Se va un pintor con la sonrisa en la boca y la sensibilidad en su trabajo

Por: Santiago González Vallejo

Juan Genovés se ha ido. Pintor, solidario y con la sonrisa siempre a punto. Estuvo con los refugiados.

El motivo de conocerle y hablar con él fue con motivo de que el presidia el VI Premio Juan María Bandrés de CEAR del año 2006 y el CSCA había presentado al palestino refugiado Salah Mohamed Salah ese año.

Salah Mohamed Salah ganó el premio por unanimidad del jurado.

Salah Mohamed Salah –nacido en Tiberias (Palestina) en 1936 y cuya familia se vio empujada al exilio tras la creación del Estado de Israel en 1948-la Nakba el 15 de mayo, tal día como hoy-. Según el acta del premio ‘es una de las personas que más ha trabajado por la defensa de los refugiados palestinos’, un compromiso que ‘le ha costado cinco atentados, tres encarcelamientos en Siria y 19 en Líbano’.  En 1985 fue uno de los tres negociadores en representación del Frente de Salvación de Palestina y la OLP designados por las facciones palestinas para detener la guerra del partido libanés Amal contra los refugiados palestinos asentados en el Líbano. Salah sigue luchando por los refugiados palestinos. De hecho platicamos tras su viaje a Cuba, en agosto del año pasado en Líbano.

Genovés, siempre le recuerdo riéndose. En una ocasión, en un homenaje a los abogados asesinados del despacho de la calle Atocha de Madrid, contó la génesis del famoso cuadro que se hizo cartel por la amnistía en 1976. Según recuerdo en su casa en una urbanización al oeste de Madrid capital, con un colegio enfrente, se reunió la Junta Democrática y al acabar la reunión, alguien -no recuerdo- le dijo ‘hemos acordado sacar un cartel para financiar a la Junta y al mismo tiempo pegar por las calles sobre la amnistía y hemos pensado que como tu te dedicas a estas cosas, que nos hagas algo. Cualquier cosa.’ Genovés -creo que afiliado al PCE en esa época- no se podía oponerse y no pudo decir nada y no veía qué podría servir. Y le dijo que en su estudio estaba preparando una exposición para sus cuadros en Chicago para su expositor de siempre ¿Marlborough? Entre sus cuadros estaba ‘El abrazo’. Ese fue el elegido. Se hicieron dos tipos de reproducciones, una de litografías numeradas y otra de carteles que fueron pegadas en muros y en paredes de muchas casas. El tardofranquismo estaba muy vivo y hubo muchos muertos en esa transición.

Genovés también contó la génesis del cuadro y de toda la exposición para Chicago, en ese homenaje de CCOO y del PCE. Fueron los niños del colegio los que le inspiraron. Riéndose, no pudiéndose contener de la gracia que le hacía a si mismo, contó que fue un gol, la celebración del mismo, el abrazo espontáneo, el que le llenó de imágenes y, posteriormente cuadros.

Éxodo

Posteriormente, creo que en el año 2008, CEAR le pidió que cediera 100 litografías para financiar el III Foro Mundial de Migraciones que se celebró en Rivas Vaciamadrid, cosa que nuevamente accedió. En ese Foro, también estuvo Salah Mohamed Salah.

Hace unos años, 2011-12, cuando el famoso cuadro ‘El abrazo’ se supo que estaba en el almacén del museo del Reina Sofía, como tantos cuadros, una serie de personas propulsamos una serie de iniciativas, entre ellas una pregunta parlamentaria, que logró que ante el ruido generado se lograse su exhibición ya permanente, en el edificio ampliación del Congreso de los Diputados, donde es público el acceso.

Y siempre su sonrisa y el apoyo a los débiles.

 

Fuente e imagen:  https://rebelion.org/se-va-un-pintor-con-la-sonrisa-en-la-boca-y-la-sensibilidad-en-su-trabajo/

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La corrupción supone un sobrecoste y aumento de la deuda pública ¿Cómo pueden existir los paraísos fiscales si tenemos al FMI, G7 y la OCDE vigilando?

Por: Santiago González Vallejo

 

El volumen que manejan las guaridas fiscales es según la OCDE de 240.000 millones de dólares anuales. Durante muchos años. Ese volumen hace que las arcas públicas de todos los estados se debiliten y disminuya la progresividad fiscal.

