en este modelo y debate si el dinero ha dejado de representar un bien común.

Domínguez Vergara valoró la hipótesis planteada por la autora, Claudia Caballero Borja, quien asegura que el dinero se utiliza de forma corrupta. “La base del dinero es la confianza. El sistema de mercado ha convertido la confianza en usura. Hay que buscar la manera de cambiarlo”.

El académico llamó a adoptar un paradigma centrado en la colaboración, la creatividad y la vitalidad. De ahí la intención de muchas comunidades de consolidar un sistema que lleve al mínimo el uso del dinero-deuda para optar por un esquema basado en la eliminación del interés y la especulación: su principal uso sería el fomento de la producción y el intercambio.

Desde el bilimbique del México revolucionario hasta el bitcoin, la creación de monedas no es un tema nuevo; el reto está en su operatividad. “El plan de este libro es crear dinero comunitario. Se dice fácil, pero el sistema de mercado ha permeado mucho y ha propiciado el individualismo”.

Cada comunidad en desarrollo se enfrenta a procesos de desvinculaciónpresentes en los entornos cotidianos, incluidos los de intercambio comercial. “Ahora vamos al supermercado y nos atiende una máquina”, indicó la profesora de la IBERO Puebla, Rocío García Bustamante.

Resignificar el concepto de dinero implica volver a los orígenes del intercambio, previos a los principios clásicos de la economía basados en la explotación y el despojo. Al mismo tiempo, demanda una reestructura de la idea de riqueza en favor de una mirada de necesidades colectivas.

Para vivir libres de dinero-deuda ofrece algunas pistas para identificar estas necesidades, siendo en la escucha activa y la valoración de prioridades comunes algunos de sus pilares. Se habla también de un paradigma basado en dar y recibir. “No es que exista una salida a la problemática. Son ensayos que surgen en distintos espacios”.

García Bustamante evocó el caso del Tianguis Alternativo de Puebla del cual es cofundadora. Tras 15 años de operatividad, el espacio se ha convertido en un foro propicio para experimentar formas distintas de comercializar: más del 80% de los productores realizan intercambio de productos al final de las jornadas.

VIVIR LA ECONOMÍA

Claudia Caballero tiene un amplio historial en materia de monedas alternativas. A través de la plataforma Feria Multitrueke, la autora del libro ha hecho de las monedas comunitarias una experiencia irrenunciable en su vida. El manual surge a partir del interés de ilustrar el impacto social de un recurso que va más allá del valor de cambio.

Desglosó la especialista: “Cuando les compro con esta moneda hay alegría, gozo, ganas de compartir. Sabemos que estamos compartiendo no solo los productos, sino el tiempo y el esfuerzo: el proyecto de vida, el ideal de que estamos tratando de crear comunidad”.

Caso contrario ocurre en los intercambios con dinero convencional, donde las personas se convierten en parte de una cartera de clientes cuyo único fin es el consumo. La contrapropuesta es a consolidar la figura del prosumidor: consumidores que producen. “Estamos pensando en qué vamos a producir para satisfacer las necesidades de la comunidad”.

Caballero Borja reconoció que el cambio de paradigma requiere de ajustes considerables a nivel cultural que pongan en entredicho el modo de vida, siempre en clave colectiva. La comunidad, redondeó, se construye de forma constante en las dinámicas del día a día.

Publicado originalmente en IBERO Puebla

Fuente de la Información: https://rebelion.org/monedas-comunitarias-la-otra-cara-de-la-economia/

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Mundo Ecológico: Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Fuentes: La marea climática

Muchos de los nombres que pasaron por la Biennal, el espacio de pensamiento celebrado en Barcelona, coincidían en la necesidad de generar horizontes que nos pongan en marcha. Eso sí: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío.

Barcelona se despide, un año más, de una Biennal de Pensament en la que la emergencia climática ha tenido un papel preponderante. Han sido varias las mesas redondas dedicadas a abordar esta temática desde diferentes perspectivas. Ciudad y comidaciudad zerocambio climático y tecnologíainterespecismo o los retos que plantea la proliferación de distopías han copado algunas de las conversaciones.

Cada dos años, la ciudad condal invita a todo el que se quiera acercar a las numerosas conversaciones organizadas a pensar juntas, plantear dudas y proponer respuestas. Y todo es gratis. Este año, además, el festival ha descentralizado la mayoría de sus actos, lo que ha provocado que los tentáculos de esta invitación a pensar se extendiesen por los diferentes barrios de la capital catalana. Y ha sido un éxito.

El mundo se hunde. Y tú, ¿cómo lo llevas?

Es domingo y este es uno de los últimos actos de la Biennal. Las temperatura, veraniega en pleno otoño, nos recuerda la espada de Damocles que llevamos encima: el cambio climático. Es quince de octubre y hay gente con  sandalias, shorts y tirantes. En los medios, dos maneras de enfocarlo: hay quien continua diciendo que es una suerte, que ‘el verano se alarga’; otros, más cautos, más conscientes, y también más responsables, aseguran que el hecho de que el calor se mantenga está lejos de ser una buena noticia.

Emergencia climática, crisis económicas, pandemias, desigualdades, guerras. ¿Qué hacemos con todo esto? Ante este panorama, esta cuestión y delante de más de un centenar de personas, George Monbiot (Reino Unido, 1963) y la filósofa francesa Corine Pellunchon (Francia, 1967) leyeron manifiestos preparados especialmente para la ocasión. La intervención de Monbiot, por videoconferencia, fue contundente: hay que ampliar el círculo de las demandas para poder avanzar. “Los grandes cambios se producen gracias a los grandes pasos de las sociedad, pero tiene que haber una estrategia, una visión; porque esa es la única manera política que existe de conseguir cambiar las cosas”.

