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Evaluación y Monitoreo: ¿cuánto es demasiado?

Por: Sofía García-Bullé

Los protocolos de vigilancia en línea parten de la idea de que los estudiantes no son dignos de confianza, pero la plataformas de evaluación que retienen los derechos a su información confidencial, ¿sí lo son?

El necesario aislamiento y el boom de la educación en línea han marcado un cambio estructural en aspectos educativos entre los que se cuentan el diseño curricular, la comunicación maestro-estudiante, la adaptación a un horario completo en línea, la seguridad de las aulas virtuales y, especialmente, los recursos para evaluar.

Ante el planteamiento de evaluaciones que tienen que ser remotas en esta situación de emergencia, maestros y personal educativo han tenido que hacer uso de sistemas de monitoreo y pruebas estandarizadas en línea.

La implementación de este recurso, sin duda, ha facilitado continuar evaluando a los alumnos y produciendo las calificaciones que validan su trabajo de aprendizaje y les permite pasar de grado. Sin embargo, esta nueva modalidad trae consigo problemas muy específicos que afectan desde el día a día hasta el futuro académico de los estudiantes.

El problema la privacidad de datos

Las autoridades educativas describen los exámenes en línea como un mal necesario. Ante la ausencia de salones de clases o centros de pruebas, servicios como Respondus o ProctorU se han vuelto la única forma de mantener una metodología de evaluación.

Pero estos recursos no son inocuos. Tanto padres, como estudiantes y personal educativo han expresado serias preocupaciones con respecto a las medidas que toman los servicios para asegurarse de que los estudiantes tomen sus exámenes en forma honesta. Estas medidas pueden ser interpretadas como una invasión de privacidad excesiva y ponen en riesgo la información y datos personales de los estudiantes.

La mayoría de estas plataformas no permiten a los alumnos acceder a los exámenes hasta que tengan activada su webcam, hayan tomado una foto de su cara, ofrecido una identificación vigente del gobierno o de la universidad a la que pertenecen y, que registren con la cámara toda su habitación para cerciorarse que no haya nada que habilite la deshonestidad académica.

El nivel de escrutinio de estos servicios de evaluación sería visto como perturbador si sucediera dentro del aula. Si un maestro levantara a cada alumno de su silla, hurgara debajo de ésta, y de su escritorio mientras les pide que muestren sus pertenencias para asegurarse que no tengan consigo ninguna herramienta para hacer trampa en la prueba, sin duda estaríamos cuestionando la habilidad del maestro para enseñar y evaluar alumnos.

Sin embargo, los softwares de evaluación siguen siendo la primera opción en escuelas en Estados Unidos. “En los últimos 30 días hemos hecho 2.5 millones de pruebas supervisadas. En el mismo periodo del año pasado hicimos 235,000”, declaró Mike Olsen, CEO de Proctorio, una de las firmas de exámenes en línea con mayor auge actualmente.

Otra consecuencia no prevista de las medidas de validación para las pruebas supervisadas, es el robo de datos. El sistema de estas plataformas puede ser explotado por hackers para obtener información confidencial de los estudiantes como los datos personales de sus identificaciones o los detalles de sus habitaciones.

Las compañías de supervisión de exámenes retienen los derechos de varios de estos datos y pueden compartirlos. Esto genera una válida y enorme preocupación tanto en maestros como en las familias.

Datos de evaluación vs. Datos de vigilancia

La necesidad de este tipo de servicios, como la metodología con la que se aplican, parte de un principio básico: no se puede confiar en los estudiantes, necesitan ser vigilados para asegurarse de que no hagan trampa en las pruebas.

No se discute que las medidas para evitar la deshonestidad académica son fundamentales para mantener un nivel de ética y la continuidad de un control de calidad para que las evaluaciones funcionen como herramientas de validación del aprendizaje. Pero es crucial llamar a una seria reflexión acerca de qué aspectos en la conducta y datos de los estudiantes necesitamos revisar para asegurarnos que hacen un examen correctamente o que realmente están aprendiendo el contenido de la clase.

Sistemas como ProctorU, piden acceso a la webcam de los estudiantes, a sus micrófonos y a su sesión de navegador. Monitorean sus rasgos faciales con controles biométricos, registran y contabilizan cuántas veces parpadean. Registran cuánto tiempo no están viendo directamente al monitor, si pasan de un tiempo límite, usualmente segundos, sin mirar la pantalla, se les advierte y en algunos casos se les penaliza.

Calibraciones tan profundas e insidiosas generan errores del sistema que pueden llevar a estudiantes a perder su futuro académico por descansar sus ojos más de cuatro segundos o por repetir en voz alta una pregunta solo para entenderla. Esto le sucedió a una estudiante que fue reprobada en un examen porque fue grabada tratando de releer una pregunta que no había entendido.

