La perversidad de la guerra contra la educación

Panamá / 4 de marzo de 2018 / Autor: Rodrigo Noriega / Fuente: La Prensa

Este país fue construido sobre los hombros de panameños excepcionales que no conocieron límites para el desarrollo de su talento y para los cuales el Estado panameño no escatimó recursos para sus estudios. ¿Cómo olvidar a los hermanos Harmodio y Arnulfo Arias Madrid? Ambos fueron becados de jóvenes, lo que les permitió acudir a Cambridge y el otro a Harvard. Cinco generaciones más tarde somos testigos de la mezquindad de gremios de educadores, líderes de opinión pública y sectores políticamente miopes que buscan festinar de los supuestos malos resultados del programa Panamá Bilingüe.

El gobierno del presidente Juan Carlos Varela ha tenido esencialmente dos iniciativas significativas para el sector educativo. La primera fue la de la jornada extendida, que buscó recuperar 50 años de tiempo perdido en estúpidas políticas públicas que recortaron el horario de estudios para promover una masificación y mediatización educativa. Este esfuerzo fue saboteado por los gremios y abandonado por la sociedad, dejándolo en un mero plan piloto, cuyos resultados son irrelevantes para el salto educativo que necesita Panamá.

La segunda iniciativa en materia educativa del gobierno de Varela ha sido la de Panamá Bilingüe. Un proyecto ambicioso que consiste en formar a miles de profesores y maestros en el dominio de un inglés intermedio para los que dictará asignaturas periféricas, y más avanzado para los que se convertirán en maestros y profesores de inglés. El programa comienza en Panamá con cursos y exámenes, que luego de los cuales los educadores son clasificados para seleccionar a aquellos que estudiarán en Estados Unidos, el Reino Unido o Barbados. El porcentaje de fracasos ha sido de 5%, es decir, aquellos que no concluyeron con su curso en el extranjero.

El 95% que sí terminó su curso obtiene un diploma de la universidad o centro en el cual estudió. Ese diploma no lo da el Ministerio de Educación. Esto significa que todos los educadores que recibieron su diploma han sido certificados en el extranjero. De los más de 5 mil maestros y profesores que se han formado en Panamá Bilingüe, unos 500 aplicaron voluntariamente a una certificación adicional que los habilita como examinadores o certificadores de otros educadores. El primer resultado fue de 70 educadores panameños que recibieron la certificación de Cambridge para este nuevo rol. Hubiera sido deseable que todos los educadores fueran examinados para esta certificación. Pero ese no era el objetivo del programa. Esto quiere decir que Panamá cuenta con 70 examinadores internacionales trabajando para las escuelas públicas del país, validados por la Universidad de Cambridge. Prestigiosas universidades, como American University, Georgia TEC, Cambridge y numerosas otras entidades no van a dañar su reputación regalando diplomas o certificados de aprendizaje de inglés.

Con Panamá Bilingüe se rompieron los moldes y se creó un paradigma administrativo-académico novedoso, estableciendo mediciones de calidad y expectativas de aprendizaje parametrizadas con estándares internacionales. En Panamá Bilingüe hay exámenes, evaluaciones y más evaluaciones. Como el motor de avance laboral de los docentes beneficiados es su propio talento y esfuerzo, la mayoría de los gremios se opone.

Aquí comparto mi experiencia personal con el aprendizaje del idioma inglés. Estudié en una escuela privada por 12 años tomando clases de inglés de profesores nativos de Estados Unidos, Canadá y hasta de Colón. Cuando terminé mi universidad apliqué a la beca Fullbridge, única beca para la que no se necesitan ni padrinos ni palancas y me fue muy bien en el Toefl. Creo que fui de los becarios con los resultados más altos. A pesar de esto tuve que estudiar inglés por seis semanas en la Universidad de Georgetown y me tomó de 3 a 4 meses en la Universidad de Yale para que mi inglés fuera lo suficientemente bueno. En comparación con las 8 semanas para el programa corto de Panamá Bilingüe o las 16 semanas para el programa largo, en mi experiencia ese no es tiempo suficiente para dominar el idioma. Otros países, los asiáticos, envían a sus estudiantes por dos o tres años.