El escritor puso como ejemplo la alta efectividad de las campañas de la comunidad LGTBIQ, que, a lo largo de los años, ha ido ampliando las demandas como pura estrategia de supervivencia. “Cuando hay una estrategia, la sociedad van con ella, porque la ciudadanía no se quiere quedar fuera, no quiere vivir en el ostracismo”. Monbiot hacía referencia al dato del 25%: “cuando el mensaje llega a un 25% de la sociedad, entonces es cuando se empieza a producir el cambio; pero tiene que haber ese 25% de consenso”, explicó.

Por su parte, Corine Pellunchon aprovechó la atención del público para hablar de esperanza, “que nada tiene que ver con el optimismo”, y que se diferencian por hacer referencia la primera a aspiraciones colectivas, y la segunda a aspiraciones individuales. “Son tiempos trágicos para la esperanza, porque tenemos ante nosotros la posibilidad de la catástrofe, el final no del mundo, pero sí de nuestro mundo”, insistía ante los asistentes. Ante el catastrofismo, Pellunchon apuesta por “la oportunidad, la posibilidad, la revolución”. Sin embargo, porque siempre hay un sin embargo, advertía: “para poder ver el inicio de una nueva era, la era del vivir, primero tenemos que perder nuestras ilusiones”. ¿Acaso no están perdidas, ya? Quizás no: “la esperanza es el paso de la muerte a la vida, es tener expectación por algo; y eso está relacionado con la belleza y la supervivencia”. Saber el origen del sufrimiento no impide sufrir, pero la amenaza de un colapso inminente debería servirnos para definir qué queremos en la vida y qué no, alegaba Pellunchon en su manifiesto. “Hay que ser pragmático; y plantear dudas y proponer respuestas, una decisión. La utopía es una condición”.

Utopía es una de las palabras que daba título a este encuentro, pero iba, como casi siempre,  acompañada de su contraria: distopía, algo sobre lo que Layla Martínez (Madrid, 1987) ha investigado y escrito vastamente. También la persona que la acompañaba sobre el escenario, el filósofo y escritor catalán Eudald Espluga (Girona, 1990),  ha reflexionado de manera extensa acerca de este género y sobre sus bondades y peligros.

Si algo parece evidente es que hemos llegado al fin de la idea del progreso, como aseguraba Layla Martínez: “Uno de los aspectos clave del paso de la modernidad a la posmodernidad es la idea de que el progreso ha dejado de funcionar. El futuro ya no nos parece un lugar mejor, sino todo lo contrario: nos provoca ansiedad y miedo”. Este punto de inflexión que lo cambió todo se empezó a gestar a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta. Es ahí, según Martínez, cuando se inicia este desgaste del futuro, “cuando se empieza a pensar que una sociedad mejor no es posible”.

Esto se ha visto traducido en la disminución contundente de la publicación de utopías y en un aumento considerable de la producción cultural distópica, que nos muestra un futuro catastrófico a todos los niveles. “Ni siquiera hace falta pensar en una sociedad perfecta, sino una un poco mejor. ¿Qué ha pasado para que en cien años haya cambiado tanto la imaginación cultural sobre el futuro?”, se preguntaba la autora.

Esta pregunta puede tener multitud de respuestas, o quizás incluso ninguna. Una de ellas es que la producción cultural a menudo se relaciona con la realidad. Y la realidad en la que vivimos no es buena. Otra es que es la producción cultural produce realidades. El problema no sería tanto la presencia de distopías, que a menudo nos quieren alertar de un mal futuro, sino la sobreproducción actual de estas. “El problema es que no haya otra cosa. Estas distopías conforman nuestra imaginación sobre lo que va a suceder y puede llevar a una especie de parálisis colectiva. Si todo el mundo piensa que el futuro va a ser peor, entonces tendrán la percepción de que el presente no es tan malo”; explicaba Martínez. El virgencita, virgencita, que me quede como estoy de toda la vida. El caso es que estamos muy lejos de vivir en un presente ideal. Todo lo contrario: vivimos un presente violento que nos corrompe y nos maltrata, tanto en el plano individual como en el colectivo. Si refugiarnos en pretérito es problemático porque nos conduce a la melancolía de un pasado idealizado que no fue, negarnos la posibilidad de un futuro mejor es negar la vida

Imaginar el fin del capitalismo es posible

Eudald Espluga tiene una respuesta contundente: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Sin embargo, el filósofo y escritor catalán no quiere quedarse anclado en un mantra que no nos lleva a ningún lado y lanza una propuesta: ¿por qué no romper con la idea de temporalidad explícita que existe en las utopías? “Apuesto por que el concepto de utopía no sea estático, tal y como propone Maggie Nelson con el concepto de libertad. ¿Por qué no dejamos de hablar de utopías y empezamos a hablar de ‘prácticas utópicas’ como un ejercicio constante y continuo de transformación de nuestras condiciones de vida?”. Para poder movernos de la era distópica a una utópica, Espluga ve necesario dejar de ver la utopía como un estadio que predecimos y apostar por una lógica propiciatoria que transforme las condiciones en la que nos encontramos. Sin olvidarnos, obviamente, de “imaginar las transformaciones de poder necesarias”.