La alumna estaba becada y la profesora de la clase envió una infracción académica directamente al comité de becas antes de que se completara la investigación que la estudiante había solicitado. De no ser por la rápida acción tanto de la alumna como del decano, a quién pidió ayuda, sin duda habría perdido la beca por una interpretación errónea del sistema que leyó un acto completamente inocuo como una instancia de deshonestidad académica.

Es en casos como estos en los que es importante cuestionar cuál es la información que nos asegura que el alumnado está aprendiendo con los exámenes, que los datos nos sirven para asegurarnos de que lo está tomando en forma ética.

Zoe Fisher, diseñadora instruccional para el Colegio Pierce en Lakewood ya marcaba una línea entre datos de evaluación y datos de espionaje, mucho antes que la pandemia nos obligara a depender completamente de servicios para evaluación en línea. De acuerdo con Fisher, los datos de evaluación son los resultados de los exámenes y  el contenido que los estudiantes vacían en las pruebas, esta información es la que nos permite saber de mejor manera si el estudiante presentó el examen en forma efectiva.

Un registro completo de su habitación, sus movimientos retinales o cuántas veces dio clic al ratón durante el examen no son datos de evaluación, es información de vigilancia. Este monitoreo no es necesariamente una forma efectiva de asegurar ni honestidad académica ni aprendizaje. Es más bien un recurso para sistematizar y hacer más fácil las evaluaciones en línea en volúmenes grandes, ¿pero a qué costo?

Las mismas autoridades educativas están conscientes que este nivel de escrutinio cruza líneas que quizás no debería. Chris Dayley, director académico de servicios evaluativos para la Universidad de Utah comenta para el Washington Post: “Es como un spyware que solo legitimamos”.

¿Has usado sistemas de evaluación en línea? Piensas que los beneficios son mayores que las desventajas? ¿Cuál ha sido tu experiencia ya sea administrando o presentando exámenes de esta forma? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/evaluacion-monitoreo

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Repensando la educación para un modelo 100 % en línea

Por: Sofía García-Bullé

No hay tal cosa como resultados automáticos para afianzar el avance de la educación en línea, es necesario plantearnos una metodología.

El uso de la tecnología para impartir educación en línea, ha dejado de ser la respuesta a una situación de emergencia y se ha convertido en la nueva norma. Al pasar a esta segunda fase, nuevos retos se presentan para mejorar la experiencia en línea de alumnos y maestros.

En artículos anteriores hemos hablado sobre los aspectos teóricos, pedagógicos y prácticos para adaptarse a una educación que necesita ser online. Aspectos fundamentales como la forma de establecer comunicación con los alumnos y asegurar que se encuentren en buen estado de salud emocional han sido ampliamente tratados en diversos textos sobre los temas básicos y de periferia para avanzar a esta nueva normalidad educativa.

¿Pero qué hay de aspectos más avanzados como el diseño de cursos, las metodologías de evaluación o la brecha digital? Tratar estos temas ya no es cuestión del futuro, es más bien un presente urgente. Ahora mismo los maestros tendrían que estar aprendiendo a construir programas educativos y evaluaciones que sean en línea de inicio.

Con esto en mente, un grupo de profesores coordinado por Albert Sangrà, Catedrático de Educación y Profesor de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC), se dio a la tarea de condensar un compendio que cubriera los incisos necesarios para dar el siguiente paso en la clases en línea.

“No se trata de hacer de la misma manera la enseñanza que ya estamos haciendo, solo que digitalizándola, sino de adaptarla a un contexto distinto, que es ese contexto no presencial”.

Sangrà y otros nueve profesores con 25 años de experiencia en la educación online trabajaron en conjunto para ofrecer soluciones a los principales problemas para la continuidad de una educación 100 % en línea, en un libro titulado Decálogo para la mejora de la docencia online.

El catedrático enfatizó la importancia de cambiar las estructuras base con las que pensamos al producir y ejecutar programas educativos. “No se trata de hacer de la misma manera la enseñanza que ya estamos haciendo, solo que digitalizándola, sino de adaptarla a un contexto distinto, que es ese contexto no presencial”, explica el también Director de la Cátedra UNESCO en Educación y Tecnología para el Cambio Social.

El compendio puntualiza tres áreas principales en las que los maestros han de centrarse para continuar la transición hacia una mejor educación en línea.