Me parece ridículo e infame que las benditas redes sociales se burlen de los maestros que se toman un selfi en un centro comercial o en un museo. El programa al que yo asistí me llevaba los fines de semanas a conocer museos, estadios, a ver obras de teatro, me llevó a la Estatua de la Libertad, a las Torres Gemelas y a numerosos eventos turísticos. Así se aprende el idioma, conociendo la cultura.

Panamá Bilingüe va a costar en total unos 130 millones de dólares. Eso es una baratija para el país que gasta 2 mil millones en una línea de metro.

Panamá Bilingüe está cambiando nuestra educación. Así como la generación pionera de educadores graduados de la Normal de Santiago que se perfeccionó en Chile y Argentina, Panamá Bilingüe le ofrece una ventana al mundo a los maestros de este país, que les durará toda la vida. Para el que quiere enseñar, yo no escatimaría gastos en su formación. Esa inversión va a redundar en decenas de años de formación académica. Y ya empezó a dar beneficios.

Según Enelda López, encargada del programa en el Meduca, ya 8 mil estudiantes de primaria de escuelas públicas, incluyendo las comarcas, están pasando los exámenes de nivel internacional que miden el aprendizaje del inglés como segunda lengua. Claro que me gustaría que también lo hicieran en español, pero por alguna parte hay que empezar.

Panamá Bilingüe va a costar en total unos 130 millones de dólares. Eso es una baratija para el país que gasta 2 mil millones en una línea de metro. Con esa misma cantidad de dinero todos los maestros y profesores podrían actualizar su formación y alcanzaría para mejorar la planta física de todas las escuelas. ¿Por qué atacar Panamá Bilingüe? Hay quienes prosperan con la mediocridad educativa, ese es el perfil de una pluralidad de los gremios educativos. Hay otros que tienen una agenda política y hacen puntos fáciles criticando al gobierno de Varela para que le compense la derrota en Miami. Sin embargo, esos no son los preocupantes. Me preocupan las decenas de miles de ciudadanos digitales y comentaristas independientes que hablan pestes del programa y que salen con comentarios como que sería mejor traer los profesores de Estados Unidos para que den 8 horas de clases diarias a 30 maestros por salón en escuelas que no existen, para que luego esos maestros repitan las lecciones como papagayos en sus respectivos entornos educativos. Claro que va a ocurrir algún aprendizaje, pero para la mayoría el viajar y conocer de primera mano aquello de lo que se está hablando no te lo quita nadie.

Nuestra educación pública tiene 50 años de atraso. Ese rezago nos lastra fuertemente y explica mucha de nuestra realidad institucional y falta de competitividad. Panamá Bilingüe es la iniciativa educativa más importante en 40 años. No es perfecta, tiene muchos defectos, pero si dejamos que la destruyan, les habremos quitado una oportunidad de desarrollo intelectual y crecimiento personal a nuestros educadores. Nos habremos bebido la cicuta de la mediocridad del discurso político y la arrogancia de nuestros líderes de opinión pública. Sin el inglés perderemos el siglo XXI. Hasta el momento, Panamá Bilingüe es el único puente que tenemos para evitar ese abismo.

Fuente del Artículo:

https://www.prensa.com/blogoterapia/perpersidad-guerra-educacion_7_4969822969.html

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La revolución educativa ya llegó.

Por: Rodrigo Noriega.

En Sudáfrica, un grupo de estudiantes de la Universidad de Cornell de Estados Unidos desarrolló, conjuntamente con las autoridades educativas de ese país, un modelo de currículo educativo para el equivalente sudafricano de escuelas rancho. En esta especie de bohíos, sin electricidad ni tecnología avanzada, los estudiantes sudafricanos están aplicando un nuevo paradigma de aprendizaje basado en la experiencia. La revolución educativa llegó a Sudáfrica.

Periódicamente nos sorprenden los logros académicos de estudiantes panameños. La chica que estudia neurociencia en Harvard, el chico de escuela pública que regenta una fábrica de una transnacional en México, el muchacho del ghetto de San Joaquín quien obtiene una admisión para una de las mejores academias de formación de pilotos en Estados Unidos y solo le pide al IFARHU el apoyo para concretar sus sueños. El talento sobra en Panamá.