En esta publicación no hay que argumentar el rechazo de lo que el propio capitalismo y sus rectores han creado y consolidado. Los paraísos o cuevas o guaridas fiscales (para señalar de forma más adecuada la ruindad de su objeto), están definidos por su opacidad –en lo que respecta a la ocultación de las personas físicas o jurídicas dueñas de los fondos depositados, y/o su origen, frecuentemente ligados a delitos-, y no pagar impuestos.

Los impuestos son una retracción de los ingresos de las personas para satisfacer los bienes y servicios públicos. El bienestar social, la educación, la sanidad, la previsión social, pero también la mutualización de limitar o hacer frente a riesgos sociales, ambientales o de seguridad, etc., se financian con impuestos. Hay una correlación entre impuestos y estado de bienestar. Porque si bien, los salarios, la negociación colectiva, son los ingresos directos de los trabajadores, los ciudadanos tienen otros ingresos ‘en especie’, los indirectos, que conforman todo un entramado de calidad de vida. Si no hay dinero, impuestos, se deterioran los servicios públicos, se privatizan –pasando al mercado y su distribución depende de la renta individual- o dejan de existir. Además, los impuestos facilitan una inversión colectiva que debe propiciar un desarrollo al país que favorece a todos y a su futuro.

La elusión fiscal de las multinacionales, cumplir la ley pero transferir los beneficios a territorios libres de impuestos, hace que éstas compitan deslealmente desde el plano fiscal con las pymes. Si McDonald’s no paga impuestos, estará en mejor posición para expandirse que una pyme de restauración. Y eso nuestros rectores lo han apoyado. Pero las patronales, dirigidas por esas multinacionales, reclaman menor presión fiscal, pero obvian esa asimetría fiscal y no reclaman que las multinacionales paguen lo mismo que las pymes y así la ciudadanía más cercana, sus clientes, tengan un mayor nivel adquisitivo (salario directo e indirecto).

Hay otras derivadas económicas. El flujo financiero que pasa por la opacidad de los paraísos fiscales, por delitos y elusión fiscal de las multinacionales, vuelve a los circuitos financieros e industriales, por medio de fondos de inversión que practican el capitalismo especulador y de corto plazo que retuercen las relaciones laborales y fomentan la deslocalización.

El volumen que manejan las guaridas fiscales es según la OCDE de 240.000 millones de dólares anuales. Durante muchos años. Ese volumen hace que las arcas públicas de todos los estados se debiliten y disminuya la progresividad fiscal. Por eso, y por la guerra a la baja en los tipos fiscales al capital, cuando no a acuerdos específicos con multinacionales, como se ha visto en el país y periodo del actual presidente de la Comisión europea, Jean Claude Juncker.

La corrupción supone un sobrecoste y aumento de la deuda pública, alrededor de 120.000 millones de euros en la Unión Europea al año en detrimento del bienestar general. Ese hurto está amparado por la impunidad de las guaridas fiscales. Lo mismo se puede decir de otros delitos y negocios ilegales, tráfico de armas y personas, narcotráfico y delitos financieros.

Pero hay un gran volumen que transita por las guaridas financieras generados por empresas de gran prestigio, sean Google, Amazon, Microsoft, Apple, o empresas extractoras en los países en desarrollo o todas las meritorias primeras empresas españolas que cotizan en Bolsa que cuentan con 891 filiales en esas guaridas. No sólo es que haya evasión fiscal delictiva, es que los rectores económicos del FMI, el G7 y la OCDE y los gobiernos que las conforman han mirado a otro lado ante las prácticas de la elusión fiscal de las multinacionales y fraude de sus potentados con la necesaria complicidad del sector financiero. Y hay billones de dólares que no han sido declarados y han dejado de contribuir al bien común durante todos estos años.

Nuestros rectores económicos y legislativos han hecho leyes que facilitan crear empresas opacas impunes y salvaguardan la falta de transparencia financiera, siendo infructuosos los últimos intentos diseñados por la propia OCDE, quizá porque entre sus miembros, los países más ricos del mundo, cuentan con una importante entramado de centros que realizan ingeniería fiscal. Que el Primer ministro británico, ‘pillado’ en los papeles de Panamá, intente distraernos de su responsabilidad con una conferencia internacional contra la corrupción y, al mismo tiempo, no contemple eliminar la opacidad de 17 centros considerados guaridas fiscales, todos de soberanía británica (Jersey, Caimán,…) ni la forma de actuar de la propia City londinense dice casi todo del cinismo de los líderes. El presidente estadounidense Obama, a través del G7 mostró su preocupación por ese ‘fenómeno’, pero no puede mostrarse escandalizado por los papeles de Panamá cuando Estados Unidos rechaza compartir información bancaria, fiscal y financiera; la legislación financiera de Panamá esta plagiada de la del estado de Delaware, que le gana en domiciliación empresarial opaca -en un solo edificio de una planta figuran domiciliadas 285.000 sociedades; y este estado, junto con Dakota del Sur, Nevada y Wyoming son más opacos que los suizos y se disponen a ser anfitriones de las sociedades y potentados asustados de la brecha informativa de Panamá.