Imaginar puede que sea el primer paso para cambiar lo que no nos gusta de nuestro alrededor, pero hace falta más: mucho más. Para comenzar, y como aseguraba Eduardo Galeano: ir dos pasos más allá. “Adelantarnos es lo que nos permite avanzar. Eso, y pensar en medidas que podamos visualizar en un horizonte cercano. Por ejemplo, creer en la reducción de la jornada laboral. Es algo que se puede hacer ya y que es técnicamente factible —de hecho, se están haciendo pruebas piloto en algunas empresas portuguesas—. Hay que buscar medidas, huir de las propuestas tibias y sobre todo, no dejar que el pensamiento utópico caiga en manos del capitalismo”, sentenciaba Layla Martínez.

El pasado domingo en Barcelona, Martínez, Espluga, Monbiot y Pellunchon coincidían en algo: hay que generar horizontes que nos pongan en marcha. Y para llevar a cabo esta tarea, solo hay una manera de hacerlo: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío, frecuentemente aliado del discurso individualista. Para ello, también es necesario alejarse de la nostalgia y mirar a largo plazo. “Los discursos que miran a 30 o 40 años vista no tienen sentido”, aseguraba Espluga.

Para finalizar, Layla Martínez lanzaba una propuesta: “¿por qué no reapropiarnos de la idea del fin del mundo?”. Y tiene razón: es posible que no se acabe el mundo, sino que estemos ante el fin de una era. “Se acaba esto y está bien que se acabe. ¿Por qué no apostar para que se acabe este mundo y para que empiece otro? Esto me parece fértil”. Chapeau.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/cronica-biennal-2022-utopia-distopia/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/cargarse-el-mundo-es-posible-construir-uno-mejor-tambien/

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Pobreza infantil y educación desigual en Argentina: presente doloroso, futuro trágico

Pobreza infantil y educación desigual en Argentina: presente doloroso, futuro trágico

Juan Guahán

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) ha dado a publicidad los datos -para el primer semestre de este año- sobre la pobreza infantil en Argentina, surgidos de la Encuesta Permanente de Hogares.

Ese dato junto con otros sobre la desigualdad educativa, llaman la atención sobre las perspectivas de futuro del país.

La pobreza infantil (0 a 14 años), para la primera mitad del año, ascendió al 50,9% y afectó a 5,54 millones de menores, de los cuales 1,38 millones son indigentes. En términos generales hubo una leve reducción de la pobreza, pero –por la mayor inflación de los productos de consumo básico- hubo un aumento de la indigencia.

Si hablamos del conurbano bonaerense – 229 localidades y barrios, dentro de los 24 municipios de la Provincia de Buenos Aires, además de la ciudad de Buenos Aires – la pobreza infantil subió al 60%.

Cuando ampliamos esos datos a los menores de 17 años, algo más de la mitad está en la pobreza y uno de cada 10 no está suficientemente desarrollado, comprometiendo su vida adulta, porque no pudo acceder a la canasta mínima de alimento.

Todo ello a pesar de los cerca de nueve millones de personas que son beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) que cubre a 4,4 millones de niños, de los cuales 3,7 millones, reciben la Ayuda Escolar; el Plan Alimentar incluye 2,5 millones de beneficiarios y cubre a 4,1 millones de personas; otro 1,3 millón de personas perciben el Plan Potenciar Trabajo.

Como contrapartida de los llamados “planes sociales”, según el INDEC, aumentó la precariedad laboral. Por cada empleo en blanco se generan dos en negro.

Educación: adiós a la igualdad social

Para completar este panorama es bueno incorporar a estos datos lo que está pasando a nivel educativo, con sus desiguales niveles de acceso, contención y desarrollo. En ese sentido la educación ha ido perdiendo su rol de igualador social, para transformarse en un factor más de consolidación y aumento de las desigualdades preexistentes.

Según la Encuesta Permanente de Hogares, el 93% de los mayores de 25 concluyeron sus estudios primarios, pero solo el 58% de la misma edad cumplieron con el ciclo secundario. A esta diferencia hay que agregar que el 87% perteneciente al decil –de ingresos- más alto completó esos estudios, mientras que solo el 32% del decil –de ingresos- más bajo pudo hacerlo.

La escuela, con su actual organización institucional, es heredera de este fenómeno al que –a su vez- contribuye a fortalecer. Todo ello se verifica en el acceso al sistema, en su equipamiento tecnológico, la eficacia de su funcionamiento y la calidad de los contenidos aprendidos.

Este conjunto de situaciones, cada vez más diferenciadas, profundizan la brecha entre la educación pública –de segunda categoría- (que sigue la línea decadente de la mayor parte de los servicios estatales) respecto a la educación privada (de mayor nivel y eficiencia), donde se forma –de manera creciente- la dirigencia de esta sociedad.

Todo eso legitimó la existencia de dos tipos de escuelas: una, para ricos (o aspirantes a tales), para pobres la otra.

Este choque de tendencias, que contiene a dos sociedades muy distintas en un mismo y solo país, estalla ante nuestros ojos. Pero, da la impresión que cada día que pasa se va haciendo “tan natural” como el sol que sale para suceder a la noche.

La pobreza infantil es la base material que garantiza la continuidad de esta normalidad y la escuela, entrampada en esa realidad, es el instrumento institucional para que esa “normalidad” no cambie.