Hoy en día, al menos unas 100 escuelas tienen clubes de debate. Esta modalidad de formación interdisciplinaria, le enseña a los jóvenes a trabajar en grupo, a analizar un problema, a documentarse y estudiar estadísticas para construir un argumento. Esta actividad no solo los forma mejor sino que los prepara para la ciudadanía y la democracia. A diferencia del concurso de oratoria, los eventos de debates recompensan mucho más que saber hablar en público. Esto es solo el comienzo del proceso de transformación educativa. Poco a poco distintas iniciativas están construyendo la nueva educación, paralela y subyacente a la vieja educación formalista y autoritaria.

Hace unos meses conocí un niño de unos dos años de edad, proveniente de un hogar con limitaciones económicas importantes. Sin más, el niño tomó un celular y lo empezó a manipular. En cuestión de minutos estaba haciendo llamadas y dejando mensajes guiándose únicamente por las imágenes que tenía la pantalla del aparato. El niño quería leer las palabras que aparecían y le pedía a un adolescente que le explicara lo que allí decía. Esa posibilidad de aprendizaje era casi inexistente para la gran mayoría de los niños pobres de todo el mundo. Esa realidad puede cambiar si se ayudan a generar entornos más favorables para el aprendizaje y la exploración intelectual de la niñez del país. Por eso es que es más importe invertir significativamente en la educación preescolar, que ningún otro segmento académico.

Seguimos insistiendo en educar a la juventud de hoy, como nos educaron a nosotros, y no de la forma que ellos aprenden actualmente. Yo usé por primera vez una computadora en 1983 para hacer un trabajo de escuela. Antes de eso, solo conocía los videojuegos y las maquinitas de los distintos sistemas que ofrecía el mercado. En una revista se ofrecían computadoras portátiles tipo laptop que necesitaban ser ensambladas y cuya memoria dependía de una grabadora de casete. Para armar esa computadora portátil había que ir a la Electrónica Balboa. Después de unas cuantas semanas, el aparato necesitaba de largas sesiones de redactar códigos del tipo: “IF “X”=”0” THEN GOTO 210”.

Hoy en día casi ningún usuario escribe códigos de programación, y los equipos que usamos tales como celulares, tabletas y toda la demás gama de artículos electrónicos tienen más poder de computación que los que usó la NASA para enviar a la Misión Apolo a la Luna.

Los jóvenes de hoy ya están aprendiendo de la forma más avanzada que existe. Las mejores escuelas solo pueden aspirar a desarrollar en sus estudiantes las herramientas que le permitan sistematizar el uso de la información para transformarla en conocimiento. Sin embargo, la mayoría de las escuelas ni siquiera puede hacer eso. Hace más de 35 años la doctora Ligia Herrera, geógrafa humana, llamó la atención sobre el hecho de que Panamá tenía regiones desiguales de desarrollo, en las cuales hasta 30% de la población económicamente activa era analfabeta funcional. Es decir, que apenas podían leer o escribir su propio nombre, a la vez que su conocimiento matemático solo le permitía sumar y restar. Esta población únicamente podía ejecutar instrucciones muy simples y carecían de capacidad para manejar la complejidad de la vida moderna.

¿Qué proporción de nuestra población estará en esa situación actualmente? Posiblemente, tengamos un porcentaje similar lo que significaría que al menos un millón de personas en nuestro país caen en esa categoría. La esperanza y la realidad nos han demostrado que se puede superar este problema.

Hace una década, en Burunga (distrito de Arraiján, provincia de Panamá Oeste) se encontró que una familia estaba cazando animales de varias especies protegidas para venderlos a compradores inescrupulosos. La nieta de la doctora Ligia Herrera, la geógrafa Ligia Castro, quien dirigía la entonces Autoridad Nacional del Ambiente quiso averiguar porqué se dedicaban a esta actividad. El descubrimiento de que básicamente eran analfabetas funcionales fue una sorpresa. Tan próximos a centros urbanos y en pleno siglo XXI había panameños en esta situación. Por una vez los astros se alinearon y esta familia formó parte de un proyecto de alfabetización y de educación no formal. En aproximadamente nueve meses adquirieron los conocimientos y herramientas para aprender a usar una computadora y de esta forma se convirtieron en micro empresarios.