Todo esto hace que sea perentorio que la agenda política, sindical o de desarrollo contenga la lucha contra las guaridas fiscales. Desvelar el comportamiento de dirigentes empresariales, financieros, legisladores y gobernantes es fundamental. Movilizar a las Pymes contra sus desleales competidores. Compaginar la acción local, modificando la elección de los fabricantes de los productos que consumimos y cambiando nuestras cuentas bancarias a operadores financieros que no trabajen en guaridas fiscales; variar las condiciones en los concursos públicos locales para rechazar a empresas que tengan filiales o trabajen con guaridas fiscales, como lo acaba de hacer el Ayuntamiento de Barcelona o la región de Aragón, en el Estado español y en la propia negociación colectiva interesándonos por las actuaciones de las empresas donde trabajamos y plantear en nuestras organizaciones la lucha en ámbitos internacionales, reclamando el concurso de las Naciones Unidas.

Lo más rápido y fácil sería no dar personalidad jurídica a las empresas domiciliadas en los territorios de las guaridas, o gravar sustancialmente cualquier movimiento de fondos hacia o desde esos territorios.

Hay fórmulas para eliminarlos y mejorar la base imponible de todos los países. Falta voluntad política y para ello la ciudadanía debe exigir menos distracciones y ser más exigente con empresas, legisladores y políticos.

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=5929

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El refugiado, el eslabón débil de la dialéctica del poder

Por: Santiago Gonzalez Vallejo

Cuando te encuentras con una persona refugiada sabes que la misma ha huido de su país o de su patria, algunos proceden de territorios sin estado, ocupados militarmente, como los palestinos o los saharauis, y que lo han hecho porque su permanencia en su lugar de origen hubiera supuesto su persecución, cárcel o, incluso, su asesinato para ella o su familia.

Te encuentras con refugiados de muchas partes y por motivos muy diversos. Desde el conflicto armado, da gran intensidad o de baja, perseguidos por razones étnicas, orientación sexual o por drásticos cambios ambientales y desastres naturales. También por motivos ideológicos.

Es ahí, donde se cruzan los derechos de libertad de expresión, asociación y participación y cualesquiera otros democráticos con el absolutismo de unas razones de poder.

Por eso, es fundamental el consenso social y su alineamiento con los derechos humanos a la hora de trazar esas líneas de libertades democráticas. No puede haber presos políticos, ni persecución, si están a un lado de la frontera democrática. No se puede ejercitar violencia por las ideas porque supone su traspaso. Pero no es terrorismo cualquier violencia si ésta se realiza ante la opresión, la ocupación, etc., porque el poder y su forma de ser ejercido ya es violencia. De ahí, cierta porosidad y el desdibujo de las fronteras sobre cuando se considera refugiado o perseguido político en cada sociedad y estado. Afortunadamente, tenemos el derecho internacional que nos permite precisar y delimitar las circunstancias, hechos y responsabilidades de las personas y el poder y su dialéctica mutua.

Es una denuncia política que un estado tenga presos políticos o ejerza una persecución ante personas que ejercen derechos democráticos amparados por el derecho internacional. Aunque tengan leyes y tribunales internos que justifiquen lo injustificable ante la luz superior de la declaración de derechos humanos y el derecho internacional. Y esos estados, donde se ejerce la violencia, aunque tengan un consenso social, leyes y tribunales internos, si se apartan de las normas superiores, no pueden definirse como democráticos y con respeto a los derechos humanos y al derecho.

Un ejemplo esclarecedor sería la Sudáfrica supremacista blanca, donde un grupo humano actuaba, en su censo, democráticamente; establecía leyes y tenía tribunales que cumplimentaban esas leyes internas. Ellos ejercían violencia y contra ellos se ejercía violencia. Desde fuera, muchos optaron por validar como democrático ese régimen y aceptar que la violencia que ejercían los opositores al régimen supremacista era terrorismo y el que ejercía el régimen, autodefensa; o que determinadas leyes internas que se había dado el poder estaban justificadas por seguridad. De hecho, uno de los líderes de la oposición al régimen, Nelson Mandela, fue tachado como terrorista y no podría haber solicitado refugio, si se hubiera escapado de la cárcel, en muchos de los países que eran aliados del régimen supremacista blanco, a pesar de su evidente desprecio a los derechos humanos.