Salarios e inflación

La inflación fue del 6,9 por ciento en septiembre, según el Instituto Estadístico de los Trabajadores de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). El registro es medio punto superior al del mes anterior, marcando una aceleración de los aumentos de precios. Es el tercer mes consecutivo donde la inflación supera al 6 por ciento. En el período junio-agosto los salarios retrocedieron 4,2 por ciento en términos reales

En nueve meses del año, la inflación se ubicó en 67,4 por ciento, en tanto la acumulada en el último año llegó al 84,4. Es el registro más elevado desde 1991. A su vez, no debería superar el 6 por ciento en los próximos meses para que el Índice de precios al consumidor (IPC) de 2022 no supere el 100 por ciento.

Estas proyecciones coinciden con la encuesta del Banco Central entre consultores y especialistas, donde se prevé una inflación del 6,8 por ciento para septiembre y del 100,3 para fin de año, con un ritmo del 6 por ciento hasta marzo de 2023.

Juan Guahán. Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/pobreza-infantil-y-educacion-desigual-en-argentina-presente-doloroso-futuro-tragico/

 

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Animando el debate sobre las reformas a la educación superior en Colombia

Por: Camilo Andrés Espitia Hernández

Como ya entramos en tiempos de agudo debate sobre los cambios que requiere la educación en el país, y en medio de los primeros meses del gobierno progresista de Gustavo Petro, pongo sobre la mesa tres comentarios relacionados con las reformas en materia de educación superior.

Primero. El sistema de educación superior

En el programa del actual gobierno se habla de crear un sistema de educación superior, algo que por supuesto va más allá de la reforma al modelo de financiación de las universidades públicas. Colombia carece de un sistema de educación superior integral y, en cambio, existe el sistema de educación postmedia, más conocido como el Sistema Nacional de Educación Terciaria – SNET. El SNET es un sistema segmentario, jerarquizado y estructurado en forma piramidal, que masifica el ingreso a la educación superior en torno a la «formación para el trabajo», mientras elitiza el acceso y la permanencia en la educación superior universitaria. Esa elitización se vislumbra en el hecho de que sólo las personas más privilegiadas de la sociedad colombiana o las personas que cumplen con los requisitos meritocráticos son los que acceden a la educación superior universitaria, y para mantenerse deben hacer esfuerzos mayores, dejando como opción alternativa para la mayoría de estudiantes que no cumplen con estas condiciones el endeudamiento mediante los mecanismos de financiación a la demanda (crédito educativo o financiación contingente al ingreso). Una realidad producto del proceso de privatización y mercantilización de la educación superior, proceso comprendido por el SNET (recordemos el Acuerdo por lo Superior 2034).

Adicional, en el SNET la formación de competencias y de «capital humano» está enfocada a producir trabajadores que satisfagan las necesidades del modelo económico neoliberal imperante en el país, reprimarizado, extractivista y con un sector servicios fortalecido, marcado por la financiarización y la transnacionalización, donde persisten dinámicas de acumulación por despojo y a la capacidad adquisitiva, y que ubica al país en la división internacional del trabajo como productor de materias primas (en especial hidrocarburos y minerales) e importador de bienes y servicios transformados.

Por lo anterior, si se pretende crear un sistema de educación superior que responda a las necesidades del país, además de la revisión integral y exhaustiva a la Ley 30 de 1992, el proyecto de «economía productiva y sostenible» del gobierno y la producción de conocimiento deben tener un papel central, con tal de avanzar hacia la construcción de una sociedad para el vivir sabroso. También debe contarse con las comunidades educativas de las Instituciones Técnicas, Tecnológicas y Universitarias (ITTUS), actores protagónicos en ese futuro sistema de educación superior. En esa vía, sugiero considerar un documento de investigación bastante valioso del Centro de Pensamiento de Políticas de Educación Superior de la UNAL – C3PES, titulado «Hacía un sistema de educación superior basado en la cooperación, la complementariedad y la integración»[1], al igual que los conocimientos y saberes tradicionales y ancestrales ligados a las necesidades y demandas regionales y territoriales en todo el país, en perspectiva de diálogos interculturales y justicia epistémica (así a algún “muy científico” exrector de la UNAL no le guste el término).

Segundo. La lucha por una educación superior como derecho fundamental y bien común va más allá del pleno financiamiento de las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas

De acuerdo con lo dicho anteriormente, pensarse la construcción de un sistema de educación superior integral no es reductible a solucionar las problemáticas presupuestales de las IES públicas con la reforma al modelo de financiación. En un foro de inicios de año sobre la financiación de la Educación Superior[2], organizado por el Espacio Distrital de Articulación de IES (espacios de articulación de estudiantes de IES del distrito capital), el profesor Andrés Felipe Mora asentó una proposición, a mí juicio, bastante acertada, sosteniendo que los mecanismos de financiación a la demanda no sólo someten a la lógica de la privatización y mercantilización a las IES, sino que permite un mayor control gubernamental. Es clave comprender esa proposición porque articula estrechamente la grave problemática de desfinanciación de las IES públicas con la carencia de democracia, autonomía y cogobierno universitario, alejándose de visiones economicistas sobre la crisis de la educación superior en el país (que tiene varias dimensiones y aguarda en su seno debates y disputas sobre el objeto y el sentido de la educación).

Así, la mera pelea por mayor financiación de la universidad es economicista o lo que en el lenguaje revolucionario se llama «reformista», pero esa lucha, sustentada en una concepción transformadora de la educación, defendiéndola como derecho fundamental y bien común, y en búsqueda de abrir los caminos de la democracia radical en las IES, se puede llamar revolucionaria. Me parece que otra proposición que en el referido foro enunció el profesor Andrés Felipe Mora va por esa vía: «la idea de lo común nos permite alejarnos de la privatización y el control gubernamental».