Ese es el tipo de medida que debió tomar el gobierno con todos los funcionarios que tenían salarios inferiores a los 600 dólares al mes. Usualmente ese nivel salarial representa un nivel educativo incompleto y, por consiguiente, una baja productividad. Imaginemos que esos 35 mil funcionarios completaran su educación al nivel más alto posible, y aprendieran a usar plenamente todas las herramientas informáticas. El consiguiente cambio social producto de una política así tendría muchos mayores beneficios que la opción utilizada.

Como sociedad tenemos muchos sesgos sobre la forma de educar que ya no corresponden con la realidad. Cualquier chico con un celular tiene acceso a las principales bibliotecas del mundo. Ese joven que pierde su tiempo en horas de obsesivo chateo y maniática interrelación con las redes sociales, podría estar usando ese tiempo en los tutoriales académicos totalmente gratis que abundan en internet, explorando los océanos virtuales que nos ofrece Google y desarrollando nuevas aplicaciones para el mundo que será de ellos.

La revolución educativa ya llegó a Panamá y no nos hemos dado cuenta. Probablemente, si no cambiamos el enfoque de nuestra educación permanezcamos atrapados por la visión rentista de los gremios docentes y perder la gran oportunidad de dar un salto cuántico como país. Todos vivimos en un universo digital, y así como la imprenta revolucionó el sistema escolar y al mundo hace más de 500 años, hoy las herramientas electrónicas han cambiado para siempre nuestra forma de aprender y de relacionarnos con el mundo. Que descanse en paz el viejo orden del conocimiento.

Fuente:

http://www.prensa.com/blogoterapia/panama-educacion-revolucion-disciplina_7_4581361819.html

Imagen: 

http://images.prensa.com/fotogalerias/electronicos-NASA-Mision-Apolo-Luna_LPRIMA20160922_0022_34.jpg

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En estos días de celebración de la tierra:Vigencia de la Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos

La conocí antes de cumplir los 10 años, en medio de las protestas contra la mina de Cerro Colorado. Creo que fue mi madre la que me pasó una revista donde estaba publicada esa carta. Debo confesar que aunque me pareció un poema bonito, no entendía su significado en conjunto. Cuando estudiaba la maestría en Estados Unidos la volví a encontrar en su inglés original. Me explicaron que había sido muy popular en las décadas de 1960 y 1970, y que fue leída en público durante la celebración del Primer Día de la Tierra, el 22 de abril de 1970.

En esa fecha, millones de estadounidenses salieron a protestar contra la guerra, el racismo y la contaminación ambiental. Ese gran movimiento social produjo que fuera creada la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, pero este avance fue mermado con la creación del estudio de Impacto Ambiental (EIA), como mecanismo para obligar a las comunidades a aceptar actividades contaminantes, supuestamente porque habían estudios técnicos y medidas de mitigación.

La historia de la carta es sumamente interesante. En 1854, el presidente de Estados Unidos Franklin Pierce le solicitó a una de las tribus “piel roja”, del noroeste del continente, que le vendiera las tierras bajo su control. Implícitamente, la solicitud indicaba que podía haber otras formas de conseguir esas tierras, si los originarios no aceptaban la oferta. En 1855, el jefe Seattle le respondió al Presidente de Estados Unidos con esta bellísima carta. Pudiera parecer que la misma fue escrita hoy, o que incluso se le pudiera aplicar a conflictos como los de Barro Blanco o Matusagaratí.

A continuación el texto de la carta:

“El Gran Jefe Blanco de Washington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.

Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.

Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un salvaje y no comprendo.

No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.

¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago? Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.

El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.

Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.

¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.

Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos.

Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas las cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo.

Veremos. De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.

La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.

Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja.

Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.

¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.

La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.”

Curiosamente, la mayoría de la gente que recuerda al presidente Pierce, lo hace por la carta del jefe Seattle, cuyo nombre fue utilizado para bautizar una de las ciudades más innovadoras y comprometidas con la protección del ambiente en el mundo. Hoy en día sabemos que el jefe Seattle tenía toda la razón, y estamos pagando muy caro por no haberle hecho caso.

Fuente del artículo:  http://www.prensa.com/blogoterapia/Dia-Tierra-Carta-Jefe-Seattle_7_4466623294.html#sthash.z3nuoLSU.dpuf

Fuente de la imagen: http://images.prensa.com/roberto_cisneros/Dia-Tierra-Unidos-America-aniversario_LPRIMA20160421_0201_26.jpg

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