Pero el caso Assange, ¿se debe considerar o no como prototipo de persecución y por lo tanto afecto a obtener refugio? Su ‘delito’ es revelar secretos diplomáticos y militares -una forma de ejercer el poder-, que no convenían a ese poder. Pero su persecución forma parte de la dialéctica del poder, que se quiere omnímodo e impune, no acorde al respeto de los derechos humanos. Es perseguido por Estados Unidos por ejercitar el derecho de dar información, por desvelar cosas turbias de los diferentes poderes y poner en peligro esa forma turbia de ejercer el poder y la complicidad de muchos de los poderes que se reparten en este mundo. Debiera ser considerado refugiado y protegido en otros lugares. Su persecución por Suecia se hace formalmente por delitos comunes, pero más parece una excusa táctica del gran poder estadounidense. Es parecido al caso de la soldado Manning que rebeló secretos que podrían significar la impunidad para los rectores del ejército estadounidense. Pero ya desde los juicios de Núremberg está fuera de lugar el considerar como eximente la obediencia debida cuando se sabe que la orden superior dentro de la sociedad o del ejército indica la comisión de un delito. Y el crimen, o su impunidad –por no revelar un secreto- es lo que debiera ser perseguido y sus denunciantes, protegidos.

Pero ¿qué ocurre, ahora por ejemplo en Venezuela, donde el estado venezolano y la oposición se acusan de ejercer violencia y si no existen o lo contrario presos políticos y, en derivada, personas perseguidas y necesitadas de refugio?. Es un terreno conflictivo, donde la polarización social es muy intensa. Pero eso no significa que no haya posibilidad de poder delimitar responsabilidades individuales y rechazar la construcción de bloques que quieren tener su sola verdad. En Venezuela hay diversos partidos políticos, hay libertad de manifestación, dificultades –como en la mayoría de los países- de tener una información veraz. Las acusaciones de ejercer o incentivar la violencia (o el desabastecimiento) son las que hay que precisar y pedir responsabilidades, porque su existencia marcaría un deslizamiento fuera de las fronteras democráticas.

Pero ¿qué ocurre en Israel y los Territorios Ocupados por Israel? Aquí es fácil la identificación, a pesar de la opinión pública israelí y de las complicidades internacionales existentes. Hay una ocupación militar en Jerusalén, Cisjordania, Gaza, los Altos del Golán sirios y las Granjas de Chebba libanesas. Sobre esos territorios y sus gentes originarias se ejerce una violencia. Y la respuesta a ésta es legítima. Por supuesto, no cualquier violencia. Pero sí la resistencia.

A partir de aquí, la comunidad internacional, como con la Sudáfrica supremacista blanca, no puede aceptar las leyes o tribunales dados por la población israelí, dado que fijan los criterios de la ocupación y de su ejercicio sobre los habitantes de los territorios ocupados o la minoría palestina, ciudadana israelí, por no mencionar a los millones de refugiados que no pueden volver a sus hogares. Sí, hay millones de refugiados palestinos. La mayoría de la población de Gaza es refugiada. Muchos de los ‘sirios’ refugiados en Turquía o Jordania que huyen y recalan en Grecia, también son refugiados palestinos que no pueden volver a su tierra palestina porque nunca se ha buscado solución a ese problema. Que Israel fuerce a que existan millones de refugiados o que éstos aumenten tras la implantación de nuevas colonias es un oprobio al derecho que sólo se realiza con la complicidad de la comunidad internacional.

Este último caso, demuestra que hay refugiados de primera o de segunda. O que el problema sólo existe cuando es emitido por el telediario nacional, cuando llegan a las costas de nuestro país. Pero es una falacia pensar que en un mundo globalizado lo que ocurra en una parte no va a afectar a otra parte, más antes que después.

Los refugiados llaman a nuestra puerta. Si llaman es porque ha habido un drama en alguna parte. Y hay una corresponsabilidad de lo que haya ocurrido y de su resolución. Porque hay que actuar para socorrer, deber humano, y para resolver, ejerciendo el poder democrático y de derechos en todas partes.

Fuente del Artículo:

http://www.sotermun.es/actualidad/730-el-refugio-el-eslabon-debil-de-la-dialectica-del-poder.html

Fuente de la Foto:

http://www.eacnur.org/acnur-educacion-ayudaafrica-escuelas

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