1. Ubicarse en la situación y ayudar a los alumnos a entenderla

La primera idea a comprender para la continuidad de la clases online es que al tratarse de una solución de emergencia para resolver problemas de un estado crítico, no podemos esperar recetas ni metodologías con resultados automáticos. Lo construido hasta ahora en materia de educación online, lo hemos construido sobre situaciones emergentes.

Las emergencias son un proceso complicado, cada quien las vive diferente, por lo que en este momento solo podemos esperar aproximaciones y recomendaciones que nos lleven a la base de una metodología en un futuro cercano.

De acuerdo con Sangrà y sus compañeros investigadores, la capacidad de observar y reaccionar a las diferentes formas en las que los estudiantes interaccionan y se desarrollan en una dinámica online en comparación con la presencial es fundamental para establecer el discurso y organización de la clase.

Superar la distancia social a través de conocer a fondo a los alumnos, su conducta y sus patrones psicológicos en línea también es un punto clave para establecer una nueva normalidad educativa con la capacidad de evolucionar rápido.

2. Manejo de recursos y generación de estrategias

Los recursos han de entenderse de una forma diferente, ya no se tratará sólo de contenido, sino de plataformas de interacción y comunicación. Estar en un espacio presencial ofrece la ventaja de ofrecer horarios más definidos en cuanto a los horarios y los periodos de descanso.

Los espacios, en un esquema de educación presencial, cuentan con las capacidades para asegurar tanto un ambiente de clase, como uno de recreación, ambos en grupo. Enseñar desde casa no tiene este beneficio, por lo que es crucial que se incluya la flexibilidad para proveer a los estudiantes de los recesos necesarios en una situación de movilidad e interacción reducidas.

Los maestros deben acercarse al uso de recursos con un mindset diferente, más en tono con las necesidades de la educación en línea en situación de aislamiento, esto les permitirá generar estrategias certeras para lidiar con las problemáticas que marca este contexto.

3. Diseño de actividades y evaluación

Plantearse de forma diferente tanto la elaboración de actividades en clase como la evaluación, también es un paso crítico para establecer las nuevas reglas de una educación en línea a nivel global.

Para Sangrà y su equipo el principio es diversificar, contar con diversos mecanismos que nos den información y nos ayuden a tomar registro del proceso de los alumnos. La evaluación, más que un instrumento de medición deberá ser una experiencia formativa y continua, que permita a los maestros centrarse en el procedimiento evaluativo y valorar este como el eje, en vez de factorizarlo como un dato o un resultado. Esto con el objetivo de conocer el nivel de aprendizaje del estudiante, en vez de solo calificarlo.

¿Qué retos pedagógicos, de contenido o ejecución has encontrado en tu experiencia como maestro en este contexto de aislamiento prolongado? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen:  https://observatorio.tec.mx/edu-news/decalogo-educacion-online

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¿Qué es la ‘fatiga Zoom’ y cómo evitarla en estudiantes?

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La educación en línea es nuestro mejor recurso ante la situación de aislamiento, pero también puede producir agotamiento si no se administra cuidadosamente.

La nueva normalidad nos ha obligado a adaptarnos a una manera diferente de impartir clases. El rol de la educación en línea ha sido trascendental para la continuidad de la educación en todos los niveles, pero esta transición ha tenido sus bemoles.

Desde acoso cibernético, zoombombing, disponibilidad de recursos tecnológicos, hasta problemas de horarios o carga de trabajo en casa para las madres y padres, la instauración de la educación en línea como principal plataforma didáctica no ha estado libre de obstáculos. Con meses dentro de este nuevo esquema surge otra problemática a tratar para asegurar una experiencia educativa de calidad: la fatiga Zoom.

La ‘fatiga Zoom’ o ‘fatiga por Zoom’ se define como un estado de hastío, cansancio y aburrimiento que puede sentir un usuario al atender múltiples juntas, clases o eventos en línea durante el día. Los efectos causados por esta fatiga pueden ser perjudiciales para un ambiente didáctico, especialmente si se presentan frecuentemente.

¿Cómo nos afecta la ‘fatiga Zoom’?

Algunos de los síntomas de la ‘fatiga Zoom’ son: dificultad para concentrarse, agotamiento físico, ansiedad al entrar a una llamada o durante la misma, irritabilidad, dolor de cabeza y cansancio ocular, entre otros.

El problema puede ser más serio cuando se trata de niños, que no tienen aún las herramientas para identificar que lo que les sucede es simplemente ‘fatiga Zoom’. En casos como estos los padres deben ser vigilantes ante la tolerancia de los niños a estar sentados frente a una pantalla.

Si un niño deja la sesión de clase en la que está para jugar con sus juguetes, tiene un episodio de ira o simplemente se niega a entrar a la sesión, podría no ser una situación de capricho, sino un caso real de agotamiento para el aprendizaje remoto o ‘fatiga Zoom’.