Tercero. Ahora sí: sobre la reforma al modelo de financiación de las IES públicas

Dejo por último lo referente a la reforma del modelo de financiación de las universidades públicas porque, a pesar de ser la discusión que por excelencia ha dominado los espacios de reunión del movimiento estudiantil y quizás sea el cambio más urgente que necesitamos, quiero dejar de presente que esa demanda particular no puede adueñarse de toda la agenda de lucha del movimiento estudiantil, además que posiblemente dejar a lo último el comentario sobre la cuestión más discutida es una forma de asegurar que se lean los otros comentarios que integran el escrito.

De la baraja de propuestas existentes de reforma a los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992, la que más me gusta es la del C3PES[3]. Maneja aspectos determinantes como la actualización presupuestaria que asegura recursos anuales sobre el 1% del PIB (contemplando el déficit histórico acumulado por 27 años, de más de 18 billones de pesos al día de hoy), un componente contracíclico integrado a la actualización presupuestaria para asegurar la asignación progresiva de recursos incluso en tiempos de recesión económica y la modificación de la regla presupuestal con el cambio del Índice de Precios al Consumidor (IPC) como medidor de la variación de la asignación presupuestal en cada vigencia por el Índice de Costos de la Educación Superior (ICES), acorde tanto con el cierre de desigualdades y brechas sociales, como con las necesidades y cumplimiento efectivo de los fines misionales de las universidades públicas.

Sin embargo, esa propuesta puede ajustarse o mejorarse. El mismo C3PES construyó una propuesta de financiamiento para las ITTUS que ya circula en las redes académicas y de los movimientos ligados a la educación. Por su parte, a las propuestas del C3PES se podrían incluir algunos componentes tendientes a cerrar brechas regionales, como ya se ha expresado en algunos foros. Dicho esto, reitero que, a mí parecer, entendiendo la complementariedad y articulación entre la propuesta del C3PES para las universidades públicas y la dirigida a las ITTUS, la mejor propuesta que existe en el momento es la del C3PES no sólo porque sea más progresiva en garantía de derechos que la del Sistema Universitario Estatal (SUE)[4] (donde hay componentes de carácter competitivo y no hay claridad sobre la meta de universalización), sino que se debe comprender desde una visión amplia de transformación de la educación superior en la que es fundamental reformar el SUE y crear un sistema de educación superior acorde con los cambios sociales que demanda la mayoría de la población colombiana.

A este respecto, vale la pena mencionar que el reciente Proyecto de Ley presentado por los representantes a la Cámara Jennifer Pedraza (Dignidad) y Gabriel Becerra (Unión Patriótica) y el Senador Ariel Ávila (Alianza Verde) toma elementos tanto de la propuesta del C3PES, como la del SUE. Resulta positivo que en su propuesta modifiquen la regla presupuestal con el paso del IPC por el ICES y que integren el componente contracíclico de la propuesta del C3PES, pero existen elementos a lo menos cuestionables en la propuesta, por ejemplo, la posibilidad de que el Fondo de Cierre de Brechas de las Universidades Públicas se mantenga como un fondo concursable por recursos adicionales de inversión, la falta de un plan de actualización presupuestal para las Universidades Públicas o el segundo plano en el que (tradicionalmente) se pone a las ITTUS. Espero aportar en una reflexión crítica posterior más elementos para la discusión sobre este Proyecto de Ley en el marco de la construcción de la agenda del movimiento estudiantil frente al nuevo momento político.

Para finalizar, una reflexión a tono de llamado. Hacer una reforma del carácter y alcance que propone el C3PES, que vaya más allá de la financiación y ubique los componentes fundamentales de un sistema de educación superior integral, debe contar con la reforma tributaria del gobierno, que cumpla con criterios de progresividad, equidad y justicia tributaria, tal como lo ordena la Constitución de 1991, pero también necesita de la cualificación y articulación de las comunidades universitarias, del movimiento estudiantil y de los movimientos ligados a la educación. Ese es un llamado urgente.

[1] Enlace del documento: http://pensamiento.unal.edu.co/cp-educacionsuperior/educacion-superior/sistema/

[2] Enlace del Foro: https://www.facebook.com/canaluniversitariofceud/videos/614806666868079/?app=fbl

[3] Enlace del documento: http://pensamiento.unal.edu.co/cp-educacionsuperior/educacion-superior/financiacion/

[4] Enlace del documento: https://media.utp.edu.co/archivos/Sostenibilidad%20y%20Financiaci%C3%B3n%20de%20las%20Universidades%20P%C3%BAblicas%20en%20Colombia%20SUE%202021VF.pdf

Fuente: https://rebelion.org/animando-el-debate-sobre-las-reformas-a-la-educacion-superior-en-colombia/

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Irán: La comunidad universitaria y militante internacional no debe estar callada

Irán: La comunidad universitaria y militante internacional no debe estar callada

Varios autores

 

Fuentes: Viento Sur [Foto: Protesta por la muerte en Irán de Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal puesto el velo (PAUL ZINKEN / DPA / EUROPA PRESS)]

El 16 de septiembre, Mahsa (Zhina [su nombre en kurdo]) Amini, una joven mujer kurda iraní de 22 años, fue salvajemente asesinada por la policía de la moral de la República Islámica de Irán. Había sufrido varios golpes en la cabeza después de haber sido detenida por llevar de forma inapropiada el hiyab. Se trata de un asesinato de Estado como muchos otros que han sido sistemática y deliberadamente cometidos por el régimen de apartheid sexual que prevalece en Irán. Desde que se produjo este crimen de Estado, han tenido lugar manifestaciones en muchas ciudades de Irán.