¿Cómo combatir la ‘fatiga Zoom’ en niños?

Uno de los aspectos que dispara el estrés en los niños al estar demasiado tiempo en sesiones en línea es que no pueden moverse mucho. Es recomendable utilizar los periodos de receso para que los niños descarguen un poco de la energía que no pueden usar mientras están sentados. Diez minutos de caminata, un par de ejercicios de yoga o pasar un rato breve jugando con su mascota, puede ayudar significativamente a reducir los niveles de estrés y mejorar la concentración de los niños.

Ejemplos de posturas correctas e incorrectas. Freepik/ ssstocker .

Ejemplos de posturas correctas e incorrectas. Freepik/ssstocker.

Crear un espacio adecuado para el aprendizaje pero que también permita la relajación, es crucial para que los niños estén más cómodos en las clases. Este espacio debe habilitar el uso de una computadora en una posición de sentado correcta que no implique ningún esfuerzo extra por parte del niño, con la pantalla a nivel de los ojos y a una distancia razonable de los mismos.

También es recomendable que esté libre de distracciones, pero que tenga elementos que el niño considere suyos y lo hagan sentir cómodo en este espacio.

Crear una agenda que tenga en cuenta los plazos necesarios para cumplir con las responsabilidades escolares, pero que sea flexible de acuerdo a las necesidades del niño, es instrumental para mantener a raya la ‘fatiga Zoom’. También es importante darle al niño un sentido de control y responsabilidad sobre su propia agenda. Trabajar con el hecho de que un niño tenga problemas para madrugar o necesite más pausas durante una jornada escolar es posible con un esquema 100 % en línea, además necesario para mantenerlos con una alto nivel de atención y motivación.

¿Cómo combatir la ‘fatiga Zoom’ en los estudiantes jóvenes?

Si bien los alumnos de grados más avanzados tienen mejores herramientas para identificar y manejar la fatiga por aprendizaje remoto, también es necesario que los maestros estén al pendiente aspectos que podrían dispararla, así como de estrategias para disminuirlo.

Para este propósito la retroalimentación es básica. Es necesario tener un canal de comunicación abierta con los estudiantes para saber cómo están emocionalmente y tomar decisiones con base en la capacidad y salud mental de los alumnos en tiempos de encierro. Como maestros, es recomendable dedicar un tiempo de la clase a conocer el estado de nuestros estudiantes y motivarlos a compartir sus inquietudes al momento de elaborar una agenda y marcar un ritmo de trabajo.

Diversificar y priorizar es clave. Al momento de estructurar la dinámica de la clase a lo largo de un semestre hay que preguntarse: ¿Es necesario que los alumnos estén interactuando en tiempo real para este tema o cuestión? ¿La puedo grabar para que la vean y la repitan a su ritmo?

Esta es una de las decisiones más importantes en un modelo 100 % en línea. Actividades como mesas de trabajo, diálogos o debates, necesitan presencia virtual en tiempo real, pero quizás lecciones sobre aspectos teóricos de español o historia, así como avisos generales de la escuela no necesitan impartirse al momento.

Tanto el tiempo como el nivel de concentración de estudiantes, maestros y familias es limitado. En un contexto de aislamiento prolongado, debemos ser cuidadosos con ese recurso. Las lecciones grabadas ofrecen la ventaja de poder ser vistas en un horario más flexible, y revisarlas cuantas veces sea necesario hasta captar la idea. De la misma forma, liberan el tiempo y la disponibilidad del maestro para dedicarse a aclarar dudas en vez de tener que dividir la sesión entre presentar el tema y luego responder preguntas.

Ser conciso, breve y amigable también es determinante en el propósito de mantener la atención de los alumnos y hacer más fácil el proceso enseñanza-aprendizaje, de la misma forma ayuda a prevenir el desgaste por parte de maestros con jornadas largas.

¿Has tenido problemas para mantener la atención de tus alumnos en clase? ¿Alguno de tus alumnos ha presentado síntomas de ‘fatiga Zoom’? ¿Los has tenido tú? ¿Qué estrategias has utilizado para nivelar tu salón de clases ante estas circunstancias? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/fatiga-zoom-estudiantes

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El valor de la falibilidad en la ciencia y el aprendizaje

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El error y la falibilidad son herramientas poderosas que habilitan el desarrollo psicológico y cognitivo de los estudiantes.

En todo proceso de aprendizaje, investigación y ejecución de proyectos, el error y la falibilidad son posibilidades reales, nadie quiere equivocarse ni perder rumbo. Por este motivo, los ejercicios de enseñanza y los de trabajo científico están diseñados para evitar el error.

Este tipo de dinámicas tienden a aumentar la ansiedad y estrés en los estudiantes. Sin embargo, el error y la falibilidad son herramientas poderosas que habilitan el desarrollo psicológico y cognitivo de los estudiantes a cualquier edad. ¿Pero qué es un error? ¿Cómo se diferencia de la falibilidad o la futilidad? ¿De qué forma estos obstáculos pueden ayudarnos a crecer?

El error, el fracaso y la falla

Cuando hablamos de obstáculos en el camino del aprendizaje, es importante diferenciarlos para desarrollar estrategias específicas que nos ayuden a reducirlo y a sacar lo máximo de la oportunidad cognitiva que ofrecen.

Un error es una idea, acción o expresión incorrecta o desatinada. Un error, en un contexto educativo, puede ser escribir mal una palabra, o llegar a un resultado equivocado después de una división; en un contexto científico puede ser errar en las variables que delimitan las muestras en un experimento.

De cualquier manera, cuando detectamos un error este puede ser corregido y abre la opción de aprender qué fue lo que salió mal para no repetirlo. Un fracaso, por otro lado, representa la repetición del error o la falta de intento por rectificarlo. El peligro del fracaso estriba en la continuación de una situación negativa, pero aun este extremo puede enseñarnos sobre los efectos de un estado continuamente desfavorable, el manejo de emociones dentro de este y la generación de estrategias más elaboradas para detectar la raíz de errores complejos y resolverlos.

Una falla puede ser el incumplimiento de una función preestablecida o cuando algo no funciona como se espera. La falla es uno de los obstáculos cognitivos y operacionales más interesantes. No siempre tienen que estar ligadas a un error, pueden estar relacionadas con variables sobre las que no tenemos control y si se repiten, no necesariamente constituye un fracaso. Esto es aún más cierto cuando hablamos del propósito de la falibilidad en la ciencia.

Cuando fallas a propósito

¿Cuál es la utilidad de un casco con un cepillo de dientes que no limpia los dientes correctamente?  ¿O de una mano mecánica que te toca la cabeza cuando le das dinero? ¿O de una máquina de lápiz labial que te pinta toda la cara en vez de los labios? Se podría decir que es un desperdicio de tiempo y recursos hacer estos aparatos cuyo único objetivo es fallar. Para la ingeniera e inventora Simone Giertz, fallar es el objetivo.

Giertz comenzó su carrera como constructora de robots inútiles en el 2015, hoy en día tiene 1.5 millones de suscriptores en su canal de YouTube. Los videos de sus creaciones captan la atención a pesar de su falta de funcionalidad ya que los internautas que la siguen no lo hacen porque sus invenciones sirvan para algo.

“Me pone de ánimos para hacer lo que sea, me hace sentir motivado”. Blase Zinck, uno de sus suscriptores, resume en una línea el efecto que el trabajo de Giertz tiene sobre sus seguidores que se interesan en la ciencia. Gracias a esto, Zinck pudo idear un invento que mantuviera a sus gatos lejos de su papel higiénico. El valor inspiracional del trabajo de Giertz es incalculable, ayuda a los estudiantes a pensar fuera de la caja y a tomar los riesgos necesarios para el trabajo creativo y el aprendizaje.

¿Equivocación? Úsala: análisis de errores

Los errores no son algo de qué preocuparse en el proceso de aprendizaje, son tan comunes que existe un método específicamente diseñado para identificar las causas de los errores de los estudiantes cuando los cometen consistentemente. A esto se le conoce como análisis de errores.

Durante el análisis se revisa el trabajo del alumno en búsqueda de patrones que reflejan cuál es el punto que no se entiende o se desarrolla en forma incorrecta. Los errores en el aprendizaje de las matemáticas, por ejemplo, pueden ser factuales, de procedimiento, o conceptuales.

El análisis de errores en aprendizaje no solo aclara las razones por las que los estudiantes pueden equivocarse, ayuda a mejorar la forma en la que se enseña. Otro ejemplo relevante es el aprendizaje de la lengua. Los procesos neuronales y cognitivos que habilitan a un niño a aprender una primera o segunda lengua son en extremo complejos y hay mucho camino a recorrer para entenderlos por completo. El análisis de errores nos acerca a una mayor comprensión de lo que pasa a nivel cognitivo y cerebral cuando un alumno trata de aprender un lenguaje nuevo.