Esta revuelta en el conjunto del país no se dirige únicamente contra el asesinato brutal de Mahsa, sino contra la esencia misma del régimen islámico. Y la reivindicación es clara y neta: el fin de un régimen burocrático cuyas violencias múltiples ejercidas contra los cuerpos marginalizados se han hecho visibles con la muerte de Mahsa.

A pesar del terror de la represión, hoy en Irán estamos asistiendo a una revolución feminista inflamada por la rabia provocada por el asesinato de Mahsa (Zhina) Amini. Inspiradas por el movimiento kurdo, las manifestantes gritan “¡Mujeres, vida, libertad!”. Las protestas, los cuerpos bailando sin hiyab y quemando sus símbolos, han sido violentamente reprimidas por ejércitos de trolls financiados por el Estado, cortes de internet, gases lacrimógenos, detenciones masivas y asesinatos indiscriminados.

Sin embargo, la comunidad universitaria y militante a escala internacional se mantiene muy callada sobre lo que está ocurriendo en Irán ahora. La crisis iraní parece estar encerrada entre dos marcos reduccionistas y sin embargo hegemónicos en los medios de comunicación y en el ámbito académico.

Por un lado, la larga historia de opresión colonial y los avances recientes de los discursos xenófobos, racistas y sexistas en Occidente han llevado a reducir problemas complejos, como el del hiyab, a cuestiones culturales. Esto ha impedido a las voces progresistas del Norte expresar su plena solidaridad con las luchas que se desarrollan en Oriente Medio y en otros países de mayoría musulmana por miedo a alimentar las ideologías sexistas en Occidente.

Por otro lado, un punto de vista supuestamente progresista pero, en realidad, neo-orientalista ha hecho abstracción de las vidas y de las subjetividades fuera de Occidente, en particular de quienes viven en Oriente Medio o en el norte de África.

Ambos marcos han llevado a dejar de lado epistemológica y políticamente las resistencias feministas y queer en Irán. La opresión multidimensional sufrida y las luchas que se desarrollan en esas regiones siguen siendo ignoradas, salvo cuando están relacionadas con problemáticas occidentales o los actores se perciben a sí mismos a través de esa mirada neo-orientalista.

Contra, y más allá, de esas tendencias reduccionistas, nosotras y nosotros, un grupo de universitarias militantes feministas, pedimos a las comunidades feministas que nos unamos para construir juntas una solidaridad transnacional con las mujeres y los cuerpos marginalizados en Irán. Las luchas de nuestras hermanas en Irán tienen que ver, a la vez, con el desarrollo histórico de las relaciones de poder en el seno de las sociedades llamadas islámicas y con la crisis contemporánea de las relaciones de reproducción social en el capitalismo mundial.

Insistimos en impulsar un programa feminista y queer, anticapitalista y antifascista que no reduzca las luchas de nuestras aliadas en Irán a verlas de la misma forma en que se dan en los países del Norte. Por el contrario, tenemos que considerar esas luchas dentro de un contínuum y asumir la batalla reconociendo nuestros combates comunes.

Crear y mantener ese contínuum exige reconocer la interseccionalidad de las luchas que las mujeres y otros cuerpos marginalizados emprenden en países como Irán y que viven actualmente bajo una teocracia islámica. Ahora más que nunca, es crucial demostrar una amplia solidaridad transnacional con las mujeres y los cuerpos marginalizados en Irán.

Primeras firmas: Gilbert Achcar, Nadje Al-Alí, Shannon Bell, Seyla Benhabib, Judith Butler, Angela Y. Davis, Naika Foroutan, Catherine Malabou, David McNally, Sharzad Mojab, Jacques Rancière.

Fuente: https://vientosur.info/iran-la-comunidad-universitaria-y-militante-internacional-no-debe-estar-callada/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/iran-la-comunidad-universitaria-y-militante-internacional-no-debe-estar-callada/

 

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¿Qué educación puede tener un negro?

Por Diana Patricia Arias Henao

Como lo expresó Francia Márquez, el racismo es la manifestación contemporánea y masiva de una ignorancia profundamente anclada en los tiempos de la esclavización.

Que el mundo lo sepa. Los uribistas salieron a marchar contra el gobierno del presidente Gustavo Petro el pasado 26 de septiembre de 2022, convocados por sus representantes dentro y fuera del sistema político. Dentro de los partidarios uribistas, se viralizó en las redes sociales, el siguiente mensaje xenófobo contra la vicepresidenta Francia Márquez, de una señora que dijo llamarse Esperanza Castro, y haber estudiado en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, aunque al parecer su nombre real es Luz Fabiola Rubiano de Fonseca, y manifestó:

“Ay pobrecitos… el simio ese disque porque puso un millón de votos se considera la berraca del paseo, pobre simio, los simios gobernando, me refiero a Francia Márquez, es un simio, ja, qué educación puede tener un negro, los negros roban, atracan y matan, que educación tienen? Los blancos no tanto. ¿Les parece que no se debe manifestar? Cuando se van a acabar las EPS, cuando un guerrillero no está gobernando, te parece bonito Venezuela? Que está regida por el cartel de los soles, y ahora que? Con Diosdado Caballo (sic) Cabello, que es un santo igual a Petro. Sabes cuál es el convenio de Rio de Janerio, volver a América Latina Comunista. En qué país del mundo, empezando por Alemania, triunfó el comunismo? No le tocó a la Alemania capitalista reconstruir a la comunista? En dónde ha surgido y porque es tan bueno para ti el comunismo?… amo a Álvaro Uribe Vélez con mi alma, me le quito el sombrero, el mejor presidente que tuvo Colombia. Voté por Rodolfo…”.