Bajo este contexto, los errores no nos empujan hacia atrás, nos muestran nuevas rutas para la mejora. ¿Cuál ha sido tu experiencia con los errores en el ejercicio de la ciencia, la docencia o el aprendizaje? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/falibilidad-ciencia

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¿Qué hay de los bibliotecarios en tiempos de pandemia?

Por: Sofía García-Bullé

En un entorno educativo crecientemente digital, los bibliotecarios necesitan reevaluar el criterio de habilidades necesarias para seguir ejerciendo.

En 2016, Meredith Schwartz, editora en jefe del Library Journal, escribió un artículo sobre las habilidades que necesitarían los bibliotecarios para adaptarse a las necesidades del siglo XXI, entre ellas, colaboración, comunicación, buen trato con la gente, creatividad, innovación, pensamiento crítico, análisis de datos, flexibilidad, liderazgo, dominio de la mercadotecnia, administración de proyectos y manejo de tecnología.

Esto fue mucho antes de que el surgimiento del COVID-19 instalara al mundo entero en una situación de aislamiento y medidas preventivas, además de plantear las preguntas, ¿esta lista de habilidades aún es relevante? ¿Cuántas de estas han aplicado las y los bibliotecarios? ¿Han tenido un impacto positivo en la comunidad educativa?

La biblioteca y la comunidad

Las bibliotecas estuvieron entre los espacios más impactados por el aislamiento mandatorio. Hoy en día, no sirven únicamente al propósito de rentar libros, se han vuelto espacios de desarrollo integral y aprendizaje alternativo.

Ahora, en tiempos de pandemia, las bibliotecas han tenido que dejar en segundo plano la función de ser meros repositorios de libros en favor de ofrecer espacios públicos que sirvan como refugio y cubran las necesidades básicas para los miembros de su comunidad.

“Las bibliotecas son de los pocos lugares en los que cualquiera puede entrar sin la expectativa de consumir y pagar por algo”.

Comenta Darcy Brixey, una bibliotecaria en Seattle, Estados Unidos, con 20 años de experiencia. Brixey enfatiza el valor que puede tener para las personas desprotegidas, como estudiantes sin hogar y familias de bajos recursos, el poder acceder a un espacio donde puedan hacer cosas tan básicas como refugiarse del frío o la lluvia, ir al baño, conseguir utensilios de cocina o herramientas para mantenimiento.

Para poder habilitar estos beneficios, un bibliotecario necesita cultivar habilidades que se relacionen con el trabajo social, las relaciones humanas, la gestión de proyectos y la comunicación. Por lo que podríamos decir que estas habilidades planteadas hace cuatro años como necesarias no son sólo vigentes, sino cruciales para la continuidad de las bibliotecas y quienes las dirigen, así como para las personas que hacen uso de sus servicios.

Bienestar digital

Las ofertas de contenido digital en las bibliotecas no son algo nuevo, pero las circunstancias actuales han motivado a los bibliotecarios a ofrecer programas más robustos de contenido y actividades en línea. Servicios como renta de libros y audiolibros en línea, acceso a revistas y periódicos, recomendaciones personalizadas para aprendizaje de habilidades, lectura en voz alta en línea para niños, círculos de conversación para adultos mayores y círculos para práctica de conversación en diferentes lenguajes entre otras actividades; los bibliotecarios han cruzado la línea del espacio físico al virtual para mantener un espacio de interacción y aprendizaje constante.

Para lo anterior, tuvieron que hacer uso de habilidades como pensamiento crítico, análisis de datos, flexibilidad, liderazgo y manejo de tecnología, que fueron instrumentales para crear una infraestructura digital que permitiera la permanencia de servicios bibliotecarios durante el aislamiento. De la misma forma, para dar a conocer todos estos servicios y mantener una conexión con la comunidad, los bibliotecarios también han tenido que trabajar de cerca con metodologías de promoción y comunicación avanzada, propias de la mercadotecnia.

En el último año, las bibliotecas han tenido que reinventarse para brindar apoyo a estudiantes, maestros y la comunidad a la que sirven. ¿Crees que las escuelas y universidades necesitarían considerar cambios estructurales de este tipo para encontrar un balance entre la continuidad de la educación y la seguridad de estudiantes y personal educativo? Déjanos saber en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/bibliotecarias-pandemia

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Tres Críticas De Cine Que Los Estudiantes De Cinematografía Deben Seguir

Por: Sofía García-Bullé

La crítica de cine es un aspecto importante para los estudiantes que cursan una carrera para la producción fílmica, sin embargo, la representación en este rubro es muy limitada. Reunimos tres opciones diversas.

Durante la segunda década de 2000, las carreras del rubro creativo como el cine, la producción de medios y la crítica han tenido un gran crecimiento. Gracias a plataformas como YouTube y Twitch, una nueva generación de analistas de cine y medios audiovisuales ha podido abrirse camino en el mercado de contenidos digitales.

Sin embargo, al igual que el rubro de producción audiovisual, el de crítica y análisis sufre de un problema de balance de género. Los críticos varones aventajan a sus homólogas mujeres en una proporción aproximada de 2 a 1. Si estudias cine y buscas una perspectiva, ejemplo o contexto para un trabajo académico que represente un grupo social distinto del género masculino, es posible que tengas que indagar durante más tiempo.

Ejercicios académicos como la observación de los aspectos técnicos, narrativos y artísticos del cine y otros medios audiovisuales, son influenciados por la dimensión social de quien los juzga. Para enriquecer el conocimiento consecuente de estos análisis, es importante contar con una biblioteca de contenidos de opiniones diversas. A continuación tres mujeres con perspectivas críticas y robustas con respecto a la producción de cine, contenidos televisivos y digitales.

Linsdey Ellis: Una mirada a profundidad

Con doce años de experiencia en la crítica y análisis del séptimo arte, Ellis, también productora de contenidos digitales y sobresaliente autora de ciencia ficción, ha forjado un nombre de gran peso en la comunidad de críticos de cine. Para muchos, es la única crítica reconocible en canales de video y redes sociales.

Los videoensayos de Ellis son una excelente referencia sobre todo para neófitos en el tema de la crítica, y para estudiantes y profesionales del rubro. En sus contenidos desmenuza y analiza aspectos narrativos y técnicos de las producciones fílmicas, comenta sobre su impacto social. Además profundiza en aspectos de periferia como el contexto histórico, el impacto comercial de una obra, el uso de aspectos psicológicos sobre una narrativa y cómo leen o reciben todo esto la audiencia, entre otros elementos importantes para entender a fondo una película y la respuesta que esta genera.

Los contenidos de Ellis, disponibles principalmente en su canal de YouTube, no se distinguen por ser breves, pero la longitud de su discurso conlleva la recompensa de una crítica robusta, bien construida y con muchos elementos que soportan un aprendizaje valioso. Sus lecciones no son sólo sobre cine, sino sobre muchos otros aspectos que tocan tanto la producción fílmica como la narrativa y aspectos culturales dentro de esta.

Jill Bearup: Narrativa y Coreografía

Los combates orquestados en el cine representan uno de los aspectos más visuales, impactantes y atractivos de las películas. No existen muchos críticos especializados que analizan este aspecto de las películas, menos todavía mujeres.

Jill Bearup, escritora y actriz para series como Stuff you like y NerdQuest, cuenta con una trayectoria profesional y perspectiva muy específica, que le permiten abordar con alto nivel de conocimiento y análisis las coreografías de combate para medios audiovisuales. Bearup usa su experiencia en medios artísticos en combinación con sus conocimientos de estudiante en combate marcial y combate para puesta en escena.

La escritora aterriza de una forma más completa y amigable comentarios sobre los aspectos técnicos de una coreografía, así como sobre las decisiones narrativas y de producción que la construyeron y la llevaron a la forma final que podemos ver en pantalla.

Ariana Alexis: Entretenimiento y reflexión

Cuando se filma una película, a menos que se trate de una obra abstracta o de arte, el objetivo casi siempre es contar una historia. Esta historia debe tener inicio, desarrollo, clímax y desenlace, personajes con un arco definido de principio a fin y una motivación que lo avale y los lleve de punto A hasta punto B.

Esto es simple, básico y la base de toda expresión artística con base en un desarrollo narrativo, y es también el terreno de análisis de Ariana Alexis. Ella es una estudiante de cine que desmenuza y comenta sobre lo más esencial al momento de criticar una película: la historia.

En su biblioteca compuesta de obras de cultura popular y animaciones, no solamente comenta a detalle los aspectos narrativos de las películas que analiza, también explica sus trasfondos filosóficos. Además, incluye raíces psicológicas y el porqué de determinadas decisiones narrativas así como en su impacto tanto sobre el producto final del filme sino su resonancia posterior en la producción fílmica en general, si la hay.

¿Qué piensas de la cuestión de desbalance de género en los espacios digitales de crítica de cine? ¿Crees que esta falta de representación afectaría la cantidad de estudiantes mujeres que consideran una carrera en la producción fílmica? ¿Conoces más ejemplos de mujeres con crítica de cine sólida que puedan ser una buena referencia para personas que quieran dedicarse al cine? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/tres-criticas-cine

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Roles de apoyo en la educación, ¿los conoces?