Para contestar las inquietudes de la señora Castro, cuyo apellido por cierto, me recuerda a Fidel, para su mala fortuna, podemos referirnos al libro de Animales a Dioses de Harari, el cual resume que hace unos 3.500 millones de años, materia, energía, tiempo y espacio, tuvieron su origen en lo que se conoce como el Big Bang. Características fundamentales de la física. Unos 300 mil años después, materia y energía empezaron a conglutinarse en estructuras complejas: los átomos y las moléculas, que al interactuar consolida la famosa química. Hace unos 3.800 millones de años, en el planeta tierra, determinadas moléculas se combinaron para formar estructuras más complejas y grandes: los organismos. Creándose las bases de la biología. Los biólogos clasifican a los organismos en especies. Se dice que unos animales pertenecen a la misma especie si tienden a aparearse entre sí. Todos los gatos, por ejemplo, desde el minino doméstico hasta el león más feroz, comparten un antepasado felino. Hace unos 70 mil años, los organismos pertenecientes a los Homo sapiens, estructuras todavía aún más complejas, como doña Esperanza, formaron culturas. El desarrollo subsiguiente de éstas culturas humanas se llama historia. Durante mucho tiempo, los Homo sapiens, se han separado de los animales, clasificándose carentes de familia o especie. Pero esto no es así. Tanto doña Esperanza como todos los hombres, nos guste o no, pertenecemos a una familia más grande que los gatos, y particularmente más ruidosa: la de los grandes simios. Nuestro árbol genealógico como humanidad, se integra de chimpancés, gorilas y orangutanes. Siendo los chimpancés los más cercanos. Hace más o menos 6 millones de años, una única hembra de simio, tuvo dos hijas. Una se convirtió en el ancestro de todos los chimpancés y la otra, es nuestra propia abuela ancestral.

Hace 25 millones de años, se multiplicaron los primates. Vivían cómodamente en los árboles alimentados de frutos. Sin embargo, hace unos 14 millones de años los primates se vieron obligados a abandonar su hábitat arbóreo por causa de predadores. Desplazados de sus tierras, la especie primate Ramapithecus, conformó manadas y adoptó posición erguida, manteniendo contacto visual para la defensa y la caza, apareciendo los monos homínidos. Hace unos 6 millones de años surgieron los Australopithecus, cuya capacidad craneana menor a la de los hombres se compensó incrementando sus habilidades, usando piedras para cazar y tecnificando su lenguaje con nuevos sonidos, así como su capacidad de observación. Incrementaron su fisiología y la complejidad neuronal de su corteza cerebral. La naturaleza proporcionó entonces una ayuda más a los homínidos: la maduración retardada, gracias a los nuevos defectos genéticos. Empezaron a nacer prematuramente, sin pelo ni dientes y su crecimiento era demasiado lento. Sin embargo, estos inconvenientes eran compensados con creces por una única ventaja: una infancia más larga implicaba mayor tiempo para aprender y esto los hizo notablemente más inteligentes.

Hace unos 2.5 millones de años apareció la especie Homo habilis, con mayor capacidad craneana e inteligencia, aprendiendo a tallar piedras haciéndolas cortantes o punzantes para cazar en la famosa Edad de Piedra, cuyo primer período se conoce como el paleolítico inferior. Poco después las temperaturas bajaron drásticamente en la tierra y se sucedieron varias glaciaciones y las condiciones de vida para éstos animales se limitaron al extremo cambio climático. Pasaron hambre y frío pero sobrevivieron, surgiendo el Homo erectus en la era cuaternaria que sobrevivió a las cuatro glaciaciones más y se atenuaron las circunstancias en los períodos interglaciares, aprendiendo a usar el fuego, cuando algún rayo incendiaba un árbol. Así, protegiéndose del frío, fabricando cabañas en ausencia de cuevas y volviéndose carnívoros por necesidad, la especie evolucionó y se proliferó por todo el planeta. En la tercera glaciación se crearon las especies Homo sapiens y el Homo neanderthalensis, triplicando la capacidad craneal de los Homo habilis. Sus diferencias iniciales era mínimas, incluso las culturales, relativas al Homo erectus. No obstante, al principio de la cuarta glaciación, hace unos 80.000 años, encontramos ya una cultura neandertal claramente definida, que enterraba a sus difuntos y fabricaba flechas. Se intensificaron las sensaciones afectivas entre padres e hijos, dadas las necesidades latentes de las crías, que aprendieron a sonreír agradeciendo la paciencia y atención de sus progenitores. Hace unos 40.000 años el Homo sapiens se convirtió en el primer poblador humano de Australia y 5 mil años después decretó su dominio cultural, dando inicio al período paleolítico superior, procreándose masivamente y expandiéndose territorialmente.

El hombre adquirió la capacidad de pensamiento abstracto, es decir, la capacidad de pensar en algo sin necesidad de estímulos externos y desarrolló un lenguaje articulado. A medida que fue cobrando conciencia percibió su debilidad e impotencia frente a la naturaleza. Hace unos 25.000 años se extinguió el hombre de neandertal, con lo que el Homo sapiens pasó a ser la única especie humana sobre la Tierra y ya podemos referirnos a él simplemente como el hombre. Aparte de mínimas diferenciaciones raciales, no se ha producido ninguna evolución fisiológica importante desde entonces. La extraordinaria evolución del hombre ha sido puramente cultural. Así, el hombre pobló el planeta. El hombre es un animal que pertenece al género Homo. Pero lo que nos diferencia, al menos en teoría de los animales, es nuestra capacidad de pensar y hablar, independientemente de otro individuo.

Parece que el grueso de los antipetristas no son capaces de hablar ni pensar de forma independiente, pues siempre están usando insultos racistas, políticos y alabando a su líder espiritual Álvaro Uribe. Ufanándose de sus intenciones de armarse para defenderse cuando ellos son los que han venido atacando.

Como lo expresó Francia Márquez, el racismo es la manifestación contemporánea y masiva de una ignorancia profundamente anclada en los tiempos de la esclavización. Es claro que la capacidad de las personas no está definida por su color de piel, pero el color de piel, ha limitado las condiciones de vida digna de las personas. Lamentablemente las condiciones de acceso a la educación de nuestras comunidades negras están muy limitadas, gracias a las estructuras de poder patriarcales y dominadas por depredadores políticos desde las historia de nuestra independencia. Nunca tuve compañeros negros durante mis estudios y solo he tenido una estudiante negra en casi 20 años como profesora universitaria. En mi vida, cuento tan solo con un puñado de amigos negros, pues las sociedades se han integrado culturalmente en el seno de diversas comunidades, dado los sesgos entre diversos tipos de características que nos separan, y que con el paso del tiempo, hemos tratado de derribar pero no hemos logrado una integración justa y multicultural.

Al menos los mayores actos de corrupción y homicidios dolosos en este país no han estado en mano de los negros. Los insultos xenófobos de los partidarios uribistas no solo ofenden a la comunidad negra sino a todos los colombianos.

El racismo estructural denota a la vez ignorancia estructural que se refleja en desigualdades socioeconómicas, simbólicas, culturales, de atención en salud, de no discriminación, de participación política y de los más elementales derechos fundamentales y humanos. La raza se creó para dominar las dinámicas del poder desde el sistema internacional y consolidar el capitalismo. Por cierto, China es el actual líder mundial en todos los aspectos, y es un Estado comunista. La Alemania democrática era socialista y no comunista. Y Petro dejó la guerrilla del M-19, con la amnistía que produjo la Asamblea Nacional Constituyente, renovándose el Contrato Social materializado en la Constitución Política de Colombia en 1991, donde se pasó a un Estado Social de Derecho y se dejó atrás un Estado Nacionalista.

Somos el planeta de los simios. En Colombia la realidad supera a la ficción. Nuestra película narraría la historia donde los uribistas tienen un aterrizaje forzado en un sistema político gobernado por Los Nadies, bajo unas condiciones atmosféricas duras y casi inexplicables para los recién derrotados, donde salen a relucir los rasgos de la ironía que personifican las debilidades de la especie humana, que usa la burla para aborrecer a quienes por diversas razones constituyen la diversidad. Basta! Basta ya, a estos seres incapaces de aceptar nuevas ideas que se alejan de los dogmas escolásticos establecidos y de las concepciones religiosas y realistas que rozan el fundamentalismo.

Queremos dejar atrás las matanzas y valorar la capacidad intelectual que nos diferencia de nuestros hermanos primates, a quienes debemos proteger y devolverles su territorio. Nuestra capacidad de pensar y hablar, nos anima a parar los desplazamientos y los asesinatos entre nuestra sociedad y generalmente destinados a las comunidades más vulnerables, como la negra.

Claramente la naturaleza es más evolucionada y mejor que el hombre. Así que no es necesario gritar Doña Esperanza: “Quítenme las patas hediondas de encima, malditos simios asquerosos”, pues el planeta de los Simios en realidad es la tierra. Esa tierra que requiere de sapiens que no se comporten como neandentales, y que comprendan la importancia del Tratado de Escazú, palabra indígena que traduce piedra o lugar del descanso, y que pretender promover la protección ambiental y los derechos humanos a través del acceso a la información, vinculando a las comunidades en la toma de decisiones de los procesos que las afectan evitando prácticas como el fracking lideradas por blancos, garantizando su acceso a la justicia para indemnizar los daños causados por los sistemas dominantes, que prefiere el envenenamiento de la tierra para producir petróleo y acabar con la hoja de coca, y sentar las bases reales para proteger la vida e integridad de los activistas ambientales, que han visto morir a sus compañeros por las logias neoliberales propias de las estructuras del capitalismo salvaje, así como de una vez por todas, iniciar el camino largo pero inminente del respeto a los pueblos indígenas y a las comunidades locales desplazadas de sus tierras.

Urge volver a nuestras raíces.

DIANA PATRICIA ARIAS HENAO: Doctora en Relaciones Internacionales;
Postdoctora en Derecho Público y Seguridad; Columnista de Viva la Ciudadanía. Semanario Virtual Caja de Herramientas; Miembro Activo de Somos Ciudadanos. Red Democrática; Twitter: @DianaAriasAjua

Fuente: https://rebelion.org/que-educacion-puede-tener-un-negro/

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