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La educación no es un proceso unilateral, cuenta con muchas intersecciones que influyen la experiencia de aprendizaje, para navegar esas intersecciones, existen los profesionales educativos de apoyo.

La jornada educativa no se trata solamente de recibir información y hacer las tareas asignadas, es necesaria la práctica, la retroalimentación, la continuidad, el acompañamiento, la interacción social, el trabajo en equipo y la comunicación efectiva entre otros elementos.

Se espera que los docentes manejen todas estas habilidades, pero también que estén a cargo de un grupo completo, por lo que el reforzamiento de estas y la atención individual recae en los roles educativos de apoyo, la columna vertebral que apoya el aprendizaje efectivo. A continuación presentamos ejemplos de distintos roles educativos de apoyo y sus funciones.

Roles educativos de apoyo

Facilitador: Un puente entre la educación y el aprendizaje

Un facilitador es un profesional que converge principios de educación, psicología, pedagogía y andragogía. Su trabajo no es propiamente enseñar como lo haría un maestro o un profesor, sino facilitar el aprendizaje de una teoría, disciplina o práctica determinada para grupos.

En su tarea de facilitar el alcanzar los objetivos de este grupo, el facilitador o facilitadora hará uso de sus conocimientos en aprendizaje vivencial, procesos grupales y comunicación efectiva. Habilidades como toma de decisiones, diseño de talleres e intervención en crisis son también cruciales para que el facilitador sea capaz de resolver cualquier necesidad del grupo en su camino a conseguir un objetivo común.

Más que el aula, el ecosistema de un facilitador se encuentra en las mesas de trabajo, los talleres, proyectos y cualquier actividad que requiera trabajo conjunto y aprendizaje, ya sea de carácter académico, laboral o de desarrollo personal.

Tutor: Un indispensable refuerzo

Los tutores pueden ser los principales aliados de los estudiantes para fortalecer el conocimiento y dominio de diversas áreas de aprendizaje. Usualmente, escuelas y universidades se apoyan en los tutores para brindar ayuda extra a los estudiantes que necesitan repaso o práctica extra en alguna materia o disciplina.

Los tutores y tutoras son expertos en el tema que refuerzan y también tienen conocimiento de pedagogía y distintos métodos de aprendizaje, para dar una atención más personalizada trabajan con un solo estudiante o grupos pequeños.

Además de esto, los tutores deben conocer la historia académica de los alumnos que asesoran, además de problemas pedagógicos o cognitivos que podrían estar obstaculizando el aprendizaje del estudiante en cuestión, trabajar en su desarrollo personal y madurativo además de fomentar su participación en las sesiones.

Consejero: Un acompañante en la jornada educativa

El principal propósito de una escuela es educar a los alumnos que asisten a esta, pero para lograrlo es necesario poner atención a los elementos y experiencias que influyen en la experiencia educativa o la impactan.

Las vivencias personales de los estudiantes son importantes al momento de medir su disposición y capacidad de aprender. Si un estudiante sufre de bullying, si hay problemas en casa, si sufre de ansiedad, si no logra conectar con un grupo de amigos, si está pasando por una crisis de identidad, todos estos son asuntos que requieren de una atención personalizada por parte de alguien con una alta capacidad de escucha, análisis, empatía, comprensión y comunicación efectiva, esta persona es el consejero o consejera.

El trabajo de un consejero consiste en brindar un espacio seguro para la conversación y la generación de soluciones o el acompañamiento que el estudiante necesita para mejorar tanto su experiencia de vida como su presteza al aprendizaje.

Un consejero es la persona que ayuda a determinar si un estudiante solo necesita un espacio para hablar, una reunión (o reuniones) con sus padres presentes o la ayuda de un psicólogo. Los consejeros también tienden a ofrecer sesiones educativas para el desarrollo personal, sobre valores, ética, manejo de emociones y cómo hacer amigos, entre otros temas relevantes para la maduración emocional y psicológica de los estudiantes.

Orientador Vocacional: Un guía para planear el futuro

Al término de la educación básica, es necesario que el estudiante tenga un conjunto de intereses y habilidades dominantes que le permitan darse una idea de qué formación profesional quiere o en qué ámbito laboral se desarrollaría mejor.

El orientador u orientadora lleva con el estudiante durante el proceso psicológico y pedagógico a través del cual el educando descubrirá cuáles son sus áreas de interés más fuertes y las disciplinas en las que destaca. Este conocimiento hará más clara la elección del estudiante y le ayudará a construir un plan para su educación continua y desarrollo laboral.

¿En tu trayectoria académica has recibido la ayuda de alguno de estos profesionales de apoyo? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Tú eres uno de ellos? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/roles-apoyo-educacion

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